—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

lunes, 10 de junio de 2019

504.--The Courtroom Sketches.

Arkansas Titan II Missile Silo Accident.



On Sept. 18, 1980, an airman dropped a wrench socket while performing maintenance on the Titan II missile silo in Arkansas

Date: 

1980

The wrench ruptured a fuel tank and caused the missile to explode, which resulted in the launching of a nuclear warhead. Fortunately, it landed nearby and did not detonate.

Date: 

1980

Date: 

1980

Emergency maintenance is performed in Titan II missile silo, Arkansas

Date: 

1980



El 18 de septiembre de 1980, alrededor de las 6:30 pm, un aviador que realizaba el mantenimiento de un misil Titan II en Little Rock, Arkansas, dejó caer un enchufe de una llave de tubo. Cayó veinticinco metros y golpeó el tanque de combustible de la primera etapa del cohete, que comenzó a gotear. A las 9 pm, la Fuerza Aérea había evacuado al personal y una hora después, comenzaron a evacuar a los civiles. El misil contenía una ojiva nuclear W-53.

En las primeras horas del 19 de septiembre, el aviador senior David Livingston y el sargento Jeff Kennedy tomaron lecturas de las concentraciones de combustible en el aire dentro del complejo de lanzamiento. Los niveles estaban al máximo. Alrededor de las 3 am, salieron para recibir más órdenes y se sentaron en el portal de acceso. Fue entonces cuando explotó el misil.
La puerta de cierre del conducto de lanzamiento, que pesaba 740 toneladas, se elevó 200 pies en el aire y aterrizó a 600 pies del complejo. Kennedy aterrizó a 150 pies del silo y se rompió una pierna. Livingston vivió lo suficiente para ser evacuado antes de sucumbir a sus heridas.
La ojiva nuclear aterrizó a 100 pies de la entrada principal del complejo. Gracias a las características de seguridad que realmente pueden lamer y no comenzar a hacer tictac, no se perdió ningún material radiactivo.
Las audiencias del Congreso sobre el incidente consideraron que el programa Titan II era confiable en general. Una estructura de mantenimiento de misiles recibió más tarde el nombre del Livingston caído.

Nota de Prensa.
La noche que una bomba atómica casi hace desaparecer Arkansas.

Infobae
12 Nov, 2025

El accidente del 18 de septiembre de 1980 en un silo de misiles Titan II en Damascus vuelve a la memoria de los estadounidenses en un contexto nuevo en el que el presidente electo Donald Trump llama a reforzar la capacidad nuclear del país.
La noche del 18 de septiembre de 1980 podría haber cambiar todo. Una fecha que quedó tatuada en la memoria de un grupo de jóvenes soldados que rodaban los 20 años cuando custodiaban un silo del misil balístico intercontinental Titan II en Damascus, un pueblo de Arkansas. Después de un turno de 12 horas, uno de estos muchachos tuvo que realizar una operación de mantenimiento en la máquina de guerra. Cuando trabajaba en la parte superior del misil, tan alto como un edificio de ocho plantas, una herramienta de tres kilos y medio se le escurrió entre los guantes. Al caer contra el suelo, rebotó y golpeó contra la parte baja del arma, provocando una fuga de combustible y desatando el caos.

"Crees que el manual te va a salvar", dice uno de los responsables de custodiar ese silo en el documental Command and control, estrenado esta semana en la cadena PBS, basado en el libro homónimo de Eric Schlosser —que también participa en el filme— y que fue finalista del Pulitzer en 2014, según explicó un artículo del diario El País.

Pero el manual no decía nada que sirviera para resolver la situación. No había plan A ni plan B para controlar un escenario como aquel. Nadie en la cadena de mando tenía la experiencia necesaria. Durante horas, ningún responsable se atrevía a tomar decisiones. Mientras, el combustible se iba derramando, vaciando el tanque interno del misil y multiplicando las opciones de que se derrumbase sobre sí mismo. Si eso sucedía, Arkansas quedaría arrasada por una bomba con tres veces más poder destructivo que todas las usadas durante la Segunda Guerra Mundial por todos los bandos, incluidas las de Hiroshima y Nagasaki, según explica Schlosser.
Por esos días, en Little Rock —a 80 kilómetros de Damascus— se estaba celebrando la convención demócrata de Arkansas, comandada por el entonces vicepresidente del país, Walter Mondale, y el gobernador del estado, Bill Clinton. Los demócratas fueron informados del incidente, pero con reservas: el militar a cargo respondió a Mondale con un "ni confirmo ni desmiento" cuando el vicepresidente le preguntaba por la presencia de una cabeza nuclear en el lugar del incidente.
El documental, en el que participan todos los protagonistas vivos de la historia, dispone este episodio como ejemplo del secretismo con el que el Pentágono trataba estos asuntos en la Guerra Fría. La escalada armamentística provocó la fabricación masiva de bombas atómicas, lo que multiplicó exponencialmente la probabilidad de un incidente como este. "Con 50 o 200 de estas bombas se podía aniquilar a la URSS", asegura Schlosser, "y a mediados de la década de 1960 teníamos 32.000". El secretario de Defensa en aquel momento, Harold Brown, reconoció en la cinta que con semejante arsenal tenían incidentes todos los días: "No nos preocupamos lo suficiente", admitió.

El subtítulo del libro de Schlosser habla de una "ilusión de seguridad" desmentida por la realidad: aunque los estadounidenses no eran conscientes, EEUU vivió miles de accidentes como el de Damascus, en los que se veía comprometida la integridad del armamento atómico. Brown cuenta que mantenían activos los mastodónticos y anticuados Titan II en el arsenal como estrategia de negociación, para poder canjearlos por unos cuantos misiles soviéticos. En 1982, Reagan ordenó retirarlos.
Finalmente, el caos desatado en el silo por la falta de una respuesta adecuada causó una formidable explosión que muchos creyeron que sería la de la cabeza nuclear. Los fluidos liberados provocaron que reventara el silo, matando a uno de los jóvenes soldados, y lanzando hacia el exterior la ojiva, que tardaría en ser recuperada. El Pentágono negó que hubiera riesgo de detonación, pero los propios responsables del diseño de la bomba se muestran seguros de que podría haber explotado.
El Pentágono también dijo que el evento que provocó el accidente fue uno entre un millón; sin embargo, durante el rodaje en una réplica del Titan II, dejaron caer doce veces la herramienta que se le escapó al operario y en seis ocasiones golpeó el misil. "Si el sistema funciona, un hombre que deja caer una herramienta no manda una cabeza nuclear al campo", señalan en el documental.
Más allá del episodio concreto, el filme dirigido por Robert Kenner funciona como advertencia, ahora que Trump tiene en su mano el botón nuclear para un arsenal con casi 2.000 cabezas atómicas desplegadas. Hace un año, tras pelear por la información durante muchos meses, la Fuerza Aérea reconoció a Associated Press que otro percance en un silo había causado daños cuantiosos en un misil atómico en 2014, aunque se negó a facilitar más detalles.

El Titan II fue un misil balístico intercontinental (ICBM) desarrollado por Glenn L. Martin Company a partir del anterior misil Titan I. El Titan II fue diseñado y utilizado originalmente como un misil balístico intercontinental, pero luego se adaptó como un vehículo de lanzamiento espacial de carga media (estas adaptaciones fueron designadas Titan II GLV y Titan 23G) para transportar cargas útiles a la órbita terrestre para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF), la NASA y Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
Esas cargas útiles incluían el Programa de Satélites Meteorológicos de Defensa (DMSP) de la USAF, los satélites meteorológicos de la NOAA y las cápsulas espaciales tripuladas del Programa Gemini de la NASA. Los SLV (vehículos de lanzamiento espacial) Titan II modificados se lanzaron desde la base de la Base Vanderberg de la Fuerza Espacial estadounidense, California, hasta 2003.
Ubicación de Damasco en los condados de Faulkner y Van Buren, Arkansas.


Nota: Damascus es un pueblo ubicado en el condado de Van Buren en el estado estadounidense de Arkansas. Su población era de 382 habitantes según el censo de 2020. 

Población histórica
Censo
1970255
198030720,4%
1990246−19,9%
200030624,4%
201038224,8%
20203820,0%
Censo decenal de EE. UU. 
EntidadPueblo
 • PaísBandera de Estados Unidos Estados Unidos
 • EstadoBandera de Arkansas Arkansas
 • CondadoVan Buren
Superficie 
 • Total5.02 km²
 • Tierra5.02 km²
 • Agua(0%) 0 km²

 

Iran Hostage Crisis.

Crisis de rehenes en Irán.


Un grupo de estudiantes iraníes tomó el control de la embajada de Estados Unidos en Teherán el 4 de noviembre de 1979. Cincuenta y dos estadounidenses fueron tomados como rehenes. La crisis de los rehenes en Irán duró 444 días, derrocando la presidencia de Jimmy Carter y provocando la muerte de ocho militares estadounidenses durante una misión de rescate fallida llamada Operación Garra de Águila.


Roberts B. Owen, Legal Adviser to the Department of State, argues at the World Court for the release of American diplomats during the Iranian hostage crisis.

Date: 

1979



Roberts B. Owen, Legal Adviser to the Department of State, argues at the World Court for the release of American diplomats during the Iranian hostage crisis.

Date: 

1979



U.S. AG Benjamin Civiletti argues for the release of American diplomats being held hostage in Iran at the World Court in the Hague.

Date: 

1979



Sir Humphrey Waldock of Britian, President of World Court


Hearings for release of U.S. diplomats during Iranian hostage crisis

Date: 

1979




Roberts B. Owen, Legal Adviser to the Department of State, argues at the World Court for the release of American diplomats during the Iranian hostage crisis. Date: 1979

 

continuación


Blackthorn

 


Blackthorn es una película western de 2011 dirigida por Mateo Gil y protagonizada por Sam Shepard, Eduardo Noriega y Stephen Rea.Escrita por Miguel Barros, la película es un relato ficticio acerca de Butch Cassidy, quien ya anciano, vive bajo el nombre de James Blackthorn en un tranquilo pueblo de Bolivia, veinte años después de su desaparición en 1908. fue rodada en localizaciones de La Paz, Potosí y Uyuni en Bolivia.​La película fue lanzada inicialmente en iTunes el 2 de septiembre de 2011, y se estrenó en Estados Unidos el 7 de octubre de 2011.

Crítica Blackthorn. Sin destino 23/01/2012 Angel Manuel Garcia Alonso La recomendación de esta semana es una película española que me ha sorprendido gratamente y que me había recomendado Lukus, ‘Blackthorn. Sin destino’. He de reconocer que el mero hecho de que un western español, sí, repito español tenga 11 nominaciones a los Premios Goya 2012 incluyendo Mejor Película y Mejor Director me había llamado mucho la atención y tenía curiosidad por ver como nos desenvolvemos en un género de este tipo. ‘Blackthorn. Sin destino’ supone el regreso a la gran pantalla del director canario Mateo Gil tras su debut en 1999 con el largo ‘Nadie conoce a nadie’, si bien en taquilla ha pasado desapercibida para el público en general no ha sido así para la crítica y ha tenido buena acogida. La cinta nos presenta a Robert LeRoy Parker, más conocido como Butch Cassidy, legendario ladrón de trenes y bancos en un supuesto ficticio en el cual Butch Cassidy y su amigo Sundance Kid no hubieran muerto en el tiroteo de Bolivia de 1908. En este supuesto Butch Cassidy despúes de vivir escondido durante veinte años con el nombre de James Blackthorn se plantea el retorno a su país natal, hasta que se encuentra con un joven ingeniero español que acaba de robar una mina. El guión es de Miguel Barros y podemos destacar la construcción de los personajes así como algún giro en la narración, también mencionar los flashbacks que nos trasladan a la época lejana de ladrón que Butch Cassidy mirará con nostalgia. Si bien, también le podemos poner algún pero en algunos momentos, tanto en su desarrollo como agilidad narrativa, pero en general una historia bastante interesante. Las actuaciones de los actores principales son muy buenas, destacamos principalmente al veterano actor Sam Shepard en el papel del maduro James Blackthorn con una sobria actuación que nos recordará a los grandes del género western como al mismísimo Clint Eastwood de ‘Sin Perdón’ . Sam Shepard tiene experiencia en el género ya que participó en el excelente western de interminable título, ‘El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford’. El ingeniero español Eduardo Apodaca interpretado por Eduardo Noriega en lo que viene a ser de los mejores papeles del actor que le he visto hasta la fecha y al cual echamos de menos en las nominaciones de los Goya 2012. En este caso, la química entre Shepard y Noriega funciona. También destacar al inspector que los persigue sin descanso Mackinley interpretado por el irlandés Stephen Rea, la peruana Magaly Solier participa en pocas secuencias, pero destaca como amante de Shepard. Algunos reconocerán al actor danés Nikolaj Coster-Waldau conocido por interpretar a Jaime Lannister en la serie Juego de Tronos en esta ocasión interpreta al joven James Blackthorn. La película es magnífica en sus imágenes nos acerca el maravilloso paisaje boliviano, también destaca por la música, dirección artística y especialmente fotografía, ya sólo por esto merece la pena verla. Entre los aspectos negativos, los «inquietos», podemos echar en falta algo más de acción en sus 98 minutos de duración y nos puede parecer lenta o aburrida. Mi recomendación es que disfruten de las imágenes. También podemos pensar que hemos visto mil veces el personaje de vaquero duro, pero, en mi opinión, creo que sin aportar nada nuevo al género la película se hace entretenida y un disfrute visual. Desde aquí agradezco personalmente a Mateo Gil su apuesta arriesgada y su valentía al hacer algo que se sale de los tópicos del cine español. En definitiva, ‘Blackthorn. Sin destino’ es totalmente recomendable y el mejor western español hasta la fecha, va de tapado a los Goya 2012 pero desde aquí ya aviso que puede ser la gran sorpresa de la noche. PREMIOS 2011: Premios Goya: 11 nominaciones, incluyendo Mejor película y director 2011: Festival de Tribeca: Sección oficial competitiva internacional (largometrajes)


SAM SHEPARD ES CASSIDY En Blackthorn, el protagonista es un Butch Cassidy ya anciano, que después de vivir aislado y escondido en la Bolivia tropical durante 20 años, decide regresar a los Estados Unidos. En su camino se cruzará con otro jinete, Eduardo Apodaca, un ingeniero español reconvertido en ladrón, con el que regresará al territorio de los fuera de la ley. Bajo la piel de Butch Cassidy, se esconde el veterano actor y totem de la dramaturgia americana, Sam Shepard y en el papel de Apodaca, Eduardo Noriega. UNA LEYENDA DEL WESTERN Como una bota de vaquero, la piel de Sam Shepard se adapta prieta a la carne del viejo y solitario Butch Cassidy, protagonista de Blackthorn y forajido reputado de la iconografía y el cine clásico estadounidense. En el filme, Shepard recorre a caballo las altas llanuras de Bolivia, como lleva haciendo en las del medio oeste norteamericano desde que era un niño. Huye del sentimentalismo en su interpretación como ha hecho a lo largo de medio siglo en sus textos dramáticos, por lo que se le considera el dramaturgo vivo más célebre y más representado de EEUU. Y canta por primera vez en pantalla, con voz ronca y honda, cerrando el círculo de una vida vinculada a la música, que empezó como batería de los psicodélicos Holy Modal Rounders, y que continúa en la intimidad de su casa. Sam Shepard es un nuevo Butch Cassidy, armado de una firme moral y curtido como buen personaje-icono de las películas del oeste. "Siempre he estado muy influido por el western, también en mis obras de teatro y en mi manera de pensar. Crecí viendo películas de vaqueros y montando a caballo. Eso marca", dice Shepard desde su casa de Nueva York, donde no tiene ni ordenador ni internet, sólo una máquina de escribir desde la que sigue hablando de la soledad contemporánea. Todo esto ocurre bajo la mirada de un director español. Mateo Gil, guionista habitual de Alejandro Amenábar, dirige un western ejemplar, que fascinó en el Festival de Tribeca, donde la distribuidora indie estadounidense Magnolia compró los derechos para su estreno norteamericano. La película se estrenó este viernes en España. El guión firmado por Miguel Barros fue lo que sedujo a Shepard, ganador de un premio Pulitzer en 1979 por Buried Child. "Es uno de los mejores guiones que he leído en los últimos diez años, y es precisamente una buena escritura lo que me atrae a la hora de elegir un proyecto. No tanto las ideas que se plantean, porque las ideas suelen decepcionar", dice irónico. Blackthorn parte de una pregunta y un deseo: ¿Qué hubiera ocurrido si Butch Cassidy no hubiera muerto en aquel tiroteo en Bolivia con el que acababa la célebre película de Roy Hill? ¿Qué habría pasado si aquella moral de ladrón a lo Robin Hood no hubiera desaparecido? Tanto Shepard como Mateo Gil insisten en que Blackthorn no es ninguna continuación del clásico. "Son como el día y la noche. Una es una película sobre la juventud. La otra, sobre la vejez y la soledad", apunta el actor que debutó en el cine en Días del cielo. Reconvertido en un ranchero viejo y solitario que cría caballos en un valle remoto de Bolivia, Cassidy, ahora bajo el nombre de James Blackthorn, quiere volver a casa para morir y reencontrarse con un jovencito, hijo de Sundance Kid o de él mismo. Pero en su camino de vuelta se cruzará con un personaje ambiguo, un tal Eduardo Apodaca, que lo enredará en un golpe y en una huida que le recordará a los viejos tiempos. "Mateo y Eduardo insistían en forzar la amistad de ambos personajes, pero yo nunca lo vi claro", comenta el actor. "Cassidy es un solitario", recalca. “rodar en bolivia no fue nada fácil” El impacto de Blackthorn en el Tribeca Film Festival de Nueva York ha sido determinante para su exhibición en el mercado estadounidense en los próximos meses. A este respecto, Mateo Gil reconoció que "tenía cierto miedo a que la película resultara extraña y la respuesta fue más cálida y sentí que me daban las gracias por recuperar a Butch Cassidy y el balance es fantástico". Con un reparto encabezado por Sam Shepard, Eduardo Noriega, Stephen Rea y Magaly Solier, Blackthorn, sin destino sigue la estela de los protagonistas de Dos hombres y un destino (1969), de George Roy Hill, en una ficción sobre la vida de Butch Cassidy y Sundance Kid veinte años después de que se vieran envueltos en el tiroteo que coronaba la cinta de 1969. Rodar en Bolivia una película de este tipo no fue fácil, al igual que su financiación. La sintonía con el productor Andrés Santana y su convicción de sacar adelante el proyecto fueron determinantes para que el western de Mateo Gil saliera adelante. "Fuimos a ver las localizaciones en Bolivia con Andrés Santana y la conclusión fue que el viaje era una locura, pero no nos quedaba", apuntó Gil.

SIN SEGURO Por su parte, Andrés Santana, que recordó anécdotas del rodaje como el tránsito por carreteras y parajes sin servicio alguno para el numeroso equipo humano y técnico, y el hecho de que ninguna aseguradora quisiera asumir el riesgo de filmar en esta zona. "Esto ha sido una aventura loca, y aunque muchas veces estaba aterrado, la aventura ha valido la pena", subrayó. La razón de Bolivia, además de la evidente conexión geográfica con Dos hombres y un destino, estaba en que "son paisajes poderosos" que a juicio del realizador marca distancias a otros western de cabecera en la historia del cine. A Mateo Gil le queda por delante el reto de que su película tenga un poder de convocatoria en los cines acorde a las expectativas y valoración de la crítica especializada. "Es difícil llevar la gente al cine y también es difícil convencer a las nuevas generaciones para ir a ver un western", puntualizó el realizador español.



» Cultura 'Blackthorn. Sin destino', el 'western' intimista de Mateo Gil

Eduardo Noriega y Sam Shepard, en una película con participación de TVE Charlamos con su directo Mateo Gil ESTEBAN RAMÓN 13.06.2011 Sinopsis Tras haber huido de Estados Unidos, el legendario forajido Butch Cassidy murió en Bolivia en 1908, tiroteado junto a su amigo Sundance Kid. Esto es lo que dice la versión oficial. Pero lo cierto es que ha pasado veinte años escondido y ahora quiere volver a casa. Sin embargo, pronto encontrará en su camino a un joven ingeniero español que acaba de robar la mina en la que trabajaba y que pertenece al empresario más importante de Bolivia... En la escena final de Dos hombres y un destino, Butch Cassidy (Paul Newnan) y Sundance Kid (Robert Redford), rodeados en una emboscada del ejército boliviano, salían a cara descubierta de su refugio repartiendo tiros. Un plano final congelado sugería la inmolación de los bandidos. ¿Butch y Sundance muertos? No, desde luego, según Blackthorn. Sin destino, el ‘western’ dirigido por Mateo Gil, que cuenta con la participación de TVE, y que retoma la vida de un veterano Cassidy oculto en Bolivia bajo el nombre de James Blackthorn. Sam Shepard (en el papel de Butch), Eduardo Noriega y el irlandés Stephen Rea participan en un atípico proyecto en el cine español, rodado a lo largo de nueve semanas en todo tipo de localizaciones bolivianas, con un resultado sorprendente por su calidad estética y su equilibrio entre el drama y la épica. Mateo Gil se muestra entusiasmado con la apuesta de su segunda película. "El hecho de ser un western era un elemento muy atractivo. Es un sueño, un capricho. Además trata temas que me mueven y que son muy actuales". Miguel Barros es el autor de un guion original que especula con una historia y personajes muy americanos, escrito en inglés aunque aproveche el desarrollo de la trama en Sudamérica para escribir ocasionalmente en castellano. Butch Cassidy, una leyenda real

La manida definición de 'western crepuscular' encaja como un guante en la película de Mateo Gil. En una famosa línea de El hombre que mató a Liberty Valance se dice: "Cuando los hechos se convierten en leyenda, imprime la leyenda". El enfoque de Gil y Barros difiere. "No hemos tenido la intención de ahondar en la leyenda de Butch. Hemos buscado el lado más íntimo, hemos buscado al personaje para hablar de los temas que nos interesaba". ¿Y cuáles son esos temas?

"Primero, la postura del individuo hacia la amistad; también el de las líneas morales que diferencian a la antigua generación de Butch Cassidy con la nueva que encarna Eduardo. Unas líneas morales que con el tiempo hemos cruzado sin darnos cuenta. Y un tercer tema que es el paso del tiempo, cómo asumimos nuestro pasado". La tesis de que Butch no murió en la encerrona no es un invento de Blackthorn. "La teoría más aceptada es que ellos murieron pero hay dudas históricas. Hay muchos rumores de que Butch volvió a Estados Unidos. Y por otro lado se habla de un bandido americano que iba acompañado de un chileno que podría ser el propio Butch". Algunas secuencias, como las persecuciones a distancia, recuerdan inevitablemente a Dos hombres y un destino. "Sí –matiza Gil-, pero están sacadas de la vida real de Butch. Hay muchas referencias, siempre hay que hablar de John Ford, como padre del western, o de Howard Hawks. Para nosotros, una referencia temática muy importante es Sam Peckinpack. Y luego están las películas que han tratado directa o indirectamente el personaje de Butch Cassidy, como Dos hombres y un destino, o Grupo Salvaje que, aunque no lo nombra, utiliza las facetas políticas de Butch para el personaje protagonista" Shepard y Noriega cabalgan juntos

La película juega con las semejanzas y diferencias entre la eterna amistad de Butch y Sundance, y los nuevos lazos de que Cassidy establece con Eduardo, un ingeniero español interpretado por Eduardo Noriega. Sam Shepard aceptó un papel con alguna escena en castellano y se fue a Bolivia a rodar junto a un equipo extranjero. Shepard es célebre tanto por sus papeles en clásicos modernos como Días del cielo, Elegidos para la gloria o París-Texas, como por sus propias obras de teatro, relatos y guiones. “En ningún momento fue Sam Shepard trabajando. Habla poco de su literatura y su pasado. Sam habla mucho de caballos y su rancho, lo cuál le hace más interesante”, afirma Gil. La personalidad de Shepard se asemeja al prototipo de hombre del oeste que por el día cabalga y por la noche comparte su vida alrededor de una fogata. Sam es curioso. Por un lado es muy solitario, por otro disfruta mucho de la compañía: se arrancaba a tocar la guitarra en el hall del hotel junto a todo el equipo”. Eduardo Noriega lleva años actuando con palabras escritas por Mateo Gil. Además de los guiones de películas de Amenábar que ha firmado (Tesis, Abre los ojos), Gil eligió a Noriega para protagonizar su debut cinematográfico en 1999: Nadie conoce a Nadie. “Con Noriega estoy encantado. Para él era arriesgado trabajar junto a dos monstruos como Shepard y Rea. Miguel y yo veíamos a Noriega en el personaje desde el principio”. Paisajes vs. intimismo.

Hay una voluntad en Blackthorn. Sin destino de crear una oposición entre el intimismo de la trama y la espectacularidad de los paisajes, normalmente muy abiertos. La variedad de localizaciones incluye el desierto, la selva, la cordillera andina y un lago salado. "El rodaje fue muy complicado, sólo me quedó la opción de confiar en el equipo. El resultado es fantástico". Destaca por su belleza la secuencia del Salar de Uyuni, el mayor desierto de sal del mundo, situado a 3.650 metros de altitud. “De todo el guion, la escena del salar es la más fiel a lo escrito. Teníamos mucho miedo a que saliera mal. Toda la película está rodada en el altiplano, lo que ya es complicado, pero en el salar, además, la radiación solar es quince veces mayor de lo recomendado para la piel. A los caballos les tuvimos que tapar los ojos. Sam Sephard, que adora los paisajes, se quedó extasiado cuando lo vio por primera vez”.


Críticas

"Tiene ese encanto del Viejo Oeste que es difícil de resistir" Betsy Sharkey: Los Angeles Times

"'Blackthorn' está menos interesada en la historia, o incluso en la acción, que en desplegar magníficas vistas del vasto paisaje boliviano y en exhibir la presencia lacónica y canosa de Sam Shepard" Frank Scheck: The Hollywood Reporter

"Ahora que se ha ido Paul Newman, no podrías pedir una mejor representación madura de Butch Cassidy que Shepard" Lou Lumenick: New York Post

"Está menos interesada en el realismo que en la elegía (...) Gil y Barros fabrican una nueva leyenda, y la cubren de luz" Ty Burr: Boston Globe

"Podría tener algo más de profundidad y menos sentido de agotada inevitabilidad, pero nunca carece de la belleza árida y paisajística de un western clásico" Tasha Robinson: AV Club

"Sam Shepard ilumina al viejo oeste -o al menos las partes en Sudamérica- con chirriante carisma. Ofrece un recital de viejo gruñón que rivaliza con Rooster Cogburn o Will Munny. (...) Puntuación: ★★★★ (sobre 5)" Ian Nathan: Empire

"Un 'western' como los de antes. (...) todo resulta apasionante y veraz, sugerente e intenso, complejo y magnético. (...) 'Blackthorn' es la mejor sorpresa que me ha dado en mucho tiempo el cine español. O el cine a secas." Carlos Boyero: Diario El País

Trama.


Veinte años después de su desaparición en 1908, Butch Cassidy (Sam Shepard), ya anciano, vive bajo el supuesto nombre de James Blackthorn en un tranquilo pueblo de Bolivia. Decide poner fin a su largo exilio y retornar a los Estados Unidos después de enterarse de la muerte de Etta Place (Dominique McElligott). Tras años de vivir una vida solitaria y dedicarse a criar caballos, Blackthorn parte hacia Potosí para vender sus caballos y se despide de su amante, Yana (Magaly Solier), a quien dice que volverá antes de dejar Bolivia. En Potosí, Blackthorn retira sus ahorros del banco, vende sus caballos, y luego regresa a su pueblo. En el camino, es emboscado y el caballo de Blackthorn, Cinco, escapa con su dinero en las alforjas. El asaltante es Eduardo Apodaca (Eduardo Noriega), un ingeniero de minas español que afirma que estaba disparando a sus perseguidores y ruega a Blackthorn que lo ayude a cambio de compartir los 50.000 dólares que le robó a Simón I. Patiño, un poderoso empresario boliviano y propietario de la mina donde trabajaba el español. Blackthorn y el español atraviesan el desierto del altiplano con un grupo de búsqueda de Patiño detrás de ellos. Una vez en la mina abandonada encuentran el dinero, pero sus perseguidores los alcanzan. Blackthorn y el español logran escapar luego de un tiroteo y se dirigen a la cabaña de Blackthorn, donde el famoso criminal recuerda su vieja amistad con Sundance Kid (Padraic Delaney), y Etta Place, y cómo escaparon en Argentina de Mackinley (Stephen Rea), un detective de la agencia Pinkerton. Yana se une a los hombres en la cabaña y decide quedarse con Blackthorn en su última noche antes de partir. A la mañana siguiente, dos mujeres llegan a la cabaña en busca del español y se desata un tiroteo en el que Blackthorn es herido y Yana muere. Con el corazón roto Blackthorn y el español se marchan a través del Salar de Uyuni, con la esperanza de llegar a la costa, donde Blackthorn pretende retornar en barco a casa. A mitad del camino, son alcanzados por sus perseguidores, pero Blackthorn y el español se separan y logran escapar.

En Tupiza Blackthorn, que está herido es atendido por un médico (Luis Bredow), quien avisa al exdetective Mackinley —quien ahora vive una vida tranquila en Bolivia—, acerca de su sospechoso paciente. Mackinley confirma la identidad del hombre. Durante años Mackinley había afirmado que los dos bandidos muertos en San Vicente no eran Butch Cassidy y Sundance Kid, y ahora podía demostrar que tenía razón. Sin embargo, luego de que avisar al ejército boliviano del forajido, Mackinley cambia de opinión y ayuda a escapar a Blackthorn. Cuando Mackinley descubre que Blackthorn estaba involucrado con el español le revela la verdad. El botín de 50.000 dólares que el español había robado, en realidad no pertenecían al rico empresario Patiño, sino a las familias mineras que recientemente habían tomado control de las minas, algo que Butch Cassidy nunca habría hecho.

Blackthorn sigue la pista del español rumbo a los Andes, con el ejército pisando sus talones. Cuando Blackthorn lo alcanza y lo confronta con la verdad, el español no lo niega. Blackthorn hiere al español en la pierna y lo deja junto con el dinero para los mineros y el ejército boliviano, que pronto llegará tras el ladrón y lo ejecutará ahí mismo.



En clave de western: Crítica de Blackthorn, un viaje junto al viejo Butch Cassidy.

José Carlos García
12 agosto, 2020







Bienvenid@s a un nuevo paseo a caballo por tierras polvorientas. Hoy vengo a compartiros mi crítica de “Blackthorn: Sin destino”, una película española (aunque realizada en colaboración con Bolivia, Estados Unidos y Francia), y que nos cuenta cómo es la vejez de Butch Cassidy, uno de los forajidos más legendarios del salvaje oeste, y al que todo el mundo daba por muerto varias décadas atrás. El director de la película es Mateo Gil, y la co-protagonizan Sam Shephard y Eduardo Noriega.

Como ya sabréis (y si no aprovecho para recordarlo), en esta sección ya hemos analizado otros westerns con sello español, como fue el caso de la magnífica Intemperie, o también de Sordo. Pues bien, otra película que ya nos habéis mencionado en los comentarios de esas críticas, y que nos faltaba por tener por aquí, es Blackthorn, así que es un placer para mí poder aportar esta crítica de una película que, aunque me adelante a las conclusiones, me ha gustado.

¿De qué va Blackthorn?

Tras su huida de los Estados Unidos, el legendario forajido Butch Cassidy y su amigo Sundance Kid murieron en Bolivia en 1908, en un tiroteo. Esto es lo que dice la versión oficial. Esta otra leyenda, en cambio, nos dice que Cassidy sobrevivió y que, después de vivir escondido durante veinte años, lo que deseaba era volver a su país. Sin embargo, cuando conoce a un joven ingeniero español que acaba de robar una mina que pertenece al empresario más importante de Bolivia, cambia sus planes.

Si buscáis información por internet, veréis que a día de hoy no hay nada definitivo sobre la muerte de Butch Cassidy. Es cierto que la versión más conocida sobre su final, es la que hace referencia a un tiroteo en Bolivia, donde Cassidy y su amigo Kid son asesinados por la milicia boliviana. Esto es algo que “podéis” ver (porque no se muestra la muerte de ambos, se sugiere por su desesperada situación) en la excelente película “Dos hombres y un destino” dirigida por George Roy Hill y protagonizada por Paul Newman como Butch, y Robert Redford como Kid.

Pero en Blackthorn optan por una teoría que nunca fue descartada sobre el destino de Butch, y es… la posibilidad de que no muriese así. De esa manera, Blackthorn nos muestra la vida de Butch en Bolivia como criador de caballos, varias décadas después de la fecha en la que supuestamente murió. Además, para no ser descubierto, usa el nombre de James Blackthorn.
Pese a esta tranquila vida, Blackthorn se enterará de la muerte de Etta Place, una mujer muy importante en su vida anterior. Entonces será cuando él decida poner fin a su estancia en Bolivia para regresar a los Estados Unidos, y conocer al hijo de Etta. En los preparativos del viaje, Blackthorn se encontrará con el español Eduardo Apodaca, que huye tras haber robado dinero a un pez gordo boliviano. Y entre ambos surgirá una peculiar amistad.
No quiero contaros más, al margen del hecho de que, mediante flashbacks del pasado, la relación de Blackthorn con Eduardo hará que conozcamos más del pasado del primero, cuando era Butch y estaba junto a su amigo Kid y la mujer de la cual estaban ambos enamorados: Etta.

¿Qué nos vamos a encontrar en Blackthorn?

Pues lo primero que me sedujo, fueron los paisajes, porque la película se rodó en Bolivia, y es una de las cosas donde de verdad empiezas a notar que estás viendo un western. Da gusto ver a los personajes en el interior de minas de carbón, en poblados tradicionales, cabalgando por llanuras polvorientas o atravesando ríos. Espectacular es el pasaje acaecido en el Salar de Uyuni, donde Blackthorn y Apodaca son perseguidos.
También nos vamos a encontrar sólidas actuaciones de Sam Shephard como el viejo Cassidy/Blackthorn, y a nuestro compatriota Eduardo Noriega como Eduardo Apodaca. Y aunque son papeles más breves, destacaría la buena labor de Stephen Rea como Mackinley, un antiguo perseguidor de Cassidy, y Nikolaj Coster-Waldau como el joven Cassidy.
A nivel narrativo la historia avanza lenta pero bien, sin meteduras de pata que nos dejen en fuera de juego. También está muy bien elaborado todo el diseño de vestuario, así como la fotografía. Me parece justo que esta película se llevara en el 2011 varios premios Goya en los apartados de vestuario, fotografía, dirección de arte y de producción.
Es cierto que, pese al aire crepuscular que impregna la cinta, y teniendo en cuenta los derroteros por los que transcurre, he echado en falta más escenas de acción, especialmente en el final, que es donde muchas películas echan la carne en el asador.

Conclusiones

¿Merece la pena Blackthorn? Desde mi punto de vista sí, es un western con sello español que deja buen sabor de boca. Está cimentada sobre la amistad, la camaradería y la supervivencia, y eso es algo que siempre he asociado al género. No es una historia que se haga pesada, y creo que es una buena alternativa para imaginar cómo pudo ser la vida del protagonista tras escapar de aquella “muerte”.
Espero que esta crítica os sea de utilidad, y ya sabéis, tanto si ya la habéis visto como si no, estaré encantado de responder cualquier comentario que queráis dejarme. ¡Hasta la próxima vaquer@s!

 


El wéstern crepuscular. 


El wéstern crepuscular (también llamado wéstern revisionista, anti-wéstern, y a veces anti-wéstern revisionista es un subgénero cinematográfico derivado del llamado género wéstern (película "de vaqueros" o, más generalmente, "del Oeste"). Designado como una variación postclásica del wéstern tradicional, el wéstern crepuscular o revisionista subvierte el mito y el romance del tradicional mediante el desarrollo de los personajes y el realismo para presentar una visión menos simplista de la vida en el "Viejo Oeste". Mientras que el wéstern tradicional siempre encarna una clara frontera entre el bien y el mal, el wéstern revisionista no lo hace.
Temas revisionistas en el wéstern han existido desde comienzos del siglo XX, pero no fue hasta 1968, al relajarse las restricciones del Código Hays, cuando el revisionismo acabó suplantando al wéstern tradicional. Aunque muchos de los primeros wésterns han sido calificados de revisionistas, la distinción entre ellos suele ser borrosa debido a la variedad de temas y dispositivos argumentales. 

Algunos se califican de wésterns psicológicos por su énfasis en el personaje en detrimento de la acción y la emoción que predominan en el wéstern tradicional. Otras películas revisionistas, en las que la acción y la aventura siguen ocupando un lugar prominente, se denominan "wésterns indios" o "wésterns de forajidos/pistoleros" porque, en lugar del héroe tradicional, el protagonista es un nativo americano, un forajido o un pistolero. Los spaghetti wésterns de los años sesenta, que no estaban regidos por el Código Hays, fueron fuertemente revisionistas al presentar tramas moralmente ambiguas con un antihéroe o un villano simpático (o antivillano). A partir de 1969, el revisionismo se impuso en la producción de películas wéstern.

Concepto


Se trata de un wéstern melancólico, revisionista y desmitificador, que presenta un Oeste en decadencia y a unos protagonistas perdedores; "héroes" cansados, nostálgicos, críticos, desencantados, sucios, resignados, acabados o atormentados, en donde la violencia es explícita. Y aunque su realismo es descarnado, no es naturalista como el spaghetti western; muestra un mundo y unos valores que están a punto o al borde de desaparecer.

Con el precedente de El hombre del Oeste (1958) de Anthony Mann, el cambio de tono en el género clásico se percibe ya definitivamente en el año 1962, cuando John Ford da a conocer El hombre que mató a Liberty Valance (1962); en donde con esta obra su clasicismo ya ha adquirido un toque crepuscular y desencantado.
El wéstern tradicional suele tener un protagonista masculino fuerte, a menudo un agente de la ley o un oficial de caballería, que actúa directamente en nombre de las gentes supuestamente civilizadas contra los que son considerados incivilizados. Los primeros son retratados como honestos ciudadanos o viajeros, los segundos como forajidos o nativos americanos hostiles.
En el wéstern crepuscular o revisionista, el formato y los temas tradicionales se subvierten con recursos como protagonistas nativos americanos, personajes femeninos fuertes, protagonistas forajidos, tramas relacionadas principalmente con la supervivencia en un entorno salvaje o la presentación de una trama moralmente ambigua sin héroes definidos, a menudo incluyendo al llamado antihéroe o a un villano simpático (o antivillano). El objetivo es difuminar los límites tradicionalmente claros entre el "bien" y el "mal" (el "bueno" contra el "malo") haciendo hincapié en la necesidad de supervivencia en medio de la ambigüedad.
El wéstern tradicional trata a los personajes en términos simplistas, como buenos o malos, con un desarrollo mínimo del personaje. El wéstern psicológico, que comenzó en la década de 1940 y fue muy popular en las décadas de 1950 y 1960, da prioridad al desarrollo de los personajes por encima de la acción, si bien conserva la mayoría de los aspectos tradicionales. En su mayor parte, el western psicológico se transformó en el wéstern crepuscular a medida que las restricciones de la censura se relajaron y eliminaron en la década de 1960.
Shane (1953; dirigida por George Stevens) es un wéstern psicológico​ El protagonista titular (Alan Ladd) parece al principio un vagabundo del Oeste tradicional que cabalga por un paisaje tradicional del Oeste, pero pronto se hace evidente que ha entrado en un escenario complejo que está poblado por, como dice Kim Newman, "personajes creíbles con motivos mixtos".
Aunque el ranchero Riker Emile Meyer es ostensiblemente el villano de la obra, destaca que se ha esforzado durante treinta años por desarrollar su rancho ganadero que ahora está siendo ocupado por los labriegos que construyen cercados, muchos de los cuales tienen los motivos mixtos señalados por Newman.
A pesar de la complejidad de sus personajes, Shane está rodada en un entorno convencional y termina con el héroe disparando y matando a los tres villanos principales. Sin embargo, hay un elemento de revisionismo en el final cuando el desilusionado Shane admite a Riker que sabe que su tiempo como pistolero ha terminado. Shane se aleja hacia un futuro incierto, posiblemente a morir, ya que está herido, y son el granjero Starrett (Van Heflin) y su familia los que aguantan.Shane es, pues, un wéstern psicológico con muchos de los rasgos de uno tradicional.
Quince años después, Sergio Leone dirigió Érase una vez en el Oeste, un wéstern revisionista[9]​ que subvierte por completo el wéstern tradicional con personajes complejos y múltiples recursos argumentales, siendo el principal la venganza, el motivo del enigmático pistolero Armónica (Charles Bronson). Como en Shane, no son los pistoleros los que "heredan el Oeste", sino en este caso la compasiva ex-prostituta del pueblo, Jill (Claudia Cardinale). Al final de la película, todos los antagonistas, excepto Harmónica, están muertos y, como Shane, se aleja cabalgando hacia un futuro incierto.

Contexto histórico

Las opiniones están divididas sobre el origen del wéstern revisionista o psicológico, pero en general se coincide en que había indicios de una perspectiva más oscura en algunas películas de los años 30, como Westward Ho (1935), dirigida por Robert N. Bradbury y protagonizada por John Wayne, en la que el héroe lidera una banda de justicieros en busca de venganza. Westward Ho es la película más antigual de la lista de wésterns revisionistas de AllMovie.​ Las primeras películas clasificadas por AllMovie como wésterns psicológicos son The Ox-Bow Incident y The Outlaw (ambas de 1943).
El subgénero aparece propiamente como resultados de la crisis de Hollywood en los años 50, al igual que el manierismo, no pudiendo marcar una diferencia clara entre estos dos movimientos, puesto que comparten algunos rasgos y son prácticamente simultáneos.
Muchas de las películas se produjeron en la década de 1950 durante la época del macartismo e intentaron contraatacar las prácticas de listas negras de la industria cinematográfica de la época, especialmente High Noon (1952), protagonizada por Gary Cooper. En la década de los sesenta, cuando el restrictivo Código Hays se relajó y posteriormente se abolió, muchos directores de la generación del Nuevo Hollywood, como Sam Peckinpah, George Roy Hill y Robert Altman, se centraron en el wéstern y produjeron sus propios clásicos del género, como The Wild Bunch (1969), de Peckinpah, Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969), de Hill, y McCabe & Mrs. Miller (1971), de Altman.) Mientras tanto, directores europeos como Sergio Leone habían estado realizando películas wéstern sin las expectativas estadounidenses ni la censura inspirada en el Código Hays, y estos "Spaghetti Westerns" también aportaron una nueva perspectiva al género wéstern. Los wésterns revisionistas y psicológicos se han trasladado de sus propios escenarios estándar al neo-wéstern, entre los que destaca No Country for Old Men (2007), de los hermanos Coen, basada en la obra de Cormac McCarthy, un autor conocido por escribir literatura wéstern revisionista, como la novela Blood Meridian.

 

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