Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti;
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Scherezada Jacqueline Alvear Godoy |
El término sello (del latín sigillum) (en algunos países también llamado timbre) se aplica, por un lado, para nombrar el instrumento con imágenes grabadas que, a través de la impresión de tinta sobre el papel, se utiliza para autorizar documentos. Por otro lado, también se llama sello la impresión que resulta del uso de ese instrumento, generalmente al lado de una o más firmas.
HISTORIA
Su empleo se remonta a las antiguas civilizaciones de la Mesopotamia (sellos cilíndricos) y el Antiguo Egipto (escarabeos y sellos cilíndricos).
Usados como sello personal para lacrar o signar correspondencia y documentos, eran de confección artesanal en piedra, fayenza o metal.
Con el desarrollo de la prensa y la producción de tipos móviles, el sello se fue popularizando, lo que permitió su producción en masa.
Las versiones más modernas incluyen ya una almohadilla con tinta en su interior. También hay otras variantes que permiten mayor seguridad y limpieza, además de fácil portabilidad.
Sello de Luis XIV de Francia
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Otros sellos
Clasificación de los sellos.
Por su materia
Por razón de su materia, los sellos pueden ser de oro, de plata, de bronce, de plomo, de cera, de maltha (pasta de arcilla, pez y grasa o cera), de creta asiática (tierra arcillosa), lacre o cera hispánica, oblea y por fin de tinta o estampación y en seco o en el papel limpio.
La cera fue empleada ya por los asirios, los egipcios, los hebreos, los fenicios y otros pueblos de la antigüedad. Para sellar, se imprimía sobre la cera adherida al documento la piedra grabada, engarzada en un anillo, costumbre que duró hasta muy adentrado el siglo VIII y que se hizo extensiva a toda suerte de personas sin distinción de clase. De ahí el gran número de piedras grabadas que han llegado hasta nuestros días.
Respecto al color de la cera, cada monarca tenía el suyo especial:
los emperadores de Oriente y algunos de Alemania usaban cera roja.
los reyes de España, cera roja o blanca.
los reyes de Francia, desde el siglo XIII, cera verde.
desde el siglo XIII adoptaron los cardenales la cera encarnada.
Muy antiguos son los sellos de plomo, y se conservan algunos pertenecientes a Trajano y otros emperadores romanos. Desde el siglo VI se hicieron principalmente propios de los papas. Estos sellos siempre pendientes y circulares llevaban en el anverso la cabeza de los santos Pedro y Pablo y en el reverso la cruz con el nombre del pontífice. En España comenzó a usar sellos de plomo don Alfonso VIII de Castilla.
La oblea data del siglo XVI, y se usaba humedecida y aplicada al documento con papel encima, sobre le cual se imprime el cuño. El lacre se aplica fundido y viene usándose desde el siglo XVII. Los sellos en seco y los de estampación se emplean desde el siglo XVIII. Los metálicos y los de materia arcillosa se conocieron ya por lo menos en la civilización romana. Los de cera más o menos pura constan desde el siglo VII, que son los más antiguos que se conservan de esta clase, y desde el siglo XII reciben diferentes colores, de los cuales prevalece el amarillo.
Los sellos pendientes de cera (pues los metálicos siempre son pendientes) empezaron en el siglo XI y en España a mediados del siglo XII, y frecuentemente se hallan de color rojo, ya en su totalidad, ya en una capa de la superficie desde el siglo XIII.
Por su colocación
Por su colocación, los sellos pueden ser:
pendientes: cuelgan del documento al cual están sujetos por cordones o cintas.
de placa: están adheridos al propio documento.
Por su tamaño
En razón de su tamaño, los sellos se dividen en:
grandes: correspondientes a los monarcas.
comunes: corresponden a los altos dignatarios y las corporaciones.
pequeños: corresponden a los particulares.
Por su forma
La forma exterior de los sellos, aunque variada, es generalmente circular y en los pendientes, la discoidal o de rodaja, si bien los de cera aparecen frecuentemente en forma esferoidal o almendrada. Se llaman de placa los sellos adheridos al papel o al pergamino cuando son de cera o de alguna sustancia equivalente y pendientes los que van suspendidos del documento por cordones de seda o tiras de pergamino, los cuales se llaman bulas si son metálicos, y bulas áureas si son de oro.
Desde el siglo XIV es frecuente aplicar sobre la cera un papel en los de placa a fin de recibir mejor la impronta del troquel e impedir su desgaste y para evitar el deterioro en los sellos de cera pendientes se envuelven con una sencilla funda de tela o pergamino desde el siglo XIII o se los encierra en una cajita metálica o de madera desde el siglo XV.
La forma interior o de la impronta se acomoda por regla general a la exterior del sello y suele ser circular para los civiles y las bulas papales, pero en los sellos episcopales de la Edad Media prevalece la forma oval o de almendra, la cual es también frecuente en los de reinas y señoras. En los sellos pendientes con forma almendrada o semiesférica sólo se halla impresa una cara y queda convexa la opuesta, mientras que los sellos discoidales llevan impronta en las dos caras.
Sello de Isabel II de Gran Bretaña
Tipos y leyendas
La parte formal del sello se encuentra en las figuras, símbolos y leyendas o inscripciones. Consta por lo mismo de dos elementos íntimamente unidos: el tipo y la leyenda, que se corresponden y se complementan mutuamente. El tipo ocupa el centro o campo del sello, y la leyenda se coloca por lo general alrededor del mismo.
Entre los tipos se hallan principalmente los siguientes:
mayestático, propio de monarcas, en el cual va la figura del soberano colocada de frente y en su trono, empuñando algún cetro o arma;
el ecuestre, propio de caballeros o guerreros y de reyes conquistadores, cuya imagen va figurada a caballo y en actitud movida (es frecuente en los sellos de cera la unión de ambos tipos, uno en una cara y el otro, en la otra);
el heráldico, que lleva sólo la figura de algún escudo de armas, distintivo de nobles y caballero y usado también por monarcas para el reverso y contrasello;
el simbólico, propio de asociaciones, iglesias y demás entidades morales;
el arquitectónico, en el que aparecen castillos y otros edificios, muy común para sellos de municipios.
el papal, con las figuras de los apóstoles Pedro y Pablo.
el episcopal y el abacial, con la figura del respectivo prelado casi siempre en pie en los de la Edad Media, y la representación de su escudo de armas en los tiempos modernos.
el monogramático, formado por el monograma de María, propio de asociaciones piadosas o por la cifra de la persona privada de la cual es el sello.
El tipo del sello suele ir acompañado de diferentes adornos, y desde el siglo XIV suele estar encuadrada la figura dentro de un doselete o templete.
La leyenda suele ir alrededor del tipo y va escrita en una sola línea, si bien las bulas pontificias la llevan en una sola cara del sello y en líneas horizontales. El contenido de la leyenda consiste en el nombre de la persona física o moral a quien representa el sello con los títulos de la misma y alguna sentencia o lema que a veces le acompaña. El idioma adoptado en estas leyendas es siempre el latín en Europa hasta el siglo XIII. Desde esta fecha comenzaron a usarse los idiomas vulgares (es decir, las lenguas actuales), pero los sellos eclesiásticos y los de monarcas por lo general continuaron con el latín hasta el siglo XX. Los reyes de Francia adoptaron su lengua en los sellos a principios del siglo XVII, y los de España en tiempo de Isabel II.
Noblesse Lettres patentes de noblesse accordées par Louis XVIII à François de Sairas. Paris, 03-Feb 1816. Scherezada Jacqueline Alvear Godoy |
Gran Sello de Canadá Scherezada Jacqueline Alvear Godoy |
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