—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

martes, 30 de abril de 2013

219.-Transmisión de la obra y problemas textuales de Aristóteles. a



Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Carla Vargas Berrios; Alamiro Fernandez Acevedo;

Influencia.

La influencia que Aristóteles ha tenido en el mundo es extraordinaria. Toda la antigüedad se hace cargo o dueña de su ingente enciclopedia. Su Metafísica será el basamento filosófico de la posteridad.
Fueron los árabes los que redescubrieron a Aristóteles y a través de ellos pasó a la filosofía escolástica.
En el Renacimiento su filosofía se ve opacada por un eclipse histórico momentáneo. Los nuevos conceptos científicos lo llevan a un segundo plano. Pero su influjo, aunque ya no en la física, seguirá vigente en el pensamiento filosófico en sentido estricto en todos los grandes pensadores, en Leibniz, en Hegel, etc.

Obras 

Cabe resaltar que Aristóteles escribió dos tipos de textos: los destinados a la «publicación» fuera del Liceo o exotéricos (gr. exo 'fuera') y los utilizados como apuntes de clase o notas de conferencias, denominados esotéricos (gr. eso 'dentro'). Lamentablemente, solo conservamos los esotéricos, los cuales al ser una recopilación de sus apuntes, vuelven un poco complicada su lectura, pues faltan las explicaciones, las transiciones son abruptas, los argumentos quedan en ocasiones inacabados... leer a Aristóteles es duro, lo que explica en parte que sus textos hayan sido interpretados y comentados a lo largo de dos mil años.

Las actuales ediciones en griego siguen la establecida por August Immanuel Bekker en 1831. Hay que decir que apenas conservamos un tercio de lo que Aristóteles escribió (a menudo es difícil por tanto afirmar si es o no, por ej., un pensador sistemático o aporético). Aristóteles, por ej., escribió o dirigió la redacción de 158 «Constituciones» (gr. politeiai), de las que no nos ha llegado ninguna, con excepción de la Constitución de los atenienses, cuyo papiro fue encontrado en una excavación en Egipto en un depósito de basura.

Tras su muerte, sus textos (apenas tuvo una influencia inmediata) desaparecieron durante dos siglos. Luego aparecen en Atenas y después en Roma, donde el peripatético Andrónico de Rodas (siglo I d. C.) preparó una edición. Lo que nos queda de esos textos, por tanto, está determinado por la mano que preparó esa edición. Más problemática aún es la transmisión de llamado Corpus Aristotelicum (contiene las obras de Aristóteles más las de otros autores que dicen ser Aristóteles) a lo largo de la edad media: su influencia fue mínima a lo largo de la alta edad media, dominando el platonismo hasta alrededor del siglo XII, cuando las traducciones al latín de las traducciones al árabe (y a veces al siríaco) de uno o varios originales en griego, entran en los debates escolásticos de los centros de producción cultural medievales. Solo poco a poco se van depurando los textos con traducciones de originales más fiables.

¿Cómo establecer por tanto, en los restos que nos quedan, qué textos son y cuáles no son «originales»
 Esto es imposible. En los últimos decenios se ha desarrollado una técnica muy sofisticada, llamada «estilometría» (aplicada a otros autores, como Platón), que determina, mediante el cómputo y estudio estadístico de determinados elementos gramaticales, qué textos son escritos por qué mano. Pero esto no asegura que se trate de Aristóteles. Además, la edición de Andrónico de la Metafísica, por ej., puede ser más una colección de textos que una obra concebida como tal por el mismo Aristóteles (esto lo ha dicho el especialista Jonathan Barnes). Las luchas ideológicas en el seno de la Iglesia durante la edad media en torno a la interpretación de Corpus Aristotelicum (el "cuerpo" de las obras de Aristóteles con temas como el problema de la inmortalidad del alma, eternidad del mundo y demás) hacen que nos planteemos la posibilidad de modificaciones en los manuscritos.
Lo que tenemos, por tanto, es algo que puede ser cercano a las notas de un filósofo, con algunas interpolaciones y manipulaciones del texto. Buscar el autor «original» o la «obra primigenia» es una tarea utópica.

Corpus Aristotelicum
Scherezada Jacqueline Alvear Godoy

Las obras de Aristóteles que nos han llegado y que forman lo que se conoció como el Corpus aristotelicum se editan según la edición prusiana de Immanuel Bekker de 1831-1836, indicando la página, la columna (a ó b) y eventualmente la línea del texto en esa edición. Tras el trabajo de Bekker se han encontrado sólo unas pocas obras más. Los títulos en latín todavía son utilizados por los estudiosos.

Los trabajos cuya legitimidad está en disputa se marcan con *, y los trabajos que generalmente se consideran espurios se marcan con **.

Lógica

(1a) Categorías (Categoriae)
(16a) De la interpretación (De interpretatione)
(24a) Primeros analíticos (Analytica priora)
(71a) Segundos analíticos (Analytica posteriora)
(100a) Tópicos (Topica)
(164a) Refutaciones sofísticas (De sophisticis elenchis)
Física (el estudio de la naturaleza)[editar]
(184a) Física (Physica)
(268a) Sobre el cielo (De caelo)
(314a) Acerca de la generación y la corrupción (De generatione et corruptione)
(338a) Meteorología (Meteorologica)
(391a) Del universo** (De mundo)
(402a) Del alma (De anima)
Pequeños tratados sobre la naturaleza (Parva naturalia)
(436a) De los sentidos y de lo sentido (De sensu et sensibilibus)
(449b) De la memoria y la reminiscencia (De memoria et reminiscentia)
(453b) Del sueño y la vigilia (De somno et vigilia)
(458a) Del ensueño (De insomniis)
(462b) De la adivinación por el sueño (De divinatione per somnum)
(464b) De la longitud y la brevedad de la vida (De longitudine et brevitate vitae)
(467b) De la juventud y la vejez, De la vida y la muerte, y De la respiración (De juventute et senectute, De vita et morte, De respiratione)
(481a) De la respiración** (De spiritu)
(486a) Historia de los animales (Historia animalium)
(639a) Las partes de los animales (De partibus animalium)
(698a) El movimiento de los animales (De motu animalium)
(704a) Progresión de los animales (De incessu animalium)
(715a) Generación de los animales (De generatione animalium)
(791a) De los colores** (De coloribus)
(800a) De las cosas de la audición** (De audibilibus)
(805a) Fisiognomónica** (Physiognomonica)
(815a) De las plantas** (De plantis)
(830a) De las maravillas escuchadas** (De mirabilibus auscultationibus)
(847a) Mecánica** (Mechanica)
(859a) Problemas* (Problemata)
(968a) De las líneas imperceptibles** (De lineis insecabilibus)
(973a) Los lugares de los vientos** (Ventorum situs)
(974a) Melisos, Jenófanes y Gorgias (abreviado MXG)**

Metafísica

(980a) Metafísica (Metaphysica)

Ética y política

(1094a) Ética nicomáquea o Ética a Nicómaco (Ethica Nicomachea)
(1181a) Gran moral* (Magna moralia)
(1214a) Ética eudemia o Ética a Eudemo (Ethica Eudemia)
(1249a) Librillo sobre las virtudes y los vicios** (De virtutibus et vitiis libellus)
(1252a) Política (Politica)
(1343a) Económica* (Oeconomica)
Constitución de los atenienses (Athenaion politeia) - Trabajo encontrado en 1890, después de la edición de Bekker.

Retórica y poética

(1354a) Arte retórica (Ars rhetorica)
(1420a) Retórica a Alejandro** (Rhetorica ad Alexandrum)
(1447a) Poética (Ars poetica)


Scherezada Jacqueline Alvear Godoy
August Immanuel Bekker 

(Berlín, 21 de mayo de 1785 – ibíd., 7 de junio de 1871) fue un filólogo y crítico prusiano.

Nacido en Berlín, completó su preparación clásica en la Universidad de Halle bajo la tutela de Friedrich August Wolf, quien lo consideraba como su más prometedor alumno. En 1810 fue nombrado profesor de Filosofía en la Universidad de Berlín. Durante varios años, entre 1810 y 1821, viajó por Francia, Italia, Inglaterra y partes de Alemania, para examinar manuscritos clásicos y reuniendo material para sus grandes labores editoriales.
Algunos de los frutos de sus investigaciones fueron publicados en la Anecdota Graeca (en tres volúmenes, 1814-1821), pero los principales escritos se encuentran en la variedad de autores clásicos que él editó. (Algo como una lista completa de sus obras ocuparía demasiado espacio, pero se puede decir que su trabajo se extendió en casi toda la literatura griega con la excepción de los trágicos y poetas líricos.) Sus ediciones más conocidas son las de Platón (1816-1823), Oratores Attici (1823-1824), Aristóteles (1831-1836),7 Aristófanes (1829), y veinticinco volúmenes del Corpus Scriptorum Historiae Byzantinae. Los únicos autores latinos editados por él fueron Tito Livio (1829-1830) y Tácito (1831).
Se confinó por completo a la investigación de manuscritos y crítica textual, a la revisión de una amplia variedad de gramáticas e historiografías bizantinas; pero contribuyó poco a la ampliación de otras erudicciones.
 Los números de Bekker se han convertido en la forma estándar de referirse a las obras de Aristóteles y el Corpus Aristotelicum. Fue elegido miembro honorario extranjero de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias en 1861. Murió en Berlín a los 86 años.
puerta al infierno


viernes, 26 de abril de 2013

218.-Plotino y las Enéadas o Enéadas.-a


Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; 

Aldo ahumada Chu Han

(en griego, Πλωτίνος; en latín, Plotinus; 205-270) fue un filósofo griego neoplatónico, autor de las Enéadas (Ἐννεάδες; en latín, Enneades).


Biografía y obra

Aunque Eunapio sostenga que nació en Licón y Suidas asegure que en Licópolis, no se conoce con certeza su lugar de nacimiento. Natural de la provincia romana Egipto, vio la luz hacia el 203 ó 204 d. J. C. En el 232 entró en el círculo de Amonio Saccas (o Sakkas) en Alejandría, de quien también fueron discípulos Orígenes (el pagano), Longino y Erenio. Se embarcó en 242 en la expedición bélica del emperador Gordiano III a Persia con el propósito de conocer la filosofía persa. Fracasada la expedición y asesinado el emperador, logró dificultosamente refugiarse en Antioquía. Abrió en Roma una escuela (246) donde gozó muy pronto del favor de los más conspicuos personajes de la corte, incluyendo al emperador Galieno y su esposa Cornelia Salonina.

Solía recoger en su casa a niños huérfanos y les hacía las veces de tutor y, aunque personalmente llevaba una vida muy ascética, era de carácter dulce y afectuoso.3 Era vegetariano, no se casó ni se dejó retratar "para no dar lugar a una sombra de otra sombra"[cita requerida]. Se le atribuyeron dotes místicas de visionario. Su discípulo Porfirio, autor de su biografía Vida de Plotino y de la sistematización y publicación de su obra central Enéadas, refiere que en los seis años que estuvo con él, Plotino llegó a «aunarse y allegarse con el Dios omnitranscendente» hasta cuatro veces.
Desde el 254 comienza a poner sus obras por escrito. Sus tratados son en total 54 y están ordenados en seis libros de nueve capítulos, resultado de lo cual reciben el nombre de Enéadas. Se considera como uno de los Tratados más sólidos de la Antigüedad, junto a los de Platón y los de Aristóteles. Murió aquejado de una dolorosa enfermedad (lepra) en el 270 d.C. a los 66 años, en Campania.
Definido como Neoplatónico místico, Plotino realiza una nueva fundamentación de la metafísica clásica, tomando caminos más ligados a la mística de raigambre pitagórica y platónica que al camino seguido por Aristóteles.
Habría que partir de la idea de que la filosofía de Plotino es una suerte de Cosmogonía unida a una Física. La forma teórica que asume su discurso es la metafísica. En ese sentido es heredero de Aristóteles, pero sobre todo de Platón.

Doctrina

La propuesta central de Plotino consiste en afirmar que existe una realidad que funda cualquier otra existencia: lo Uno. De un acto de procesión, algunos optan por emanación, surge el nous y el alma. En realidad, el principio básico es solamente lo Uno, mientras que las otras dos hipóstasis y el resto de realidades son derivadas.
Hablar de hipóstasis es una atribución que hace Porfirio, discípulo de Plotino, al pensamiento de su maestro, ya que el término hipóstasis no se encuentra en el texto de las Enéadas.
Lo Uno de la teoría de Plotino es indescriptible, ya que es la unidad, lo más grande, hasta tal punto que a veces le denomina el propio autor como Dios, único, infinito. Plotino antes de querer corregir, prefiere guardar silencio que decir algo. Una actitud claramente mística. Como principio y última realidad, esta absoluta trascendencia hace que no existan términos para referirla. Se trata entonces de la Unidad que funda la existencia de todas las cosas. Es ése el centro de toda su doctrina. El Uno está más allá del Ser y, por lo tanto, no hay ninguna definición que describa positivamente al Uno y opta por la vía negativa. Elude su comprensión porque la considera imposible según la modalidad humana de conocer.
La siguiente realidad o hipóstasis es el nous. No hay una traducción adecuada pero algunos autores lo identifican con espíritu, mientras que otros prefieren hablar de Inteligencia, mas esta vez no con un sentido místico sino intelectual. En la explicación del "nous" Plotino parte de la semejanza entre el Sol y la Luz. El Uno sería como el Sol y la Luz como el nous. La función del nous como luz es la de que el Uno pueda verse a sí mismo, pero como es imagen del Uno, es la puerta por la que nosotros podemos ver al Uno. Plotino afirma que el nous es observable simplemente aplicando nuestras mentes en dirección opuesta a nuestros sentidos.

Este concepto está tomado de la noción de dialéctica de La República donde un proceso similar se dice que conduce a la visión de la forma del Bien, no del Bien mismo.
El "nous" se puede, y muy probablemente se debe, entender como "la inteligencia pura". El "nous" procede de "lo uno" no a voluntad porque "lo uno" es "más que perfecto" que no puede tener voluntad, está mucho más allá; y todo lo que procede de "lo uno" es un especie de "desparramarse", en el acto de hacerse a sí mismo que es "lo uno"; por tanto la analogía del sol y la luz deben entenderse como una mera imagen para dar una idea de como "emana la luz" del sol; resulta más ilustrativo pensar "el despliegue de un círculo a partir de su centro".
La tercera realidad o hipóstasis es el alma la cual es de naturaleza doble. En un extremo está ligada al nous y tira de él. En el otro extremo se asocia con el mundo de los sentidos, del cual es creadora (o, mejor, plasmadora). Por tanto Plotino considera a la Naturaleza como el resultado de una procesión que va "hacia abajo" desde el alma.
Sobre la inmortalidad, Plotino adopta el criterio expuesto en el Fedón. El alma del hombre es una esencia, y como tal es inmortal, pero afirma que tiende a fundirse con el nous y por consiguiente pierde su personalidad.

Las Enéadas o Enéadas


Las seis Enéadas, a veces abreviadas como Las Enéadas o Enéadas (en griego Ἐννεάδες), es la colección de escritos de Plotino, recopilados y editados por su discípulo Porfirio (c. 270 DC). Plotino fue alumno de Amonio Saccas y ambos fueron los fundadores del Neoplatonismo. Su trabajo, a través de Agustin de Hipona y otros pensadores cristianos y musulmanes posteriores, ha tenido una gran influencia en el pensamiento occidental y de oriente próximo.

La figura de Plotino es, sin duda alguna, tan fundamental en la historia de la filosofía antigua como la de los más conocidos Platón y Aristóteles. Es por eso que celebramos la aparición de esta traducción de los pasajes más relevantes de las Enéadas, donde María Isabel Santa Cruz y María Inés Crespo vuelcan su vasto conocimiento y experiencia tanto en el campo de la filología clásica como en el de la filosofía, para acercarnos a un profundo y completo análisis del pensamiento filosófico presentado por Plotino a lo largo de sus escritos.

En el "Estudio preliminar" que abre el libro y que oficia como introducción, se abordan los temas más importantes en relación con la figura de Plotino y su filosofía. Sin pretender adentrarnos aquí en las complejidades que tal análisis supone, señalaré simplemente los puntos fundamentales que allí se desarrollan. Las autoras comienzan haciendo referencia al neoplatonismo, término acuñado por los historiadores de la segunda mitad del siglo XVIII para referirse a esta corriente filosófica iniciada por Plotino en el siglo III d. C., quien "parece haber sido el primero que intentó sistematizar en un todo coherente un conjunto de ideas de raíz platónica, imponiéndoles un cuño original y consistente" (p. VIII). Sigue a esta consideración general, una sucinta descripción de la vida y obra de Plotino tal como aparece expuesta por Porfirio en su Vida de Plotino. A continuación se introduce una importante reflexión respecto de la figura de Plotino como exégeta. En este sentido, se señala que "Plotino es un innovador a la vez que un tradicionalista" (p. XVI) ya que, si bien por un lado es un fiel platónico, por otro, se nos presenta como un pensador original que utiliza tanto las doctrinas de Platón como las de otros filósofos —especialmente Aristóteles y los estoicos— para el establecimiento de su propia postura.

Las autoras analizan luego los lineamientos generales del sistema filosófico de Plotino insistiendo en la concepción plotiniana de la realidad como despliegue dinámico que implica tanto el movimiento descendente de producción o procesión (próodos) como el movimiento de retorno o conversión (epistrophé). Se exponen a continuación y en orden descendente los distintos grados de la realidad. Se comienza por la caracterización de lo Uno en tanto principio absolutamente simple e inefable y se hace especial énfasis en el problema de señalar la relación de ese principio consigo mismo. Luego, y en estrecha vinculación con el punto anterior, se aborda el problema de la generación de la Inteligencia —primera instancia de multiplicidad— a partir de lo Uno, tema complejo que Plotino aborda repetidamente a lo largo de su obra. Se continúa con la caracterización de la Inteligencia en tanto nivel noético y del Alma en tanto nivel dianoético, cuya parte inferior, la naturaleza, configura el universo sensible. Tras exponer los distintos niveles de conocimiento, que son propios de las facultades humanas y que Plotino traspone a las hipóstasis, se pasa a la caracterización de la materia, sustrato de lo sensible y límite inferior de la realidad. Por su parte, el análisis de la conversión hacia lo Uno comienza mostrando la relación entre la filosofía y la dialéctica, su parte más preciosa, como modo de saber discursivo y dianoético. Por lo tanto, se impone en el camino de ascenso superar este nivel para llegar a la aprehensión noética de lo Uno que "remata la filosofía y abre la posibilidad de la mística" (p. LXXXIV) en tanto posibilita la unión final con lo Uno. De esta manera, se pone de manifiesto la naturaleza de la así llamada mística plotiniana no como una anulación de la actividad racional, sino como su continuación y punto culminante. Por eso el sistema filosófico de Plotino puede concebirse como un camino de la filosofía a la mística. Finalmente, se concluye señalando la influencia de Plotino y de la corriente neoplatónica que él inicia en la filosofía occidental.

Además de este minucioso análisis, en la introducción se incluye una tabla comparativa del orden sistemático y del orden cronológico de los tratados que constituyen las Enéadas, que contiene además el título que Porfirio dio a cada uno de ellos, y una indicación de las citas y abreviaturas utilizadas. También se provee de una muy útil lista de las normas seguidas para la transliteración de los términos griegos y su correcta pronunciación. Finalmente, aparece una completísima bibliografía que incluye las ediciones, traducciones y léxicos de Plotino, así como un extenso y actualizado listado de literatura secundaria en el que figuran los trabajos más importantes —tanto los ineludibles clásicos como los estudios más recientes— realizados por los especialistas en la materia.

La selección de textos que se ofrece en este libro merece destacarse por su exhaustividad y por la precisa articulación que logra de los temas más importantes de la filosofía de Plotino. La primera sección está referida a la figura de Plotino según Porfirio y contiene pasajes de la Vida de Plotino, obra escrita por su discípulo y colocada al inicio de su edición de las Enéadas. La segunda sección corresponde ya a los tratados plotinianos y comienza con dos textos que muestran el punto de partida de la reflexión de Plotino: la necesidad que tiene el alma de retornar a su origen. A continuación, se incluyen varios capítulos tomados de distintos tratados que dan cuenta de la estructura de la realidad que, según este filósofo, se articula en tres niveles, las llamadas hipóstasis, y se constituye en un proceso productivo y dinámico de descenso a partir del primer principio. Los pasajes dedicados a caracterizar este primer principio, el Uno–Bien, lo muestran como lo absolutamente simple, anterior a todas las cosas, más allá del ser y de la Inteligencia, infinito, indeterminado, autosuficiente, inefable. Luego siguen los textos que explican el difícil tema de la generación de la Inteligencia a partir de lo Uno y a continuación la caracterización de esta segunda hipóstasis como instancia unimúltiple que coincide con el plano del ser y es idéntica a los inteligibles (las Ideas) en tanto su intelección consiste en un pensarse a sí misma. Los pasajes que corresponden al Alma explicitan su naturaleza una y múltiple, intermediaria entre lo sensible y lo inteligible, su división en dos partes y su relación tanto con la Inteligencia como con el universo sensible. Se destaca en este punto la problemática en torno a la relación con el tiempo y la eternidad, expuesta por Plotino en el tratado III 7 de gran influencia en la historia de la filosofía y cuyos principales capítulos aparecen aquí traducidos. Luego siguen los pasajes referidos a la materia, caracterizada como impasible e incorpórea y vinculada con el no ser, y su relación con el mal y el mundo sensible. La antología se cierra con los textos correspondientes a la concepción plotiniana de la naturaleza humana, la relación de la vida perfecta con el nivel de la Inteligencia y la necesidad del retorno (conversión) hacia el primer principio. Aquí adquiere gran importancia la caracterización de la dialéctica que aparece en el tratado I 3, traducido en su totalidad, como el corazón de la filosofía y punto de inicio del camino de ascenso que termina en la unión con lo Uno, a cuyo tratamiento están dedicados los últimos pasajes.

Como puede observarse en esta breve síntesis, las secciones en que se agrupan los textos traducidos se corresponden con los puntos analizados en el "Estudio preliminar" y esto ayuda a lograr una acabada comprensión de los temas más sobresalientes que constituyen el sistema filosófico plotiniano. Esta labor, a su vez, se encuentra complementada con las notas mediante las cuales se ofrecen referencias bibliográficas, literarias, geográficas e históricas y también indicaciones que facilitan la comprensión tanto filológica como filosófica del texto. La traducción, por su parte, consigue el difícil balance entre mantener una estricta fidelidad al texto griego, por un lado, y, por otro, lograr una versión en castellano que sea comprensible para los lectores actuales pero que dé cuenta de toda la complejidad presente en el pensamiento filosófico de Plotino.

El libro concluye con un índice de los pasajes seleccionados, tanto en el orden sistemático como en el cronológico, y un índice general.


Las autoras, de algún modo, se hacen eco en este libro de la labor porfiriana, presentándonos, en lugar de una traducción completa de las Enéadas o de un tratado en particular, esta selección que ofrece una nueva ordenación temática de los textos plotinianos e incluso nuevos títulos para cada uno de ellos. La estricta observación de los criterios filológicos, historiográficos y hermenéuticos que debe cumplir hoy toda traducción de un texto filosófico antiguo dan una gran ventaja a esta obra y a nosotros, los lectores, que podemos acceder así más fácilmente al difícil y complejo entramado conceptual que constituye la filosofía plotiniana. Si las autoras consideraron a estos pasajes de las Enéadas los textos esenciales de Plotino, este libro es sin duda esencial para comprender de manera acabada el pensamiento de este filósofo también esencial.

puerta al infierno