—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

sábado, 6 de diciembre de 2014

293.-Brisuras de la Casa Real Portuguesa; Barones del Café.-a



Brisuras de la  Casa Real Portuguesa.




rey de Portugal

consorte real


Príncipe real 

Príncipe de Beira

Príncipe de Beira es el título tradicionalmente otorgado al heredero del heredero al trono de Portugal, aunque originalmente el título se le otorgaba a la hija mayor del monarca reinante de Portugal. Ligado al título de príncipe de Beira está duque de Barcelos, como heredero del duque de Braganza y príncipe de Brasil (después príncipe real de Portugal).

Primer Infante de Portugal


Segundo Infante de Portugal

Tercer Infante de Portugal

Se entiende por brisada o brisura toda modificación que se introduce en el escudo de una familia para distinguir las ramas que de ella proceden.

Rey de Portugal

En campo de plata, cinco escusones de azur, puestos en cruz, cargados cada uno de cinco bezantes de plata, colocados en sotuer, y una bordura de gules cargada de siete castillos de oro, tres en jefe, dos en flanco y dos hacia la punta.

príncipe heredero 

Príncipe heredero de Portugal (en portugués: Príncipe herdeiro de Portugal) fue el título que ostentaba el heredero aparente del Reino de Portugal. Generalmente era el hijo varón mayor del rey, mientras que los otros hijos del monarca recibían el tratamiento de infantes. Después llamo Príncipes Real de Portugal.-
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príncipe de Beira

Príncipe de Beira es el título tradicionalmente otorgado al heredero del heredero al trono de Portugal, aunque originalmente el título se le otorgaba a la hija mayor del monarca reinante de Portugal. Ligado al título de príncipe de Beira está duque de Barcelos, como heredero del duque de Braganza y príncipe de Brasil (después príncipe real de Portugal).

El título, como princesa de Beira, fue creado en 1645 por el rey Juan IV, como denominación de la hija mayor del monarca, sea o no, presunta heredera de la corona. A la vez creó el título de príncipe de Brasil, reservado para los primogénitos varones del monarca, presuntos herederos a la corona. Hasta entonces, el heredero real tenía el simple título de príncipe, y la hija mayor del monarca solo lo recibía si no tenía hermanos varones.
El 17 de diciembre de 1734, el rey Juan V reorganiza el sistema de títulos de la familia real. A partir de entonces, tanto el título de Príncipe de Brasil como el Príncipe de Beira podría atribuirse a personas de ambos sexos. Se convirtieron en príncipes de Brasil todos los presuntos herederos al trono, mientras que el título de Príncipe de Beira pasa al heredero del príncipe de Brasil (segundo en la línea de sucesión a la Corona). 
1 infante


2 infante

3 infante



Nobleza brasileña.
…a partir de este momento las armas de este Imperio del Brasil serán, en un campo verde, una esfera armilar dorada sobreimpuesta en una cruz de la Orden de Cristo, la esfera rodeada por 19 estrellas de plata en un círculo azul; y una corona imperial con diamantes coronando el escudo, cuyos lados estarán rodeados por dos plantas de café y tabaco como emblemas de su riqueza del Imperio, con sus colores apropiados y unidos en la parte inferior con el lazo nacional.”
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Bandera de Imperio de Brasil.




Es un escudo inglés forrado de un campo verde, ubicandose en el centro una esfera dorada sobreimpuesta en una Cruz de la Orden de Cristo. Esta esfera esta rodeada por un círculo azul, que dentro de su interior hay 26 estrellas de plata, representando a las 25 provincias imperiales y a la capital del país (que es un principado). El borde del escudo es de oro.




Emperador

Príncipe imperial


Príncipe do Grão-Pará


Príncipe



La nobleza brasileña (en portugués: nobreza) incluye a todos los individuos y familias reconocidos por  reyes de Portugal primero y luego por el Imperio de Brasil, como miembros de la clase aristocrática. 

Duke (Duque)

Marquis (Marquês)


Count (Conde)


Viscount (Visconde)



Baron (Barão)



La nobleza brasileña se originó a su vez de la nobleza portuguesa, que también se desarrolló en Brasil durante el período colonial. Los títulos nobles eran un símbolo de poder político y pertenecían a la élite. Muchos nobles eran miembros de la derivación de las familias portuguesas, especialmente las familias que llegaron durante los primeros siglos de colonización a Bahía, Sergipe, Pernambuco, Río de Janeiro y São Paulo. La elevación de Brasil a un reino y la creación del Reino Unido de Portugal, Brasil y el Algarve en 1815, condujo a la creación de los primeros títulos nobles brasileños. Con la independencia de Brasil de Portugal en 1822, el Imperio brasileño estableció su propio sistema noble. Consistía en los títulos de duque, marqués, conde, vizconde y barón, así como honores, medallas y órdenes de caballería. 
A diferencia de la mayoría de los sistemas nobles del mundo, el brasileño nunca fue hereditario y, por lo tanto, el título se extinguió a la muerte de su poseedor. Entre 1831 y 1840, hubo una serie de nombramientos a títulos y honores sobre la base de la ley de Regencia, una corrección constitucional aún hija de la transición de la triple monarquía de la tradición portuguesa a la nueva de molde brasileño.

Barões do café.

 Durante el reinado de Pedro II, el advenimiento de la comercialización del café y la afluencia de nuevas riquezas a Brasil, favorecieron en este sentido, a los grandes productores, que obtuvieron numerosos títulos en reconocimiento de su beneficio para la economía nacional. Por esta razón, muchos se hicieron conocidos como el "barones de café" . 
Según Affonso De Taunay, alrededor de 300 titolati de la época estaban vinculados al comercio del café entre productores, comerciantes y banqueros.



Brasão_de_Francisco_Pinto_
Duarte,_Barão_do_Tinguá

Brasão_de_Joaquim_José_Gomes_
da_Silva,_Barão_de_Vila_Maria

Grandeza.

Tanto la nobleza portuguesa como la brasileña adoptaron el término Grande  del español, para designar un rango superior de nobles. El sistema brasileño, por ejemplo, automáticamente consideraba duques , marqueses condes (así como arzobispos y obispos) Grandes do Império ("Grandes del Imperio", o literalmente traducido como "Grandes del Imperio"). Los vizcondes y barones también podrían ennoblecerse con o sin grandeza ("grandeza", alternativamente "grandeza").

Los vizcondes ennoblecidos con grandeza mostraban una corona de conde en su escudo de armas, y los barones ennoblecidos con grandeza llevaban un escudo de armas coronado por una corona de vizconde.


El orden de precedencia en la nobleza brasileña era el siguiente: después de los miembros de la Familia Imperial, duques, marqueses, condes, vizcondes con grandeza, vizcondes sin grandeza, barones con grandeza, barones sin grandeza. Las grandezas brasileñas, como su nobleza, no eran títulos hereditarios.



BARONES DEL CAFE.



Brasão de armas de João Manuel de Souza, Barão de Vila Flor. Ano: 1874. Arquivo Nacional. Fundo Brasões



Propietarios de grandes haciendas dedicadas al cultivo del café en el Valle del Paraíba, Estado de Río de Janeiro en el Brasil de finales del s. XVIII y principios del XIX. El cultivo del café dio lugar durante el siglo XIX a la aparición de una nueva clase social que junto con los comerciantes apoyaba al gobierno Imperial y dominaba la política.
Los Barones del Café  eran gente que provenía de familias mas bien humildes, y que base de mucho trabajo y ambición consiguieron unas fortunas inmensas; tras muchos años de sacrificios consideraban alcanzada su meta al poder construir el palacete con grandes jardines, avenida de palmeras imperiales, capellán y mayordomo. Sus fincas tenían un tamaño medio de 120 “alqueires”, es decir unos 48.000 m2.
Los grandes propietarios tenían fincas de 250 a 600 “alqueires” y los mayores propietarios de latifundios poseían dos o más “sesmarias” que tenía cada una alrededor de una legua cuadrada, es decir 4.356 hectáreas. En el ámbito del café aparecieron nuevas ciudades, muchas fortunas y bastantes títulos nobiliarios concedidos por el Emperador. Fueron muy favorecidos por D. Pedro II (1840-1889) al que ayudaron económicamente financiando la guerra contra Paraguay.



La historia del café.
Cafeto (Coffea arabica)


La historia del café se remonta al siglo XIII, aunque el origen del café sigue sin esclarecerse. Se cree que los ancestros etíopes del actual pueblo oromo fueron los primeros en descubrir y reconocer el efecto energizante de los granos de la planta del café;​ sin embargo, no se ha hallado evidencia directa que indique en qué parte de África crecía o qué nativos lo habrían usado como un estimulante o incluso conocieran su existencia antes del siglo XVII.

La historia de Kaldi, un criador de cabras etíope del siglo IX que habría descubierto el café, no apareció escrita hasta 1671 y es probablemente apócrifa.​ Se cree que, desde Etiopía, el café fue propagado a Egipto y Yemen.
​ La evidencia creíble más temprana de cualquier bebida de café o conocimiento del árbol del café aparece a mediados del siglo XV, en los monasterios sufi de Yemen.
 Fue allí, en Arabia, donde los granos de café fueron tostados y molidos por primera vez con sal en una forma similar a como son preparados en la actualidad. Para el siglo XVI, se había expandido por el resto del Medio Oriente, Persia, Turquía y África del Norte. Luego, el café se extendió a Italia y el resto de Europa hasta Indonesia y el continente americano.
La palabra "café" proviene del término turco kahve, a su vez, procedente del árabe, qahwa, a través del italiano.​ El término árabe sería una abreviación de la expresión qahhwat al-bun o planta de café. Un posible origen de la palabra se encontraría en el Reino de Kaffa en Etiopía, de donde procedería la planta del café; su nombre allí es bunn o bunna.

Primeros usos

Existen varios relatos legendarios sobre el origen de la bebida en sí. Uno de ellos involucra al místico sufí yemení Ghothul Akbar Nooruddin Abu al-Hasan al-Shadhili. Según esta leyenda, mientras viajaba por Etiopía, observó unas aves de vitalidad inusual y, al probar las bayas que las aves estaban comiendo, experimentó la misma vitalidad. Otro relato involucra al pastor de cabras, Kaldi, quien se percató de los efectos energizantes cuando su rebaño mordisqueó las bayas rojas y brillantes de cierto arbusto, mascando la fruta en sí. Su júbilo lo indujo a llevar las bayas a un venerado musulmán en un monasterio cercano; pero dicha persona desaprobó su uso y lo echó al fuego, de donde emergió un aroma atrayente. Los granos tostados fueron rápidamente extraídos de las brasas y disueltos en agua caliente con sal, produciendo la primera taza de café en el mundo.
Los ancestros etíopes de la actual tribu oroma fueron los primeros en haber reconocido el efecto energizante de la planta de café nativa la cual preparaban con sal debido al poco comercio que existía con el azúcar.
​ Se han llevado a cabo estudios de variabilidad genética sobre diversos tipos de Coffea arabica y se ha encontrado una baja diversidad, pero que retiene alguna heterozigocidad residual de materiales ancestrales y relacionados directamente de las especies extendidas de Coffea canephora y C. liberica;​ sin embargo, hasta ahora no se ha hallado evidencia que indique en qué parte de África creció el café o entre qué nativos habría sido usado como un estimulante o conocido con anterioridad al siglo XVII.

Origen en Etiopía y Arabia

El árbol de café tiene su centro de origen en Abisinia (en la actual Etiopía)​, en el oriente de África. En el mundo sobresalen por su importancia comercial, la especie de los cafés arábigos y los de los cafés robustos. La primera especie abarca casi las tres cuartas partes de la producción mundial y se cultiva principalmente en Centro y Sur de América. El cafeto es probablemente originario de la provincia de Kafa, en Etiopía, pero la cuestión no está resuelta completamente.
Una leyenda muy comentada y difundida sobre el origen del café es la de un pastor de Abisinia (actual Etiopía), llamado Kaldi, observó el efecto tonificante de unos pequeños frutos rojos de arbusto en las cabras que lo habían consumido en los montes, efecto comprobado por él mismo al renovarse sus energías.

Kaldi llevó unas muestras de hojas y de frutos a un monasterio, donde los monjes por curiosidad las pusieron a cocinar. Al probar la bebida la encontraron de tan mal sabor, que arrojaron a la hoguera lo que quedaba en el recipiente. Los granos a medida que se quemaban, despedían un agradable aroma. Fue así como a uno de los monjes se le ocurrió la idea de preparar la bebida a base de granos tostados.
Parece que las tribus africanas, que sabían del café desde la antigüedad, molían sus granos y elaboraban una pasta utilizada para alimentar a los animales y aumentar las fuerzas de los guerreros. Su cultivo se extendió en primer lugar en la vecina Arabia, llevado probablemente por prisioneros de guerra, donde se popularizó aprovechando la prohibición del alcohol por el islam. Yemen fue un centro de cultivo importante, desde donde se propagó al resto del mundo árabe.
Se le llamó entonces qahwa (قهوة), que significa café. Los datos arqueológicos disponibles hoy en día sugieren que el café no fue «domesticado» antes del siglo XV: el proceso de elaboración de la bebida, largo y complejo, explica quizás el descubrimiento tardío de las virtudes de las semillas del cafeto, poco atractivas inicialmente. Los recientes descubrimientos (1996) de un equipo arqueológico británico, aún por confirmar, dejan entrever la posibilidad de que el consumo comenzara a partir del siglo XII, en Arabia.

Expansión en el mundo islámico

La palabra café procede de la palabra árabe qahwah que significa «estimulante». La bebida se expandió desde Etiopía y llegó a los países árabes (Persia, Yemen, Arabia…), donde el primero que describió el café fue el médico y botánico alemán Léonard Rauwolf en 1583:

«Una bebida tan negra como la tinta, útil contra numerosos males, en particular los males de estómago. Sus consumidores lo toman por la mañana, con toda franqueza, en una copa de porcelana que pasa de uno a otro y de la que cada uno toma un vaso lleno. Está formada por agua y el fruto de un arbusto llamado bunnu».

En la época en la que se introdujo el café ya había varios conflictos con la prohibición del alcohol en estos países islámicos debido a su religión. Tras la llegada del café aparecieron las cafeterías (la primera cafetería se inauguró en 1475 en Constantinopla),11​ se convirtieron en la cuna del liberalismo donde se reunían los intelectuales, principalmente filósofos y letrados, por ello los imanes ortodoxos y conservadores quisieron prohibir el consumo del café en La Meca en 1511 y en El Cairo en 1532.12​ Sin embargo, la corriente de ideas que se habían implantado en los países a través de estos establecimientos y la popularidad de la bebida hizo que las autoridades tuvieran que revocar dicha ley.

¿Amenaza para el orden público?

En La Meca, el 20 de junio de 1511, el emir Khair Bey observó a un grupo de hombres bebiendo café. Observó las características particulares y juntó a un grupo de doctores y juristas para decidir si la bebida se ajustaba al Corán, que prohíbe toda forma de intoxicación. Como observa Antony Wild, es fácil olvidar que el café es una potente droga, cuya introducción necesita de un consenso cultural, pero no de un consenso médico en Occidente. 
Por ello, agitados debates acompañaron a los inicios de la introducción del café en el mundo islámico. El entusiasmo era tal que una ley turca de la época sobre el divorcio precisaba que una mujer puede divorciarse de su esposo si éste no llegaba a proporcionarle una dosis diaria de café.
En 1511, Khair Bey hizo cerrar todas las cafeterías, llevando a cabo además una campaña de desinformación contra los perjuicios del café, cuando se enteró de que las críticas contra su poder provenían de bebedores de café. El cierre de las cafeterías causó rebeliones, lo que incitó al gobernador de Egipto a cancelar la prohibición. El consumo de café pudo entonces proseguir su desarrollo. 
En 1630 había ya un millar de cafeterías en El Cairo. La prohibición volvió de nuevo a Europa, tras la apertura de las cafeterías y, curiosamente, por las mismas razones, es decir, por creer que la ingesta de café desarrolla el espíritu crítico, favoreciendo probablemente los intercambios intelectuales entre consumidores.
El café llegó a Europa alrededor del año 1600, gracias a los mercaderes venecianos. Se aconsejó al Papa Clemente VIII prohibir el café, pues representaba una amenaza de los infieles. Después de haberlo probado, este último bautizó la nueva bebida, declarando que dejar sólo a sus infieles el placer de esta bebida sería una lástima. El café fue bien recibido por los monjes por las mismas razones que los imanes: permite mantenerse despierto durante mucho tiempo y mantener el espíritu limpio. Los musulmanes, celosos de sus plantas de Coffea arábica, prohibieron su exportación. En 1650, un peregrino musulmán, Baba Budan llegó a coger siete plantas en la India, que plantó en Mysore' y cuyas plantas descendientes subsisten todavía hoy.

Introducción en Europa y América.

Se considera que fue el botánico alemán Leonhard Rauwolf quien, por primera vez, describió el café en un libro publicado en 1583.
El café resultó especialmente reprobado por los sectores protestantes, aunque no produciría reacciones tan ásperas como el tabaco. Ya en 1611 algunos terratenientes alemanes pusieron en marcha el sistema de prohibir su difusión. Estas medidas se mantuvieron durante al menos un siglo en el norte y este de Alemania, hasta que Federico II de Prusia despenaliza su uso, sometiéndolo al pago de un fuerte impuesto. El malestar frente al café prosiguió en el norte de Europa hasta bien entrado el siglo XIX.

Kofetarica (La bebedora de café), de 1888. Óleo sobre lienzo de Ivana Kobilca (1861-1926), en el Museo Nacional de Liubliana.

Cuando en el siglo XVII llegó por primera vez el café a Europa, algunos sacerdotes católicos lo llamaron una amarga invención de Satanás, pues lo veían como un posible sustituto del vino, el cual, en su opinión, había sido santificado por Cristo. Sin embargo, según el libro Coffee, se dice que el papa Clemente VIII probó la bebida y al instante quedó cautivado. Para resolver el dilema religioso, bautizó simbólicamente el brebaje, haciéndolo así aceptable para los católicos.
En el sur y oeste de Europa se observó una mayor tolerancia. En la década de 1650 comenzó a ser muy importado y consumido en Inglaterra, y se comenzaron a abrir cafeterías en Oxford y en Londres. La primera cafetería en Londres se abrió en 1652.
Las cafeterías se convirtieron en lugares donde nacieron las ideas liberales, debido a la visita frecuente a esos lugares (donde, por cierto, se distribuían panfletos) por parte de filósofos y letrados. En 1676, esta agitación incitó al fiscal del rey Carlos II de Inglaterra a pedir el cierre de las cafeterías, citando crímenes de ofensa contra el propio rey y contra el reino. Las reacciones en contra de tal decisión fueron tales que el edicto de cierre debió revocarse. Los flujos de ideas alimentadas por el café modificaron profundamente al Reino Unido. Había más de dos mil cafeterías, según un registro del año 1700. La famosa compañía de seguros Lloyd's de Londres fue en su origen una cafetería, fundada en 1688.

En 1670 se abrió la primera cafetería en Berlín. En París, el café Procope fue el primero en abrir, en 1686, inventando una nueva forma de preparar el café: haciendo pasar agua caliente a través de un filtro con café molido.
La historia de las célebres cafeterías de Viena comenzó con la Batalla de Viena de 1683. A mediados del siglo XVIII todas las ciudades europeas tenían cafeterías, y en 1734 Johann Sebastian Bach compuso su célebre Cantata del café (BWV 211), en una de cuyas escenas una chica le pide a su padre que, si la castiga, no lo haga prohibiéndole el café, y dice que, si se casa, su marido deberá permitirle beberlo.
El café cruzó el Atlántico en 1689, con la apertura del primer establecimiento en Boston. La bebida ganó popularidad y obtuvo el rango de bebida nacional, después de que los rebeldes lanzaron al mar el té sobretasado por la corona británica durante el motín del té en Boston. Esta operación clave se preparó en la cafetería Dragón verde.
El café alcanzó su completa aceptabilidad social en el siglo XVIII. Pronto los grandes cultivos se desplazaron a Ceilán e Indonesia, consolidándose posteriormente en América del Sur.

El café comenzó a cultivarse en las colonias inglesas, en particular en Ceilán, pero las plantaciones fueron devastadas por una enfermedad y finalmente sustituidas por plantaciones de té. En 1696, los holandeses lo hicieron cultivar en Indonesia y en Java. En 1714, el capitán de infantería Gabriel Mathieu de Clieu ocultó un esqueje de una planta de café ofrecida por Holanda al rey Luis XIV de Francia y conservada en los invernaderos reales para establecerlo en las cuestas del Monte Pelée en Martinica, en Santo Domingo y Guadalupe. Cincuenta años más tarde, se cuentan 19 millones de plantas en Martinica..
Los holandeses llevaron semillas a la Guayana Neerlandesa y de ahí a la vecina Guayana Francesa. La primera plantación en Brasil se estableció en 1727 con plantas sustraídas de la Guayana Francesa a pesar de fuertes medidas de seguridad impuestas por las autoridades coloniales. Su industria dependía de la práctica de la esclavitud, que se suprimió en 1888.
En 1784 los misioneros capuchinos llevaron las primeras semillas de café a Venezuela desde el Brasil mientras que a Colombia llegaron desde las Antillas Francesas. Los primeros cultivos en pequeña escala se registraron en los últimos tiempos coloniales, sobre todo en los departamentos de Magdalena y Norte de Santander en 1785.

Cuando el café alcanzó las colonias estadounidenses, no tuvo inicialmente tanto éxito como había tenido en Europa, ya que los colonos lo veían como un pobre sustituto del alcohol. Sin embargo, durante la Guerra de la Independencia, la demanda de café aumentó hasta tal punto que los distribuidores tuvieron que agrupar las escasas existencias y subir los precios drásticamente; parte de ello se debió a la disponibilidad reducida de té de los mercaderes británicos. El consumo de café entre los estadounidenses aumentó durante principios del siglo XIX, tras la Guerra de 1812, que había acabado con el acceso a las importaciones de té, y la gran demanda durante la Guerra de la Independencia, así como muchos adelantos en la tecnología para la elaboración de la bebida cimentó la posición del café como un producto diario en Estados Unidos.
En Colombia las primeras plantaciones a mediana escala se registraron en 1808 en Cúcuta, Chinácota y Salazar de las palmas en 1813 Ignacio Ordóñez de Lara fue el primero en contar con un cultivo de 7.000 palos de café. En la región del Cundinamarca fue Tyreel Moore en 1867 quien estableció los primeros cultivos y Mariano Ospina Rodríguez en el departamento de Antioquia. 
En el Departamento de Caldas en el llamado eje cafetero colombiano los responsables fueron Eduardo Walker en jurisdicción de La Cabaña y Antonio Pinzón en el Águila y para 1890 el café se constituye en base de la economía regional. En 1886 Simón López lo extendió a la ciudad de Pereira de donde partió la expansión del cultivo a zonas del Quindío y al Valle del Cauca.
En España, a finales del siglo XIX y principios del XX, también los intelectuales comenzaron a reunirse en cafeterías, algunas de las cuales a día de hoy son auténticas instituciones: Café Gijón (Madrid, 1888), Café Novelty (Salamanca, 1905) o el Café de Fornos (Madrid, 1907) entre otros.

Popularidad en Occidente hasta nuestros días.

Durante el siglo XVIII, la bebida se hace popular en Europa, y los colonos europeos introducen el cultivo del café en numerosos países tropicales, como un cultivo de exportación para satisfacer la demanda europea. En el siglo XIX, la demanda en Europa era a menudo superior a la oferta y estimuló el uso de distintos sustitutos con un sabor similar, como la raíz de achicoria (véase la sección sobre sustitutos).
Las principales regiones productoras de café son América del Sur (particularmente Brasil, Ecuador y Colombia), Vietnam, Kenia y Costa de Marfil. Hawái tiene una pequeña producción de café de gran calidad y elevado precio, pero entre las numerosas variedades desarrolladas, el café más caro y famoso sigue siendo el Blue Mountain procedente de Jamaica. Aunque actualmente Colombia y Perú poseen numerosas plantaciones de café orgánico de altísima calidad que están empezando a ganar reconocimiento mundial. 
Durante varias décadas en los siglos XIX y XX Brasil fue el mayor productor y monopolista virtual en el comercio del café, hasta que una política de mantenimiento de altos precios generó oportunidades de negocio a otros productores, como Colombia, Guatemala, Perú, México, Venezuela, Costa Rica, Nicaragua e Indonesia.

Nota:

Esta ancestral infusión ha formado parte del ser humano durante siglos. El origen de la historia del café se localiza en Etiopía, África. Es tan antigua, que no existen documentos escritos sobre cuándo se comenzó a tomar. Eso se debe a que en aquella época, la escritura no había llegado a esas regiones.
Todo lo que tenemos son algunas leyendas tribales que han perdurado durante años, como sabiduría popular. La más famosa dice así:

Se cuenta que los miembros de las tribus observaron cómo las cabras presentaban un comportamiento más energético de lo normal, tras comer cierto tipo de bayas. Algunos de ellos decidieron probarla y comprobaron esos beneficios, siendo las primeras personas en consumir café en toda la historia de la humanidad.



Los cafés más emblemáticos de Europa.-

15 de septiembre de 2016


maison bertaux

Cafe florian

cafe fouquets

cafe europa

cafe central viena

cafe metropole


Europa no se entiende sin sus cafeterías, cuna y lugar de inspiración de grandes intelectuales, escritores, pintores y filósofos. París, Londres, Praga o Viena son sólo algunos de los puntos neurálgicos donde se concentran más cafeterías históricas y emblemáticas. En Café Saula hemos hecho una pequeña selección que no os podéis perder durante vuestros viajes por la Vieja Europa.

Café Florian (Venecia, Italia)

Dicen que es el café más antiguo de Europa. Abrió sus puertas en 1720 y ocupa un privilegiado lugar bajo los pórticos de la Plaza San Marcos de Venecia. Ilustres personajes como Goethe, Proust o Dickens se han sentado en sus mesas en busca de inspiración.

Café Central (Viena, Austria)

En la capital austríaca, además del mítico Café Sacher, origen de la deliciosa tarta que lleva el mismo nombre, hay que hacer una parada obligada al Café Central. Con más de 150 años de historia, ha sido lugar de encuentro de grandes intelectuales como Freud o Trotsky. Hoy en día los vieneses siguen frecuentando el lugar para disfrutar de su magnífico café, así como su refinada repostería y sus conciertos de piano.

Maison Bertaux (Londres, Inglaterra)

Considerada la pastelería más antigua de Londres, la Maison Bertaux fue inaugurada en 1871 por un parisino que huía del ejército prusiano. Situada en pleno Soho londinense, cerca de Carnaby, es fácil identificar su fachada pintada de azul oscuro y sus toldos a rayas azules y blancas. Hoy en día se sigue sirviendo, además de un delicioso café, unos extraordinarios pasteles y bollería elaborada a diario de forma artesanal.

Café Metropole (Bruselas, Bélgica)

Se trata de una de las cafeterías más destacadas de la capital belga, famosa por su decoración Art Nouveau. Un estilo que ha sabido conservar desde su inauguración en 1890 y que ha sido declarado como patrimonio artístico. En un ambiente exquisitamente refinado, este lugar sigue siendo una de las mejores opciones donde disfrutar de una buena taza de café.

Café Fouquet’s (París, Francia)

En su momento hicimos un post sobre las mejores cafeterías de Paris, por lo que ahora queremos añadir una cafetería que no estaba en la lista. Se trata del Café Fouquet’s, fundado en 1899 y que forma parte del Hotel Fouquet’s Barrière. Una de las cafeterías más renombradas dentro de la socialité parisién, cuyas espléndidas vistas dan a los Campos Elíseos.

Café Europa (Praga, República Checa)

Al más puro estilo Art Nouveau, este café de 1906 goza de maravillosas vistas a la Plaza Wenceslao. Su interior recuerda todo el esplendor de los viejos hoteles europeos, y aún conserva los mostradores, grandes espejos, revestimientos y lámparas originales. Por supuesto, la selección de tés y cafés que ofrece este lugar emblemático es otro de los grandes motivos por los que merece la pena hacerle una visita.



METRO DE SANTIAGO.



Pedro de Valdivia (estación)



Pedro de Valdivia es una estación ferroviaria subterránea de la línea 1 de la red del metro de Santiago de Chile; también será una estación de combinación con la Línea 7 desde 2028.​ Está ubicada entre Manuel Montt y Los Leones de la misma línea y bajo la avenida Nueva Providencia, en la comuna de Providencia.

Características y entorno

Presenta un flujo moderado y alto de pasajeros, determinado por los diferentes establecimientos educacionales de educación media que se encuentran en el sector, además de una vasta oferta de locales comerciales y varias oficinas. Cuenta con cinco accesos: tres en avenida Providencia (esquina Monseñor Sótero Sanz, esquina La Concepción y esquina Marchant Pereira) y dos en Nueva Providencia (uno entre Marchant Pereira y Carlos Antúnez y el otro avenida Pedro de Valdivia y Marchant Pereira). La estación posee una afluencia diaria promedio de 51.162 pasajeros.
Murales de la serie La ciudad, del pintor, grabador y fotógrafo Enrique Zamudio (1955), adornan las bajadas de las cuatro escaleras a los andenes. El techo de la estación está cubierto por una bóveda de 900 m² con vitrales de Juan Santiago Tapia titulados El cielo: día en la zona oriente y noche en la poniente.
Pedro de Valdivia

Ubicación
Coordenadas33°25′32″S 70°36′52″O
Dirección Av. Nueva Providencia con Marchant Pereira
 Av. Providencia con
Monseñor Nuncio Sótero Sanz de Villalba
ComunaProvidencia
Datos de la estación
Inauguración 31 de agosto de 1980
 est. 2028
ServiciosAscensores Cajero automático Tiendas comerciales
MetroArte
N.º de andenes(2 en uso, 2 en planificación)
N.º de vías4
OperadorMetro de Santiago
Servicios detallados
PosiciónSubterránea
Simbología hasta 1997Estatua de Pedro de Valdivia a caballo
Líneas
«Manuel MonttLos Leones» 
BaquedanoIsidora Goyenechea

En el entorno inmediato de la estación, se encuentra las embajadas de España, Ecuador, Finlandia, Portugal, Costa Rica, República Popular China, Austria, Haití, Uruguay y Perú, el Liceo 7 de niñas Luisa Saavedra de González, la Corporación Cultural de Providencia, las iglesias de la Divina Providencia y la católica ortodoxa; Instituto de humanidades Luis Campino, y el Hospital Dr. Luis Calvo Mackenna.

MetroArte










Pedro de Valdivia cuenta con dos proyectos de MetroArte en el interior de la estación: El Cielo y La Ciudad.
El Cielo, obra de Juan Santiago Tapia, se trata de una estructura que retrata tanto el día como la noche, a través de cristaleras instaladas en el techo de la estación, formando una bóveda. Fue instalada en 1999 luego de un año de trabajos y tiene una superficie total de 900 metros cuadrados.
La Ciudad, por su parte, se trata de una serie de murales instalados en las 4 escaleras que conectan los andenes con la mezanina. Cada mural, cuyo autor es Enrique Zamudio, representa distintos elementos pertenecientes a Santiago, tales como el sector de Plaza Baquedano, el Cerro Santa Lucía (durante el periodo de su urbanización), la estatua de Pedro de Valdivia presente en la Plaza de Armas, entre otros. Los murales fueron instalados en 1999 y están compuestos por metal esmaltado.

Origen etimológico

La estación debe su nombre a la cercana avenida Pedro de Valdivia, que, a su vez, recuerda al conquistador español Pedro de Valdivia, fundador de la ciudad de Santiago y primer gobernador de la Capitanía General de Chile.

Se simbolizaba en sus inicios con la imagen del mencionado conquistador a caballo y con un estandarte.


Accesos

AccesoIntersección
A
Av. Providencia con La Concepción
B
Av. Providencia con Monseñor Nuncio Sótero Sanz de Villalba
C
Av. Nueva Providencia con Marchant Pereira
D
Av. Nueva Providencia con Marchant Pereira
Av. Providencia con Marchant Pereira



Universidad Católica (estación)

Universidad Católica es una estación ferroviaria subterránea de la línea 1 de la red del metro de Santiago de Chile, entre Santa Lucía y Baquedano de la misma línea. Se ubica en la Alameda Bernardo O'Higgins a la altura del 270, en la comuna de Santiago.

Origen etimológico.

Su nombre se origina en que la estación se ubica justo bajo la casa central de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Se simbolizaba anteriormente con la silueta de la estatua del Sagrado Corazón de Jesús, conocido simplemente como el Cristo, que corona la fachada de su casa central.

Características y entorno.

Presenta un flujo moderado de pasajeros, correspondiente principalmente a universitarios debido a la gran cantidad de casas de estudio ubicadas en la zona. La estación posee una afluencia diaria promedio de 23 828 pasajeros.
Tiene dos accesos (uno a cada lado de la Alameda Bernardo O'Higgins. En la mesanina se puede ver la escultura de Osvaldo Peña El viaje, instalada en 2009.
En el entorno inmediato de la estación se encuentran, en el lado sur, la Casa Central de la Universidad Católica, con Medicina, Derecho, Comunicaciones y Ciencias Biológicas; el campus Andrés Bello de la Universidad de Chile, donde se ubican las facultades de Economía y Negocios y Arquitectura y Urbanismo; el Hospital de Urgencia Asistencia Pública o Posta Central; el Hotel Crowne Plaza (arquitectos Alemparte Barreta y Asociados); las Torres de San Borja con su parque.
A pasos de la entrada a la estación, se encuentra la iglesia San Francisco de Borja, de Carabineros de Chile. De estilo neogótico e inspirada en la Sainte Chapelle de París, fue terminada en 1876 con el nombre de Sagrado Corazón de Jesús y servía como capilla del hospital. En noviembre de 1975 fue traspasada a Carabineros de Chile para sus servicios religiosos y en 1982 fue rebautizada con el nombre actual.
Frente a la iglesia se alza el monumento Gloria y victoria, del escultor Héctor Román, homenaje a los carabineros caídos en servicio. Al lado se ubica el edificio de la Mutual de Seguridad (arquitecto José Gabriel Alemparte, 1999, cuando integraba la Sociedad Alemparte Barreda y Asociados).
En 2016 instalaron unos murales de mosaico —Me lo contó un chincolito, obra de la artista visual Valeria Merino—, en la boca sur de la estación.
En la acera de enfrente de la Alameda Bernardo O'Higgins, está el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), además del barrio Lastarria.

MetroArte
El viaje, de Osvaldo Peña.

Me lo contó un chincolito, de Valeria Merino.



La estación cuenta con una escultura realizada por el escultor Osvaldo Peña, titulada El Viaje. En esta escultura se retrata a una persona caminando por un estrecho camino amarillo, simulando lo que hace un pasajero del servicio cada día: realizando un viaje corto que se repite diariamente. La estatua, la cual está hecha de acero, fue instalada en la estación en 2009, aunque anteriormente se podría encontrar en la estación Pedro de Valdivia (donde se instaló originalmente en 1998).
Además, en el acceso hacia la Avenida Portugal, se encuentra Me Lo Contó un Chincolito, una obra de la artista Valeria Merino. Está compuesto por mosaicos y en cada uno se retratan distintos hitos pertenecientes al Barrio San Borja. El mural no es parte del proyecto MetroArte, sino que surgió a través de una iniciativa iniciada por los vecinos del barrio, en colaboración con Metro de Santiago y la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Accesos
AccesoIntersección
A
Alameda con José Victorino Lastarria
Alameda con Av. Portugal




Universidad Católica

Ubicación
Coordenadas33°26′25″S 70°38′25″O
DirecciónAlameda con Av. Portugal
ComunaSantiago
Datos de la estación
Inauguración31 de marzo de 1977
ServiciosAscensores Cajero automático Tiendas comerciales
MetroArte
N.º de andenes2
N.º de vías2
OperadorMetro de Santiago
Servicios detallados
PosiciónSubterránea
Simbología hasta 1997Silueta de la estatua del Sagrado Corazón de Jesús
Líneas
«Santa LucíaBaquedano»




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