Luis Alberto Bustamante Robin; José Guillermo González Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdés; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Álvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Verónica Barrientos Meléndez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andrés Oyarce Reyes; Franco González Fortunatti;
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Platón Eutidemo o el disputador I |
ANEXO |
Eutidemo (Ευθύδημος) es un diálogo de Platón en el que, mediante un magistral recurso dramático, se contrapone la erística (arte de la disputa verbal) propia de los sofistas con la dialéctica (arte de razonar) practicada por Sócrates. El diálogo está compuesto por un Prólogo en el que la conversación entre Sócrates y Critón sirve para presentar la situación y los interlocutores de la discusión del día anterior; un desarrollo de la discusión; y un epílogo. La parte central de la obra está destinada a mostrar el proceder falaz del arte erística de los sofistas, en tres partes, que constituyen tres rondas de disputas verbales cómicas, fuertemente contrapuestas a la demostración seria de Sócrates, desplegada en dos etapas, de contenido protréptico o didáctico. |
Eutidemo es el nombre de dos personajes que aparecen en los diálogos socráticos. En el Libro I de los Memorables, Jenofonte relata la pasión que sentía Critias por el joven Eutidemo y que Sócrates se burlaba de él por eso: Sócrates había observado que Critias amaba a Eutidemo y lo reprendió por ello, diciendo que era degradante para un hombre libre convertirse en alguien "bello en cuerpo y alma" para importunar, por otra parte para nada bueno, a su amado, a quien debía servir de brillante ejemplo. Critias, un sofista y político ateniense, fue el dirigente de los Treinta Tiranos, que después de la Guerra del Peloponeso gobernaron por un corto tiempo en Atenas alrededor del año 404 a. C.. Otro Eutidemo es el personaje del mismo nombre en uno de los diálogos de Platón, Eutidemo, sobre lógica y falacias o sofismas. Los personajes de Eutidemo y su hermano Dionisodoro son sofistas cuestionados por Sócrates en una confrontación entre la erística de Eutidemo y la refutación socrática. |
Síntesis del diálogo Eutidemo o el discutidor de Platón Irene Melfi Svetko Primera parte del diálogo Sócrates comienza el diálogo presentando a Eutidemo, quien mantiene siempre una actitud despreciativa y de superioridad y a su hermano Dionisodoro, persona poco inteligente, que cambia las cosas según las circunstancias. Ambos hermanos vienen desterrados de Turium. Platón, por boca de Sócrates, hace de los dos hombres una descripción en clave irónica, explicando a Critón, viejo amigo de Sócrates, quien admira y respeta al filósofo, que ambos hermanos, Eutidemo y Dionisodoro, muestran un saber universal tanto en el pancracio como en las luchas judiciales, siempre a cambio de dinero. Ellos se caracterizan por saber refutar en la lucha con palabras elocuentes, tanto si es falso o verdadero, así saben salir siempre vencedores en la lucha. De esta manera demuestran un sentimiento de superioridad que a los ojos de todos es sumamente ridículo. Creen tener un saber portentoso con lo que todo lo tiran por tierra, pero son incapaces de construir nada. Sócrates les hace una crítica totalmente irónica, quizás la más sangrienta que se haya visto, pues los sofistas llevan un año hablando y no han producido nada. A tal punto es la ironía de Sócrates que los trata como si fueran dioses y se pone él mismo como si fuera un ignorante, para pedir a los dos sofistas que enseñen a Clinias, que es un joven aristócrata, tímido, pero que busca la filosofía y la virtud, ese saber prodigioso que tanta fama les ha dado a los sofistas. Platón utiliza todas estas características psicológicas de los personajes, para demostrar la importancia de la educación de Clinias y de la autoeducación, puesto que todo el diálogo ofrece al lector, a cada instante, temas de reflexión sobre su propia conducta. Segunda parte Eutidemo dialoga con Clinias, planteando el tema de “¿quiénes son los que aprenden, los que saben o los ignorantes?” (1) Después de un diálogo engañoso y contradictorio, viendo Sócrates a Clinias semi derrumbado por el sofista, lo interpela mostrándole de qué manera hay que darse a la virtud y al saber, entablando con Clinias un diálogo sublime donde exalta el bien y el ser feliz que solo se logran con la práctica y buen uso de la sabiduría. Le hace ver también lo confuso de los sofistas cuando le muestran las palabras “aprender” y “comprender”, y como los sofistas están jugando con él. Nuevamente exhorta Sócrates a Eutidemo y a Dionisodoro a que le den una lección al joven para vivir feliz como hombre de bien, ironizando en su alocución y poniéndose él mismo como un humilde profano, y en el papel del ignorante, como lo expresó anteriormente. Toma la palabra Dionisodoro, el mayor de los hermanos, y tras un diálogo que busca confundir y discutir por discutir con Clinias, utiliza la erística, o el abuso de la técnica dialéctica, hasta el punto de convertirla en vana disputa. llega a decir que Sócrates y los demás allí reunidos buscan la muerte de Clinias, esto despierta una gran indignación en Ctesipo, a quien Sócrates describe “de una naturaleza bien dotada, pese a su impulsiva violencia, que es efecto de la juventud” (2). Ctesipo, después de escuchar un dialogo insidioso sobre dar muerte a Clinias, le responde le responde vehementemente. “Si no fuera una grosería excesiva el decirlo, diría que caiga la desgracia sobre tu cabeza por atreverte a proferir contra mí, y contra los demás, una mentira cuyo solo enunciado es a mis ojos un sacrilegio, al decir que yo quisiera su aniquilación” (3). Viendo, Sócrates tan enfadado a Ctesipo, se pone a bromear con él, en tono suave para dar aún más fuerza a su ironía, y le dice: “A mi modo de ver, hemos de admitir de los extranjeros lo que dicen, si a ellos les agrada hacernos este don, sin discutir por una palabra: aniquilar. Si ellos saben aniquilar a la gente de manera que las transforman de viciosas e insensatas en virtuosas y razonables, sea porque ellos dos han descubierto por si mismos el medio de hacerlo, bien sea porque hayan aprendido de otro el secreto de una destrucción y una aniquilación capaces de dar muerte a un malvado para hacerle reaparecer como hombre honrado, y evidentemente lo saben, al menos reivindicaban para sí ese arte. Que den muerte a este muchacho y le hagan razonable y por añadidura a todos nosotros, y si los jóvenes tenéis miedo, que hagan el ensayo sobre mí, como si fuera un Cario, yo que soy viejo, estoy dispuesto a correr ese riesgo” (4). Más adelante, la dialéctica de Sócrates, mediante una pregunta absurda pone a prueba a su adversario, quien primero responde una cosa y al pedirle Sócrates que lo aclare, el sofista dice exactamente lo contrario. Esta técnica dialéctica es muy propia de Sócrates. Tercera parte En la última parte Critón y Sócrates hacen una crítica clara de los sofistas, definiéndolos como aquellos que se creen más sabios que nadie, que usan la filosofía y la política, pero que se quedan en el mundo de la doxa, o la opinión. Sócrates piadosamente y no sin ironía los toma por lo que son, reconociéndoles su ingenio y obstinada valentía aún para defender la falsedad. Y para finalizar Sócrates dice a Critón hablando de Eutidemo y Dionisodoro: “Situados en tercera fila en la realidad, buscan la manera de ocupar la primera en la opinión. Perdonémosles esta ambición, y sin enfadarnos tomémosles por lo que son. Hay que dar buena acogida a todo el que manifiesta en sus expresiones la chispa más pequeña de razón y lleva adelante su ingeniosidad con una valentía obstinada” (5). “Ignoras tú, mi querido Critón que en toda clase de ocupaciones las gentes mediocres y sin valor son el número mayor, y los espíritus serios y dignos de toda estimación son la minoría” (6). Conclusión Si bien el tema fundamental de Eutidemo o el discutidor, es el de los sofistas, Platón no pierde la oportunidad de lucir la estrategia de la dialéctica de Sócrates, en este caso de un modo irónico, para resaltar la mediocridad del sofista que tanto dice una cosa como la contraria, con tal de sacar ventaja, ya económica, ya de imagen. Otro tema que también se ve en muchos diálogos de Platón, es el de la importancia de la educación, y la formación constante a lo largo de la vida, basada siempre en el desarrollo de virtudes. En este momento histórico en que tanto en la política como en el comercio, como en el diario vivir están tan de moda los postulados sofistas, es interesante volver a la verdad y hacer una reflexión sobre qué ejemplos están recibiendo los jóvenes, para acercarlos a la justica, a la verdad, y al honor. Notas Platón. Obras completas. Editorial Aguilar. Segunda edición, séptima reimpresión. Madrid 1988. Pág. 473. Opus citatum pág. 469. Op. Cit. pág. 477. Op. Cit. pág. 479. Op. Cit. pág. 495. Op. Cit. pág. 496. Procedencia de las fotos: Esculturas de Irene Melfi Svetko y https://pixabay.com Bibliografía Platón. Obras completas. Editorial Aguilar. Segunda edición, séptima reimpresión. Madrid 1988. |
Roy Cohn y Donald Trump. |
'The Apprentice': la forja de Donald Trump |
La película, cuyo estreno han torpedeado los abogados del expresidente, retrata al magnate en la Nueva York de los 70 Se han lanzado la película The Apprentice. La historia de Donald Trump. Este largometraje de producción canadiense, centrado en la forja del joven Donald Trump en el Nueva York de los años setenta y ochenta. Ningún cineasta estadounidense aceptó dirigirlo y acabó cayendo en manos de un Ali Abbasi, iraní exiliado en Dinamarca. Una vez terminado, hubo un conflicto con el corte final por una escena en la que Trump agrede sexualmente a su primera esposa, Ivana, que se temía pudiera dar pie a una demanda judicial. Una de las empresas productoras, la estadounidense Kinematics-sorprendentemente propiedad de Mark Rapaport, yerno del billonario Dan Snyder, republicano y donante de la campaña de Trump- amenazó con impedir el estreno si no se eliminaba. Otro de los productores compró su participación para evitar el bloqueo, pero cuando se ofrecieron los derechos de distribución, ninguna de las grandes distribuidoras quiso hacerse cargo de la película. Al final, la distribución en Estados Unidos ha quedado en manos de la modesta Briarcliff Entertainment. El origen del proyecto es el guion del periodista de Vanity Fair Gabriel Sherman, cuyo libro The Loudest Voice in the Room, sobre Roger Alies y Fox News, dio pie a la potente serie La voz más alta. De un gran manipulador entre bambalinas ha pasado ahora a un gran manipulador en primera línea del frente político: Donald Trump. Para retratarlo, ha optado por centrarse en los años en que se forjó su personalidad y en su relación con el despiadado abogado Roy Cohn. Para quien no sitúe a Cohn, aquí van algunos datos: se bregó como mano derecha del senador McCarthy en los años cincuenta y se hizo un nombre como responsable de enviar a la silla eléctrica al matrimonio Rosenberg, acusados de espiar para los soviéticos. Muy bien conectado con las altas esferas políticas, ejerció después de abogado marrullero e implacable para personajes poderosos y turbios, mientras él mismo acumulaba denuncias por malas prácticas. Sin embargo, el todopoderoso Cohn tenía un secreto: su homosexualidad jamás asumida y públicamente camuflada con actitudes homófobas. Hasta que se contagió de sida y dedicó las pocas energías que le quedaban a desmentir su enfermedad y hacerla pasar por un cáncer del hígado. Cohn, que fue algo muy parecido a la encarnación del mal absoluto, tiene también un punto de personaje de tragedia shakesperiana por sus flaquezas. Hay un buen documental sobre él, La historia de Roy Cohn, cuyo título original es más contundente: Bully, Coward, Victim (abusón, cobarde, víctima). Su figura tuvo tanta relevancia que fue incorporado como personaje por Tony Kushner en su ambiciosa pieza Angels in America -uno de los hitos del teatro americano contemporáneo-, adaptada en formato de teleserie por Mike Nichols como Ángeles en América, en la que lo interpretaba un portentoso Al Pacino. Racismo. Si les apunto todo esto es porque en The Apprentice Cohn tiene tanto protagonismo como Trump. Los Trump lo contrataron para que defendiera a su constructora de la acusación de discriminar a los negros como potenciales inquilinos de sus edificios. Eran culpables de racismo hasta la médula, pero Cohn logró que salieran declarados inocentes, utilizando sus habituales técnicas de contraataque que incluían el chantaje con fotografías o grabaciones comprometedoras. En la película, Roy Cohn le enseña al joven Trump las tres reglas básicas para triunfar y mantenerse en la cima.
The Apprentice tiene un aspecto estético muy interesante. Abbasi -cuyo anterior largometraje, Holy Spider, es un portentoso thriller que denuncia la miseria moral del régimen de los ayatolás- opta por dar a la película el estilo visual de la época que retrata. La textura de las imágenes es la del cine de los setenta y la televisión de los ochenta, lo cual da como resultado un aire de falso documental que le sienta muy bien. Hay que destacar además la inteligente elección del reparto, con parecidos más que razonables con los personajes retratados. Sebastian Stan -que viene de interpretar al Soldado de Invierno en la franquicia de Marvel- es un muy creíble joven Trump en formación; Jeremy Strong -que viene de Succesion– es un mefistofélico Roy Cohn, la búlgara Maria Bakalova da vida a Ivana y un irreconocible Martin Donovan compone un magnífico patriarca Trump. En el retrato de un magnate sin escrúpulos y un futuro líder populista, el camino más tentador es tirar por la caricatura grotesca: es lo que hacía Paolo Sorrentino con Berlusconi en Silvio (y los otros). Sherman y el director Abbasi optan por otra estrategia: matizar a los personajes y dotarlos de complejidades, claroscuros y flaquezas. En el caso de Cohn asistimos al desmoronamiento por la enfermedad -y la vergüenza- de un tipo que basó toda su carrera en resultar amenazador y temible. Populismo En el caso de Trump, aquí es un joven marcado por un padre autoritario, un hermano mayor que descarrila y sus propias inseguridades iniciales. El resultado es una cinta que por motivos obvios no gustará a los trumpistas, pero que probablemente a los antitrumpistas les parezca demasiado condescendiente. Y esto tal vez sea un indicativo de que es una buena película. No se limita a retratar al monstruo, sino que indaga en cómo se forjó y apunta para equilibrar la balanza algunas de sus intuiciones visionarias, como que el degradado centro de Nueva York de los setenta se recuperaría y, por tanto, invertir allí no era un suicidio, sino un gran negocio. Cuando Cohn descubre al joven Donald Trump, ve en él al aprendiz perfecto al que va a poder moldear y utilizar. Se proyecta sobre él como la figura paterna que Donald nunca tuvo en su despótico padre. Lo protege y lo va cincelando y endureciendo, hasta que el discípulo supera al maestro y aprende a aplicar mejor que él sus tres reglas. Tres reglas que populistas de ideologías muy diferentes emplean hoy en la política con gran éxito y elevado peligro para la democracia. A alguno de ellos lo tenemos muy cerca y lo vemos actuar a diario. |
Roy Marcus Cohn (20 de febrero de 1927 – 2 de agosto de 1986) fue un abogado estadounidense cuya carrera fue conocida principalmente como brazo derecho del senador Joseph McCarthy durante el período de las audiencias realizadas en contra de los supuestos comunistas que se encontraban en el gobierno de los Estados Unidos. Una persona controvertida, tuvo un gran poder político en su época. Reputación En 1978, Ken Auletta escribió en un perfil de Cohn para Esquire : "Él lucha por sus casos como si fueran los suyos. Es una guerra. Si siente que su adversario ha sido injusto, es una guerra a muerte. No hay banderas blancas. No hay señor buen tipo. Los clientes potenciales que quieren matar a su marido, torturar a un socio comercial, romperle las piernas al gobierno, contratan a Roy Cohn. Él es un verdugo legal: el más duro, el más mezquino, el más leal, el más vil y uno de los abogados más brillantes de Estados Unidos". Maureen Dowd escribió en un artículo para The New York Times que describía la película de Matt Tyrnauer ¿Dónde está mi Roy Cohn?:
Varias personas han afirmado que Cohn tuvo una influencia considerable en la presidencia de Donald Trump . Ivy Meeropol, directora de Bully, Coward, Victim: The Story of Roy Cohn , dijo: "Cohn realmente allanó el camino para Trump y lo puso en contacto con las personas adecuadas, le presentó a Paul Manafort y Roger Stone, las personas que lo ayudaron a llegar a la Casa Blanca". Marie Brenner, de Vanity Fair, escribió en un artículo sobre la mentoría de Cohna Trump : "Cohn, que poseía un intelecto agudo... podía mantener a un jurado hechizado. Cuando fue acusado de soborno , en 1969, su abogado sufrió un ataque cardíaco cerca del final del juicio. Cohn intervino hábilmente y realizó un alegato final de siete horas , sin referirse ni una vez a un bloc de notas... Cuando Cohn hablaba, te fijaba con una mirada hipnótica. Sus ojos eran del azul más pálido, aún más sorprendentes porque parecían sobresalir de los lados de su cabeza. Si bienla versión de Cohn de Al Pacino (en la adaptación de Mike Nichols de HBO dede Ángeles en América de Tony Kushner ) capturó la intensidad de Cohn, no logró transmitir su anhelo infantil de ser querido". Los argumentos finales de Roy Cohn. The Closing Arguments of Roy Cohn. Por Lois Romano 21 de diciembre de 1985 Roy Cohn avanza lentamente por la habitación, como si lo hiciera a cámara lenta. Sus infames párpados caídos ahora están caídos, el rostro, que antes era tenso y bronceado, está pálido y huesudo. Su enfermedad se describe como cáncer de hígado y hoy acaba de regresar de otra visita al Good Samaritan Hospital, donde su nivel de hemoglobina se consideró alarmantemente bajo. "Lo siento, llego tarde... Tuve que hacerme una transfusión de sangre... Tardó siete horas", dice con naturalidad, como si estuviera comentando el tráfico de Worth Avenue. A sus 58 años, Roy Cohn lucha por su carrera y su vida, y los insultos de la historia lo rodean por todas partes. Cuando se acomoda en un mullido sofá en la mansión de un amigo en Ocean Drive para lo que será una entrevista de cuatro horas sobre su vida -desde la era McCarthy hasta las portadas de revistas, desde los recientes procedimientos de inhabilitación hasta su propia mortalidad- su atención parece vacilar, a veces su voz apenas es audible. "Te contaré cómo me he sentido en los últimos meses", dice. "Me he sentido como si hubiera muerto y como si hubiera estado presente en mi propio funeral, escuchando todos los panegíricos... me enteré de quién dijo qué, como 'Qué bien, el hijo de puta ya no está' o 'Qué pena, era un luchador duro pero en realidad era un buen tipo'... A veces llegaba al punto en que me despertaba en mitad de la noche y alguien estaba llorando..." El sol de Florida del final de la tarde inunda la habitación mientras Cohn piensa por un momento.
Cohn dice que está en remisión -incluso está planeando su fiesta anual de Año Nuevo- pero se ve frágil con ropa holgada, pantalones caqui y una camiseta deportiva azul. Su ojo derecho está rojo brillante. Después de aproximadamente media hora, su mano derecha comienza a temblar. Se la sostiene con la mano izquierda. Un poco más tarde, su hombro derecho comienza a temblar levemente. Los amigos de Cohn dicen que está mejor que en los últimos meses, y recuerdan lapsus de memoria, lágrimas y conversaciones sobre la muerte. Pero últimamente, dicen, están volviendo a ver a su antiguo luchador. Ese día, llama "idiota total" al asesor principal de un panel disciplinario legal de Nueva York que pretende inhabilitarlo; habla durante 15 minutos sobre por qué la gente ha creído -falsamente, dice- que es homosexual; chismorrea sobre políticos de Washington y filosofa sobre su lucha por la vida. "Ha habido días en los que me decía: '¿Vale la pena? ¿De verdad vale la pena luchar?'", dice. "Es una agonía. Estos días de aburrimiento. Y lo que hacía era jugar con mi tabla de esperanza de vida y decir: 'Si salgo bien de esto, ¿cuánto me queda? Ocho años, seis años, diez años, lo que sea. ¿Y por qué estoy luchando todo esto y pasando por toda esta agonía? La respuesta es: porque no soy un desertor.
Al final, todo se reduce a reflexiones sobre una vida del hombre que la vivió, reflexiones y un juicio. De Nueva York a Washington y de nuevo a Nueva York, ha dado un giro completo. ¿El veredicto de Roy Cohn sobre Roy Cohn? No culpable. En retrospectiva, se ve a sí mismo como un héroe juvenil de la lucha contra el comunismo. A los 23 años, Roy Marcus Cohn ya era un experimentado fiscal adjunto de los Estados Unidos, un experto en "actividades subversivas", y había concluido lo que se convertiría en el primer momento culminante de su carrera: el procesamiento del caso de espionaje de Rosenberg.
Sigue sin arrepentirse del papel que le dio una notoriedad duradera: el de asesor principal del Subcomité de Investigaciones Permanentes del senador Joseph McCarthy y azote, junto con su siempre presente colega G. David Schine, de los agentes comunistas y los incautos que supuestamente permeaban la sociedad estadounidense. De la embajada al aeropuerto viajaron en un infame viaje europeo, buscando lo que consideraban material de lectura antiamericano y castigando al personal. "Creo que McCarthy prestó un servicio sustancial al país al alertar al país sobre la amenaza del comunismo cuando la mayoría de la gente en este país no estaba al tanto de lo mortal que era", dice. "Si no hubiera estado al tanto del hecho de que, después de derrotar a Hitler, nos enfrentábamos a otra banda de asesinos, y McCarthy fue quien abrió los ojos a más gente sobre eso... Por eso lo considero un momento decente en la historia, y creo que se ha exagerado totalmente el hecho de que la gente pierda su trabajo, se tire por las ventanas, todo eso. Todo eso es un montón de tonterías". Si pudiera volver atrás en el tiempo, ¿haría algo diferente? "Por supuesto", dice. "Veinticinco o treinta años después, ¿quién no haría algo de otra manera?... Sí, hay cosas que no volvería a hacer: el viaje a Europa. Nunca lo volvería a hacer, porque en ese momento no entendía que era un viaje sin importancia, algo que cien miembros del personal del Congreso hacen al año. Pero como yo era quien era y Dave Schine era quien era, simplemente entramos en la boca del lobo. Y espero tener suficiente cerebro para no volver a hacerlo". ¿Era tan abrasivo como dicen? "Seguro, pero no estoy seguro de que si no hubiera sido demasiado agresivo hubiera podido conseguir algún resultado, o McCarthy también", afirma. ¿Qué les dice a las personas que dicen que arruinó la vida de las personas? "Digo que nombre uno." Joseph McCarthy se ha pegado a Cohn como los Papeles del Pentágono a Daniel Ellsberg, o como Vietnam a Lyndon Johnson. "Puedo vivir hasta los 300 años y hacer todo tipo de cosas, realizar la mayor operación en la historia de la humanidad, no es que sea una posibilidad, y cuando muera, cuando se refieran a mí, será como el consejo de Joe McCarthy... Así que eso está ahí, eso fue fundido en acero, en hierro". Su asociación con McCarthy le dio fama (y también infamia) a una edad muy temprana y, como él es el primero en admitir, fue una ventaja para su práctica legal, más que un impedimento. Pero hubo un precio. Fue durante los años de McCarthy, por ejemplo, cuando comenzó su disputa de por vida con Robert Kennedy. Sus caminos se cruzaron por primera vez en 1953, cuando McCarthy contrató a Kennedy como asesor adjunto del subcomité. Kennedy renunció pronto y luego reapareció en el comité como asesor de la minoría de los demócratas. Una vez, Cohn se abalanzó sobre Kennedy fuera de una sala de audiencias, pero fue retenido. Años después, como fiscal general de Estados Unidos, Kennedy daría su bendición a tres acusaciones penales distintas contra Cohn (fue absuelto tres veces). Cohn cuenta esta historia sobre haber visto a Kennedy en 1967 en Orsini's, un restaurante de moda de Nueva York: "Llegué a cenar con SI Newhouse, mi mejor amigo, y dos señoritas. Nos sentamos. Unos minutos después, entraron Bobby Kennedy con Margot Fonteyn y se sentaron en una mesa justo al lado de la nuestra. De repente, la conversación se detuvo en nuestra mesa y nunca se inició ninguna conversación en su mesa. Dije, bueno, esto va a ser ridículo y con estos precios no tenemos por qué pasar la noche en silencio.
Pero incluso 13 años después de su primer enfrentamiento, Kennedy no pudo ocultar su odio. "Él dijo: 'Tienes toda la razón, tú llegaste primero. Me voy'. Y llamó al jefe de camareros y le cambió la mesa a otra parte del restaurante. Esa fue la última vez que vi a Bobby Kennedy". Pero Cohn pagó un precio mucho mayor por su fama cuando su vida personal, en particular su relación con Schine, se convirtió en tema de comentarios públicos. A mediados de los años 50, empezaron a surgir rumores sobre su homosexualidad. "La forma en que empezaron a tomar impulso", recuerda Cohn, "fue un discurso pronunciado en el Senado por el senador Ralph E. Flanders de Vermont, quien dijo: '¿Qué es esta extraña relación entre el senador y estos dos asociados?' . . . "Creo que cuando se trata de una situación en la que ambos somos solteros, aunque teníamos veintitantos años, que es una edad respetable para un soltero, supongo, Schine era muy atractivo. Yo, desde luego, no lo era". A Cohn le preguntan por qué nunca se casó.
Cohn dice que también hubo lo que él llama "los momentos de cierre, en lo que respecta al matrimonio". ¿Ha tenido grandes amores? —Barbara Walters —dice sin perder el ritmo—. Barbara Walters. Ay, Dios, sí que hablamos de casarnos... Lo hablamos antes de su boda, después de su boda, durante su boda... Ya sabes cómo son esas cosas... Cohn nunca ha sido de los que se entierran en problemas legales. Prefiere manejar casos de divorcio de alto perfil, batallas sucesorias y acusaciones contra presuntos miembros del crimen organizado, convirtiéndose en el proceso en uno de los litigantes más temidos del país. Su firma, Saxe, Bacon & Bolan, ha asegurado su vida por un millón de dólares, porque la mayoría de sus clientes son sus clientes. "Mira", dice, poniéndose bastante enérgico por primera vez durante la entrevista, "si el presidente del banco tiene una gran demanda antimonopolio que quiere presentar o algo así, con una denuncia de 300 páginas, no soy la persona a la que acudirá porque no me voy a sentar a dictar 300 páginas. Pero si recibe una llamada diciendo que han detenido a su hijo por conducir ebrio o por posesión de drogas o algo así, soy la persona a la que llamará". Califica a la comunidad jurídica de "un grupo de egoístas estirados, para quienes lo más importante en su vida es el club de campo y las fiestas de té". Recuerda que algunos de estos "egoístas estirados" controlan ahora su futuro en lo que respecta al proceso de inhabilitación. "¡Totalmente!", asiente. El 31 de octubre, un panel disciplinario de Nueva York recomendó que Cohn fuera inhabilitado para ejercer la abogacía, alegando que no pagó un préstamo de 100.000 dólares que un cliente le había hecho en 1966 ("Es una de esas palabras que es tan difícil de definir: ¿qué es un préstamo?", dice Cohn), utilizó fondos puestos en depósito para otro cliente y no reveló las quejas pendientes en su contra cuando solicitó la admisión al colegio de abogados del Distrito de Columbia en 1982. Cohn niega haber cometido ningún delito y se enfada cuando se habla del tema. Llama a los miembros del panel "un grupo de gente insignificante" y dice que tienen prejuicios contra él. "El proceso judicial no me importa en absoluto", afirma. "Bill Buckley dijo una vez que había gente común que disfrutaba avergonzando a gente que tenía más éxito que ellos. Y también está el motivo de los celos... La ley ha sido muy buena conmigo, he tenido mucho éxito en el ejercicio de la abogacía, he ganado muchos casos, he perdido muy pocos y no soy parte del grupo de los 'viejos'. Soy anti, soy un iconoclasta." "No sé qué es lo que les molesta en todo esto", continúa, "pero te diré una cosa, no hay una razón honesta, cuando analizas todo el asunto - la edad, la antigüedad, los bigotes de estos casos, el hecho de que nadie perdió un centavo y el hecho de que soy yo, no ninguno de los miles de otros abogados de Nueva York - tienes que, creo que tienes que llegar a la conclusión de que solo están tratando de hacerme daño". Más tarde, durante una cena en un restaurante italiano, Cohn hace un esfuerzo por animarse. Está elegantemente vestido con una chaqueta de pana verde, pantalones blancos y zapatos blancos. En la fiesta participan Gene DeMatteo, un empresario de Florida y viejo amigo de Cohn, y un joven neozelandés, Peter Frazier, presentado como el director de la oficina de la empresa de Cohn. Frazier viaja a menudo con Cohn y lo ha acompañado al Instituto Nacional del Cáncer para recibir un tratamiento experimental. Esta noche, él es quien pone fin a la velada cuando ve a Cohn decaer. En los últimos 16 meses, desde que Cohn descubrió un bulto detrás de la oreja que resultó ser maligno, no ha sido sometido a ninguna operación. Todo su tratamiento ha consistido en quimioterapia y medicamentos. No se le permite beber alcohol, pero esta noche se ha tomado una copa de champán. Intenta valientemente conseguir el cheque de DeMatteo (sin éxito) y luego bromea: "Nunca puedo cobrar un cheque con Gene. La última noche que le gané el cheque, me envió un auto al día siguiente... ¿No es así, Peter?". "Sí, era un Lincoln", confirma Frazier. A medida que la noche se acerca a su fin, Cohn dice que cree que la marea del sentimiento público está cambiando a su favor, "porque ahora, con la situación con la Unión Soviética, McCarthy ya no es una mala palabra en el interior de Estados Unidos". Finalmente se le pregunta cómo quiere ser recordado. "No tengo elección. No quiero pensar en ello. Porque sé cómo me van a recordar. Voy a ser el consejero principal de Joe McCarthy por el resto de mi vida, sin importar qué otra cosa buena o mala haga a los ojos de los demás. Y estoy perfectamente feliz con esa denominación mientras los que están del otro lado puedan ver que hay otro lado". |
1. “Go after a man’s weakness, and never, ever, threaten unless you’re going to follow through, because if you don’t, the next time you won’t be taken seriously.” |
« Ve tras la debilidad de un hombre y nunca, jamás, amenaces a menos que estés dispuesto a cumplirlo, porque si no lo haces, la próxima vez no te tomarán en serio »
2. “I don’t write polite letters. I don’t like to plea-bargain. I like to fight.” |
« No escribo cartas educadas. No me gusta negociar acuerdos. Me gusta pelear »
3. “I bring out the worst in my enemies and that’s how I get them to defeat themselves.” |
« Saco lo peor de mis enemigos y así consigo que se derroten a sí mismos »
4. “McCarthy generally, as an individual, was a liberal. He was, in economic philosophy and a lot of other things, extremeyl liberal.” |
« McCarthy, en general, era un liberal. En filosofía económica y en muchas otras cosas, era extremadamente liberal »
5. “I don’t want to know what the law is, I want to know who the judge is.” |
«No quiero saber cuál es la ley, quiero saber quién es el juez»
6. “My scare value is high. My arena is controversy. My tough front is my biggest asset.” |
« Mi valor de intimidación es alto. Mi terreno es la controversia. Mi fachada dura es mi mayor activo »
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