—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

viernes, 25 de mayo de 2012

120.-Ducado de Montblanch; Condado de Cervera; y Señorio de Balaguer; a


Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Carla Vargas Berrios; Alamiro Fernandez Acevedo;

 
El ducado de Montblanch



Las armas del ducado de Montblanch, compuestas por un monte de plata terminado 
en flor de lis sobre el señal aragonesa, timbradas de corona ducal.
Scherezada Jacqueline Alvear Godoy

El ducado de Montblanch​ es un título nobiliario, creado por el rey Juan I de Aragón. Es uno de los títulos «vinculados tradicionalmente al heredero de la Corona»,​ por haberlo sido de los reyes de Aragón.

Historia

El título de duque de Montblanch, fue instaurado por el rey de Aragón Juan I, el Cazador, al concedérselo a su hermano Martín, futuro rey Martín I el 16 de enero de 1387.
La intención de Juan I era de titular a su hermano con un título inferior al de rey pero superior a todos los demás nobles. Se trataba, por tanto, de un título vitalicio pero no hereditario. En cuanto muriera el infante Martín, el título debía volver a la corona de Aragón.
Sucedió que el rey Juan I de Aragón murió sin descendencia el 1396 y entonces fue coronado el hermano mayor del rey, el infante Martín, duque de Montblanch, quien dejó de utilizar el título.
Al poco tiempo, la dinastía de la Casa de Aragón quedó sin heredero al morir Martín el Joven. Tras el Compromiso de Caspe se eligió para reinar a Fernando I de Aragón, de la dinastía castellana de los Trastámara. Cuando fue designado rey, en 1412, decidió otorgar el título de duque de Montblanch a su segundo hijo el infante Juan, aunque anteriormente lo había ofrecido a Jaime II de Urgel en compensación por los gastos tenidos en la defensa de su aspiración al trono antes del Compromiso de Caspe, pero Jaime II se negó a aceptarlo y se levantó en armas contra el rey.
Unos años más tarde el rey Alfonso el Magnánimo murió sin hijos legítimos y su hermano Juan fue coronado como nuevo monarca de la Corona de Aragón. Éste cedió su título a su segundo hijo el infante Fernando.
El 1461 murió el heredero Carlos de Viana y fue designado nuevo príncipe de Gerona (título del heredero en la Corona de Aragón) el infante Fernando. Fernando decidió entonces que los títulos de príncipe de Gerona y duque de Montblanc irían unidos al heredero del reino.

Montblanch​ (oficialmente en catalán Montblanc) es un municipio y localidad española de la provincia de Tarragona, en la comunidad autónoma de Cataluña. Capital de la comarca de la Cuenca de Barberá, cuenta con una población de 7410 habitantes (INE 2022). Posee el título de villa ducal y su casco antiguo está declarado conjunto histórico-artístico.



El Condado de Cervera.



Scherezada Jacqueline Alvear Godoy



Es un título nobiliario, que creado por primera vez por el rey Pedro IV de Aragón, actualmente es uno de los títulos vinculados tradicionalmente al heredero de la Corona de España.

Historia
Scherezada Jacqueline Alvear Godoy
Título creado el 27 de enero de 1353​ por el rey de Aragón, Pedro el Ceremonioso, para su hijo y heredero, el infante Juan. Este título, propio de los herederos al trono de la Corona de Aragón irá siempre unido al de Príncipe de Gerona desde 1414, compartiendo las mismas vicisitudes.

 En 1996, en una visita oficial a Cervera, el Príncipe Felipe de Borbón asumió el título en una ceremonia de homenaje popular. Desde la supresión de la Corona de Aragón a principios del siglo XVIII es el primer heredero real que lo ostenta, si bien no ha hecho uso público de él salvo en las ocasionales visitas a Cataluña y en la ceremonia de su boda.
El 19 de junio de 2014 accede al trono tras la abdicación de su padre, Juan Carlos I, con el nombre de Felipe VI, por lo que su hija, Leonor de Borbón heredó todos los títulos vinculados al heredero de la Corona y que antes pertenecían a su padre.

Cervera es un municipio y ciudad del centro-oeste de Cataluña, capital de la comarca de la Segarra y cabeza del partido judicial de Cervera, en la provincia de Lérida, España. El municipio de Cervera, de 55,19 km², se encuentra dentro de la Depresión Central en el sector meridional de la comarca de la Segarra. La población censada es de 9440 habitantes.


El Señorío de Balaguer


 
Scherezada Jacqueline Alvear Godoy



Es un título nobiliario, que creado por primera vez por el rey Alfonso V de Aragón, actualmente es uno de los títulos vinculados tradicionalmente al heredero de la Corona.

Historia
Scherezada Jacqueline Alvear Godoy
Título creado en 1418 por el rey de Aragón, Alfonso el Magnánimo, para su hermano Juan vinculado simbólicamente a la ciudad que había sido capital del suprimido condado de Urgel, el dominio del gran rival de los Trastámara por la posesión de la corona durante el interregno de Jaime de Urgel. Cuando Juan heredó el trono del reino en 1458 otorgó este título a su segundogénito, el infante Fernando, que lo ostentó cuando se presentó para acceder al trono en 1479. 
Desde entonces fue un título propio de los herederos de la Corona de Aragón, siempre unido al de Príncipe de Gerona.

En 1990, en una visita oficial a Balaguer, el príncipe Felipe de Borbón asumió el título en una ceremonia de homenaje popular. Desde la supresión de la Corona de Aragón a principios del siglo XVIII, es el primer heredero real que lo ostenta, si bien no ha hecho uso de él en público más allá de sus ocasionales visitas a Cataluña y en la ceremonia de su boda.
Tras el ascenso al trono, el 19 de junio de 2014, de Felipe de Borbón como Felipe VI, su hija Leonor asumió los títulos vinculados al heredero de la Corona de España, entre ellos el de Señora de Balaguer.

Balaguer es un municipio español de la provincia de Lérida (Cataluña). Es la capital de la comarca de La Noguera y del partido judicial de Balaguer. Tiene una población de 16 665 habitantes (INE 2013), siendo el segundo municipio de la provincia después de la capital, Lérida de la que dista unos 30 km. 



119.-Escudo de España.-a

Aldo  Ahumada Chu Han 


El escudo de España es cuartelado y entado en punta. En el primer cuartel, de gules, un castillo de oro, almenado, aclarado de azur y mazonado de sable. En el segundo, de plata, un león rampante, de púrpura, linguado, uñado, armado de gules y coronado de oro. En el tercero, de oro, cuatro palos, de gules. En el cuarto, de gules, una cadena de oro, puesta en cruz, aspa y orla, cargada en el centro de una esmeralda de su color. Entado de plata, una granada al natural, rajada de gules, tallada y hojada de dos hojas de sinople. Un escusón de azur, tres lises de oro puestas dos y una, la bordura lisa de gules.


Acompañado de dos columnas de plata, con la base y capitel de oro, sobre ondas de azur y plata, superada la corona imperial la diestra, y de una corona real la siniestra, ambas de oro, y rodeando las columnas una cinta de gules o rojo, cargada de letras de oro, en la diestra "Plus" y en la siniestra "Ultra", (del latín Plus Ultra, Más Allá).
 Al timbre, Corona Real cerrada, que es un círculo de oro, engastado de piedras preciosas, compuesta de ocho florones de hojas de acanto, visible cinco, interpoladas de perlas y de cuyas hojas salen sendas diademas sumadas de perlas, que convergen en el mundo de azur, con el semimeridiano y el ecuador en oro, sumado de cruz de oro. La corona forrada de gules.

Historia del escudo

Fernando III de Castilla y de León (1230)



El uso de la partición del escudo en cuartelado para combinar dos armerías fue una invención de Fernando III de Castilla para los símbolos de León y Castilla en el año 1230, y resultó en una inmediata aceptación en la Península ibérica por las armerías de Aragón y Navarra, y además tuvo una amplia difusión en Europa.

Los Reyes Católicos (1469-1516)


El primero de los escudos de España es el que, con el águila de San Juan como soporte, eligieron Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla como armas comunes en 1475. En este escudo quedaban representadas las dos mayores entidades políticas existentes en la península ibérica a finales del siglo XV: la Corona de Castilla, que se extendía de norte a sur de la península, desde el Cantábrico al Mediterráneo, y que comprendía los territorios de las actuales comunidades autónomas de Galicia, Principado de Asturias, Cantabria, País Vasco, La Rioja, Castilla y León, Madrid, Extremadura, Castilla-La Mancha, Región de Murcia, Andalucía y Canarias; y la Corona de Aragón, que agrupaba a las actuales comunidades autónomas de Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana e Islas Baleares, además de otros territorios extrapeninsulares, repartidos por la cuenca mediterránea.

El escudo de los Reyes Católicos estaba formado por un cuartelado en el que se alternaban las armas de Castilla (de gules, y un castillo de oro, almenado de tres almenas, con tres homenajes, el de en medio mayor y cada homenaje también con tres almenas, mamposteado de sable y aclarado de azur) y León (de plata y un león de púrpura, coronado de oro, lenguado y armado de gules); con las de Aragón (de oro y cuatro palos de gules) y las Dos Sicilias (partido y flanqueado, jefe y puntas de oro y cuatro palos de gules, flancos de plata y un águila de sable, coronada de oro, picada y membrada de gules). Posteriormente, tras la conquista de Granada en 1492 se añadió el emblema de este reino (de plata y una granada al natural, rajada de gules, tallada y hojada de dos hojas de sinople). Acompañan frecuentemente al escudo dos divisas en gules: el yugo con el nudo gordiano cortado con el mote «Tanto monta» de Fernando y el haz de flechas de Isabel. Cada una de estas divisas homenajeaba con su inicial al consorte: «F» de Fernando en las flechas de Isabel e «Y» de la reina —Ysabel, como es usual en la grafía de la época— en el yugo fernandino.

Casa de Austria (1516-1700)




Como resultado de la política de alianzas matrimoniales de los Reyes Católicos, a la muerte de Fernando en 1516, hereda las Coronas de Castilla y de Aragón su nieto Carlos de Habsburgo, hijo de Juana I “la Loca" y Felipe I “el Hermoso”, y nieto del emperador Maximiliano de Austria por línea paterna.

Las armas de Carlos I añaden a las de Castilla, León, Aragón, Dos Sicilias y Granada, presentes en el escudo anterior, las de Austria (de gules y una faja de plata), Borgoña antiguo (bandado de oro y de azur con bordura de gules), Borgoña moderno (de azur, sembrado de flores de lis de oro y bordura camponada, cantonada de plata y gules), Brabante (de sable y un león de oro, coronado de lo mismo, lenguado y armado de gules), Flandes (de oro y un león de sable, lenguado y armado de gules) y Tirol (partido de plata y un águila de gules, coronada, picada y membrada de oro, cargado el pecho de un creciente trebolado de lo mismo). Carlos I incorpora también las columnas de Hércules con la leyenda “Plus Ultra”, en representación del Imperio ultramarino, y rodea el escudo con el collar del Toisón de Oro, como soberano de dicha Orden.

Al ser coronado emperador en 1519, timbra el escudo con la corona imperial y acola el águila bicéfala del Sacro Imperio Romano-Germánico. A partir de 1520 añade al cuartel correspondiente a Aragón y Sicilia, otro en el que se incorporan las armas de Navarra y del Reino de Nápoles (formadas por los blasones de Jerusalén y Hungría).

Los sucesores de Carlos I descargan el escudo de ornamentos externos, sustituyen la corona imperial por la real abierta (o de cuatro florones y cuatro diademas, tres de ellos vistos), manteniendo el Toisón, que a partir de entonces permanecerá en todos los escudos reales.

En 1580, Felipe II de España se proclama rey de Portugal (de plata y cinco escudetes en azur puestos en cruz con cinco bezantes o dineros en plata puestos en sotuer, bordura de gules con siete castillos de oro) e incorpora las armas del nuevo reino al escudo, que se mantienen hasta que reconoce la independencia portuguesa en 1668, reinando Carlos II, el Hechizado.

Casa de Borbón (1700-1808)

La Dinastía Borbónica se instaura en España tras la Guerra de Sucesión que se desata al morir Carlos II sin heredero y que enfrenta a los partidarios del Archiduque Carlos de Austria, hijo del emperador Leopoldo I de Habsburgo, con los de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y bisnieto de Felipe IV de España que sería finalmente coronado rey de España como Felipe V.
El escudo de Felipe V (1700-1759) mantiene todos los elementos del anterior, pero cambia el diseño y la distribución de los mismos: las armas de Flandes y Tirol aparecen ahora en cuarteles separados, en punta del escudo, en lugar de en el escusón en que figuraban anteriormente, y se añade un nuevo escusón central con los lises de la Casa de Borbón, con la bordura en gules, usada por los Duques de Anjou, y que permitió desde entonces distinguirse de los franceses. Sigue utilizando el Toisón de Oro (considerándose con derecho a ostentar la jefatura de la Orden y provocando la escisión en la misma) y añade a éste el de la Orden francesa del Orden del Espíritu Santo. Con frecuencia el escudo adopta forma ovalada o redondeada, siguiendo la moda francesa. El diseño de la corona se moderniza, adoptando la forma actual, de ocho florones (cinco vistos), y se reserva la de cuatro (tres vistos) para el príncipe de Asturias. Se desarrolla así mismo una versión ornamentada a imagen y semejanza a la usada por los borbones franceses, con manto real, cimera y ángeles como soportes entre otros elementos.
A Felipe V, con el breve reinado de Luis I en medio (9/2/1724-21/8/1724), le suceden Fernando VI, siguiendo el ordinal castellano (el anterior fue Fernando el Católico -II de Aragón- coronado como Fernando V de Castilla) y Carlos III.

Carlos III (1759-1788) realiza, en 1760, una importante reforma en el escudo: aparte de introducir en éste las armas de los Ducados de Parma-Farnesio (de oro y seis flores de lis de azur distribuidas de arriba abajo, una, dos, dos y una) y Toscana-Médicis (de oro y cinco roeles de gules distribuidos en el campo de arriba abajo, dos, dos y uno, un tortillo de azur en jefe cargado de tres flores de lis de oro), en representación de su herencia italiana; también sustituye el Collar de la Orden del Espíritu Santo por el de la Orden de Carlos III, creada por él mismo, manteniendo el Toisón de Oro. Frecuentemente el escudo aparece en el reverso de las monedas sin el collar de la Orden de Carlos III y dotado de una forma peculiar: hentado en punta, con una arista central en la parte superior y terminaciones en forma de medio cuadrado en los dos extremos superiores. Esta forma puede distinguirse más claramente en el posterior escudo de armas del rey José I Bonaparte (1808-1814). Se le seguirá dotando de esta forma hasta el reinado de Isabel II (1833-1868). También es habitual darle al blasón una forma circular, eliminando el collar de la Orden de Carlos III, sobre todo en el mandato de Isabel II.

Con estos añadidos, Carlos III deja establecidas lo que serían a partir de ese momento las Armas Reales de España.
A Carlos III le sucede Carlos IV, que no introduce ningún cambio en el escudo, salvo los puramente ornamentales.

La nueva dinastía concede mayor preeminencia a la Corona de Castilla en todos los aspectos, y esto se manifiesta también en la Heráldica: desde la reforma de Carlos III las armas de Castilla y León ocupan la posición central en el escudo, y, con frecuencia desde el reinado de Felipe V, se prescinde de todas las demás en un modelo simplificado (conocido como «escudo pequeño») que únicamente lleva las de Castilla, León y Granada, sumadas del escusón ribeteado de gules con los lises borbónicos y rodeados a veces del Toisón de Oro o las columnas de Hércules. Con frecuencia, al igual que al escudo de armas completo, se le da la forma característica que se observa en el escudo de José I Bonaparte, tal y como aparece en el reverso de ciertas monedas de Carlos IV.8​ En las monedas del mismo tiempo aparece una variante muy simplificada, introducida por Carlos III que, sin corona real, únicamente consta de las armas de Castilla y León con el escusón borbónico, partidas por la denominada «Cruz del Infante Don Pelayo»; todo ello rodeado por una corona de laurel.8​ El escudo pequeño fue utilizado regularmente hasta el final del reinado de Isabel II (1868) y, de forma muy puntual, desde 1875 hasta 1931 durante la II Restauración borbónica.


Escudo pequeño del Rey de España con las Columnas de Hércules. Apareció durante el reinado de Felipe V y fue usado hasta 1868. Este formato de escudo fue el origen del actual.

Escudo de José Bonaparte (1808-1813).


José I (1808-1813) introduce cambios sustanciales en el escudo: divide el escudo en seis cuarteles: 1º Castilla, 2º León, 3º Aragón, 4º Navarra, 5º Granada y 6º las Indias, representadas por dos esferas terrestres flanqueadas por las columnas de Hércules (diseño basado en el que aparecía en el reverso de los reales de a 8 conocidos como «columnarios»), y añade sobre el todo un escusón de azur con el águila de los Bonaparte en oro.

Gobierno Provisional (1868-1870) y I República (1873-1874)



A raíz de la revolución de 1868 que derrocó a la reina Isabel II, el Gobierno Provisional presidido por el general Serrano solicitó un informe a la Real Academia de la Historia para la elaboración de un nuevo escudo, de carácter nacional, ya que hasta aquel momento se había empleado como tal el escudo de armas de los monarcas españoles. En este escudo, el primero de carácter nacional, no figuraron los cuarteles ajenos a España que correspondían con títulos históricos de la Corona y otros territorios que había dominado en el pasado (los ducados de Parma y de Toscana). Además se reintegró el escudo de Navarra, que Fernando VII había retirado, al recuperar el escudo borbónico. Las divisiones del escudo que se eliminaron correspondían con Nápoles-Sicilia, Austria, Brabante, Flandes, Tirol, Parma, Toscana y las armas "antiguas" y modernas de Borgoña. Los monarcas españoles las habían mantenido como símbolo de sus vínculos dinásticos y no como señal de reclamaciones territoriales. También desapareció el escusón central de la dinastía reinante en España con las tres flores de lis y la bordura de gules. La corona real fue sustituida por una corona mural (ya que no se quería prejuzgar la forma política del Estado), y las representaciones de los collares de las órdenes del Toisón de Oro y de Carlos III y la Cruz de Borgoña también fueron retiradas.

Junto al escudo se colocaron las columnas de Hércules, elementos que figuraron en la heráldica del rey-emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio.

La descripción heráldica del nuevo escudo, que figura en el informe emitido por la Real Academia de la Historia, es la siguiente:

Escudo cuartelado en cruz: primero, de gules y un castillo de oro, almenado de tres almenas, y donjonado de tres torres, la del medio mayor; cada una también con tres almenas, el todo de oro, mazonado de sable y adjurado de azur: segundo, de plata y un león de gules, coronado de oro, armado y lampasado de lo mismo: tercero, de oro y cuatro palos de gules: cuarto, de gules y una cadena de oro puesta en orla, en cruz y en sotuer: entado en punta, de plata y una granada al natural mostrando sus granos de gules, sostenida, tallada y hojada de dos hojas de sinople. Acostadas, una a cada lado, las dos columnas de Hércules, de plata, con la base y el capitel de oro, liadas con una lista de gules, cargada con el Plus ultra de oro.
Esta versión del escudo estuvo vigente durante el gobierno provisional que siguió a la monarquía (1868-1870), la I República (1873-1874) y el gobierno provisional que sucedió a ésta (del 3 de enero al 29 de diciembre de 1874).

Reinado de Amadeo de Saboya (1870-1873)

En 1870, con la proclamación de Amadeo de Saboya como rey de España se sustituyó nuevamente la corona mural por la real y se incorporó el blasón de la Casa de Saboya, una cruz plana de plata sobre campo de gules (rojo), en la parte central del escudo (rodeado en algunas versiones por la bordura personal del propio Amadeo como Duque de Aosta).

Restauración borbónica (1874-1931)


Restaurada la Dinastía Borbónica en 1874, se recuperó su escusón en la parte central del escudo español. También se recuperaron las antiguas armas reales desaparecidas en 1868, que coexistieron con las versiones simplificadas, generando gran confusión a la hora de definir el escudo nacional. Durante este período los adornos exteriores del escudo fueron diversos (las columnas de Hércules, el collar de la Orden del Toisón de Oro, un manto real o ramas de laurel entre otros) dando lugar a numerosas versiones.

Reforma de 1931

En 1931 las armas reales sufren varios cambios. Se sustituye el escusón cuartelado de Castilla y León por uno con las armas de Castilla, León, Aragón, Navarra y Granada, con el escusón de los lises borbónicos ribeteado; es decir, el escudo nacional de España utilizado desde 1874. El resto de las cuarteles permanece intacto, a excepción de los de Aragón y Sicilia: el primero desaparece y es sustituido por el del Reino de Jerusalén, mientras que el segundo es movido al primer cuartel. La versión ornamentada deja de aparecer con el manto real y el lema «A solis ortu usque ad occasum» (en español: Desde el amanecer hasta la puesta del sol), debido a la pérdida de los últimos territorios en América y Asia en 1898.


Segunda República (1931-1939)

Con la proclamación de la II República (1931-1939), se restableció el escudo de 1869, pero con la diferencia de que desapareció la corona que ceñía el león del segundo cuartel.

Dictadura franquista y Transición democrática (1938-1981)

Tras el golpe de Estado de julio de 1936, que dio lugar a la Guerra Civil Española, las diversas fuerzas militares y políticas sublevadas utilizaron inicialmente banderas y escudos diferentes.

El decreto nº 470 del 2 de febrero de 1938 firmado por el general Francisco Franco definió el nuevo escudo. Se empleó un blasón semejante al que utilizaron los Reyes Católicos, siendo un elemento destacado el águila de San Juan. De ese blasón, se sustituyó el cuartel de Dos Sicilias por el de Navarra, que ya aparecía en el escudo de España desde el Gobierno provisional. Se incorporaron las columnas de Hércules y la cinta con el lema «Plus Ultra» de versiones anteriores del escudo nacional, y la divisa de los Reyes Católicos, «Tanto Monta», fue sustituida por «Una, Grande y Libre». 

118.-Príncipe de Asturias.-a

Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; 

El heredero al Trono de España, ostenta el titulo de Príncipe de Asturias e Gerona; y Viana,   duque de Montblanc, conde de Cervera y señor de Balaguer.


Aldo  Ahumada Chu Han 

Príncipe de Asturias es el principal título que ostenta el heredero de la Corona de España,también fue el título del heredero de la Corona de Castilla.
Aldo  Ahumada Chu Han 

Historia

Su origen se remonta a 1388, cuando Juan I de Castilla concedió la dignidad —que otorgaba jurisdicción sobre el territorio— a su primogénito Enrique.​ En un intento por superar la lucha dinástica entre las casas castellanas de Borgoña y Trastámara, se recurrió al principado, señorío jurisdiccional de mayor rango entre los que el rey puede otorgar y que no había sido reconocido a nadie.​ Esta figura ya estaba consagrada en Aragón —principado de Gerona—, Inglaterra —principado de Gales— y Francia —delfinado de Vienne—.​ 
El título, por tanto, fue objeto de dos usos: genérico para nombrar al heredero castellano y específico para aplicarlo al infante primero en la línea de sucesión cuando el rey le transmitía de manera efectiva el territorio del Principado, con su gobierno y sus rentas.

Monarquía Española

Con la unión dinástica entre Castilla y Aragón, el título se incorporó a los generales de la monarquía, acumulando el príncipe heredero los de príncipe de Asturias, de Gerona, de España y del Nuevo Mundo, y siendo titulado ya en tiempos de la Casa de Austria «príncipe de estos Reynos, príncipe de las Españas y del Nuevo Mundo».
​ A partir de 1705, con el advenimiento de la Casa de Borbón, se promovió el título a raíz de la ayuda decisiva de Castilla a los Borbones en la Guerra de Sucesión. 

Biografía de Primeros Príncipes



Aldo  Ahumada Chu Han 

Enrique III. 

Rey de Castilla y León (1379-1406), Príncipe de Asturias.
Aldo  Ahumada Chu Han 

Rey de Castilla y León desde el año 1390 al 1406, apodado el Doliente. Hijo del rey Juan I de Castilla y León y de doña Leonor de Aragón. Nacido en Burgos, el 4 de octubre del año 1379, y muerto en Toledo, el 25 de diciembre del año 1406. Casado con Catalina de Lancaster, en el año 1388, fue el primer infante heredero en ostentar el título de Príncipe de Asturias.

Cuando Enrique III accedió al trono, tan sólo contaba con once años de edad, por lo que el reino fue regido por una Junta de Regencia, encabezada por don Pedro Tenorio, arzobispo de Toledo. A pesar de sus esfuerzos, lo cierto es que los primeros años del reinado del joven Enrique III se caracterizaron por una gran anarquía que padeció el reino de Castilla y León a todos los niveles. Don Pedro Tenorio pretendió, como regente del reino absoluto, llevar a cabo un gobierno provisional de acuerdo con lo estipulado en las disposiciones legales de Las Partidas, en tanto en cuanto el príncipe no alcanzase la mayoría de edad. Los parientes más próximos del rey, don Fabrique, duque de Benavente, don Alfonso de Aragón, marqués de Villena, y doña Leonor, reina de Navarra (todos ellos bastardos del abuelo del rey, Enrique II) disputaron, con ferocidad, el poder a don Pedro Tenorio, quien no tuvo más remedio que aliarse con su oponente eclesiástico, don Juan García Manrique, arzobispo de Santiago, para frenar las ansias de poder de estos parientes nobles, los cuales arrastraban tras de sí a un gran número de nobles dispuestos a repartirse cualquier prebenda o poder. La total ausencia de unión entre ambos prelados permitió a los representantes de las ciudades y a los nobles imponer su voluntad, mediante la creación de un Consejo Real afín a sus intereses, integrado por catorce representantes de las ciudades, más ocho nobles y dos arzobispos. Las terribles diferencias políticas entre los miembros del Consejo Real provocó un clima de exaltación y desconfianza entre ellos, el cual acabó por trasladarse a los propios cabildos y ayuntamientos de las ciudades más importantes del reino desembocando en luchas civiles y de banderías entre los diferentes bandos litigantes, como ocurrió en Sevilla, ciudad convulsionada por la tremenda rivalidad entre los dos linajes más poderosos, los Guzmán y los Ponce de León.
En Sevilla, concretamente, la situación de guerra nobiliar coincidió con la aparición de un fanático arcediano, de nombre Ferrán Martínez, que comenzó a predicar en contra de los judíos y de sus supuestas riquezas ocultas en sus aljamas, lo que acabó por provocar el furor del pueblo llano, el cual hasta la fecha se había mantenido al margen de las luchas nobiliarias. Los ataques, iniciados el 15 de marzo del año 1391, contra la aljama sevillana se propagaron como un reguero de pólvora por todas las ciudades más importantes del reino castellano-leonés donde hubiera un barrio judío (Carmona, Écija, Córdoba, etc), alcanzando a la corona aragonesa, concretamente en Valencia y Barcelona. La alta nobleza, con don Pedro Tenorio a la cabeza, intentó por todos los medios hacerse con el poder, pero los nobles de segunda fila, sin título, pero muy poderosos por estar agrupados en clanes cerrados pero muy cohesionados (Benavente, Trastámara, Noreña, Estúñiga, etc), apoyados por el arzobispo de Santiago, Juan García Manrique, impidieron tal maniobra. Así pues, el 2 de agosto del año 1393, Enrique III fue declarado mayor de edad, con la aquiescencia de esta poderosa facción de nobles segundones, los cuales coparían, en adelante, los puestos de más relevancia dentro de la corte y del reino en general.

La primera medida de gobierno importante de Enrique III fue la convocatoria de Cortes en Madrid, en diciembre del mismo año de su subida al trono. En dicha asamblea, Enrique III intentó imponer su poder y preeminencia por encima de cualquier particularismo señorial. El nuevo monarca tuvo que hacer frente a dos graves problemas heredados de la tumultuosa época de la regencia, y que demandaban una urgente solución. El primero de ellos hacía referencia al grave problema ocasionado por la escalada de violencia y matanzas desatada contra los indefensos judíos del reino. Enrique III promulgó varios edictos severos prohibiendo taxativamente el uso de la violencia contra sus súbditos judíos, los cuales representaban para la corona una fuente no desdeñable de riqueza, ya que el impuesto que pagaban iba directamente a las arcas regías. El segundo asunto de importancia que Enrique III tuvo que solucionar fue el de calmar las ambiciones de los nobles, los cuales seguían en sus luchas privadas permanentes por incrementar sus riquezas y patrimonios, bien luchando contra el noble enemigo o rival, bien contra la propia monarquía. En este sentido, el reinado de Enrique III fue una constante lucha de la monarquía por mantener un equilibrio perfecto de poder con la nobleza, que hiciera posible regir los destinos del reino sin sobresaltos importantes. Para ellos, Enrique III encontró la solución al problema nobiliar rodeándose y encumbrando en la corte a esa nobleza segundona, también llamada de servicio, en detrimento y como freno de la nobleza alta emparentada con el rey. Esta nueva nobleza enseguida cerró filas en torno a su señor natural, preparándose para enfrentarse y eliminar a los parientes díscolos e ingratos de Enrique III. El rey se cuidó muy mucho de colocar a estos nobles se servicio en los puestos más altos y de mayor decisión de la corona: Juan Hurtado de Mendoza, mayordomo; Diego López de Estúñiga, justicia mayor; Ruy López Dávalos, condestable de Castilla; Pero López de Ayala, etc. Los parientes directos del rey, Leonor de Navarra, el duque de Benavente y los condes de Noreña y de Trástamara, intentaron resistirse a la nueva realidad política del reino, pero fracasaron en todos sus intentos por recuperar el poder perdido.
Enrique III supo rodearse de los suficientes elementos como para poder hacer frente a un ataque directo contra su autoridad. Si el rey caía, también caían los nobles sostenidos por él, por lo tanto éstos hicieron todo lo posible por no perder el poder conseguido al lado del rey. Uno a uno, todos los grandes nobles que se sublevaron contra la autoridad de Enrique III fueron derrotados con contundencia. En septiembre del año 1395, el movimiento opositor desapareció por completo. Además, ese mismo año, Enrique III acabó de un golpe con sus dos parientes más peligrosos, Alfonso Enríquez y Leonor de Navarra. Obligó a la infanta a permanecer retenida en el convento de clarisas de Tordesillas, en espera de regresar a Navarra con la orden de no regresar jamás a Castilla. Con respecto a Alfonso Enríquez, el rey y sus tropas le atacaron en Asturias, donde se había refugiado, obligándole a firmar la paz en Gijón, con la mediación del monarca francés, Carlos VI. La sentencia del arbitraje fue desfavorable al conde de Noreña, tras lo cual, Enrique III Arrasó literalmente Gijón, dando así por finalizada la oposición nobiliar hacia el rey. No obstante, el golpe más fuerte dado contra la nobleza titular fue la creación e institución, en el año 1396, de la figura de los corregidores, funcionarios mandados por el rey para el gobierno y control de las ciudades, con lo cual el poder de los nobles se redujo considerablemente.

En las ya mencionadas cortes de Madrid, Enrique III atendió, con preocupación, las constantes quejas y protestas airadas de los procuradores de las ciudades del reino, los cuales estaban preocupados por el excesivo número de extranjeros que eran designados para ocupar los beneficios eclesiásticos del reino. Enrique III, deseoso de atraerse la alianza de las villas, mandó requisar en el acto todo el oro y la plata de estos beneficiados extranjeros, con el objeto de impedir que el metal precioso saliese del reino. El pontífice de Avignón, Clemente VII, protestó enérgicamente por lo que él consideraba como una intromisión de un príncipe en los asuntos eclesiásticos, solicitando al monarca castellano-leonés la inmediata derogación del embargo. Pero la muerte del papa Clemente VII, en el año 1394, interrumpió las negociaciones establecidas entre ambos poderes. En nuevo pontífice elegido en la sede de Avignón fue el aragonés don Pedro de Luna, quien ocupó el solio pontifican con el nombre de Benedicto XIII. Con la elección de este papa, el Cisma cristiano se complicó sobremanera, hasta el punto de dividir al continente entero en dos bandos totalmente enfrentados, según se apoyara al papa de Roma o al de Avignón. La Cristiandad entera se empezó a preocupar seriamente por la larga duración del conflicto religioso, por lo que se empezaron a buscar soluciones urgentes, desde todos los ámbitos posibles. En junio del año 1394, la Universidad de París, a requerimiento del rey francés, elaboró un plan con tres soluciones para liquidar el Cisma: la vía cessionis, que pasaba por la renuncia voluntaria de los dos pontífices, la vía compromissi, que abogaba por una solución al conflicto llevaba a cabo por una serie de árbitros elegido expresamente para tal efecto, y la vía concilii, solución la Cisma mediante la convocatoria de una concilio ecuménico. Todas estas soluciones propuestas se vinieron abajo con la elección de Benedicto XIII, toda vez que el papa aragonés se negó en redondo a dejar la silla papal. En vista de tal negativa, en el año 1395, los duques franceses de Berry, Borgoña y Orleans intentaron forzar a Benedicto XIII a que se marchase de Avignón. A pesar de que Enrique III protestó enérgicamente ante el rey francés por no haberle pedido su opinión ante semejante acto, además de la tradicional adhesión de la corona de Castilla y León al papado de Avignón, en el año 1399, Enrique III se sustrajo a la obediencia del papa aragonés, solucionando, a su vez, el litigio del embargo de prebendas a los beneficiados extranjeros.

El 12 de mayo del año 1396, Juan I de Portugal rompió el trato de paz firmado con Enrique III, tres años antes, con el que su puso fin a las hostilidades entre ambos reinos. El monarca luso, en un ataque sorpresa llevado a cabo con audacia, tomó la ciudad castellana fronteriza de Badajoz, e hizo prisionero a Garci González de Herrera, encargado por Enrique III de su defensa. La situación se hizo más peligrosa cuando el antiguo arzobispo de Santiago, Juan García Manrique huyó de Castilla y propuso al rey portugués la creación de una liga nobiliar en la que figuraría el conde de Noreña, exiliado en Borgoña por orden de Enrique III. El rey castellano-leonés reaccionó con celeridad, procediendo del mismo modo que hiciera el monarca luso, atizando las discordias entre los nobles portugueses, tras lo cual, logró que se pasasen a su bando varios miembros de la alta nobleza portuguesa, como Juan Alfonso Pimentel y Juan Fernández Pacheco. Aún cuando las tropas portuguesas lograron conquistar la ciudad de Tuy, en julio del año 1398, la guerra comenzó a inclinarse del lado de los castellano-leoneses, ya que, mientras el almirante Diego Hurtado de Mendoza se adueñó del mar, Ruy López Dávalos, con sus tropas de infantería y caballería, obligó al enemigo a levantar el cerco que sostenían sobre la población de Alcántara, a la par que conquistó la población portuguesa de Miranda de Duero. Juan I de Portugal, considerándose vencido, firmó una tregua de cuatro meses, el 1 de diciembre del año 1398, que fue posteriormente prolongada con otra de diez años, tras la firma de un nuevo acuerdo, el 15 de agosto del año 1402.

Con el problema portugués solucionado, y con el regreso de Castilla y León al partido papal de Benedicto XIII, gracias a las presiones “amistosas” del rey aragonés, Martín el Humano, Enrique III pudo atender, con relativa tranquilidad, su anhelado objetivo exterior: la lucha contra la Granada nazarí. Enrique III encontró la ocasión perfecta para desatar la guerra contra Granada en el año 1406, fecha en la que el reino nazarí rompió, por su cuenta, la tregua firmada anteriormente con Castilla y León, invadiendo territorios del reino de Murcia. Las tropas castellanas reaccionaron con celeridad, defendiendo adecuadamente los puestos fronterizos más importantes, lo que no evitó la pérdida de poblaciones de relieve, como Ayamonte. No obstante, Enrique III obtuvo una resonante victoria cerca de Baeza, en la famosa batalla de los Collejares. En vista de que el conflicto con Granada no se solucionaba, Enrique III convocó cortes en Toledo, exponiendo sus deseos de terminar la guerra cuanto antes, por lo que pidió a los procuradores un sustancioso subsidio para poner en pie de guerra un ejército capaz de contrarrestar el empuje del enemigo musulmán. Las cortes acogieron favorablemente la petición del rey, e incluso, le prometieron otro adelanto de dinero sin necesidad de convocar nuevas cortes en caso de necesidad imperiosa. Enrique III comenzó los preparativos de un gran ejército, a cuya cabeza tenía pensado colocarse él mismo, cuando le sobrevino la muerte repentina en plena preparación de la campaña, dejando como sucesor a su hijo primogénito, Juan II, habido con la reina Catalina de Lancaster.
Por otra parte, la política dinámica de Enrique III tuvo una proyección vital más allá del ámbito puramente peninsular. En el año 1400 mandó una escuadra a Tetuán, ciudad que en aquella época era un auténtico nido de piratas, con el objeto de limpiar de una vez la localidad de tan molestos personajes, los cuales dificultaban sobremanera el comercio marítimo castellano-leonés en la zona. Con la misma intención, el conde de Buelna realizó importantes correrías por el Mediterráneo, en lucha contra los musulmanes y sus acciones de piratería. En el año 1404, Castilla y León se hizo cargo de la financiación del proyecto de dos franceses, Juan de Béthencourt y Gadifer de la Salle, quienes tomaron posesión, en nombre del rey Enrique III, de las Islas Canarias. Pero, sin lugar a dudas, el acto más curioso y relevante de la política ultraeuropea practicada por Enrique III fue el envío de dos embajadas castellanas a la corte de Tamerlán, comandadas por Gómez de Sotomayor y Hernán Sánchez de Palazuelos, la primera, y por Ruy González de Clavijo, la segunda. Ésta última nos es conocida al detalle gracias al propio testimonio escrito por el propio González de Clavijo, que asistió a los últimos momentos de la vida del gran Tamerlán.

Catalina de Lancáster

(Hertford, 31 de marzo de 1373 – Valladolid, 2 de junio de 1418), hija de Juan de Gante y de su segunda esposa, Constanza de Castilla y reina consorte de Castilla por su matrimonio con el rey Enrique III de Castilla.
Aldo  Ahumada Chu Han 

Reina de Castilla, nacida en Bayona en 1373 y muerta en Valladolid en 1418. Era hija de Juan de Gante, duque de Lancaster, y de Constanza de Castilla, segunda hija y heredera de Pedro I. En 1388, en Bayona, se acordó su matrimonio con el infante Enrique, hijo de Juan I Trastámara. Este acuerdo puso fin a la guerra dinástica entre el rey castellano y Juan de Gante, que reclamaba los derechos sucesorios de su esposa al trono de Castilla. La renuncia de Juan de Gante a sus derechos sucesorios y el matrimonio de Catalina con el heredero del rey castellano sirvieron para anular la linea de descendencia de Pedro I y para poner fin a la guerra que había iniciado la revolución trastamarista. La boda tuvo lugar en Palencia, el 17 de noviembre de 1388.

El reinado de Enrique III y la minoridad de Juan II

Catalina y Enrique fueron los primeros herederos al trono en ostentar la dignidad de Príncipes de Asturias. En 1390 se inició el reinado de Enrique III. Catalina tuvo de él dos hijas y en 1405 nació su hijo Juan, que heredaría el trono de su padre. La muerte del Enrique III cuando su hijo contaba apenas dos años de vida dio paso a una larga regencia. El testamento del rey disponía que el gobierno del reino recayera conjuntamente en la reina Catalina y en el infante don Fernando, hermano de Enrique III. Como instancia mediadora entre ambos quedaba el Consejo real, en el que Enrique III había incluido a los hijos de don Fernando, lo que dio a éste un gran peso en el Consejo. Previendo que pudieran producirse desavenencias entre los regentes o que éstos vivieran separados, Enrique III estableció que pudiera dividirse el territorio en dos partes en las que gobernarían por separado los regentes. La custodia de Juan II fue encomendada a los nobles Diego López de Stúñiga y Juan Fernández de Velasco, antiguos consejeros del rey. La reina Catalina se negó a entregar la tutela de su hijo, encastillándose en Segovia. Esto dio la oportunidad a don Fernando de modificar el testamento de Enrique III, al mediar en el conflicto consiguiendo que los tutores designados por el testamento regio delegaran la tutela del rey-niño sobre su madre, a cambio de una importante suma de dinero. Aparte del desgarro que para Catalina hubiera supuesto entregar a un hijo todavía lactante, la reina quiso evitar que su hijo, el rey, cayera en manos de la nobleza, lo que le habría convertido en un rehén valiosísimo para las ambiciones nobiliarias de ésta. El mismo objetivo perseguía don Fernando, que pretendía controlar el Consejo real y apartar del gobierno a la nobleza aupada en tiempos de su hermano Enrique.
En las Cortes reunidas en Segovia en 1407, el infante don Fernando exigió el control sobre los subsidios concedidos para la guerra contra Granada y consiguió que la asamblea aprobara la división del reino en dos zonas de gobierno. Catalina gobernaría sobre la mitad norte, mientras Fernando se reservaba la mitad sur del reino. Aunque sus estados patrimoniales quedaban en la zona de gobierno de Catalina, don Fernando deseaba controlar los dominios de las órdenes militares del sur de la península, que constituían una de las principales fuentes de riqueza en Castilla.

La difícil minoridad de Juan II

Las campañas contra Granada emprendidas por don Fernando en 1407 tuvieron escaso éxito, lo que disminuyó el prestigio del infante. Este momento fue aprovechado por los Stúñiga y los Velasco, que habían perdido buena parte de su influencia, para debilitar el gobierno del infante, atrayéndose a la reina. Los bandos se enfrentaron en agosto de 1408 en Segovia, ciudad donde moraba aquélla. Don Fernando se vio obligado a restablecer la composición del Consejo dictada por el testamento de Enrique III. El infante fue elevado al trono de Aragón, en virtud del Compromiso de Caspe, pero no abandonó la regencia de Castilla, a pesar de las esperanzas que de apartarlo del poder tenía la reina Catalina, deseosa de proteger a su hijo Juan del creciente poder del linaje de don Fernando. Éste se esforzó durante su regencia por dejar sólidamente asentadas las bases del poder y la riqueza de sus hijos, a los que se conocía como los infantes de Aragón. Los éxitos militares que cosechó don Fernando en los años de su regencia y sus hábiles maniobras políticas le entregaron el monopolio del poder en Castilla, eclipsando así la actuación de Catalina de Lancaster, mujer por otra parte poco aficionada a la política y que delegó su gobierno en su valida Leonor López de Córdoba.
Tras la muerte de don Fernando en 1416, tomó el control del bando familiar su hijo don Juan, duque de Peñafiel, jefe indiscutible de la nobleza, que a partir de entonces dirigió la política castellana, sin que la reina madre pudiera hacer nada por preservar el poder de su hijo Juan. La muerte de los viejos consejeros de Enrique III, Diego López de Stúñiga y Juan Fernández de Velasco debilitó aún más la posición de Catalina de Lancaster, que murió en mayo de 1418, tras haber visto como los infantes de Aragón se repartían el poder político y económico de Castilla, mermando progresivamente las bases del poder monárquico.

continuación

117.-Los títulos históricos de la corona de España (II) a


- Rey de Castilla

Inicialmente  un condado de León, después independiente en 935, reino  en 1035.

-Rey de Aragón


El Reino de Aragón  nace en 1035, por la unión de los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza en la figura de Ramiro I. Se prolongará hasta 1707, cuando Felipe V promulgó los Decretos de Nueva Planta, por los que el reino se integra en el Reino de España.

-Rey de Navarra


El Reino de Navarra, nació en 1162,  fue el sucesor del Reino de Pamplona, fundado en torno a la capital navarra en 824,termino en 1841, cuando se unió a reino de España.

-Rey de  Granada

El Reino de Granada, también conocido como Emirato de Granada o Sultanato de Granada, fue un Estado musulmán situado en el sur de la península ibérica, con capital en la ciudad de Granada, que existió durante la Edad Media, el reino fue fundado en 1238, y termino en 1492, con la conquista de los reyes católicos.  

- Rey de Jerusalén
Aldo  Ahumada Chu Han 

El reino de Jerusalén tan solo estuvo vigente a lo largo de dos siglos (1099-1291), fundándose a raíz de la 'Primera Cruzada' llevada a cabo por el papa Urbano II con el propósito de conquistar aquellos lugares, Jerusalén entre ellos, considerados como sagrados. 
El nombramiento en 1504 de Fernando el Católico como rey de Nápoles,  incorporo el titulo a la corona de España; 

- Rey de las Dos Sicilias
NAPOLES

El Reino de las Dos Sicilias fue un antiguo Estado de Italia meridional, creado en 1816 y anexionado por el Reino de Italia en 1861. Comprendía los territorios de Nápoles y Sicilia y fue gobernado por una rama de la Casa de Borbón española, descendiente de Carlos III de España, él mismo rey de Nápoles y de Sicilia como Carlos VII.

- Rey de Valencia

El reino de Valencia fue un reino creado por el rey Jaime I el Conquistador que abarcó desde la reconquista de la taifa de Valencia en 1238 hasta 1707, año en que con la promulgación de los Decretos de Nueva Planta para los reinos de Aragón y Valencia sus instituciones fueron abolidas y sus fueros sustituidos por los castellanos; desde esa fecha hasta la división territorial de España en 1833 acometida por Javier de Burgos, el reino de Valencia mantuvo ese nombre como territorio dentro de las diferentes administraciones de la España de los Borbones.

- Rey de Galicia

El reino de Galicia fue una entidad política surgida en la Edad Media como monarquía privativa durante un breve tiempo, escindidia y reunida en varias ocasiones con el reino de León y, finalmente, con la corona de Castilla, sirviendo de base para la conformación contemporánea de la región de Galicia, precedente histórico de la Comunidad Autónoma de Galicia.

- Rey de Mallorca

El Reino de Mallorca fue creado por Jaime I el Conquistador tras su conquista en 1231. En 1262 murió Alfonso, el primogénito del rey (quien iba a heredar Aragón y Valencia). Entonces, Jaime redactó un nuevo testamento por el que otorgaba Mallorca a su hijo Jaime. El reino comprendía las islas Baleares — Mallorca, Menorca (todavía bajo el poder de un soberano musulmán aunque tributaria desde 1231), Ibiza y Formentera.

- Rey de Sevilla

El reino de Sevilla fue una jurisdicción territorial o provincia de la Corona de Castilla desde su reconquista en el siglo XIII hasta la división territorial de España en 1833. Fue uno de los cuatro reinos de Andalucía. Se extendía aproximadamente por el territorio de las actuales provincias de Huelva, - Sevilla y Cádiz y la depresión de Antequera, englobando además algunos municipios en la actual provincia extremeña de Badajoz.

- Rey de Córdoba

El reino de Córdoba fue una jurisdicción territorial o provincia de la Corona de Castilla desde la reconquista hasta la División territorial de España en 1833. Fue uno de los cuatro reinos de Andalucía.

- Rey de Murcia

El reino de Murcia fue una jurisdicción territorial de la Corona de Castilla desde su reconquista en el siglo XIII hasta la división provincial de 1833, acometida por Javier de Burgos. Se extendía aproximadamente por el territorio de la actual Región de Murcia, la parte sur-este de la provincia de Albacete, Villena y Sax en Alicante y por algunas localidades de la actual provincia de Jaén.

- Rey de Jaén

El reino de Jaén fue una jurisdicción territorial o provincia de la Corona de Castilla desde la reconquista hasta la división territorial de España en 1833. Conocido como el "Santo Reino", comprendió un territorio que coincide aproximadamente con la actual provincia de Jaén y fue uno de los cuatro reinos de Andalucía.

- Rey de Los Algarves

El título de "Rey de Algarve" fue utilizado por primera vez por Sancho I de Portugal, después de la primera conquista de Silves, en 1189. Silves era sólo una ciudad del imperio almohade, aunque a estas alturas todo Al-Ándalus se hallaba unificado bajo su dominio. Así, D. Sancho usó alternativamente en sus diplomas las fórmulas "Rey de Portugal y de Silves" o "Rey de Portugal y del Algarve"; excepcionalmente, acumuló los tres títulos en los de "Rey de Portugal, de Silves y del Algarve".

- Rey de Algeciras

El Reino de Algeciras de la Corona de Castilla tiene su origen en 1344, cuando Alfonso XI conquistó el reino meriní de Algeciras. Desde ese momento el título de "rey de Algeciras" figuró entre los títulos de los monarcas castellanos y hasta la actualidad lo hace entre los títulos de la Corona de España.

- Rey de Gibraltar

El Reino de Gibraltar fue un reino taifa musulmán de al-Ándalus regido por Abdul Malik, hijo del sultán de los Benimarines entre 1333 y 1340. En 1355 el emir Isa Ibn al-Hassam se proclamó 'Rey de Gibraltar y de su tierra', tras el cerco a la ciudad liderado por Alfonso XI. En 1462 el reino de Gibraltar fue conquistado por Enrique IV de Castilla, incorporándolo a los títulos de la Corona de Castilla. 
En la actualidad pese a ser Gibraltar una dependencia británica, el título  de Rey de Gibraltar permanece bajo la corona española y está reconocido por la corona britanica.

- Rey de las Islas Canarias, de las Indias Orientales y Occidentales y de las Islas y Tierra Firme del Mar Océano (Título referido a América y a las Filipinas).


-Rey de Cerdeña
Aldo  Ahumada Chu Han 

- Archiduque de Austria

El Archiducado de Austria fue uno de los más importantes Estados que conformaron el Sacro Imperio Romano Germánico. Centro de la casa de Habsburgo, fue el precursor del Imperio austríaco. Los familia de los Habsburgo reinaron en España desde 1516 hasta el 1700.

- Duque de Borgoña

El Ducado de Borgoña fue uno de los Estados más importantes de la Europa medieval, independiente entre 880 y 1482. El feudo del duque de Borgoña correspondía aproximadamente con la región actual francesa de Borgoña. Gracias a su riqueza y vasto territorio, el ducado fue tanto política como económicamente muy importante. Técnicamente eran vasallos del rey de Francia, pero los duques de Borgoña supieron mantener una política propia. Los Habsburgo continuaron reclamando el ducado de Borgoña, en vano, y reconocieron su pérdida (Paz de Cambrai (1529), Tratado de Cateau-Cambrésis (1559), tratado de Nimega (1678)). Siguieron manteniéndose como duques titulares.

Los reyes de España como sucesores siguieron manteniendo la titulación como mero prestigio.

- Duque de Brabante

El Ducado de Brabante fue un antiguo ducado situado entre los Países Bajos y Bélgica. El título de duque de Brabante fue creado por el emperador Federico I Barbarroja elevando en 1183/1184 el landgraviato de Brabante en ducado en favor de Enrique I de Brabante, hijo del conde de Lovaina.
DUCADO DE MILÁN

- Duque de Milán (Tomada durante varios siglos para defender las posesiones italianas frente a Francia).

- Duque de Atenas y Neopatria (Conquistas de los Almogávares en Bizancio, tras la "Venganza catalana").

- Conde de Habsburgo

Los Habsburgo españoles desaparecieron en 1700 por causa de un rey completamente disminuido e incapaz de gobernar, Carlos II de España aunque la dinastía de los Habsburgo españoles continuó con la descendencia de Don Juan José de Austria (único hijo ilegítimo reconocido por Felipe IV) y de Don Carlos Fernando de Austria y Manrique.

- Conde de Flandes

Los condes de Flandes fueron los titulares del Condado de Flandes entre el siglo IX y la disolución formal del condado tras la Revolución francesa y la formación del reino de Bélgica en 1830, aunque honoríficamente el título todavía fue empleado por los Habsburgo de Austria hasta 1919 y por los príncipes herederos a la corona de Bélgica. Entre 1516 y 1700 todos los monarcas de la casa de Habsburgo de España, fueron también Condes de Flandes. El Tratado de Utrecht de 1713 entregó la titularidad a los Habsburgo de Austria hasta que tras la Revolución francesa el condado fue anexionado a Francia en 1795 y el título disuelto. A la creación del reino de Bélgica en 1830, el título fue empleado honoríficamente por los emperadores de Austria y lo es todavía como distinción de los príncipes herederos de Bélgica.

- Conde del Tirol, Rosellón y Cerdaña

- Conde de Barcelona

El condado de Barcelona corresponde al territorio regido por los condes de Barcelona entre el siglo IX y el siglo XII, desde donde se formó históricamente Cataluña como una entidad política. 

- Señor de Vizcaya.

El Señorío de Vizcaya fue un territorio con organización política propia existente en la actual provincia de Vizcaya desde el siglo XI hasta 1876, en que fueron abolidas las Juntas Generales de Vizcaya y el régimen foral vizcaíno. 
En 1379 el rey Juan I de Castilla se convirtió en señor de Vizcaya, por herencia materna, quedando dicho territorio integrado definitivamente en la corona de Castilla y luego en el reino de España. Vizcaya tuvo bandera naval propia, casa de contratación y consulado en Brujas. También tuvo dos aduanas, en Valmaseda y Orduña.

-Señor de Molina.


Señor de Molina fue un señorío jurisdiccional medieval en España establecido en torno a la villa de Molina de Aragón, en la actual provincia de Guadalajara. Fue fundado como señorío independiente entre los reinos de Castilla y de Aragón por Manrique Pérez de Lara. Desde 1321 el título de señor de Molina quedó ligado al de rey de Castilla, primero, y rey de España, después.


- Rey de Hungría, Dalmacia y Croacia


Escudo de rey de Hungria, Jerusalen y Napoles.

El Reino de Hungría fue junto con el Reino de Inglaterra, el Reino de Francia, el Reino de Polonia, el Sacro Imperio Romano Germánico y el Reino de España una de las potencias europeas durante la Baja Edad Media y parte de la Época Moderna.

- Duque de Limburgo, Lotaringia, Luxemburgo, Güeldres, Estiria, Carniola, Carintia y Wurtemberg.

El ducado de Limburgo pasa a formar parte de los vastos territorios gobernados por el duque de Borgoña, y seguirá la misma suerte que el estado Borgoñón, pasando a la casa de Habsburgo en 1477, formando los Países Bajos Españoles, más tarde (1713) Países Bajos Austríacos, pero siempre conservando su integridad formal, hasta que en 1794 es conquistado por el ejército napoleónico e integrado al Imperio Francés en 1795, incorporado a la nueva provincia de Meuse Inferior.

- Landgrave de Alsacia (Herencia del emperador Carlos V)

- Príncipe de Suabia

- Conde Palatino de Borgoña

- Conde de Artois, Hainaut, Namur, Gorizia, Ferrete y Kyburgo

- Marqués de Oristán y Gocíano

- Margrave del Sacro Imperio Romano y Burgau

- Señor de Salins, Malinas, la Marca Eslovena, Pordenone y Trípoli.