—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

domingo, 2 de diciembre de 2012

168.-Ancestros de Felipe VI de España: El Archiduque Carlos de Habsburgo-Lorena.


 
 El Archiduque Carlos de Habsburgo-Lorena.

 
Aldo  Ahumada Chu Han 

El Archiduque Carlos de Habsburgo-Lorena (en alemán: Erzherzog Karl von Habsburg-Lothringen; Florencia, 5 de septiembre de 1771 - Viena, 30 de abril de 1847), hijo de Leopoldo II y de María Luisa de Borbón, fue el hermano más joven del emperador Francisco II del Sacro Imperio Romano. A pesar de padecer epilepsia, Carlos consiguió labrarse el respeto como comandante y como reformador del ejército austriaco.

Primeros años

Carlos nació en Florencia, Toscana, hijo del emperador Leopoldo II del Sacro Imperio Romano Germánico y de su esposa María Luisa de Borbón. Su padre, entonces Gran Duque de Toscana, generosamente permitió que su tía María Cristina de Habsburgo-Lorena y su marido Alberto de Sajonia-Teschen que no tenían hijos, adoptaran y criaran a Carlos en Viena. Su nombre completo fue: Carlos Luis Juan José Lorenzo.

Carrera militar
Pasó su juventud en la Toscana, Viena y los Países Bajos austriacos, donde comenzó su carrera militar en las Guerras Revolucionarias Francesas. Comandó una brigada en la Batalla de Jemappes, y en la campaña de 1793 tuvo una distinguida actuación durante la Acción de Aldenhoven y en la Batalla de Neerwinden. En este año se convirtió en Statthalter (gobernador) de Bélgica y recibió el grado de teniente de mariscal de campo, promoción a la que le siguió muy pronto la de Feldzeugmeister (equivalente a comandante en jefe). El resto de la guerra de los Países Bajos tuvo a su cargo el alto mando, y estuvo presente en la Batalla de Fleurus, en 1794.

En 1795 estuvo sirviendo en el Rin, y el año siguiente se le confió la comandancia en jefe de todas las fuerzas austriacas en este río. Su conducta durante las operaciones contra Jean-Baptiste Jourdan y Moreau en 1796 elevó su reputación a la altura de los más grandes generales de Europa. Retrocediendo al principio, y evitando tomar la iniciativa, finalmente se alejó, dejando unas simples fuerzas como pantalla frente a Moreau. Cayó sobre Jourdan y le golpeó en las batallas de Amberes y de Wurzburgo, llevándoles sobre el Rin con grandes pérdidas. Entonces se volvió contra el ejército de Moreau, al que derrotó y forzó a abandonar Alemania.

En 1797 fue enviado a detener la marcha victoriosa del general Bonaparte en Italia, y condujo la retirada de los agotados austriacos con los mejores resultados. En la campaña de 1799 se opuso una vez más a Jourdan, al cual derrotó en la Batalla de Osterach y en la Batalla de Stockash, en 1800, como continuación de su éxito en la invasión de Suiza y la derrota de Masséna en la Primera Batalla de Zürich, tras de lo cual reentró en Alemania y envió una vez más a los franceses de vuelta al Rin.

El Archiduque Carlos se distinguió en la lucha contra Napoleón en 1796, y posteriormente batió en combate a oponentes menores como Jourdan y Masséna en la Primera Batalla de Zürich (junio de 1799).

Su enfermedad, sin embargo, le obligó a retirarse a Bohemia, de donde fue pronto reclamado para detener el avance de Moreau sobre Viena. Sin embargo, el desastroso resultado de la Batalla de Hohenlinden le forzó a firmar el armisticio de Steyr. Su popularidad por entonces ya era tal que el gobierno de Ratisbona resolvió en 1802 erigir una estatua en su honor y otorgarle el título de salvador de la patria, honores que Carlos rehusó recibir.

En la corta y desastrosa guerra de 1805, el Archiduque Carlos mandó lo que se pretendía que fuera el mayor ejército en Italia, pero los acontecimientos hicieron de Alemania el teatro de operaciones más decisivo de Europa, y las derrotas sufridas en el Danubio neutralizaron el éxito obtenido por el Archiduque sobre Masséna en la desesperada Batalla de Caldiero. Con la paz llegó su oportunidad de iniciar la reorganización del ejército, que fue probada por primera vez en 1809. Como Generalísimo de los ejércitos, había sido nombrado mariscal de campo algunos años antes.
En 1806, Francisco II (ahora Francisco I de Austria) nombró al Archiduque Carlos comandante en jefe del ejército austriaco, así como Jefe del Consejo de Guerra. Apoyado por el prestigio de ser el único general que había demostrado ser capaz de derrotar a los franceses, inició una reforma a largo plazo que reemplazó los métodos obsoletos del siglo XVIII, adoptando la organización y las tácticas de los ejércitos franceses. El ejército fue sorprendido en pleno proceso de transición por la guerra de 1809, en la cual Carlos actuó como comandante en jefe. En ella reveló ser un enemigo mucho más formidable que antes y sólo sucumbió contra los heterogéneos ejércitos que Napoleón dispuso contra él tras una lucha desesperada.
Sus éxitos iniciales fueron neutralizados por los reveses en la Batalla de Abensberg, en la Batalla de Landshut y en la Batalla de Eckmuhl, pero tras la evacuación de Viena, el Archiduque venció en la Batalla de Aspern-Essling, y a continuación luchó en la Batalla de Wagram, más desesperada aún, al final de la cual los austriacos habían sido derrotados, pero no expulsados. Infligió a Napoleón unas pérdidas de unos 50.000 hombres en las dos batallas. Al final de la campaña, el Archiduque puso a disposición de la corona todos sus cargos militares.

Matrimonio

Carlos pasó el resto de su vida retirado, excepto durante el corto periodo de 1815 en el que fue gobernador de Maguncia. En 1822 accedió al ducado de Sajonia-Teschen.

Se casó en 1815 con la princesa Enriqueta de Nassau-Weilburg (1797-1829). Tuvo cuatro hijos, el mayor de los cuales, el Archiduque Alberto, se convirtió en uno de los más celebrados generales de Europa, y dos hijas, la mayor de las cuales, María Teresa, llegó a ser Reina de Nápoles.

Muerte

Carlos murió en Viena el 30 de abril de 1847, donde se erigió una estatua ecuestre en su memoria en 1860.

Consecuencias de sus acciones

La precaución con la que el archiduque llevó a cabo su estrategia le indujo a ponerla en práctica solo cuando la situación lo requería, aunque por su educación se inclinaba a estrategias de defensa a toda costa. Fue capaz también de preparar y ejecutar la estrategia más ofensiva, y sus capacidades tácticas a la hora de manejar a los hombres, ya fuera en amplios movimientos como en Wurzburgo y Zürich, o en masa, como en Aspern y Wagram, fueron ciertamente iguales a las de cualquier líder de su tiempo, con sólo unas pocas excepciones.
Su campaña de 1796 es considerada casi carente de fallos. Lo que provocó su derrota en 1809 fue en parte la gran superioridad numérica de las tropas francesas y sus aliadas, y en parte las condiciones en las que se encontraban sus recientemente reorganizadas fuerzas. Las seis semanas de inacción tras la victoria en Aspern fueron, sin embargo, motivo de críticas desfavorables. Como escritor de temas militares, su posición en la evolución del arte de la guerra fue muy importante, y sus doctrinas tuvieron naturalmente el mayor peso. No obstante, estas tácticas son consideradas anticuadas incluso para 1806. La precaución y la importancia de los puntos estratégicos son las características centrales de su sistema. La rigidez de su estrategia geográfica puede ser resumida en el principio de no permitir nunca perder la posición.

Una y otra vez repetía que no debían aventurarse a nada a menos que el ejército estuviera completamente seguro, una regla que él mismo incumplió en sus brillantes resultados de 1796. Decía que la conservación de los puntos estratégicos (y no la derrota del ejército enemigo) decidían el destino del país de uno, y que esta debía ser la prioridad de los generales, una máxima que nunca se demostró más desacertada que en la guerra de 1809. El editor del trabajo del Archiduque pudo defenderle, aunque débilmente, contra los reproches de Carl von Clausewitz de que Carlos otorgaba más valor al terreno que a la aniquilación del enemigo. 
En sus escritos sobre táctica puede verse también el mismo espíritu. Su reserva en el combate estaba destinada a cubrir la retirada. La vana influencia de estos anticuados principios fue demostrada con claridad en la defensa de Königgratz-Josefstadt en 1866 como punto estratégico, lo que se prefirió antes que la derrota de los ejércitos prusianos por separado, en los extraños planes gestados en Viena para la campaña de 1859, y en la aún más ininteligible Batalla de Montebello el mismo año. La teoría y la práctica del Archiduque Carlos crearon uno de los más curiosos contrastes en la historia militar, uno irreal, y otro donde este desplegó una vívida actividad, junto con las mayores capacidades, que le hicieron por mucho el oponente más formidable de Napoleón.
El escudo de armas de Carlos de Austria-Teschen.


En el campo de batalla, se puede decir claramente que Carlos era comparable en capacidad y estilo a Sir Arthur Wellesley, ambos conservadores aunque a pesar de ello muy competentes. Que Wellesley surgiera con mayor reputación se debe probablemente al hecho de que sólo se enfrentó a Napoleón en una ocasión, y entonces era comandante de una fuerza aliada. Por contraste, Carlos en enfrentó a Napoleón en batalla más veces que cualquier otro comandante. Es estas ocasiones, las confiables y poco imaginativas tácticas de Carlos no fueron suficientes (excepto en una ocasión, en Aspern-Essling) para derrotar al impredecible corso. No obstante, Carlos es miembro del panteón de personajes napoleónicos famosos que incluye a figuras como el mismo Emperador, Davout, el Príncipe Carlos Felipe de Schwarzenberg, Aleksandr Suvórov, Gebhard Leberecht von Blücher y el anteriormente mencionado Sir Arthur Wellesley.


 

Enriqueta de Nassau-Weilburg (en alemán: Henriette von Nassau-Weilburg; Bayreuth, 30 de octubre de 1797 - Viena, 29 de diciembre de 1829) fue una princesa de Nassau-Weilburg por nacimiento y por su matrimonio perteneciente a la Casa de Habsburgo-Lorena. Su matrimonio constituye uno de los casos extraordinarios de matrimonio mixto en la familia imperial austríaca, en el cual un archiduque de Austria contrae matrimonio con una protestante que conserva su religión.

Biografía
Enriqueta era la tercera hija, pero la segunda y única mujer superviviente, del príncipe Federico Guillermo de Nassau-Weilburg y de la condesa Luisa Isabel de Sayn-Wittgenstein-Hachenburg. Tanto su padre como su madre eran soberanos de dos estados alemanes. Su hermano mayor será Guillermo I de Nassau, el primer duque de un Nassau unificado.

Contrajo matrimonio con el archiduque Carlos de Austria-Teschen, hijo del emperador Leopoldo II de Austria, el 15 de septiembre de 1815 en Weilburg. Ella había cumplido recientemente 18 años y Carlos 44. Fue una representante importante del protestantismo en la corte de Viena; al no convertirse al catolicismo por su matrimonio con un archiduque de Austria, protagonizó uno de los pocos matrimonios mixtos de la Casa de Habsburgo-Lorena. La pareja tuvo siete hijos:

  • María Teresa (Viena, 31 de julio de 1816 - Albano, 8 de agosto de 1867), se casó con el rey Fernando II de las Dos Sicilias; con descendencia.
  • Alberto (Viena, 3 de agosto de 1817 - Arco, 18 de febrero de 1895), se casó con la princesa Hildegarda de Baviera; con descendencia.
  • Carlos Fernando (Viena, 29 de julio de 1818 - Gross-Seelowitz, 20 de noviembre de 1874), se casó con la archiduquesa Isabel Francisca de Austria; con descendencia, abuelo del rey Alfonso XIII de España.
  • Federico Fernando (Viena, 14 de mayo de 1821 - Viena, 5 de octubre de 1847), murió soltero y sin descendencia.
  • Rodolfo (nacido y muerto en Viena en 1822).
María Carolina (Viena, 10 de septiembre de 1825 - Baden bei Wien, 17 de julio de 1915), se casó con el archiduque Raniero de Austria; sin descendencia.
Guillermo (Viena, 21 de abril de 1827 - Baden bei Wien, 29 de julio de 1894), nunca se casó, aunque tuvo un hijo ilegítimo.
El archiduque construyó para su esposa el Palacio de Weilburg en Baden. Según un contemporáneo:

La Archiduquesa era encantadora, súper elegante y maravillosamente vestida como una foto de una revista de moda. Tenía cabello negro, ojos negros inteligentes, nariz delicada, dientes hermosos, rostro blanco, pero no frío. Era infinitamente móvil y amable, y se la consideraba una de las princesas más bonitas de Viena. Pero, desafortunadamente, se la vio poco en público. Vivía en reclusión.
Enriqueta trajo el primer árbol de Navidad con velas encendidas a Viena en 1816, una costumbre que no existía hasta entonces en la Austria católica.

Murió en 1829, con solo 32 años, después enfermar de escarlatina complicada con neumonía, contraída de sus hijos a quienes había cuidado. Su cuñado, el emperador Francisco I de Austria, mandó que su cuerpo fuera depositado en la Cripta de los Capuchinos, a pesar de su religión, diciendo: "Como nos ha acompañado en esta vida, también lo tiene que ser en la muerte". Es la única protestante en la cripta.


 
Ducado

 

Aldo  Ahumada Chu Han 

La Ducado de Teschen (en alemán, Herzogtum Teschen), también Ducado de Cieszyn (en polaco, Księstwo Cieszyńskie) o Ducado de Těšín (en checo, Těšínské knížectví, en latín, Ducatus Tessinensis), era un ducado de Silesia autónomo centrado en Cieszyn (Teschen) en la Alta Silesia. Durante la división feudal de Polonia fue segregado del Ducado de Racibórz en 1281 y gobernado por los duques silesios de la dinastía de los Piastas a partir de 1290.​


Los territorios ducales inicialmente comprendían los territorios de la Pequeña Polonia al este del río Biała, que en torno a 1315 fueron segregados para formar el Ducado de Oświęcim, mientras que el resto del ducado pasó a ser un feudo de Bohemia en 1327. Después de que el grueso de Silesia fuera conquistado por el rey prusiano Federico el Grande en 1742, Cieszyn/Těšín conjuntamente con los ducados de Troppau (Opava), Krnov y Nysa permaneció en la Silesia Austríaca. El título ducal fue sostenido por los archiduques austriacos de la Casa de Lorena hasta 1918.

El ducado compartió la historia con la región de la Silesia Cieszyn, y también en parte con la de Silesia en general. La región había formado parte del extremo suroriental del ducado de Silesia medieval, establecido a la muerte del duque polaco Boleslao III Bocatorcida en 1138. En 1172 los hijos del primer duque de los Piastas de Silesia, Vladislao II el Desterrado, se dividieron la herencia: los territorios de Cieszyn pasaron a manos del duque Miecislao I de Racibórz.
El mismo Miecislao en 1202 ocupó el vecino Ducado de Opole, formando el ducado unificado alto silesiano de Opole y Racibórz. Después de la muerte del nieto de Miecislao, el duque Vladislav de Opole en 1281, la Alta Silesia fue de nuevo dividida entre sus hijos, y el hijo mayor Miecislao, pasó a ser el primer Duque de Cieszyn en 1290.

Gobierno de los Piastas

Después de la muerte de Miecislao en 1315, su hijo mayor Vladislao tomó las tierras de Cieszyn al este del río Biała y fundó el Ducado de Oświęcim. El hijo más joven Casimiro I retuvo la parte occidental y en 1327 juró homenaje al rey de Bohemia, Juan de Luxemburgo. Después de esto, Cieszyn pasó a ser un feudo del Reino de Bohemia, y posteriormente de la Corona de Bohemia.2​ Los gobernantes Piastas locales a menudo poseyeron territorios fuera del propio ducado de Těšín, por ejemplo el Ducado de Siewierz, mitad de Głogów y algunas partes de Bytom.
Después de la muerte del duque Boleslao I en 1431, el gobierno sobre el ducado fue compartido entre su esposa Eufemia y sus cuatro hijos.3​ En 1442 el ducado fue dividido entre los hijos quienes eran todos formalmente Duques de Těšín, aunque el control real sobre el ducado pasó a Boleslao II y Premislao II, quien después de la muerte de Boleslao II en 1452 gobernó en solitario. Durante el reinado del Duque Venceslao III Adán, a partir de 1528, el ducado cambió al Protestantismo según la regla cuius regio, eius religio. Su hijo y sucesor Adán Venceslao volvió de nuevo al Catolicismo en 1610. En la década de 1570 el duque tuvo que lidiar con problemas financieros y tuvo que vender la mayoría de ciudades como ciudades libres del estado, incluyendo el territorio estatal de Bielsko.
El gobierno de los Piastas en Cieszyn continuó hasta 1653, finalizando con la muerte del último de sus vástagos, la Duquesa Isabel Lucrecia, después de la cual el ducado pasó directamente a los monarcas de Bohemia,4​ en ese tiempo el emperador de los Habsturgo Fernando III y su hijo, el rey Fernando IV.

Gobierno de los Habsburgo.

La dinastía Habsburgo gobernó Teschen a partir de 1653. En 1722 el emperador Carlos VI de Habsburgo lo concedió al Duque Leopoldo de Lorena en compensación por los derechos de su abuela materna sobre el Ducado de Montferrato en el norte de Italia, que el emperador se había apoderado y entregado a los Duques de Saboya en 1708 como parte de su pacto de alianza. El hijo de Leopoldo, el emperador Francisco I del Habsburgo-Lorena posteriormente lo concedió a su hija mayor (superviviente), María Cristina, quien en 1766 contrajo matrimonio con el Príncipe Alberto de Sajonia, quien de este modo pasó a ser conocido coloquialmente como el Duque de Sajonia-Teschen.
Aunque la mayor parte de Silesia pasó al Reino de Prusia en 1742 después de la Primera Guerra Silesia, Teschen permaneció bajo control austriaco como parte de la Silesia Austríaca. El matrimonio de Alberto y María Cristina no tuvo hijos, y después de la muerte del enviudado Alberto en 1822 el ducado pasó a su hijo adoptivo, el Archiduque Carlos de Austria, quien se convirtió en Duque de Teschen (Herzog von Teschen) lo que dio inicio a la rama de Teschen de la dinastía Habsburgo-Lorena. El título fue transmitido en su línea dinástica, primero a su hijo mayor Alberto Federico, y después en 1896 al sobrino de Alberto Federico, al Archiduque Federico María.
Con la Silesia Austriaca, los territorios de Teschen pasaron a formar parte del Imperio austríaco en 1804 y como territorio de Cisleithania de la corona de Austria-Hungría en 1867. Al fin de la I Guerra Mundial el ducado fue disuelto con la disolución de Austria-Hungría.

Consecuencias.

Con el fin de la I Guerra mundial fueron establecidos gobiernos autónomos locales polaco y checo en el territorio de Cieszyn, que el 5 de noviembre de 1918 firmaron un acuerdo ínterin bajo el cual el territorio —incluyendo la propia ciudad de Cieszyn— fue dividido a lo largo del río Olza (Olše, Olsa). La convención sin embargo fracasó en resolver el conflicto fronterizo entre los estados de nueva creación de Checoslovaquia y la Segunda República Polaca, que reclamaba áreas más extensas del anterior ducado de Cieszyn con predominante población de habla polaca. El continuado conflicto escaló cuando tropas checoslovacas cruzaron el Olza el 23 de enero de 1919, dando inicio a la Guerra polaco-checoslovaca.

Los choques armados continuaron hasta el 31 de enero, pero ninguno de los beligerantes obtuvo beneficios: en la Conferencia de Spa de 1920 fue confirmada la división del antiguo ducado a lo largo del Olza. La parte oriental de la Silesia de Cieszyn fue incorporada al polaco Voivodato Autónomo de Silesia, mientras que la parte occidental (incluyendo la región de Zaolzie) pasó a formar parte de Checoslovaquia. Esto fue confirmado el 5 de agosto de 1920 en la Conferencia de Embajadores.​ En 1945 la población alemana fue expulsada.


 
Velásquez a Felipe VI.


 
Velázquez se autorretrató, pintando, en 1656 en su cuadro más emblemático: Las meninas. En las mangas de su vestido y en su mano derecha se aprecia su estilo final rápido y abocetado. En su paleta distinguimos los pocos colores que utilizaba en sus pinturas. La cruz de la Orden de Santiago que lleva en el pecho fue añadida al cuadro posteriormente.

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, bautizado el 6 de junio de 1599-Madrid, 6 de agosto de 1660), conocido como Diego Velázquez, fue un pintor barroco español considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal. 
La genealogía de Velázquez, ignorada por el propio pintor y por la mayoría de sus biógrafos, es un ejemplo fascinante de cómo los linajes pueden cruzar fronteras y siglos, enlazando a un artista sevillano del siglo XVII con la realeza europea contemporánea. 

El linaje de Diego Velázquez se inicia con su hija,  Francisca de Silva Velázquez y Pacheco.,  fruto de su matrimonio con Juana Pacheco -hija de uno de sus mentores-. Francisca se casó con Juan Bautista Martínez del Mazo, discípulo de Velázquez, en 1637. La descendencia siguió con Teresa, nacida de esa unión, quien en 1666 contrajo matrimonio con Pedro Casado de Rosales, miembro de la nobleza española. De Teresa y Pedro nació Isidro Casado de Rosales, nombrado primer Marqués de Monteleón por Felipe V, dando un primer salto hacia la aristocracia.
La proyección internacional del linaje comenzó con Antonio Casado de Rosales, hijo de Isidro, que se trasladó a La Haya y se casó con Enriqueta Huguetan von Gyldenstein, mujer de ascendencia germano-holandesa. Su hija, Enriqueta Casado, nacida en 1725, fue la última descendiente española directa de Velázquez. A partir de ella, la descendencia de Velázquez se internacionaliza y se integra en la aristocracia alemana. Tras el matrimonio que la unió con el príncipe Enrique IV, Conde de Reuss-Koestritz, nace Federica, quien se casó con el príncipe Juan Christian II, Conde de Solms-Baruth.
Posteriormente, Amelia de Solms-Baruth, hija de dicha unión, se unió en matrimonio con Carlos Luis III, Príncipe de Hohenlohe-Langenbourg. Su hijo, Ernesto-Cristian IV, se casó con Teodora de Leiningen, hermana uterina de la reina Victoria del Reino Unido. Así, el linaje velazqueño siguió extendiéndose por Europa, cruzando durante generaciones las fronteras de la nobleza alemana y británica.
A través de Adelaida de Hohenlohe y Federico-Cristian de Schleswig-Holstein surgieron dos ramas: Augusta-Victoria, quien se convirtió en emperatriz de Alemania al casarse con Guillermo II, y Carolina, rama que enlaza con la casa real sueca. 


Diego Rodríguez de Silva y Velázquez

Rodríguez de Silva y Velázquez, Diego. Velázquez. Sevilla, 6.VI.1599 baut. – Madrid, 6.VIII.1660. Pintor.

Nacido en Sevilla, de familia paterna de origen portugués (Rodríguez de Silva) y materna sevillana (Velázquez), fue bautizado el 6 de junio de 1599. Su padre era notario eclesiástico del Cabildo de Sevilla, circunstancia que le propició, desde su infancia, una temprana familiaridad con los libros y con personas de cultura.
En 1609, apenas cumplidos los diez años, pasó algunos meses en el obrador de Francisco de Herrera el Viejo.
El mal carácter del maestro le alejó pronto de su taller y el 17 de septiembre de 1611 formalizó contrato de aprendizaje con Francisco Pacheco, comprometiéndose a permanecer en casa de su nuevo maestro seis años.

Pacheco era hombre de sólida cultura, relacionado con toda la sociedad literaria sevillana —nobles, clérigos, médicos, poetas— que se reunían en su casa, a modo de Academia, a comentar y discutir temas de literatura y artes. A eso debió Velázquez su formación intelectual, que hubo de ser mucho más amplia de lo usual en artistas españoles de su tiempo, y un deseo de ascenso social que iba a ser, desde muy pronto, motor de su actividad.
Cumplido el plazo del contrato de aprendizaje, el 14 de mayo de 1617, se examinó ante los “alcaldes veedores” del arte de la pintura y obtuvo licencia para establecerse como pintor independiente, recibir aprendices y abrir tienda pública de acuerdo con la norma del gremio de pintores de la ciudad.
El año siguiente, 1618, contrajo matrimonio el 23 de abril con la hija de su maestro, Juana Pacheco, que le daría dos hijas, de las que sólo sobrevivió una.
En los cuatro años siguientes, pintó para los conventos de Sevilla y abrió un camino nuevo con sus bodegones o escenas populares de inspiración flamenca, y en los que seguramente subyacen alusiones literarias o juegos de ingenio, apoyados en dichos o refranes como puedan ser la Vieja friendo huevos, Los músicos o su famoso Aguador de Sevilla. Asimismo, hizo algunos bodegones a lo divino, entre los que destaca Cristo en casa de Marta y María o La mulata. Entre sus obras de carácter religioso, que evidencian el más intenso y veraz naturalismo, sobresalen Adoración de los Reyes del Museo del Prado o Inmaculada y San Juan en Patmos que, procedentes de la sala capitular del Convento de Nuestra Señora del Carmen de Sevilla, hoy se encuentran en la National Gallery de Londres.
En 1621 falleció Felipe III y subió al Trono Felipe IV, asistido como “valido” por un noble de estirpe sevillana, Gaspar de Guzmán, conde de Olivares, muy pronto conde duque. Muchos intelectuales y artistas sevillanos vieron posibilidades de encontrar en Madrid protección, y Velázquez, aconsejado seguramente por su suegro, hizo un viaje a la Corte en 1622 estableciendo provechosos contactos con el círculo próximo al conde duque y empezando a darse a conocer como excelente retratista, aunque no llegase a retratar a personas reales, pero sí, en cambio, a intelectuales como Góngora.

En el verano del año siguiente, 1623, volvió a Madrid reclamado por Juan de Fonseca, amigo de Pacheco y favorecido del conde duque, para retratar al Rey, y el éxito de su primer retrato facilitó de inmediato su nombramiento de pintor del Rey el 6 de octubre de 1623. Comenzó con ello una carrera administrativa que, paralelamente a su éxito de pintor, le llevó a ocupar puestos de importancia en la vida palaciega que le liberarán de ataduras sociales y económicas, que eran comunes en los pintores españoles de su tiempo. La protección del Monarca y de su valido —que le proporcionó muchas envidias y maledicencias en la Corte— le liberó, entre otras cosas, de la clientela religiosa, que era casi única para sus colegas sevillanos. No obstante, en el primer período de su estancia en Madrid, el poso de recuerdo de lo sevillano subyace en algunas de sus obras, como en su Santa Rufina, retrato a lo divino de un personaje concreto e íntimo y en directa relación con una de sus últimas obras sevillanas, la Imposición de la casulla a san Ildefonso del Ayuntamiento de Sevilla y depositada hoy en el Centro de Investigación Diego Velázquez de Sevilla (Fundación Focus-Abengoa).
En marzo de 1627 recibió el título de ujier de Cámara que llevaba aparejado, además de su sueldo, alojamiento, médico y botica. Este mismo año, al ver que los cortesanos y que los demás pintores del Rey le acusaban de no saber pintar otra cosa que retratos, por iniciativa del Monarca pintó, en competencia, casi en desafío, con los pintores del Rey (Carducho, Caxés y Nardi), un lienzo de compleja composición, La expulsión de los moriscos, que un jurado compuesto por el padre Maíno y Juan Bautista Crescenci consideraron el mejor y que fue colocado en el salón grande de Palacio, donde pereció en el incendio de 1734.

En 1628 llegó a Madrid Rubens, en difícil misión diplomática, permaneciendo en la Corte casi un año.

Velázquez le acompañó en su visita a El Escorial y seguramente compartió su entusiasmo por Tiziano.
El 18 de junio de 1629, poco tiempo después de la partida de Rubens, Velázquez solicitó licencia para ir a Italia, lo que se le concedió de inmediato. Se le proveyó de cartas de recomendación e introducción en diversas Cortes italianas que le franquearon la entrada de palacios y colecciones. Partió de Barcelona, en el séquito del marqués de los Balbases, Ambrosio Spinola, y visitó Génova, Venecia, Ferrara, Cento, Loreto, Bolonia y Roma, donde permaneció un año.
En 1630 viajó a Nápoles para retratar a la hermana de Felipe IV, María, que se hallaba allí en ocasión de su viaje a Hungría para contraer matrimonio.
El artista aprovechó bien la oportunidad y asimiló todo lo que vio, y muy especialmente la serena gravedad y el gusto por la belleza desnuda de los cuerpos del clasicismo romano-boloñés entonces triunfante y tocado de “neovenecianismo”. Los cuadros que pintó en Roma (La fragua de Vulcano, La túnica de José) dan cuenta de su asimilación de todo lo visto y a la vez aseguran su perfecto conocimiento de la fábula clásica y de los textos bíblicos que le permitieron sacar de ellos ejemplos de profunda significación moral.
En enero de 1631 ya estaba de regreso en Madrid, retomando su actividad cortesana y la evidente protección real que le proporcionó nuevos gajes y títulos.

En esta década trabajó activamente para el Palacio del Buen Retiro, que se construyó por deseo del conde duque. Para el Salón de Reinos del nuevo palacio pintó una serie de retratos ecuestres de los soberanos y sus herederos, el Príncipe Baltasar Carlos y el gran cuadro de la Rendición de Breda. También en esta década pintó la serie de retratos del Rey, sus hermanos y su hijo en traje de cazadores, para el Palacete de la Torre de la Parada y, para el mismo Palacete, retratos de personajes de la Corte, locos, enanos, “hombres de placer” que pululaban por el Alcázar, en imágenes emocionantes de una tierna y piadosísima humanidad.
Las identificaciones personales que se han hecho no siempre son convincentes y en algún caso imposibles.
Quizás, como se ha sugerido recientemente, oculten también intenciones alegóricas o alusiones conceptuosas. Pero la maestría del pincel y la profunda capacidad del pintor para penetrar en las almas hacen de estas imágenes algo inolvidable.
En 1636 recibió el título de ayuda de Guardarropa y sus ambiciones cortesanas eran ya bien conocidas, pues un aviso anónimo anota “que tira a querer ser un día Ayuda de Cámara y a ponerse un hábito a ejemplo de Tiziano”.
Y en efecto, en enero de 1643, el mismo año de la caída del conde duque, se le nombró ayuda de Cámara y en junio se le encomendó la superintendencia de las Obras de Palacio, lo que le supuso un conocimiento y autoridad en obras de arquitectura. Prueba de la confianza y familiaridad del Rey es que le nombró, en 1647 veedor y contador de las obras de la “pieza ochavada”, lujosa obra nueva que se construía en Palacio.
La renovación del viejo Alcázar, en una dirección más moderna, emprendida después de la viudez del Rey y del fallecimiento del príncipe Baltasar Carlos, tuvo consecuencias para Velázquez, que se ofreció para ir a Italia a comprar cuantos cuadros de pintores famosos y esculturas antiguas encontrase, “y en tanta cantidad como V. M. tendrá con la diligencia que yo haré”, según palabras recogidas por Jusepe Martínez.
Este segundo viaje tuvo un carácter bien distinto del primero, que puede llamarse viaje de estudios. Ahora, consciente de su maestría, con cincuenta años, y seguro del favor real, hace que sea muy tenido en cuenta en los ambientes artísticos y nobiliarios romanos, aunque no faltan interpretaciones negativas por parte de algunos españoles ante el considerable gasto que comportaba en tiempos de penuria, y la sospecha, también, que se procuraba forzar regalos.

El viaje se inició en Málaga, en enero de 1649, con el cortejo que iba a Italia a recibir a la nueva esposa del Monarca, su sobrina, la archiduquesa Mariana de Austria. Mientras que el cortejo se quedó en Milán, Velázquez pasó a Venecia, donde el embajador le puso en contacto con algunos vendedores que le procuraron obras importantes de Tintoretto y Veronés. Allí conoció a Marco Boschini que, en su Carta dell navegare pintoresco, subrayó las preferencias del pintor español por la pintura veneciana y especialmente Tiziano.
Luego fue a Bolonia, Módena y Parma. Pasó por Florencia y llegó a Roma, donde se insertó con facilidad en el medio artístico romano. Su condición de ayuda de Cámara y pintor del Rey de España, en la Corte de Inocencio X, que había sido nuncio de España y era favorable a los españoles, facilitaron que pudiese retratar al Papa en el soberbio retrato de la colección Doria Pamphili. El éxito de este retrato, el de su esclavo Juan de Pareja, que le acompañó en el viaje y al que dio carta de libertad en Roma y los de algunas personalidades romanas, le abrieron las puertas de la Academia de San Lucas romana y de la Congregación de Virtuosi al Panteón, prueba de la admiración de los pintores romanos. Las difíciles gestiones para obtener vaciados de esculturas clásicas y un episodio amoroso del que nació un hijo, que debió de morir muy niño, le retuvieron en Italia más de dos años, a pesar de las constantes solicitudes del Rey que reclamaba su vuelta y comentaba su “flema”.

Las gestiones para traer un fresquista para decorar el Alcázar no dieron resultado con Pietro da Cortona pero, por un trámite del marqués Virgilio Malvezzi, estableció contacto con los boloñeses Agostino Mitelli y Michael Angelo Colonna, que aceptaron la invitación, aunque no llegaron a Madrid hasta 1658.
El regreso de Velázquez a España tuvo lugar en junio de 1651 reincorporándose de inmediato a su trabajo en la decoración del Alcázar. En marzo de 1652 fue nombrado, por decisión del Rey, aposentador mayor de Palacio, cargo de importancia y responsabilidad que supuso una culminación en su carrera palaciega pero que limitó mucho el tiempo que podía dedicar a la pintura, lo que propició la intervención de su yerno, Juan Bautista Martínez del Mazo, en la repetición de los retratos reales que habían de pintarse por encargo oficial.
El arte del pintor ya había llegado a la cima. Los cuadros que pintó en la última década de su vida son los que llevan a su límite la ligereza del pincel y la capacidad, casi mágica, de hacer vivir con vida propia los temas que representa en clave realista hasta el punto de que Las hilanderas ha podido engañar por siglos a la crítica creyendo que se trata de un cuadro realista, y se ha revelado un cuadro mitológico: la fábula de Minerva y Aracne, y Las meninas, aparente escena casual en la vida en Palacio, pero en realidad complejo y enigmático lienzo donde se funden elementos políticos, de exaltación de la Monarquía y de la afirmación de la nobleza del arte en cuya defensa tanto empeño ponía el pintor.
Y a la vez culminó su deseo de personal ennoblecimiento.
Durante su estancia en Italia ya había iniciado contactos con altos personajes de la Curia para encontrar apoyo en su deseo de obtener un título de nobleza o su ingreso en alguna Orden de Caballería, y al llegar a España debió de intensificar esos contactos y expresar abiertamente su deseo. El Rey le ofreció un hábito de caballero de Santiago, pero las severas ordenanzas no satisfacían el Consejo de Órdenes que no aceptaron los testimonios relativos a condiciones de “nobleza y calidades” del aspirante y fue preciso obtener una dispensa papal, para lo cual, y a demanda del Rey, usó las relaciones logradas en Roma. El breve pontificio llegó al fin en octubre de 1659 y Velázquez se ennobleció no por la sangre sino por su arte, que a todos deslumbró.
En el año 1656 había recibido un encargo real de instalar en el Monasterio de El Escorial algunos de los lienzos traídos de Italia y de los comprados en la “almoneda del siglo” procedentes de la colección del rey Carlos I de Inglaterra. Su condición de aposentador mayor se expresó en esta ocasión al modo de un museólogo, preparando incluso una Memoria, recientemente reconstruida por Bassegoda, comentando los lienzos y su instalación.
Ese mismo año, se sabe, por el testimonio de Palomino, que se pintaron Las meninas, pero el hecho de que sobre el pecho del pintor se ostente la Cruz de Santiago —que no se presenta como un repinte, tal como se había creído—, obliga a retrasar la fecha hasta 1659.

Todavía como alto funcionario palaciego, hubo de participar en una ceremonia cortesana de alto significado: la entrega en junio de 1660, de la infanta María Teresa, hija de Felipe IV, a su prometido el rey Luis XIV de Francia, celebrada en la frontera francesa en la isla de los Faisanes, que sellaba, con la Paz de los Pirineos, la guerra con Francia.
En esta ocasión Velázquez, que había dispuesto la ceremonia en todos sus detalles, asistió con galas palaciegas de subido valor y vio, sin duda, culminar sus aspiraciones de ennoblecimiento.
A su regreso a Madrid, y tras una rápida enfermedad, murió el 6 de agosto de 1660, y siete días después falleció su esposa. El inventario de sus bienes informa detalladamente de su tono de vida, con lujos no frecuentes, incluso excepcionales, en el quehacer habitual de los pintores, pero no extraños en un noble.
Su biblioteca era también muy notable, con abundantes libros de teoría arquitectónica, matemáticas, astronomía y astrología, filosofía e historia antigua, y bastantes obras poéticas en español, italiano y latín. Sorprende la escasez de obras religiosas, que eran siempre las más abundantes entre sus contemporáneos.
Una acusación de sus enemigos, evidentemente muchos y poderosos, puso sus bienes bajo secuestro con el pretexto de haber defraudado a la Corona en el ejercicio de sus cargos, pero la investigación abierta le demostró libre de toda culpa.
Hombre reservado, se conservan abundantes testimonios de su “flema”, a la que alude varias veces el propio Rey, y de su mesura en gesto, actitudes y su constante preocupación por su ascenso social y la carrera profesional y social de su yerno. Sus ambiciones, que en lo personal culminaron con su hábito de Santiago, se prolongaron muchos años después de su muerte con sus nietos, que entroncaron con la casa ducal de Liechtenstein.


Obras

Los músicos, 1618

El almuerzo, c. 1618

Vieja friendo huevos, 1618

Inmaculada, c. 1618

San Juan en Patmos, c. 1618

Adoración de los Reyes, 1619

San Juan Evangelista, 1619

Cristo en casa de Marta y María, 1620

El aguador de Sevilla, 1620

Sor Jerónima de la Fuente, 1620

La mulata, 1620-1622

Góngora, 1622

Imposición de la casulla a san Ildefonso, 1622-1623

Felipe IV joven, c. 1624

Infante don Carlos, c. 1624

El conde duque de Olivares, 1624

La expulsión de los moriscos, 1627 (desapar.)

Los borrachos (El triunfo de Baco), 1629

Santa Rufina, c. 1629-1631

La túnica de José, 1630

La fragua de Vulcano, 1630

Santo Tomás de Aquino, 1632

Cristo Crucificado, c. 1632

Felipe IV ecuestre, Isabel Borbón ecuestre y el Príncipe Baltasar Carlos ecuestre, 1630-1635

El conde duque de Olivares ecuestre, c. 1634

Felipe IV cazador, Infante don Fernando cazador y el Infante Baltasar Carlos cazador, 1635

Rendición de Breda, 1635

Francisco I de Este duque de Mantua, 1639

Menipo y Esopo, c. 1639-1640

Marte, 1640

Felipe IV con traje de campaña, 1644

Enanos y Bufones (Calabacillas, Don Sebastián de Moura, El Primo, El Bobo de Coria), c. 1644

La Venus del espejo, c. 1649

Juan de Pareja, 1650

Reina Mariana de Austria, 1652

La infanta María Teresa, c. 1654

Busto de Felipe IV, 1655

Las meninas, 1656-1659

Las hilanderas, 1657

Mercurio y Argos, 1659

Príncipe Felipe Próspero, 1659.

Bibliografía

A. A. Palomino, Museo pictórico y escala óptica (1715- 1724), Madrid, Aguilar, 1947, págs. 891-936

J. A. Gaya Nuño, Bibliografía crítica y antológica de Velázquez, Madrid, Fundación Lázaro Galdiano, 1963

J. Portús Pérez, Entre dos centenarios. Bibliografía crítica y antológica 1962-1999, Sevilla, Consejería de Cultura, 2000

S. Salort Pons, Velázquez en Italia, Madrid, Fundación de Apoyo a la Historia del Arte Hispánico 2002

J. Brown, Escritos completos sobre Velázquez, Madrid, Centro de Estudios Europa Hispánica, 2008

B. Benassar, Velázquez. Vida, Madrid, Cátedra, 2012.


 

Genealogía.


 

1)-El famoso pintor Diego Velázquez se casó con Juana Pacheco; Su hija, Francisca Velázquez, se casó con Juan Bautista Martínez del Mazo en 1643;
 
 
2).-Su nieta María Teresa Martínez del Mazo (n. 1648) se casó con Pedro Casado y Acevedo en 1666;

 
3).-Su hijo Isidro Casado de Acevedo y Rosales (n. 1667) obtuvo un título de nobleza del rey y se casó con Francisca de Velasco en 1698; Fue hijo de Pedro Casado de Acevedo (1640-1707) y de María Teresa Martínez del Mazo y Velázquez (Madrid, 13 de enero de 1648-1692), por parte de su padre era nieto de Isidro Casado de Acevedo (1600--1658) y Catalina Ordoño de Rosales; por parte de su madre era nieto del pintor Juan Bautista Martínez del Mazo y de Francisca de Silva Velázquez y Pacheco.
Descendía de tres generaciones de reconocidos pintores españoles por el lado materno, su abuelo fue Juan Bautista Martínez del Mazo, su bisabuelo Diego Velázquez y su tatarabuelo Francisco Pacheco.

Isidro Casado de Acevedo y Rosales 
Casado de Acevedo y Rosales, Isidro. Marqués de Monteleón (I). Milán (Italia), c. 1663 – Venecia (Italia), 11.XI.1733. Diplomático, consejero del Real y Supremo Consejo de las Indias.

Biografía
Por ambas líneas, paterna y materna, pertenecía a familias nobles, de origen peninsular, establecidas en el Milanesado desde el siglo xvii: familias emparentadas entre sí y con la de los Patiño. Su padre, Pedro Casado y Rosales, muerto en 1707, había sido cuestor togado del Estado (1691), El joven Isidro empezó su cursus como cuestor togado supernumerario (1687), hasta que, al cumplir veinticinco años, entró en posesión de una plaza efectiva (1691). La llegada del príncipe de Vaudemont al gobierno general del ducado (1698) marcó una etapa decisiva en la carrera de Isidro.
Muy apreciado por el nuevo gobernador, desempeñó varias comisiones en la Corte de Mantua antes de ser nombrado embajador extraordinario cerca del duque (abril de 1701), a quien impulsó a tomar el partido de Felipe V y a facilitar la entrada de tropas francesas en Mantua. Premiado con el título de marqués de Monteleón (11 de junio de 1701), con el vizcondado previo de Alcázar Real, el joven diplomático acompañó al duque en el largo viaje que éste hizo en 1704 a la Corte para negociar el segundo matrimonio de su amo. En aquella época se decía de Monteleón: 
“Gobierna al duque de Mantua [...], es el español más francés que se puede ver” y “es un hombre de mucho ingenio y destreza, además de atrevido y emprendedor”.

De vuelta a Italia pasó al servicio del Rey católico, quien le mandó de enviado extraordinario a Génova, adonde llegó el 11 de diciembre de 1704.
Allí se quedó varios años, aunque se ausentó dos veces en comisión de servicio: a París de 9 de enero a 1 de septiembre de 1708, y a Roma, de 13 de diciembre de 1708 a 20 de febrero de 1709, en compañía del francés Tessé, quien le apreciaba como “un verdadero y virtuoso Español, juntando a las buenas cualidades de la honrada gente de su nación, toda la industria, la pericia y la penetración de un Italiano”.
Hecho consejero supernumerario de capa y espada del Consejo de Indias el 21 de septiembre de 1711 y elegido tercer plenipotenciario español en el Congreso de Utrecht (28 de diciembre), dejó Génova el 7 de enero de 1712 y, pasando por Madrid, marchó a París, adonde llegó el 25 de abril, para acudir a las audiencias con Luis XIV (21 de mayo) y con el ministro Torcy, quien le calificó de “hombre de ingenio, muy vigilante y activo”. Tras unas semanas de estancia en Utrecht, Monteleón fue enviado como ministro plenipotenciario a Londres (28 de octubre), con el fin de tomar contacto con el ministerio inglés y la reina Ana, a la que vio el 21 de diciembre. De vuelta a Utrecht en marzo de 1713, participó en las negociaciones que condujeron a la firma de los tratados de paz de 13 de julio de 1713 y 26 de junio de 1714.
Designado el 25 de octubre de 1714 como embajador extraordinario en Gran Bretaña, renunció a su plaza en el Consejo de Indias el 20 de enero de 1717. Muy adicto a Francia y “fiel, en sus principios y su conducta, a la unión íntima entre Francia y España que con razón juzgaba absolutamente necesaria a ambas coronas” (Saint-Simon), Monteleón tuvo que afrontar muchas dificultades en el período del mando de Alberoni. Opuesto a las iniciativas bélicas, partidario de la conciliación y hasta de la adhesión a la Triple (1717) y la Cuádruple Alianzas (1718), hizo cuanto pudo por contrarrestar los proyectos del cardenal que apoyaba desde La Haya el embajador español Beretti Landi, colega y competidor de Monteleón. Éste conoció una relativa desgracia por parte de los Reyes, entonces obcecados por Alberoni, quien le acusaba de mal servir a sus amos y de preferir sus negocios particulares al desempeño del cargo. La invasión de Sicilia y la batalla naval del Cabo Passaro (11 de agosto de 1718) ocasionaron la llamada de Monteleón (20 de septiembre) y el desencadenamiento de la guerra.
Una vez en Holanda, Casado se enteró de la caída de Alberoni (5 de diciembre de 1719) y no tardó en volver a la actividad: fue designado como embajador en las Provincias Unidas en sustitución de Beretti Landi, quien marchó a Francia el 8 de enero de 1721 como segundo plenipotenciario en el Congreso de Cambrai.
Tras presentar sus credenciales el 4 de marzo, el marqués se afanó por recuperar el favor de los Reyes, aprovechando la influencia de la antigua nodriza de la Reina, Laura Piscatori, cuya hija casó en 1723 con un hijo de Monteleón. Salido con licencia para España, llegó a Madrid en el mismo momento de la abdicación de Felipe V (10 de enero de 1724). Durante los seis meses de su estancia, pasó bastante tiempo en San Ildefonso, donde le parecía que se encontraba la realidad del poder, y se dedicó a examinar con los Reyes las posibilidades de establecer a Don Carlos en Italia. Según parece, Felipe V le hizo repetidas instancias para que aceptase el cargo de primer ministro, pero Monteleón no quiso ocupar ni éste ni otro cualquiera en la Corte, ya que le parecía “casi imposible el sostenerse en ellos sin atraerse la animadversión de los dos monarcas”. Finalmente, el 13 de junio, se le entregaron credenciales para las cortes de Francia e Inglaterra y para los príncipes de Italia, con el fin de arreglar los negocios e intereses de Don Carlos. Tras dejar Madrid el 28 de julio, Monteleón se presentó en París el 20 de agosto y fue recibido por Luis XV el 3 de septiembre, a los tres días de la muerte de Luis I.
A pesar de varios meses de estancia en la Corte francesa, no consiguió ningún adelanto y, sobrevenida la devolución de la infanta (19 de marzo de 1725), tuvo que marchar con ella el 5 de abril; llegaron a Madrid el 4 de junio. En la capital desplegó muchos esfuerzos y habilidad para aquietar el rencor de los Reyes y abrir la vía a una reconciliación, empleando las buenas relaciones que tenía en ambas cortes. Mientras tanto había enviado sus recredenciales a Holanda (10 de octubre de 1725) y solicitado sin éxito la embajada de Viena (1726). Por fin, el 18 de agosto de 1727, fue nombrado embajador en Venecia y plenipotenciario cerca de los príncipes de Italia, siempre con vistas a conseguir del Emperador un establecimiento para el infante Don Carlos en Italia. Pasando por Turín (16 de diciembre), Milán, Parma y Florencia, Monteleón llegó a Venecia el 18 de abril de 1728.
Desde entonces ya no desempeñó ningún papel. Su sucesor, Fuenclara, declaró en 1734 que esa embajada sólo era buena “para un viejo que no quiere ya trabajar, y sólo desea vivir con toda libertad, como Monteleón”. De este personaje, tan importante como mal conocido, el continuador de los Comentarios de San Felipe ha dejado un retrato elocuente: 
“Este ministro [...] era muy adecuado para cumplir con todo género de comisiones. Su carácter abierto y alegre hacía su sociedad apetecible. Este señor amaba todo lo que sirve para conocer bien a los hombres, así como son la mesa, conversación, libertad y despejo; en esto bien diferente de otros ministros que afectan siempre grande ocupación, y de la pedantesca representación de creerse obligados a mantenerse perpetuamente ocultos, haciéndose inaccesibles a todos”.
Al parecer Monteleón estuvo casado dos veces. Primero con una señorita Velasco, de la que no se sabe nada, pero que le dio cuatro hijos: Antonio, Francisco y Pedro, ambos consejeros de Indias, y Catalina.
Luego se casó con María Manuela Puga y Gago, de Pontevedra; de este enlace no hubo descendencia.

Fuentes 
Archivo General de Simancas, Estado, lib. 567; Gracia y Justicia, libs. 334, 814; Archivo Histórico Nacional, Consejos, leg. 8976.

Bibliografía
D. Ozanam, Les diplomates espagnols du xviiie siècle, Madrid- Bordeaux, Casa de Velázquez-Maison des Pays Ibériques, 1998
M. A. Ochoa Brun, Embajadas rivales: la presencia diplomática de España en Italia durante la guerra de Sucesión, Madrid, Real Academia de la Historia, 2002
A. Álvarez-Ossorio, “Felipe V en Italia. El Estado de Milán bajo la casa de Borbón”, en E. Serrano (ed.), Felipe V y su tiempo. Congreso internacional, t. I, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2004, págs. 775-842.
 
 
4).-Tuvieron un hijo en 1703, Antonio Casado, que se mudó a La Haya, Países Bajos y se casó con Enriqueta Margarita Huguetau, condesa de Gyldenstein;
Antonio Casado y Velasco
Casado y Velasco, Antonio de. ?, f. s. xvii – c. 1741. Diplomático.

Biografía 
Hijo de Isidro Casado Acevedo de Rosales, marqués de Monteleón y notable diplomático, y de su primera esposa, María Francisca de Velasco. A pesar del amparo paternal, Antonio fue problemático. En la época en que su padre era embajador en Londres (1712- 1718), se fue a América y contrajo cuantiosas deudas de juego en Jamaica. 
Vuelto a Inglaterra, para saldarlas, libró letras de cambio sin provisión, antes de abandonar apresuradamente Londres por Holanda, en el momento de la ruptura hispano-inglesa (19 de noviembre de 1718). De paso por París, con rumbo a España, aceptó el encargo de llevar algunos despachos comprometedores del embajador Cellamare. Detenido en Poitiers (8 de diciembre de 1718) y conducido a París, fue expulsado con el embajador (13 de diciembre). Algunos años más tarde tuvo la imprudencia de pasar por Londres, donde sus acreedores le hicieron encarcelar (19 de agosto de 1721). Liberado gracias a la intervención del ministro de España, Pozobueno, de forma rauda marchó a reunirse con su padre, entonces embajador en La Haya, donde al año siguiente raptó a la hija de un aristócrata danés con la que huyó a Suecia. Puesto en arresto, recobró la libertad para casarse con su conquista. Se trataba de Margarita Hughetan (1702), hija del banquero protestante francés Juan Enrique Hughetan (1665-1749), naturalizado danés y titulado desde 1717 como conde de Gyldenstein. De este enlace nacieron dos hijas: Isidora (1723) y Enriqueta (1725-1761). Esta última contrajo a su vez matrimonio con el conde Enrique de Reuss-Köstritz.
Tan deplorables antecedentes de Antonio Casado no impidieron a Luis I nombrarle su enviado extraordinario ante el Círculo de la Baja Sajonia y el rey de Dinamarca (15 de abril de 1724), decisión ratificada por Felipe V al retornar al trono (26 de septiembre).
Llegó a Hamburgo el 23 de febrero de 1725, y, ya casado, pasó el 13 de marzo a Copenhague, donde permaneció unos meses. El 9 de agosto, de vuelta en Hamburgo, correspondió con su Corte durante siete años. Cobrando con irregularidad su sueldo y acribillado a deudas, se declaró en la imposibilidad de volver a Copenhague, a presentar su nueva acreditación (2 de junio de 1730). No se sabe cómo acabó su misión: a veces desde Hamburgo, otras desde Bruselas, no paró de pregonar su lamentable situación y solicitar ayuda. El Rey católico acabó pagando sus deudas el 4 de enero de 1734. En 1738 se encontraba en París, desde donde en 1740-1741, escribía al cardenal de Fleury. Después de 1741 no se ha encontrado ningún rastro suyo.

Fuentes 
Archivo General de Simancas, Estado, legs. 6849, 7453, 7454; Archivo Histórico Nacional, Estado, leg. 4814.

Bibliografía
D. Ozanam, Les diplomates espagnols du xviiie siècle, Madrid- Bordeaux, Casa de Velázquez-Maison des Pays Ibériques, 1998.
Nota:   Marguérite Huguetan

Nacida el 22 de enero de 1702 - Amsterdam, Holanda.
Fallecida en 1767 - Paris, Francia, a la edad de 65 años

 
5)-Enriqueta Susana Casado, nacida en 1725, es la última descendiente española de Velázquez y se casó con Heinrich, Prinz Reuß zu Köstritz, un aristócrata Sacro Imperio Romano; Nombre completo: Enriqueta Juana Francisca Susana Casado de Monteléon y Huguetan

Nacida el 2 de mayo de 1725 - Den Haag, Holanda 
Fallecida el 6 de enero de 1761- Sonderburg, a la edad de 35 años.
Marido:   Heinrich VI. Reuß von Schleiz zu Köstritz
 

 
6).-Su hija Friederike Louise de Reuss-Köstritz se casó con John Christian II, conde de Solms-Baruth;

Escudo de la Casa de Reuss


Reuss-Köstritz (en alemán: Reuß zu Köstritz) es el nombre de un paragium (término que significa dotación feudal en latín) y principado gobernado por los miembros de la Casa de Reuss. Esta rama existió desde 1692 hasta 1918 y su centro y sede era el Castillo de Bad Köstritz. En aras de la simplicidad, los propietarios y sus familiares, la llamada línea paragiada de los condes y príncipes de Reuss-Köstritz de la casa de Reuß, también reciben este nombre.

Un pareage (en catalán pariatge o en gascón pareatge) consiste en un dominio feudal de un territorio compartido por dos señores a menudo uno laico y otro eclesiástico. También se denomina así al documento que recoge la tipificación de este condominio.
Este tipo de acuerdos está presente con frecuencia en los territorios meridionales, más pirenaicos, de la Francia actual, como Bearne, y, en menor medida, en algunos puntos de la Corona de Aragón posiblemente asimilados por sus etapas de dominios y relaciones con muchos de esos espacios políticos meridionales franceses.


 
7)-Tuvieron un solo descendiente, la condesa Amalie Henriette Charlotte de Solms-Baruth (n. 1768). Se casó con Carlos Luis, príncipe de Hohenlohe-Langenburg: Amalia Enriqueta Carlota de Solms-Baruth (en alemán, Amalie Henriette Charlotte zu Solms-Baruth; Kliczków, 30 de enero de 1768-Karlsruhe, 31 de octubre de 1847) fue una condesa de Solms-Baruth de nacimiento. Era la única hija del conde Juan Cristián II de Solms-Baruth y de su esposa, la condesa Federica Luisa de Reuss-Köstritz. Por su matrimonio también fue princesa de Hohenlohe-Langenburg.
Por el lado materno era tataranieta del español Isidro Casado de Acevedo y Rosales, I marqués de Monteleón, firmante del Tratado de Utrecht, y quién era descendiente de tres importantes pintores españoles; su abuelo era Juan Bautista Martínez del Mazo, su bisabuelo Diego Velázquez, y su tatarabuelo Francisco Pacheco.
Debido al matrimonio de sus hijos y nietos, es ancestro de varios monarcas europeos:
  • Juan Adán II de Liechtenstein es el bisnieto de la infanta María Teresa de Portugal, cuya madre, Adelaida, era nieta de Amalia Enriqueta.
  • Guillermo V de Luxemburgo también es descendiente de Adelaida a través de su hija, María Ana.
  • Carlos XVI Gustavo de Suecia es hijo de Sibila, quien era tataranieta del hijo de Amalia Enriqueta, el príncipe Ernesto I de Hohenlohe-Langenburg.
  • Guillermo Alejandro de los Países Bajos es nieto del príncipe Bernardo de Lippe-Biesterfeld, quien era bisnieto de la hija de Amalia Enriqueta, Emilia.
  • Felipe VI de España es nieto de Federica de Hannover, cuya abuela, la emperatriz Augusta Victoria, era nieta del hijo de Amalia Enriqueta, el príncipe Ernesto I de Hohenlohe-Langenburg.
House of Solms-Baruth
Lords of Baruth, Klitschdorf, Golssen and Kasel
Counts and Princes of Solms-Baruth
Issued from Friedrich Sigismund, 4th son of Johan Georg II, Count of Solms-Baruth



Solms-Baruth fue un Estado en la Baja Lusacia, Alemania, desde el siglo XVI hasta 1945.

Historia

Solms-Baruth fue uno de los muchos Estados menores del Sacro Imperio Romano Germánico. La Casa de Solms tuvo su origen en Solms, Hesse.
Perdió su independencia con la mediatización alemana de 1806. Inicialmente pasó al reino de Sajonia. En 1815, cuando Sajonia fue penalizada en el Congreso de Viena por su lealtad a Napoleón con la confiscación de una parte significante de su territorio, Solms-Baruth fue transferido a Prusia. El representante prusiano en el Congreso fue Karl August von Hardenberg y su asistente, el Conde de Solms-Sonnewalde.
La finca de Solms-Baruth fue hasta 1945 propiedad de la familia Solms-Baruth; la finca consistía en el Castillo sede familiar, diez poblaciones y 15.000 hectáreas de terreno agrícola y forestal.

 

8)-Su hijo Ernst Christian Carl,  príncipe de Hohenlohe-Langenburg (n. 1794) se casó con Feodora de Leiningen, la media hermana mayor de la futura reina británica; (Langenburg, 7 de mayo de 1794-Baden-Baden, 12 de abril de 1860). Fue hijo del príncipe Carlos Luis I de Hohenlohe-Langenburg y de la condesa Amalia Enriqueta de Solms-Baruth.

Familia.



Hohenlohe-Langenburg fue un condado alemán del noreste de Baden-Wurtemberg, Alemania, localizado en los alrededores de Langenburg.
Hohenlohe-Neuenstein, una rama protestante de la familia Hohenlohe, fue dividido en Hohenlohe-Langenburg, Hohenlohe-Ingelfingen y Hohenlohe-Kirchberg en 1701. Hohenlohe-Langenburg fue elevado de condado a principado en 1701 y fue mediatizado a Wurtemberg en 1806.
La Casa de Hohenlohe-Langenburg permaneció protestante y continúa estrechamente relacionada con las dinastías protestantes dirigentes de Europa. La reina Adelaida, esposa del rey Guillermo IV del Reino Unido era un Hohenlohe-Langenburg del lado materno y su primo el príncipe Ernesto, se casó en 1828, con Feodora de Leiningen, hermana materna de la futura Reina Victoria. En 1896, el nieto de Feodora, otro príncipe Ernesto, se casó con la princesa Alejandra, nieta de Victoria.

Langenburg  es una de las ciudades más pequeñas de Baden-Württemberg con 1833 habitantes (2006) y pertenece al Distrito de Schwäbisch Hall. Está situada cerca del río Jagst. Tiene un castillo que es sede de la familia de los Hohenlohe-Langenburg.

Coat of arms of the house of Hohenlohe



 
9)-Su hija, la princesa Adelheid de Hohenlohe-Langenburg (n. 1835) se casó con Federico VIII, duque de Schelswig-Holstein; Adelaida de Hohenlohe-Langenburg (en alemán, Adelheid zu Hohenlohe-Langenburg; Langenburg, 20 de julio de 1835-Dresde, 25 de enero de 1900) fue sobrina de la reina Victoria del Reino Unido. Fue la segunda hija del príncipe Ernesto I de Hohenlohe-Langenburg y de la princesa Feodora de Leiningen, media-hermana mayor de la reina británica.
 
 

10)-Su hija Augusta-Victoria de Schleswig-Holstein se convirtió en Reina de Prusia y emperatriz de Alemania debido a su matrimonio con Guillermo II; Augusta Victoria de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Augustenburg (Auguste Viktoria Friederike Luise Feodora Jenny; Dolzig, 22 de octubre de 1858 - Doorn, 11 de abril de 1921) fue una princesa de la Casa de Augustemburgo, una rama secundaria de la Casa de Oldemburgo (a la que pertenece la familia real danesa); 

 

11)-En 1892 dio a luz a la princesa Victoria-Luisa de Prusia. Se casó con Ernesto Augusto, duque de Brunswick;Victoria Luisa de Prusia (en alemán: Viktoria Luise von Preussen; Potsdam, 13 de septiembre de 1892 - Hannover, 11 de diciembre de 1980) fue una princesa prusiana, y duquesa de Brunswick por matrimonio.
Hija del emperador Guillermo II de Alemania y su esposa, Augusta Victoria de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Augustenburg, fue la única mujer entre los siete hijos del emperador, siendo la última en fallecer. Fue la abuela materna de la reina consorte de España, Sofía de Grecia, así como de sus hermanos Constantino II de Grecia e Irene de Grecia.

 
12)--Su hija Federica de Hannover (n. 1917) se casó con el rey Pablo  de Grecia; Federica de Hannover (en alemán: Friederike von Hannover; Blankenburg, 18 de abril de 1917-Madrid, 6 de febrero de 1981) fue reina consorte de Grecia desde 1947 hasta 1964. Era por nacimiento princesa de Hannover y duquesa de Brunswick y Luneburgo. Fue la madre de la reina Sofía de España, del rey Constantino II de Grecia, y de la princesa Irene de Grecia y Dinamarca.

 
13)--Su hija Sofía de Grecia y Dinamarca (n. 1938) se convirtió en reina de España por su matrimonio con rey Juan Carlos I de España; 

 
14)--Su hijo Felipe VI (n. 1968) es el actual rey de España, por lo que los descendientes de Velázquez; Felipe es un descendiente directo en 13er grado del pintor Diego Velázquez.  


 
Familia Kast
 
 
Kast; Rist


Kast: En campo de azur, un león de oro naciente de un cofre de madera abierto, que sostiene tres espigas del mismo
La familia Kast es una familia chilena de origen alemán, que incluye entre sus miembros a parlamentarios, ministros de Estado y personajes políticos relevantes. Está formada por los descendientes del matrimonio conformado por Michael Kast Schindele y Olga Rist Hagspiel, que emigraron progresivamente al país sudamericano después de la Segunda Guerra Mundial.

Historia

El registro más antiguo de los ascendientes de esta familia data de 1635, cuando Christian Kast (nacido aprox. 1588) se casó con Appolinia Vetter en Altenstad, en el pueblo de Geislingen an der Steige, que en ese tiempo formaba parte del territorio de la ciudad imperial libre de Ulm, en el Sacro Imperio Romano Germánico.
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Seis generaciones después, en 1924 nació Michael Martin Kast, quien fue teniente de las fuerzas armadas de la Alemania nazi (Wehrmacht) y combatió en los frentes de Francia y la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial; Desde 1944, Michael Kast se encontraba combatiendo a las tropas estadounidenses en las cercanías de Trento, Italia. Tras la rendición alemana, Kast se entregó a las tropas aliadas, sin embargo, días después logró escaparse saltando desde el segundo piso de la escuela en donde estaba prisionero. 
Logró cruzar los Alpes escondiéndose durante el día, y caminando unos 30 kilómetros cada noche, hasta llegar a su pueblo natal de Oberstaufen, en Baviera. Allí, conoció a María Kreszencia Olga Rist, con quien se casó ese mismo año. Dos de sus hijos, Michael y Barbara, nacieron en la Alemania ocupada, antes de que la familia emigrara progresivamente a Sudamérica.
Luego de una breve estadía en Argentina, Michael Kast logró asentarse en Paine, al sur de Santiago de Chile, donde se desarrolló como pequeño agricultor, criador de pollos y fabricante de cecinas. A mediados de los años 1950, el resto de su familia logró emigrar a Chile. En la navidad de 1958, a la edad de dos años, Mónica, la tercera de las hijas del matrimonio Kast Rist, murió ahogada en una acequia cercana a la parcela familiar en Linderos.
 En 1962 instalaron un pequeño local de venta de cecinas y sándwiches llamado Bavaria, en honor a su tierra natal, al costado de la Carretera Panamericana. El negocio logró expandirse rápidamente en los años siguientes y con el tiempo pudo diversificarse, a través de inversiones, a los sectores agrícola e inmobiliario.

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