—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

domingo, 14 de octubre de 2012

155.-Ancestros de Felipe VI de España: Papa Paulo III.


  Esteban Aguilar Orellana ; Giovani Barbatos Epple.; Ismael Barrenechea Samaniego ; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; Rafael Díaz del Río Martí ; Alfredo Francisco Eloy Barra ; Rodrigo Farías Picón; Franco González Fortunatti ; Patricio Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda; Jaime Jamet Rojas ; Gustavo Morales Guajardo ; Francisco Moreno Gallardo ; Boris Ormeño Rojas ; José Oyarzún Villa ; Rodrigo Palacios Marambio; Demetrio Protopsaltis Palma ; Cristian Quezada Moreno ; Edison Reyes Aramburu ; Rodrigo Rivera Hernández; Jorge Rojas Bustos ; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba ; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala; Marcelo Yañez Garin;  Maria Francisca Palacio Hermosilla; 

  
Papa Paulo III.


  
Aldo  Ahumada Chu Han 

Papa Paulo III (en latín, Paulus PP. III; Canino, Estados Pontificios, 29 de febrero de 1468 – Roma, Estados Pontificios, 10 de noviembre de 1549) fue el papa nº 220 de la Iglesia católica, de 1534 a 1549.

Orígenes y formación

De nombre Alejandro Farnesio (en italiano, Alessandro Farnese), pertenecía a la influyente familia de la nobleza italiana de los Farnese o Farnesio, poseedores de grandes terrenos alrededor del lago de Bolsena. El abuelo de Alejandro, Ranuccio Farnesio, fue Capitán General de la Iglesia bajo el pontificado de Eugenio IV. Sus padres fueron Pedro Luis Farnesio (padre) y Giovanella Gaetani.
Se educó primero en Roma, con Pomponio Leto y después en Florencia en el palacio de Lorenzo el Magnífico, donde conoció al futuro León X. Dominaba el latín clásico y el italiano. Su carrera eclesiástica fue meteórica y la comenzó sin ser sacerdote, hasta 1519, año en que se ordenó. El 20 de septiembre de 1493, es nombrado cardenal con el título de San Cosme y San Damián por Alejandro VI, que era amante de su hermana Julia Farnesio. Pasó por varias promociones, hasta llegar a ser rector del Colegio cardenalicio. Bajo el pontificado de Clemente VII, fue cardenal obispo de Ostia. También fue obispo de Parma, y durante este tiempo tuvo cuatro hijos con una noble romana: Pablo, Constanza, Ranucio, y Pedro Luis, que más tarde serían legitimados por Julio II.

Papado.

Estuvo en dos ocasiones muy próximo al sillón de Pedro. El 13 de octubre de 1534 el cónclave le eligió papa, como sucesor de Clemente VII. El pueblo de Roma se alegró de su elección, porque desde Martín V, cien años antes, no había sido elegido otro papa ciudadano de Roma. Es coronado el 3 de noviembre.
En su Corte romana llevó una vida lujosa. Practicó el nepotismo, contribuyendo al engrandecimiento de su familia. Uno de sus primeros actos como pontífice fue nombrar cardenales a dos de sus nietos, Guido Ascanio Sforza, de dieciséis años de edad, y Alejandro Farnesio, de tan sólo catorce. Este hecho fue criticado y protestado, pero pronto olvidado cuando entraron en el Sagrado Colegio personalidades de la talla de Reginald Pole, Gasparo Contarini, Jacopo Sadoleto y Gian Pietro Caraffa. Paulo III reformó la corte papal. Nombró comisiones para evitar abusos de cualquier tipo; reformó la Cámara Apostólica, el Tribunal de la Rota, la Penitenciaría, y la Cancillería.
Uno de sus propósitos fue asegurar los dominios papales, así como el ennoblecimiento de su familia. Establecimiento de un ducado para su hijo, Pier Luigi, uniendo Plasencia y Parma, desató un litigio con el gobernador de Milán, que terminó posteriormente con el asesinato de Pier Luigi y el permanente distanciamiento de Plasencia de los Estados Papales. Después del asesinato de su hijo Pier Luigi, el Papa luchó por mantener Plasencia y Parma en los Estados Pontificios privando a Octavio, hijo de Pier Luigi y yerno del emperador Carlos V, de esos ducados.
Con motivo de la evangelización del nuevo mundo, el 2 de junio de 1537, con la bula Sublimis Deus, Paulo prohibió la esclavización de los indios. Defendió la racionalidad de los mismos, en cuanto que son hombres, declaró que tenían derecho a su libertad, a disponer de sus posesiones y a la vez tenían el derecho a abrazar la fe, que debía serles predicada con métodos pacíficos, evitando todo tipo de crueldad. Asimismo, concedió a Santiago de Guatemala el título de ciudad por autoridad apostólica, contenida en su bula del 15 de enero de 1534.



En 1540 Paulo enfrentó una insurrección en la ciudad de Perugia en contra de los nuevos tributos que había decretado, conocida como la Guerra de la Sal (1540). Concluyó con la subordinación definitiva de la ciudad al control papal.
En 1540, Paulo III aprobó la fundación de la Compañía de Jesús y en 1544 las Ursulinas.​ En 1542 estableció el Santo Oficio como cámara de apelación final en casos de herejía, siendo así como dio comienzo a la Inquisición Romana (fue convencido a tal fin por el cardenal Gian Pietro Caraffa, futuro Paulo IV). Puso en marcha la elaboración del primer Índice de libros prohibidos por la Iglesia (que se publicaría en 1559). Su oposición a las peticiones de Enrique VIII llevó a la ruptura entre el Papado y la Iglesia de Inglaterra, que pasó a estar bajo la autoridad de la Corona inglesa.
En 1543 Nicolás Copérnico, clérigo polaco, publicó su obra "Sobre las Revoluciones de las Esferas Celestes". La creencia popular era que Copérnico “descubrió” que la tierra giraba alrededor del sol. Pero esa noción por lo menos databa de los antiguos griegos. Copérnico, buen católico, publicó su libro pedido por dos eminentes prelados y se lo dedicó al Papa Paulo III, que lo recibió cordialmente.

El concilio de Trento y la reforma católica.

El 2 de junio de 1536, Paulo III convocó un concilio en Mantua para el siguiente mes de mayo, pero la oposición de los príncipes protestantes y el rechazo del Duque de Mantua (Federico II Gonzaga) para asumir la responsabilidad de mantener el orden, frustraron el proyecto. Entonces publicó una nueva bula, convocando un concilio en Vicenza, el 1 de mayo de 1538, pero tampoco pudo llevarse a cabo.
Mantuvo una estricta neutralidad entre Francisco I y Carlos V, a pesar de que Carlos le insistía a que apoyara el imperio sometiendo a Francisco a la reprobación de la Iglesia. El pontífice les indujo a sostener una conferencia en Niza (junio de 1538) concluyendo en una tregua de diez años, conocida como Tregua de Niza. Como muestra de buena voluntad, una nieta de Paulo casó con un príncipe francés, y el emperador entregó a su hija, Margarita de Austria en matrimonio, a Octavio Farnesio.
Sin embargo Francisco rompió la tregua en 1542, y cuando el 18 de septiembre de 1544, el Tratado de Crépy acabó con las guerras entre Carlos y Francisco, el pontífice retomó el proyecto de convocar un concilio ecuménico. Dado que los protestantes repudiaban un concilio presidido por el Papa, Carlos estaba decidido a someter a obediencia a los príncipes por fuerza de las armas.​ El Papa prometió ayudarle con trescientos mil ducados y veinte mil soldados de infantería; con la condición de que Carlos no entrara en tratos por separado con los protestantes y no realizara acuerdos perjudiciales a la fe o a los derechos de la Santa Sede.
Finalmente, el 13 de diciembre de 1545, el concilio de Trento celebró su primera sesión. En siete sesiones, la última el 3 de marzo de 1547, discutieron las cuestiones más importantes de fe y disciplina. Sin escuchar las amenazas y argumentaciones del bando protestante, formularon la doctrina Católica acerca de las Escrituras, pecado original, justificación, y los Sacramentos. Cuando el concilio estaba concluyendo, el miedo a una plaga en Trento motivó la continuación del concilio en la ciudad de Bolonia. Carlos pidió el retorno del consejo a territorio alemán, pero las deliberaciones del concilio continuaron en Bolonia hasta que el Papa, para evitar un cisma, lo prorrogó el indefinidamente el 21 de abril.

Fallecimiento.

Moneda de plata con el escudo papal y la leyenda: ·PAVLVS•III• •PONT•MAX•.
Y por el otro lado la figura de San Pablo: S•PAVLVS•• •ALMA•ROMA
y la marca de la ceca.

Tiempo después de terminada el Primer Periodo del Concilio (1545-1547), el Papa Pablo III murió de forma repentina (10 de noviembre de 1549). Sufrió una fiebre violenta y falleció rápidamente, en el palacio del Quirinal, a la edad de 81 años. Sus restos descansan en la basílica de San Pedro, en una tumba diseñada por Guglielmo della Porta.
Las profecías de San Malaquías se refieren a este papa como Hyacinthus medicorum (El jacinto de los médicos),​ cita que hace referencia a que como papa durante el Concilio de Trento, "sanó" a la Iglesia. Y asimismo por el hecho de que en su escudo de armas figuran dos flores de lis azules (también llamadas jacintos) y a que fue cardenal de San Cosme y San Damián, dos médicos mártires.

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Papa de la Iglesia católica
13 de octubre de 1534-10 de noviembre de 1549
PredecesorClemente VII
SucesorJulio III
Información religiosa
Ordenación sacerdotal26 de junio de 1519
Ordenación episcopal2 de julio de 1519
Proclamación cardenalicia20 de septiembre de 1493
por Alejandro VI
Información personal
NombreAlejandro Farnesio
Nacimiento29 de febrero de 1468
Canino, Estados Pontificios
Fallecimiento10 de noviembre de 1549 (81 años)
Roma, Estados Pontificios
PadresPier Luigi Farnese Seniore
Giovanella Gaetani
HijosCostanza Farnese, Ranuccio Farnese y Pedro Luis Farnesio
Alma máterUniversidad de Pisa

Escudo de Oro.

Tipo : Écu d’or
Fecha: n.d.
Nombre del taller / ciudad: Roma
Metal: oro
Diámetro: 25 mm
Eje de acuñación: 3 h.
Peso: 3,33 g.
Grado de rareza: R2



Anverso
Titulatura del anverso: PAVLVS III . PONT. MAX.

Descripción del anverso: Écu de Paul III sous deux clefs croisées et une tiare pontificale.
Traducción del anverso: (Paul III, grand pontife).

Reverso
Titulatura del reverso: S. PAVLVS VAS - ELECTIONIS - (LIS).
Descripción del reverso: Saint-Paul debout, nimbé.

  
Silvia Ruffini (o Rufini; 14..? - Roma, 1561) fue la amante de Alejandro Farnesio, futuro papa Paulo III, y madre de sus cuatro hijos.

No se conoce la fecha de su nacimiento pero si se sabe que casó, como muy tarde en el año 1496, con el mercader o comerciante romano Giovanni Battista Crispo, al que dio tres hijos, entre ellos el cardenal Tiberio. La familia de Silvia pertenecía a la pequeña nobleza romana y vivía en un palacio del barrio Colonna. Del testamento de su padre Rufino, quien murió en 1504, parece que Silvia tuvo cuatro hermanos varones (Giacomo, Girolamo, Ascanio y Mario, estos dos últimos siguieron la carrera eclesiástica) y dos hermanas (Camilla e Ippolita).

Las cercanas y habituales relaciones de Alejandro Farnesio con los Ruffini (en particular Giacomo, su conclavista en 1503 y 1513 y gentilhombre de cámara) confirman la estabilidad de la relación del Farnesio con Silvia. Giacomo es también el primer Ruffini mencionado en documentos públicos relacionados con Alejandro, en 1499: es posible que él mismo presentara a Silvia al cardenal. Alejandro Farnesio, sin embargo, nunca quiso revelar la identidad de la madre de sus hijos, legitimada por el complaciente Julio II y León X. Costanza, entonces, la primera de los cuatro hijos con Alejandro, probablemente nació cuando Silvia todavía estaba casada con Crispo en 1500 (quien murió a inicios de 1501).
Es madre de los Farnesio, Costanza, Pedro Luis, Paolo y Ranuccio, oficialmente fue siempre una mujer casada cuyo nombre no se menciona, pero la verdad es que Silvia, que firmaba "Silvia Rufina de Crispis" medio siglo después de la muerte de su esposo, no se volvió a casar. La mentira fue la estratagema de Alejandro para ocultar su identidad, posiblemente proteger su reputación (una viuda tenía que ser fiel a su marido fallecido) y no quedar para la historia como la concubina de un papa, como había pasado con el papa Borgia y su Julia.
Nadie vio a Silvia y Alejandro Farnesio juntos en el mismo lugar, y no está claro si ella vivió en el palacio de Farnesio: la máxima confidencialidad se cernía sobre su relación. Algunos poemas latinos de Baldassarre Molosso, poeta y tutor de los hijos de la pareja, dejan caer que Silvia (a quien llamaba Lola) podría vivir en Frascati o en una villa de su hijo Tiberio en Bolsena, o al menos que ella iba a menudo allí, ya que en los poemas leemos acerca de un Farnesio impaciente por abrazar su hermosura. Vivir en Bolsena hubiera sido cómodo, ya que su hermana Camilla se había casado allí y cerca (en Gradoli), el cardenal Alejandro Farnesio (futuro Paulo III), se había construido una villa.
Ciertamente, sin embargo, Silvia murió en Roma en 1561 y fue enterrada en la tumba de la familia Crispo preparada por su hermano Mario más de diez años antes, en el Panteón, un mes después.

Hijos

Pedro Luis Farnesio (del italiano: Pier Luigi o Pierluigi Farnese) (Roma, 19 de noviembre de 1503 - Piacenza, 10 de septiembre de 1547) fue un militar, aristócrata y gobernante italiano. Duque de Parma y Piacenza.

Ranuccio o Rinuccio Farnese (Roma, 1509 - ?, 1528 o 1529) fue un eclesiástico y militar italiano.

Constanza Farnesio (Roma, 19 de diciembre de 1500 - 23 de mayo de 1545), fue una hija de Alejandro Farnesio y Silvia Ruffini, nacida antes de que su padre se convirtiera en el Papa Pablo III. 

Paolo Farnese ( Roma , 1504 – Roma , 1512 ), fue hijo natural del cardenal Alessandro Farnese , futuro Papa Pablo III .


  
La Casa de Farnesio.




D'oro, a sei gigli d'azzurro posti tre in capo, due al centro ed uno in punta.

  
La Casa de Farnesio. (en italiano: Farnese) fue una influyente familia italiana de la aristocracia que ostentó el ducado de Parma entre 1545 y 1731. Sus importantes miembros incluyeron al Papa Pablo III y los Duques de Parma.
El encumbramiento de los Farnesio y su enlace con las más ilustres familias romanas tuvo lugar en tiempos de Ranuccio Farnese, el Viejo, protegido del papa Eugenio IV. Ranuccio casó a su hijo Gabrielle Francesco con Isabella Orsini, y a su hijo Pier Luigi, continuador de la estirpe, con Giovanella Caetani. De ese matrimonio nacieron el que sería Papa Pablo III y Julia Farnesio.
Entre los siglos XVI y XVII los Farnesio se distinguieron por su protección a las artes, a ellos se debe la construcción o adquisición, del Palacio Farnesio en Roma, la Villa Farnesio en Caprarola, la Iglesia del Gesù en Roma y el Palacio del la Pilotta en Parma, actualmente Galería Nacional de Parma, y los artefactos antiguos incluyen los Mármoles Farnese.
El último Farnesio soberano de Parma fue Antonio Farnesio (1679- 1731); al morir sin sucesión directa, el ducado pasó al hijo de su sobrina Isabel Farnesio y del monarca español Felipe V, el entonces infante Carlos de Borbón y que posteriormente se convertiría en rey de España.

Historia

Los orígenes de la familia se remontan aproximadamente al año 984 d. C. y tomaron su nombre de una de sus posesiones feudales más antiguas: Castrum Farneti. Ha habido cierto debate sobre los orígenes del nombre Farnesi/Farnese. Algunos sugieren que deriva del nombre vernáculo de un roble que se encuentra en la región, Farnia (Quercus robur), pero otros han sostenido que el nombre debe su origen a Fara, un término de origen lombardo que se utiliza para denotar un grupo social particular.
En el siglo xii, se registran como feudatarios menores en las áreas de Tuscania y Orvieto, varios miembros que ocupan cargos políticos en esta última comuna. Un Pietro derrotó a los gibelinos toscanos en 1110 y, muy probablemente, luchó contra los Italo-normandos en 1134. Su hijo Prudenzio fue cónsul en Orvieto y derrotó a los gibelinos de Orvieto respaldados por Siena; otro Pietro defendió la ciudad contra el emperador Enrique VI. En 1254, un tal Ranuccio derrotó a las tropas de Todi y luchó por el Papa Urbano IV contra Manfredo de Sicilia. Su hijo Niccolò estaba en el ejército de Gueldo en la Batalla de Benevento (1266).
Los Farnesio regresaron a Tuscia (sur de Toscana-norte de Lazio) en 1319, cuando adquirieron Farnese, Ischia di Castro y los castillos de Sala y San Savino. En 1354, el cardenal Albornoz, a cambio de la ayuda de la familia en la guerra contra los barones alborotadores papales, les dio el territorio de Valentano. En este período lucharon contra los feroces rivales papales, los Prefetti di Vico.
En 1362, Pietro Farnese era comandante en jefe del ejército florentino contra Pisa en la guerra de Volterra. Seis años más tarde Niccolò Farnese salvó al Papa Urbano V del ataque de Juan de Vico, primero en el castillo de Viterbo y luego en el de Montefiascone. La lealtad a la causa papal significó que a los Farnesio se les concediera la confirmación de sus posesiones en el norte del Lacio y se les otorgara una serie de privilegios que los elevaron al mismo nivel que los barones romanos más antiguos y poderosos de la época, como los Savelli, Orsini, Monaldeschi y Sforza de Santa Fiora.

Farnese es una localidad y comuna italiana de la provincia de Viterbo, región de Lacio, con 1691 habitantes.


Enciclopedia Catolica.

Papa Paulo III
o PAPA PABLO III (ALESSANDRO FARNESE)

(ALESSANDRO FARNESE).


Nació en Roma o Canino el 29 de febrero de 1468; fue electo Papa el 12 de octubre de 1534; murió en Roma el 10 de noviembre de 1549. 

Los Farnese eran una antigua familia romana cuyas posesiones se agrupaban alrededor del lago en Bolsena. A pesar de pertenecer a la aristocracia romana, aparecen primero en la historia asociados con Viterbo y Orvieto. Encontramos la firma de un Farnese como Rector de Orvieto entre los testigos del Tratado de Venecia entre Barbarossa y el Papa; un obispo Farnese consagró su catedral. Durante las interminables enemistades que distraían la vida peninsular, los Farnese eran consistentemente del bando güelfo. 

El abuelo del futuro pontífice fue comandante en jefe de los ejércitos papales bajo el mando de Eugenio IV; su hijo mayor pereció en la batalla de Fornuovo; el segundo, Pier Luigi, se casó con Giovannella Gaetani, hermana del Lord de Sermoneta. Entre sus hijos estaban la hermosa Giulia, que se casó con un Orsini, y Alejandro, posteriormente Paulo III.
Born at Rome or Canino, 29 Feb., 1468; elected, 12 Oct., 1534; died at Rome, 10 Nov., 1549. 

The Farnese were an ancient Roman family whose possessions clustered about the Lake at Bolsena. Although counted among the Roman aristocrats, they first appear in history associated with Viterbo and Orvieto. Among the witnesses to the Treaty of Venice between Barbarossa and the pope, we find the signature of a Farnese as Rector of Orvieto; a Farnese bishop consecrated the cathedral there. During the interminable feuds which distracted the peninsula, the Farnese were consistently Guelph.

The grandfather of the future pontiff was commander-in-chief of the papal troops under Eugenius IV; his oldest son perished in the battle of Fornuovo; the second, Pier Luigi, married Giovannella Gaetani, sister to the Lord of Sermoneta. Among their children were the beautiful Giulia, who married an Orsini, and Alessandro, later Paul III.
Alejandro recibió la mejor educación que su tiempo podía ofrecer; primero en Roma, donde tuvo a Pomponio Leto por tutor; después en Florencia en el palacio de Lorenzo el Magnífico, donde forjó su amistad con el futuro León X, quien era seis años mayor que él. Sus contemporáneos alaban su aprovechamiento en todos los campos del saber del Renacimiento, especialmente su dominio del latín clásico y el italiano. Con tales ventajas de origen y talento, su avance en la carrera eclesiástica fue rápido y seguro. El 20 de septiembre de 1493 (Eubel), el Papa Alejandro VI lo nombró cardenal-diácono con el título de Santos Cosme y Damián. Portó la púrpura por más de cuarenta años, pasando a través de varias promociones, hasta llegar a decano del Sagrado Colegio. En concordancia con los abusos de su tiempo, acumuló numerosos beneficios opulentos, y gastó sus inmensos ingresos con una generosidad que le ganaron el elogio de los artistas y el afecto del populacho romano. Su habilidad innata y talento diplomático, adquiridos por su larga experiencia, le hicieron sobresalir por encima de sus colegas en el Sagrado Colegio, así como su Palazzo Farnese excedía en magnificencia a todos los otros palacios de Roma. El hecho de continuar creciendo en favor bajo el mandato pontífices tan diferentes en carácter como los Borgia, Rovera y los Médici es prueba suficiente de su diplomacia.

En dos ocasiones previas estuvo a corta distancia de la tiara, cuando en el cónclave de 1534, casi sin la formalidad de una votación, fue proclamado sucesor de Clemente VII. El que las facciones que dividían al Sacro Colegio concordaran en elegirle se debió a su a su reputación y a la buena voluntad de los cardenales. Se le reconoció universalmente como el hombre del momento, y la piedad y celo, que le había caracterizado después de ser ordenado sacerdote, causaron que la gente olvidara las extravagancias de sus años previos.

El pueblo romano se regocijó con la elección a la tiara del primer ciudadano de su ciudad desde el Papa Martín V. Pablo III fue coronado el 3 de noviembre, y no perdió tiempo en emprender las más urgentes reformas. Ninguno que haya estudiado el retrato que le hizo Ticiano puede olvidar la maravillosa expresión serena de ese semblante desgastado y demacrado. Esos pequeños y penetrantes ojos, y esa peculiar actitud de alguien presto para avanzar o contenerse, relatan la historia de un veterano diplomático que no podía ser engañado o tomado fuera de guardia. Su extrema cautela y la dificultad de atarlo a una obligación definida, le ganó que Pasquino refiriera jocosamente que el tercero de los Pablos era un "Vas Dilationis." El ascenso al cardenalato de sus nietos, Alejandro Farnese, de 14 años, y Guido Ascanio Sforza, de dieciséis, disgustó al partido reformista y atrajo una protesta del emperador, pero esto fue perdonado, cuando poco después introdujo al Sagrado Colegio a hombres del calibre de Reginald Pole, Contantini, Sadoleto, y Caraffa.

Poco después de su ascenso, el 2 de junio de 1536, Pablo III convocó a un concilio general a reunirse en Mantua en mayo del siguiente año, pero la oposición de los príncipes protestantes y la negativa del Duque de Mantua para asumir la responsabilidad de mantener el orden frustraron el proyecto. Expidió una nueva bula, convocando un concilio en Vicenza para el 1 de mayo de 1538, cuyo principal obstáculo fue la renovada enemistad entre Carlos V y Francisco I. El anciano pontífice les indujo a sostener una reunión con él en Niza y concluyó una tregua de diez años. Como muestra de buena voluntad, una nieta de Pablo se casó con un príncipe francés, y el emperador entregó a su hija Margarita en matrimonio a Ottavio, el hijo de Pier Luigi, fundador de la dinastía Farnese de Parma.

Muchas causas contribuyeron a la demora de la apertura del concilio general. La extensión de poder que una Alemania reunificada podría colocar en manos de Carlos era intolerable a Francisco I, que él, que perseguía la herejía en su propio reino con tanta crueldad que el mismo Papa le instó a mitigar su violencia, se convirtió en aliado jurado de la Liga de Esmalcalda, estimulándolos a rechazar todas las aperturas a la reconciliación. El mismo Carlos no era en menor medida culpable, ya que, a pesar de sus deseos de reunir un concilio, se le hizo creer que las diferencias religiosas de Alemania podrían ser zanjadas por conversaciones entre los dos bandos. Estas conferencias, como todos los intentos de resolver las diferencias fuera de los canales normales de la Iglesia, condujeron a una pérdida de tiempo, y causaron mucho más daño que bien. Carlos tenía una falsa idea de los oficios de un concilio general. En su deseo de unificar a todos los bandos, buscaba una fórmula vaga a la cual todos se pudieran suscribir, un relapso a los errores de los emperadores bizantinos. Por otro lado, un concilio de la Iglesia debía formular la fe con tal precisión que ningún hereje se pudiera suscribir a ella. Tomó varios años convencer al emperador y sus asesores que el catolicismo y protestantismo era tan opuestos entre ellos como la luz y la oscuridad.

Mientras tanto, Pablo III emprendió tan vigorosamente la reforma de la corte papal que pavimentó el camino a los cánones disciplinarios de Trento. Nombró comisiones para reportar abusos de cualquier tipo; reformó la Cámara Apostólica, el Tribunal de la Rota, la Penitenciaria y la Cancillería. 

 Alessandro received the best education that his age could offer; first at Rome, where he had Pomponio Leto for a tutor; later at Florence in the palace of Lorenzo the Magnificent, where he formed his friendship with the future Leo X, six years his junior. His contemporaries praise his proficiency in all the learning of the Renaissance, especially in his mastery of classical Latin and Italian. With such advantages of birth and talent, his advancement in the ecclesiastical career was assured and rapid. On 20 Sept., 1493 (Eubel), he was created by Alexander VI cardinal-deacon with the title SS. Cosmas and Damian. He wore the purple for over forty years, passing through the several gradations, until he became Dean of the Sacred College. In accordance with the abuses of his time, he accumulated a number of opulent benefices, and spent his immense revenue with a generosity which won for him the praises of artists and the affection of the Roman populace. His native ability and diplomatic skill, acquired by long experience, made him tower above his colleagues in the Sacred College, even as his Palazzo Farnese excelled in magnificence all the other palaces of Rome. That he continued to grow in favour under pontiffs so different in character as the Borgia, Rovera, and Medici popes is a sufficient proof of his tact.


He had already on two previous occasions, come within measurable distance of the tiara, when the conclave of 1534, almost without the formality of a ballot, proclaimed him successor to Clement VII. It was creditable to his reputation and to the good will of the cardinals, that the factions which divided the Sacred College were concordant in electing him. He was universally recognized as the man of the hour, and the piety and zeal, which had characterized him after he was ordained priest, caused men to overlook the extravagance of his earlier years.

The Roman people rejoiced at the election to the tiara of the first citizen of their city since Martin V. Paul III was crowned 3 Nov., and lost no time in setting about the most needed reforms. No one, who has once studied his portrait by Titian, is likely to forget the wonderful expression of countenance of that worn-out, emaciated form. Those piercing little eyes, and that peculiar attitude of one ready to bound or to shrink, tell the story of a veteran diplomat who was not to be deceived or taken off guard. His extreme caution, and the difficulty of binding him down to a defininte obligation, drew from Pasquino the facetious remark that the third Paul was a "Vas dilationis." The elevation to the cardinalate of his grandsons, Alessandro Farnese, aged fourteen, and Guido Ascanio Sforza, aged sixteen, displeased the reform party and drew a protest from the emperor, but this was forgiven, when shortly after, he introduced into the Sacred College men of the calibre of Reginald Pole, Contanini, Sadoleto, and Caraffa.

Soon after his elevation, 2 June, 1536, Paul III summoned a general council to meet at Mantua in the following May; but the opposition of the Protestant princes and the refusal of the Duke of Mantua to assume the responsibility of maintaining order frustrated the project. He issued a new bull, convoking a council at Vicenza, 1 May, 1538; the chief obstacle was the renewed enmity of Charles V and Francis I. The aged pontiff induced them to hold a conference with him at Nizza and conclude a ten years' truce. As a token of good will, a granddaughter of Paul was married to a French prince, and the emperor gave his daughter, Margaret, to Ottavio, the son of Pier Luigi, founder of the Farnese dynasty of Parma.

Many causes contributed to delay the opening of the general council. The extension of power which a re-united Germany would place in the hands of Charles was so intolerable to Francis I, that he, who persecuted heresy in his own realm with such cruelty that the pope appealed to him to mitigate his violence, became the sworn ally of the Smalcaldic League, encouraging them to reject all overtures to reconciliation. Charles himself was in no slight measure to blame, for, notwithstanding his desire for the assembling of a council, he was led into the belief that the religious differences of Germany might be settled by conferences between the two parties. These conferences, like all such attempts to settle differences outside of the normal court of the Church, led to a waste of time, and did far more harm than good. Charles had a false idea of the office of a general council. In his desire to unite all parties, he sought for vague formulæ to which all could subscribe, a relapse into the mistakes of the Byzantine emperors. A council of the Church, on the other hand, must formulate the Faith with such precision that no heretic can subscribe to it. It took some years to convince the emperor and his mediating advisors that Catholicism and Protestantism are as opposite as light and darkness. Meanwhile Paul III set about the reform of the papal court with a vigour which paved the way for the disciplinary canons of Trent. He appointed commissions to report abuses of every kind; he reformed the Apostolic Camera, the tribunal of the Rota, the Penitentiaria, and the Chancery. 




Resaltó el prestigio del papado haciendo por sí mismo lo que sus predecesores habían reservado a la acción de un concilio. En las constantes y recurrentes disputas entre Francisco y Carlos, Pablo III mantuvo una estricta neutralidad, a pesar de que Carlos le urgía a que apoyara el imperio y sometiera a Francisco a la censura de la Iglesia. La actitud de Pablo como patriota italiano habría sido suficiente para evitar permitir al emperador ser el único árbitro de Italia. Fue tanto para asegurar la integridad de los dominios papales como para la exaltación de su propia familia que Pablo obtuvo de Carlos y de sus reacios cardenales la erección de Piacenza y Parma en un ducado para su hijo, Pier Luigi. Surgió una disputa con Gonzaga, el gobernador imperial de Milán, que terminó posteriormente con el asesinato de Pier Luigi y el permanente distanciamiento de Piacenza de los Estados Papales.

He enhanced the prestige of the papacy by doing single-handed what his predecessors had reserved to the action of a council. In the constantly recurring quarrels between Francis and Charles, Paul III preserved a strict neutrality, notwithstanding that Charles urged him to support the empire and subject Francis to the censures of the Church. Paul's attitude as a patriotic Italian would have been sufficient to prevent him from allowing the emperor to be sole arbiter of Italy. It was as much for the purpose of securing the integrity of the papal dominions, as for the exaltation of his family, that Paul extorted from Charles and his reluctant cardinals the erection of Piacenza and Parma into a duchy for his son, Pier Luigi. A feud arose with Gonzaga, the imperial Governor of Milan, which ended later in the assassination of Pier Luigi and the permanent alienation of Piacenza from the Papal States.

Cuando el Tratado de Crespi (18 de septiembre de 1544) acabó con las desastrosas guerras entre Carlos y Francisco, Pablo emprendió enérgicamente el proyecto de convocar un concilio general. Mientras tanto se reveló que el emperador había formado una agenda propia, bastante diferente a la del Papa en algunos puntos importantes. Dado que los protestantes repudiaban un concilio presidido por el pontífice romano, Carlos estaba resuelto a someter a obediencia a los príncipes por la fuerza de las armas, a lo cual Pablo no objetó, y prometió ayudarle con trescientos mil ducados y veinte mil soldados de infantería; pero le agregó sabiamente la cláusula de que Carlos no entrara en tratados por separado con los herejes y no realizara acuerdos perjudiciales a la fe o a los derechos de la Santa Sede. Entonces Carlos argumentó que el concilio debía prorrogarse hasta que la victoria se decidiera a favor de los católicos. Mas aún, previniendo que la lucha con los predicadores de la herejía resultara más obstinada que el conflicto con los príncipes, urgió al Pontífice a evitar declarar dogmas de fe por el momento, y confinar las tareas del concilio a la aplicación de la disciplina; el Papa no concordó con ninguna de estas propuestas.

Finalmente, después de interminables dificultades, se efectuó la primera sesión del Concilio de Trento el 13 de diciembre de 1545. En siete sesiones, la última el 3 de marzo de 1547, los Padres enfrentaron intrépidamente los más importantes asuntos de fe y disciplina. Sin escuchar las amenazas y reconvenciones del bando imperial, formularon para siempre la doctrina católica sobre las Escrituras, pecado original, justificación y los Sacramentos. La tarea del concilio estaba a medio terminar, cuando la irrupción de la plaga en Trento causó el traslado a Bolonia. Pablo III no fue el promotor del cambio de sede del concilio; él simplemente aceptó la decisión de los Padres. Quince prelados, fieles al emperador, se rehusaron a dejar Trento. Carlos demandó el retorno del concilio a territorio alemán, pero las deliberaciones del concilio continuaron en Bolonia, hasta que finalmente, el 21 de abril, el Papa, para evitar un cisma, prorrogó el concilio indefinidamente. La sabiduría de la enérgica acción del concilio, en establecer tempranamente las verdades fundamentales del credo católico, fueron pronto evidentes, cuando el emperador y sus asesores semi-protestantes le impusieron a Alemania su religión interina, que era aborrecida por ambos bandos. El Papa Paulo III, que había apoyado al emperador en la guerra de Esmalcalda, resintió su intromisión en asuntos de teología, y su distanciamiento continuó hasta la muerte del Pontífice

When the Treaty of Crespi (18 Sept., 1544) ended the disastrous wars between Charles and Francis, Paul energetically took up the project of convening a general council. Meanwhile it developed that the emperor had formed a programme of his own, quite at variance in some important points with the pope's. Since the Protestants repudiated a council presided over by the Roman pontiff, Charles was resolved to reduce the princes to obedience by force of arms. To this Paul did not object, and promised to aid him with three hundred thousand ducats and twenty thousand infantry; but he wisely added the proviso, that Charles should enter into no separate treaties with the heretics and make no agreement prejudicial to the Faith or to the rights of the Holy See. Charles now contended that the council should be prorogued, until victory had decided in favour of the Catholics. Furthermore, foreseeing that the struggle with the preachers of heresy would be more stubborn than the conflict with the princes, he urged the pontiff to avoid making dogmas of faith for the present and confine the labours of the council to the enforcement of discipline. To neither of these proposals could the pope agree. Finally, after endless difficulties (13 Dec., 1545) the Council of Trent held its first session. In seven sessions, the last 3 March, 1547, the Fathers intrepidly faced the most important questions of faith and discipline. Without listening to the threats and expostulations of the imperial party, they formulated for all time the Catholic doctrine on the Scriptures, original sin, justification, and the Sacraments. The work of the council was half ended, when the outbreak of the plague in Trent caused an adjournment to Bologna. Pope Paul was not the instigator of the removal of the council; he simply acquiesced in the decision of the Fathers. Fifteen prelates, devoted to the emperor, refused to leave Trent. Charles demanded the return of the council to German territory, but the deliberations of the council continued in Bologna, until finally, 21 April, the pope, in order to avert a schism, prorogued the council indefinitely. The wisdom of the council's energetic action, in establishing thus early the fundamental truths of the Catholic creed, became soon evident, when the emperor and his semi-Protestant advisers inflicted upon Germany their Interim religion, which was despised by both parties. Pope Paul, who had given the emperor essential aid in the Smalcaldic war, resented his dabbling in theology, and their estrangement continued until the death of the pontiff.
El final de Paulo llegó súbitamente. Después del asesinato de Pier Luigi, él había luchado para retener Piacenza y Parma para la Iglesia y había privado de sus ducados a Ottavio, hijo de Pier Luigi y yerno del emperador Carlos. Ottavio, confiando en la benevolencia del emperador, rehusó la obediencia; lo cual le destrozó el corazón al anciano al enterarse de que su nieto favorito, el Cardenal Farnese, fue parte de la transacción. Cayó víctima de una fiebre violenta y murió en el palacio del Quirinal a la edad de ochenta y dos años. Sus restos reposan en la Basílica de San Pedro en la tumba diseñada por Miguel Ángel y construida por Guglielmo della Porta. No todos los Papas reposan en monumentos correspondientes a su importancia en la historia de la Iglesia; pero pocos estarían dispuestos a objetar el derecho de Alejandro Farnese a descansar justo bajo la silla de Pedro.

Él tuvo sus fallas; pero éstas sólo lo lastimaron a sí mismo. Los quince años de su pontificado contemplaron la completa restauración de la fe y piedad católica. Fue sucedido por muchos santos pontífices, pero ninguno de ellos poseía todas sus imponentes virtudes. En Roma su nombre aparece por toda la ciudad que él renovó. La capilla paulina, la obra de Miguel Ángel en la Sixtina, las calles de Roma que él amplió y enderezó, los innumerables objetos de arte asociados con el nombre de Farnese, todos hablan elocuentemente de la notable personalidad del pontífice que cambio el curso de la marea en favor de la religión. Y si a todo esto agregamos el favor otorgado por Pablo a las nuevas órdenes y congregaciones religiosas que entonces surgían, los capuchinos, barnabitas, teatinos, jesuitas, ursulinas, y muchas otras, debemos confesar que su pontificado fue uno de los más fructíferos en los anales de la Iglesia.

Paul's end came rather suddenly. After the assassination of Pier Luigi, he had struggled to retain Piacenza and Parma for the Church and had deprived Ottavio, Pier Luigi's son and Charles's son-in-law, of these duchies. Ottavio, relying on the emperor's benevolence, refused obedience; it broke the old man's heart, when he learned that his favourite grandson, Cardinal Farnese, was a party to the transaction. He fell into a violent fever and died at the Quirinal, at the age of eighty-two. He lies buried in St. Peter's in the tomb designed by Michelangelo and erected by Guglielmo della Porta. Not all the popes repose in monuments corresponding to their importance in the history of the Church; but few will be disposed to contest the right of Farnese to rest directly under Peter's chair. He had his faults; but they injured no one but himself. The fifteen years of his pontificate saw the complete restoration of Catholic faith and piety. He was succeeded by many saintly pontiffs, but not one of them possessed all his commanding virtues. In Rome his name is written all over the city he renovated. The Pauline chapel, Michelangelo's work in the Sistine, the streets of Rome, which he straightened and broadened, the numerous objects of art associated with the name of Farnese, all speak eloquently of the remarkable personality of the pontiff who turned the tide in favour of religion. If to this we add the favour accorded by Paul to the new religious orders then appearing, the Capuchins, Barnabites, Theatines, Jesuits, Ursulines, and many others, we are forced to confess that his reign was one of the most fruitful in the annals of the Church.

 
 Emblemas de casa de Farnesio.

  
Unicorno
Unicornus Farnesiæ gentis symbolum.

Escudo de armas personal del duque Alessandro Farnese ; el unicornio está presente como cimera.



El unicornio (o liocornio ) es un animal fantástico descrito en los bestiarios como un caballo blanco puro con un cuerno largo, afilado y retorcido en medio de la frente, que posee poderes místicos, mágicos y antivenenos. El unicornio es considerado un símbolo de humildad y sabiduría, pero también de ferocidad, y solo una joven virgen podía acercarse a él, sobre quien se posaría, una unión simbólica de castidad y pureza. El animal fantástico fue adoptado por la familia Farnesio y se convirtió en su símbolo por excelencia. La familia Farnesio hizo un uso extensivo y obsesivo de este animal simbólico, representándolo en las paredes y techos de sus hogares, en retratos, frescos y pinturas, y también se usó como cresta en su escudo de armas familiar, que estaba coronado por un unicornio rampante.

 
Lirio.




El lirio heráldico es el símbolo principal de la familia Farnese y está presente en el escudo de armas familiar desde el principio, por lo que también se le llama "lirio Farnese".
El lirio Farnesio es un esmalte azul heráldico , símbolo de castidad, fidelidad, nobleza, fortaleza, firmeza, riqueza y gloria, y generalmente está presente en los escudos de armas en seis en las posiciones 3, 2 y 1, sobre campo de oro.
El lirio fue y es el símbolo de muchas casas nobles de todo el mundo. A diferencia del mucho más famoso lirio Medici , florido y abotonado , el lirio Farnesio se asemeja más a la flor de lis francesa , más carnosa y estilizada. Además, a diferencia del primero, el lirio Farnesio casi siempre se representa en forma redonda y no bidimensional.

  

Julia Farnesio (en italiano, Giulia Farnese; Canino, 1474/1475-Roma, 23 de marzo de 1524) fue una de las amantes de Rodrigo Borgia, quien fuera luego el Papa Alejandro VI. Fue conocida como «Giulia la bella», que en italiano significa «Julia la hermosa». Lorenzo Pucci la describió como «la más amable de contemplar».

Familia

Julia Farnesio había nacido en 1474, hija de Pedro Luis Farnesio, señor de Montalto, y de Giovannella Caetani, quien era a su vez la última miembro de la ilustre dinastía de los Anagni. También perteneciente a ella fue el papa Bonifacio VIII. Tuvo tres hermanos. El primero, Angelo, fue noble. El segundo hermano, Alejandro, cursó estudios de notario pero finalmente se embarcó en la carrera eclesiástica, llegando a ser papa en 1534 con el nombre de Paulo III. La tercera fue una hermana, Girolama.

Matrimonio y relaciones con Alejandro VI

A la edad de 15 años, el 21 de mayo de 1489, Julia contrajo matrimonio con Orsino Orsini Migliorati, conde de Bassanello, que era hijo de Lodovico Orsini Migliorati, señor de Bassanello, y de Adriana de Milà, a su vez sobrina materna del entonces Papa, Alejandro VI. Ha sido descrito como un hombre estrábico y sin ningún tipo de confianza en sí mismo. De acuerdo con Maria Bellonci, se desconoce cuándo Rodrigo Borgia se enamoró locamente de Julia y decidió convertirla en su amante. Lo que sí sabemos es que Adriana de Milà dio su aprobación para que su hijo lograra un mayor estatus en la Santa Sede.
 Alrededor del mes de noviembre de 1493, Julia Farnesio vivía con su suegra y con la hija de Alejandro VI, Lucrecia Borgia, con la que trabó gran amistad, en un palacio de reciente construcción cercano al Vaticano, desde el cual el Papa podría realizar sus visitas clandestinas con facilidad. Pese a esto, su relación aparecía en todos los rumores de la época.
Gracias a su intimidad con el Papa, fue capaz de conseguir que su hermano Alejandro llegara a cardenal, con el sobrenombre «Cardenal de las faldas» que le procuró Pasquino.

Julia tuvo una hija a la que llamó Laura. No está esclarecido si el padre de Laura fue Orsino o el Papa Alejandro.​ Maria Bellonci cree que hay evidencias de que Julia mantenía el contacto físico con su esposo. En cualquier caso, ella aseguró que en realidad Laura era hija del Papa, pero bien pudo hacerlo para elevar el estatus de la niña en las consideraciones de un futuro matrimonio. En 1494, enojó al Papa al marchar a Capodimonte para acompañar en su lecho de muerte a su hermano, Angelo. Esto la mantuvo lejos de Roma, incluso tras el fallecimiento, por la insistencia de su esposo. Sin embargo, Orsino cedió a la presión papal, y Julia pronto regresó a su amante. Al mismo tiempo se producía la invasión de Italia por la Francia de Carlos VIII, que provocó la captura de Julia a manos del capitán francés Yves d'Alègre, que exigió (y consiguió) del Papa un rescate de 3.000 escudos a cambio de un salvoconducto a Roma.
Julia fue amante del Papa hasta 1499 o 1500. Alrededor de estos años parece que perdió sus favores debido a su edad. Bellonci afirma que la ruptura entre ambos fue probablemente amistosa, gracias a la intercesión de Adriana Milà. Su marido murió por estas fechas también, y ella se mudó a Carbonagno, no lejos de Roma. Este pueblo había sido entregado al difunto Orsino por parte de Alejandro VI, quien, por otra parte, murió tres años después.

Últimos años y muerte

Julia regresó a Roma para la boda de su hija Laura en 1505. Laura se casó con Niccolo della Rovere, sobrino del por entonces Papa Julio II. Para Julia, sus años de amor no habían terminado. Tras varios amantes, cuyos nombres no se han conservado, en los primeros años de su viudez se casó con Giovanni Capece de Bozzuto, quien era miembro de la baja nobleza napolitana. En 1506, Julia se convirtió en gobernadora de Carbonagno, y residió en la ciudadela de su castillo, en cuyo puente se inscribió su nombre. Las crónicas del castillo establecen que Julia fue una administradora capaz que gobernó de manera firme y enérgica. Permaneció en esta ciudad hasta 1522, cuando abandonó el lugar y retornó a Roma, donde murió en la casa de su hermano, el cardenal Alejandro, el 23 de marzo de 1524, a la edad de 50 años. La causa de su muerte es desconocida.
Diez años después, su hermano ascendió al trono papal como Paulo III. Laura y su esposo Niccolo tuvieron tres hijos, que heredaron las posesiones de la familia Orsini.


 
 El ducado de Castro

 

El ducado de Castro fue un feudo situado en la Italia central, que existió como estado independiente bajo los Farnesio entre 1537 y 1649. Comprendía una pequeña cara territorial en la actual región del Lacio.

Creación

El ducado de Castro fue instituido por el papa Paulo III Farnesio (1534-1549), con la bula Videlicet immeriti del 31 de octubre de 1537, en favor de su hijo Pedro Luis Farnesio y de su primogenitura masculina. El ducado tuvo una existencia breve, poco más de 110 años y fue eclipsado por los dominios parmesanos de los Farnesio.
Castro, una pequeña ciudad situada sobre una peña en las cercanías del río Fiora, era la capital y la residencia del duque.

Fronteras

El ducado de Castro se extendía desde el mar Tirreno al lago de Bolsena, aquella franja de tierra delimitaba con el río Marta y por el río Fiora, remontando hasta el afluente Olpeta y el lago de Mezzano, en el cual el Olpeta desembocaba. Se había anexionado el ducado de Latera y el condado de Ronciglione.

Los orígenes

Para consolidar los dominios de su familia y favorecer a su hijo Pedro Luis, en 1537, el papa Paulo III instituyó el ducado de Castro que comprendía los siguientes centros: Castro, Montalto, Musignano, Ponte della Badia, Canino, Cellere, Pianiano, Arlena, Tessennano, Piansano, Valentano, Ischia, Gradoli, Grotte, Borghetto, Bisenzio, Capodimonte, Marta, las islas Bisentina y Martana (ambas situadas en el lago de Bolsano), Ronciglione, Caprarola, Nepi, Carbognano, Fabrica di Roma, Canepina, Vallerano, Vignanello, Corchiano y Castel Sant'Elia.
Como capital del nuevo ducado fue elegida Castro que, en 1527, había sufrido un gran saqueo por parte de Alejandro Farnesio, futuro Paulo III, que la había hecho ocupar suscitando las iras del papa Clemente VII. Castro devolvió la elección de los Farnesio colocando sobre su propio escudo, constituido por un león rampante, tres lirios azules y el mote "Castrum Civitas Fidelis". Los Farnesio, ayudados por Antonio da Sangallo el Joven, reconstruyeron completamente la ciudad de Castro, adecuadamente fortificada y dotada de una zeca propia.

Después de la creación del ducado de Parma y Piacenza en 1545, los Farnesio se dividieron por un decenio entre el viejo y el nuevo ducado, comenzando, sin embargo, siempre en mayor medida orbitaron en torno al nuevo. Convertido en duque de Parma, Pedro Luis cedió Castro a su hijo Octavio Farnesio, que a su vez, después de la trágica muerte de Pedro Luis, cedió Castro a su hermano Horacio, muerto Horacio sin hijos, el ducado de Castro pasó de nuevo a Octavio.
A la muerte de Octavio, el ducado pasó a su hijo Alejandro Farnesio, que no se hizo ver nunca en su territorio porque prefirió combatir y forjarse una fama en el norte de Europa.
El declive del ducado se inició con Ranuccio I Farnesio, hijo de Alejandro, que heredó una situación deficitaria bastante grave. Si sucesor, Odoardo I Farnesio, no trató de mejorar la situación, e incluso, en una situación poco acertada declaró la guerra a España, sin ni siquiera advertir al pontífice Urbano VIII, que consiguió, no obstante resolver la situación a través de la diplomacia. Sin embargo, los intereses ligados a la importancia estratégica del ducado en el interior de los Estados Pontificios llevaron rápidamente a un giro por parte de Roma en sus relaciones con los Farnesio.

La primera guerra de Castro.

Las causas de la primera guerra de Castro pueden encontrarse en la política expansionista de la familia Barberini, que se encontró en su camino a Odoardo I Farnesio. Tomando como pretexto la posición del ducado de Castro, creado sobre los territorios del Patrimonio de San Pedro en Tuscia, Urbano VIII, junto a sus dos sobrinos, el cardenal Francesco Barberini y el cardenal Antonio Barberini, maduró la decisión de espoliar a los Farnesios de los privilegios y dominios que la familia gozaba ya desde algunos siglos.

Después de haber tratado de hacerse vender el ducado, los dos hermanos trataron de buscar otros medios para poner en dificultades a Odoardo. En 1639 los banqueros Siri y Sacchetti y el prefecto de Roma, el sobrino del papa Taddeo Barberini, denunciaron las concesiones provenientes de Castro, lamentándose de la reducción de precio del grano y negando a Odoardo el dinero pactado, haciéndole encontrarse en una situación más bien delicada: los prestamistas, que le habían concedido fondos haciendo negocio sobre las futuras rentas del ducado, reclamaron su dinero.
Para agravar aún más la situación del duque contribuyeron dos decretos del camarlengo, el cardenal Antonio Barnerini, que prohibía la extracción de trigo, privilegio reservado desde siempre a la Santa Sede, y ordenaba la construcción de una carretera de Sutri a Roma para absorber todo el tráfico que precedentemente pasaba por Ronciglione. No obstante las tentativas de Odoardo de superar estas dificultades, los Barberini no cedieron en sus propósitos, y tomando como pretexto el posible derrumbe de los llamados Monti Farnesiani y para garantizar a los prestamistas del duque hasta la ocupación del ducado y el sucesivo secuestro de bienes de los Farnesio en el Estado Pontificio. La ocupación del ducado de Castro por las tropas pontificias comenzó el 27 de septiembre de 1641. Como respuesta, las tropas de los Farnesio entraron en el Estado de la Iglesia, llegando a capturar la ciudad de Acquapendente y haciendo temer al papa un nuevo saco de Roma.
La primera parte de la guerra concluyó con el intento de alcanzar una paz en Castel Giorgio, que llevaron a la retirada de las fuerzas farnesianas. Desgraciadamente las negociaciones fracasaron el 26 de octubre de 1642 por lo cual Odoardo vio que su retirada de los territorios pontificios había sido en vano, con toda ventaja para los Barberini que pudieron reorganizar las propias defensas.
Después de varios intentos para reconquistar Castro a través de varias expediciones militares vía tierra y mar, se llegó a la segunda fase del conflicto: se firmó una liga entre el Gran Ducado de Toscana, la República de Venecia y el ducado de Módena, que, preocupados por la política expansionista de los Barberini, pretendían devolver a sus legítimos propietarios el ducado, que hasta ese entonces solo habían apoyado moralmente a Odoardo, entraron en el conflicto a comienzos de 1643. La primera guerra de Castro terminó con el tratado de Roma de 31 de marzo, que gracia a la ayuda diplomática francesa, restituía el ducado a los Farnesios y los reconciliaba con la Santa Sede.

La Segunda Guerra de Castro

A la muerte de Odoardo (1646), al que sucedió su hijo Ranuccio II Farnesio, y quien aparte de las deudas, heredó también los problemas derivados de la guerra apenas terminada. Mientras estaban en curso las negociaciones entre el ducado y el papado para el nombramiento de un nuevo obispo, el papa Urbano VIII moría. Éste fue sucedido por Giovan Battista Panphilij, con el nombre de Inocencio X (1644-1655). La familia del pontífice era la que tenía más préstamos para con los Farnesio.
El 17 de abril de 1648 el papa, sin consultar a Ranuccio, nombró obispo de Castro a monseñor Cristoforo Giarda. Ranuccio le prohibió el ingreso en la ciudad hasta un "acomodamiento" con Roma. Pasó casi un año y ni siquiera la correspondencia epistolar consiguió desbloquear la situación. Por este motivo el pontífice al obispo de tomar posesión de su diócesis. El 18 de marzo de 1649, de camino de Roma a Castro, cerca de Monterosi, fue víctima de una emboscada y asesinado por Ranuccio Zambini de Gradoli y Domenico Cocchi de Valentano. Inocencio X atribuyó inmediatamente la responsabilidad a Ranuccio, ordenando al gobernador de Viterbo, Giulio Spinola, iniciar un proceso para depurar responsabilidades: de aquí la decisión de atacar el ducado.
A pesar de los esfuerzos de Ranuccio, Castro capituló el 2 de septiembre de 1649 y, ocho meses después ordenó su total demolición: fueron echados abajo todos los edificios, incluidos la iglesia principal, la zeca,...El duque Ranuccio, imposibilitado a hacer frente a sus deudas tuvo que aceptar impotente la pérdida del ducado.

Ducado de Castro
Ducato di Castro
Estado
1545-1649
Lema: Castrum civitas fidelis 
Capital Castro 
EntidadEstado
 • PaísBandera de Sacro Imperio Romano Germánico Sacro Imperio Romano Germánico
Superficie hist. 
 • Siglo XVI650 km²
Población hist. 
 • Siglo XVI est.6000 hab.
ReligiónCatólica
MonedaLira Parmesana
Período históricoEdad Media
 • 1545Donación de Paulo III a Pedro Luis Farnesio
 • 1649Guerra de Castro
Forma de gobiernoMonarquía




  



Pedro Luis Farnesio (del italiano: Pier Luigi o Pierluigi Farnese) (Roma, 19 de noviembre de 1503 - Piacenza, 10 de septiembre de 1547) fue un militar, aristócrata y gobernante italiano.

Hijo del cardenal Alejandro Farnesio, fue condottiero en las guerras italianas en el bando imperial de Carlos V. Con el apoyo de su padre, que fue elegido Papa en 1534, fue nombrado confaloniero y capitán general de la Iglesia, marqués de Novara, duque de Castro y de Parma y Piacenza.
Murió asesinado por los nobles placentinos en una conjura organizada por el gobernador de Milán, Ferrante Gonzaga.

Orígenes

«Pedro Luis nació de lo que actualmente se llamaría una unión libre».​ Su padre fue el cardenal Alejandro Farnesio, que había recibido la púrpura en 1493 de manos de Alejandro VI, amante de su hermana Julia, pero no tomó las órdenes hasta 1519.]Durante su etapa como vicelegado en la Marca de Ancona el cardenal mantuvo una relación estable extramatrimonial con una dama casada de la nobleza, con la que tuvo cuatro hijos:
  • Constanza (1500-1545), que casó con el conde de Santa Fiora.
  • Pedro Luis (1503-1547).
  • Paolo (1504-1512), que murió en la infancia.
  • Ranuccio (1509–1529), militar y eclesiástico.
La identidad de la madre se intentó mantener en secreto. Historiadores posteriores la averiguaron por una carta de 1536 de François Rabelais al obispo Geoffroy d'Estissac​ en la que se la menciona como "una dama romana de la casa Ruffini", y por el testamento del cabeza de la familia Ruffini, de donde su nombre se supone ser Silvia Ruffini.
Pedro Luis y Paolo fueron legitimados en 1505 por bula de Julio II. ​Pasó su infancia primero en Valentano y después en Roma, educándose primero bajo la tutela del humanista Baldassarre Molossi y a partir de 1514 de la del sobrino de éste, Stefano Negri.

Matrimonio y descendencia

Con menos de diez años de edad su padre pactó un acuerdo matrimonial para casarlo con Girolama Orsini, hija de los condes de Pitigliano;[14]​la boda se celebró en 1519. La pareja fijó su residencia en su palacio de Valentano, donde nacieron sus cinco hijos:
  • Victoria (1519-1602), que casó con el duque de Urbino Guidobaldo II della Rovere;
  • Alejandro (1520-89), obispo de Parma y cardenal;
  • Octavio (1524-86), sucesor de Pedro Luis como Duque de Parma, que contrajo matrimonio con Margarita de Austria, hija del emperador Carlos V;
  • Ranuccio (1530-65), cardenal;
  • Horacio (1532-53), que contrajo matrimonio con Diana de Francia, hija del rey Enrique II
Su sexualidad

Sin embargo fue públicamente conocida su afición por los varones jóvenes. Existe una carta del secretario apostólico Ambrogio Recalcati en la que en nombre de su padre Pablo III le reprochaba haberse acompañado de amantes varones cuando estaba en misión oficial en la corte del emperador, otra del canciller de la embajada florentina Marco Braccio que detalla una cacería que había organizado para perseguir a un paje del cardenal de Ferrara que había rechazado sus insinuaciones, y numerosos pasquines satíricos que aludían a su homosexualidad y a la inmoralidad de toda la familia Farnesio.
Mención aparte merece el episodio conocido como el rapto de Fano en el que supuestamente violó al obispo de Fano Cosimo Gheri, del que se desconoce si ocurrió realmente o fue una calumnia elaborada por los enemigos de los Farnesio y propalada por los protestantes alemanes.

Condottiero en las guerras italianas

A los dieciocho años de edad empezó su carrera como condottiero. Eran los tiempos de las guerras italianas, una sucesión de conflictos surgidos a finales del siglo XV que involucraron a Francia, el Sacro Imperio Romano Germánico, España, Inglaterra, los Estados Pontificios y casi todos los pequeños estados en que se encontraba dividida Italia en aquella época.
En 1521 había empezado otra guerra, y Pedro Luis se desempeñó como capitán de caballería por cuenta de la República de Florencia, apoyando al ejército imperial-pontificio contra los franceses en el Ducado de Milán, Perugia y Val di Chiana. Hacia 1525, buscando defender los derechos de su esposa contra sus familiares los Orsini, se alió con los Colonna, con quienes en 1526 participó en el asalto al Vaticano.
Una nueva guerra sucedió a la anterior, y en 1527 Pedro Luis se unió al bando imperial del Condestable de Borbón y participó en el Saco de Roma; los excesos cometidos en este episodio motivaron que el papa Clemente VII dictara contra él una condena por rebelión, alta traición y lesa majestad, gravísima pero de difícil aplicación en aquellos tiempos revueltos, de la que pronto fue absuelto gracias a la influencia de su padre en la corte papal.
Apreciado en el bando imperial como un capitán valeroso, competente y resuelto, aunque cruel y represivo, poco después defendió Manfredonia de los ataques franco-venecianos, combatió en Bisceglie y en Umbria a las órdenes de Filiberto de Chalôns, y según algunos autores también en el asedio de Florencia. Tras el final de la guerra en 1530 se retiró a sus feudos de Gradoli.

Ascenso a la sombra del papa

En 1534 murió Clemente VII y en el cónclave que siguió fue elegido el cardenal Farnesio para sucederle en el papado. Siguiendo el nepotismo acostumbrado en la época,[c]​ dos meses después concedió el capelo a sus nietos quinceañeros Alejandro y Guido Ascanio, y el año siguiente Pedro Luis recibió el castillo de Montalto y la exención en el pago del censo de sus señoríos de Canino, Gradoli, Valentano, Latera, Marta y otros lugares en el Lacio.
Ese mismo año se desempeñó como embajador ante Carlos V, que pasaba por Cosenza de vuelta de la jornada de Túnez, con la misión de invitarlo a Roma y de tratar de la restitución a la Santa Sede del Ducado de Camerino, de la celebración de un concilio para afrontar la Reforma protestante y de la paz entre el emperador y el rey de Francia Francisco I, aunque no consiguió del emperador ninguno de los objetivos propuestos.

Confaloniero, Marqués de Novara, Duque de Castro

En 1536 el papa lo absolvió formalmente de las censuras que Clemente VII le había impuesto por los hechos acaecidos nueve años antes durante el Saco de Roma, y el año siguiente le nombró Gonfaloniero y Capitán General de la Iglesia,[35]​[36]​ Pedro Luis compró Frascati a Lucrecia della Rovere y lo permutó con la Cámara Apostólica por la ciudad de Castro,[e]​ a la que después unió el condado de Ronciglione y el resto de sus posesiones en la provincia de Patrimonio de San Pedro para formar el Ducado de Castro, del que el papa le hizo duque en 1537, mientras su hijo Octavio era nombrado gobernador de Nepi.
En 1538 Carlos V separó Novara del Ducado de Milán y lo erigió en marquesado, concediéndolo a Pedro Luis.​Formó parte del séquito papal en la tregua de Niza y pactó un acuerdo matrimonial entre su hijo Octavio y la hija del emperador, Margarita de Austria.
En su desempeño como confaloniero se destacó en la recuperación para los Estados pontificios del Ducado de Camerino, ocupado por el duque de Urbino Francesco Maria della Rovere; en la pacificación de Perugia, que se había rebelado contra el impuesto establecido por el papa sobre la sal; en el asedio y toma de Paliano, donde Ascanio Colonna se había fortificado con el mismo motivo; y en la inspección y reconstrucción de las fortalezas costeras, amenazadas por la presencia de los otomanos.
En 1543 desempeñó una nueva misión diplomática en Génova ante el emperador Carlos V, que regresaba de la jornada de Argel, invitándolo a una entrevista en Busseto en la que se propuso la cesión del Ducado de Milán a su hijo Octavio a cambio de dos millones de escudos, aunque el acuerdo no llegó a hacerse efectivo.

Duque de Parma y Piacenza

A instancias del cardenal Gambara​ y del secretario Apolonio Filareto ​en un consistorio celebrado en agosto de 1545 Paulo III separó de los Estados Pontificios las ciudades de Parma y Piacenza, instituyó con ellas el ducado de Parma y Plasencia e invistió a Pedro Luis como duque con derecho de sucesión, a cambio de la cesión de Nepi y Camerino a la Santa Sede, de la del ducado de Castro a Octavio y del pago anual de 9000 ducados a la Cámara apostólica.
Ese mismo año murió su hermana Constanza, nacieron sus primeros nietos Alejandro y Carlos y fue creado cardenal su hijo Ranuccio.
La erección del nuevo ducado no gustó en el bando imperial. Las dos ciudades (194 400 habitantes contando los territorios circundantes​) habían pertenecido históricamente al Ducado de Milán, feudatario del Sacro Imperio, y tenían un gran valor estratégico y económico en la guerra con Francia, que había ocupado el Piamonte.
Ya en el mismo consistorio en que fue aprobado, el proyecto tuvo la oposición de los cardenales De Cupis, Toledo, Pisani, Carpi y Sadoleto.​Los agentes de Carlos V en Roma, Jean d'Andalot y Pedro de Marquina, presentaron una queja ante el papa; el Senado de Milán protestó formalmente, considerando ambas ciudades como parte de su estado, y en la corte imperial se le negó el tratamiento de duque de Parma y Piacenza, aduciendo que la investidura debía haberse hecho efectiva por parte del emperador, no del papa.
Impedido por la gota, tomó posesión del ducado el 25 de septiembre de 1545 por medio de sus delegados, el obispo de Casale Bernardino della Barba y el de Piacenza Catalano Trivulzio.

Su gobierno en el ducado

Su gobierno en ambas ciudades fue bien acogido por el pueblo llano, pero no así por la aristocracia local, especialmente en Piacenza, donde fijó su residencia: los grandes terratenientes, que hasta entonces habían vivido «bajo el suave yugo de la Iglesia» regidos por un legado pontificio, estaban acostumbrados a ejercer su propio gobierno y justicia dentro de sus feudos y a estar exentos del pago de impuestos, algunos de ellos afines a Francia y otros al Imperio, y llevaron mal los intentos del duque de sujetarlos al poder político.
Las más nobles y poderosas familias entendieron que había venido a gobernarles un hombre, que teniendo un origen similar al del famoso César Borgia, quería valerse de la malsana política de Nicolás Maquiavelo ... y pronto hizo saber que ambicionaba más ser temido que amado, y buscaba oprimir a todos los poderosos que le podían hacer sombra.
Pedro Luis llegó como duque para juntar en su persona la autoridad usurpada, defender al pueblo, asegurar el fruto de los artesanos y los agricultores, frenar a los furibundos, hacer prevalecer la razón y la justicia, extinguir las facciones y hacer prosperar el campo y el comercio, igualando a cada súbdito en su derecho.
Renovó la administración pública tomando como modelo la del Ducado de Milán; instituyó un consejo secreto encabezado por su secretario Apolonio Filareto,  una congregación de siete jurisconsultos con funciones de consejo supremo de justicia y gracia presidido por Claudio Tolomei y una magistratura encargada de la hacienda pública, al frente de la cual puso a Pier Paolo Guidi.
Redujo de 140 a 48 el número de integrantes del consejo de ancianos; se reservó el derecho de nombrar personalmente a los cargos municipales, que tradicionalmente habían sido desempeñados por turnos por miembros de las familias nobles. Prohibió la exportación de cereales sin licencia e impuso nuevas tasas sobre la sal y las caballerías. Levantó un censo de habitantes y un catastro e implantó un servicio de postas entre Parma y Piacenza. Intentó recuperar la ceca de Piacenza, y al no ser capaz, mandó acuñar moneda en la de Novara; en los dos años de su gobierno, el grosso se revalorizó un veinte por ciento.[56]​

Formó una milicia bajo su mando directo de la que estaban excluidos los nobles; comenzó la construcción de una fortaleza con su artillería y la reconducción de las aguas del Po para rellenar el foso, y para la defensa de la ciudad dispuso el desmonte y allanamiento de los lugares una milla a su alrededor, que incluyeron monasterios, molinos, cultivos y caseríos; y ordenó que los que tuvieran tierras o castillos debían residir al menos seis meses en la ciudad, bajo pena de pérdida de sus feudos en caso de desobediencia, sin excepciones.

«Si la vida privada de este duque no estuvo exenta de vicios, su administración no parece que fuese tan reprobable como se quiere hacer creer..»
Varios grandes propietarios, que acostumbrados a sus antiguas prerrogativas nobiliarias se negaron a reconocer las nuevas leyes e impuestos, vieron confiscados sus feudos, como fue el caso de Romagnese, expropiado a Giovanni Dal Verme, Cortemaggiore a Girolamo Pallavicino o Poviglio a Rodolfo Gonzaga.

Su infidelidad a Carlos V

Al mismo tiempo, en la corte de Carlos V las dudas sobre su fidelidad al imperio y sobre su inclinación hacia el bando francés se fueron concretando: en 1543 había corrido el rumor (cierto o no) de que los Farnesio planeaban un atentado contra el emperador;[63]​en 1544 Pedro Luis había facilitado el paso por sus feudos de las tropas de Piero Strozzi en su retirada de la batalla de Serravalle, de lo que Strozzi se había beneficiado para reforzarse y volver a presentar combate en Cerisoles, mientras el año siguiente enviaba a su secretario Aníbal Caro ante el marqués del Vasto para requerir que las fuerzas españolas no pasaran por sus estados; en 1546 se extendió la falsa noticia de la muerte de su sobrino Sforza Sforza di Santa Fiora en la guerra de Esmalcalda, y el duque aprovechó para exigir a su mujer Luisa Pallavicini la entrega de Castel San Giovanni bajo pretexto, real o fingido, de protegerla; en enero del año siguiente estuvo involucrado en la frustrada conjura que Gian Luigi Fieschi protagonizó contra Andrea Doria, gobernador de la República de Génova en nombre del emperador, en la que resultó muerto Giannetino Doria y ese mismo año entraba en tratos para casar a su hija Victoria con el duque de Urbino Guidobaldo II della Rovere, afín a la República de Venecia, y a su hijo Horacio Farnesio, duque de Castro con la hija del rey de Francia.
Simultáneamente, las relaciones entre el Imperio y la Santa Sede se estaban deteriorando: en marzo de 1547 el papa había trasladado el Concilio de Trento a Bolonia contra el parecer del emperador, y en el curso de la guerra se fraguaba una alianza entre Francia, Venecia y los Estados pontificios que incluía a Pedro Luis.[69]​ Carlos V manifestaba su intención de retomar Parma y Piacenza a su consuegro tras la muerte del anciano papa.
Desde Milán, el nuevo gobernador Ferrante Gonzaga (cuya familia estaba enemistada hacía años con los Farnesio​) lo consideraba una amenaza para los dominios imperiales en el norte de Italia y recomendaba tomar Parma y Piacenza por la fuerza antes de que se terminasen las obras de construcción de las fortalezas, pero Carlos V todavía ordenaba postergar la operación.

La conjura

A mediados de 1547 Gonzaga recibía el beneplácito del emperador para derrocar a Pedro Luis, «en la persona del qual, no conviene que por ninguna manera se toque, sino que le echen fuera, porque no se pueda dezir en ninguno modo que fue hecho por nuestro orden ny mandado».
Sin tropas ni dinero suficientes para tomar ambas ciudades por la fuerza, Gonzaga había intrigado con los nobles placentinos descontentos con el gobierno de Pedro Luis y había organizado en secreto una conjura cuyo protagonista principal era Giovanni Anguissola, que buscó la complicidad de Agostino Landi (a quien Andrea Doria ya había hecho una propuesta similar[75]​), Luigi Gonfalonieri y los hermanos Girolamo y Alessandro Pallavicini de Scipione.
El plan era que los conjurados ofrecieran poner Piacenza al servicio de Carlos V y que impusieran un plazo de un solo día para aceptar la oferta; incapaz de informar al emperador en ese tiempo, Gonzaga debería ocupar la ciudad bajo su responsabilidad, exculpando así al emperador. Adicionalmente se pactó que los impuestos deberían reducirse a la cantidad que se pagaba antes de la llegada del duque, que se reconocería la competencia de la justicia placentina en las causas menores de 1000 escudos, y que los conjurados no serían procesados penalmente por sus actos. La inesperada visita de Octavio a Piacenza obligó a retrasar la operación hasta su salida de la ciudad, pues su seguridad no estaría garantizada durante la ejecución de los planes.

Asesinato

El sábado 10 de septiembre de 1547, después de que el duque hubiera terminado de comer, Anguissola entró con dos secuaces en la sala donde solía dar las audiencias dentro de la ciudadela​ y lo apuñaló hasta matarlo, mientras sus cómplices, cada uno acompañado por un reducido grupo de ayudantes (veinte o treinta hombres en total), atacaban a la escasa guardia tudesca y a los sirvientes dejando ocho o diez muertos,​ levantaban el puente sobre el foso para impedir la entrada de refuerzos y soliviantaban a la población en la ciudad.
En la ciudad corrió el rumor de que la ciudadela estaba siendo atacada por los españoles y a su alrededor se formó una muchedumbre de piacentinos. Alessandro da Terni, maestre de campo del duque, apareció al frente de una milicia de mil infantes. Los conjurados colgaron el cadáver de una ventana para que todos lo reconocieran, lo dejaron caer en el foso e improvisaron un breve arenga patriótica y libertaria denunciando los abusos del duque e intentando ganar para su causa a sus conciudadanos; los infantes comenzaron a abandonar la milicia dirigida por Terni, que tuvo que retirarse.
Con disparos de artillería se dio aviso a las ciudades de Lodi y Cremona, desde donde se informó a Ferrante Gonzaga. El domingo 11 los conjurados comparecieron públicamente para justificar su acción y propusieron entregar la ciudad al gobernador de Milán, tal como habían acordado con éste; Gonzaga llegó a Piacenza el lunes para tomar posesión de Piacenza.
El cuerpo de Pedro Luis recibió sepultura en Piacenza; en 1548 su esposa Girolama dispuso la exhumación de sus restos, que fueron trasladados primero a Parma y después al panteón familiar de la isla Bisentina, en el ducado de Castro.


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