Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti;
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Patricio de Azcárate Argumento de Apología de Sócrates. |
La apología puede dividirse en tres partes, cada una de las que tiene su objeto. En la primera parte, la que precede a la deliberación de los jueces sobre la inocencia o la culpabilidad del acusado, Sócrates responde en general a todos los adversarios que le han ocasionado su manera de vivir lejos de los negocios públicos y sus conversaciones de todos los días en las plazas, en las encrucijadas y en los paseos de Atenas. Sócrates, se decía, es un hombre peligroso, que intenta penetrar los misterios del cielo y de la tierra, que tiene la magia de hacer buena la peor causa, y que enseña públicamente el secreto. Sócrates responde que jamás se ha mezclado en las cosas divinas; que su enseñanza no era como la de los sofistas que exigían un salario, si bien sobre este último punto no había acusación. En fin, en apoyo de esta enseñanza popular, esforzándose en hacer ver a los unos su falsa ciencia, y a los otros su ignorancia, invoca una misión sagrada recibida del dios de Delfos. ¿Era este el camino de congraciarse, teniendo en frente los resentimientos profundos que hacía mucho tiempo había excitado su punzante ironía? No; toda esta justificación, que elude los cargos más bien que los rechaza, sólo podía servir para aumentar la desconfianza de los jueces, prevenidos ya en su contra. Así es que su verdadero valor y su interés aparecen por entero en la consecuencia moral, que Sócrates procura deducir con tanta profundidad como ironía. Dice que [44] ha conversado sucesivamente con los poetas, con los políticos, con los artistas y con los oradores; es decir, con los hombres que pasan por los más hábiles y los más sabios de todos; y como ha visto en los unos y en los otros, en medio de su exagerada pretensión a una sabiduría y a una habilidad universales, igual incapacidad para justificarlos hasta en el dominio limitado de su respectivo arte, declara que a sus ojos la sabiduría humana es bien poca cosa, o más bien, que no es nada si no se inspira en la única verdadera sabiduría, que reside en Dios, y que sólo se revela al hombre por las luces de la razón. Pero los enemigos de Sócrates no se contentaron con acusaciones generales, y formularon, por boca de Melito, estas dos acusaciones concretas: primero, que corrompía a los jóvenes; segundo, que no creía en los dioses del Estado y que los sustituía con extravagancias demoníacas. Estos dos cargos se llamaban y apoyaban el uno al otro, porque tenían por fundamento común el crimen de ultraje a la religión. Sobre el primer punto, Sócrates responde solamente que por su interés personal no era fácil que corrompiera a los jóvenes, porque los hombres deben esperar más mal que bien de aquellos a quienes dañan. Su defensa sobre el segundo punto no es más categórica. Porque, en lugar de probar a Melito que cree en los dioses del Estado, Sócrates cambia los términos de la acusación, y prueba que cree en los dioses, puesto que hace profesión de creer en los demonios, ¡hijos de los dioses! ¿Pero estos dioses son los de la república? Sobre esto nada dice. Su arenga toma de repente un carácter de elevación y fuerza, cuando invocando su amor profundo a la verdad y la energía de su fe en la misión de que se cree encargado, revela, delante de los jueces, el secreto de toda su vida. Si no ha vivido como los demás atenienses; si no ha ejercido las funciones públicas, no ha sido por capricho [45] ni por misantropía. Obedecía resueltamente la voluntad de un Dios, que desde su juventud le estrechaba a consagrarse a la educación moral de sus conciudadanos. Así es que contra sus intereses más caros, se ha visto, aunque voluntariamente, convertido en instrumento dócil de la Divinidad. ¿Y no preveía las luchas y los odios que debía causarle semejante misión? Sí; pero estaba resuelto a sacrificar en su obsequio hasta la vida. Esta confianza admirable, que enlaza y domina el debate, hace ver claramente que Sócrates cuidaba menos del resultado de su causa que del triunfo de sus doctrinas morales. En este último discurso, que le es permitido, sólo ve la ocasión de dar una suprema enseñanza, la más brillante y eficaz de todas. Se nota, sin embargo, una gran oscuridad sobre la naturaleza de ese demonio familiar, que Sócrates invoca tantas veces. ¿Era en él la luz de la conciencia, singularmente fortalecida y aclarada por la meditación y por una especie de exaltación mística? No hay dificultad en creerlo. Pero también hay materia para suponer, fundándose en algunos pasajes del Timeo y del Banquete, que Sócrates admitía, como todos los antiguos, la existencia seres intermedios entre Dios y el hombre, cuya inmensa distancia llenan mediante la diferencia de naturaleza, y ejercen en un ministerio análogo al de los ángeles en la teología cristiana. Los griegos los llamaban demonios, es decir, seres divinos. ¿Y era alguno de estos genios el que se hacia escuchar por Sócrates? Piénsese de esto lo que se quiera, la duda no desvirtúa en nada el efecto moral de las páginas más originales de la Apología. En la segunda parte, comprendida entre la primera decisión de los jueces y su deliberación sobre la aplicación de la pena, Sócrates, reconocido culpable, declara sin turbarse que se somete a su condenación. Pero su firmeza parece convertirse en una especie de orgullo, que [46] debió herir a los jueces, cuando rehusando ejercitar el derecho que le daba la ley para fijar por sí mismo la pena, se cree digno de ser alimentado en el Pritaneo a expensas del Estado, que era la mayor recompensa que en Atenas se dispensaba a un ciudadano. Moralmente tuvo razón; pero bajo el punto de vista de la defensa, no puede negarse que esta actitud altanera debió aumentar el número de los votos que le condenaron a muerte. Este era indudablemente el voto secreto del acusado, puesto que en la última parte de la Apología, una vez pronunciada la pena, dejó ver una alegría que no era figurada. Su demonio familiar le había advertido el resultado que daría el procedimiento, inspirándole la idea de no defenderse, y su muerte era a sus ojos la suprema sanción de sus doctrinas y el último acto necesario de su destino. Así es que la idea que desde aquel acto le preocupó más, fue probar que miraba la muerte como un bien. De dos cosas, una: o la muerte es un anonadamiento absoluto, y entonces es una ventaja escapar por la insensibilidad a todos los males de la vida, o es el tránsito de un lugar a otro, y en este caso, ¿no es la mayor felicidad verse trasportado a la mansión de los justos? Esta despedida de la vida, llena de serenidad y de esperanza, deja tranquilo el pensamiento sobre la creencia consoladora y sublime de la inmortalidad; creencia que una boca pagana jamás había reconocido hasta entonces con palabras tan terminantes. Ella implica ciertamente la distinción absoluta del alma y del cuerpo y la espiritualidad del alma. Aquí se ve que la Apología de Sócrates, si bien está escrita en la forma ordinaria de las defensas forenses, en el fondo es menos política que filosófica, y Platón no la ha sometido tanto al examen de los ciudadanos de Atenas, como a la de los filósofos y moralistas de todos los países. Si su objeto principal hubiera sido justificar civilmente la [47] conducta de su maestro, su defensa sería pobre, porque no consiguió probar, ni la falsedad de las acusaciones intentadas contra Sócrates, ni su inocencia ante las leyes atenienses. ¿Sócrates había atacado realmente la religión y las instituciones religiosas de Atenas? Esta es la cuestión. Siendo la religión, como las leyes mismas, una parte esencial de la constitución, el atacarla, sea valiéndose de la ironía, o por medio de una polémica franca, era un crimen de Estado. Además, no sólo era un derecho, sino que era un deber en todo ciudadano acusar y perseguir públicamente ante los tribunales al autor de tales ataques. Y es preciso confesar, que el hombre que en el Eutifron se burla de los dioses del Olimpo; que califica de cuentos insensatos las tradiciones mitológicas y de tráfico ridículo las ceremonias del culto; el hombre que se pone en guerra abierta con el politeísmo, no podía sustraerse a la acusación de impiedad. He aquí por qué Platón le defiende mal. Pero, a decir verdad, importa poco a sus ojos, y quizá entraba en su plan, sacrificar la defensa legal a fin de probar la superioridad moral de su maestro sobre los hombres de su tiempo, por la profunda incompatibilidad de sus creencias con las de éstos. Sócrates no hubiera aparecido como un gran filósofo, si hubiera sido absuelto. Entre otros caracteres, ¿su originalidad no consiste en haber creído en un solo Dios en pleno politeísmo? ¿Y no consiste su grandeza en haberlo dicho, y en haber muerto por haberse atrevido a decirlo? {Obras completas de Platón, por Patricio de Azcárate, tomo primero, Madrid 1871, páginas 43-47.} |
Azcárate del Corral, Patricio de. León, 17.III.1800 – 20.II.1886. Político e intelectual. Era hijo de Tomás Azcárate, de ascendencia navarra, y de Clara del Corral, oriunda de Santander. Cursó la segunda enseñanza en el Seminario de San Froilán, de León, y en 1819 se trasladó a Oviedo para iniciar los estudios de Derecho. Allí se afilió, en calidad de “estudiante literario”, a la Milicia Nacional, razón por la cual fue sometido más tarde a juicio de purificación. Cerrada la Universidad de Oviedo por su orientación liberal, sus estudios los concluyó en Santiago de Compostela, obteniendo el grado de bachiller en Leyes en 1826. Una vez matriculado como abogado, abrió bufete en Gijón, donde residía su familia y donde conoció a quien sería su esposa, Justa Menéndez. Allí nació, por otra parte, su interés por la filosofía, alimentada por las lecturas realizadas en la biblioteca del Instituto Jovellanos. Establecido en León desde comienzos de la década de 1830, desempeñó el cargo de secretario de la Diputación Provincial. Se vinculó, asimismo, a la Sociedad Económica de Amigos del País local y fue miembro de la Comisión artística y literaria de León, a cuyos esfuerzos se debió la formación de una importante biblioteca con fondos de los conventos suprimidos. Intervino también muy decisivamente en la adquisición del antiguo convento de San Marcos por la diputación leonesa. En 1841 resultó elegido diputado progresista por León, aunque su paso por el Parlamento le decepcionó y no volvió a repetir la experiencia. Le disgustaba la confrontación partidista, aunque ello no le impidió llevar una carrera de servidor público como jefe político o gobernador de diferentes provincias. De hecho, en 1843 fue nombrado jefe político de León por el Gobierno de Joaquín María López. Renunció al cargo en diciembre de aquel año, con lo que Azcárate vivió la etapa moderada apartado de la política, dedicado al ejercicio de la abogacía y a la educación de su numerosa prole, ya que tuvo nueve hijos, entre los que descolló el mayor, Gumersindo, nacido en 1840. Adquirió también por entonces una casa de campo y algunas fincas en el pueblo de Villimer, donde la familia pasaba los veranos en un retiro completo. Allí pudo preparar la publicación de obras filosóficas, comenzando por las Veladas sobre la filosofía moderna, escrita para suplir las carencias que observaba en la enseñanza oficial que recibía Gumersindo y para favorecer la aparición de una escuela española de pensamiento filosófico. En dicha obra adoptó una posición intermedia entre el materialismo y el idealismo. Su amigo Sanz del Río elogió cálidamente el texto con el que dio comienzo a una fecunda carrera como pensador original y como traductor. Con el Bienio Progresista, Azcárate retornó a la política activa, como vicepresidente de la Junta revolucionaria leonesa y, luego, hasta 1863, como gobernador de diversas provincias (León, Vizcaya, Santander, Murcia y Toledo), especialmente durante la larga etapa de gobierno de la Unión Liberal. Ello no le impidió seguir cultivando sus aficiones intelectuales, y así, en 1861, publicó su Exposición de los sistemas filosóficos, valorada en su momento como la primera historia crítica de la filosofía que se publicaba en España, en forma amplia e imparcial. Se jubiló en 1866 y se dedicó desde entonces a tutelar la carrera política e intelectual de su hijo Gumersindo y a acometer la edición de la Biblioteca Filosófica, mediante la que pretendió ofrecer traducciones de las obras completas de grandes pensadores. Fue también miembro correspondiente de las academias de Ciencias Morales y Políticas y de la Historia. Obras de ~: Veladas sobre la filosofía moderna, Madrid, M. Rivadeneyra, 1853; Discurso inaugural a la apertura de las cátedras del Ateneo creadas por la Sociedad Económica de Amigos del País de León, León, Viuda e Hijos de Miñón, 1856; Exposición a S. M. sobre arreglo de los fueros de las provincias vascongadas, León, Viuda e Hijos de Miñón, 1856; Exposición histórico-crítica de los sistemas filosóficos modernos y verdaderos principios de la ciencia, Madrid, Establecimiento tipográfico de F. de P. Mellado, 1861, 4 vols.; Del materialismo y positivismo contemporáneos, León, Establecimiento tipográfico de Miñón, 1870; Obras completas de Platón puestas en lengua castellana por don ~, Madrid, Medina y Navarro, 1871-1872, 11 vols.; La filosofía y la civilización moderna en España, Madrid, M. P. Montoya y Cía., 1880; Obras completas de Aristóteles puestas en lengua castellana por don ~, Madrid, Medina y Navarro, s. f., 10 vols.; Obras de Leibniz puestas en lengua castellana por don ~, Madrid, Casa Editorial de Medina, s. f. Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie Documentación Electoral, 20. F. de Castro, “Recensión de la Exposición histórico-crítica de Azcárate”, en Revista Ibérica, 5 (1862), págs. 425-438; F. Giner de los Ríos, “Don Patricio de Azcárate”, en Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, 10 (1886), págs. 149-150; VV. AA., Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, t. 6, Barcelona, José Espasa e Hijos, 1909, pág. 1366; A. Jiménez Landi, La Institución Libre de Enseñanza, I. Los orígenes, Madrid, Taurus, 1973; N. M. Sosa, Patricio de Azcárate (1800-1886), filósofo e historiador de la filosofía, Salamanca, Universidad, 1979; R. M. González Martínez, La Real Sociedad Económica de Amigos del País de León, León, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León, 1981; D. Patricio de Azcárate, un leonés universal, León, Instituto Fray Bernardino de Sahagún - Universidad de Salamanca, 1982; G. Capellán de Miguel, Gumersindo de Azcárate. Biografía intelectual, Valladolid, Junta de Castilla y León, 2005. |
Patricio de Azcárate y del Corral (León, 17 de marzo de 1800-León, 20 de febrero de 1886) fue un filósofo y político español, historiador y difusor de la filosofía moderna. Fue el primer traductor al castellano de las obras de Platón, Aristóteles y Leibniz. En 1852 decidió emprender un proyecto de traducción de Filosofía antigua y moderna para compensar así las lagunas que encontraba en los planes oficiales de estudio de esta materia, los 26 volúmenes de su Biblioteca Filosófica, que comprenden 11 volúmenes con las obras completas de Platón (1871-1872), 10 volúmenes de obras de Aristóteles (1873-1875) y 5 volúmenes de obras de Leibniz (1878). Estas traducciones, junto con su Exposición histórico-crítica de los sistemas filosóficos modernos (1861), constituyen su gran aportación al renacer filosófico en la España de la segunda mitad del siglo xix. Pero las traducciones no las realizó a partir del griego, sino que utilizó versiones en francés, lo que las hace poco confiables. Patricio Azcárate del Corral publicó en 1853 las Veladas sobre la filosofía moderna (Rivadeneyra, Madrid 1853, 474 págs.), dedicadas «a la juventud estudiosa», a la que ofrece como modelo patriótico una curiosa relación de personajes. En 1861 Azcárate publicó su segunda obra filosófica, ampliación de las Veladas, la Exposición histórico-crítica de los sistemas filosóficos modernos y verdaderos principios de la ciencia, en la que ofrece un panorama de la filosofía del momento. |
La lectura cambia el cerebro hasta lo más profundo. |
Ciencia. JUDITH DE JORGE GAMA. 24/05/2017 Un estudio con mujeres indias analfabetas demuestra que aprender a leer y escribir, incluso en la edad adulta, tiene impresionantes efectos en la estructura cerebral. El cerebro humano es sorprendentemente flexible y la lectura puede modificarlo. La lectura supone un reto enorme para el cerebro y sus efectos en el mismo son asombrosos, hasta el punto de que puede moldearlo y transformarlo profundamente, incluso cuando somos adultos. Esta es la principal conclusión de un nuevo estudio realizado con mujeres indias en la treintena, completamente analfabetas, cuyo cerebro se transformó de forma extraordinaria cuando aprendieron a leer y escribir por primera vez. La investigación, publicada en la revista Science Advances, viene a reforzar la idea de la increíble plasticidad del órgano que rige nuestras vidas y puede arrojar luz sobre algunos trastornos de la lectura, como la dislexia. Leer es una capacidad tan nueva en nuestra historia evolutiva que no puede estar «grabada» en los genes. Cuando aprendemos a hacerlo, el cerebro debe pasar por una especie de «reciclaje»: Las áreas destinadas al reconocimiento de objetos complejos, como las caras, tienen que participar en la traducción de las letras. Y algunas regiones de nuestro sistema visual se convierten en «interfaces» entre lo que el ojo ve y el lenguaje. La cuestión es que, hasta ahora, los científicos suponían que esos cambios se limitaban a la capa externa del cerebro, la corteza, que se adapta rápidamente a los nuevos desafíos. Pero resulta que la transformación que provoca abrir un libro y comprenderlo va mucho más allá. Investigadores alemanes del Instituto Max Planck de Psicolingüística y del Max Planck de Cognición humana y Ciencias del Cerebro, junto con científicos indios del Centro de Investigación Biomédica Lucknow y la Universidad de Hyderabad, descubrieron que cuando una persona adulta aprende a leer, su cerebro pasa por una reorganización que se extiende a estructuras profundas en el tálamo y el tallo cerebral . El relativamente joven fenómeno de la escritura humana, por tanto, cambia regiones cerebrales que son muy antiguas en términos evolutivos, e incluso partes centrales del cerebro de los ratones y otros cerebros de los mamíferos. «Observamos que los llamados colículos superiores, una parte del tronco cerebral, y el pulvinar, situado en el tálamo, adaptan su actividad a la de la corteza visual», explica Michael Skeide, investigador en el Instituto Max Planck de Cognición Humana y Ciencias del Cerebro en Leipzig y primer autor del estudio. «Estas estructuras profundas ayudan a nuestra corteza visual a filtrar información importante, incluso antes de que la percibamos conscientemente». Curiosamente, cuanto más tiempo pasen sincronizadas las señales entre las dos regiones del cerebro, mejores serán las capacidades de lectura . «Creemos que estos sistemas cerebrales afinan su comunicación cada vez más al tiempo que los estudiantes se vuelven más y más competentes en la lectura», señala el neurólogo. «Esto podría explicar por qué los lectores experimentados se mueven de manera más eficiente a través de un texto». Mujeres analfabetas. El equipo obtuvo estos resultados en la India, un país con una tasa de analfabetismo de alrededor del 39%. La pobreza sigue limitando el acceso a la educación en algunas partes del país, especialmente a las mujeres. Por lo tanto, casi todos los participantes del estudio , treinta en total, fueron mujeres en su treintena. Al comienzo de la formación, la mayoría no era capaz de descifrar una sola palabra escrita de su lengua materna Hindi . Se trata de uno de los idiomas oficiales de la India, basado en devanagari, una escritura con caracteres complejos que describen sílabas o palabras enteras en lugar de letras individuales. Las participantes llegaron a un nivel comparable al de un niño de primer grado después de apenas seis meses de formación. «Este crecimiento del conocimiento es notable», dice Falk Huettig, del Max Planck de Psicolingüística y líder del proyecto. «Si bien es bastante difícil para nosotros aprender un nuevo idioma, parece ser mucho más fácil aprender a leer. El cerebro adulto resulta ser increíblemente flexible », afirma a ABC. Los investigadores dicen que, en principio, el estudio también podría haber tenido lugar en Europa. Sin embargo, el analfabetismo es considerado como un tabú en Occidente, por lo que habría sido «inmensamente difícil» encontrar voluntarios. Incluso en la India, donde la capacidad de leer y escribir está fuertemente conectada a la clase social, el proyecto fue «un tremendo desafío, porque los retos logísticos eran inmensos». Los científicos reclutaron a voluntarias de la misma clase social en dos aldeas en el norte del país para asegurarse de que los factores sociales no podían influir en los resultados. Los escáneres cerebrales (resonancia magnética) se realizaron en la ciudad de Lucknow, a tres horas en taxi de los hogares de las participantes. Luz sobre la dislexia. Según los investigadores, los impresionantes logros de aprendizaje de los voluntarios no sólo proporcionan esperanza para los adultos analfabetos, sino que también arrojan luz sobre la posible causa de trastornos de la lectura como la dislexia, que se cree puede deberse a disfunciones en el tálamo, una parte del cerebro que se modificó en el experimento con solo unos pocos meses de entrenamiento en la lectura.
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puerta al infierno |
La vida de Donald Trump en imágenes. |
Portada / Editor's Picks Exclusiva Forbes: Trump ha estado mintiendo sobre las Trump Tower durante décadas. |
23 febrero, 2023 Mientras el expresidente trata de defenderse, nuevas revelaciones sobre la Trump Tower sugieren que el edificio es, y siempre fue, una suerte de fraude. Durante décadas, Trump Tower ha encarnado las distintas etapas de Donald Trump. Fue nuevo y emocionante en la década de 1980, una ocurrencia tardía en la década de 1990, famoso por la reality TV en la década de 2000, luego mundialmente conocida en la década de 2010, cuando sirvió como plataforma de lanzamiento a la presidencia. Ahora el edificio, al igual que su propietario, parece vacío y pasado de moda, de interés decreciente para la mayoría de la gente, excepto para los fiscales. Las oficinas del fiscal general de Nueva York y el fiscal de distrito de Manhattan se han centrado en Trump Tower como parte de sus investigaciones sobre los esfuerzos de Donald Trump para engañar a los prestamistas sobre el valor de sus activos. El fiscal general presentó una demanda civil de 250 millones de dólares en septiembre, acusando a Trump, su negocio y sus subordinados de fraude. El fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, heredó una investigación criminal relacionada cuando asumió el cargo el año pasado, pero dudó en presentar cargos y dos de los principales fiscales renunciaron. La oficina de Bragg dice que todavía está investigando. Tal vez el fiscal de distrito espera encontrar información adicional. Forbes tiene algunos datos extra. Desde principios de la década de 1980, mucho antes de que nuestros esfuerzos tuvieran algo que ver con una demanda de un cuarto de billón de dólares o posibles cargos penales, hemos estado examinando varios aspectos de las propiedades de Trump. Nuestro último vistazo a Trump Tower descubrió tres nuevas piezas de evidencia potencial: Los registros de propiedad muestran que el magnate inmobiliario ha estado mintiendo sobre el desempeño financiero del edificio desde que abrió por primera vez en 1983. Los documentos de impuestos y préstamos indican que Trump mintió sobre los pies cuadrados de la oficina y el espacio comercial en la base de la propiedad (que no debe confundirse con su mentira sobre el tamaño del ático en la parte superior del edificio, que Forbes expuso anteriormente). Partes de una grabación de audio de 2015, publicada aquí por primera vez, prueban que Trump estuvo personalmente involucrado en los esfuerzos por mentir sobre el valor del espacio comercial de Trump Tower. Hace nueve días, Forbes se acercó a la Organización Trump para pedir explicaciones sobre varias discrepancias en sus declaraciones anteriores. Un abogado de la firma respondió pidiendo cuatro semanas para responder y explicó que el equipo legal “ya estaba bastante ocupado”. Forbes concedió unos días extra. Luego, un portavoz de la Organización Trump envió una declaración que no abordaba las discrepancias, sino que discrepaba con el caso del fiscal general. “El intento del fiscal general de interferir con las transacciones de préstamos privados entre partes comerciales sofisticadas es completamente infundado y una extralimitación total”, dijo el comunicado. “No solo nunca hubo un incumplimiento de pago de los préstamos, sino que todos los préstamos están al día o se han pagado por completo en el curso ordinario de los negocios. De hecho, todos los bancos de Wall Street que emitieron estos préstamos se beneficiaron generosamente”. Es cierto que Donald Trump ya se ha hecho cargo de algunos de los préstamos en cuestión en el caso del fiscal general. Pero también es cierto que las últimas revelaciones de Forbes, combinadas con informes anteriores y montones de documentos ahora en manos de los fiscales, apuntan a una conclusión simple: la Organización Trump mintió sobre el valor de sus propiedades a los prestamistas durante años, y aunque múltiples personas dentro de la firma participaron en esos esfuerzos, la persona en el centro del engaño fue Donald Trump. En 1978, el futuro presidente era solo un hombre de 32 años de Queens, que tenía un padre rico y el deseo de hacerse un nombre en Manhattan. Para cumplir su ambición, se asoció con un equipo llamado Equitable Life Assurance Society, que poseía un terreno en la Quinta Avenida. Consiguió que varios prestamistas, incluido el de su padre, le prestaran a él y a su socio 130 millones de dólares para que pudieran construir un rascacielos. Cinco años más tarde, Trump Tower abrió sus puertas con gran éxito, parte del mismo Trump, quien calificó su creación como “el desarrollo inmobiliario más exitoso de los últimos tiempos”. Para respaldar tal fanfarronada, ofreció grandes números, diciéndole a Forbes que vendió el 85% de las unidades residenciales por 500,000 a 12 millones cada una antes de que se abriera el edificio. “Los apartamentos generarán 268 millones, todas las ganancias”. Repitió números similares al New York Times, que también los publicó, citando en un momento “un estado financiero de un contador externo”. Los biógrafos hicieron referencia a las mismas figuras, que se consolidaron en la leyenda de Trump. Pero los números no eran ciertos. Una nueva revisión de los títulos de propiedad muestra que en 1983, el año en que se inauguró la Torre Trump, Trump y sus socios vendieron de hecho alrededor del 60% de los apartamentos, o 150 unidades, en el edificio. Aproximadamente 130 de ellos se vendieron por menos de 500,000, y el más barato se vendió por solo 130,000. El más caro se vendió por 2 millones de dólares, una sexta parte del precio que afirmó Trump. A finales de año, él y Equitable habían tomado en 45 millones, un buen comienzo, pero no lo suficiente como para pagar los 130 millones que habían pedido prestado, y mucho menos para obtener cientos de millones en ganancias. Los apartamentos finalmente se vendieron por un total de alrededor de 125 millones, según los registros. Trump compró Equitable en 1986 y se quedó con la base del edificio, que albergaba espacios comerciales y de oficinas, incluidos algunos que usó para su propia empresa. También terminó con el penthouse, donde él y su familia se mudaron. Desde su oficina en el piso 26 y su apartamento en el 68, Trump manejó su negocio y su vida durante décadas. Invitó a Forbes varias veces, como parte de su muy publicitado esfuerzo por ascender en la lista anual Forbes 400 de las personas más ricas de Estados Unidos. La propiedad desempeñó un papel clave en el cálculo durante décadas, ya que su espacio de oficinas y tiendas minoristas siguió siendo durante mucho tiempo uno de los activos más valiosos de Trump. “Trump dice 275 millones”, decían las notas de un reportero de 1997. “Mantuvo la propiedad del espacio comercial en las plantas bajas. Trump dice que esa parte arroja 18 millones de dólares al año”. Otra mentira. Los suscriptores, al examinar el edificio casi al mismo tiempo, determinaron que la propiedad solo producía alrededor de 6.3 millones de ingresos operativos netos anuales, según los registros de préstamos. Mientras tanto, un tasador determinó que valía solo 65 millones, menos de una cuarta parte de la cifra sugerida por Trump. Para aquellos familiarizados con Trump, sus alardes sonaron ridículos. “Me reí mucho”, dice Barbara Res, quien trabajó con Trump de 1980 a 1998 y supervisó la construcción de la Torre Trump. “Quiero decir, no parecía que tuviera la cantidad de dinero que decía tener”. Pero Trump se mantuvo a la ofensiva y, finalmente, ganó más dinero. En diciembre de 2006, llegó la noticia de que Gucci se mudaría a la Torre Trump, como parte de un acuerdo masivo que generaba más de 15 millones en alquiler al año en promedio. Las ganancias aumentaron a 16 millones en 2010, según los registros de préstamos. Dos años más tarde, Trump aprovechó la caída de las tasas de interés y refinanció la propiedad, reemplazando 27 millones de deuda con un préstamo de 100 millones, reduciendo su tasa del 7.4% al 4.2% en el proceso. Trump se fue con 68 millones de dólares libres de impuestos. Lejos de estar satisfecho, siguió mintiendo. Él afirmó que su ático de 11,000 pies cuadrados tenía aproximadamente 30,000 pies cuadrados, y cambió sus estados financieros para reflejar el tamaño real solo después de que Forbes lo llamó. Esa mentira se convirtió en una prueba clave tanto en el caso del fiscal general como en la investigación del fiscal de distrito. Extrañamente, nadie parece haber profundizado en el hecho de que Trump también estaba lanzando números inconsistentes para los pies cuadrados del espacio comercial del edificio, que es mucho más valioso que el penthouse. Trump firmó su nombre en un documento que sugiere que había menos de 200,000 pies cuadrados rentables. Pero los registros relacionados con un préstamo dicen 215,000 pies cuadrados. Un prospecto para un préstamo diferente cuenta con 244,000. Un archivo de la ciudad enumera 257,000 pies cuadrados, citando un documento diferente, que de hecho dice mucho menos. Luego hay una declaración de Trump que enumera el espacio comercial en 114,000 pies cuadrados, aunque otra dice 46,000. Con tanta información contradictoria circulando, es difícil determinar el tamaño real de la propiedad. Pero un lugar lógico para comenzar es el documento fundacional de Trump Tower, su declaración de condominio. Presentado en 1983, enumera los pies cuadrados de cada parcela en el edificio, incluido el espacio comercial. El documento dice que esa parte de la Torre Trump mide 235,000 pies cuadrados, y una nota al pie explica que 53,000 de esos pies cuadrados cubren elementos comunes como ascensores, baños públicos, áreas mecánicas, patios al aire libre y un pozo de alcantarillado. Resta el espacio común y te quedan solo 182,000. Nunca se registraron enmiendas contra ese paquete que sugirieran un cambio en los números. Al apelar sus impuestos a la propiedad, la Organización Trump enumeró una cifra general similar de pies cuadrados: 234,000. Aunque los documentos dejaron en claro que una pequeña parte de ese espacio no se podía alquilar, la firma del expresidente también parece haber usado el espacio común para sugerir grandes vacantes en el edificio, lo que teóricamente podría disminuir el valor de la propiedad. Los documentos fiscales de 2009 y 2010, obtenidos a través de una solicitud de libertad de información, enumeraban 234,000 pies cuadrados en la propiedad, pero decían que 45,000, o el 19%, de esos pies cuadrados estaban vacantes. Las presentaciones posteriores, para los años entre 2011 y 2017, sostuvieron que entre el 11% y el 22% de la propiedad estaba vacía. Cuando la Organización Trump estaba interactuando con los prestamistas, por otro lado, la firma actuó como si casi no hubiera vacantes. Un prospecto de préstamo relacionado con el refinanciamiento de 2012 decía que la Organización Trump marcó su tasa de ocupación en 92% en 2010, 99% en 2011 y 99% en 2012. ¿Qué pasó con todo el espacio “vacante” que figura en sus declaraciones de impuestos esos mismos años? Parece haber sido incluido como parte del propio espacio de la Organización Trump, enumerado en aproximadamente 75,000 pies cuadrados en el prospecto de 2012, aproximadamente 30,000 más de lo que sugieren los documentos fiscales de ese periodo. Forbes trató de sumar el espacio que el prospecto describía que usaba la Organización Trump para ver si totalizaba 75,000 pies cuadrados, pero solo encontramos alrededor de 49,000. ¿Cómo aparentemente convenció Trump a sus prestamistas de que estaba ocupando casi 30,000 pies cuadrados de espacio adicional? Tal vez incluyó parte del espacio común como parte del total de su empresa, lo que hizo que el edificio pareciera tener más pies cuadrados de oficinas y espacio comercial de lo que realmente tenía. De alguna manera, también encontró una manera de hacer creer a sus prestamistas que los pies cuadrados de oficinas y tiendas minoristas sumaban 244,000 pies cuadrados, mucho más de lo que sugería la declaración del condominio. La manipulación de números se trasladó a los estados financieros personales de Trump, que las autoridades dicen que pasó a los prestamistas. En esos documentos, el magnate de bienes raíces marcó la Torre Trump en valores absurdos, parte de su esfuerzo más amplio para hacer que el imperio Trump pareciera que valía más de lo que realmente valía. El engaño relacionado con el espacio comercial de la Trump Tower llegó a su punto máximo en 2015, cuando las declaraciones decían que el terreno valía 881 millones, a pesar de que los tasadores lo habían valorado en aproximadamente la mitad de esa cantidad tres años antes, y las ganancias habían disminuido durante esos tres años. Para justificar su altísima valoración, la Organización Trump basó su cálculo por completo en la venta de un solo edificio de marquesina al otro lado de la calle, que se vendió a un precio por pie cuadrado que las publicaciones inmobiliarias denominaron “récord mundial” en ese momento. La Organización Trump luego aplicó esa métrica a la cantidad de pies cuadrados dentro de la Torre Trump. O al menos, a la cantidad de pies cuadrados que afirmaba que había en Trump Tower. Los registros internos muestran que la Organización Trump llegó a su valoración de 881 millones al contar 246,000 pies cuadrados de espacio en el edificio, aproximadamente 10,000 más que la cifra que figura en la declaración del condominio. Luego, el cálculo dividió esa cifra en 46,000 cuadrados de espacio comercial y 200,000 pies cuadrados de oficinas, sin mencionar espacios comunes como áreas mecánicas o pozos de alcantarillado. El resultado final: Trump, que tenía muchas razones para querer parecer más solvente ante los bancos, infló el valor de su propiedad en unos 400 millones de dólares. No hay duda sobre la participación personal de Trump en esto. Su estado financiero de 2015 es explícito: “El valor actual estimado de 880,900,000 se basa en una evaluación del Sr. Trump junto con sus asociados y profesionales externos”. A lo largo de los años, líneas similares aparecieron a lo largo de sus declaraciones infladas, en referencia a varios activos. Una vez testificó, bajo juramento, que revisa los estados de cuenta anuales con su director financiero, Allen Weisselberg, y que generalmente los tiene a mano en su propio escritorio. A pesar de las cifras absurdas que contienen los documentos, Trump también ha firmado papeles de su puño y letra certificando su veracidad. Y ha enviado personalmente los extractos a los bancos. “¡Ojalá quede impresionado!” dijo en una nota de 2011 al CEO de Deutsche Bank Securities. Envió a sus empleados para ayudar a impulsar los números. En un caso, el director financiero de Trump, Weisselberg, le dijo a un reportero que el espacio comercial del edificio medía 257,000 pies cuadrados, una cifra que también apareció en algunos documentos de la ciudad, pero que era más alta que la cifra que figura en los documentos de préstamos e impuestos. Pero nadie llevó las cosas tan lejos como Trump, como se hizo evidente en una entrevista de septiembre de 2015 con Forbes dentro de la Torre Trump. “Si quisiera vender la Trump Tower hoy, obtendría 2,500 millones de dólares”, dijo, duplicando aproximadamente la cantidad que Weisselberg había sugerido previamente a Forbes y triplicando la cifra que figura en su estado financiero inflado. “Tratamos de decírselo a [otro reportero]”, saltó Weisselberg, tal vez olvidando que el número que trató de decirle al otro reportero era una fracción de la cifra que Trump ahora reclamaba. “Hay una compensación al otro lado de la calle por 1,800 millones. Me ignoró. Totalmente… “Eso se vendió por 1,800 millones, y es más pequeño”, dijo Trump, refiriéndose al edificio vecino Crown, que de hecho era casi 150,000 pies cuadrados más grande que su espacio en Trump Tower, según los propios documentos de la Organización Trump. Luego, Trump aumentó el precio de venta del Crown Building, sugiriendo que solo sus escaparates alcanzaron 1,800 millones y lamentando la estimación mucho más baja que había sugerido Forbes. “Cuando esto se vende, el comercio minorista de aquí se vende por 1,800 millones, ¿y me bajaron a 469 millones?” dijo Trump. “Es una broma.” Más adelante en la conversación, uno de los reporteros le preguntó a Trump sobre las ganancias en su edificio. Weisselberg saltó. “Vaya por la composición”, dijo, refiriéndose a la venta reciente, a pesar de que la Organización Trump valoró el edificio en otros años en función de su rentabilidad. “Tienes un borrador. Tienes una verdadera compensación. Pero Trump no pudo resistir una oportunidad de aumentar sus ganancias también. “¿Qué hará, 80 [millones]? ¿Setenta?” le preguntó a Weisselberg, antes de responderse a sí mismo. “Hará 80, 90 millones este año”. El edificio en realidad ganó más de 15 millones de ingresos operativos netos ese año, según los registros de préstamos e impuestos. Las mentiras eran tan claras como interminables, una continuación de la cruzada de años de Trump para convencer a todos (sus prestamistas, los medios y el público) de que era miles de millones de dólares más rico de lo que realmente era. Ahora que el fiscal general de Nueva York avanza con su demanda civil, la pregunta más importante es si el fiscal de distrito de Manhattan se unirá a uno penal. El Departamento de Justicia, que recibió una referencia penal de la oficina del fiscal general del estado, teóricamente también podría presentar cargos. Quienes conocen a Trump desde hace décadas ya entienden cómo respondería. “Culpará a todos los demás, culpará a Weisselberg, culpará a quien sea”, dice Barbara Res, la ejecutiva que ayudó a Trump a construir su torre más famosa. “Sabes, mi conocimiento de él es que nadie tomó una decisión sin su aprobación”. Por Dan Alexander |
VIVENCIA |
La biblioteca de Quisling. |
Vidkun Abraham Lauritz Jonssøn Quisling (Fryrerdal, Telemark, 1887 - Oslo, 1945) Político noruego que fue activo colaboracionista de los nazis. Durante la Segunda Guerra Mundial llegó a presidir el gobierno noruego que colaboró con las tropas de ocupación de Hitler. Nacido en el seno de una familia de pastores, recibió de su padre el amor por la historia nacional. Tras acabar sus estudios universitarios, en 1911 ingresó en el ejército, en el que alcanzó el grado de oficial de artillería. Fue nombrado agregado militar en la embajada noruega en Petrogrado entre 1918 y 1919, año en el que pasó a ocupar el mismo cargo en la embajada de Helsinki. Posteriormente comenzó a trabajar para la Sociedad de Naciones, en la que colaboró entre 1921 y 1925 con Fridtjof Nansen en la distribución de alimentos y ayuda humanitaria en la URSS y en Armenia, países que tras la Revolución Rusa y la Guerra Civil carecían de los medios más básicos. Ante la ausencia de relaciones diplomáticas entre Gran Bretaña y la Unión Soviética, comenzó en 1927 a representar los intereses británicos en el segundo país desde la embajada de Noruega en Moscú. A su regreso a Noruega en 1929 comenzó su actividad política, dejando patente su ideología conservadora y claramente anticomunista. Fue nombrado ministro de Defensa en 1931 como miembro de un partido de corte agrario. Se hizo famoso en todo el país cuando ordenó reprimir duramente una huelga mantenida por los trabajadores de las centrales hidroeléctricas. Abandonó el gobierno en 1933, tras el fracasado intento de unir a todos los partidos conservadores para formar su propio partido, la Unión Nacional (Nasjonal Samling). Esta organización fue derivando hacia posiciones fascistas, especialmente desde que Hitler tomó el poder en Alemania. Quisling estableció estrechos vínculos con el Führer gracias a la intermediación del Dr. All, teórico del movimiento fascista noruego. El Partido Nazi otorgó numerosas ayudas económicas a la Unión Nacional. El político noruego era partidario de la tesis de la expansión vital. Se declaró totalmente contrario al liberalismo y la democracia, y mostró especial inquina al comunismo y los sindicatos. Veía a la civilización urbana como la causa de la decadencia de la sociedad de su país; según su opinión, lo único que salvaría al pueblo sería el retorno a la naturaleza y al trabajo de la tierra y el establecimiento de un régimen autoritario. Poco a poco su pensamiento fue derivando hacia posturas cada vez más racistas y antisemitas. Comenzó a exaltar la pureza de la raza noruega, y llamaba a la lucha contra el capitalismo, al que calificaba de judeo-inglés. A pesar de sus intentos, su partido nunca consiguió ser aceptado por la sociedad noruega, y no consiguió obtener un escaño en el Parlamento del país. En las elecciones legislativas de 1933, el partido obtuvo 27.847 votos y, en las de 1936, 26.576. Viajó en diciembre de 1934 a Montreux, localidad en la que se celebró un Congreso al que acudieron los principales líderes del fascismo europeo. La Unión Nacional adoptó las formas exteriores de los partidos fascistas. Sus miembros comenzaron a vestir uniformes y se adoptó como emblema de la organización la Cruz de Olaf. Quisling fundó dos fuerzas paramilitares, los Hird y los Förergarde, que actuaban como las SS y las SA alemanas. Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, mantuvo una entrevista con Hitler (diciembre de 1939), en la que le pidió la inmediata ocupación de Noruega por las tropas alemanas. En abril de 1940, cuando las tropas alemanas entraron en el país, se encontraron una fuerte estructura colaboracionista compuesta por 30.000 hombres que había organizado Quisling. El enviado del gobierno nazi intentó sin conseguirlo que el monarca noruego Haakon VII nombrara primer ministro al líder de la Unión Nacional, en sustitución del destituido gobierno elegido democráticamente. Quisling se autoproclamó presidente, pero fue depuesto por los alemanes el 15 de abril y sustituido por un gabinete encabezado por el gobernador civil de Osla, Christensen. Dirigió las operaciones contra los miembros de la resistencia y de la oposición fieles al gobierno en el exilio establecido en Londres, cuyas acciones impedían el establecimiento de un régimen fascista. A partir de 1941, las autoridades locales, los funcionarios, los jueces y la mayoría de los profesores fueron reemplazados por miembros de la Unión Nacional. En 1942, los alemanes lo impusieron como primer ministro de un gobierno títere que debía de responder ante el comisionado del III Reich en Noruega, Josef Terboven. Las autoridades civiles y militares alemanas permanecieron en sus puestos. Quisling comenzó a aplicar una política destinada a extender el fascismo en todos los sectores de la sociedad noruega, en la que encontró una dura resistencia a sus intenciones. Quería integrar a Noruega en lo que él consideraba la Europa del Orden Nuevo, en la cual los países nórdicos debían de jugar un papel fundamental. Su impopularidad fue en aumento en todo el país. Fue el responsable del traslado de mil judíos noruegos a los campos de concentración alemanes. En 1943 declaró que Noruega se convertía oficialmente en un estado fascista y manifestó que el Rey y sus herederos habían perdido sus derechos, por lo que la familia real se vio obligada a abandonar el país. Cuando las tropas alemanas, con la colaboración de Quisling, intentaron reclutar soldados entre la población noruega, todo el país se opuso a esa medida, de formar que se desistió del plan. Como contrapartida, se llamó a filas a todos los miembros de la Unión Nacional que contaban entre 18 y 45 años. Quisling fue detenido en febrero de 1945, cuando las fuerzas aliadas consiguieron expulsar a los alemanes de Noruega. Fue juzgado por un Consejo de Guerra bajo las acusaciones de criminal de guerra y de colaboración con el enemigo. Se le declaró culpable y fue condenado a la pena capital. Murió fusilado el 24 de octubre de 1945 en la Fortaleza de Akershug en Oslo.
Al ser hijo de un pastor de la Iglesia de Noruega, Quisling fue criado como luterano y se interesó en la religión y la metafísica; con el tiempo, reunió una biblioteca que incluía las obras de Spinoza, Kant, Hegel y Schopenhauer, aunque no parece haber seguido a los filósofos modernos. Aunque era solo un filósofo aficionado, se mantuvo al tanto con los desarrollos en la mecánica cuántica y combinó ambas para crear una nueva religión que denominó "Universismo" (o "Universalismo"), basada libremente en el cristianismo. Sus escritos originales se extienden a unas supuestas dos mil páginas sobre el tema. Tomó prestado el término "Universismo" de un libro de texto sobre filosofía china y describió cómo su filosofía «seguía la teoría universal de la relatividad, de la cual las teorías específica y general son instancias especiales». Quisling quería que el universismo fuera la religión oficial del Estado de su nueva Noruega. Su magnum opus estaría dividida en cuatro partes: una introducción; una descripción del aparente progreso de la humanidad de una conciencia individual a otra cada vez más compleja; una sección sobre sus principios de moralidad y ley; y una sección final sobre la ciencia, el arte, la política, la historia, la raza y la religión. La conclusión debía ser titulada "La clasificación y organización orgánica del mundo", pero la obra quedó inconclusa; en general, Quisling trabajó rara vez en ella durante su tiempo en política. Su biógrafo Hans Fredrik Dahl describe esto como «afortunado», ya que Quisling «nunca habría conseguido reconocimiento» como un filósofo. Durante su juicio y, particularmente, después de haber sido sentenciado. Quisling se interesó una vez más en el universismo. Vio los acontecimientos de la guerra como parte de la tendencia hacia el establecimiento del reino de Dios en la Tierra y justificó sus acciones en esos términos. Durante la primera semana de octubre, escribió un documento de cincuenta páginas titulado Aforismos universísticos, que representaban «una revelación casi extática de la verdad y la luz por venir, que llevaba la marca de nada menos que un profeta» El documento también fue notable por su ataque contra el materialismo del nacionalsocialismo y su rechazo del racismo y antisemitismo, los cuales había suscrito con anterioridad. Además, trabajó simultáneamente en un sermón, "Justicia eterna", que reiteraba sus creencias fundamentales, incluyendo la reencarnación. |
La Biblia de Ginebra: versión olvidada. |
¿POSEE el lector una Biblia compacta, de tamaño manual y letra cómoda? ¿Le facilita su formato la búsqueda de los pasajes? Si así es, tiene una gran deuda con la versión inglesa de 1560 conocida como Geneva Bible (Biblia de Ginebra). Hoy, sin embargo, son pocos los que han oído hablar de esta traducción, pese a que en su día fue un éxito editorial y gozó del favor del público tanto por su fama de fidelidad textual como por su innovadora presentación y diseño. Cabe señalar, además, que de ella citaron los dramaturgos ingleses Shakespeare y Marlowe. Ahora bien, ¿a qué se debe que esta popular Biblia inglesa del siglo XVI se imprimiera en Ginebra, ciudad suiza de lengua francesa? ¿Cuáles fueron sus rasgos distintivos? ¿Por qué dejó de editarse? ¿Qué beneficios nos reporta en la actualidad? Una Biblia con nuevas características. Los traductores fueron un grupo de refugiados religiosos que huyeron de la represión y la amenaza de ejecución tras el ascenso de María Tudor al trono de Inglaterra en 1553. Aquellos estudiosos fueron bien acogidos por la comunidad protestante de Ginebra, ciudad que, con su tradicional industria tipográfica, era un floreciente centro de traducción y edición de las Escrituras. La nueva Biblia fue obra de William Whittingham y sus ayudantes. Tras su aparición, en 1560, el público inglés se lanzó a leerla con avidez. Ofrecía una lectura más fácil que las versiones anteriores y era la primera Biblia inglesa en contar con versículos numerados, sistema que hoy tiene vigencia universal. También incluía titulillos, es decir, palabras clave en la parte superior de cada página que facilitaban la localización de pasajes. Además, en vez de utilizar gruesos caracteres góticos, inspirados en los manuscritos, empleaba tipos más claros, semejantes a los que suelen usarse en las Biblias inglesas actuales. Las versiones anteriores, preparadas para leerse sobre un atril en las iglesias, se habían producido en el voluminoso e incómodo tamaño folio. Pero la nueva era la mitad de grande, lo que la hacía manejable y adecuada para la lectura y el estudio en privado, además de mucho más económica. En busca de un texto fiel. Los traductores procuraron con empeño conservar el sabor y el sentido del texto hebreo. Mantuvieron el nombre divino, Jehová, en pasajes como Éxodo 6:3 y 17:5, y Salmo 83:18. Además, pusieron en cursiva las adiciones al texto que consideraron necesarias e incluyeron entre corchetes las palabras añadidas por exigencias de la claridad gramatical. Esta Biblia se convirtió enseguida en la versión oficial de Escocia. También se usó ampliamente en Inglaterra, y se cree que acompañó a los colonizadores ingleses en su famoso viaje de 1620 a lo que hoy es Estados Unidos. También se introdujo en otras colonias británicas, incluida la más lejana: Nueva Zelanda, cuyo gobernador, sir George Grey, la obtuvo para su colección en 1845. Notas marginales polémicas. Las extensas notas, que contribuyeron a la prolongada popularidad de esta versión entre los lectores, fueron añadidas por los traductores para aclarar las partes más difíciles. No obstante, no eran nuevas, pues ya las había utilizado Tyndale en su “Nuevo Testamento” de 1534. Esta Biblia contenía además grabados, prefacios y mapas, todo ello para facilitar la comprensión del texto. En el mismo volumen había tablas genealógicas, resúmenes y hasta una sección que fomentaba la lectura diaria de las Escrituras. Aunque la jerarquía anglicana admitía en privado la excelencia de la traducción, en público la criticaba por la supuesta radicalidad de sus notas. Matthew Parker, arzobispo de Canterbury, se refirió a ellas como “diversas notas perjudiciales”. A su vez, el rey Jacobo I las tildó de “muy parciales, falsas y sediciosas”, lo cual no resulta nada extraño, ya que algunas cuestionaban el “derecho divino” de los monarcas. Deja de editarse. En 1604, el rey Jacobo autorizó una nueva versión con la esperanza de librar para siempre a Inglaterra de la Biblia nacida en Ginebra. El historiador teológico Alister McGrath afirma que “la persistente popularidad de la Geneva Bible fue el mayor obstáculo que tuvo que superar la King James Version (Versión del Rey Jacobo) para ganar aceptación en el siglo XVII”. Por años, el público siguió prefiriéndola, y en Escocia se mantuvo como versión oficial. La última edición apareció en 1644. La Sociedad Bíblica Británica y Extranjera destacó que “un examen de la King James Version de 1611 muestra que sus traductores [...] estuvieron más influidos por la Geneva Bible que por cualquier otra versión inglesa”. En efecto, muchas innovaciones en su presentación, así como buena parte de sus expresiones, fueron incorporadas en la Biblia patrocinada por Jacobo I. Perdura su influencia. Aunque la King James Version, conocida también como Authorized Version (Versión Autorizada), terminó reemplazando a la Biblia editada en Ginebra, esta conserva un importante lugar en la historia de la literatura. No solo estableció nuevos niveles en lo que se refiere a la traducción y presentación, sino que constituye un eslabón trascendental en la cadena de revisiones de la Biblia en inglés. Fomentó la lectura y el estudio de las Escrituras entre una amplia gama de personas que de otro modo tal vez no hubieran tenido acceso a ellas. Al preparar el camino para la King James Version, también permitió que varias frases bíblicas se introdujeran en la lengua y la literatura inglesas. Así pues, aunque la versión que nació en Ginebra haya caído en el olvido para la mayoría, ciertamente ha dejado su huella. Formato.
La Biblia de Ginebra fue la primera Biblia en inglés en usar números de versos basados en el trabajo de Stephanus (Robert Estienne de París, en este punto que vive en Ginebra). También tenía un elaborado sistema de comentarios en glosas marginales. Esta anotación fue hecha por Laurence Tomson, quien tradujo (para la Biblia de Ginebra de 1560) las notas de L'Oiseleur sobre los Evangelios, que ellos mismos vinieron de Camerarius. En 1576, Tomson agregó las notas de L'Oiseleur para las Epístolas, que provienen de la edición de la Biblia en griego y latín de Beza (1565 y versiones posteriores). A partir de 1599 se agregaron las notas de Franciscus Junius sobre la Revelación, que reemplazaron las notas originales derivadas de John Bale y Heinrich Bullinger. La imagen de ambas iglesias de Bale tuvo un gran efecto en estas notas, así como en el Libro de los Mártires de Foxe. Tanto la anotación de Junius como la de Bullinger-Bale son explícitamente anticatólicas y representan a muchos apocalipsis protestantes populares durante la Reforma. La Biblia de Ginebra de 1560 se imprimió en tipo romano, el tipo de letra que se usa habitualmente en la actualidad, pero muchas ediciones utilizaron el tipo antiguo de letra negra ("gótico"). De las diversas traducciones posteriores de la Biblia en inglés, la siguiente en usar el tipo romano fue la Biblia Douay-Rheims de 1582 (Nuevo Testamento) y 1609-10 (Antiguo Testamento). La Biblia de Ginebra también se publicó en tamaños más convenientes y asequibles que las versiones anteriores. La Biblia de 1560 estaba en formato de cuarto (área de tipo 218 × 139 mm), pero también se emitieron ediciones de octavo de bolsillo, y algunas ediciones de folio grandes. El Nuevo Testamento se emitió varias veces en tamaños desde cuarto hasta 32.º (el más pequeño, área de tipo 70 × 39 mm ). A finales del siglo XVI es probable que el Nuevo Testamento de Ginebra cueste menos de una semana de salario, incluso para los trabajadores peor pagados. La Biblia de Ginebra de 1560 contenía una serie de ayudas de estudio, incluidas ilustraciones de grabados en madera, mapas y "tablas" explicativas, es decir, índices de nombres y temas, además de las famosas notas marginales. Cada libro fue precedido por un "argumento" o introducción, y cada capítulo por una lista de contenidos con números de versos. Las ediciones de formato más pequeño pueden no estar ilustradas y carecer de notas marginales, pero algunas ediciones en folio grandes tienen ilustraciones adicionales, como una que muestra a Adán y Eva, donde Adán lleva una barba y un bigote isabelinos típicos. La Biblia de Ginebra y el Rey Jacobo I En 1604, un año después de reclamar el trono de Inglaterra en 1603, el Rey James I fue el anfitrión y presidente de una conferencia sobre asuntos religiosos, la Conferencia de Hampton Court. Si bien la Biblia de Ginebra era la Biblia preferida de los protestantes anglicanos y puritanos durante la era isabelina, al rey Jacobo I no le gustaba la Biblia de Ginebra e hice que sus puntos de vista se conocieran claramente en la conferencia: lo peor. " Aparentemente, su disgusto por la Biblia de Ginebra no fue necesariamente causado solo por la traducción del texto al inglés, sino sobre todo por las anotaciones en los márgenes. Sintió que muchas de las anotaciones eran "muy parciales, falsas, sediciosas y que saboreaban demasiados conceptos peligrosos y traidores ..." Con toda probabilidad, vio las interpretaciones de Ginebra de los pasajes bíblicos como "republicanismo" anticlerical, que Podría implicar que la jerarquía eclesiástica era innecesaria. Otros pasajes parecían particularmente sediciosos: en particular, las referencias a las monarcas como "tiranos". De ahí se pudo cuestionar la necesidad de un rey como jefe de la iglesia y del estado. James había estado lidiando con problemas similares con los líderes religiosos presbiterianos-calvinistas en Escocia, y no deseaba ninguna de las mismas controversias en Inglaterra. Además, si las anotaciones estuvieran en forma impresa, los lectores podrían creer que estas interpretaciones son correctas y fijas, haciendo que sea más difícil cambiar las mentes de sus sujetos acerca de los significados de pasajes particulares.
Entonces, cuando al final de la conferencia dos puritanos sugirieron que se produjera una nueva traducción de la Biblia para unificar mejor la Iglesia Anglicana en Inglaterra y Escocia, James aceptó la idea. No solo podía librarse de esas incómodas anotaciones, sino que podría tener una mayor influencia en la traducción de la Biblia en su conjunto. Él encargó y publicó una nueva traducción de la Biblia que eventualmente se convertiría en la versión más famosa de la Biblia en la historia del idioma inglés. Originalmente conocida como la Versión Autorizada para ser leída en las iglesias, la nueva Biblia vendría a llevar su nombre como la llamada Biblia King James o Versión King James (KJV). Las primeras y primeras ediciones de la Biblia King James de 1611 y las primeras décadas posteriores carecen de anotaciones, a diferencia de casi todas las ediciones de la Biblia de Ginebra hasta ese momento. Inicialmente, la versión King James no se vendió bien y compitió con la Biblia de Ginebra. Poco después de la primera edición de la KJV, King James prohibió la impresión de nuevas ediciones de la Biblia de Ginebra para consolidar aún más su versión. Sin embargo, Robert Barker continuó imprimiendo las Biblias de Ginebra incluso después de la prohibición, colocando la fecha errónea en 1599 en las nuevas copias de Genevas que fueron impresas entre 1616 y 1625. A pesar del error popular, los Separatistas Puritanos o los Padres Peregrinos a bordo del Mayflower en 1620 trajeron a América del Norte diferentes copias de la Biblia de Ginebra. |
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