Academia de Platón. El filósofo griego Platón fundó una escuela que fue llamada Academia. Esto se debió a que su localización estaba en los jardines consagrados a Academos, un héroe de la mitología griega. Junto al culto religioso, la Academia desarrollaba una labor filosófica y científica. Entre las disciplinas cultivadas por la comunidad académica destacaban la geometría, la música, la astronomía y otras áreas consideradas propedéuticas por Platón para la dialéctica[1]. Algunos investigadores como E. Howald consideraron que la actividad preponderante y casi única era la dedicada al culto. No obstante, otros como H. Cherniss entienden esta afirmación como una exageración. La Academia de Platón llegó a ser un importante foco de influencia, al menos durante el tiempo de su fundador, tanto en el ámbito moral y cognoscitivo como en el plano político. La trayectoria de la esta institución fue larga, pues llegó a extenderse hasta el 529, año el cual el emperador Justiniano la cerró por decreto. Esta acción se realizó por finalidades religiosas y no por los aspectos filosóficos. De hecho, cabe señalar que el platonismo continuó teniendo influjo en el contexto cultural bizantino, incluso en las corrientes teológicas cristianas. Con anterioridad, la Academia sufrió una destrucción en la época de la primera guerra mitridática, pero posteriormente se refundó. Ahora bien, el largo recorrido de la Academia de Platón no supuso una continuidad doctrinal en lo concerniente a las concepciones teóricas presentes en la institución. Incluso, existía desacuerdo entre los miembros de la Academia, llegando a discrepar de algunas concepciones del propio Platón tan fundamentales como la misma teoría de las ideas. Este fue el caso de Espeusipo, el sobrino y sucesor inmediato de Platón en la dirección de su escuela. Se denomina escolarcas a las personalidades que dirigieron las diferentes escuelas en el marco de la filosofía griega. La sucesión de los escolarcas de la Academia de Platón ha llegado a nuestro conocimiento fundamentalmente a través de la Crónica de Apolodoro. Nos centramos en el llamado “período clásico” de la Academia comprendido entre Platón y Teomnesto de Naucratis. La tradición ha clasificado esta etapa en tres épocas principales. El primer período de la Academia platónica clásica es la Academia antigua. Entre sus figuras distinguidas destacan Espeusipo, Jenócrates, Heráclides Póntico, Polemón, Crates y Crantor. Otros representantes menores fueron Hermodoro y Kion. Las principales concepciones que predominaron en esta etapa fueron las ideas pitagorizantes, el valor cognoscitivo de la percepción o los estudios acerca de los grados del saber. Algunos miembros como Crantor y Polemón integraron aspectos ascéticos con perspectivas hedonistas, y otros como Crates se acercaron al cinismo. La segunda etapa se conoce como la Academia media o segunda Academia. Su máximo representante fue Arcesilao de Pitana, mientras que otros menos relevantes fueron Laquides, Euandro, Telecles y Heguesino. Dicho período se caracterizó por un marcado rasgo antidogmático que tendía hacia un escepticismo moderado en lo atinente a la teoría del conocimiento. El tercer momento es denominado Academia nueva o tercera Academia, en la cual sobresalen Carnéades y Clitómaco. Mantiene sustancialmente el contenido filosófico de la anterior etapa pero añade un componente probabilístico al antidogmatismo. Los académicos de estos dos períodos discutieron con frecuencia contra los filósofos pertenecientes a la escuela estoica. Es menester realizar dos observaciones al respecto: los límites entre la Academia media y la nueva no son muy precisos, y hay quien considera que la etapa que inicia Filón de Larisa es una cuarta Academia que recibe el nombre de Academia novísima. Tanto a Filón de Larsia como a Antíoco de Ascalón se los suele contar entre los académicos nuevos, sin embargo, su tendencia hacia cierto dogmatismo moderado y su eclecticismo que se reconciliaba con el estoicismo, marcan una diferencia con la tercera etapa por lo que se entiende que abren una nueva. A partir de entonces, la Academia se bifurca filosóficamente en dos orientaciones distintas, a saber, el neoplatonismo y el platonismo ecléctico. La posición ecléctica, heredera de la dirección que adoptó Antíoco de Ascalón, intentaba integrar las consideraciones platónicas con ideas estoicas y peripatéticas, además de interesarse por la mística pitagórica y por los temas teológicos. A esta corriente pertenecieron Eudoro de Alejandría, Plutarco de Alejandría, Máximo de Tiro, Severo, Teón de Esmirna, Ático, Celso, Albino, Nicostrato y Nigrino. Liceo de Aristóteles Aristóteles emprendió una labor pedagógica en Assos entre los años 347 y 345 a. C. Sin embargo, esta actividad no supuso el inicio de su escuela filosófica ya que se trataba de una extensión de la Academia de Platón, a la cual pertenecía. No será hasta que Jenócrates obtuvo el cargo de escolarca de la Academia (sucediendo a Espeusipo) en 339/8 a. C. cuando el Estagirita se dispuso a fundar su escuela. Se llama peripatéticos a los discípulos de Aristóteles y a los que seguían sus doctrinas. Peripatético es un adjetivo relativo a la filosofía de este personaje. Es extendida la creencia en virtud de la cual dicha denominación tiene su origen en el hecho por el que Aristóteles impartía sus lecciones mientras paseaba con sus discípulos. Esta interpretación se apoya en el término peripatētikós cuyo significado es “que pasea”. No obstante, es una interpretación errónea. El uso del término “peripatéticos” para designar a los discípulos de Aristóteles procede del nombre del sitio en el que se instaló el Liceo, esto es, el Peripatos, que significa “paseo cubierto”. Por este motivo se conoce a esta comunidad como escuela peripatética. La primera escuela se abrió bajo el amparo de Antípatro, quien era amigo de Aristóteles y gobernaba Grecia y Macedonia en nombre de Alejandro Magno, al noreste de Atenas. Posteriormente se trasladó al Peripatos. El impulso inicial de la escuela peripatética se debió a Teofrasto, discípulo de Aristóteles. Otros importantes peripatéticos de la época antigua fueron Eudemo de Rodas o Aristoxeno de Tarento, este último mezcló la doctrina pitagórica de la armonía con el aristotelismo. Por otro lado, Dicearco de Mesina realizó una actividad más bien enciclopédica y Demetrio de Falera llevó a cabo una actividad política además de la filosófica. El escolarca que sucedió a Teofrasto fue Estratón de Lámpsaco, el cual tendió a ocuparse del estudio de la naturaleza y se acercó al atomismo. Las líneas que marcó Estratón fueron seguidas por otros discípulos como Aristarco de Samos, que defendió el heliocentrismo. Otros peripatéticos se dedicaron al cultivo de la historia de la filosofía como Soción. Respecto al estoicismo, algunos peripatéticos como Cristolao de Faselis o Jerónimo de Rodas lo combatían, mientras que otros como Diodoro de Tiro asumieron sus influencias. A pesar de la difusión del peripatetismo, éste sufría un retroceso del cual se repuso en el siglo I a. C. con una renovación en Alejandría donde desarrolló una intensa labor investigadora ligada a la compilación y comentario de las obras de Aristóteles. El personaje que destacó en el inicio de este trabajo es Andrónico de Rodas, a quien siguieron otros muchos de gran renombre como Ptolomeo, Galeno o Alejandro de Afrodisia. Muchas de estas figuras adoptaron elementos no estrictamente peripatéticos. Desde el comienzo, el Liceo se ocupó en sus investigaciones de materias y disciplinas muy variadas. Tanto Aristóteles como Teofrasto intentaron dotar al Liceo de los instrumentos necesarios para las distintas investigaciones. En esta institución se impartían lecciones, se discutía y se realizaban comentarios de textos notables. Las actividades principales como las lecciones o los cultos y las fiestas mensuales estaban reguladas por un horario y por unas normas redactadas por el mismo Aristóteles. Los miembros del Liceo compartían una vida en común dirigida al conocimiento desinteresado. También se trataban temas políticos pero, por el riesgo de ser acusado de macedonismo, el Liceo no participó en la vida política. Respecto a la investigación histórico-política, en el Liceo se emprendió la tarea de compilar las 158 constituciones griegas. Las investigaciones naturales y analíticas también despuntaban en esta institución, con estudios de la clase del Organon y la Física de Aristóteles. En la última etapa de Teofrasto como escolarca prevaleció la tarea (que hoy podríamos denominar) enciclopédica y con la influencia de Eudomo abundaron los trabajos en ética. Bibliografía Cherniss, H. The riddle of the early Academy. Ed. University of California Press. 1945: Berkeley. Dancy, R. M. Two Studies in the Early Academy. Ed. State University of New York Press. 1991: Nueva York. Ferrater Mora, J. Diccionario de filosofía. Ed. Ariel. 2004: Barcelona. Solana Dueso, J. «Los filósofos griegos y sus escuelas». Arbor. N. 731, 2008. |
Filosofía — 30 de noviembre de 2016 at 23:00 La Academia de Platón: excelencia en el saber por Elba Beatriz Herrera Chávez, Esmeralda Merino 2400 años después de su muerte, 2016 ha sido declarado por la UNESCO Año de Aristóteles. Esta conmemoración nos ofrece un pretexto para acercarnos a su maestro, Platón, un personaje que ha marcado profundamente el pensamiento filosófico occidental, y a la Academia de Platón. En Grecia, la cuna de Platón, se inauguró en 2015 un museo, innovador por su concepción digital y dedicado exclusivamente al filósofo y al centro docente que instituyó. Se consideró como emplazamiento idóneo la zona arqueológica que corresponde a la verdadera ubicación que la Academia de Platón tuvo en Atenas. El visitante entra a este museo por la parte posterior del edificio, apareciendo en el espacio dedicado a la época de Platón, y hace un recorrido digital por su biografía, su obra y su influencia a través de los milenios, mediante aplicaciones multimedia y juegos interactivos. El recorrido desemboca en el actual barrio ateniense en el que se encuentran los restos antiguos donde Platón enseñaba a sus discípulos. El vecindario del siglo XXI y la escuela filósófica del ilustre griego confluyen en este lugar, que fue el origen de la escuela más influyente de la historia occidental a lo largo del tiempo. La Academia de Platón Los filósofos clásicos Sócrates, Platón y Aristóteles, unidos por una invisible y sólida cadena de transmisión, fueron grandes maestros que comunicaron sus saberes a través de la mayéutica, la dialéctica y el diálogo de discusión científica, cada uno en su contexto histórico. Esta transmisión del conocimiento se llevó a cabo en lugares específicos que eran espacios en los que se encontraban verdades que resuenan hasta hoy. La plaza pública en el caso de Sócrates, la Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles fueron «vividos»: «Ese espacio, como un componente del proceso docente-educativo, se configura simbólicamente, es y a la vez significa, muestra y oculta algo, es un lugar donde habitan personas, un filósofo, el maestro por excelencia y sus discípulos, los ávidos por ser en el mundo» (Calderón y González Agudelo). Sócrates influyó poderosamente en el pensamiento de Platón. Guiado por una concepción moral en la que la virtud es conocimiento y el vicio es ignorancia, Platón intentó aplicar al terreno político una propuesta de un gobierno de filósofos, ya que pensaba que solo así se podría conseguir un gobierno justo. Fundó la Academia en el año 388 a.C., y fue clausurada en el 529 d.C. Las ruinas que hoy conocemos estaban situadas, cuando todavía no eran reliquias, en un olivar dedicado a Atenea, diosa de la sabiduría, en las afueras de la Atenas clásica. Allí estaba la tumba del héroe legendario Academo, respetada siempre por los espartanos cuando invadían el Ática. Ese fue el espacio donde se cimentó la Academia de Platón. Sócrates poseía su propia metodología; Platón heredó de su maestro la mayéutica como método de enseñar en los inicios de su Academia, aunque con el tiempo dio paso a la dialéctica, y lo verbal fue complementado con lo escrito. Platón prefirió tener una sede donde instruir y donde resguardar su extensa colección de libros. Su institución de docencia e investigación se convirtió en centro de la vida intelectual durante muchos siglos. Platón enseñó allí a lo largo de veinte años. En la Academia platónica se estudiaban el trivium (gramática, retórica y lógica) y el quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música), además de profundizar en distintos campos del saber. En su frontispicio se podía leer: «Aquí no entra nadie que no sepa geometría». Destruida durante la Primera Guerra Mitridática y refundada después, fue clausurada definitivamente por el emperador Justiniano por ser considerada pagana. A la muerte de Platón, la Academia pasó a manos de Espeusipo, acentuándose su tendencia matematizante. En el platonismo medio, sus principales representantes fueron Plutarco de Queronea y Apuleyo de Madaura. Posteriormente confluyó con el movimiento neoplatónico hasta que fue cerrada. Un lugar para aprender. En sus inicios, el método utilizado era el diálogo socrático, que consistía en una conversación, donde el maestro, valiéndose de preguntas y objeciones, suscitaba interrogantes y respuestas del interlocutor hasta que este se veía en la situación de reconocer su ignorancia, descubriendo así un camino hacia el verdadero conocimiento: «Sobre cualquier tema en discusión (…) confesaba el maestro su ignorancia, como preámbulo (¿o pretexto?) de una serie de preguntas (…) Contestaba objetando, para desembarazarlos de sus errores, y a partir de allí buscar la verdad que, hallada, debía plasmarse en una definición» (Azucena Fraboschi, La educación en Grecia: Atenas, s. V a.C. ). Esta fase del método tenía como objetivo sacar al interlocutor del contexto de sus habituales preocupaciones para instalarlo en la importancia de su ser y de su vida. El discípulo quedaba liberado de sus errores y percibía con mayor claridad qué era lo que sabía y qué era lo que desconocía. Era el momento de la docta ignorancia. Posteriormente, se daba paso a la construcción o mayéutica, en la que debería llegarse a una verdad universal, donde el maestro acompañaba al discípulo mientras este dialogaba consigo mismo, ahora sin el lastre de la falsa sabiduría. Platón reservaba la dialéctica para hombres mayores de treinta años, «de carácter estable y ordenado, que hubieran pasado con éxito el entrenamiento y aprobado las disciplinas matemáticas preliminares tales como aritmética, geometría, estereometría, astronomía, matemática y armonía matemática, consideradas como propedéuticas de la dialéctica» (Harold Cherniss, El enigma de la primera Academia ). «Platón arremete contra las lecciones formales y contra la costumbre de consignarlas por escrito. Critica asimismo los manuales de instrucción y niega que las notas escritas sean de ayuda para la memoria» (James Bowen, Historia de la educación occidental ). La enseñanza continúa Platón dotó de sentido didáctico a su propio espacio para construir y comunicar conocimientos que llegan hasta nuestros días. La Academia fue un centro abierto a la discusión, el diálogo, la investigación y la innovación. La Academia Antigua termina acentuando las ideas matematizantes; la Academia Media surge con Arcesilao y la orienta hacia el escepticismo pirrónico; la Academia Nueva intenta conciliar las doctrinas más verosímiles; por fin, la Academia Novísima se caracteriza por un talante ecléctico. Muchos fueron los académicos brillantes que pasaron por los jardines de olivos de Platón, pero fue Aristóteles quien adoptó para sí mismo aquel espacio vivo, después de habitarlo durante veinte años, con el fin de fundar otra institución de educación: el Liceo. Estaba situado cerca del santuario de Apolo Licio, y Aristóteles paseaba y discutía con sus discípulos. Por esta razón, su filosofía tomó el nombre de peripatética . Una ilustre trayectoria. Sabemos de algunos distinguidos discípulos acogidos en el recinto académico fundado por Platón, aunque, desafortunadamente, en muchos casos no conservamos sus obras, como por ejemplo Eudoxo de Cnidos, matemático y astrónomo que desarrolló un modelo planetario, Heráclides Póntico, astrónomo, o el emperador Juliano. El platonismo llegó a ser el movimiento intelectual dominante en los primeros siglos de nuestra era. Con la adopción del misticismo oriental en el siglo III, se transformó en neoplatonismo. Los espacios albergan las ideas. La Academia fue un semillero de personajes que influyeron en la historia y el pensamiento occidentales. Platón les enseñó a educir su propia verdad, y hoy todavía podemos acudir a él en busca de respuestas. |
Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano Montaner y Simón Editores, Barcelona 1887 tomo 1 página 194 Academia. Filosofía. El origen histórico de la palabra academia, en su aplicación a las múltiples derivaciones de la filosofía platónica, se debe al nombre dado por los atenienses a un paseo plantado de plátanos y olivos, en un principio gimnasio, que fue legado a la república por un contemporáneo de Teseo, llamado Academo. Al mencionado sitio (cuyas descripciones difieren poco en los escritores que de él tratan) concurría Platón para enseñar filosofía, y a él, pagando especie de tributo a la tradición, siguieron asistiendo con frecuencia los tenidos por discípulos más o menos fieles del gran sistematizador de la Dialéctica. De esta coincidencia procede el nombre genérico que un principio se diera a la doctrina de Platón de filosofía académica, así como de ellas deriva el nombre de académicos atribuido a los discípulos de Platón. Cohonestadas y admitidas en la historia de la filosofía estas denominaciones, se comprende dentro de ellas un largo periodo de cuatro siglos, que abraza desde Platón hasta Antioco. En él examinan los historiadores de la filosofía los más opuestos sistemas, aunque todos ellos manifiestan el tronco común de que dimanan, a saber, el idealismo platónico. Son muy escasas las noticias y muy numerosas las conjeturas que hay necesidad de hacer para historiar, y aun esto sólo externamente, las consecuencias que se desprenden de la enseñanza platónica, cuyo completo desarrollo y aun aplicación debe referirse a la filosofía alejandrina y al neoplatonismo, que filtra su sustancia doctrinal en la información del dogma cristiano. Aristóteles, Diógenes, Laertio y Cicerón ofrecen datos, siempre incompletos, acerca de las vicisitudes que sigue la doctrina platónica entre los llamados académicos. Con inferencias más o menos cercanas a la exactitud señalan los historiadores de la filosofía (V. Ritter), fundados en tales datos, hasta cinco academias. La primera academia, llamada antigua, es la de Platón y sus discípulos inmediatos aunque no muy fieles, Espeusipo y Xenócrates; la segunda o media es la erigida por Arcesilao, fundador del probabilismo (V. Fouillée, Histoire de la Philosophie); la tercera o moderna es la establecida por Carneades, que recuerda los antiguos sofistas; la cuarta es la que tenía por jefe a Philón, y la quinta es la establecida por Antioco (V. Sextus Emp). Fragmentarias son las indicaciones que Cicerón (V. Diálogo del orador, lib. III) hace de los filósofos llamados académicos. De ellos dice: «Habiendo sido tantos los discípulos de Sócrates, y conservando todos alguna parte de su enseñanza esparcida en tantas y tan variadas discusiones, nacieron de aquí muchas sectas entre sí discordes, aunque todos sus adeptos se llamasen socráticos y se tuviesen por fieles discípulos de Sócrates. Y primero fueron discípulos de Platón, Aristóteles y Xenócrates... padre éste de la academia. Los académicos forman dos escuelas con un mismo nombre, porque Espeusipo, hijo de una hermana de Platón, Xenócrates, discípulo del mismo Platón y Polemón y Crautor, que lo fueron de Xenócrates, se diferencian poco de Aristóteles, que fue, juntamente con ellos, discípulo de Platón; sólo difieren mucho en la abundancia y variedad del estilo. Arcesilao, discípulo de Polemón, fue el primero que de varios diálogos platónicos y razonamientos de Sócrates dedujo la consecuencia de que no hay certidumbre alguna en el conocimiento adquirido por los sentidos o por el entendimiento, y cuentan que con suma gracia en el decir despreció todo criterio, lo mismo el de la razón que el de los sentidos, y fue el primero en renovar el método ya usado por Sócrates: no demostrar lo que él mismo pensaba, sino disputar contra la opinión de cualquier otro. De aquí nació la nueva academia, en la cual se distinguió por su divina prontitud de ingenio y abundancia de decir, Carneades». No hay para qué historiar ni hacer juicio crítico aquí del platonismo (V. Platón), pero aun limitando nuestro empeño a la historia extensa de los discípulos del divino idealista, no se puede prescindir de consignar una apreciación general, aplicable por igual a la doctrina de todos los filósofos académicos. Se bifurca la filosofía griega, después de Platón, en dos direcciones: la filosofía aristotélica y la escuela académica. Los filósofos académicos no pueden ni deben figurar en el número de los filósofos que han dado nuevos impulsos a la ciencia, mientras que Aristóteles, considerado por una crítica superficial como discípulo y aún émulo de Platón, vive vida inmortal en la historia del pensamiento. Los académicos suplen la virtualidad genial del pensamiento (de que carecen casi por completo) por una especie de afán excesivo de erudición, que parece justificar la tradicional significación de su apelativo, puesto que en efecto hoy mismo se estima que filosofía académica (o de las academias) equivale a pensamiento formado por la erudición, que no elaborado en virtud de una reflexión propia, intensa y personal. En la academia antigua, Espeusipo se consagra más a la erudición y al pensamiento propio, señalando conexiones a veces artificiales entre las ciencias más distintas entre sí y proponiéndose, quizá con más audacia que aptitud, constituir una historia natural sistemática, merced a su hipótesis de las semejanzas y diferencias. Desvíos parciales, aunque significativos, de la enseñanza platónica se notan en Espeusipo, tenido erróneamente por el más fiel de los discípulos de Platón, en sus reminiscencias pitagóricas en algunas argucias, a que era inclinado, sobre la sensación y la unidad del ser. Más se acentúan aún las fórmulas pitagóricas en Xenócrates, que pretendía reducir las ideas filosóficas a razonamientos matemáticos. Los pensadores de la antigua academia, hambrientos sentados a la mesa del sabio, sin satisfacer su apetito con estos malogrados ensayos, revelan un sistema, el de la debilidad de la fuerza productora de su inteligencia y a la vez el comienzo de la erudición en filosofía (sin exceptuar a Polemón y Crautor). En la segunda, o sea la academia media, cuyo jefe es Arcesilao, hallamos ya una mayor divergencia de la enseñanza platónica. Condensa toda su doctrina Arcesilao, repitiendo el aforismo de Sócrates: «solo sé que no sé nada» y añadiendo «y aun esto no lo sé de una manera cierta». La teoría de lo verosímil y de lo probable es ya completamente contradictoria del dogmatismo platónico. Arcesilao, con amor a la filosofía y con marcada preferencia a Platón, es el fundador del probabilismo con tendencias escépticas. No citan las más antiguas autoridades obra alguna de Arcesilao y apenas si existen datos más concretos acerca del núcleo de su doctrina que los que dejamos transcritos de Cicerón. Se personifica la tercera academia, la moderna, en Carneades, que reproduce y exagera el sentido escéptico de Arcesilao. y recuerda los antiguos sofistas hasta el punto que se refiere que durante su estancia en Roma, pronunció dos discursos, uno en pro y otro en contra de la justicia. En progresivo desacuerdo de la doctrina platónica y en combate continuo contra los estoicos, llegó Carneades a extremar el probabilismo de Arcesilao, sin que por otra parte pudiera él mismo librarse de la eterna contradicción que le prestaba contrastes inagotables para su buen decir. Philón, al jefe de la cuarta academia, discípulo de Clitomaco, como éste lo fue a su vez de Carneades, pareció inclinarse a un sentido práctico de la especulación, aunque repetía el dicho de Carneades, esto es, que apenas si podemos salir de lo verosímil, porque no poseemos medios para distinguir la percepción verdadera de la falsa. Finalmente Antíoco, fundador de la quinta academia, termina con la aspiración estéril de conciliar los peripatéticos y los estoicos con la antigua Academia. Después de la erudición que enerva la virtualidad de la reflexión propia, la filosofía académica concluye con una tendencia ecléctica, que es en la historia del pensamiento síntoma indudable de una decadencia sensible. El escepticismo erudito y la incertidumbre escéptica, tales parecen ser los resultados de esta larga trayectoria de la filosofía académica. Ella, sin embargo, prepara ulteriores evoluciones del pensamiento, merced a las cuales se ha de determinar un cierto movimiento concurrente para que coincidan el platonismo y el aristotelismo, de cuya recíproca fecundación brotará en siglos posteriores la robusta planta de la filosofía cristiana. Pero sin recurrir a tan lejanos tiempos, repitamos para concluir, que el platonismo no encarna en la filosofía académica, ni por, los frutos de ésta, que valen poco, debe ser aquél estimado; sino que la dialéctica del divino idealista es verbo que se hace carne y sal regeneradora en la filosofía alejandrina y en el neoplatonismo. |
Academia platónica
no figura
Diccionario filosófico marxista · 1946
no figura
Diccionario filosófico abreviado · 1959
Academia platónica
Escuela filosófica idealista de la antigua Grecia. Fue fundada por Platón (387 a.n.e.) en el parque próximo a Atenas, llamado “Academia” en honor del héroe mítico Academo. En la denominada Academia Antigua (Espeusipo y otros, siglos IV y III a. n. e.), se acentuó el influjo del pitagorismo. Las ideas de Platón se sistematizaron partiendo de la teoría mísfica de los números. La Academia contribuyó en gran medida al progreso de la matemática y de la astronomía. La Academia Media (Arcesilao y otros, siglo III a. n. e.) experimentó la influencia del escepticismo. La Academia Nueva (Carnéades y otros, siglos II y I a. n. e.) ahondó el escepticismo de la Academia Media, se manifestó contra la doctrina de los estoicos sobre el criterio de la verdad. En los períodos subsiguientes, la Academia une eclécticamente el platonismo, el estoicismo, el aristotelismo y otras escuelas. En los siglos IV y V pasa definitivamente al neoplatonismo (Plutarco de Atenas). En el año 529 fue cerrada por el emperador Justiniano. Durante el Renacimiento, se fundó en Florencia una escuela denominada Academia platónica (1459-1521), que luchaba desde las posiciones del platonismo contra el Aristóteles escolastizado, traducía y comentaba las obras de Platón (Marsilio Ficino).
Diccionario filosófico · 1965:3
no figura
Diccionario marxista de filosofía · 1971
Academia platónica
Escuela filosófica idealista en la Grecia Antigua, fundada por Platón (387 a.n.e.) cerca de Atenas y llamada según el nombre del héroe mítico Academo. La Academia platónica se opuso al materialismo antiguo. En distintas etapas de su historia se sometió a la influencia de otras escuelas idealistas. En la denominada Academia Antigua (Speusippus y otros, siglos 43 a.n.e.), que desempeñó un gran papel en el desarrollo de las matemáticas y la astronomía, aumentó la influencia de la escuela pitagórica. En dicha Academia, las opiniones de Platón se sistematizaban sobre la base de la teoría mística de los números. La Academia Media (Arcesilao y otros, siglo 3 a.n.e.) experimentó la influencia del escepticismo. La Academia Nueva (Carnéades y otros, siglos 2-1 a.n.e.), al profundizar en el escepticismo de la Academia Media, se pronunció contra la doctrina de los estoicos sobre la verdad. En los períodos posteriores, la Academia unifica de modo ecléctico el platonismo, el estoicismo, el aristotelismo y otras escuelas. En los siglos 4-5, la Academia pasa definitivamente a las posiciones del neoplatonismo (Plutarco de Atenas). Fue clausurada en 529 por el emperador Justiniano. En la época del Renacimiento, fue instituida en Florencia la denominada Academia platónica (1459-1521), que luchaba, desde las posiciones del platonismo, contra elAristóteles escolastizado, traducía y comentaba las obras de Platón (M. Ficino).
Diccionario de filosofía · 1984:6-7
Francisco Serrano y Domínguez; Duque de la Torre (I), conde de San Antonio. (Por matrimonio.) Escudo heráldico Domínguez. Armas: Escudo cuartelado: 1º, y 4°, en campo de plata, tres palos de gules, y 2°, y 3°, en campo de azur, tres espadas de plata puntas arriba con la guarnición de oro. Conde de San Antonio. Miguel María Domínguez Guevara Vasconcellos y Albuquerque, I Conde de San Antonio. (Marbella, 1790 - Capitanía General de Cuba, 9 de enero de 1858). Noble español nacido en el seno del matrimonio entre Miguel Domínguez Pérez de Vargas y Antonia Guevara-Vasconcelos Alburquerque. Ostento el título nobiliario de Conde de San Antonio (1790-1858) y el rango militar de Mariscal de Campo de los Ejércitos de la Corona Española. Condado de San Antonio. Es un título nobiliario español creado por el monarca Isabel II de España en 1847 a favor de don Miguel Domínguez y Guevara, natural de Marbella, en Sevilla, Teniente General de los Reales Ejércitos, segundo Comandante General del Real Cuerpo de Guardias Alabarderos de Su Majestad, Gobernador Político y Militar de las Cuatro Villas en la isla de Cuba, Senador Vitalicio del Reino, Gentil-hombre de Cámara de Su Majestad con ejercicio, Grandes Cruces de las órdenes de Isabel la Católica, Carlos III y de San Hermenegildo, condecorado con la cruz de San Fernando de segunda clase y con varias distinciones por acciones de guerra. Casó en La Habana con doña Isabel María Borrell y Lemus, natural de la ciudad de Trinidad, Dama Noble de la Banda María Luisa, hermana del primer Marqués de Guáimaro. Historia de los Condes de San Antonio Miguel María Domínguez y de Guevara, Vasconcelos y Pérez de Vargas (1790-1858), I conde de San Antonio. Casó con María Isabel Borrell y Lemus. Le sucedió, en 20 de octubre de 1858, su hija: Antonia María Domínguez y Borrell (1831-1917), II condesa de San Antonio. Casó con Francisco Serrano y Domínguez (1810-1885), I duque de la Torre, grande de España, Regente del Reino (1869-1871), último presidente de la Primera República Española (1874). Le sucedió, por cesión inter vivos, el 15 de febrero de 1881, su hijo: Francisco Serrano y Domínguez (1862-1942), III conde de San Antonio, II duque de la Torre, grande de España. Casó con María de las Mercedes Martínez de Campos y Martín de Molina. Sin descendencia. Le sucedió, el 4 de mayo de 1956, su sobrino (hijo de su hermana María de la Concepción Micaela Serrano y Domínguez [1860-1941], y del esposo de esta, José Martínez de Campos y Martín de Molina): Carlos Martínez de Campos y Serrano (1887-1975), IV conde de San Antonio, III duque de la Torre, grande de España y I conde de Llovera. Casó con María Josefa Muñoz y Roca Tallada. Le sucedió, por cesión inter vivos, el 17 de abril de 1971, su nieto (hijo de su hijo Leopoldo Martínez de Campos y Muñoz, IV duque de la Torre, grande de España, y de la primera esposa de éste, Mercedes Carulla Rico.): Carlos Martínez de Campos y Carulla, V conde de San Antonio, V duque de la Torre, grande de España.
Son sus hijas: Del primer matrimonio nació Natalia Martínez de Campos y Macintosh, fallecida en 2010. Del segundo matrimonio nació Carla Martínez de Campos y de Montenegro Actual titular. |
Anarquismo. |
Francisca Saperas Miró (Barcelona, 12 de febrero de 1851 – 21 de agosto de 1933) fue una militante anarquista y anarcosindicalista española. Biografía. En el año 1869, Saperas se casó con el zapatero anarquista Martí Borràs i Jover, primer director de la revista Tierra y Libertad y de La Justicia Humana, y también secretario dirigente de la Unión de Constructores del Calzado de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). En 1889, participó en la organización de un mitin en la Plaza de Cataluña de Barcelona que finalmente no se llevó a cabo porque la policía detuvo a los organizadores. Borràs fue detenido a raíz del intento de asesinato de Arsenio Martínez Campos en la Gran Vía de las Cortes Catalanas llevado a cabo por Paulino Pallás en el mes de septiembre de 1893, por lo que fue encarcelado en el Castillo de Montjuic y se suicidó el 1894 después de despedirse afectuosamente de su mujer por carta. Saperas y Borrás, así como sus cinco hijas (Salud, Antonieta, Mercedes, María y Estrella), fueron víctimas de la represión que sufrió el anarquismo en aquella época. Por la detención de Borrás, a raíz del atentado contra Martínez Campos, Saperas y su hija Salud, que estaba embarazada, fueron encarceladas junto con otras compañeras de presos (Teresa Maymí, Asunción Vallvé, Teresa Claramunt). Saperas contribuyó a la causa acogiendo anarquistas perseguidos, convirtiendo su casa en la Calle Tallers de Barcelona en un refugio. Fue compañera del también militante anarquista Tomás Ascheri, que en 1897 fue condenado a muerte y ejecutado después de los Procesos de Montjuic, bajo la acusación de ser el responsable del atentado de la Procesión del Corpus. Tras casarse, fue de nuevo detenida con su hija Salud. La campaña internacional que desató los Procesos de Montjuic permitió que las pusieran en libertad, pero fueron desterradas a Francia, instalándose en la ciudad de Marsella donde tenían bastantes contactos labrados durante años de luchas. En 1898, volvió durante un tiempo a España. Más tarde, se unió a Francesc Callís Calderón, uno de los torturados en los Procesos de Montjuic y que, como su marido, también se suicidó. Entre el 1912 y el 1914, Saperas vivió en Buenos Aires (Argentina) con su yerno Josep Fontanillas. En 1923, después de vivir en México desde 1919, donde residía su hija Salud Borrás Saperas, volvió a España definitivamente y vivió con la anarcosindicalista Teresa Claramunt. Su salud quedó afectada por la parálisis y en 1929 se organizó una comisión para ayudarla. Murió en Barcelona en 1933 a los ochenta y dos años. Saperas fue abuela de Antònia Fontanillas Borràs, otra importante figura del anarquismo catalán. |
Salud Borrás Saperas (Barcelona, enero de 1878-París, 11 de agosto de 1954) fue una militante anarquista española. Biografía Borrás era la hija mayor de la pareja anarquista formada por el internacionalista Martín Borrás Jover y por Francesca Saperas i Miró. A finales de los años ochenta y comienzos de los noventa participó con su madre en la distribución a domicilio de las suscripciones al periódico Tierra y Libertad, fundado por su padre. Fue compañera de Lluís Mas Gasió desde 1895. Tras el atentado de la Procesión del Corpus, también conocido como atentado de la calle de Cambios Nuevos (Barcelona) en 1896, su compañero fue detenido. El 4 de mayo de 1897, dos horas antes de la ejecución de Mas, fueron obligados a casarse bajo amenaza de internar en un convento al hijo que esperaban. También fue detenida junto con su madre y encarcelada un año antes de ser expulsada a Francia, donde se instaló en Marsella. Su tarea dentro del movimiento anarquista consistía en hacer de correo con los presos, establecer contactos con los comités en los tiempos de clandestinidad, enterrar en secreto a sus muertos, practicar la solidaridad con los perseguidos, etc. A partir de 1908 fue compañera de Octave Jahn, en México, donde él participó en la revolución en las filas de Emiliano Zapata. En 1911 regresó a Barcelona. En 1913 se estableció con su hijo en París donde trabajó como modista, haciendo constantes viajes entre Francia, Cataluña y México. En 1930 volvió a Barcelona, donde se instaló en una pequeña casa de la calle de Robador, en el barrio del Raval. A raíz del triunfo del franquismo, se exilió en Francia. En una salida campestre su hijo fue asesinado. Borrás murió el 11 de agosto de 1954 en el hospicio de la Salpetrière de París (Francia), donde vivía recogida. Una parte de su archivo - correspondencia y documentación sobre las revoluciones mexicana y española - se encuentra fotocopiado en el International Institute of Social History (IISH) de Ámsterdam. |
Antònia Fontanillas Borràs (Barcelona, 29 de mayo de 1917 – Dreux, 23 de septiembre de 2014) fue una militante anarcosindicalista y luchadora antifranquista española, muerta en el exilio. Biografía Era nieta de los militantes de la CNT Francesca Saperas i Miró y Martí Borràs i Jover. En 1925, con ocho años, emigró a México con sus padres y hermanos, allí asistió a la escuela durante seis años. Tras la expulsión de su padre de este país, la familia volvió a Cataluña. En 1934 empezó a trabajar en una litográfica y se afilió a la CNT (de la que en 1936 fue elegida delegada de la sección de Artes Gráficas) y a las Juventudes Libertarias. Cuando estalló la guerra civil española intentó alistarse a las milicias confederales en el desembarco de Mallorca, pero acabó trabajando como administrativa para el periódico Solidaridad Obrera. Al acabar la Guerra civil española se quedó en Barcelona, militando clandestinamente en las FIJL y la CNT e incluso imprimiendo clandestinamente Solidaridad Obrera en su casa, al menos 14 números, entre enero y noviembre de 1945.4 El 7 de noviembre de 1945 fue desmantelada la imprenta y Fontanillas, junto con otros militantes fue detenida e interrogada liberándola esa misma noche. Continuó colaborando bajo diversos seudónimos, "Una joven libertaria", "Alba", etc., en el diario clandestino Ruta (1946-1948) y fue responsable de las relaciones entre los presos y su abogado. Cuando su compañero Diego Camacho Escámez fue liberado de la prisión en 1953, se marchó a Francia con él y se establecieron primero en Brezolles y después en Clermont-Ferrand de Auvernia (1954). En Clermont-Ferrand militó activamente en la CNT y el Movimiento Libertario Español y fue responsable del Boletín Ródano-Alpes (1956-1961) con Alejandro Lamela y Diego Camacho, a la vez que colaboraba con Quico Sabaté. En 1957 fue una de las responsables del Boletín Regional FIJL donde colaboró en los campamentos anuales organizados por las Juventudes Libertarias de Francia y España. En 1958 se separó de Diego Camacho y se fue con su hijo a Dreux, donde en 1960 se unió a Antonio Cañete Rodríguez. Colaboró en un grupo de teatro y editó Surco (1966-1967) en castellano, francés y esperanto. Después de la muerte del dictador Francisco Franco, participó en todos los congresos de la CNT entre 1979 y 1983, y en los de la Confederación General del Trabajo (CGT) entre 1983 y 1997. Participó en numerosas conferencias, exposiciones, jornadas y presentaciones de libros tanto en España como en Francia, Italia y Luxemburgo. El 2007, participó en unas jornadas de la CGT sobre el movimiento Mujeres Libres. También formó parte del Centre International de Recherches sur l'Anarchisme (CIRA). |
Voltairine de Cleyre (Leslie, Míchigan;1 17 de noviembre de 1866-Chicago, Illinois; 20 de junio de 1912) fue una escritora anarquista estadounidense. En ocasiones es considerada una pionera del pensamiento feminista individualista. Biografía Nacida en una familia de origen francés, hija de Auguste de Cleyre, librepensadora y gran admiradora de Voltaire. El 12 de junio de 1890, tiene un hijo, Harry, engendrado con el librepensador James B. Elliot. Pensamiento A partir de 1880 se verá fuertemente influenciada por Thomas Paine y sobre todo por Mary Wollstonecraft, así como por Henry David Thoreau, Big Bill Haywood, Clarence Darrow, y más tarde por Eugene Debs. Tras los sucesos de Haymarket del verano de 1886, se decanta hacia el anarquismo, colaborando con Benjamin R. Tucker en su periódico Liberty. En su ensayo In Defense of Emma Goldman and the Right of Expropriation, (En defensa de Emma Goldman y del derecho de expropiación, de 1894), se identifica ya con el anarcoindividualismo de la tradición norteamericana. Allí de Cleyre dice: "La señorita Goldman es una comunista; yo soy una individualista. Ella desea destruir el derecho de propiedad, yo deseo hacerlo valer. Yo hago la guerra contra el privilegio y la autoridad, por los que el derecho de propiedad, el derecho real de lo que es propio de la persona, es aniquilado. Ella cree que la cooperación sustituirá completamente la competencia. Sostengo que la competencia de una forma u otra siempre existirá, y que es altamente deseable que lo haga. Pero ya sea ella o yo la que tenga razón, o ambas las que estemos equivocadas, de una cosa estoy segura; el espíritu que anima a Emma Goldman es el único que emancipa al esclavo de su esclavitud, al tirano de su tiranía: el espíritu que está dispuesto a atreverse y sufrir." Para Voltairine de Cleyre los anarquistas individualistas, como ella en un inicio, "son firmes en la idea de que el sistema de empleador y empleado, compra y venta, banca, y todas las otras instituciones esenciales del Comercialismo, centradas en la propiedad privada, son buenas por sí mismas, y son viciadas únicamente por la interferencia del Estado". Durante su período individualista, Voltairine de Cleyre no rechazó el trabajo asalariado y en cambio se opuso al "privilegio gubernamental otorgado al capital" que crea una "condición de perpetuo sometimiento al salario" o de ausencia de movilidad social, mientras ella promovía la libre competencia que desde su punto de vista implicaba la oportunidad para "trabajar para sí mismos" o donde se pudieran "capitalizar sus propios productos". En Anarchism, escribió en 1901 que: "Mi ideal sería una condición en la cual todos los recursos naturales estén por siempre libres para todos, y el trabajador sea capaz de producir individualmente para sí mismo suficiente para todas sus necesidades vitales, si él así lo decide, así que no será necesario que gobiernen su trabajo ni trabajar las veces y temporadas de sus compañeros. Pienso que ese momento puede venir; pero solo será a través del desarrollo de los modos de producción y el gusto de la gente. Mientras tanto gritaremos con una voz por la libertad para intentar". Pese a que en algunos textos posteriores lo rechazara, prefirió sostener lo que se denomina anarquismo sin adjetivos. No es claro si esto significó un acercamiento al anarcocomunismo, como sostuvieron Emma Goldman y Rudolf Rocker; tesis rechazada por Paul Avrich. Según las propias palabras de Voltairine "No soy ahora, y nunca he sido, una comunista". De Cleyre dijo en esa época "soy una anarquista, simplemente, sin etiquetas económicas adjuntas. Su ensayo Sex Slavery (La esclavitud sexual), publicado póstumamente en 1914, constituye una condena a las ideas de belleza femenina del momento. El título del ensayo no se refiere a la prostitución, si bien también este tema es tratado, sino sobre todo a las leyes sobre el matrimonio que "permiten a los hombres violar a sus esposas sin consecuencias". |
Voltairine de Cleyre La esclavitud sexual. una conferencia. ¡Noche en una celda! Una silla, una cama, un pequeño lavabo, cuatro paredes lisas, fantasmales en la penumbra del corredor exterior, una ventana estrecha, enrejada y hundida en la piedra, una puerta enrejada. Más allá de su horrible enrejado de hierro, dentro de las paredes fantasmales, ¡un hombre! Un anciano, canoso y arrugado, cojo y sufriendo. Allí está sentado, en su gran soledad, aislado de toda la tierra. Allí camina, de un lado a otro, dentro de su espacio medido, apartado de todo lo que ama. Allí, todas las noches de los próximos cinco largos años, caminará solo, mientras los copos blancos de la edad caen sobre su cabeza, mientras los últimos años del invierno de la vida se reúnen y pasan, y su cuerpo se acerca a las cenizas. Todas las noches, durante los próximos cinco largos años, este esclavo, cuyo duro trabajo es arrebatado por el Estado, y sin otra recompensa que la que el plantador del Sur dio a sus negros, se sentará solo allí, todas las noches, entre esas cuatro paredes blancas. Todas las noches, durante los próximos cinco largos años, una mujer sufriente se acostará en su cama, anhelando, anhelando el fin de esos tres mil días; anhelando el rostro amable, la mano paciente que en tantos años nunca le habían fallado. Todas las noches, durante los próximos cinco largos años, el espíritu orgulloso debe rebelarse, el corazón amante debe sangrar, el hogar roto debe yacer profanado. Mientras hablo ahora, mientras ustedes escuchan, allí, dentro de la celda de esa maldita penitenciaría cuyas piedras han absorbido los sufrimientos de tantas víctimas, asesinadas, tan verdaderamente como cualquiera fuera de sus muros, por esa lenta podredumbre que corroe la existencia poco a poco, mientras hablo ahora, mientras ustedes escuchan, ¡ allí está sentado Moses Harman! ¿Por qué? ¿Por qué, cuando el asesinato acecha ahora en vuestras calles, cuando los antros de la infamia son tan numerosos en vuestra ciudad que la competencia ha obligado a reducir el precio de la prostitución al nivel de los salarios de vuestros camiseros hambrientos; cuando los ladrones ocupan puestos en el Senado y la Cámara de Representantes estatales y nacionales, cuando el tan cacareado "baluarte de nuestras libertades", el sufragio electivo, se ha convertido en una caja de dados de los EE.UU. con la que los grandes jugadores dilapidan vuestras libertades; cuando los libertinos del peor tipo ocupan todos vuestros cargos públicos y se alimentan de la comida de los tontos que los apoyan, ¿por qué, entonces, está sentado Moses Harman ahí, en su celda? Si es un criminal tan grande , ¿por qué no está con el resto de la prole del crimen, cenando en Delmonico's o disfrutando de un viaje a Europa? Si es un hombre tan malo, ¿por qué demonios ha acabado en la penitenciaría? Ah, no; no es porque haya hecho algo malo, sino porque él, un puro entusiasta, buscando, buscando siempre la causa de la miseria de la clase que amaba con ese amor amplio del que sólo es capaz el alma pura, buscó los datos del mal. Y buscando así, encontró que el vestíbulo de la vida era una celda de prisión; la parte más santa y pura del templo del cuerpo, si es que una parte puede ser más santa o más pura que otra, el altar donde debe depositarse el amor más devoto en verdad, encontró este altar violado, despojado, pisoteado. Encontró pequeños bebés, criaturas indefensas, sin voz, engendradas en la lujuria, maldecidas con naturalezas morales impuras, maldecidas, prenatalmente, con los gérmenes de la enfermedad, obligadas a venir al mundo a luchar y sufrir, a odiarse a sí mismas, a odiar a sus madres por haberlos engendrado, a odiar a la sociedad y a ser odiados por ella a cambio, una plaga para sí mismas y para la raza, que drena los posos del crimen. Y dijo este criminal con las rayas en el cuerpo: «¡Que las madres de la raza queden libres! Que los niños sean hijos de puro amor, nacidos del mutuo deseo de paternidad. Que se rompan las esposas del esclavo encadenado, para que no nazcan más esclavos, ni se conciban más tiranos». Este obscenista miró con ojos claros esa cosa mal habida que llamáis moralidad, sellada con el sello del matrimonio, y vio en ella la consumación de la inmoralidad, la impureza y la injusticia. Vio a cada mujer casada lo que es: una esclava obligada que toma el nombre de su amo, el pan de su amo, las órdenes de su amo y sirve a la pasión de su amo; que pasa por la ordalía del embarazo y los dolores del parto según su dictado, no según su deseo; que no puede controlar ninguna propiedad, ni siquiera su propio cuerpo, sin el consentimiento de él, y de cuyos brazos tensos los hijos que lleva en su seno pueden ser arrancados a su antojo, o arrebatados por voluntad propia mientras aún no han nacido. Se dice que el idioma inglés tiene una palabra más dulce que cualquier otra: hogar . Pero Moses Harman miró más allá de la palabra y vio el hecho: una prisión más horrible que aquella en la que él está sentado ahora, cuyos pasillos irradian sobre toda la tierra y con tantas celdas que nadie puede contarlas. ¡Sí, nuestros amos! La tierra es una prisión, el lecho matrimonial es una celda, las mujeres son las prisioneras y vosotros sois los guardianes. Vio, este corruptor, cómo en esas celdas se perpetran tales ultrajes que hacen que el sudor frío cubra la frente, que las uñas se aprieten, que los dientes se aprieten, que los labios se pongan blancos de agonía y de odio. Y vio también cómo de esas celdas nadie podía salir a romper sus cadenas, cómo ningún esclavo se atrevía a gritar, cómo todos esos asesinatos se cometían silenciosamente, bajo la sombra protectora del hogar, y santificados por la bendición angelical de un trozo de papel, dentro de la sombra silenciosa de un certificado de matrimonio. El adulterio y la violación acechan libremente y a gusto. Sí, porque eso es adulterio cuando la mujer se somete sexualmente al hombre, sin deseo de su parte, con el fin de "mantenerlo virtuoso", "mantenerlo en casa", dicen las mujeres. (Bueno, si un hombre no me amara y se respetara lo suficiente como para ser "virtuoso" sin prostituirme, podría irse, y bienvenido sea. No tiene virtud que mantener.) Y eso es violación, cuando un hombre se obliga sexualmente a una mujer, ya sea que la ley matrimonial le permita hacerlo o no. Y esa es la tiranía más vil de todas, cuando un hombre obliga a la mujer que dice amar a soportar la agonía de tener hijos que ella no quiere y para quienes, como es la regla más que la excepción, no pueden proveer adecuadamente. Es peor que cualquier otra opresión humana; ¡es bastante parecido a Dios ! Para el tirano sexual no hay paralelo en la tierra; ¡uno debe ir a los cielos para encontrar un demonio que impone la vida a sus hijos solo para matarlos de hambre, maldecirlos, marginarlos y condenarlos! Y sólo mediante la ley matrimonial es posible semejante tiranía. El hombre que engaña a una mujer fuera del matrimonio (y, ojo, un hombre así engañará también dentro del matrimonio) puede negar a su propio hijo, si es lo bastante mezquino. No puede arrebatárselo de los brazos, ¡no puede tocarlo! La muchacha a la que ha agraviado, gracias a vuestras normas morales purísimas y tiernas, puede morir en la calle por falta de comida. No puede imponerle de nuevo su odiada presencia. Pero su esposa, señores, su esposa, la mujer a la que respeta tanto que consiente en dejar que su individualidad se funda con la suya, que pierda su identidad y se convierta en su propiedad, a su esposa no sólo puede obligarla a tener hijos no deseados, ultrajarla a su propio placer y conservarla como un mueble barato y cómodo, sino que, si no se divorcia (y no puede por esa causa), puede seguirla adondequiera que vaya, entrar en su casa, comerse su comida, obligarla a entrar en la celda, matarla en virtud de su autoridad sexual. Y ella no tiene remedio a menos que él sea lo bastante indiscreto como para abusar de ella de una manera menos brutal pero no autorizada. Conozco un caso en su ciudad en el que una mujer fue perseguida durante diez años por su marido. Creo que finalmente desarrolló la suficiente gracia para morir; por favor, aplaudanlo por la única cosa decente que hizo en su vida. ¡Oh, no es raro todo ese discurso sobre la preservación de la moralidad por la ley matrimonial! ¡Oh, espléndido cuidado por preservar lo que no se tiene! ¡Oh, altura y profundidad de la pureza, que tanto teme que los hijos no sepan quiénes son sus padres, porque, en verdad, deben confiar en la palabra de su madre en lugar de en la certificación contratada de algún sacerdote de la Iglesia o de la Ley! Me pregunto si los hijos mejorarían si supieran lo que han hecho sus padres. Preferiría, mucho más, no saber quién fue mi padre que saber que había sido un tirano con mi madre. Preferiría, mucho más, ser ilegítimo según los estatutos de los hombres, que ilegítimo según la ley inmutable de la Naturaleza. Porque ¿qué es ser legítimo, nacido "según la ley"? Es ser, en nueve casos de cada diez, hijo de un hombre que reconoce su paternidad simplemente porque se ve obligado a hacerlo, y cuya concepción de la virtud se realiza con la afirmación de que "el deber de una mujer es mantener a su marido en casa"; ser hijo de una mujer que se preocupa más por la bendición de la señora Grundy que por el simple honor de la palabra de su amante, y que concibe la prostitución como pureza y deber cuando su marido se lo exige. Es tener la tiranía como progenitora y la esclavitud como cuna prenatal. Es correr el riesgo de un nacimiento no deseado, de una debilidad constitucional "legal", de una moral corrompida antes del nacimiento, posiblemente de un instinto asesino, de la herencia de una sexualidad excesiva o de ninguna sexualidad, cualquiera de las cuales es enfermedad. Es tener el valor de un trozo de papel, un trapo de las andrajosas prendas del "contrato social", por encima de la salud, la belleza, el talento o la bondad; Nunca me ha resultado difícil conseguir que las mujeres conservadoras admitan que los hijos ilegítimos son casi siempre más bonitos y brillantes que los demás. ¡Y qué repugnante es verlas apartar la mirada de sus propios hijos endebles, enfermizos y lujuriosos, sobre los que reposan las huellas de su terrible servidumbre, y mirar a un niño "natural" sano y hermoso, y decir: "¡Qué lástima que su madre no fuera virtuosa!" ¡Ni una palabra sobre la virtud de los padres de sus hijos, saben demasiado! ¡Virtud! ¡Enfermedad, estupidez, criminalidad! ¡Qué cosa más obscena es la "virtud"! ¿Qué es ser ilegítimo? Ser despreciado o compadecido por aquellos cuyo rencor o compasión no valen el aliento que se necesita para corresponderlos. Ser, posiblemente, el hijo de algún hombre lo suficientemente despreciable como para engañar a una mujer; el hijo de alguna mujer cuyo mayor crimen fue creer en el hombre que amaba. Estar libre de la maldición prenatal de una madre esclava, venir al mundo sin el permiso de ningún grupo de tiranos que hacen leyes y pretenden acaparar la tierra y decir qué condiciones deben aceptar los no nacidos para tener el privilegio de venir a la existencia. ¡Esto es legitimidad e ilegitimidad! Elige. El hombre que camina de un lado a otro en su celda en la penitenciaría de Lansing esta noche, este hombre vicioso, dijo: "Las madres de la raza están levantando sus ojos mudos hacia mí, sus labios sellados hacia mí, sus corazones agonizantes hacia mí. ¡Están buscando, buscando una voz! ¡Los no nacidos en su impotencia, están suplicando desde sus prisiones, suplicando una voz! ¡Los criminales, con la prohibición invisible sobre sus almas, que los ha empujado, empujado al vórtice, fuera de sus infiernos giratorios, están buscando, esperando una voz! Yo seré su voz. Desenmascararé los ultrajes del lecho matrimonial. Daré a conocer cómo nacen los criminales. Haré un grito que será escuchado, ¡y que lo que tenga que ser, sea! " Gritó a través de la carta del Dr. Markland, que una joven madre lacerada por una cirugía inhábil en el nacimiento de su bebé, pero que se recuperaba de una operación posterior exitosa, había sido apuñalada, sin remordimientos, cruelmente, brutalmente apuñalada, no con un cuchillo, sino con el órgano procreador de su marido, apuñalada hasta las puertas de la muerte, ¡y sin embargo no hubo reparación! Y porque llamó a las cosas por su nombre, porque nombró a ese órgano por su propio nombre, tal como aparece en el diccionario Webster y en todas las revistas médicas del país, por eso Moses Harman camina de un lado a otro en su celda esta noche. Dio un ejemplo concreto del efecto de la esclavitud sexual, y por eso está preso. Nos queda ahora continuar la batalla y levantar el estandarte donde lo derribaron, para difundir el conocimiento de este crimen de la sociedad contra un hombre y la razón del mismo; para investigar este vasto sistema de crímenes autorizados, su causa y su efecto, ampliamente sobre la raza. ¡La causa! Que la mujer se pregunte: "¿Por qué soy esclava del hombre? ¿Por qué se dice que mi cerebro no es igual al suyo? ¿Por qué mi trabajo no se paga igual que el suyo? ¿Por qué mi cuerpo debe ser controlado por mi marido? ¿Por qué puede él tomar mi trabajo en el hogar, dándome a cambio lo que considere apropiado? ¿Por qué puede quitarme a mis hijos? ¿Los va a llevar antes de que nazcan?" Que cada mujer se pregunte. Hay dos razones para ello, que en último término se reducen a un principio único: la idea autoritaria, del poder supremo, de Dios , y sus dos instrumentos, la Iglesia, es decir, los sacerdotes, y el Estado, es decir, los legisladores. Desde el nacimiento de la Iglesia, del seno del miedo y de la paternidad de la ignorancia, ha enseñado la inferioridad de la mujer. De una forma u otra, a través de las diversas leyendas míticas de los diversos credos míticos, corre la corriente subyacente de la creencia en la caída del hombre por la persuasión de la mujer, su condición subjetiva como castigo, su vileza natural, su depravación total, etc.; y desde los días de Adán hasta ahora, la Iglesia cristiana, de la que nos ocupamos especialmente, ha hecho de la mujer la excusa, el chivo expiatorio de las malas acciones del hombre. Esta idea ha permeado tan profundamente a la sociedad que muchos de los que han repudiado por completo a la Iglesia, están, sin embargo, empapados de este estupefaciente narcótico para la verdadera moralidad. Tan encurtida está la creación masculina con el vinagre del autoritarismo, que incluso aquellos que han ido más allá y repudiado al Estado todavía se aferran al dios, a la sociedad tal como es, todavía abrazan la vieja idea teológica de que deben ser "cabezas de la familia", a esa maravillosa fórmula "de simple proporción" de que "el hombre es la cabeza de la mujer, así como Cristo es la cabeza de la Iglesia". No hace más de una semana que un anarquista (?) me dijo: "Seré el jefe en mi propia casa"; un "anarquista comunista", si se quiere, que no cree en " mi casa". Hace aproximadamente un año, un conocido orador libertario dijo, en mi presencia, que su hermana, que poseía una voz fina y se había unido a una compañía de conciertos, debería "quedarse en casa con sus hijos; ése es su lugar ". ¡La vieja idea de la Iglesia! Este hombre era socialista, y desde entonces anarquista; sin embargo, su idea más alta para la mujer era la servidumbre al marido y a los hijos, en la burla actual llamada "hogar". ¡Quédense en casa, descontentos! ¡Sed pacientes, obedientes, sumisas! ¡Zurdid nuestros calcetines, remendad nuestras camisas, lavad nuestros platos, preparad nuestras comidas, servidnos y cuidad de los niños! Vuestras bellas voces no son para deleitar al público ni a vosotras mismas; vuestro genio inventivo no es para trabajar, vuestro gusto por las bellas artes no es para cultivarse, vuestras facultades comerciales no son para desarrollarse; cometisteis el gran error de haber nacido con ellas, ¡sufrid por vuestra locura! ¡Sois mujeres ! ¡Por tanto, amas de casa, sirvientas, camareras y niñeras! En Macon, en el siglo VI, dice August Bebel, los padres de la Iglesia se reunieron y propusieron la decisión de la cuestión: "¿Tiene alma la mujer?". Habiendo comprobado que el permiso para poseer una nulidad no iba a perjudicar a ninguno de sus hijos, una pequeña mayoría de votos decidió la trascendental cuestión a nuestro favor. Ahora bien, santos padres, fue un plan bastante bueno de su parte ofrecer la recompensa de su lamentable "salvación o condenación" (las probabilidades estaban a favor de esta última) como cebo para el anzuelo de la sumisión terrenal; no era un mal incentivo en aquellos días de Fe e Ignorancia. Pero afortunadamente, mil cuatrocientos años lo han vuelto rancio. Ustedes, radicales tiranos (?), no tienen el cielo que ofrecer, no tienen quimeras deliciosas en forma de "tarjetas de mérito"; tienen (salven la marca) el respeto, los buenos oficios, las sonrisas... ¡de un esclavista! ¡Esto a cambio de nuestras cadenas! ¡Gracias! La cuestión de las almas es vieja: ahora exigimos nuestros cuerpos. Estamos cansados de promesas, Dios es sordo y su Iglesia es nuestro peor enemigo. Contra ella presentamos la acusación de ser la fuerza moral (o inmoral) que se esconde tras la tiranía del Estado. Y el Estado ha repartido los panes y los peces con la Iglesia; los magistrados, como los sacerdotes, cobran los honorarios matrimoniales; las dos cadenas de la Autoridad se han asociado en el negocio de conceder derechos de patente a los padres por el privilegio de reproducirse, y el Estado clama como clamó la Iglesia en el pasado y clama ahora: "¡Mirad cómo protegemos a las mujeres!". El Estado ha hecho más. A menudo me han dicho mujeres con amos decentes, que no tenían idea de los ultrajes que se cometían con sus hermanas menos afortunadas: "¿Por qué las esposas no se van?" ¿Por qué no corréis cuando tenéis los pies encadenados? ¿Por qué no gritáis cuando tenéis una mordaza en los labios? ¿Por qué no levantáis las manos por encima de la cabeza cuando las tenéis apretadas contra los costados? ¿Por qué no gastáis miles de dólares cuando no tenéis un centavo en el bolsillo? ¿Por qué no vais a la playa o a la montaña, estúpidos que arden en la ciudad? Si hay algo más que otra cosa en todo este tejido maldito de falsa sociedad que me enfada, es la estupidez estúpida que, con la flema auténtica de una torpeza impenetrable, dice: «¿Por qué no se van las mujeres?». ¿Me diréis adónde irán y qué harán? Cuando el Estado, los legisladores, se ha dado a sí mismo, a los políticos, el control total y absoluto de la oportunidad de vivir; cuando, gracias a este precioso monopolio, el mercado del trabajo está ya tan sobreabastecido que los obreros y las obreras se están cortando el cuello unos a otros por el querido privilegio de servir a sus señores; Cuando las muchachas son enviadas desde Boston al sur y al norte, en vagones llenos, como ganado, para llenar los tugurios de Nueva Orleans o los infiernos de los campamentos madereros de mi propio estado (Michigan), al ver y oír estas cosas reportadas todos los días, las correctas mojigatas exclaman: "¿Por qué no se van las mujeres?", simplemente piden el lenguaje del desprecio. Cuando Estados Unidos aprobó la ley sobre esclavos fugitivos, que obligaba a los hombres a atrapar a sus compañeros con más brutalidad que a los perros fugitivos, Canadá, el Canadá aristocrático y antirrepublicano, todavía extendía los brazos a quienes pudieran acercarse a ella. Pero no hay refugio en la tierra para el sexo esclavizado. Allí donde estamos, debemos cavar nuestras trincheras y vencer o morir. Ésta es, pues, la tiranía del Estado: niega a la mujer y al hombre el derecho a ganarse la vida y se lo concede como privilegio a unos pocos privilegiados que, por ese favor, deben pagar el noventa por ciento de peaje a quienes se lo conceden. Estas dos cosas, la dominación de la mente por parte de la Iglesia y la dominación del cuerpo por parte del Estado, son las causas de la esclavitud sexual. En primer lugar, ha introducido en el mundo el crimen construido de la obscenidad: ha establecido un estándar de moral tan peculiar que pronunciar los nombres de los órganos sexuales es cometer el más brutal de los ultrajes. Me recuerda que en vuestra ciudad tenéis una calle llamada "Callowhill". En otro tiempo se llamaba Gallows' Hill, porque la elevación a la que conduce, ahora conocida como "Cherry Hill", ha sido el último lugar en la tierra donde han tocado los pies de muchas víctimas asesinadas por la Ley. Pero el sonido de la palabra se volvió demasiado áspero; por lo tanto, lo suavizaron, aunque los asesinatos todavía se cometen, y la negra sombra de la Horca todavía se cierne sobre la Ciudad del Amor Fraternal. La obscenidad ha hecho lo mismo; ha colocado la virtud en la cáscara de una idea, y ha etiquetado como "bueno" todo lo que habita dentro de la sanción de la Ley y la costumbre respetable (?), y como malo todo lo que contraviene el uso de la cáscara. Ha rebajado la dignidad del cuerpo humano por debajo del nivel de todos los demás animales. ¿Quién piensa que un perro es impuro u obsceno porque su cuerpo no está cubierto con ropas asfixiantes y molestas? ¿Qué pensaría de la mezquindad de un hombre que le pusiera una falda a su caballo y lo obligara a caminar o correr con tal cosa que le impidiera moverse? Pues la "Sociedad para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales" lo arrestaría, le quitaría la bestia y lo enviaría a un manicomio para que lo trataran por tener una mente impura . Y sin embargo, señores, ustedes esperan que sus esposas, las criaturas que dicen respetar y amar, usen las faldas más largas y las prendas con cuellos más altos para ocultar el obsceno cuerpo humano . No existe ninguna sociedad para la prevención de la crueldad hacia las mujeres. Y ustedes mismos, aunque un poco mejor, ¡miren el calor que llevan en este clima abrasador! ¡Cómo maldicen su pobre cuerpo con la lana que roban a las ovejas! ¡Cómo se castigan a sí mismos por sentarse en una casa llena de gente con abrigos y chalecos puestos, porque la difunta Mme. Grundy está sorprendido por la "vulgaridad" de las mangas de la camisa, ¡o del brazo desnudo! Observad cómo el ideal de belleza ha sido desfigurado por esta obscenidad. Despojaos de los prejuicios por una vez. Observad a una mujer esclava de la moda, con la cintura rodeada por una valla de madera alta llamada corsé, los hombros y las caderas angulosos por la presión de arriba y de abajo, los pies más estrechos donde deberían ser más anchos, el cuerpo encadenado por su eterna falda de prisión, el pelo tan apretado que le hace doler la cabeza y coronado por algo que no tiene sentido ni belleza, llamado sombrero, diez a uno por una joroba en la espalda como un dromedario; miradla, y luego imaginad algo así tallado en mármol. Imaginad una estatua en Fairmount Park con un corsé y un polisón. Imaginémonos la imagen de la amazona . Se nos permite montar, siempre que nos sentemos en una posición ruinosa para el caballo; ¡Siempre que llevemos un traje de montar lo suficientemente largo como para ocultar el obsceno pie humano, cargado con diez libras de grava para engañar al viento en su libre soplo, corriendo así el riesgo de incapacitarnos por completo si un accidente nos arrojara de la silla! ¡Piensen en cómo nadamos! ¡Incluso debemos usar ropa en el agua y correr el riesgo de la burla, si nos atrevemos a luchar en las olas sin medias! Imaginen un pez tratando de avanzar con una prenda de franela empapada en agua sobre él. Tampoco están contentos todavía. El vil estándar de la obscenidad incluso mata a los bebés pequeños con ropa. La raza humana es asesinada, horriblemente, "en nombre" del vestido. ¡Y en nombre de la pureza, cuántas mentiras se dicen! ¡Qué extraña moralidad ha engendrado! Por miedo a ella, no os atrevéis a decir a vuestros hijos la verdad sobre su nacimiento; la más sagrada de todas las funciones, la creación de un ser humano, es objeto de la más miserable falsedad. Cuando vienen a vosotros con una pregunta sencilla y directa, que tienen derecho a hacer, decís: «No hagáis esas preguntas», o contáis alguna tonta historia de tronco hueco; o explicáis la incomprensibilidad con otra palabra: «¡Dios!». Decís: «Dios os hizo». Sabéis que estáis mintiendo cuando lo decís. Sabéis, o deberíais saber, que la fuente de la investigación no se verá obstruida de ese modo. Sabéis que lo que podríais explicar de forma pura, reverente y correcta (si tenéis algo de pureza), lo aprenderéis tras muchos tanteos a ciegas, y que a su alrededor se proyectará la sombra del pensamiento del error, embrionario de vuestra negación y alimentado por esta opinión social que prevalece en todas partes. Si no sabes esto, entonces estás ciego a los hechos y sordo a la Experiencia. Pensemos en el doble rasero social que ha desarrollado la esclavitud de nuestro sexo. Las mujeres, que se consideran muy puras y muy morales, se burlarán de las prostitutas callejeras, pero admitirán en sus casas a los mismos hombres que las victimizaron. Los hombres, en el mejor de los casos, sentirán lástima por las prostitutas, mientras que ellos mismos son la peor clase de prostitutas. ¡Tengan lástima de ustedes mismos, caballeros, la necesitan! ¡Cuántas veces has visto a un hombre o una mujer dispararle a otro por celos! El criterio de pureza ha decidido que es correcto, "muestra espíritu", "es justificable" matar a un ser humano por hacer exactamente lo que tú mismo hiciste: ¡amar a la misma mujer o al mismo hombre! ¡Moralidad! ¡Honor! ¡Virtud! Pasando de la fase moral a la física, toma las estadísticas de cualquier manicomio y encontrarás que, de las diferentes clases, las mujeres solteras son las que proporcionan la mayor cantidad. Para preservar tu cruel, vicioso e indecente criterio de pureza (?) vuelves locas a tus hijas, mientras que a tus esposas las matan con exceso. Así es el matrimonio. No te fíes de mi palabra; lee los informes de cualquier manicomio o los anales de cualquier cementerio. Observa cómo crecen tus hijos. Desde su más tierna infancia se les enseña a refrenar su naturaleza amorosa, ¡restringida a cada paso! Tus fulminantes mentiras ennegrecerían hasta el beso de un niño. Las niñas no deben ser marimachos, no deben andar descalzas, no deben trepar a los árboles, no deben aprender a nadar, no deben hacer nada que deseen hacer que Madame Grundy haya decretado "indebido". Los niños pequeños son objeto de burlas por ser afeminados y tontos si quieren hacer parches o jugar con una muñeca. Luego, cuando crecen, "¡Oh! Los hombres no se preocupan por el hogar ni por los niños como las mujeres!" ¿Por qué deberían hacerlo, cuando el esfuerzo deliberado de tu vida ha sido aplastar esa naturaleza en ellos? "Las mujeres no pueden soportar la adversidad como los hombres". Entrena a cualquier animal o a cualquier planta, como entrenas a tus niñas, y tampoco podrán soportar la adversidad. Ahora, ¿ alguien me puede decir por qué uno u otro sexo deben tener el monopolio de los deportes atléticos? ¿Por qué un niño no debe tener libre uso de sus miembros? Éstos son los efectos de vuestro patrón de pureza, vuestra ley matrimonial. Éste es vuestro trabajo, ¡miradlo! La mitad de vuestros hijos mueren antes de los cinco años, vuestras niñas se vuelven locas, vuestras mujeres casadas son cadáveres ambulantes, vuestros hombres son tan malos que ellos mismos admiten a menudo que la prostitución es un vínculo de deuda con la PUREZA . Éste es el hermoso efecto de vuestro dios, el Matrimonio, ante el cual el Deseo Natural debe humillarse y desmentirse a sí mismo. ¡Estad orgullosos de ello! Ahora bien, el remedio está en una sola palabra, la única palabra que ha traído la equidad a cualquier parte: ¡LIBERTAD! Siglos y siglos de libertad es lo único que provocará la desintegración y la decadencia de estas ideas pestilentes. ¡La libertad fue lo único que calmó las oleadas de sangre de la persecución religiosa! No se puede curar la servidumbre con ninguna otra sustitución. No es cosa vuestra decir "de esta manera amará la raza". Dejad a la raza en paz. ¿No habrá crímenes atroces? Por supuesto. Es un tonto quien diga que no los habrá. Pero no se pueden detener cometiendo el crimen más grave y poniendo un obstáculo entre los radios de las ruedas del Progreso. Nunca se llegará al camino correcto hasta que se empiece por el camino correcto. En cuanto al resultado final, no importa ni un ápice. Yo tengo mi ideal, que es muy puro y muy sagrado para mí. Pero el tuyo, igualmente sagrado, puede ser diferente y ambos podemos estar equivocados. Pero estoy seguro de que con el libre contrato sobrevivirá la forma de asociación sexual que mejor se adapte al tiempo y al lugar, produciendo así la más alta evolución del tipo. No nos importa si será monogamia, variedad o promiscuidad; es asunto del futuro, al que no nos atrevemos a dictar órdenes. Por la libertad habló Moses Harman, y por eso recibió la marca del criminal. Por eso está sentado en su celda esta noche. No sabemos si es posible que su sentencia sea acortada. Sólo podemos intentarlo. A quienes nos ayuden a intentarlo, permítanme pedirles que pongan sus firmas en esta simple solicitud de perdón dirigida a Benjamin Harrison. A quienes deseen informarse más detalladamente antes de firmar, les digo: su escrupulosidad es loable; vengan a verme al final de la reunión y les citaré el lenguaje exacto de la carta de Markland. A aquellos anarquistas extremos que no pueden doblegar su dignidad para pedir perdón por una ofensa no cometida y de una autoridad que no pueden reconocer, permítanme decirles: la espalda de Moses Harman está doblada, muy doblada, por la fuerza bruta de la Ley, y aunque nunca le pediría a nadie que se inclinara por sí mismo, puedo pedirlo, y fácilmente, por aquel que lucha la batalla del esclavo. Su dignidad es criminal; cada hora tras las rejas es un sello de su asociación con Comstock. Nadie puede odiar las peticiones más que yo; nadie tiene menos fe en ellas que yo. Pero por mi campeón estoy dispuesto a probar cualquier medio que no invada el derecho de ningún otro, aunque tenga pocas esperanzas en ello. Si, además de estos, hay quienes están aquí esta noche que alguna vez han obligado a una esposa a servidumbre sexual, quienes se han prostituido en nombre de la Virtud, quienes han traído a la luz niños enfermos, inmorales o no deseados, sin los medios para proveerlos, y sin embargo, saldrán de este salón y dirán: "Moisés Harman es un hombre impuro, un hombre recompensado con un castigo justo", entonces a ustedes les digo, y que las palabras resuenen profundamente dentro de sus oídos HASTA QUE MUERAN: ¡Adelante! ¡Lleven a sus ovejas al matadero! ¡Aplasten a ese hombre viejo, enfermo y lisiado bajo su Juggernaut! ¡En nombre de la Virtud, la Pureza y la Moralidad, háganlo! ¡En nombre de Dios, el Hogar y el Cielo, háganlo! ¡En nombre del Nazareno que predicó la regla de oro, háganlo! ¡En nombre de la Justicia, los Principios y el Honor, háganlo! En nombre de la valentía y la magnanimidad, pónganse del lado del ladrón en los salones del gobierno, del asesino en la convención política, del libertino en los lugares públicos, de toda la fuerza bruta de la policía, la policía, el tribunal y la penitenciaría, para perseguir a un pobre anciano que se enfrentó solo a su crimen autorizado. Háganlo. Y si Moses Harman muere en su "infierno de Kansas", ¡den por satisfechos el día en que lo hayan asesinado! ¡Mátenlo! Y acelerarán el día en que el futuro los enterrará a diez mil brazas de profundidad bajo sus maldiciones. ¡Mátenlo! ¡Y las rayas en sus ropas de prisión los azotarán como un látigo! ¡Mátenlo! Y los locos os lanzarán odio con sus ojos salvajes, los niños no nacidos llorarán su sangre sobre vosotros, y las tumbas que habéis llenado en nombre del Matrimonio, darán alimento a una raza que os picoteará, hasta que el recuerdo de vuestra atrocidad se haya convertido en un fantasma sin nombre, revoloteando con las sombras de Torquemada, Calvino y Jehová sobre el horizonte del Mundo! ¿Sonreirías al verlo muerto? ¿Dirías: "Nos hemos librado de este obsceno"? ¡Idiotas! ¡El cadáver se reiría de ti con sus párpados fríos! Los labios inmóviles se burlarían, y las manos solemnes, las manos sin pulso, cruzadas, en su quietud escribirían la última acusación, que ni el Tiempo ni tú podéis borrar. ¡Mátalo! ¡Y escribirás su gloria y tu vergüenza! Moses Harman, con sus galones de criminal, se yergue muy por encima de ti ahora, y Moses Harman muerto vivirá, inmortal en la raza por la que murió. ¡Mátalo! |
Coverture (a veces deletreado couverture) era una doctrina legal por la cual, al contraer matrimonio, los derechos y obligaciones legales de una mujer eran subsumidos por los de su esposo, de acuerdo con el estatus legal de la esposa de feme covert. Una mujer soltera, una feme sole, tenía derecho a poseer propiedades y hacer contratos a su nombre. Coverture surge de la ficción legal de que marido y mujer son una sola persona. Coverture se estableció en el derecho consuetudinario de Inglaterra durante varios siglos y durante la mayor parte del siglo XIX, influyendo en algunas otras jurisdicciones del derecho consuetudinario. Según Arianne Chernock, la coverture no se aplicó en Escocia, pero no está claro si se aplicó en Gales. Después del surgimiento del movimiento por los derechos de las mujeres a mediados del siglo XIX, la coverture fue objeto de crecientes críticas por ser opresiva hacia las mujeres, lo que les impedía ejercer los derechos de propiedad ordinarios y acceder a profesiones. La coverture fue modificada sustancialmente por primera vez a finales del siglo XIX por las leyes de propiedad de mujeres casadas aprobadas en varias jurisdicciones legales de derecho consuetudinario, y se debilitó y finalmente se eliminó mediante reformas posteriores. Ciertos aspectos de la coverture (principalmente relacionados con evitar que una esposa incurra unilateralmente en obligaciones financieras importantes de las que sería responsable su esposo) sobrevivieron hasta la década de 1960 en algunos estados de los Estados Unidos. Principio Según el derecho consuetudinario inglés tradicional, se consideraba que una mujer adulta soltera tenía el estatus legal de feme sole, mientras que una mujer casada tenía el estatus de feme couverte. Estos términos son la ortografía inglesa de frases anglo-normandas medievales (la ortografía francesa estándar moderna sería femme seule "mujer soltera" y femme couverte, literalmente "mujer cubierta"). El principio de coverture fue descripto en los Comentarios sobre las Leyes de Inglaterra de William Blackstone a finales del siglo XVIII: Por matrimonio, el marido y la mujer son una sola persona jurídica: es decir, durante el matrimonio se suspende el ser o la existencia jurídica de la mujer, o al menos se incorpora y consolida en la del marido: bajo cuya ala, protección, y cobertura, ella realiza todo; y por eso en nuestro derecho francés se le llama mujer-cubierta; se dice que es cubierta por su barón o que está bajo la protección e influencia de su marido, su barón o su señor; y su condición durante su matrimonio se llama su cubrimiento. De este principio, de unión de una persona en marido y mujer, dependen casi todos los derechos, deberes y discapacidades legales que cualquiera de los dos adquiere por el matrimonio. No hablo ahora de los derechos de propiedad, sino de los que son meramente personales. Por esta razón, un hombre no puede conceder nada a su esposa, ni concertar un pacto con ella: porque la concesión sería suponer su existencia separada; y hacer un pacto con ella, sería solo un pacto con él mismo: y por lo tanto, también es generalmente cierto, que todos los pactos hechos entre esposo y esposa, cuando son solteros, son invalidados por el matrimonio mixto. Una feme sole tenía derecho a poseer propiedades y a celebrar contratos en su propio nombre, mientras que una feme covert no tenía derechos y obligaciones legales distintos de los de su marido en la mayoría de los aspectos. En cambio, a través del matrimonio, la existencia de una mujer se incorporaba a la de su marido, de modo que tenía muy pocos derechos individuales reconocidos. Como se expresa en el disenso de Hugo Black en Estados Unidos v. Yazell, "esta regla [coverture] ha funcionado en realidad para significar que aunque el marido y la mujer son uno, el uno es el marido".3 Una mujer casada no puede ser propietaria de una propiedad, firmar documentos legales o celebrar un contrato, obtener una educación en contra de los deseos de su marido o quedarse con un salario. Si a una esposa se le permitía trabajar, bajo las leyes de coverture, se le exigía que entregara su salario a su esposo. En ciertos casos, la esposa no tenía responsabilidad legal individual por sus fechorías, ya que se asumía legalmente que actuaba bajo las órdenes de su esposo y, en general, un esposo y una esposa no podían testificar ni a favor ni en contra del otro. Una reina de Inglaterra, ya fuera una reina consorte o una reina reinante, estaba generalmente exenta de los requisitos legales de la coverture, según la entendía Blackstone. Historia El sistema de feme sole y feme covert se desarrolló en Inglaterra en la Alta y Baja Edad Media como parte del sistema de derecho consuetudinario, que tuvo sus orígenes en las reformas legales de Enrique II y otros reyes medievales ingleses. Los tratados legales medievales, como el famoso conocido como Bracton, describían la naturaleza de la coverture y su impacto en las acciones legales de las mujeres casadas. Bracton afirma que marido y mujer eran una sola persona, siendo una carne y una sangre, un principio conocido como "unidad de persona". Los maridos también ejercían poder sobre sus esposas, siendo sus gobernantes y custodios de sus propiedades. Si bien alguna vez se asumió que las mujeres casadas tenían poco o ningún acceso a los recursos legales, como resultado de la coverture, los historiadores han complicado recientemente nuestro conocimiento de la coverture en la Edad Media a través de varios estudios sobre el estado legal de las mujeres casadas en diferentes tribunales y jurisdicciones. En conjunto, muchos de estos estudios han argumentado que "ha habido una tendencia a exagerar el grado en que se aplica la coverture", ya que los registros legales revelan que las mujeres casadas podrían poseer derechos sobre la propiedad, participar en transacciones comerciales e interactuar con los tribunales En el Gales medieval posterior a la conquista, se ha sugerido que la coverture solo se aplicaba en determinadas situaciones. Las mujeres casadas eran responsables de sus propias acciones en presentaciones penales y difamación, pero sus maridos las representaron en litigios por secuestro y en alegatos interpersonales. La extensión de la coverture en la Inglaterra medieval también ha sido matizada por la existencia de costumbres femme sole que existían en algunas ciudades medievales inglesas. Esto les otorgó derechos comerciales y legales independientes como si fueran solteras. Esta práctica se describe en el costumal londinense de Darcy de la década de 1340, que permite a las mujeres casadas que trabajan independientemente de su marido actuar como mujeres solteras en todos los asuntos relacionados con su oficio, como alquilar una tienda y demandar y ser demandada por deudas. Se sabe que la costumbre se adoptó en varias otras ciudades, incluidas Bristol, Lincoln, York, Sandwich, Rye, Carlisle, Chester y Exeter. Algunas colonias británicas de América del Norte también adoptaron esta costumbre en el siglo XVIII. Sin embargo, no está claro cuántas mujeres asumieron este estatus, en qué medida se hizo cumplir legalmente o si la independencia legal y comercial que ofrecía fue ventajosa. |
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