—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

martes, 11 de septiembre de 2012

138.-Ancestros de Felipe VI de España: Hans Moritz von Hauke.


Esteban Aguilar Orellana ; Giovani Barbatos Epple.; Ismael Barrenechea Samaniego ; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; Rafael Díaz del Río Martí ; Alfredo Francisco Eloy Barra ; Rodrigo Farías Picón; Franco González Fortunatti ; Patricio Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda; Jaime Jamet Rojas ; Gustavo Morales Guajardo ; Francisco Moreno Gallardo ; Boris Ormeño Rojas ; José Oyarzún Villa ; Rodrigo Palacios Marambio; Demetrio Protopsaltis Palma ; Cristian Quezada Moreno ; Edison Reyes Aramburu ; Rodrigo Rivera Hernández; Jorge Rojas Bustos ; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba ; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala ; Marcelo Yañez Garin; Katherine Alejandra Del Carmen  Lafoy Guzmán


 Hans Moritz von Hauke.



retrato


Hans Moritz "von" Hauke; en polaco Jan Maurycy Hauke herbu Bosak; en alemán: Graf Hans Johann Moritz Hauke; en ingles John Maurice Hauke.

Información personal
Nombre de nacimientoJohannn Hans Moritz von Hauke
Nacimiento26 de octubre de 1775
Seifersdorf, Sajonia
Fallecimiento29 de noviembre de 1830
(55 años)
Varsovia, Polonia del Congreso
NacionalidadAlemana y rusa
Familia
PadresFrederic Carles Hauke 
Maria Salomea Schweppenhäuser 
CónyugeSofía Lafontaine (1807) 
HijosJulia de Hauke 
Educación
Educado enCorps of Cadets 
Información profesional
OcupaciónSoldado de carrera, militar, oficial militar, político y noble 
ÁreaServicio militar, arma de artillería y política 
Años activo1790-1830
LealtadRepública de las Dos Naciones
Gran Ducado de Varsovia
Polonia del Congreso
Rama militarEjército Imperial Ruso 
Rango militarGeneral
ConflictosGuerras Napoleónicas
Insurrección de Kościuszko
Levantamiento de Noviembre
Distinciones
  • Caballero de la Legión de Honor
  • Caballero de primera clase de la Orden de Santa Ana
  • Caballero de segunda clase de la Orden de San Vladimiro
  • Cruz de Oro de la Orden Virtuti Militari
  • Orden de San Alejandro Nevski
  • Orden de San Estanislao (2.ª clase)
  • Orden de San Estanislao, primera clase
  • Orden del Águila Blanca 

Hans Moritz "von" Hauke (Seifersdorf, Alemania, 26 de octubre de 1775 - Varsovia, Polonia, 29 de noviembre de 1830) fue un militar polaco, de origen sajón, al servicio de Napoleón Bonaparte que combatió en las guerras napoleónicas, y despues servicio de Emperadores de Rusia. Es el antepasado de Victoria Eugenia de Battenberg, reina consorte de España y bisabuela del actual monarca, Felipe VI.

Carrera militar.

Hans Moritz von Hauke, nació en Seifersdorf, en el Electorado de Sajonia, el 16 de enero de 1791. Hijo de Friedrich Karl Emanuel Hauke (1737-1810), un profesor de alemán que trabajaba en la ciudad de Varsovia, Moritz von Hauke se unió en 1790 al ejército de la República de las Dos Naciones. Participó en la Insurrección de Kościuszko, liderada por Tadeusz Kościuszko, y más tarde pasó a formar parte del ejército del Gran Ducado de Varsovia.  Combatió en Austria, Italia, Alemania y en España. Después de 1815 se unió al ejército del reino de Polonia, alcanzando el grado de general en 1826. 
En 1826, Emperador Nicolás I, lo ennoblece como noble polaco junto con sus hermanos Ludwig August (1779–1851) y Josef. En 1829, Hauke ​​fue elevado al rango de conde y nombrado Viceministro de Guerra del Reino de Polonia.
Cuando estalló la insurrección en Varsovia el 29 de noviembre de 1830, Hauke ​​(a caballo), acompañando al carruaje donde se encontraba su familia, se encontró con un grupo de cadetes insurgentes. Cuando se le pide que se una a ellos, Hauke ​​se niega y, en cambio, intenta convencerlos de que regresen a sus barracas. Fue asesinado por disparos, luego sus condecoraciones rusas fueron arrancadas, pero no las condecoraciones polacas o francesas.


El obelisco erigido frente al Palacio Sajón después del Levantamiento de Noviembre  en Varsovia.


En 1841, Nicolás I hizo erigir un obelisco en su memoria y en la de otros cinco generales polacos "que se habían mantenido fieles a su soberano": este monumento, odiado por los nacionalistas, fue destruido en 1917.

Familia.

Hans Moritz von Hauke ​​​​se había casado con Sophie Lafontaine (1790-1831), hija del médico militar Franz Leopold Lafontaine (1756-1812).
Después de su muerte, sus hijas Sophie Salomea (1816-1863), Émilie (1821-1890) y Julia (1825-1895) pasaron a estar bajo la tutela del  Emperador. Sophie se casa con su primo, el general conde Aleksander Jan Hauke. Émilie se casa con el barón alemán báltico Karl Stackelberg.
Sus hijos Maurycy Napoleon Hauke  (1808-1852), Władysław (1812–1852) y Józef (1814–1831) se unieron a los insurgentes polacos. Józef murió en la Batalla de Ostrołęka el18 de mayo de 1831. Tras la derrota del levantamiento (septiembre de 1831), Maurycy Napoleón y Władysław emigraron a Estados Unidos. Ambos murieron en Nueva Orleans en 1852.

Sus dos hijos menores, Wincenty (1817–1863) y Konstanty (1819–1840) sirvieron en el ejército ruso, uno como coracero y el otro como húsar. Konstanty se ahogó durante un ejercicio militar.
Su hija Julia Hauke ​​​​(a menudo llamada erróneamente "von Hauke") se casó con el Príncipe Alejandro de Hesse en 1851 : el Gran Duque de Hesse creó para ella en esta ocasión el título de Condesa, luego Princesa de Battenberg. Ella es el origen de la línea principesca de Battenberg-Mountbatten de la que descendieron Alejandro de Battenberg , primer rey de Bulgaria en los tiempos modernos, Victoria Eugenia de Battenberg, reina consorte de España, Louis Mountbatten , último virrey del Imperio Británico de la India y el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, esposo y primo hermano de la reina Isabel II de Reino Unido; y el rey Carlos III de Reino Unido.

Tumba.

El general Hauke ​​fue enterrado con su esposa y sus hermanos en la cripta de la Iglesia de los Capuchinos de Varsovia.

Escudo de Armas.
Hans Moritz von Hauke recibió un escudo de armas cuando se le concedió un título de nobleza polaca en 1826. El escudo de armas específico que se le otorgó a él y a sus hermanos se conoce como el "Bosak", que significa "garfio" o "arpón" en polaco. 
La descripción heráldica (blasonamiento) del escudo de armas "Bosak" es la siguiente:

Campo: El campo del escudo es rojo (gules).

Carga: Presenta un garfio plateado (arpón o "grappling hook") con tres puntas, a veces descrito como una "ancla de tres puntas" o un "gancho de agarre", con el vástago apuntando hacia abajo.

Cimera: Generalmente, la cimera presenta tres plumas de avestruz. 

Posteriormente, cuando Hans Moritz von Hauke y su hermano Joseph fueron elevados al rango de condes del Imperio Ruso en 1829 y 1830 respectivamente, su escudo de armas fue modificado para reflejar su nuevo título condal. 



Nobleza




Hauke ​​es el nombre de una familia burguesa originalmente alemana (nombre: Hauck ), más tarde miembro de la nobleza polaca (nombre: Hauke ) y rusa (nombre: Гауке )

El primer antepasado conocido de la familia Hauke ​​fue Johann Gaspar Hauck, Reichskammergerichtspedell en el Tribunal de la Cámara Imperial del Sacro Imperio Romano Germánico en Wetzlar , quien murió en 1722 y fue enterrado en su ciudad natal. Con su esposa Johanna Barbara de apellido de soltera desconocido, tuvo diez hijos, de los cuales dos, Johann Valentin (1698-1722) e Ignatz Marianus (1706-1784), ocuparon puestos importantes: Johann continuó la tradición familiar de empleo en el Tribunal de Justicia de Wetzlar, mientras que Ignatz se convirtió en secretario del Gobierno del Electorado de Maguncia .



Ignatz también tuvo muchos hijos, nueve, con su esposa Maria Franziska Riedesel zu Eisenbach , que era una hija ilegítima (más tarde reconocida) del barón Georg Riedesel zu Eisenbach , miembro de una de las familias nobles de Hesse más antiguas.
 Uno de sus hijos, Johann Friedrich Michael Hauck (nacido en 1737 en Mainz, muerto en 1810 en Varsovia ) se trasladó a Sajonia y más tarde a Polonia como secretario del poderoso Conde Alois Friedrich von Brühl , Starost de Varsovia, General de la Artillería Real Polaca y hijo de Heinrich von Brühl, el famoso ministro polaco-sajón.
En 1782, el conde Alois von Brühl vendió sus dignidades y propiedades polacas y regresó a Sajonia, pero Johann Friedrich se quedó en Varsovia con su familia de siete hijos de la hija de un predicador protestante alsaciano, Maria Salomé Schweppenhäuser ( 1755–1833). Después de haber cambiado sus nombres de pila a Fryderyk Karol Emanuel, que suena más polaco, y su apellido a Hauke , Fryderyk Karol Emanuel Hauke ​​tuvo un éxito considerable como propietario de una escuela privada y más tarde como profesor de lengua alemana y matemáticas en una escuela prusiana exclusiva para niños. llamado Liceo de Varsovia .

Tres de los hijos de Hauke, John Maurice , Ludwik August (1779–1851) y Joseph (1790–1837), entraron después de 1815 al servicio del Emperador de Rusia , quien era al mismo tiempo Rey  de Polonia, alcanzaron posiciones muy altas y recibieron títulos nobiliarios de Conde y miembros de la nobleza polaca en 1826. 
El escudo de armas que se les otorgó recibió de acuerdo con la costumbre polaca de nombrar armas el nombre "Bosak" ( Gancho de agarre ), que un miembro de la familia, Joseph, usó más tarde como seudónimo. John Maurice (en 1829) y Joseph (en 1830), ambos generales, fueron elevados al rango de condes del Imperio Ruso y Polonia. 
En 1861, siguió la rama de Ludwik August, que obtuvo una confirmación austriaca del título de conde otorgado al general Alexander Hauke ​​(1814–1868), quien se casó con su prima Sophie (1816–1861), hija de John Maurice y hermana de Julia von Battenberg y Catarina Hauke.

La mayoría de los Haukes que vivían en Varsovia en la primera mitad del siglo XIX están enterrados en el cementerio católico de Powązki en Varsovia, los que eran luteranos o calvinistas (en su mayoría mujeres protestantes que se casaban con miembros de la familia) descansan en los cementerios luteranos y calvinistas de la capital polaca. Solo John Maurice y su esposa yacen en la cripta de la iglesia de los Capuchinos en el casco antiguo de Varsovia.

ANEXO.

El Tribunal de la Cámara Imperial (en alemán: Reichskammergericht) era el máximo tribunal del Sacro Imperio Romano. Fue establecida en el año 1495 bajo el gobierno del emperador Maximiliano I de Habsburgo, y actuó como suprema autoridad judicial del Sacro Imperio hasta su disolución en 1806. En su concepción, el tribunal fue ideado por la Dieta del Sacro Imperio como un contrapeso al poder del emperador. Así, nominalmente al menos, era el tribunal de mayor rango dentro del Sacro Imperio
 Romano Germánico.

El bedel de la Corte de la Cámara Imperial: Reichskammergerichtspedell   (RKG) era un funcionario importante que llevaba el símbolo oficial de la corte, El bastón del tribunal se administraba y se presentaba al juez presidente para simbolizar el poder judicial del tribunal y garantizar el orden durante las sesiones. Esta figura representaba la autoridad y la solemne conducta de la jurisdicción del RKG, el tribunal supremo del Sacro Imperio Romano Germánico (SRE) de 1495 a 1806. 

Rol y deberes:

Símbolo de autoridad: El bedel portaba el bastón que el emperador Maximiliano I había donado a la RKG en 1495, simbolizando así el poder judicial otorgado por el emperador.
Mantener el orden: Su presencia y la presentación de su personal sirvieron para garantizar la paz y el orden durante las negociaciones. 

Significado:

El bedel era una figura central en la ceremonia de apertura y conducción de las sesiones de la Corte de la Cámara Imperial.
Encarnó el poder oficial de la corte en el Sacro Imperio Romano Germánico, cuyo objetivo era establecer un proceso ordenado en lugar de disputas. 


Gran duque de Hesse y Rin 

 Gran duque de Hesse y Rin 

Alejandro de Hesse-Darmstadt (Alexander von Hessen und bei Rhein; Darmstadt, 15 de julio de 1823-Darmstadt, 15 de diciembre de 1888) fue un príncipe y militar alemán del siglo XIX.

Fue el tercero de los cuatro hijos de Luis II de Hesse-Darmstadt y de Guillermina de Baden.

Aunque Alejandro es famoso por su escandaloso matrimonio, también lo es por las dudas sobre su paternidad, pues existen rumores —posiblemente certeros— que dicen que tanto él como su hermana María eran hijos del barón Augusto de Senarclens de Grancy, chambelán de su madre.
Como cualquier otro príncipe, Alejandro mantuvo la tradición marcial de su familia y sirvió en el Ejército ruso, donde fue un distinguido soldado con una brillante carrera por delante. Mandaba un regimiento de lanceros y fue premiado con la Cruz de San Jorge. El hecho de que su hermana María fuese la zarevna (princesa heredera) de Rusia (esposa del futuro zar Alejandro II de Rusia), no era una desventaja para sus propósitos.
Esta prometedora carrera fue destruida por un escándalo, pues Alejandro se enamoró de la condesa Julia de Hauke, una camarera de su hermana María Alexandrovna. La condesa era una huérfana de origen germano-polaco protegida del zar, e hija de Hans Moritz von Hauke, antiguo ministro de guerra del zar. Con el tiempo, el zar Nicolás I consideró a Alejandro como un posible marido para su sobrina, pero enterado del romance, prohibió el matrimonio; era inconcebible que una persona cercana a la familia imperial se casase con una simple condesa. El Almanaque de Gotha, léxico y guía de las clases tituladas europeas, era muy claro en asuntos de índole matrimonial.
Alejandro se marchó a Inglaterra para meditar sobre su futuro, pero acabó regresando a Rusia para fugarse con Julia a Breslavia (hoy Wroclaw, en Polonia), donde se casaron en octubre de 1851.
Volvieron a Hesse, donde el hermano mayor del novio, el Gran Duque Luis III de Hesse-Darmstadt, estaba disgustado por el inferior estatus dinástico de la mujer de su hermano. Se nombró a Julia condesa de Battenberg (nombre de una pequeña ciudad en el norte de Hesse, donde ellos vivieron apartados en un primer momento), pero sus hijos quedaron definitivamente excluidos de la línea de sucesión. Por fin la condesa fue elevada al rango de princesa, y la pareja pudo así volver a Darmstadt.
Habiendo perdido sus prerrogativas dinásticas, el príncipe Alejandro y su morganática esposa vivieron una vida tranquila. Su familia vivía principalmente en el palacio de Heiligenberg, junto a Jugenheim, en el sur de Hesse.


Battenberg.

Quarterly 1&4: Azure, a lion rampant double-queued barry of ten argent and gules and ducally crowned or with a bordure compony of the second and third for difference (arms of Louis II, Grand Duke of Hess with difference for the morganatic marriage of their father Prince Alexander of Hess (3rd son of Louis II, Grand Duke of Hess) to Countess Julia Hauke, created Princess of Battenberg. 2&3: Argent, two pallets sable (Battenberg, arms of Countess Julia Hauke, created Princess of Battenberg)


Third Argent, two pallets Sable 

La familia Battenberg es una rama no dinástica de la casa de Hesse-Darmstadt, a su vez rama subsidiaria de la casa de Hesse, que gobernó el Gran Ducado de Hesse hasta 1918. Su primera integrante fue la condesa Julia von Hauke, cuñada de el gran duque Luis III de Hesse, quien la creó condesa de Battenberg en 1851, para posteriormente ser elevada a princesa de Battenberg en 1858, por razón de su matrimonio morganático con el príncipe Alejandro de Hesse, hermano de Luis III. El nombre del título refiere a la ciudad de Battenberg, en Hesse-Nassau.

Battenberg es un municipio situado en el distrito de Bad Dürkheim, en el estado federado de Renania Palatinado (Alemania). Su población estimada a finales de 2016 era de 391 habitantes. Se encuentra ubicado en la zona centro-sur del estado, a poca distancia al oeste de la ciudad de Ludwigshafen am Rhein y al suroeste de Worms.

Battenberg fue una familia noble medieval de Hesse. Descendía de Werner I de Battenberg y Wittgenstein (nacido alrededor de 1150; fallecido en 1215) y gobernó el condado de Battenberg. Tras la renuncia de la familia al poder en 1296, el título de conde de Battenberg quedó vacante.

Retrato de la princesa Ena cuando era niña por Josefine Swoboda , 1890

Victoria Eugenie of Battenberg. (Al convertirse al catolicismo adoptó el nombre de Victoria Eugenia Cristina.)



Escudo de armas de Alteza Real del Reino Unido (1906)

Escudo de armas utilizado como Alteza (antes de 1906)


Victoria Eugenia Julia Ena de Battenberg (Victoria Eugenie Julia Ena of Battenberg; Aberdeenshire, 24 de octubre de 1887-Lausana, 15 de abril de 1969) fue reina consorte de España desde su matrimonio con el rey Alfonso XIII.
​ Era hija de Enrique de Battenberg y de Beatriz del Reino Unido y nieta de la reina Victoria del Reino Unido y del príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha.

Victoria Eugenia de Battenberg.

Lema: In te domine spero.- es la frase latín para "En ti, Señor,  espero."

Victoria Eugenia de Battenberg. Castillo de Balmoral (Reino Unido), 24.X.1887 – Lausana (Suiza), 15.IV.1969. Esposa de Alfonso XIII, Reina de España.

Biografía

Era hija de la princesa Beatriz del Reino Unido —la hija menor de la reina Victoria— y de Enrique de Battenberg —cuyo padre era el príncipe Alejandro de Hesse—. Tuvo tres hermanos, Alejandro, el primogénito, y Leopoldo y Mauricio, que nacieron después que ella. Sus dos primeros nombres le fueron impuestos en honor a su abuela materna, que el año del nacimiento de la futura reina de España, cumplía el cincuenta aniversario de su acceso al trono británico, y a su madrina de bautismo, Eugenia de Montijo, viuda ya del emperador de Francia Napoleón III, a quien unía una estrecha amistad con la reina Victoria desde que comenzara su exilio en Inglaterra, en 1870. Entre los nombres que recibió Victoria Eugenia también estaban los de Julia, como homenaje a su abuela materna —la condesa polaca Julia von Hauke—, y el de Ena, de origen gaélico, para celebrar que fuera el primer miembro de la familia real, desde Carlos I, en 1600, que nacía en Escocia; este último fue el nombre utilizado familiarmente y por el que siempre se la conoció en Gran Bretaña, al contrario que en España. A través de su ascendencia materna —fueron treinta y nueve los nietos de la reina Victoria— estuvo emparentada próximamente con numerosos monarcas europeos, además del británico; por ejemplo, era prima hermana del kaiser Guillermo II de Alemania y de la zarina Alejandra, esposa de Nicolás II de Rusia.

Fue educada en la Corte británica —una corte itinerante por los palacios de Buckingham, Windsor, Sandringham, Balmoral y Osborne, en la isla de Wight— ya que su madre acompañó siempre a la reina Victoria.
Si ésta dio el consentimiento de la boda de su hija menor y preferida, en 1885, fue precisamente con la condición de que el matrimonio viviera con ella y no tuviera una residencia propia. La austeridad y el carácter estricto de la Reina y de la Corte influyeron en la futura reina de España. Ella misma destacó la disciplina y la puntualidad adquiridas entonces. Y, paradójicamente, también se inició entonces una de las grandes aficiones de su vida, el gusto por las joyas, al contemplar las alhajas de su abuela y asistir a los últimos preparativos de la presentación de ésta en público. En su educación intervino personalmente su padre, que apenas tenía otras obligaciones que las domésticas; por indicación de éste, durante la infancia y hasta la llegada de tutores varones para sus hermanos, recibió las mismas enseñanzas que éstos, adquiriendo el gusto por diversos deportes, especialmente la equitación. Desde los siete años, acompañó a su abuela en las estancias que en primavera hacía en el sur de Francia. En 1896, su padre murió a consecuencia de unas fiebres contraídas en el curso de una expedición militar al África Occidental
Las cosas cambiaron completamente para Victoria Eugenia tras la muerte de la reina Victoria, en 1901, y el traslado de la familia al palacio de Kensington, en Londres. En la capital británica pudo llevar una vida mucho más libre. En los años siguientes, visitó a su madrina en Biarritz y realizó un largo viaje por Egipto.

Aunque con motivo de las fiestas de coronación de su tío, Eduardo VII, se le había permitido aparecer en público, su presentación en sociedad no tuvo lugar hasta 1905 mediante un espléndido baile que el Rey dio en el palacio de Buckhingham. Aquel mismo año había de producirse el acontecimiento fundamental de su vida: el encuentro con el rey Alfonso XIII de España.
Alfonso XIII era un joven de diecinueve años, que desde hacía tres reinaba efectivamente en España. El 27 de mayo de 1905 había emprendido su primer viaje al extranjero, a París y Londres, con objeto de refrendar la adhesión de España a la Entente suscrita por Francia y el Reino Unido en 1904. Esta adhesión venía a sacar a España del peligroso aislamiento internacional en que había quedado después de 1898, y suponía un cambio fundamental en la orientación de su política exterior: de la alianza con Alemania, mantenida en los últimos decenios del siglo XIX, a la amistad con Francia e Inglaterra. Pero el viaje a Inglaterra de un rey joven, soltero, de quien se esperaba que pronto contrajera matrimonio y diera herederos a la Corona, tenía también otra finalidad: que pudiera conocer a jóvenes de la familia real británica.
Concretamente, entre los gobiernos inglés y español, se había hablado de la posibilidad de un enlace con la princesa Patricia de Connaught, nieta de la reina Victoria. La reina madre, María Cristina de Austria —que seguía ejerciendo una gran influencia sobre su hijo— hubiera preferido que la elegida fuera católica y centroeuropea, con el fin de reforzar los lazos tradicionales de España con Alemania y Austria. El Rey, por su parte, había manifestado que sólo se casaría con una mujer de la que estuviera enamorado. Personalmente, Alfonso XIII sentía una gran atracción por Inglaterra, aunque no conociera bien su idioma.

Como ha escrito José María Jover, “en la persona de Alfonso XIII había muchos factores que convergían en favor de una britanización de España: desde el clima intelectual del momento [...], las lecciones del profesor Santamaría de Paredes, y la admiración del joven Rey por la Corte británica y por el rey Eduardo VII; desde su afición a formas de vida muy siglo XX —deporte, automovilismo— y esa preferencia como ‘hombre de negocios’ por el capital mobiliario que choca con la tradicional preferencia estamental por la propiedad territorial, hasta la racional convicción de que sólo contando con la marina británica sería posible dotar de seguridad a las costas y las islas españolas de la región del Estrecho”.
Tras su estancia en París, el Rey llegó a Londres el 5 de junio de 1905. La visita a la capital británica duró cinco días. La relación con Patricia de Connaught se mostró inviable por decisión de ésta, que ya estaba sentimentalmente comprometida, pero en el curso de las celebraciones y fiestas oficiales, Alfonso XIII conoció y se enamoró de otra de las nietas de la reina Victoria, la joven de diecisiete años Victoria Eugenia, de quien Azorín, corresponsal de ABC en la capital británica, escribió que era imposible “imaginar una muchacha más linda, más delicada y espiritual, que esta princesa rubia”.
Los jóvenes mantuvieron en los siguientes meses una relación epistolar, en la que se declararon su amor.
En noviembre de 1905, Alfonso XIII realizó un viaje a Berlín y a Viena, donde tuvo ocasión de conocer a otras jóvenes princesas, pero su elección ya estaba hecha.
Victoria Eugenia, después de obtener la aprobación de Eduardo VII y de su madre, se mostró encantada con la posibilidad de convertirse en reina de España. Después de un encuentro de los jóvenes, junto con sus respectivas madres, en la villa Mouriscot de Biarritz y en el palacio de Miramar de San Sebastián, en enero de 1906, se anunció oficialmente el compromiso. Antes del enlace, la novia tuvo que pasar por un duro trance: abjurar del protestantismo y recibir el bautismo católico, ceremonia celebrada en la intimidad del palacio de Miramar.

La boda real se celebró en el madrileño templo de San Jerónimo, el 31 de mayo de 1906. Alfonso XIII tenía veinte años y Victoria Eugenia, dieciocho. Al volver a palacio, en carroza descubierta, los Reyes fueron objeto de un atentado del que asombrosamente salieron ilesos pero en el que murieron unas veinticinco personas y otras cien resultaron heridas. El autor fue un anarquista, Mateo Morral, que arrojó sobre la comitiva una bomba envuelta en un ramo de flores desde un balcón de la casa número 88 de la calle Mayor, casi enfrente del palacio de Capitanía. La carroza real quedó destrozada; los reyes, manchados de sangre, tuvieron que seguir el trayecto en uno de los coches de respeto. El baile que había de celebrarse quedó cancelado, pero no así la cena con los invitados, aquella misma noche. También tuvo lugar la recepción oficial al día siguiente.
La llegada de Victoria Eugenia al Palacio Real de Madrid fue, de acuerdo con el testimonio de la tía del Rey, la infanta Eulalia de Borbón, “como un florecer de juventud, gracia y sonrisa en la adusta corte madrileña”.
La Reina suavizó las costumbres y el protocolo que durante la regencia de María Cristina de Haugsburgo se habían hecho cada vez más severos y rígidos. La reina madre siguió viviendo en palacio pero supo colocarse en un discreto segundo plano, retirada en dependencias particulares. La tía mayor del Rey, la infanta Isabel, la Chata, sí se mudó a un palacete próximo, en la calle Quintana. Victoria Eugenia hizo instalar calefacción central en palacio y mandó montar un cinematógrafo en la llamada sala de columnas, donde por las noches se proyectaban películas para toda la familia. Instituyó la costumbre de tomar el té a las cinco, lo que hacía a solas con el Rey. A diferencia de la época anterior, la Corte madrileña se hizo “risueña y ligera, bailarina y frívola, moderna y lujosa”. La influencia de la Reina trascendió los límites de palacio.
“Desde que Victoria llegó a España —continúa diciendo la infanta Eulalia— ella fue la guía de la moda madrileña [...]. Victoria Eugenia hizo en la moda y en la vida de la mujer española, lo que Ganivet pedía para nuestra política: la europeizó”.

Respecto a la política exterior, la boda del Rey vino a reforzar la orientación franco-británica adoptada en 1904, como pudo comprobarse en la Conferencia de Algeciras, en 1906, y en la firma de los Acuerdos de Cartagena de 1907. Sin embargo, España mantuvo su neutralidad en la Primera Guerra Mundial.
Alfonso XIII y Victoria Eugenia tuvieron seis hijos: Alfonso, príncipe de Asturias (1907), Jaime (1908), Beatriz (1910), Cristina (1911), Juan (1913) y Gonzalo (1914). El primogénito, Alfonso, y el último de los varones, Gonzalo, nacieron enfermos de hemofilia, una enfermedad transmitida por las mujeres y padecida por los hombres. El infante don Jaime, libre de la enfermedad, padeció, sin embargo, una sordomudez consecuencia de una mastoiditis mal operada que, a pesar de una esmerada educación, limitaba considerablemente sus actuaciones. Los infantes Alfonso y Jaime terminaron renunciando a sus derechos dinásticos en favor de don Juan de Borbón y Battenberg, que aseguró la continuidad sucesoria.
Aunque se ha escrito que Alfonso XIII fue claramente advertido, antes de la boda, de la existencia de la enfermedad hemofílica y de su posible transmisión, no parece que fuera así. Las relaciones entre los regios esposos se deterioraron gravemente al comprobarse que Victoria Eugenia era portadora de la hemofilia. El distanciamiento entre ellos se convirtió en una separación en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, que se materializaría años más tarde, en 1931, ya en el exilio, aunque sin llegar a formalizarla. El Rey mantuvo diversas relaciones extramatrimoniales, ampliamente conocidas.

La Reina, por su parte, actuó siempre con gran dignidad y prudencia. Victoria Eugenia dedicó gran parte de su actividad en España a labores asistenciales. Entre ellas destaca la reorganización de la Cruz Roja Española, con la fundación del Hospital de San José y Santa Adela en la avenida madrileña que lleva el nombre de la Reina, y de otros semejantes en Sevilla y Barcelona; la creación de una Escuela de Enfermeras, donde también se formaron las damas auxiliares de Sanidad Militar que llevaron a cabo una destacada labor en la atención de los heridos en la guerra de Marruecos. También son de citar la Liga Antituberculosa, reorganizada bajo su presidencia en Patronato Antituberculoso y la creación de la Liga contra el Cáncer. Colaboró asimismo ampliamente en la oficina de información y ayuda a las poblaciones afectadas por la Primera Guerra Mundial, que el Rey organizó en el mismo palacio, y que llevó a cabo una importantísima labor humanitaria, reconocida internacionalmente.
A partir de 1912, los Reyes residieron durante el verano en el palacio de la Magdalena, en Santander. A la Reina le gustaba mucho aquel lugar que le recordaba el paisaje y el clima de su país de origen, y también el edificio de estilo inglés. Allí pudieron practicar los deportes a los que tanto el Rey como ella eran aficionados: el golf —en el club de Pedreña, al otro lado de la bahía—, la vela, el tenis y la equitación.
La reina Victoria Eugenia se mantuvo siempre al margen de toda actividad política. Como ella misma le dijo a Pedro Sainz Rodríguez, en Fontainebleau, en 1931:
  “yo tengo la conciencia tranquila de haber permanecido siempre ajena a las divisiones políticas, de haber tratado a todo el mundo con la misma cortesía y haber dedicado todos los esfuerzos que he podido a la organización de la beneficencia y de la caridad en España”. 
A pesar de ello, en esta misma ocasión —sin duda, bajo la impresión de la caída de la Monarquía tras las elecciones municipales de abril de 1931— la Reina afirmaba tener la sensación de no haber “sido nunca verdaderamente querida, de no haber llegado a ser popular”. Victoria Eugenia abandonó España un día después que su esposo, el 15 de abril de 1931. En la mañana de aquel día, junto con los infantes, salió en coche del Palacio Real para tomar el tren en la estación de El Escorial, con destino a Irún y, más tarde, a París, donde se reunió con Alfonso XIII.

Tras la separación material —que no formal— de su esposo, que ya se ha mencionado, Victoria Eugenia volvió a vivir principalmente en Londres. En 1935, se celebraron en Roma las bodas de sus hijos, los infantes Jaime, Beatriz y Juan, a las que no asistió. Pero sí al bautizo, en enero de 1938, también en la capital italiana, del hijo varón del infante don Juan, el futuro rey Juan Carlos I, del que fue madrina. En aquel año, trató de acompañar a su hijo primogénito, Alfonso, en los últimos momentos de su desgraciada vida, tras el accidente que sufrió en Miami. La Reina viajó inmediatamente desde la isla de Wight, donde se encontraba, pero cuando llegó, Alfonso ya había muerto. Con Alfonso XIII llegó a reunirse alguna vez. La última en los días anteriores a la muerte de éste, en febrero de 1941.
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Victoria Eugenia se trasladó a vivir a Lausana (Suiza), donde adquirió la villa “Vieille Fontaine”, en la que transcurrió el resto de su vida. En 1962 asistió, en Atenas, a la boda de su nieto don Juan Carlos con la princesa Sofía de Grecia. En 1968 volvió brevemente a España con motivo del bautizo del hijo varón de éstos, el príncipe Felipe de Borbón, del que también fue madrina. En esta ocasión, se entrevistó con el general Franco y su esposa, de quienes Alfonso XIII y ella habían sido padrinos de boda, en 1923. Murió en 1969, en su casa de Lausana, acompañada de su numerosa familia. Los restos mortales de la reina Victoria Eugenia fueron trasladados a San Lorenzo de El Escorial en 1985.

Obras

Correspondencia epistolar de la princesa Victoria Eugenia de Battenberg al rey Alfonso XIII, [ed. facs. de M. Gómez Santos de una selección de 67 postales conservadas en el Archivo del Palacio Real de Madrid], Madrid, Correos y Telégrafos/ Patrimonio Nacional, 1993.

Bibliografía

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E. de Borbón, Memorias, Barcelona, Juventud, 1935

M. Almagro San Martín, Crónica de Alfonso XIII y su linaje, Madrid, Atlas, 1946

Ocaso y fin de un reinado (Alfonso XIII): los reyes en el destierro, Madrid, Afrodisio Aguado, 1947

G. Noel, Ena, Spain’s English Queen, Londres, Constable, 1984 (reimpr. 1999, trad. esp., Victoria Eugenia, reina de España, Buenos Aires, Javier Vergara, 1984)

L. Rodríguez Alcalde, Crónica del veraneo regio, Santander, Estudio, 1991

M. Gómez Santos, La reina Victoria Eugenia, Madrid, Espasa, 1993

C. Seco Serrano, La España de Alfonso XIII. El Estado y la política (1902-1931). Vol. I: De los comienzos del reinado a los problemas de la posguerra (1902-1922), intr. de J. M.ª Jover Zamora, en J. M.ª Jover Zamora (dir.), Historia de España de Menéndez Pidal, t. XXXVIII/I, Madrid, Espasa Calpe, 1996

M. T. Puga y E. Ferrer, Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII, Barcelona, Juventud, 1999

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C. Seco Serrano, Alfonso XIII, Madrid, Arlanza, 2000

R. de la Cierva, Alfonso y Victoria. Las tramas íntimas secretas y europeas de un reinado desconocido, Madrid, Fénix, 2001.


                                           Familia  Mountbatten.

Coat of arms of Louis Mountbatten, 1st Earl Mountbatten of Burma Arms of the Earl Mountbatten of Burma Shield – Quarterly: first and fourth, azure, a lion rampant double queued barry of ten argent and gules, armed and langued of the last, crowned or, within a bordure compony of the second and third; second and third, argent, two pallets sable charged on the honour point with an escutcheon of the arms of the late Princess Alice (namely, the Royal Arms differenced with a label of three points argent, the centre point charged with a rose gules barbed vert, and each of the other points with an ermine spot sable). Crests – First, out of a coronet or, two horns barry of ten, argent and gules, issuing from each three linden leaves vert, and from the outer side of each horn four branches barwise, having three like leaves pendant therefrom of the last (Hesse); second, out of a coronet or, a plume of four ostrich feathers alternately argent and sable (Battenberg). Supporters – On either side a lion double queued and crowned all or. Motto – In Honour Bound Note on Background The label used by Lord Mountbatten's maternal grandmother, Princess Alice (Queen Victoria's second daughter) and which appears on Lord Mountbatten's own arms.

La familia Mountbatten es una familia británica que se originó como una rama de la familia principesca alemana Battenberg. Esto se debió al creciente sentimiento anti alemán entre el público británico durante la Primera Guerra Mundial . El nombre es una anglicanización directa del nombre alemán Battenberg, que se refiere a una pequeña ciudad en Hesse.

                                Familia Battenberg-Mountbatten.

Coat of Arms of HRH Prince Philip, Duke of Edinburgh (born 1921, died 2021) granted in 1949 to Prince Philip of Greece and Denmark (Sir Philip Mountbatten) consort to Queen Elizabeth II of the United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland. In 1947 the Prince was made Duke of Edinburgh, Earl of Merioneth and Baron Greenwich by King George VI. The coat of arms represents his lineage as a Prince of Greece and Denmark on his paternal side and his descent of the Mountbatten family on his maternal side. “ Quarterly, First Or, semée of hearts Gules, three lions passant in pale Azure (For Denmark), Second Azure, a cross Argent (For Greece), Third Argent, two pallets Sable (For Battenberg or Mountbatten), Fourth Argent, upon a rock Proper a castle triple towered Sable, masoned Argent, windows, port, turret-caps and vanes Gules (For Edinburgh), the whole surrounded by the Garter; for a crest, upon a coronet of a son of the sovereign Proper, the royal helm Or, upon which issuant from a ducal coronet Or, a plume of five ostrich feathers alternately Sable and Argent; Mantling Or and ermine; for Supporters, dexter, a representation of Hercules girt about the loins with a lion skin, crowned with a chaplet of oak leaves, holding in the dexter hand a club Proper, sinister, a lion queue fourchée ducally crowned Or and gorged with a naval coronet Azure; Motto ’God Is My Help’. ”

Coat of Arms of Prince Philip, Duke of Edinburgh
 (Order of the Elephant Variant)


Duque de Edimburgo.

Reina Isabel, como Duquesa de Edimburgo.



EL 8 de febrero de 1960, la Reina Isabel II confirmó que ella y sus hijos seguirán siendo conocidos como la Casa y Familia de Windsor, así como los descendientes agnaticio que lleven el predicado de Alteza Real y el título de Príncipe o Princesa, pero decidió que los descendientes agnaticio que no lleven estos títulos y predicados llevarían el nombre Mountbatten-Windsor.
El apellido Mountbatten-Windsor rara vez se usa hasta el día de hoy, aunque todos los miembros de la familia real herederos de Isabel II tienen derecho a usarlo.



Comentarios sobre la Justicia de Chile.
 


25 años de las reformas procesales orales en Chile.



Tribunal de lo penal.

El país conmemora un cuarto de siglo, del inicio de las reformas procesales, que cambió los procedimientos existente, que eran predominantemente escrito, en la justicia penal, laboral y de familia; por unos nuevos sistemas orales, público y adversarial, donde los abogados tienen una participación principal, y los jueces quedaron en un lugar secundario. Tuve la suerte de ser miembro de la primera generación de Abogados que tramitó en esta nueva justicia.

Las reformas judiciales han provocado el aumento el número de jueces de letras, en todo el país, con la creación de nuevos los tribunales de lo penal y los Juzgados de Garantía, además provocó el aumento de la planta de empleados judiciales y los auxiliares de la Justicia.
Estas reformas provocaron un aumento enorme del gasto público en la Administración de Justicia. Se crearon nuevos edificios para los nuevos tribunales, y oficinas del ministerio público,que se instalaron en las ciudades y pueblos del país. 
En la capital, se creó un Centro de Justicia de Santiago, un enorme edificio público, que se ha convertido en el barrio judicial de la urbe, centraliza todos tribunales penales de la Jurisdicción de Santiago y San Miguel. Se construyeron nuevos edificios judiciales para la Justicia de Familia y Laboral en comuna de Santiago y la comuna de Quinta Normal. Se reutilizo los edificios judiciales en la comuna de San Miguel. 
En las demás ciudades se construyeron nuevos edificios y centros judiciales, que concentran los nuevos tribunales de Justicia. 

La otra gran reforma completo la Justicia oral, fue la digitalización de expedientes Judiciales. En el año 2018, comenzó la digitalización de los expedientes judiciales, acabando los expedientes de papel,  ha sido presentada en los últimos años como un avance ineludible en términos de modernización, eficiencia y transparencia. 

Abogados litigantes.

Para nosotros los Abogados litigante nos sirvió como gremio, estas reformas procesales reforzó la necesidad de abogados para tramitar las causas en única o primera instancia, especialmente en las audiencias orales en los tribunales inferiores, somos la piedra angular de estos procedimientos. 
Los  abogados litigante debe dominar la prueba, presentar una teoría del caso sólida y realizar litigación directa (exámenes directos/contra-exámenes) en las audiencia o juicios orales.
Las reformas ha fomentado el uso de la oratoria judicial, ante era concentrado en los alegatos de los tribunales superiores de Justicia o los tribunales colegiados.

Reforma Procesal penal.

De todas las reformas judiciales, la principal fue la Reforma Procesal Penal, que reemplazó el sistema inquisitivo concentrado en el Juez del Crimen, que tenía las potestades de investigar, acusar y fallar en primera instancia, por uno acusatorio, público y adversarial, concentrado en los abogados del Ministerio Público y los abogados defensores penales, que tramitan en los tribunales de lo penal y los Juzgados de Garantía.

Los desafíos y exigencias para los Abogados penalistas.

La Preparación exhaustiva, el conocimiento profundo del caso y la prueba antes de las audiencias; La Litigación activa: No hay espacio para pasividad; se requiere litigar directamente frente al tribunal; Tener estrategia: Desarrollo de una sólida teoría del caso y selección de la prueba; Habilidades específicas del abogado penalista: El manejo de examen directo, contraexamen, objeciones y alegatos de clausura;

En Resumen: Las reformas obligaron a los abogados chilenos a evolucionar de ser gestores de expedientes de papeles a litigantes orales expertos, centrados en la inmediación de la prueba y la argumentación en las audiencias o juicios orales, modernizando la justicia y las competencias profesionales. 

Legado.

A más de 25 años de su implementación, los avances en celeridad y transparencia son innegables,  existen desafíos actuales como la sobrecarga de las causas y la necesidad de adaptar el sistema a los nuevos desafíos que emergen frente a la criminalidad compleja, el crimen organizado y la necesidad de fortalecer el orden público y el sistema penitenciario. 

Falta crear una Corte Penal de Santiago, exclusiva, para que tramitan las apelaciones y los recurso de nulidad del orden penal, en la Región  metropolitana, que este integradas por ministros especializados en materia penal y procesal penal, para mejorar especialización de esta importante rama de la administración de Justicia. 



 Letras de reina Isabel II de España.



Cuando los hombres y las mujeres no escribían igual.



En el siglo XVI, mucha gente en toda Europa, y también en España, adquirió la habilidad de leer y escribir. Esto se debió a diferentes causas. Los viajes a América o las guerras en Europa crearon la necesidad de comunicarse con quienes estaban lejos, y el desarrollo de la administración supuso un aumento de la burocracia. No solamente muchos hombres aprendieron a escribir, también bastantes mujeres lo hicieron.

Las mujeres y la escritura.

Durante los siglos XVI y XVII, algunas personas advirtieron de los peligros de enseñar a escribir a las mujeres. Decían que si una mujer sabía escribir, podría ponerse en contacto con otras personas sin que lo supieran sus padres o su marido. Por ello, defendían que solo aprendiesen a leer.
Así opinaban Gaspar Astete, en su Tratado del gobierno de la familia y estado de viudas y doncellas (1597), y Juan de la Cerda en su Vida política de todos los estados de mujeres (1599).
Pedro Sánchez de Acre es autor de una obra titulada Árbol de consideración y vana doctrina (1584). 
Cuando detalla las cualidades que debe buscar un hombre en la mujer con la que va a casarse, recomienda elegir “una muger que no sepa escribir, y aun no la devría desechar porque no supiesse leer”. Juan de la Cerda señala que “el escrebir ni es necesario ni lo querría ver en las mujeres; no porque ello de suyo sea malo, sino porque tienen la ocasión en las manos de escrebir billetes y responder a los que hombres livianos les envían”.
Estas ideas en contra de enseñar a escribir a las jóvenes tuvieron influencia en la educación de bastantes niñas, ya que llevaron a muchos padres a plantearse no enseñar a sus hijas a escribir. Sin embargo, otras niñas sí recibieron esta formación, y algunas mujeres aprendieron a escribir durante su vida adulta, al necesitar la escritura para sus tareas.
Naturalmente, la mayoría de las mujeres alfabetizadas en la infancia eran miembros de familias nobles o de alta posición social. Entre las clases bajas, el analfabetismo era lo más frecuente entre las mujeres y entre los hombres. Pero siempre hubo, en cualquier grupo social, más hombres que mujeres que eran capaces de escribir, y esto se dio en España desde el siglo XVI hasta el siglo XX.

Diferencias entre hombres y mujeres.

Pero incluso entre quienes sabían escribir, no todo el mundo escribía de la misma manera. Quienes habían recibido una formación básica realizaban letras grandes y líneas torcidas, mientras que quienes tenían buena formación y escribían con frecuencia formaban trazos ágiles y rápidos.
Los usos gráficos, es decir, las letras y signos utilizados para la escritura, eran también muy diferentes entre unas personas y otras. Igual que actualmente dominar la ortografía exige años de práctica y enseñanza, también en el pasado los modos de escribir más prestigiosos eran aprendidos con un profesor durante varios años. Quienes no tenían este tipo de aprendizaje utilizaban grafías diferentes, una puntuación más sencilla, un uso de mayúsculas menos desarrollado, etc.
Y al igual que siempre hubo, en cualquier grupo social, más hombres que mujeres que eran capaces de escribir, también se observa una diferencia entre cómo escriben los hombres y cómo escriben las mujeres: los hombres escriben mejor que las mujeres de su mismo grupo social. Vamos a ver varios ejemplos.
Fray Luis de León (c1527-1591) y Santa Teresa de Jesús (1515-1582) fueron contemporáneos. Se conocieron y se admiraban. Tenían muchas cosas en común, pero no precisamente sus usos gráficos, como se comprueba en los documentos que escribieron.
Fray Luis, que tuvo una excelente formación, presenta una ortografía tradicional, que ya no se correspondía en ese momento a distinciones de sonido, pero que él había aprendido en el curso de su educación.

Por ejemplo, fray Luis escribe “dixo”, “dezir”, “fuerça”, “parece”, “deue”, “sabido”, “passa”, “assi”, “meses”, “an”, “hablo”. 
¿Es que pronunciaba de diferente manera ç y z? 
No. ¿Diferenciaba la pronunciación de ss y de s? 
Tampoco. Entonces, ¿distinguía el sonido de x y j al hablar? 
La respuesta es también negativa. ¿Diferenciaría al hablar la b y la v?
 
Probablemente no. Sin embargo, en su modo de escribir mantiene todas las distinciones gráficas. Esto es lo mismo que sucede ahora cuando alguien es capaz de escribir “hirsuto”, “exhaustividad” o “gerundio”, aunque la “h” no suene y “gerundio” podría escribirse también con j. ¿Por qué se sabe hacerlo? 

Porque se ha aprendido, como le sucedía a fray Luis de León.
En cambio, santa Teresa, en sus documentos autógrafos, escribe “llege” (llegué) y “gie” (guíe); “ablar”, “echo” “olgado”; “traje” y “deje” (y no “traxe”, “dexe”); “diçe” (y no “dize”). En resumen, usa un sistema de escritura más cercano a su pronunciación y alejado de la ortografía tradicional. Además, da entrada en sus textos escritos a formas que muestran pronunciaciones menos prestigiosas como “anque” (y no “aunque”) o “perfición” (y no “perfección”).

Siglos después.

Dando un gran salto temporal, encontramos un matrimonio a comienzos del siglo XIX que también presenta esta divergencia. Las cartas interceptadas durante la Guerra de la Independencia de Josef Cervera, prefecto de Málaga, y su mujer Librada son profundamente diferentes en trazo, ortografía y expresión.
Centrándonos en la grafía, el marido tiene ya usos casi actuales, como “dignase”, “exonerarme”, “concepto”, “exceso”, incluso el uso de tildes en los futuros (“será”).
En cambio, la grafía de Librada, la mujer, no es tan cercana a la norma ortográfica del momento, pues presenta muchos errores en el uso de b y v (“Sebilla”, “bea”, “aber”) y de h (“ace”, “ablas”, “hir”), al igual que problemas en la escritura de la vibrante múltiple (“Coreos”, “arasado”) y de la g y j (“degarlo”, “manegan”, “siges”).

‘Mujer escribiendo una carta’, por Albert Edelfelt, 1887. Nationalmuseum, Suecia

Esta diferente habilidad en la escritura era algo socialmente conocido y, en parte, aceptado. Damos dos ejemplos. 
En la primera Ortografía de la RAE, de 1741, se afirma que separar al escribir las sílabas de las palabras es “defecto comun en las mugeres, y algo usado en los poco doctos”.
Por otra parte, en una carta de 1787, María Antonia del Pulgar, una noble, le comenta a su suegro “el escrúpalo con que siempre he quedado de que V. pueda entender lo que le escrivo tan sin atadero, pues yo no gasto la menor ortografía, porque, aunque mi amado papá quiso que la aprendiese, se ha ido quedando así, y últimamente me dijo que sentía que hubiese llegado el caso de que yo escriviese sin sentido por no haberme acostumbrado, pero que ya no tenía remedio por haora, y que en una mujer no era tan reparable”.
En resumen, de los siglos XVI al XIX las diferencias en la educación de hombres y mujeres se advertían no solamente en el mayor porcentaje de analfabetismo entre las mujeres, sino también en la escritura de las mujeres y hombres que sabían escribir. Esto puede comprobarse comparando textos de mujeres y de hombres del mismo grupo social.
Las críticas a la escritura de mujeres, en el siglo XVI y XVII, atacan su mala letra, y desde el siglo XVIII se centran en su incorrecta ortografía. Sin embargo, incluso tan tempranamente como en el siglo XVI, se comprueba que hay bastantes diferencias entre la ortografía de los hombres de grupos sociales elevados y la de las mujeres de estos grupos que saben escribir.



La caligrafía de Isabel II de España, reina entre 1833 y 1868, era característica de la escritura cursiva de su época, elegante pero a veces irregular, reflejando su personalidad y la agitación de su reinado, con trazos finos, mayúsculas ornamentadas y una inclinación hacia la derecha, un estilo que variaba en su fortaleza y legibilidad, con ejemplos visibles en documentos y misivas que se conservan en archivos, como los del Museo del Prado.
 
Características de su escritura:

Estilo Cursivo Decimonónico: Adaptada a la moda de la escritura a mano del siglo XIX, con letras conectadas y un flujo continuo.

Rasgos Ornamentales: Uso de adornos en las letras capitales y en los finales de las palabras, un reflejo de la estética de la época.

Inclinación y Presión: Trazos finos y a menudo temblorosos o con presión variable, lo que se interpreta como un reflejo de su carácter y las tensiones de su reinado ("La de los Tristes Destinos").

Legibilidad: Aunque a veces podía ser difícil de descifrar, en general, era una escritura funcional para la comunicación de la corte. 
 





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