—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

domingo, 1 de abril de 2018

417.-Alegatos de cine: las escenas más memorables en un Tribunal III a


  Esteban Aguilar Orellana ; Giovani Barbatos Epple.; Ismael Barrenechea Samaniego ; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; -Rafael Díaz del Río Martí ; Alfredo Francisco Eloy Barra ; Rodrigo Farias Picon; -Franco González Fortunatti ; Patricio Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda ; Jaime Jamet Rojas ; Gustavo Morales Guajardo ; Francisco Moreno Gallardo ; Boris Ormeño Rojas ; José Oyarzún Villa ; Rodrigo Palacios Marambio; Demetrio Protopsaltis Palma ; Cristian Quezada Moreno ; Edison Reyes Aramburu ; Rodrigo Rivera Hernández; Jorge Rojas Bustos ; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba ; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala ; Marcelo Yañez Garin; 

Scherezada Jacqueline Alvear Godoy

¿Vencedores o vencidos?
Vencedores o vencidos (El juicio de Nuremberg,1961) Veredicto final

De nuevo tenemos aquí a Spencer Tracy, esta vez como juez. La legitimidad de los juicios de Nuremberg fue puesta en cuestión desde sus comienzos, pues se les reprochaba que establecer una ley para juzgar delitos previos a esta va contra los fundamentos mismos del derecho. Pero su celebración en realidad tuvo más que ver con la representación más o menos simbólica de una expiación de la culpa colectiva alemana que ayudase a su desnazificación. La película, rodada en 1961, compartía esa misma voluntad ejemplarizante.

Dan Haywood, magistrado estadounidense jubilado, llega en 1948 a la ciudad de Núremberg para encargarse de la difícil labor de juzgar, una vez procesados los jerarcas nazis, a cuatro jueces por su complicidad en la aplicación de las políticas de esterilización y pena de muerte del III Reich. Ante el tribunal, defensa y acusación confrontarán sus posiciones sobre si los jueces nazis eran conocedores o no del exterminio que estaba realizando el gobierno alemán apoyándose en testigos que sufrieron esta injusta política. Mientras se juzga las inconveniencias del bando vencido, va surgiendo la Guerra Fría entre los vencedores (bando aliado), y la Alemania ocupada deberá reconstruir su país (dividido en 4) y olvidar los vestigios de la guerra y el régimen anterior.

La película examina las cuestiones de la complicidad individual de los ciudadanos en los crímenes cometidos por el Estado, además de un amplio recorrido moral y ético sobre el valor de los derechos humanos. El guion no tuvo carácter propagandístico, ya que aborda directamente hasta las cuestiones más complicadas. Por ejemplo, el abogado de la defensa Hans Rolfe (Maximilian Schell) plantea argumentos tan espinosos como el apoyo de la Corte Suprema de Estados Unidos a las prácticas de la eugenesia o las palabras de elogio de Winston Churchill hacia Hitler. Una escena notable es el testimonio de Rudolph Petersen (Clift), un panadero alemán que, con facultades mentales deficientes, fue esterilizado por mandato de los nazis, de acuerdo a las leyes sociales del III Reich.

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El mercader de Venecia

El judío Shylock no debía conocer aquella maldición gitana de «pleitos tengas y los ganes», cuando lo vemos a punto de ejecutar la sentencia que tanto ansiaba llega la letra pequeña en boca de una astuta Porcia disfrazada de abogado para la ocasión.

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El manantial
La mejor definición de creatividad (El Manantial King Vidor,1949)

Igual que los momentos previos a una batalla o a una gran final, un juicio es también una buena ocasión para lanzarse a vibrantes arengas en las que abanderar los más nobles ideales y exponer las causas por las que luchar. En este caso un obstinado precursor de Calatrava está convencido de que los edificios que él diseña no son para la gente, tal cosa sería una vulgaridad, son para su propia realización como artista, aún en el caso de que él fuera la única persona del mundo que pudiera apreciar su belleza.

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Doce hombres sin piedad
12 Angry Men

También hay arquitectos mucho menos egomaníacos, como el que interpretaba aquí Henry Fonda. Presunción de inocencia, «in dubio pro reo»… Son conceptos jurídicos de los que últimamente se ha hablado bastante en los medios y que estaban presentes en esta película. La escena es interesante además por esa disposición que van tomando los personajes para expresar su rechazo al discurso que escuchan.

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Veredicto final
The Verdict

En esta cinta de 1982 dirigida por Sidney Lumet (familiarizado con el género, al ser responsable también de la anterior) Paul Newman estaba ya en el crepúsculo de su carrera, espaciando cada vez más sus papeles y cada vez con menor protagonismo. De manera que le venía como anillo al dedo esta historia de un abogado cerca del retiro al que la vida le concede una segunda oportunidad.

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Bananas
Bananas de Woody Allen - la mejor parte del juicio



En este caso Woody Allen recurre a ese recurso judicial que tanto juego dramático da en el cine como es el de la propia defensa, aunque para ello tenga que interrogarse a sí mismo.  

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