Luis Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma;Nelson Gonzalez Urra ; Ricardo Matias Heredia Sanchez;Katherine Alejandra Del Carmen Lafoy Guzmán; Alamiro Fernandez Acevedo; Soledad García Nannig; Paula Flores Vargas; maría Veronica Rossi Valenzuela; Aldo Ahumada Chu Han; Katherine Alejandra Del Carmen Lafoy Guzmán
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PASAPORTE ESPAÑOL |
23 DE MAYO DE 2023 ¿Cómo se utiliza el trabajo de los reclusos para responder a los desastres naturales? En Estados Unidos, la historia del trabajo de las personas privadas de libertad se remonta a la época de la esclavitud. Las autoridades penitenciarias pueden obligar a los reclusos a trabajar dentro o fuera de los establecimientos, en labores que requieren mano de obra cualificada o no cualificada. Los reclusos de los campamentos de conservación de California, por ejemplo, trabajan combatiendo incendios forestales. Los reclusos participan desde la fase de la mitigación de los desastres hasta la fase de recuperación y, aunque no siempre se les obliga a realizar este tipo de trabajo, sí se les incentiva. Sin embargo, el contexto de la reclusión pone en tela de juicio la legitimidad de su consentimiento. J. Carlee Purdum es la directora de Prison and Disasters Risk Network, cuyo objetivo es informar al público sobre el creciente impacto de los desastres en los reclusos. Doctora en sociología y profesora asistente de investigación de la Universidad de Texas, concentra su trabajo en la vulnerabilidad social de los reclusos con relación a los desastres naturales y su integración en las políticas de emergencia. Prison Insider le ha planteado tres preguntas. Conservation (fire) camps: centros penitenciarios de mínima seguridad en los que se aloja a los reclusos entrenados para responder a emergencias como incendios, inundaciones y otros desastres naturales o provocados por el hombre. En agosto de 2022, un total de 1669 personas estaban encarceladas en 35 campos de bomberos de todo el estado. Siempre que hay una emergencia o que se necesita reducir los costes y obtener más mano de obra, el Gobierno mira hacia las prisiones. Prison Insider. ¿Cómo ha cobrado forma el trabajo penitenciario en Estados Unidos? J. Carlee Purdum. Si bien, desde hace unos diez o quince años, el trabajo penitenciario ha suscitado una gran preocupación, los reclusos han sido objeto de trabajo forzoso desde que se crearon las prisiones. Con la 13a enmienda de la Constitución se abolió la esclavitud para todo el mundo, salvo para los reclusos penados, que no pueden negarse a trabajar. Tras abolirse la esclavitud, se adoptaron ciertas políticas, sobre todo en el sur, que pusieron de nuevo bajo el poder del estado a las personas recién liberadas. Los mismos que las habían esclavizado las llevaron una vez más a las plantaciones para hacer el mismo tipo de trabajo. El sistema de justicia penal se usó entonces para recapturar a aquellos que se habían librado del trabajo forzoso. Hoy en día, podemos ver el legado de estas políticas en los trabajadores reclusos y la respuesta a los desastres. Todos los estados del país cuentan con los reclusos para responder a los desastres. Sin embargo, este recurso es más organizado en los estados que históricamente han aceptado y extendido estas prácticas, como por ejemplo los estados del sur. Esto deja mucho qué decir del legado de la esclavitud en esa región. Los estados del sur suelen tener planes más detallados de los trabajos que pueden realizar los reclusos. Este también es el caso de California, que por mucho tiempo ha explotado a los trabajadores. Una vez pregunté a un funcionario de prisiones en qué podría emplearse una persona privada de libertad. Su respuesta fue: “en cualquier cosa”. Siempre que hay una emergencia o que se necesita reducir los costes y obtener más mano de obra, el Gobierno mira hacia las prisiones. Y no hay nada que se pueda hacer para disuadir a las autoridades, ya que todas las políticas favorecen estas prácticas. Se aprovechan del hecho de que los reclusos no pueden negarse a trabajar o no tienen derecho a recibir salarios justos. Por lo tanto, como las catástrofes se hacen más frecuentes y devastadores, se recurre cada vez más a las personas privadas de libertad para obtener mano de obra barata, abundante y accesible. En cambio, las prisiones privadas son como un agujero negro en el que se pierde la información: es muy difícil entender su funcionamiento o conocer sus políticas. PI. ¿Cómo se incluye a los reclusos en la respuesta a los desastres? JCP. La respuesta a los desastres naturales o causados por el hombre consta de varias fases: mitigación, preparación, intervención y recuperación. La mitigación es el trabajo que se hace dentro de una comunidad para tratar de reducir los riesgos de un desastre y sus posibles consecuencias. En ese caso, los reclusos se encargarán, por ejemplo, de acondicionar los edificios y reforzar los diques. La fase de la preparación se refiere a todo lo que se hace antes de que ocurra el desastre. Los huracanes, por ejemplo, son a menudo predecibles y es posible prepararse antes de que lleguen a la tierra. Los reclusos entonces harán sacos de arena, prepararán o limpiarán los refugios y clasificarán las provisiones. La intervención tiene lugar cuando ocurre la catástrofe. En esta fase, se recurre a los reclusos para apagar los incendios, limpiar y eliminar cadáveres de animales contaminados y despejar las carreteras para facilitar el acceso de los vehículos de emergencia. Por último, en la fase de recuperación ─que suele ser la más larga─ los reclusos participan en la reparación de la comunidad, por ejemplo, reconstruyendo instalaciones públicas como escuelas, o replantando vegetación. Algunas políticas sobre desastres fomentan el trabajo penitenciario. La ley Stafford, por ejemplo, permite pagar la mano de obra de las personas privadas de libertad a través de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) y sus programas de asistencia pública. Los organismos penitenciarios estatales que envían a trabajadores reclusos llevan un registro de todos los costes (número de horas trabajadas, transporte, control de seguridad). Luego, estos costes se envían a la FEMA, que reembolsa una parte considerable al estado. Cuando se produce una emergencia, varios organismos estatales se ponen de acuerdo sobre los recursos que cada uno de ellos puede aportar. Estos pueden ser vehículos, equipos de comunicación y guardias de prisiones que ayuden en las funciones de seguridad pública. Sin embargo, su principal recurso, su pan de cada día, son los trabajadores reclusos. Además, es mucho más fácil que las prisiones estatales rindan cuentas sobre el trabajo de los reclusos en las catástrofes, ya que sus políticas son más visibles y sus planes más transparentes. En cambio, las prisiones privadas son como un agujero negro en el que se pierde la información: es muy difícil entender su funcionamiento o conocer sus políticas. Se suele decir que el contexto de las prisiones privadas es generalmente más duro porque cuentan con menos presupuesto, siempre están buscando reducir costes y tienen una importante rotación de personal debido a los bajos salarios. Es probable que las prácticas laborales dentro de las prisiones privadas sean más peligrosas en comparación con las prisiones estatales. A nivel de condado, también es difícil encontrar información. Por último, las prisiones federales comunican menos sobre lo que envían a hacer a sus trabajadores, pero eso se debe probablemente a que están menos implicadas en la respuesta a los desastres. En California, muy propensa a los incendios forestales, los reclusos representan entre el 30 y el 40 % del cuerpo de bomberos forestales. En la práctica, el trabajo penitenciario está presente durante todo el ciclo de vida de una catástrofe. Sin embargo, la documentación es escasa, lo que dificulta comprender su alcance. A menudo, los estados afirman que los reclusos se ofrecen de voluntarios para este tipo de trabajo, lo que a veces es cierto. Por ejemplo, los reclusos suelen ser bomberos voluntarios porque las condiciones de vida en los campos de conservación son mucho menos duras que en las prisiones ordinarias. Si bien siguen existiendo varias restricciones en materia de seguridad, las personas alojadas en estos centros están en la naturaleza y se sienten más libres. Además, prefieren que sus familiares vengan a verlas a los campos de conservación en lugar de a una prisión. Otra de las ventajas es que el salario es mejor, aunque ni de lejos se acerca a lo que ganaría un civil por el mismo trabajo. No obstante, algunos estudios sobre los bomberos reclusos han demostrado que los efectos sobre su salud son desproporcionados en comparación con los bomberos civiles. Los reclusos tienen problemas de salud y lesiones más graves porque no tienen el mismo acceso a la atención sanitaria. En cuanto al consentimiento, no hay que olvidar que los reclusos se encuentran en un entorno coercitivo que les empuja a ofrecerse como voluntarios y asumir los riesgos. Los bomberos civiles no tienen las mismas limitaciones. Así pues, fue más importante conservar mano de obra barata que descongestionar las prisiones y reducir los riesgos sanitarios. PI. ¿Qué sucedió con los reclusos trabajadores en Estados Unidos durante la pandemia de COVID-19? JCP. Durante la pandemia surgió una nueva necesidad; había que crear rápidamente fábricas para producir equipos de protección individual (EPI), y el Gobierno quería una mano de obra numerosa a bajo coste. Las prisiones, que ya contaban con fábricas, estaban preparadas para prestar este tipo de servicio y podían empezar rápidamente a fabricar EPI. Casi todos los estados del país iniciaron sus propias operaciones. Fue tal vez la primera vez en la historia que todos los estados del país realizaban el mismo tipo de trabajo y respondían a la misma emergencia. En todos los establecimientos se fabricaron mascarillas, batas, equipos de protección ocular y todo tipo de EPI. Los organismos penitenciarios estatales publicaron videos y fotografías en los que se mostraba cómo las prisiones estaban ayudando a responder a esta emergencia. Sin embargo, esas fábricas eran pequeñas y estrechas, y los reclusos ni llevaban suficientes EPI ni podían mantener la distancia física necesaria. Los equipos se enviaban primero a sectores civiles (como a los hospitales), a las fuerzas del orden y al personal penitenciario. Los reclusos no tenían acceso a los EPI que ellos mismos fabricaban, a pesar de ser ellos quienes se exponían a los riesgos. Las administraciones estatales acabaron por renunciar a la prevención de los brotes en las prisiones. Pensaron que no podían hacer nada para detener la propagación del virus en estas instalaciones abarrotadas, y decidieron aportar sus recursos donde creían que tendrían un mayor impacto. Sin embargo, al mismo tiempo, denegaban las solicitudes de liberación anticipada a las personas que habían cometido delitos menores o estaban a punto de cumplir su condena. Así pues, fue más importante conservar mano de obra barata que descongestionar las prisiones y reducir los riesgos sanitarios. Entrevista realizada por Clothilde Reix y Mehdi Faiez |
Corrupción en Venezuela. |
El dinero de Pdvsa ha girado alrededor del mundo para terminar en mansiones y cuentas bancarias secretas. La justicia de Estados Unidos ha detectado decenas de sociedades offshore y otras herramientas administrativas que intentaban ocultar la ruta de ese dinero opaco. Muchos de esos fondos habrían sido ingresados a España u otros países por exfuncionarios y empresarios relacionados a la petrolera estatal, especialmente a través de la compra de propiedades. Petróleos de Venezuela, SA (PDVSA) es una empresa estatal venezolana, cuyas principales actividades son la explotación, producción, refinación, mercadeo y transporte del petróleo venezolano, así como los negocios de orimulsión, química, petroquímica y carbón. Fue creada por decreto gubernamental el 30 de agosto de 1975, luego de la nacionalización de la industria petrolera, e inició operaciones en 1976. La petrolera estatal Petróleos de Venezuela, SA (PDVSA), que en su día fue el motor de una de las economías más fuertes de Sudamérica, se ha visto minada por la mala gestión y la corrupción. Los ejecutivos petroleros y sus compinches han saqueado al menos 11.000 millones de dólares de la empresa en una serie de escándalos relacionados con fraude, sobornos y estafas cambiarias. Ahora, los periodistas han localizado las fortunas que algunos de ellos tienen escondidas en Suiza. Casi todas las cuentas se abrieron entre 2004 y 2015, el período en el que se llevaron a cabo estos esquemas de corrupción de PDVSA. Algunas cuentas permanecieron abiertas incluso después de que sus titulares fueran arrestados, acusados, extraditados, se declararanculpables de delitos financieros graves o aparecieran en los medios de comunicación como personas que daban o recibían sobornos. Nadie sabe cuánto dinero fue robado a la empresa petrolera nacional de Venezuela. Se estima que fue de entre 11.000 y 300.000 millones de dólares solo entre 2002 y 2014, después de que Chávez llegó al poder y cuando los precios del petróleo estaban en auge. Clan Rincón Bravo. Roberto Enrique Rincón Fernández y tres de sus hijos: José Roberto, Ricardo José y Alexandra Carolina Rincón Bravo. Además de la familia Rincón Bravo, como máximos responsables de esa estructura delincuencial figura también Abraham José Shiera Bastidas. Participaron de este esquema corrupto, los funcionarios públicos de Bariven y otras filiales de Pdvsa, entre ellos: Javier Alvarado Ochoa, quien fue presidente de Bariven entre 2011 y 2013, y Rafael Ernesto Reiter Muñoz, quien se desempeñó como gerente corporativo de Prevención y Control de Pérdidas de Pdvsa, desde el 18 de abril de 2006 al 10 de septiembre de 2014. Roberto Enrique Rincón Fernández y Abraham José Shiera Bastidas se valieron de diversas sociedades mercantiles, creadas para ocultar su asociación, incluidas compañías constituidas en Venezuela, EEUU, Panamá, Islas Vírgenes Británicas y en otros países. |
Juicio en Estados Unidos. Un juez federal en Texas sentenció a 18 meses de prisión al empresario venezolano Roberto Enrique Rincón Fernández, quien en 2016 se declaró culpable por su papel en una trama para asegurar contratos de la empresa Petróleos de Venezuela (PDVSA). La decisión del juez Gray Miller, del Distrito Federal del Sur de Texas, impuso sentencias de 18 meses por cada uno de los tres cargos en los cuales Rincón admitió su culpabilidad, pero las tres sentencias serán concurrentes. Rincón se declaró culpable de violar la Ley estadounidense de Prácticas Corruptas en el Exterior, de colaborar y ayudar en la violación de esa ley, y de hacer declaraciones falsas en sus impuestos federales. Entre 2009 y 2014, Rincón y sus colaboradores conspiraron para obtener y retener esos contratos por medios “corruptos y fraudulentos, incluido el pago de sobornos a funcionarios de PDVSA”, de acuerdo con documentos de la corte obtenidos por EFE. Los conspiradores pagaron por lo menos 1,6 millones de dólares en sobornos, además de fondos adicionales por un monto indeterminado para viajes, comidas y entretenimiento para 5 funcionarios de PDVSA. |
Roberto Enrique Rincón Fernández (querellado). Empresario propietario de varias sociedades registradas en los Estados Unidos que ganaron contratos como proveedores de Pdvsa. Se declaró culpable de haber pagado sobornos a funcionarios de la petrolera estatal para quedarse con contratos millonarios a través de estas empresas fachada. La justicia señaló que su entramado de empresas desvió más de USD 1.000 millones de dólares de Pdvsa. María Lila Bravo de Rincón (querellada). Es la esposa de Roberto Enrique Rincón Fernández. José Roberto Rincón Bravo (querellado). Empresario, hijo de Roberto Rincón Fernández. Fue acusado y detenido en España por blanquear dinero procedente de la corrupción. También forma parte de la red de empresas que constituyó su padre, algunas con propiedades millonarias en España. Junto con Rincón Fernández, fue titular de cuentas bancarias en Suiza que sumaron 93 millones de francos suizos, reveló la investigación periodística Suisse Secrets. Alexandra Rincón Bravo (querellada). Hija de Roberto Rincón Fernández. Ocupó cargos administrativos en la firma Tradequip, que firmó decenas de contratos con el Estado venezolano. Ricardo José Rincón Bravo (querellado). Empresario, hijo de Roberto Rincón Fernández. Oscar Francisco Machado Barboza (acusado). Administrador de cuatro sociedades vinculadas a la trama de compañías fachada que armó el empresario Rincón Fernández. Ottavio Roberto Cautilli (querellado). Esposo de Alexandra Rincón Bravo. Alfonzo Eliezer Gravina Muñoz (querellado). Exgerente de compras de Pdvsa en su sede en Texas. Fue condenado a 70 meses de prisión en Estados Unidos tras declararse culpable por haber cobrado sobornos para beneficiar con suculentas adjudicaciones a los empresarios Abraham Shiera Bastidas y Roberto Rincón Fernández. |
Mundo al Revés |
El caso de Sheree Spencer y su esposo Richard. El matrimonio vivía con sus tres hijos pequeños en el condado de Yorkshire (Inglaterra), estaban casados desde el 2000 y eran una pareja feliz y normal a los ojos de todo el mundo. Sheree Spencer era una bebedora compulsiva y abusó de su marido Richard, un año mayor que ella (46 y 47) durante el tiempo que vivieron juntos en su casa de siete habitaciones en Yorkshire. La mujer fue encarcelada luego de que un amigo de su esposo viera las imágenes del abuso en las cámaras puestas para vigilar a los hijos de la pareja (tenían una en la sala y otra en su dormitorio), y fuera con la policía. En un momento los videos mostraban a Sheree apuntando con un cuchillo a la garganta de su marido. También se la veía golpeándolo en el sofá porque él todavía no le había preparado la cena, mientras le gritaba: ¡Entra ahí y mete el pu&to pollo, gordo c@brón!…¡Eres un maldito perezoso! Sheree lo amenazaba constantemente con ir a la policía y decir que ella era la víctima incluso gritaba por la ventana para que los vecinos creyeran que estaba siendo abusada. Richard dijo que los ataques comenzaron poco después de que empezara su relación y se prolongaron durante casi 20 años. "Ella comenzó con empujones y bofetadas, decía que todas las parejas tienen discusiones". También decía cosas como: "No eres un maldito hombre, te quiero fuera de mi vida". Luego comenzó a apuñalarlo con tenedores, escupirlo y dejarlo fuera de la casa. Durante un ataque ella lo golpeó con una botella de vino dejándole la oreja desfigurada. Si Richard intentaba defenderse o evitarlo lo que vendría después sería diez veces peor, según sus palabras. Sheree también lo torturaba financieramente; lo obligaba a pedir préstamos para pagar sus vacaciones y luego se negaba a pagar su parte de la factura para "castigarlo". El abuso salió a la luz un día cuando un amigo de Richard fue a su casa y Richard se sinceró con él una vez que estuvieron solos. Richard, con un moretón en la cara, le mostró uno de los videos de las cámaras a su amigo quien acudió a la policía en su nombre. Richard contó ante el tribunal como fue pateado, abofeteado, mordido, escupido y denigrado. En el interrogatorio Sheree quizo defenderse alegando que su esposo era quien estaba abusando de ella pero ante las pruebas de audio y video finalmente fue condenada a 4 años de cárcel en la Hull Crown Curt de Inglaterra en Marzo de 2023. La juez que la sentenció dijo que era: "El peor caso de comportamiento controlador y coercitivo que jamás haya visto". Después de que Sheree fuera encarcelada Richard declaró ante los medios: “Me he resignado al hecho de que nunca me recuperaré completamente de su abuso y que tendrá un impacto dañino permanente en mi vida y la de mi familia. El abuso de Sheree hacia mí evolucionó y se intensificó con el tiempo; utilizó repetidos actos de agresión física, amenazas, abuso verbal y humillación para castigarme y ejercer control sobre mí. Éste abuso se ocultó al mundo exterior, incluidos amigos y familiares. Sheree me manipuló haciéndome creer que yo era un participante responsable y dispuesto en el abuso, proclamó sin remordimientos que yo merecía ser castigado y que era una consecuencia justificable de haberla decepcionado de alguna manera". Nota El reinado de terror doméstico de Sheree finalmente terminó en junio de 2021 cuando un trabajador social preocupado llamó a la policía a la casa de su familia. El señor Spencer dijo:
Su liberación está prevista para febrero próximo, pero puede salir a reunirse con familiares y amigos y ha estado trabajando en un café. En declaraciones a los medios de comunicación después de que Sheree fuera encarcelada el año pasado, dijo:
Desde fuera, Sheree parecía una mujer bien formada y algunas personas podrían haber envidiado su vida: un salario de seis cifras trabajando como alta directiva del Ministerio de Justicia, una gran casa unifamiliar en el pueblo de Bubwith, en el este de Yorkshire, con un Jaguar brillante en la entrada y tres hijas. |
Barbara Balzerani (1949-2024) |
La indigna musa de las Brigadas Rojas. Participó en el secuestro de Aldo Moro como jefa de la antena romana de la organización terrorista. José María Ballester Esquivias 07/03/2024 Nació el 16 de enero de 1949 en Colleferro y falleció el 4 de marzo de 1949 en Roma Licenciada en Filosofía, militó en organizaciones de extrema izquierda antes de incorporarse a las Brigadas Rojas en 1975. Permaneció 21 años entre barrotes, entre 1985 y 2006. «¿Quién me recibirá al otro lado de la barrera para las celebraciones del 40 aniversario [del secuestro y posterior asesinato de Aldo Moro]?» El indecente comentario lo publicó en 2018 en su página de Facebook Barbara Balzerani, la jefa de la antena romana de las Brigadas Rojas aquel trágico 16 de marzo de 1978, día en que la organización terrorista de extrema izquierda secuestró, tras haber abatido a balazos a cinco escoltas, al jefe de la Democracia Cristiana y primer ministro de Italia en tres ocasiones, antes de asesinarle al cabo de 55 días. La terrorista en ciernes –se había incorporado a las Brigadas Rojas dos años antes y llevaba menos de uno en la clandestinidad– fue la encargada de vigilar el cruce de la calle Fani –en la que se produjo el secuestro– con la calle Stresa, que podía haber sido utilizada por el séquito del estadista como vía de escape. Balzerani y su pareja de entonces, Mario Moretti, el segundo de a bordo de las Brigadas Rojas tras Renato Curcio, vivían en el piso franco del número 18 de la calle Gradoli. Un despiste doméstico de la terrorista a mediados de abril -se dejó abierto el grifo de la ducha, provocando una fuga que precisó la intervención de los bomberos- estuvo a punto de desembocar en su arresto y en el de Moretti, pero ambos ya habían abandonado la vivienda en aquel momento. Un golpe de suerte que permitió a Balzerani gozar de siete años más de impunidad, hasta su detención en junio de 1985, con una pistola de calibre 9 entre sus manos, siendo una de las últimas integrantes de las Brigadas Rojas en pasar a disposición judicial. Al final, Balzerani fue condenada a cadena perpetua. Por lo de Moro, obviamente, y también por su participación en otros delitos, como el asesinato del magistrado Girolamo Minervini y el secuestro del general estadounidense James Lee Dozier, alto cargo de la Otan en el Mando Meridional de la organización, con sede en Verona. En 1987, desde la cárcel y en compañía, entre otros, de Curcio, dio una entrevista en la que se anunció el «cese de actividades» de las Brigadas Rojas. El 12 de diciembre de 2006, se le concedió la libertad condicional. Recuperó definitivamente la libertad, una vez cumplida su condena, en 2011, dedicándose desde entonces a la literatura. Balzerani jamás se arrepintió de su pasado. Su única concesión fue un cínico lamento por «aquellos cuyos afectos se vieron afectados por aquellos hechos y que siguen sintiéndose agraviados en cada aparición pública de quienes, como yo, han sido señalados y declarados responsables de los mismos". Tampoco formó parte, según los expertos en el terrorismo de los “Años de plomo» de los irreductibles de las Brigadas Rojas. Barbara Balzerani: Vida y Controversias de una Ex-Terrorista lunes 4 marzo 2024 Ha muerto, después de una larga enfermedad, la ex Br Barbara Balzerani. Tenía 75 años. Ingresó en la fracción extrema del terrorismo de izquierda apenas a los veintiséis años, y poco después participó en el secuestro de Aldo Moro ocupando junto a su compañero de entonces, Mario Moretti, la base operativa de via Gradoli. Balzerani tomó parte en numerosos asesinatos de las Br, incluido el de Girolamo Minervini, y en la emboscada de via Fani. En 1981 participó en el secuestro del general de la OTAN James Lee Dozier. Balzerani fue una de las últimas Br en ser arrestada: fue capturada el 19 de junio de 1985, junto a Gianni Pelosi. Por esto fue apodada la 'primula rossa'. Nunca se arrepintió ni se disoció, pero fue crítica con respecto al período de la lucha armada: en 1993 declaró sentir remordimiento por los muchos que fueron afectados por el terrorismo y en 2003 criticó la actividad de las llamadas Nuevas BR. En 2006 se le concedió la libertad condicional: volvió a la libertad, habiendo cumplido su condena, en 2011. En el aniversario de la masacre de via Fani de 2018, Barbara Balzerani, que fue líder de la columna romana de las Brigadas Rojas y miembro del comando que organizó el secuestro de Aldo Moro, fue invitada a presentar su libro "L'ho sempre saputo", justo la noche en que esos muertos eran conmemorados a cuarenta años del atentado. Y ella, desde el escenario del Centro Social Cpa de Firenze Sud, con un cartel detrás que decía viva Lenin, eligió la provocación. "Hay una figura, la víctima -declaró- que se ha convertido en un oficio, esta extraña figura por la cual la víctima tiene el monopolio de la palabra. No digo que no tengan derecho a decir lo suyo, imagínate. Pero no solo tú tienes el derecho, no es que solo tú puedas hacer la historia". Unas semanas antes, de hecho, la terrorista, que nunca se arrepintió oficialmente ni se disoció de las Br, había escrito un post en Facebook, que luego borró, en el que se leía: "¿Quién me hospeda más allá de las fronteras para los fastos del 40º aniversario?". La referencia al aniversario de la masacre parecía evidente, y unos días después llegó la respuesta de Maria Fida Moro, la hija del estadista asesinado. En un video en Youtube dijo:
Ciao, Sara: muere la histórica dirigente de las Brigadas Rojas Por Bella de Marco - 07/03/2024 Nos ha dejado Bárbara Balzerani, la «jefa» de las Brigadas Rojas. En el río de palabras que se ha escrito ya al respecto, considero que falta la honestidad intelectual del reconocer lo que han sido los años 70 en Italia. Nacida en 1949 en Colleferro (provincia de Roma), militante destacada de la guerrilla comunista de los años setenta, prisionera durante más de dos décadas, escritora de gran sensibilidad, esta mujer reconstruye una historia tabú con preguntas pesadas como mazos. Su libro “Camarada luna”, de una musicalidad literaria remarcable que, sin ser una autobiografía ni un relato de la historia de la guerrilla comunista italiana, expone un recorrido vital bello, personal y brutalmente honesto en torno a los denominados años de plomo. Para ella escribir fue «un último deber militante de restitución de una memoria partisana que defiendo con amor y a la que sigo muy unida». Balzerani estuvo involucrada en algunas de las acciones más impactantes de las Brigadas Rojas, como el secuestro del general estadounidense de tres estrellas y comandante de la OTAN para Europa meridional, James Lee Dozier. Durante el secuestro del líder de la Democracia Cristiana italiana, Aldo Moro, Balzerani ocupaba, junto a Mario Moretti, la principal base operativa de las Brigadas de Roma, en Vía Grandoli 96. Hasta que un escape de agua hizo que la Policía la descubriera. Ella fue una de las últimas figuras históricas de las Brigadas Rojas en ser detenida. Ocurrió en 1985, y recuperó su libertad definitiva en 2011. La prensa oficial la tildó de «irreductible» –categoría que ella rechazaba de pleno–. Se calificó así a los militantes que rechazaron los «beneficios» de la Ley de Delación (la colaboración a cambio de las treinta monedas de Judas; es decir, pasaporte, dinero y una nueva identidad) o los de la más tardía Ley de Disociación (dividir por dos la condena si el preso mostraba arrepentimiento de su trayectoria, abjuraba de su identidad pasada y hacía apología del Estado). No obstante, Barbara Balzerani reconoce con sinceridad «qué difícil fue encontrar un punto de equilibrio entre no caer en la lógica de un insensato continuismo y no ceder en lo esencial, rechazando firmemente hacer negocio con la identidad, la historia y los compañeros». Se mostraba revolucionaria hasta en su autocrítica al añadir que «muchas veces el incremento en las filas de las Brigadas Rojas se había producido paralelamente al debilitamiento de su propuesta política. Estábamos fuera de juego, no conseguíamos justificar la presencia de una guerrilla que disimulaba su crisis detrás de su capacidad militar, eso sí, a veces espectacular». En efecto, fue un fenómeno de masas, de amplio arraigo social, con una guerrilla comunista que en sus diferentes expresiones, llegó a tener más de 2.000 militantes a principios de los años 80 y más de 6.500 presos políticos. Los obreros y las nuevas generaciones se habían despertado y luchaban por una Italia más justa. Se había puesto en marcha un amplio movimiento obrero y popular, que por desgracia el PCI no supo entender a fondo. Balzerani se mostró muy crítica con lo que fue el Partido Comunista italiano, el más potente de toda Europa, y con ciertos intelectuales «de izquierda» como Antonio Tabucchi: «Taponaron cualquier posibilidad de analizar críticamente nuestra experiencia. Encima, luego vinieron los 20 años de Berlusconi». Mientras tanto, el Estado ponía bombas, maquinaba atentados terroristas y estrategias de tensión, los sectores internos del Estado planificaban golpes militares para instaurar una dictadura en España, en Grecia o en Portugal. Los patrones ya estaban armados y disparaban antes que nadie, cómo ocurrió en Reggio Emilia o en Piazza Fontana. En este contexto, un trozo de Italia eligió la lucha armada. Lo hizo, en mi opinión, equivocándose en muchas valoraciones, partiendo de la fase histórica y política, eligiendo una estrategia que no era ganadora. Pero sigue siendo un pedazo de la historia de Italia. El Estado ganó militarmente al «terrorismo» pero nunca tuvo voluntad ni coraje de asumir su responsabilidad para superar este episodio histórico. Su única solución fue el de la venganza infinita. Y paradojas de la vida, quienes ganaron la «guerra del plomo» resultaron luego ser todos unos corruptos: Giulio Andreotti, expresidente inoxidable del Consejo de Ministros de la República Italiana, tenía relación orgánica con la Cosa Nostra siciliana. El país estaba plagado de organizaciones secretas, como la potente red Gladio de la OTAN en Europa y logias masónicas como la de P2 a la que pertenecían muchos generales del Ejército y los servicios secretos, incluso Il cavaliere Berlusconi. En conflictos de ese tipo hay responsabilidades colectivas a las que no puede hacerse frente mediante el tráfico de indulgencias, declaraciones policiales arrancadas con la tortura mecanizada, sin interrogarse sobre sus orígenes políticos. La lucha armada en Italia fue diferente a las otras experiencias en Europa en esos años. No estaba ligada a movimientos nacionalistas, como en Irlanda o en Pais Vasco; no estaba aislada de las masas como el oeste de Alemania. Es una experiencia que no se puede separar del importante movimiento popular de los años 60-70, donde nació y de la cual fue parte integrante. Las simplificaciones y la utilización arbitraria de la categoría de «terrorismo», como ocurre a menudo en política (¿os recuerda algo Hamás?) sirven a alejar esta verdad de la conciencia colectiva. Sirven a no reconocer que en Italia hubo un conflicto social del cual la lucha armada fue una expresión; se reducen las acciones de quien eligió ese camino a simple criminalidad o a locura individual. El reciente acoso judicial hacia las personas de 80 años, por su presunta participación en acciones armadas de hace 50 años son la enésima demostración de esa doctrina que el Estado italiano no ha abandonado nunca. Hay que reconstruir en Italia una perspectiva comunista y un partido digno de ese nombre. Para hacerlo es necesario hacer balance crítico de toda nuestra historia: del PCI y del movimiento comunista italiano, del cual me siento integrante y heredera, pero también de las amplia experiencia del movimiento obrero. Las experiencias de las luchas armadas son parte de esta historia. Por eso hay que estudiarlas de manera crítica, rehuyendo del romanticismo, sin reticencias. No obstante, en cada valoración crítica, hecha a posteriori, siempre habrá un punto fijo: como comunistas hay que pensar que el mundo se divide en clases y hay quien está con una clase y quien está con la otra. Existe un campo de los nuestros y otro de los otros. En este sentido, a pesar de las diferencias, Barbara Balzerani era de los nuestros. Una camarada. Y como tal la recordaremos. |
Nota: La 'brigadista', según recogen los medios locales, residía en el barrio romano de Garbatella después de lograr la libertad condicional en 2006 y ser liberada definitivamente en 2011, tras haber cumplido su sentencia. FUE SENTENCIADA A TRES CADENAS PERPETUAS. Libertad para una ex 'brigada roja' condenada por el asesinato del primer ministro Aldo Moro. 19/12/2006 ROMA.- Un tribunal de Roma ha concedido la libertad condicional a la ex militante de las Brigadas Rojas Barbara Balzerani, condenada a tres cadenas perpetuas por, entre otros, el secuestro y asesinato del primer ministro Aldo Moro en 1979. La decisión del tribunal romano prevé como condiciones que en los próximos cinco años Balzerani no abandone Roma y que duerma todas las noches en su domicilio. Barbara Balzerani, de 57 años, considerada uno de los jefes históricos del grupo, fue arrestada en 1985 y condenada a tres cadenas perpetuas por su pertenencia a las Brigadas Rojas y su implicación en varios homicidios. Entre ellos, fue condenada por el asesinato de cinco guardaespaldas durante el secuestro de Aldo Moro y el posterior asesinato del primer ministro, así como la complicidad en los asesinatos de cuatro carabineros entre 1979 y 1980. Desde 1995, Balzerani estaba en régimen de semilibertad: trabajaba por la mañana en una sociedad de informática y cada tarde volvía a la cárcel romana de Rebibbia. Antes de decidirse sobre si otorgar al libertad condicional a Balzerani, el tribunal ha querido saber la opinión de los familiares más cercanos de las víctimas de las Brigadas Rojas. Hace unos días, María Fida Moro, hija del mandatario asesinado, se mostró favorable a la concesión de la libertad condicional para la ex 'brigadista'. Aldo Moro fue secuestrado por las Brigadas Rojas el 16 de marzo de 1978 en Roma y tras 55 días de cautividad, el cadáver del que fue tres veces primer ministro apareció, el 9 de mayo, en el interior de un vehículo en la capital italiana. In 2006 she was granted parole and finally in 2011 was released from prison. |
Libre Balzerani "Pimpernel" Estuvo en el grupo que secuestró a Aldo Moro en 1978 19 de diciembre de 2006 Aquella tarde de primavera, a comienzos del Milenio, había una multitud en la Casa del Popolo de Ponte a Elsa, en la zona de Pisa. Jóvenes curiosos e intelectuales avezados, todos "políticamente correctos", todos para escuchar y "ver" a Barbara Balzerani, brigada roja, coprotagonista del "asunto Moro", que presentaría "La sirena de los cinco", una larga historia, con fuertes sugerencias autobiográficas. No defraudó, habló de 1968, de la Memoria y, aún hoy, la recuerdan como "alegre, sociable, agradable". Por la tarde regresó a la prisión de Roma; no debió descuidar las obligaciones de la semilibertad. Hay días decisivos en la vida de todo el mundo y, ayer, ella vivió uno, obtuvo la "libertad condicional" y, cuando tienes una cadena perpetua sobre tus hombros, una decisión burocrática te hace no sólo pasar página, sino cambiar el libro: Eres Libre de hecho, por la noche ya no tienes la obligación de regresar a tu celda, eres dueño de tu tiempo. Eres un ciudadano casi normal, aunque durante 5 años haya reglas a seguir. Para quienes quedaron abrumados por aquellos años llamados plúmbeos, como son plomizas las balas, para los familiares de las víctimas del terrorismo, es difícil no añadir el adjetivo "injusto" a la palabra "decisión". Maurizio Sacconi, parlamentario de Forza Italia, lo hace, pero por motivos políticos, y subraya "un extraño clima de perdón y comprensión de un fenómeno terrorista que de ninguna manera ha terminado". Parece que hemos regresado a los años de los "camaradas que se equivocan", para quienes no sólo, incluso en presencia de crímenes de sangre, el castigo es ineficaz sino que, de hecho, las posibilidades de trabajo político o dentro de las instituciones son a menudo limitadas. reabierto". Quién sabe si piensa en Sergio D'Elia, uno de los líderes de Primera Línea y hoy secretario de aula en Montecitorio; o a ex militantes de bierre y del PL empleados en asociaciones financiadas por las autoridades locales; o a los del secuestro de Moro que por una razón u otra ya están libres. La "prímula roja" de las Brigadas Rojas, como llamaron durante mucho tiempo a Barbara Balzerani, nació en Colleferro, en la provincia de Roma, el 16 de enero de 1949, la última de cinco hijos de una familia de clase trabajadora; El joven de veinte años está en Roma, un matrimonio pronto disuelto, el Movimiento, el Poder Obrero. Y luego, otro día decisivo cuando, en 1975, borra la posibilidad de una vida burguesa y entra en la columna romana de las Brigadas Rojas, creada por Mario Moretti, tomando el nombre de «Sara». Alguien que sabe mandar y ser obedecido no tarda en ascender a la cima de la organización. Cuando, aquella mañana del 16 de marzo de 1978, los miembros de las Brigadas Rojas secuestraron a Aldo Moro después de haber asesinado a su escolta, ella también se encontraba allí, en via Fani. Bloquear el tráfico con Álvaro Loiacono y Alessio Casimirri; Rita Algranati está al acecho; Moretti, Prospero Gallinari, Valerio Morucci, Franco Bonisoli y Raffaele Fiore disparan; Bruno Seghetti está al volante del Fiat 132 en el que cargan al presidente democristiano. Luego los 55 días de prisión, dirección conocida: Roma, vía Montalcini 8, interior 1. Donde también están Anna Laura Braghetti y Germano Maccari, que morirá en prisión y, tal vez, fue quien disparó contra Moro. Excepto Casimirri, que se coló en Nicaragua donde, según dicen, regenta un restaurante, se llevaron a todos. En los días del secuestro, su pareja «Sara», con Moretti, habría estado radicada en via Gradoli y tras el asesinato de Moro, se habría trasladado a Milán con Moretti, «para reorganizarse». En prisión su compañero, en el 81, tomó el mando de la banda armada. Con Antonio Savasta, Francesco Lo Bianco y Luigi Novelli, los demás de la Dirección Estratégica, le atribuyen la organización del secuestro, en Verona, del general estadounidense James Lee Dozier, de la OTAN, en diciembre de 1981. Un fracaso, el oficial Liberado por la policía y, en prisión, Savasta encontrará motivos válidos para un arrepentimiento muy significativo. La «camarada Sara» presiente el riesgo y lanza la orden de «retirada estratégica». Actualmente existe una tendencia a identificarlo en la organización. Que ya no es monolítico, los bierre se han dividido, de un lado tú y los tuyos, del otro Giovanni Senzani y lo que se llama el "partido guerrillero". Grupos que utilizan métodos "políticos" similares: la palabra decisiva es siempre armas. Ella continúa su vida clandestina. Pero la caza ha comenzado. Y un día los cazadores no tienen dudas: es ella, la presa, la que vive en un pequeño apartamento en via Diego Simonetti, en Ostia. Los carabineros capturan a un tal Giovanni Pelosi: es el 19 de junio de 1985. En prisión, reivindica su pertenencia a las Brigadas Rojas, el asesinato de Lando Conti, ex alcalde de Florencia, febrero del 86, un trágico robo en Via Rocca di Papa en Roma , febrero del año siguiente. Pero el tiempo aumenta las convicciones. Y junto con Renato Curcio, Maurizio Iannelli y Moretti, firmó también una carta al "manifiesto" para lanzar la propuesta de "una salida política y social al ciclo de luchas que se desarrolló en los años setenta". Estaba tras las rejas, en el tribunal de lo penal, pero esa tarde no había multitud. |
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