Luis Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Hernández Jara; Demetrio Protopsaltis Palma;Nelson Gonzalez Urra ; Ricardo Matias Heredia Sanchez;Katherine Alejandra Del Carmen Lafoy Guzmán; Alamiro Fernandez Acevedo; Soledad García Nannig; Paula Flores Vargas; maría Veronica Rossi Valenzuela; Aldo Ahumada Chu Han;
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“SEÑOR, LA ORDEN OS RECIBE A SU AMIGABLE COMPAÑÍA”: LOS ESTATUTOS DE LA ORDEN DE JARRETERA Y DE LA ORDEN DEL TOISÓN DE ORO. UN ESTUDIO COMPARATIVO By Amalia Yrizar. |
2. Algunos comentarios sobre las fuentes. Debemos comenzar explicando que los estatutos 5 , tanto los de la Orden de la Jarretera como los del Toisón con los que vamos a trabajar, no son en ninguno de los dos casos los fundacionales. Respecto a la primera, porque todos los documentos de los años iniciales se han perdido 6. Los estatutos con los que vamos a trabajar, son los que los especialistas han identificado como los primeros estatutos conservados, 4 Los especialistas de la orden han identificado confusiones acerca de la fundación de la misma. Los documentos contemporáneos fechan la fundación en 1368 de la Era (año 1330 de la era cristiana). Sin embargo los estudios más recientes los fechan en 1332. Juan Pérez de Guzmán, explica en su “Memoria sobre la Orden de Caballería de la Banda de Castilla”. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes,2009 que es una reproducción del Boletín de la Real Academia de la Historia , tomo 72 (abril 1918) pp.436-435 que la referencia para la fecha de la fundación de la Orden es la incorporación de Álava a la Corona de Castilla, el mismo año en que se coronó el rey en Burgos y que nació su primogénito con la reina Dª María. Todos estos acontecimientos están inequívocamente fechados en el año 1332, por lo que la fundación de la Orden de la Banda debe ser fechada en ese mismo año y el malentendido se debe a un error de los escribanos. Este es el argumento aceptado en la actualidad y el que nosotros también compartimos. 5 Las órdenes militares, como otras instituciones, tiene un documento normativo en el cual se regulan los aspectos básicos de su funcionamiento: su objetivo principal, quien puede ser miembro de dicha institución, la manera de llegar a pertenecer a ella, su jerarquía interna, las normas que deben cumplir los miembros, las penalizaciones por no cumplir alguna de las normas establecidas, etc. Este documento regulador de la institución son los llamados Estatutos. 6 John Antsis, Garter Principal King of Arms , en su obra Register of the Most Noble Order of the Garter, publicada en 1724 corrobora la pérdida de las fuentes del primer siglo de la Orden. Juliet Vale,abunda en esta opinión. datados por Lisa Jefferson (Jefferson, 1994, pp. 356-385) en 1415, cerca de sesenta años después de la fundación de la orden en 1348 7
.Por lo que se refiere al Toisón de Oro, la única versión existente de los estatutos fundacionales según Boulton (Boulton, 2000, p. 364) y Jones (Jones, 1989 p. 30) es la conocida como “texto A de la Haya ms. 76 E 14”, que ha sido datada en la primera década de vida de la orden, es decir, en torno a los años 40 del siglo XV. Este primer documento no está publicado y en la actualidad no se sabe dónde se encuentra;hasta donde nosotros sabemos, nadie lo utiliza. La versión más común y extendida de los estatutos, y con la que vamos a trabajar en este artículo, es la de 1445. Aunque esta versión no recoge los estatutos fundacionales, los mismos especialistas señalados indican que las modificaciones introducidas en ella son muy pequeñas y que sólo afectan a los capítulos referentes a los oficiales de la orden (canciller, tesorero,secretario y rey de armas), que se desgajaron del cuerpo general y se agruparon en una segunda sección. Por tanto, la utilización de una u otra versión, en nada afecta a nuestro trabajo. Esta segunda versión de los estatutos del Toisón de Oro fue muy estable y estaba vigente en el momento objeto de nuestro estudio. Por este motivo,a nuestro parecer, es un texto adecuado para analizar las cuestiones que nos hemos planteado referidas a los años iniciales de la milicia. Por último, la fecha de promulgación de los estatutos de la Orden de la Banda no está muy clara, aunque la mayoría de los especialistas consideran que fue el 9 de septiembre de 1332, fecha de la coronación del rey Alfonso XI. Los estatutos que vamos a analizar para este trabajo son los publicados por Ceballos-Escaleray Gila en 1993 que, según afirma el autor, son el resultado de su investigación delos manuscritos que se conservan en la Biblioteca Nacional de Francia y en la Real Biblioteca del Monasterio del Escorial, y que están datados en el siglo XV, es decir,cerca de un siglo después de la fundación de la orden. |
3. Sobre la fundación de la banda, la jarretera y el toisón.
Para comprender el sentido de la fundación de estas órdenes de caballería, los estatutos de los que fueron dotadas y el papel que jugaron en las distintas monarquías,es muy importante entender el contexto sociopolítico en que se fundan. 7 Hasta donde sabemos, parece que posiblemente no todas las órdenes se dotaran de estatutos en el momento fundacional sino que fueran más tardíos y, en ese caso puede que los estatutos que estamos analizando sean los iniciales. En el caso de las tres órdenes que estamos analizando es el mismo: surgen enmomentos en que las tres monarquías estaban necesitadas de “obras caballerescas”,entre las que destaca la lealtad al soberano. Alfonso XI (1311-1350) heredó el trono de Castilla con un año de edad, en 1312,cuando el reino estaba sumido en una profunda crisis política y social. Además de lalucha contra el Islam en el sur de la Península, se estaba llevando a cabo la reorganización de los reinos peninsulares del norte, en los que había numerosos conflictosinternos entre los distintos señores que aprovechaban la circunstancia de una co-rona débil por la minoría de edad del rey. La situación fue tan insostenible que, en 1325 las cortes reunidas en Valladolid decidieron declarar al rey, de catorce años,mayor de edad. Por estas razones su objetivo principal, desde el momento en que accedió a la corona fue el fortalecimiento de la monarquía. Uno de los recursos que utilizó con este fin fue reforzar el sistema de la caballería con la fundación la Orden de la Banda.También en el momento de la fundación de la orden de la Jarretera en 1348, la Inglaterra de Eduardo III (1312-1377) se encontraba en una situación difícil y violenta,con numerosos conflictos entre los nobles y de la nobleza con la monarquía. Además, estaba inmersa en una guerra exterior, la Guerra de los Cien años (1337-1453),por la que el rey inglés, en virtud de sus derechos hereditarios, reclamaba el trono de Francia. Juliet Vale (Vale, 1982, p.87) explica claramente la necesidad de Eduardo III de crear vínculos “sagrados” con los caballeros de su corte: The scale on which monetary resources had to be mobilized for the king’s conti-nental alliances in the late 1330s provoked a crisis with damaging political reper-cussions that attacked the basis of royal government. Paradoxically, it is in thisdislocation of confidence between the king and his noble subjects that some of theorder’s roots are to be found. (…) The Garter, too, needs to be seen as an inte-gral element in this broader political frame rather than a superficial and unrelatedtrimming, or a bright idea that happened to inaugurate a new period of harmonybetween Edward and his knightly subjects. It crystallized a co-operative relationshipthat had been gradually developing over several years. |
4. “…razon de facer obras de caballería”: la caballería y el poder real. Las órdenes de caballería surgieron, como hemos visto, con el objetivo de rodear al monarca de un conjunto de servidores que colaboraran de manera estrecha con el soberano en el desarrollo de su política. A través del estudio de los requisitos de ingreso especificados en los estatutos, se puede establecer con claridad cómo era ese grupo de colaboradores del cual el monarca se rodeaba, y cuáles las expectativas del mismo en relación con las obras de caballería. 4.1. To serve and be served by equals: las condiciones de acceso a la orden. To serve and be served by equals is more ennobling than to use hired services ofinferiors (Cornish, 1908, p.14). Esta idea refleja con rotundidad el objetivo perseguido por los soberanos: rodearse de iguales.La nobleza era la primera condición para acceder a una orden de este tipo, obligación sine qua non para poder ser nominado tanto en la Jarretera como en el Toisón. Ambas instituciones requerían pertenecer a un linaje, aunque ninguno de los estatutos trabajados define claramente qué se entiende por tal. Se limitan a exigir ser“noble en nombre y armas” (cap. I) en el caso del Toisón y “gentil homme de sang etchevalier sans reprouche” (art. III) en el de la Jarretera. La indefinición acerca de qué implicaba ser noble o gentilhombre sin reproche nos hace pensar que la interpretación de estos dos artículos debía ser unívoca en la época y que se refiere a nobleza notoria, puesto que en el caso de la Jarretera no se requería ninguna inquisición para determinar la veracidad de los títulos que aportaba el caballero y sospechamos quela del Toisón tampoco La segunda condición era la de ser caballero. La caballería era, por tanto, fundamental para poder entrar a formar parte de cualquiera de estas órdenes. Sobre el significado de ser caballero en la época se necesitaría un capítulo aparte, pero de momento es suficiente con tener en cuenta que era necesario ser “armado caballero” por un padrino. Hazemos saber a todos ansi a los presentes como a los venideros que congrandísimo zelo y amor que tenemos a la orden del cavallería la qual deseamoscon gran diligenica honrar y acrescentar por que por ella la Sancta fe catholicade la Sancta madre Yglesia y la paz y sosiego y prosperidat de la Republica seadefendida y honrada y guardada en quanto mejor pudiere ser […] 8 Con estas palabras se inician los estatutos de la orden del Toisón. El orden de la caballería es, por tanto, el argumento que articula esta fundación puesto que proporcionan al soberano un sistema de valores y una forma de conducta muy útiles para aglutinar la lealtad de los nobles de su reino. Además, los objetivos generales del orden de la caballería son: la defensa de la Iglesia y “la paz y sosiego y prosperidad de la República”, dos temas, como hemos visto, esenciales para los soberanos. Estas ideas quedan plasmadas de manera magistral en el siguiente fragmento de la crónica de Alfonso XI:
En primer lugar incide en el papel que los valores de la caballería representaban para las monarquías europeas. En segundo lugar, expresa el interés del rey por singularizar a un grupo concreto de caballeros y soldados respecto a los demás y “hermanarles” con el rey haciendo esta hermandad visible a través de una divisa común, finalmente introduce el aspecto de recompensa visible, que contó con una 8 Toisón de Oro, Orden del. Constituciones de la insigne Orden del Toisón de Oro. 1806. BNEMss/7422 gran acogida por parte de la nobleza. De este modo la Banda se convirtió en una cicate para el comportamiento caballeresco: “razón de facer obras de caballería”.La diferencia entre tener un título de nobleza y pertenecer al orden de la caballería era que, así como lo primero se heredaba por nacimiento, lo segundo no. La caballería nunca se heredaría, era un privilegio ganado individualmente y que no podía transmitirse. Era posible ser noble de manera hereditaria sin ser por ello caballero,sin embargo, la investidura se convirtió en la puerta de entrada en este cuerpo de élite que la nobleza reservaba para sus hijos. A partir del siglo XIV, según Jean Flori(Flori, 2001, p. 89), uno de los especialistas en este tema, la investidura de caballero experimentó una importante transformación. Ya no se realizaba con el sentido de acceder a la profesión militar sino que se empieza a conceder como muestra de reconocimiento por un servicio prestado de manera satisfactoria. Como dice Flori, “la caballería se convierte, en una promoción decorativa que se confiere como recompensa de servicios prestados o por razones diplomáticas” (Flori, 2001, p. 89).Por tanto el requisito de la caballería implicaba unas virtudes y valores del individuo, muy concretos y muy valorados por las monarquías. En este sentido, es interesante destacar que mientras que, tanto en la Jarretera (art. 3), como en el Toisón(cap. I) era imprescindible haber sido armado caballero previamente, en el caso dela Banda era diferente, se podía ser armado en el momento de acceso a la Orden, e incluso podían acceder los escuderos (art. III). Paradójicamente, en el caso de la Orden de la Banda, aunque, como hemos visto,la condición caballeresca no era obligatoria per se, la nobleza sí lo era, se requería como mínimo el rango de hidalguía para poder entrar en la orden.Una novedad introducida por la Jarretera era la condición de sociedad limitada en número. Ésta orden estaba compuesta por veinticuatro caballeros además del rey y el príncipe de Gales haciendo un total de veintiséis Knight Garter. Esta característica la introdujo después el Toisón, compuesta por treinta y un caballeros incluyendo al soberano. Esta limitación estaba destinada sin duda a marcar la condición de élite elegida. Solo un número muy reducido de nobles, nobles entre los nobles, podía llegar a acceder a estas órdenes y esta circunstancia hacía que fuera un honor reservado a una élite muy concreta. Además, el nombramiento era, en ambos casos,vitalicio de modo que la posibilidad de entrar en la orden estaba condicionada por el fallecimiento, o degradación, de uno de los miembros. Esta circunstancia condicionaba aún más la posibilidad de ser nominado para alguna de ellas y las convertía,por tanto en un elemento de prestigio muy codiciado por los nobles de los reinos. En definitiva, la entrada en la orden estaba limitada por los siguientes aspectos:la condición de caballería, el rango de nobleza y la existencia una vacante. En este aspecto la Jarretera y el Toisón difieren de la orden de la Banda que, en su deseo de sumar lealtades y aglutinar al mayor número posible de miembros, no limitaba el número de caballeros y, como hemos visto, no exigía la condición de ser caballero,aunque sí la de hombre de armas. Por este motivo admitía a los escuderos y también contemplaba la posibilidad de ser armado caballero en la misma ceremonia de admisión en la orden. Es por tanto, el número limitado, un modelo nuevo de orden de caballería que introdujo por primera vez la Jarretera y que el Toisón imitó. Otra particularidad que aportó también la orden inglesa es la condición de que todos los miembros debían ser seleccionados mediante elección de los caballeros de la orden, con excepción del Soberano que era hereditario y estaba vinculado a una corona (en el caso de la Jarretera) o a un título (en el caso del Toisón)9. Ésta circunstancia evidentemente hacía que los nobles que habían sido “seleccionados”tuvieran un sentimiento de fraternidad entre ellos que les ponía por encima y les diferenciaba de “los demás”.El análisis comparado de las ceremonias de elección necesitaría un capítulo aparte por lo que, en este caso, no vamos a estudiarlas. Sin embargo sí es relevante para nuestro estudio señalar que el papel del soberano en estas ceremonias es muy diferente en ambas órdenes. Los estatutos de la Jarretera establecían que cada miembro debía nominar a nueve candidatos, de los cuales el soberano elegiría al mása decuado de entre los propuestos (art. 19).En el caso del Toisón era diferente. Para la elección de caballeros cada miembro nominaba a un candidato, y el soberano que contaba con dos votos para esta elección, debía elegir al más votado. En caso de empate, debía emitir un tercer voto para desempatar. Como se puede observar, el papel del soberano en ambas órdenes difiere notablemente. En la orden inglesa el soberano tenía mucha libertad para nombrar al candidato, mientras que el soberano del Toisón se asemejaba a un primus inter pares y debía aceptar al candidato más votado, aunque su voto valiera el doble que el de los demás.Este análisis de las condiciones de acceso a las órdenes nos permite hacer un retrato, no sólo del caballero-tipo, sino del soberano y de la orden en sí misma. El 9 Mientras que el artículo II de la Jarretera afirma lo siguiente: Est acorde que le Roy et ses hoirs Roysd'Angleterre seront pour tousjours souverains de ladicte compaignie, las constituciones del Toisón dicenque “desta orden sere yo la cabeça y soberano y después denos los duques de borgoña nuestrossucesores” (cap. II). objetivo fundamental del soberano era, por tanto, la creación de una élite de caballeros nobles seleccionados dentro de la nobleza, un grupo de nobles entre los nobles, distinguidos de los demás por la insignia de la orden, y hermanados entre sí y con el soberano, a través de un juramento de lealtad y de respeto a unos estatutos comunes. En definitiva, si recogemos todo lo dicho hasta este momento podemos afirmar que la Orden de la Jarretera y la del Toisón de Oro pueden definirse como dos órdenes laicas compuestas por una élite nobiliaria y militar muy reducida y seleccionada que, de forma vitalicia, se comprometía a ser leal al soberano, a la orden y a sus estatutos. ¿En qué consiste esta lealtad? ¿Qué compromisos adquieren sus caballeros? Este es el punto que analizaremos a continuación. 4.2. “ Alavando cavallería”: los compromisos de los caballeros. A pesar de compartir el objetivo –aglutinar la lealtad de los nobles–, y la herra-mienta –la orden de caballería–, el estudio de los estatutos, además de permitir-nos buscar influencias mutuas, nos revela importantes diferencias entre las órdenes y, fundamentalmente, en los compromisos que exigían a sus miembros. Para este análisis, hemos identificado cuatro tipos de compromisos que compartían ambas órdenes: con la iglesia, con el soberano, con los hermanos y con la orden comoinstitución. 4.2.1. Los compromisos para con la fe-Iglesia católica. “La función de la caballería regular [militia ordinata] consiste en proteger a laIglesia, en combatir la perfidia, honrar el sacerdocio, librar a los débiles [pau-peres] de las injusticias, hacer reinar la paz en el país y –como enseña el origendel juramento– derramar la sangre por sus hermanos y, si fuera necesario, darla vida por ellos"10 .Efectivamente, una de las características que por definición eran fundamental es para la caballería en general, y para las órdenes de caballería en particular, era la defensa de la fe y de la Iglesia. Sin embargo, se observan importantes diferencias entre las dos órdenes en cuestión.En este aspecto, es llamativa la escasa atención de la Jarretera, cuyos estatutos hacen una sucinta mención a la defensa de la Iglesia. Las dos únicas referencias a ésta 10 Juan de Salisbury, Policraticus, VI, 8 Webb, C.I. (comp), Londres, 1909, p. 23. Citado por Flori,2001, p. 21 o a Dios que pueden encontrarse son muy genéricas. La primera se encuentra en la introducción a los estatutos: A l'onneur de Dieu, Saincte Marie la glorieuse Vierge et Saint George, le Roy d'An-gleterre Monseigneur Eduart [le tiers]' apres le conquest de Angleterre l'an de sonregne xxiije ordonne, estably et fonde une compaignie en son chastel de Wyndesoreen la maniere qui s'ensuit 11. La referencia a la Iglesia como institución se encuentra en el artículo 10, en el que se explica que cada caballero tendría sobre su stall 12 su yelmo y su espada en signi-fiance de celui qui les porte, et deffence de Saintte Eiglise (art. 10). Los estatutos del Toisón de Oro, en cambio, eran mucho más explícitos. En el capítulo I afirma que “[…]deseamos con gran diligencia honrar y acrescentar porque por ella la Sancta fe catholica de la Sancta madre Yglesia” (cap. I), y más adelante,en su capítulo V prosigue: “[…] hizieramos exercito para defenssion del sancta fe christiana o para defen-der y mamparar [sic] y socorrer y reyntegrar la dignidat estado y libertat dela Sancta madre Yglesia nuestra y de la Sancta Sede apostolica de Roma en talcaso los cavalleros de la dicha orden poderosos en sus personas serán obliga-dos a servirnos personalmente 13”. Queda por tanto, claramente recogido el compromiso explícito que el caballero que entra en la orden del Toisón de Oro adquiría en la defensa armada de la Iglesia.Para encontrar el precedente del Toisón en este asunto, debemos buscar en otro lugar que no sea la orden inglesa. Una vez más lo encontramos en la Orden de laBanda. Alfonso XI de Castilla decidió comenzar los estatutos de su nueva orden explicando de manera clara los objetivos que perseguía con esta fundación: Aquí se comiença el libro de la Vanda que fizo el Rey Don Alfonso de Castiellae de León. Et es fundado sobre dos razones, la primera alavando Cavallería, lasegunda lealtad. Et la razón por quel movió a lo fazer es porque la mas alta etmás preciada orden que Dios fizo es la Cavallería, et esto por muchas razones,señaladamiente por dos, la primera porque la fizo Dios para defender la su fe,
11 Jefferson, L. “MS Arundel 48 and the earliest statutes…Op. Cit. (Introducción). 12 Stall es el asiento en el coro de la capilla de San Jorge donde se celebra el capítulo de la Orden. 13 Toisón de Oro, Orden del. Constituciones… Op. Cit . Cap. V. et otrosí la segunda para defender cada uno en sus comarcas sus tierras et sus estados […] 14 En este preámbulo se establece de manera evidente la relación íntima entre caballería y defensa de la fe. Parece claro por tanto que el fundador de la orden del Toisón se inspiró para la formulación de sus estatutos en la orden castellana y no en la inglesa.Es evidente que tanto el Toisón como la Banda compartían el compromiso explícito de sus caballeros con la Iglesia. Podemos deducir que la Orden de la Jarretera lo compartía, pero de una manera implícita en sus estatutos, no expresada con la claridad delas otras dos milicias.Dentro de este apartado del compromiso con la fe, una novedad interesante que introdujo la Jarretera y que luego incorporó Felipe el Bueno al Toisón, era de carácter litúrgico y no militar: la fundación de una capilla formada por un colegio de canónigos,cuya función principal era rezar a diario por el bienestar del soberano de la orden, por sus miembros, por sus difuntos y por la cristiandad en general. Eduardo III fundó el College of Saint George con sede en la Capilla de San Jorge del castillo de Windsor vinculada a la Orden de la Jarretera. Felipe “el bueno”, por su parte, fundó una capellanía en la capilla de los duques de Borgoña en Dijon, vinculada a la del Toisón.Llama la atención que, frente a la indefinición en la defensa militar de la Iglesia, que hemos comentado, los estatutos de la Jarretera fueran mucho más explícitos que los del Toisón en el aspecto litúrgico. Definían claramente el número de canónigos, los rangos de los mismos, sus requisitos de acceso, su hábito y sus obligaciones litúrgicas,así como la creación de un cuerpo de caballeros pobres (caps. V-VIII)15 . En el Toisón este punto se reducía a un solo capítulo en el que se mencionaba la fundación de una capellanía en la Capilla de los duques de Borgoña en Dijon y la creación de un cuerpo de caballeros pobres adscritos a la misma, pero no especificaba ningún detalle al res-pecto (cap. XX). Respecto a otros compromisos litúrgicos, los caballeros de ambas órdenes tenían la obligación de participar en los servicios celebrados durante los días del capítulo general. A esta obligación, los caballeros de la Jarretera sumaban una más, la obligación de 14 Ceballos-Escalera y Gila, A. La Orden y Divisa… Op Cit. p. 57. 15 En el caso de la Jarretera, que sirvió de modelo para el Toisón, los Poor Knights debían ser militares veteranos, en situación de necesidad, es decir, sus propiedades no podían alcanzar un valor superiora £20 anuales. En el caso de que, en algún momento de su vida, llegara o superara dicha cifra perdería su lugar en el cuerpo de Alms Knights del College de San Jorge según Peter J. Begent, Chesshyre, H., Jefferson, L. The Most Noble Order of the Garter 650 Years. Londres, 1999 p. 365, nota 14. visitar la capilla de San Jorge y participar en la oración diaria comunitaria del College cada vez que se encontraran en las inmediaciones del castillo de Windsor. En resumen, podemos decir que el tipo de compromiso que establecía cada una de las órdenes para sus miembros era muy diferente. La orden de la Jarretera mantuvo un compromiso más litúrgico que militar con la Iglesia. En general el compro-miso religioso de los Knight Garter era muy relativo en este aspecto. La Orden del Toisón, en cambio, era mucho más explícita en cuanto a las obligaciones militares y menos en cuanto a las litúrgicas. 4.2.2. Los compromisos con el soberano. Si, como venimos sosteniendo, garantizarse la lealtad de los nobles-caballeros era el objetivo fundamental que perseguían los soberanos con la fundación de las órdenes de caballería, esta cuestión debería reflejarse en sus estatutos. Efectivamente,ambas órdenes dedicaban sendos artículos a afirmar que los soberanos de ambas órdenes eran el rey de Inglaterra y el duque de Borgoña respectivamente, pero los compromisos de sus caballeros con su soberano eran muy diferentes.La Jarretera es una vez más, poco clara en este aspecto porque no incluye una sola alusión explícita a la lealtad ni a la obligación de defensa del soberano. Más allá de que el soberano de la orden fuera el rey de Inglaterra (art. 2), la única condición expresada con claridad en sus estatutos se refería al caso de que un caballero dela orden deseara salir del reino. Para ello debían contar con la aprobación explícita del soberano (arts. 19, 30). La falta de detalle en cuanto a los compromisos con el soberano, da la sensación de que en el caso inglés, la lealtad era algo que se daba por supuesto para aquellos que entraban a formar parte de esta hermandad y que no era necesario expresarlo con mayor claridad.De nuevo en este compromiso, tan definitorio de la naturaleza de la orden, el Toisón de Oro es mucho más explícito que la Jarretera. El capítulo IV de los estatutos del Toisón establece lo siguiente: “Item que por la buena amistat que ha de serguardada enla dicha ordem todos los cavalleros della están obligados y en su reci-bimiento prometen tener bueno y limpio amor cerca de nos y nuestros sucessoressoberanos de la orden” (cap. IV). La orden del Toisón introdujo además una novedad, sus caballeros debían per-tenecer a la orden con exclusividad, es decir, tenían que renunciar a cualquier otra orden de caballería. Esta condición se debe a la idea de que ser leal a dos soberanos,con intereses potencialmente en conflicto, resultaba incompatible. Sin embargo, y según Boulton, la condición de exclusividad estaba haciendo que los príncipes extranjeros rechazaran su nominación al Toisón. Dado que las órdenes de caballería en el siglo XV eran expresión de alianzas político-militares entre los reyes cristianos,con objeto de conseguir reunir en la orden a soberanos extranjeros, en esta versión de 1445, (Boulton, 2000, p. 378) el soberano entendió que debía permitir a estos caballeros entrar en el Toisón sin menoscabo de su posibilidad de tener una orden propia. Por eso introdujo una pequeña modificación en el artículo II en la que seguía exigiendo exclusividad, excepto a aquellos caballeros que tuvieran su propia orden. En este asunto de la exclusividad, parece que el Toisón fue original puesto que ni la Jarretera, como hemos visto, ni tampoco la Banda aluden a un compromiso semejante. La Jarretera, una vez más, se muestra mucho más permisiva con sus miembros permitiendo que formen parte de la orden caballeros extranjeros, nobles, reyes,emperadores, etc., sin imponerles condición alguna en este sentido. Parece claro por tanto, que puesto que no se consideraba en ningún artículo la necesidad de renunciar a otras órdenes, ni se expresaba la lealtad explícita al rey de Inglaterra como soberano de la misma, no había grandes razones para que un caballero extranjero,nominado para formar parte de la Orden rechazara su ingreso. Vemos aquí una influencia de la Jarretera sobre el Toisón, que se vio obligado a rebajar sus exigencias.Una vez más el Toisón utilizaba el ceremonial para reforzar de manera visible este compromiso de lealtad con el soberano. En la ceremonia de elección, todos los caballeros, uno por uno, debían jurar, “tomando las manos del soberano” (cap.XLVII), que el candidato nominado por cada uno de ellos era fruto de una reflexión consciente y que éste era el mejor candidato: “notable cavallero delas condiciones arriba dichas bueno y utile [sic] para elsoberano y sus subcesores mayorales de la dicha ordem tierras y señoriosdellos. y para la conservacion de la honra y provecho dela misma orden. ni porparentesco amor odio provecho favor o otra afficion dexareis de elegir justa-mente en quanto pudieredes aquel que mas digno os pareciese ser allegado yescripto a esta honrada ordem y amigable compañía.”. (Cap XLVI) En la Jarretera no se produce ningún juramento de este tipo. Como veremos más adelante, los caballeros no tenían que proponer a un solo candidato sino nueve,cada uno de ellos. Esto nos lleva al siguiente compromiso, con los compañeros de la orden. 4.2.3 Los compromisos con los hermanos de la orden. La pertenencia a una orden de caballería de este tipo era, como estamos viendo,un privilegio reservado a unos pocos, nobles entre nobles, con unas características determinadas. En este sentido, los miembros de esa comunidad creaban unos vínculos especiales entre sí, la orden de caballería establecía unos compromisos entre sus miembros.En este punto es importante tener en cuenta que el soberano de la orden, además de soberano, era un caballero más de la misma, por lo que todo lo que vamos a explicar en este apartado, puede aplicarse también a éste en tanto que caballero-hermano. En línea con los demás compromisos militares de defensa y lealtad, la orden dela Jarretera establece en su artículo 31, que no debían armarse unos contra otros,sino en las guerras de su amo y señor, en su recta y justa lucha. Más allá de este compromiso, no se exige nada más que pagar estipendios para la celebración de misas por las almas de los compañeros difuntos (art. 18), para el mantenimiento del College of Saint George y de los poor knights (art. 22). Finalmente, debían participaren la misa anual de réquiem por las almas de los difuntos (art. 15). De nuevo eran obligaciones más litúrgicas que militares, las que unían a los caballeros de esta orden.El Toisón de Oro, también en la misma línea que estamos analizando, vinculaba a sus miembros mediante una serie de compromisos muy explícitos. En el apartado de los compromisos militares destacan los artículos VI-XIII en los que se estipula la obligación de informar a los hermanos de las guerras que se vayan a acometer, el compromiso de solucionar las discordias o diferencias entre hermanos de forma pacífica o por mediación del soberano, la promesa de nunca atacar a un hermano y,en caso de que alguno cayera preso, el compromiso de tratar de liberarle del cautiverio. Incluso, regula cómo articular los conflictos de lealtades en caso de que el señor natural de un caballero atacara al soberano de la orden. Como vemos, estos compromisos eran mucho más importantes que en la Jarretera.No encontramos por tanto influencias de la Jarretera en el Toisón. De nuevo parece que es la orden de la Banda la que sirvió de modelo a la borgoñona a la horade establecer la relación entre los caballeros. Sus estatutos dedican varios capítulos a regular las obligaciones con los hermanos de la orden: establece cómo deben comportarse si en el extranjero se encontraban con un caballero que lleva la banda(cap. IV), cómo resolver los conflictos entre ellos (cap. XIII) y las consecuencias que tenía herir o, incluso, matar a un hermano de la orden (caps. XIV, XV), etc
En el apartado de los compromisos litúrgicos, el Toisón introduce un aspecto interesantísimo, que es exclusivo de esta orden, y parece tomado de las órdenes monásticas o monástico-religiosas. Se refiere al examen del comportamiento ético del caballero que tenía lugar en el capítulo general. Todos los miembros del Toisón se sometían a una sesión de corrección fraterna en la que, dirigidos por una exhortación del canciller de la misma, analizaban el comportamiento de cada uno de ellos,incluyendo al soberano. Para ello debían abandonar la sala del capítulo uno por uno mientras los demás hermanos evaluaban en secreto su comportamiento, y tras volver a entrar en la sala, recibían el veredicto de lo discutido por los demás, junto con la aprobación o reprobación de su conducta. De nuevo, el Toisón se asemeja más a la orden de la Banda que a la de la Jarretera. La orden castellana, mucho más antigua y por tanto inserta en la sociedad medieval en la que surgió, proponía una “imagen” del caballero de la Orden de la Banda que mostrara su nobleza y su “saber estar”. Los caballeros de la orden debíanser modelo de conducta para los demás y, para ello, regula de manera exhaustiva el comportamiento en asuntos cotidianos: la forma de vestir y hablar (cap. V), de beber (cap. VIII), de comer (cap. VII), de comportarse con las damas (cap. VI), etc. Además, fomentaba el espíritu de fraternidad pues los hermanos debían participaren los momentos importantes de la vida de los demás. Así impone la obligación de acompañar a los hermanos en momentos tan importantes como el matrimonio (cap.XI) y la muerte (cap. XII). La Orden de la Banda pretendía, por una parte, hacer visible de manera clara la hermandad que existía entre sus caballeros y, por otra, singularizar al grupo mediante la forma de comportarse en su vida diaria. La orden del Toisón, posterior y más moderna, formada por un grupo limitado y escogido de caballeros, no necesitaba explicar cómo debía ser el comportamiento de un caballero en su vida diaria, pero sí quería asegurarse de que existiera una hermandad en el sentido más monástico, y por ello incluyó la corrección fraterna benedictina. De nuevo vemos que el Toisón de Oro tomó como modelo la Orden de la Banday estableció una relación mucho más estrecha entre los miembros de la orden que en la Jarretera. Además de los compromisos de defensa mutua y de lealtad en la batalla, implícitos en la condición de caballero, el hecho de que todos fueran examinados en cuanto a su comportamiento moral y ético de manera pública, resultando felicitado o amonestado, es una característica muy particular que no tenía parangón en la Jarretera. En esta orden, más allá de la lealtad básica de no atacarse mutuamente, no existía compromiso alguno entre sus miembros. De nuevo el análisis del ceremonial nos proporciona un ejemplo claro de cómo se hace visible esta hermandad entre los caballeros del Toisón. En su ceremonia de ingreso, tras el juramento y la imposición del collar, el neófito, besaba al soberano y era besado por éste y por los demás caballeros, en señal de bienvenida a la her-mandad (cap. LVIII).El modelo para esta ceremonia está una vez más en la Banda que recibía al nuevo caballero con un abrazo ceremonial de cada uno de los hermanos y del soberano(cap. II). La Jarretera, siguiendo su estilo, no incluía ningún acto de este tipo en su ceremonia de ingreso.En definitiva, podemos afirmar que el Toisón era una orden mucho más explícita en cuanto a las obligaciones militares que imponía a sus caballeros tanto respecto a la Iglesia como institución, como respecto al soberano de la misma y a los caballeros-hermanos. La Jarretera aparece como una orden más centrada en aspectos litúrgicos y menos comprometida en lo militar. 4.2.4. Los compromisos con la orden como institución. El último grupo de compromisos que adquirían los caballeros de este tipo de órdenes eran con la orden como institución. En este apartado es, probablemente, en el que más se asemejan la Jarretera y el Toisón, es decir, que la segunda se inspiró en la primera, en lo que se refiere, a su funcionamiento. En primer lugar, y como es lógico, ambas órdenes requerían el juramento de lealtad a los estatutos de la orden(Toisón, cap. LVII; Jarretera, art. 25). Además, los caballeros debían hacer una aportación económica destinada a la fundación y mantenimiento del colegio de canónigos y el cuerpo de caballeros pobres, así como para el pago de los oficiales de la orden (Jarretera, art. 23; Toisón,cap. 20).La última de las obligaciones que asumía un caballero en ambas órdenes es de carácter póstumo, la devolución por parte de sus herederos del collar en el caso del Toisón, y de la liga y los estatutos en el caso de la Jarretera (Jarretera, art. 29;Toisón, cap. 39).Finalmente exigían la participación en reuniones, ceremonias y ritos obligatorios que en ambas órdenes eran muy parecidas. Existían dos tipos de reuniones de caballeros, los capítulos generales y los capítulos de elección de caballeros cuando se producía alguna vacante, que en el caso del Toisón se celebraban a la vez Tanto en la Jarretera como en el Toisón, sólo se requería participar en una reunión obligatoria, el Capítulo General que en el caso de la Jarretera era anual y en el Toisón, a partir de 1445, cada tres años (Boulton, 2000, pp. 384-385). En ambas instituciones los estatutos dedican varios de sus capítulos a la descripción del ceremonial de las distintas reuniones del Capítulo General y de elección de nuevos caballeros. La comparación de este ceremonial resulta de gran interés para analizar aspectos relevantes de estas órdenes, pero, dado el limitado espacio de este trabajo,será objeto de análisis en otra ocasión. La renovación de miembros, como ya hemos dicho, venía determinada por la existencia de una plaza vacante. En el Toisón las elecciones de caballeros se realizaban dentro del Capítulo General (cap. XLII), mientras que la Jarretera requería que se convocaran capítulos específicos para la renovación de caballeros, dentro de un plazo de siete semanas tras la muerte de algún compañero (art. 19). Sin embargo,en la práctica, los especialistas afirman que se solían hacer coincidir con el capítulo general y los plazos no solían cumplirse. En cuanto a las insignias y símbolos de la orden, ambos estatutos describen detalladamente el hábito de los caballeros, especialmente el manto y la capucha. Sin embargo había diferencias entre las dos órdenes. En este aspecto en concreto la orden de la Jarretera era mucho más específica y detallada que la del Toisón. Describe los mantos de los Knight Companions (cap. 4), de los canónigos del College of Saint George (cap. 6) y hasta de los caballeros pobres (cap. 8). Ambas instituciones estipulaban cuándo deben ponerse los mantos y de qué manera. La Jarretera, además,establecía que los mantos debían custodiarse en el College en el castillo de Windsor,para asegurarse de que cualquiera que lo visitara pudiera participar del servicio divino, revestido con los canónigos y con el manto puesto (caps. 16 y 17).Los caballeros de estas órdenes recibían la insignia en la ceremonia de ingreso, (el collar del Toisón y la liga de la Jarretera) que debían llevar de manera permanente y se estipulaban castigos para aquellos que no cumplieran con esta obligación. En el caso del Toisón, en el momento de recibir el collar el soberano pronunciaba laspalabras que inician este trabajo y que sirven de título al mismo. Años más tarde, Enrique VII de Inglaterra introduciría una fórmula parecida en el momento de imponerla liga a sus caballeros. Esta vez el Toisón serviría de modelo a la Jarretera. 16 Enrique VIII introducirá en la Jarretera la obligación de llevar, además de la liga o “jarretera”un collar con la imagen de San Jorge colgando de él. Pero en los estatutos del siglo XV esto no se menciona En resumen, tras este breve análisis sobre los objetivos que perseguían los soberanos y sobre los compromisos que exigían a sus “hermanos-caballeros”, queda claro que las órdenes de caballería representaban un excelente instrumento para las monarquías europeas, con el fin de aglutinar lealtades y crear una élite de nobles caballeros entre la nobleza local y extranjera. Además, este análisis permite hacer una aproximación a las influencias mutuas entre las órdenes. Como hemos visto,había distintos modelos de órdenes de caballería, y cada soberano modelaba la suya en función de sus objetivos específicos. Por otra parte, al invitarse mutuamente a participar de las órdenes, existía un intercambio fluido de estatutos que propiciaban reformas y modificaciones en los mismos. Los soberanos tomaban ejemplo de ciertos aspectos que les resultaban interesantes de otras órdenes, para introducirlos en la suya. Las órdenes de caballería, por tanto, lejos de ser una institución anticuada y rígida eran, en la temprana edad moderna, un instrumento de gran utilidad para las monarquía europeas y en constante evolución para adaptarse a los cambios en la sociedad y cultura política de cada momento histórico. |
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