—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

lunes, 10 de noviembre de 2014

282.-La Coronación del Monarca Británico (I) a


Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; 

maría veronica rossi valenzuela

La coronación del monarca británico es una ceremonia mediante la cual el monarca del Reino Unido y de los Reinos de la Mancomunidad es formalmente coronado e investido con las joyas de la Corona. Las coronaciones han ido cayendo en desuso en la mayoría de las monarquías europeas —donde también solían celebrarse ceremonias similares— y han sido sustituidas por formas de inauguración del reinado más sencillas.
La coronación, ocasión festiva, suele tener lugar algunos meses después de la muerte del anterior soberano, una vez transcurrido el periodo de luto. Este intervalo de tiempo permite a los organizadores llevar a cabo los laboriosos preparativos que requiere la ceremonia. Por ejemplo, Isabel II fue coronada el 2 de junio de 1953, a pesar de haber accedido al trono el 6 de febrero de 1952, en el mismo momento de la muerte de su padre. La ley británica establece que el trono nunca queda vacante y que el nuevo monarca sucede al anterior inmediatamente.
Preside la ceremonia el arzobispo de Canterbury, jefe espiritual de la Iglesia de Inglaterra, al que asisten los miembros del clero y de la nobleza que tienen asignado un papel en la coronación. A la mayoría de los participantes se les exige llevar una vestimenta o uniformidad específica. También asisten cargos oficiales del gobierno y un elevado número de invitados, incluyendo jefes de Estado y representantes de países extranjeros.
Los elementos esenciales de la coronación han permanecido prácticamente inalterados durante los últimos mil años. En primer lugar, el soberano es presentado y aclamado por el pueblo. A continuación, jura solemnemente defender la ley y la Iglesia y después es ungido con aceite, coronado e investido con las joyas de la corona. Por último, recibe el homenaje de sus súbditos.

La fecha de celebración de la coronación del soberano británico ha variado a lo largo de la historia. El primer monarca normando, Guillermo I, fue coronado el día en el que se convirtió en rey, el 25 de diciembre de 1066. Muchos de sus sucesores fueron coronados a los pocos días o semanas de su acceso al trono. Eduardo I estaba peleando en la Novena Cruzada cuando ascendió al trono en 1272 y fue coronado al poco tiempo de su regreso en 1274. De manera similar, la coronación de Eduardo II fue retrasada debido a una campaña militar en Escocia en 1307. Enrique VI tenía solo unos pocos meses de edad cuando accedió al trono en 1422. Fue coronado en 1429, pero no asumió oficialmente las riendas del gobierno hasta que se consideró que contaba con la edad necesaria, en 1437.
Bajo los monarcas de la Casa de Hannover en los siglos XVIII y XIX, se consideró apropiado ampliar a varios meses el intervalo entre el ascenso al trono y la coronación, respetándose así el periodo de luto debido al fallecimiento del anterior monarca y dejando más tiempo para la preparación de la ceremonia.
 En el caso de todos los monarcas desde Jorge IV transcurrió al menos un año entre el acceso al trono y la coronación, con la excepción de Jorge VI, cuyo predecesor no murió, sino que abdicó. Como la fecha de la coronación ya había sido fijada, los planes siguieron adelante con el nuevo monarca.

Puesto que casi siempre transcurría cierto tiempo entre el acceso al trono y la coronación, algunos monarcas nunca llegaron a ser coronados. Tal fue el caso de Eduardo V y Juana Grey, ambos depuestos en 1483 y 1553, respectivamente. Eduardo VIII tampoco fue coronado, ya que su abdicación fue aprobada por el Parlamento del Reino Unido el 11 de diciembre de 1936, cinco meses antes de la fecha prevista para la ceremonia. Es preciso recordar, sin embargo, que según la ley británica un monarca accede al trono en el momento en que su predecesor fallece, no cuando es coronado: El rey ha muerto, viva el rey.

Historia.


Los reyes anglosajones celebraron sus coronaciones en Bath, Kingston upon Thames, Londres, Oxford y Winchester. El último monarca anglosajón, Harold II, fue coronado en la abadía de Westminster en 1066, iniciando así una costumbre que ha perdurado hasta nuestros días. Desde que fueron configurados por Dunstán, arzobispo de Canterbury, en 973, los elementos básicos de la ceremonia de la coronación no han cambiado en los últimos mil años. Cuando Londres estaba bajo control de los franceses, Enrique III fue coronado en Gloucester en 1216. Más tarde, en 1220 fue coronado por segunda vez en Westminster, por considerar el papa Honorio III que la primera ceremonia no se había ajustado por completo al rito eclesial. Doscientos años después, Enrique VI también tendría dos coronaciones: como rey de Inglaterra en Londres en 1429, y como rey de Francia en París en 1431.
 Después de la guerra civil inglesa, Oliver Cromwell rechazó la oferta de convertirse en rey, pero el juramento de su cargo como lord protector en 1657 fue, excepto por el nombre, una típica ceremonia de coronación.

Es posible que otras personas, además del monarca reinante, sean coronadas. En 1170, Enrique el Joven, heredero al trono, fue coronado como segundo rey de Inglaterra, subordinado a su padre Enrique II. Tales coronaciones eran una práctica común en Francia y Alemania durante la Edad Media, pero éste es uno de los dos únicos casos que se han dado en tierras inglesas, siendo el otro el de Ecfrido de Mercia en 796, coronado en vida de su padre, Offa de Mercia. Lo habitual es que la esposa de un rey sea coronada como reina consorte, en tanto que el marido de una reina nunca es coronado.
Si el rey ya está casado en el momento de su coronación, se puede realizar una coronación conjunta. Los primeros en ser coronados de esta manera fueron Enrique II y Leonor de Aquitania en 1154. Después se han celebrado diecisiete coronaciones de esta clase, incluyendo la de Guillermo III y María II. La más reciente es la de Jorge VI y Elizabeth Bowes-Lyon en 1937.
Si el rey se casara o volviera a casarse después de su coronación, o si su esposa no fue coronada con él por alguna otra razón, ella podría ser coronada en una ceremonia independiente. La primera coronación separada de una reina consorte en Inglaterra fue la de Matilde de Flandes en 1068. La última fue la de Ana Bolena en 1533. El último rey que se casó después de ser coronado, Carlos II, no dispuso una coronación separada para su nueva consorte, Catalina de Braganza.

maría veronica rossi valenzuela

La coronación de Isabel II en 1953 fue televisada por la BBC. En un principio se pensó en retransmitir en directo una pequeña parte del inicio de la ceremonia y emitir el resto en diferido. Se pretendía disponer del tiempo necesario para montarla y eliminar los fallos que se hubieran producido en tiempo real y televisar el programa resultante. Sin embargo, lograr ese objetivo implicaba privar a los televidentes de la contemplación en directo de las principales fases de la ceremonia, incluido el acto mismo de la coronación. Esta controversia tuvo su reflejo en la prensa y también llegó al Parlamento. Incluso la reina llegó a mediar personalmente en el asunto, hecho que solo trascendió a la opinión pública treinta años después.
Al final, la retransmisión en directo fue autorizada y las cámaras sólo desviaron su objetivo en la unción y en la comunión, considerados los momentos más íntimos de la ceremonia. Se estima que más de veinte millones de personas vieron el programa en el Reino Unido, una audiencia sin precedentes en la historia de la televisión. La coronación aumentó enormemente el interés en el medio televisivo.
El monarca es coronado simultáneamente como soberano de varias naciones. Por ejemplo, en el caso de Isabel II, la fórmula utilizada en su juramento fue del siguiente tenor:

«¿Promete y jura solemnemente gobernar los pueblos del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, la Unión de Sudáfrica, Pakistán y Ceilán, así como sus posesiones y demás territorios pertenecientes a cualquiera de ellos de acuerdo con sus respectivas leyes y costumbres?


Participantes.


La Iglesia


Tradicionalmente es el arzobispo de Canterbury, que posee preeminencia sobre el resto del clero anglicano y los laicos, con la única excepción de los miembros de la familia real, el que oficia las coronaciones. En su ausencia, otro obispo nombrado por el monarca puede ocupar su lugar.
 Guillermo I fue coronado por Aldred, arzobispo de York, ya que Stigand, arzobispo de Canterbury, había sido excomulgado por el papa. Eduardo II fue coronado por el obispo de Winchester porque el arzobispo de Canterbury había sido exiliado por Eduardo I.  María I, católica, rechazó ser coronada por Thomas Cranmer, entonces arzobispo protestante de Canterbury. En su lugar, ofició la ceremonia el obispo de Winchester.
 Cuando Jacobo II fue depuesto y reemplazado conjuntamente por Guillermo III y María II, el arzobispo de Canterbury se negó a reconocer a los nuevos soberanos, así que fue sustituido por el obispo de Londres. Por consiguiente, en casi todos los casos en que el arzobispo de Canterbury no ha podido participar, su puesto ha sido ocupado por un alto miembro de la Iglesia: el arzobispo de York, segundo en el rango de preeminencia; el obispo de Londres, tercero; el obispo de Durham, cuarto; y el obispo de Winchester, quinto. Isabel I, cuyo nacimiento era considerado ilegítimo por los prelados, fue coronada por el obispo de Carlisle, cuya sede no tiene asignada una jerarquía específica.

Grandes Oficiales de Estado

Todos los Grandes Oficiales de Estado participan en la ceremonia. Incluso los cargos de lord high steward y lord alto condestable de Inglaterra, que no han sido ocupados con regularidad desde los siglos XV y XVI, respectivamente, suelen volver a ser asignados para las coronaciones. El gran lord chambelán viste al soberano con las prendas ceremoniales, siendo asistido por el groom y el master of the robes, en caso de un rey, o por la mistress of the robes, en caso de una reina.

Los barones de los Cinco Puertos también tenían asignada una función en la ceremonia. Antiguamente, los barones eran los representantes de Hastings, New Romney, Hythe, Dover y Sandwich en la Cámara de los Comunes. Sin embargo, tras las reformas del sistema electoral británico realizadas en el siglo XIX, los barones acabaron siendo designados de entre concejales de esas ciudades con el único propósito de asistir a la ceremonia.
Originalmente, se encargaban de llevar el palio sobre el soberano, cosa que hicieron por última vez en la coronación de Jorge IV en 1821. En las posteriores de Guillermo IV y Victoria I no estuvieron presentes. Desde Eduardo VII, los barones asisten a la ceremonia pero ya no desempeñan ninguna función específica.

Otras personas con derecho a asistir a la ceremonia


Hay otras personas con cargos honoríficos o privilegios en la coronación. Tales derechos son determinados por un tribunal especial, el Court of Claims, presidido por el lord high steward. La primera sesión del tribunal de la que se tiene constancia se celebró en 1377 con motivo de la coronación de Ricardo II. Durante el período Tudor, el cargo hereditario de lord high steward se fusionó con la Corona, razón por la cual Enrique VIII inició la costumbre de nombrar un Steward sólo para la coronación, mientras que comisionados independientes eran los encargados de realizar el trabajo del tribunal.
En 1952, por ejemplo, el tribunal aceptó varias reclamaciones. Se autorizó que el deán de Westminster aconsejara a la Reina sobre el procedimiento a seguir durante la ceremonia. Durante casi un milenio, él y sus predecesores habían conservado un inédito Libro Rojo sobre la cuestión. Se confirmó el privilegio del obispo de Durham y del obispo de Bath y Wells para acompañar a la reina en su entrada y salida de la abadía y para permanecer a su izquierda y derecha durante todo el ritual de la coronación. Se permitió al conde de Shrewsbury, en su calidad de lord high steward de Irlanda, llevar su distintivo bastón blanco.
Asimismo, se aprobó que los Queen's Scholars de la Westminster School fueran los primeros en aclamar al monarca en representación del pueblo; sus exclamaciones «Vivat! Vivat Regina!» fueron incorporadas al himno Laetatus sum de Hubert Parry que se cantó durante la ceremonia.


Continuación

No hay comentarios:

Publicar un comentario