La roca Tarpeya. |
Iglesias romanas relacionadas con Chile. |
Titulus (en latín, en plural tituli; en español, «título») es el rango que distingue a ciertas iglesias de la diócesis de Roma que se encuentran ligadas a un cardenal de la Iglesia, confiriéndoles en la actualidad el correspondiente título cardenalicio. El Liber Pontificalis recoge los 25 tituli fundados por el papa Anacleto, aunque el número variaba en el tiempo como se recoge en las actas de diversos concilios de la ciudad. Estos eran asignados por el papa a un sacerdote para «ayudarle en el cuidado de las almas de la Urbe». Además, dividió la ciudad en 7 diaconías para el cuidado de los pobres, asignadas estas a un diácono. Lista de los 25 títulos originales:
Lista de las diaconías originales:
Títulos cardenalicios actuales.
El título cardenalicio es otorgado por el papa en el momento de crear un cardenal. Es un título vitalicio. Todos los títulos se refieren a la diócesis de Roma y sus suburbios, simbolizando así, la unidad del colegio cardenalicio en torno a la actividad pastoral del papa como obispo de Roma. La pertenencia del cardenal a la iglesia titular es simbólica, no interfiriendo este en el día a día de la iglesia. Frecuentemente, el cardenal creado realiza una ceremonia de toma de posesión en la iglesia titular asignada. Las iglesias titulares presentan en su fachada los escudos del papa reinante, a la izquierda, y el del cardenal titular, a la derecha. |
La diócesis de Roma (en latín: Dioecesis Urbis seu Romana y en italiano: Diocesi di Roma) es una circunscripción eclesiástica de la Iglesia católica en Italia. Se trata de una diócesis latina, sede metropolitana de la provincia eclesiástica de Roma, primada de Italia y sede propia del romano pontífice. Territorio y organización La diócesis está sometida a la autoridad episcopal del papa. Se extiende sobre suelo perteneciente a la República Italiana y todo el territorio de la Ciudad del Vaticano. Las dos partes de la diócesis están administradas por dos vicariatos:
La diócesis se extiende sobre 881 km² y comprende la mayor parte de la ciudad y de la comuna de Roma, a excepción de porciones pertenecientes a las diócesis limítrofes de Puerto-Santo Rufina, de Frascati y de Tivoli. También pertenecen a la diócesis algunas parroquias de la comuna de Guidonia Montecelio. La catedral de la diócesis es la archibasílica del Santísimo Salvador y de los Santos Juan el Bautista y Evangelista, que ostenta el título de Madre y cabeza de todas las iglesias de la ciudad y del mundo. Anexa a ella se encuentra el palacio de Letrán, sede de las oficinas del Vicariato de Roma. Sedes suburbicarias Las antiguas diócesis sufragáneas pertenecientes a la provincia eclesiástica de Roma ostentan el título de sedes suburbicarias (del compuesto latino sub-urbis, "sujeto a la ciudad") y están asignadas en título a los cardenales obispos (simbólicamente los antiguos obispos sufragáneos del papa), pero poseen obispos ordinarios, al igual que todas las otras diócesis. La provincia eclesiástica romana está compuesta por las siguientes diócesis:
Desde 1962, la sede suburbicaria de Ostia, dada su poca extensión, no tiene un obispo residencial, pero está unida en administración apostólica a la diócesis de Roma. Su administrador apostólico es el cardenal vicario, el cual confía el gobierno de la pequeña diócesis al obispo auxiliar del sector sur |
Las siete sedes suburbicarias son las diócesis de la Iglesia católica localizadas en los suburbios de Roma (en Lacio, Italia), reservadas para las más altas órdenes de los cardenales. Las sedes son sufragáneas de la diócesis de Roma y constituyen con ella la provincia eclesiástica romana. Un cardenal obispo es nombrado obispo titular para cada una de las sedes episcopales suburbicarias, las cuales han variado muy poco en la historia, siendo hoy Desde el motu proprio del papa Juan XXIII denominado Suburbicariis sedibus de 15 de abril de 1962, seis de las diócesis tienen sus propios obispos diocesanos, con la excepción de Ostia que fue unida a la diócesis de Roma y es administrada por el cardenal vicario general de Roma. Los cardenales obispos ya no gobiernan las sede suburbicarias, aunque aún toman formalmente posesión de la diócesis en forma análoga a la toma de posesión que los cardenales presbíteros y diáconos realizan en el título de su iglesia o diaconía, sin que ello implique ninguna asunción de jurisdicción, pues los obispos diocesanos ejercen la jurisdicción ordinaria.
La catedral de la diócesis de Albano se encuentra en el sitio de la basílica mandada construir por el emperador Constantino I. La diócesis de Frascati es la antigua Tusculum y dentro de sus límites se encuentra la abadía ítalo-griega de Santa María de Grottaferrata. La diócesis de Sabina se formó por la unión de las antiguas diócesis de Santa María en Vescovio, Corese y Mentana. |
Celestino Aós Braco OFM Cap. (Artaiz, España; 6 de abril de 1945) es un eclesiástico, psicólogo, profesor, teólogo y filósofo español afincado en Chile. Fue arzobispo de Santiago de Chile, entre 2019 y 2023, de la cual fue administrador apostólico en 2019. También fue obispo de Copiapó, de 2014 a 2019. Santos Nereo y Aquileo es un título cardenalicio de la Iglesia Católica. Fue instituido por el papa Evaristo entorno al año 112, siendo uno de los que asistieron al concilio de Roma del 499 y en el concilio del 595 ya recibía su actual nombre. En el pontificado de Gregorio I pasó a ser una diaconía, hasta el siglo viii en el que fue restituido como título presbiteral. Según el catálogo de Pietro Mallio, redactado durante el pontificado de Alejandro III, el título se adjuntó a la Basílica de San Pablo Extramuros, en la que sus sacerdotes celebraban misa.
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Ricardo Ezzati Andrello, S.D.B. (Campiglia dei Berici, Vicenza, Italia, 7 de enero de 1942) es un sacerdote salesiano ítalo-chileno, arzobispo emérito de la Arquidiócesis de Santiago de Chile. Durante el consistorio del 22 de febrero de 2014, fue creado cardenal por el papa Francisco. Santísimo Redentor en Val Melaina es un título cardenalicio de la Iglesia Católica. Fue instituido por el papa Juan Pablo II en 1994.
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Pedro Francisco Javier Errázuriz Ossa (Santiago de Chile, 5 de septiembre de 1933) es un cardenal chileno de la Iglesia católica y arzobispo emérito de Santiago de Chile. El título cardenalicio de Santa María de la Paz fue instituido el 13 de abril de 1587 por el Papa Sixto V por una Constitución Apostólica.
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Jorge Arturo Agustín Medina Estévez (Santiago, 23 de diciembre de 1926-Santiago, 3 de octubre de 2021) fue un cardenal de la Iglesia y arzobispo chileno. Fue prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. El título cardenalicio de San Saba fue creado por el Papa Juan XXIII el 2 de diciembre de 1959. La basílica de San Saba es una histórica basílica situada en Roma (Italia). Se encuentra en el llamado Piccolo Aventino, una zona situada cerca de las antiguas murallas aurelianas, junto al Monte Aventino y al Celio. Está dedicada al archimandrita san Sabas. En 1959, se creó el título cardenalicio de San Saba, por lo que San Saba se convirtió en una iglesia titular regida por un cardenal diácono.
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Carlos Oviedo Cavada (Santiago, 19 de enero de 1927-ibídem, 7 de diciembre de 1998) fue un destacado sacerdote mercedario y cardenal chileno. Ejerció como arzobispo de Antofagasta entre 1974 y 1990 y como arzobispo de Santiago entre 1990 y 1998. El título cardenalicio de Santa María de la Scala está relacionado con las iglesias de Santa María Antiqua, Santa María Nuova y Santa María della Scala. Santa María Antiqua La diaconía de Santa María Antiqua, que se encuentra en la X Región de Roma (Augustea), fue erigida alrededor del año 600 por el Papa Gregorio I. Su iglesia fue construida entre los siglos V y VI, cerca del Atrium Minervae, donde se almacenaban los certificados de despido de los legionarios romanos. A pesar de numerosas restauraciones, el Papa León IV trasladó el diaconado a la iglesia de Santa María Nuova, ya que la anterior se encontraba en ruinas. Santa María la Nueva La diaconía de Santa María la Nueva fue instaurada por el Papa León IV para sustituir al de Santa María Antiqua. Fue suprimido el 8 de agosto de 1661 por el Papa Alejandro VII. El 17 de marzo de 1887, el Papa León XIII la restauró como el título presbiterial de Santa María Nuova.
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Juan Francisco Cardenal Fresno Larraín (Santiago, 26 de julio de 1914-ibídem, 14 de octubre de 2004) fue obispo de Copiapó, arzobispo de La Serena, arzobispo de Santiago de Chile y cardenal chileno. Santa María Inmaculada de Lourdes en Boccea es un título cardenalicio de la Iglesia Católica. Fue instituido por el papa Juan Pablo II en 1985.
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Raúl Silva Henríquez S.D.B. (Talca, 27 de septiembre de 1907-Santiago, 9 de abril de 1999) fue un sacerdote salesiano y abogado chileno, obispo de Valparaíso (1959-1961), arzobispo de Santiago (1961-1983) y acérrimo defensor de los derechos humanos que se violaron durante la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet. San Bernardo en las Termas es un título cardenalicio de la Iglesia Católica. Fue instituido por el papa Clemente X en 1670 para sustituir el título de San Salvador en Lauro que había sido sustituido. La iglesia titular es San Bernardo en las Termas, construida en 1598 en una plaza de las Termas de Diocleciano y financiada por Caterina Nobili Sforza, sobrina de Julio III. Fue confiada a Feuillants de la Orden del Císter que la dedicaron a san Bernardo de Claraval.
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José María Caro Rodríguez (Los Valles, Pichilemu, 23 de junio de 1866-Santiago, 4 de diciembre de 1958) fue un sacerdote chileno. Fue el octavo arzobispo de Santiago de Chile y el primer prelado chileno en ser creado cardenal. El título cardenalicio de Santa María de la Scala está relacionado con las iglesias de Santa María Antiqua, Santa María Nuova y Santa María della Scala. |
Urbe. |
Roma es una ciudad europea, capital de la región del Lacio y de Italia. Con una población de 2.857.321 habitantes, es el municipio más poblado de Italia y la tercera ciudad más poblada de la Unión Europea. Por antonomasia, se le conoce desde la Antigüedad como la Urbe (Urbs). También es llamada «La Ciudad Eterna» (en italiano: Città Eterna). En el transcurso de su historia, que abarca tres milenios, llegó a extender sus dominios sobre toda la cuenca del Mediterráneo y gran parte de Europa, Oriente Próximo y África del Norte. Como capital de la civita romana, llegó a ser la primera gran metrópolis de la humanidad, centro de una de las civilizaciones antiguas más importantes. Influyó en la sociedad, la cultura, la lengua, la literatura, la música, el arte, la arquitectura, la filosofía, la política, la gastronomía, la religión, el derecho y la moral de los siglos sucesivos. Es la ciudad con la más alta concentración de bienes históricos y arquitectónicos del mundo; su centro histórico delimitado por el perímetro que marcan las murallas aurelianas, superposición de huellas de tres milenios, es la máxima expresión del patrimonio histórico, artístico y cultural del mundo occidental. Roma es el corazón geográfico de la religión católica, ciudad santa del catolicismo y destino de peregrinación (vías romeas) y también la única ciudad del mundo que tiene en su interior una entidad estatal autónoma: el enclave de la Ciudad del Vaticano, que se encuentra bajo el poder temporal del papa. Por tal motivo se le ha conocido también como la capital de dos Estados. Urbanismo. Según la tradición, Roma se fundó en el 753 a.C. sobre una de las Siete Colinas que rodean la antigua comunidad, aunque hoy apenas se distinguen las colinas de la llanura debido a la actividad edificadora. En la actualidad, Roma se divide en dos zonas primordiales: el interior, o centro histórico, rodeado por las murallas de Aurelio, construidas a finales del siglo III d.C. para cercar el área de las Siete Colinas, y la zona de los barrios, o periferia. El centro histórico es una pequeña área que encierra los monumentos y edificios más gloriosos de la historia de Roma y se extiende casi por completo junto al Tíber. Comprende 22 "rioni" (deformación del vocablo latín regione), algo así como barrios. Instituidos allá por el siglo VI a.C., fueron originalmente 4; con el paso del tiempo y el crecimiento de la ciudad se incorporaron otros, hasta el último en 1920, Prati, que es el único que se encuentra fuera de la Muralla Aureliana.
No obstante, la ciudad continuó extendiéndose más allá de la muralla y del Tíber hacia la campaña (agro romano), a lo largo de las antiguas vías (Aurelia, Flaminia, Nomentana, Appia y Latina). Se formó así un conglomerado de 35 "quartieri" y 6 "suburbi", que rodean el centro histórico como un anillo. |
Quartieri Suburbi
A menudo los romanos diferencian zonas del centro de la ciudad según lo más destacado en cada una, así sus denominaciones difieren de los "rioni" En el territorio comunal de Roma se encuentra el Estado de la Ciudad del Vaticano, sede del papado de la Iglesia Católica, reconocido como estado independiente por el gobierno italiano en el año 1929 por los Pactos de Letrán. Tiene una superficie de 42 ha. y viven allí aproximadamente 1000 personas. La majestuosa cúpula de la basílica de San Pedro, la más grande del mundo, sobresale en el horizonte de la ciudad. Roma es la sede del jefe del Estado, del Parlamento, del Gobierno, de los máximos órganos judiciales, de organismos internacionales y de muchas instituciones artísticas y culturales. Como ocurre con otras capitales, es el centro de las redes ferroviarias del país: en la estación Termini confluyen líneas provenientes de toda Italia. Las comunicaciones en la aglomeración pueden resultar caóticas y se organizan a través de una red de transportes públicos, tal como el ferrocarril metropolitano. También es el centro de una densa red de carreteras estatales, que conservan en muchos casos el nombre y el trazado de las antiguas vías consulares, y un anillo externo de circunvalación, la Autostrada del Sole, rodea la ciudad para evitar la entrada del tráfico al centro. La actividad económica de Roma gira esencialmente en torno al turismo y los servicios, aunque en las últimas décadas se han desarrollado ciertas actividades industriales: el sector de la confección, la mecánica, la aeronaútica, la industria farmacéutica, la cinematografía, entre otros. Ciertas zonas del centro histórico, como las que rodean a la piazza di Spagna, se dedican al comercio de lujo: importantes joyerías, casas de moda, ventas de cuero, etc, ofrecen sus productos con importantes vidrieras; también pueden encontrarse célebres ebanistas en la vía Giulia, artesanos del hierro y el cobre en torno al palacio Farnesio, artesanías en la piazza Navona y en el Trastévere, y lugares para compraventa en los alrededores de la piazza Nievo, entre tantos otros. Con alrededor de 12 millones de turistas al año, Roma es la ciudad más visitada del mundo! Durante la Edad Media, el papado trasladó su sede de la capital del Antiguo Imperio a Aviñón. Durante este periodo la ciudad decayó tanto que una vez que Eugenio IV restauró la sede papal en Roma en el año de 1443, la encontró convertida en una campiña donde el ganado transitaba libremente entre ruinas y monumentos de lo que antiguamente había sido el esplendor de la ciudad. La mancha urbana había crecido de manera irregular sin una planificación, las casas habían sido construidas una luego de la otra dejando el tránsito por pequeñas calles y callejones sin nociones del orden urbano público. Durante este periodo la ciudad no perdió su importancia capital debido a las basílicas que albergaba dentro de sus muros, y que cada año eran visitadas por las oleadas de peregrinos que venían de toda Europa, principalmente del Camino de Santiago de Compostela y que hacían escala en su viaje hasta Jerusalén. Durante el siglo xv bajo el papado de Nicolás V, Roma dejó de ser únicamente una capital de peregrinaje para convertirse en capital artística de toda Italia. Durante el Alto Renacimiento en el siglo xvi con los papas Julio II y sus sucesores los papas Medici, la capital cobró aún más importancia estética con las obras maestras de Bramante, Sangallo, Rafael Sanzio y Miguel Ángel. En tiempos de Paulo III se intentó abordar un programa urbanístico que afectaría tanto a las fortificaciones y a la estructura viaria interna, como a la sistematización arquitectónica del Capitolio y del Vaticano. Para ello el programa sería proyectado y coordinado por Juvenal Manetti y Miguel Ángel. Sin embargo este no fue el único proyecto que se hizo. La urbanización moderna de la sede papal se concretó después de muchos planes parciales entre los que vale la pena mencionar el de León Battista Alberti bajo órdenes de Nicolás V (1447-55); la dell'ansa del Tevere bajo Sixto IV (1471-84); el de León X de Medici (1513-21) y de Clemente VII de Medici (1523-34); y finalmente el de Domenico Fontana por orden de Sixto V. Las dos épocas más importantes en la transformación urbana de Roma fueron las de Julio II y Sixto V. Con Julio II fue renovada la ciudad baja a orillas del río Tíber. En el lado externo del río el papa no se contentó solo con la construcción de la Basílica de San Pedro, sino que también llevó a cabo la renovación del Palacio Vaticano. En la hondada entre la construcción vieja y la villa de Inocencio III, el Belvedere, colocó las logias. A él también se debió la terminación de la Cancillería, además de la traza de la Via della Lungara y por supuesto la Via Giulia. Pío V había planeado construir en las colinas abandonadas con intenciones de repartir la población que cada vez se amontonaba más en el centro, sin embargo todos sus esfuerzos fueron inútiles debido a la escasez de agua que había en aquellas tierras. El papa Sixto V fue quien finalmente puso remedio a esta situación mediante las obras de colosales acueductos. Tras la solución las colinas empezaron a poblarse poco a poco. Esta obra benefició de manera importante a la ciudad, L'acua Felice como se le llamó, suministraba 20.537 metros cúbicos de agua al día y alimentaba veintisiete fuentes. Con el inicio de la construcción de la Roma alta mandó a construir nuevas obras de infraestructura. Puso los cimientos de la escalera de la plaza de España en el terreno de Trinità dei Monti para conectar de manera directa la parte baja y la parte alta de la Ciudad Eterna. Ahí mismo construyó la Via Felice y el Bordo Felice, y abrió las calles de sistema radial que conducen a Santa Maria Maggiore. La Strada Felice unía el Popolo y San Juan de Letrán pasando por Santa María Maggiore y la conectó en línea recta con los templos de la Trinità dei Monti y la Santa Croce. Este plano, conocido como el trazo sixtino, unió con ejes rectilíneos dos a dos las sedes y los núcleos sacros y seculares de la ciudad: las basílicas mayores, el Capitolio, el Coliseo, el Quirinal, la Porta Pia y el Vaticano. A su vez se usaron las nuevas vías para la colocación de obeliscos y la protección de plazas populares. Partiendo de las ideas de León X de rescatar las antigüedades de la Roma Imperial para devolver a la ciudad su monumentalidad, Sixto V emprendió una empresa similar. Sin embargo a diferencia de su antecesor, el pontífice buscó someter a las obras paganas al cristianismo. Rescató las columnas de Trajano y Antonino y las dedicó a san Pedro y a san Pablo respectivamente, colocó sobre ambas estatuas de los santos representando el triunfo del credo cristiano sobre las monumentales obras de la Antigüedad pagana. Con la ayuda del arquitecto papal Domenico Fontana se aventuró en la empresa de trasladar el obelisco egipcio que estaba en el centro del Circo Máximo hacia el frente de la Basílica de San Pedro. El 30 de abril de 1586 el monolito fue arrancado de su pedestal original, siete días después lo reclinaron y lo transportaron con rodillos por las nuevas vías hasta su nueva sede, finalmente el 10 de septiembre del mismo año se erigió enfrente de la Basílica. La obra sixtina en Roma fue el cimiento para las transformaciones que se ejecutarían en el siglo xvii por los grandes arquitectos barrocos como Bernini y Borromini. En ese siglo se proyectarían las plazas basilicales como la plaza de San Pedro, así como muchas otras de corte civil y algunas fuentes importantes alimentadas con L'acua Felice de los acueductos como es el caso de la Fontana di Trevi. Con 1.287,36 km² , Roma es el municipio más grande de Italia y fue el más grande de Europa hasta la formación del municipio de Fiumicino, siendo incluso después uno de los más grandes entre las capitales europeas. La densidad de población no es muy alta, debido a la presencia de zonas verdes repartidas por todo el territorio municipal: Roma representa un unicum en el mundo occidental debido a la inmensidad del campo que rodea la ciudad y la interpenetración entre la ciudad y el campo. Además, Roma es el municipio italiano con mayor número de territorios municipales limítrofes, 29 (excluyendo el enclave de la Ciudad del Vaticano). Centro histórico. El núcleo antiguo de la ciudad está formado por las siete colinas históricas: Palatino , Aventino , Capitolino , Quirinale , Viminale , Esquilino y Celio. Las siete colinas de Roma son una serie de promontorios que históricamente han formado el corazón de la ciudad de Roma. Situadas al este del río Tíber, este conjunto geográfico ha protagonizado numerosísimos pasajes literarios y son una referencia muchas veces repetida en la cultura popular. Las siete colinas de la Roma antigua eran: El Aventino (Collis Aventinus), 47 metros de altura. El Capitolino (Capitolinus, que tenía dos crestas: el Arx y el Capitolium), 50 metros de altura. El Celio (Caelius, cuya extensión oriental se llamaba Caeliolus), 50 metros de altura. El Esquilino (Esquilinus, que tenía tres cimas: el Cispius, el Fagutalis y el Oppius), 64 metros de altura. El monte Palatino (Collis Palatinus, cuyas tres cimas eran: el Cermalus o Germalus, el Palatium y el Velia), 51 metros de altura. El Quirinal (Quirinalis, que tenía tres picos: el Latiaris, el Mucialis o Sanqualis, y el Salutaris), 61 metros de altura. El Viminal (Viminalis), 60 metros de altura. Estas siete colinas figuran de forma prominente en la mitología, la religión y la política romanas. Tradicionalmente se cree que la ciudad de Roma original fue fundada por Rómulo y Remo sobre el monte Palatino (Collis Palatinus). Las primitivas siete colinas eran: Cermalus, Palatium, Velia, picos del monte Palatino, Cispius, Fagutalis, Oppius, picos del monte Esquilino, y Sucusa. Inicial y tradicionalmente, las siete colinas fueron ocupadas por pequeños asentamientos que se agruparon y formaron una ciudad conocida como «Roma». Los ciudadanos de las siete colinas comenzaron a participar en una serie de juegos religiosos que comenzaron a unir a los grupos. La ciudad de Roma nació por tanto una vez que los asentamientos comenzaron a actuar como grupo, drenando los valles pantanosos que los separaban y convirtiéndolos en mercados y foros. El centro histórico también incluye las colinas Janículo, Pincio y el Vaticano, así como los relieves artificiales del Monte Testaccio y Monte Giordano. Fuera de las murallas se extienden colinas más altas, entre ellas el Monte Mario (que con sus 139 metros de altura es la colina más imponente de Roma, desde donde se pueden disfrutar de las vistas más hermosas de la ciudad), el Monte Antenne, los Montes Parioli , el Monte Sacro y Monteverde . |
La Roma de Nerón no era tan diferente del mundo actual: alquileres imposibles, gentrificación y tráfico caótico. La Roma de Nerón no era tan diferente del mundo actual: alquileres imposibles, gentrificación y tráfico caótico. El historiador Dimitri Tilloi-d’Ambrosi publica un ensayo sobre la vida cotidiana en la capital del Imperio, entre contaminación acústica, mezcla de nacionalidades, barrios exclusivos y otros asociados a la plebe Guillermo Altares Madrid, 6 de abril de 2024 En el siglo I de nuestra era, Roma fue la primera ciudad con un millón de habitantes. Hasta el XIX, con Pekín y Londres, ninguna otra urbe alcanzó esa población. Aunque la distancia temporal y humana que nos separa de la Roma clásica es enorme —era un mundo extremadamente violento, con esclavos y emperadores—, los problemas urbanos se repiten a lo largo de los siglos. Juvenal (60-128) ya advertía en sus Sátiras que el coste de una hermosa residencia en un pueblo del sur de Roma equivalía al alquiler anual “de un tugurio en la capital”. El historiador francés Dimitri Tilloi-d’Ambrosi recoge esta anécdota en su ensayo 24 horas en la Roma de Nerón (Crítica, traducción de Silvia Furió) en el que describe lo que nos aleja, pero también lo que nos une a un mundo a la postre no tan lejano. “Algunos problemas resultan bastante similares a la actualidad”, explica en una conversación por vídeo conferencia Tilloi-d’Ambrosi, que da cursos de historia romana en la Universidad París-Nanterre y en la Sorbona y es autor de una tesis doctoral sobre la alimentación y la medicina en la antigua Roma.
Roma, explica este investigador, vivió desde el siglo I antes de Cristo, al final de la República, un intenso éxodo rural: muchos trabajadores abandonaron el campo para instalarse en la gran ciudad: se trataba de campesinos sin tierras, que vivían en condiciones muy duras, laborando para grandes terratenientes. “Muchos decidieron partir hacia la ciudad y podemos ver cómo Roma se hizo cada vez más grande, fruto de una enorme presión demográfica”, señala. Era una ciudad con barrios de aluvión, algunos muy poco recomendables, con viviendas construidas en muchos casos por propietarios sin escrúpulos, que no respetaban las más mínimas normas de seguridad. Lo que más preocupaba a los emperadores eran los incendios, que resultaban devastadores, como ocurrió con el fuego que arrasó la ciudad en época de Nerón, en el año 64 —se culpó al emperador y este a su vez, según una tradición de la que dudan bastantes historiadores, culpó a los cristianos; aunque la imagen del sátrapa tocando la lira mientras ardía Roma es totalmente falsa—. En su libro, lleno de anécdotas y de historias, encontramos bastantes momentos que riman con el presente. Aunque, evidentemente, no existía el problema de las emisiones de carbono, regular el tráfico en las ciudades romanas era una auténtica pesadilla. Lo que hoy llamaríamos contaminación acústica era un problema enorme, que señalaban autores como Séneca. De día, se producían atascos monumentales, así que desde los tiempos de Julio César se restringió la circulación de carros durante el día para el reparto de mercancías. “Por desgracia, el estrépito de las ruedas forradas de hierro sobre el empedrado de la calzada despierta irremediablemente a los vecinos en plena noche. Las molestias sonoras constituyen uno de los motivos recurrentes de los textos satíricos o epistolares que atestiguan las vivencias en la capital durante la época imperial”, escribe el investigador. A lo largo de la historia de Roma, también se produjeron “verdaderos fenómenos de gentrificación anticipados”, escribe el historiador. Aunque la utilización de este término puede parecer anacrónica, si se aplica la definición de la RAE —proceso de renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo— fue exactamente lo que ocurrió en el Aventino. “Durante siglos, bajo la República, el Aventino está estrechamente asociado a la plebe romana. No obstante, en época imperial las clases sociales más ricas se instalaron en esta colina y el Aventino se convierte entonces en un barrio apreciado por las élites y en el que abundan las cosas lujosas suntuosamente decoradas”. Como las grandes urbes en la actualidad, Roma era también una ciudad muy cosmopolita, en la que convivían numerosas nacionalidades, credos y lenguas. “Era una urbe internacional; pero también lo eran el puerto de Ostia o Lyon”, explica Tilloi-d’Ambrosi. “Había importantes comunidades judías, personas que venían de otros lugares de la península italiana, esclavos de todo el imperio, que formaban una parte muy importante de la población. Y muchos mercaderes orientales. Los sirios, por ejemplo, tenían mucha fama en la antigüedad de ser grandes comerciantes, en la estela de los fenicios. Lo vemos en los textos de Juvenal, aunque da una visión bastante deformada, pero también la epigrafía, donde aparecen muchos nombres no latinos. Y lo sabemos también por los diferentes cultos, a Serapis o a Mitra. Las religiones muestran las mezclas culturales que se producen en Roma y en todo el Imperio”. Y, entre todas las religiones, la importancia de los cristianos en Roma durante el reinado de Nerón sigue siendo un misterio. Los Anales de Tácito ofrecen uno de los fragmentos más conocidos de toda la literatura latina. Unos 60 años después del gran fuego de Roma, el historiador relata que el emperador responsabilizó a los seguidores de este nuevo culto del incendio. “Nerón buscó rápidamente un culpable e infligió las más exquisitas torturas sobre un grupo odiado por sus abominaciones, que el populacho llama cristianos. […] Se arrestó primeramente a todos aquellos que se declararon culpables; entonces, con la información que dieron, una inmensa multitud fue presa, no tanto por el crimen de haber incendiado la ciudad como por su odio contra la humanidad. Todo tipo de mofas se unieron a sus ejecuciones. Cubiertos con pellejos de bestias fueron despedazados por perros y perecieron, o fueron crucificados, o condenados a la hoguera y quemados para servir de iluminación nocturna, cuando el día hubiera acabado” (traducción de Crescente López de Juan para la edición de Alianza). Sin embargo, para un número importante de historiadores la cronología no cuadra, porque, después de las persecuciones de Nerón, durante un siglo no se produjeron más ataques contra los cristianos, hasta el emperador Marco Aurelio . “Eran muy minoritarios en Roma en la época de Nerón”, explica Tilloi-d’Ambrosi.
Las noticias falsas y las verdades alternativas no son solo elementos del presente. |
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