Aldo Ahumada Chu Han |
Source: for the English text, the Times of London, May 31, 1906, page 5F (citing the Foreign Office Treaty Series no. 6, Cd. 2923). For the Spanish text, the Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía (citing the Gaceta de Madrid, May 30, 1906, num. 150, tomo II p. 829). According to the latter source, the ratifications were exchanged on May 23 in London. Note that, following diplomatic usage, the king of Spain is named before the king of the United Kingdom (and his representative signs first) in the Spanish text, and conversely in the English text.
Fuente: para el texto en inglés, The Times of London, 31 de mayo de 1906, página 5F (citando el Foreign Office Treaty Series no. 6, Cd. 2923). Para el texto en español, Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía (citando la Gaceta de Madrid, 30 de mayo de 1906, núm. 150, tomo II p. 829). Según la última fuente, las ratificaciones se intercambiaron el 23 de mayo en Londres. Tenga en cuenta que, después del uso diplomático, el rey de España se nombra antes que el rey del Reino Unido (y su representante firma primero) en el texto en español, y viceversa en el texto en inglés.
Be it known unto all men by these Presents that whereas His Catholic Majesty Alfonso XIII, King of Spain, has judged it proper to announce his intention of contracting a marriage with Her Royal Highness Princess Victoria Eugénie Julia Ena, niece of His Majesty Edward VII., King of the United Kingdom of Great Britain and Ireland and of the British Dominions beyond the Seas, Emperor of India, and daughter of Her Royal Highness the Princess Beatrice Mary Victoria Feodore (Princess Henry of Battenberg), in order, therefore, to treat upon, conclude, and confirm the Articles of the Treaty of the said marriage, His Britannic Majesty on the one part, and His Catholic Majesty on the other part, have named as their Plenipotentiaries, that is to say: | Sepan todos por la presente que por cuanto Su Majestad Católica DON ALFONSO XIII, REY de España, ha juzgado conveniente anunciar su propósito de contraer matrimonio con Su Alteza Real la Princesa Victoria Eugenia Julia Ena, sobrina de Su Majestad Eduardo VII, Rey del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda y de los Dominios Británicos de Ultramar, Emperador de la India, e hija de Su Alteza Real la Princesa Beatriz María Victoria Feodora (Princesa Enrique de Battenberg); por tanto, con objeto de negociar, aprobar y confirmar los Artículos del Tratado de dicho matrimonio, Su Majestad Católica, por una parte, y Su Majestad Británica, por la otra, han nombrado sus Plenipotenciarios, a saber: |
His Majesty the King of the United Kingdom of Great Britain and Ireland and of the British Dominions beyond the Seas, Emperor of India, the Right Honourable Sir Edward Grey, a baronet of the United Kingdom, a Member of Parliament, His Majesty's Principal Secretary of State for Foreign Affairs; And His Majesty the King of Spain, His Excellency Señor Don Luis Polo de Bernabe, His Ambassador Extraordinary and Plenipotentiary at the Court of His Britannic Majesty; | Su Majestad el REY de España, al Excmo. Sr. D. Luis Polo de Bernabé, Su Embajador Extraordinario y Plenipotenciario cerca de Su Majestad Británica; Y Su Majestad el Rey del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda y de los Dominios Británicos de Ultramar, Emperador de la India, al Muy Honorable Sir Eduardo Grey, Baronet del Reino Unido, Miembro del Parlamento, Primer Secretario de Estado de Su Majestad para los Negocios Extranjeros; |
Who, after having communicated to each other their full powers, found in good and due form, have agreed upon and concluded the following Articles: | Los cuales, después de haberse comunicado mutuamente sus plenos poderes, que fueron hallados en buena y debida forma, han acordado y convenido los siguientes artículos: |
ARTICLE I. It is concluded and agreed that the marriage between His said Majesty King Alfonso XIII. And Her said Royal Highness the Princess Victoria Eugénie Julia Ena shall be solemnized in person at Madrid as soon as the same may conveniently be done. | ARTÍCULO PRIMERO Se conviene y acuerda que el matrimonio entre Su Majestad el REY DON ALFONSO XIII y Su Alteza Real la Princesa Victoria Eugenia Julia Ena se celebrará en persona, en Madrid, tan pronto como sea posible. |
ARTICLE II. His said Majesty King Alfonso XIII. engages to secure to Her said Royal Highness the Princess Victoria Eugénie Julia Ena from the date of her marriage with His Majesty, and for the whole period of the marriage, an annual grant of 450,000 pesetas. His said Majesty King Alfonso XIII. also engages, if, by the will of Divine Providence, the said Princess Victoria Eugénie Julia Ena should become his widow, to secure to her, from the date of his death, an annual grant of 250,000 pesetas, unless and until she contracts a second marriage, both these grants having already been voted by the Cortes. The private settlements to be made on either side in regard to the said marriage will be agreed upon and expressed in a separate Contract, which shall, however, be deemed to form an integral part of the present Treaty, and the High Contracting Parties hereby mutually engage themselves to be bound by its terms. | ARTÍCULO II Su referida Majestad el REY DON ALFONSO XIII se compromete a asegurar a Su referida Alteza Real la Princesa Victoria Eugenia Julia Ena desde la fecha de su matrimonio con Su Majestad y durante todo el período de dicho matrimonio una asignación anual de 450.000 pesetas. Su referida Majestad el REY DON ALFONSO XIII se compromete también si, por voluntad de la Divina Providencia, la referida Princesa Victoria Eugenia Julia Ena quedase viuda, a asegurarle desde la fecha de su muerte una asignación anual de 250.000 pesetas, a menos que y hasta que contraiga un segundo matrimonio, habiendo sido ya votadas por las Cortes ambas asignaciones. Las condiciones privadas o capitulaciones que se propongan por cada una de las Partes con respecto al referido matrimonio se convendrán y expresarán en un contrato separado que, sin embargo, se considerará como formando parte integrante del presente Tratado, y las Altas Partes Contratantes se comprometen mutuamente por la presente a someterse a sus términos. |
ARTICLE III. The High Contracting Parties take note of the fact that Her Royal Highness the Princess Victoria Eugénie Julia Ena, according to the due tenor of the law of England, forfeits for ever all hereditary rights of succession to the Crown and Government of Great Britain and Ireland and to the Dominions thereunto belonging or any part of the same. | ARTÍCULO III Las Altas Partes Contratantes toman nota del hecho de que Su Alteza Real la Princesa Victoria Eugenia Julia Ena, conforme al tenor de la ley inglesa, pierde para siempre todos los derechos hereditarios de sucesión a la Corona y Gobierno de la Gran Bretaña e Irlanda y a los dominios de ella o a cualquier parte de los mismos. |
ARTICLE IV. The present Treaty shall be ratified, and the ratifications shall be exchanged at London as soon as possible. | ARTÍCULO IV El presente Tratado se ratificará, y las ratificaciones se canjearán en Londres tan pronto como sea posible. |
In witness whereof, the respective Plenipotentiaries have signed the same, and have affixed thereto the seal of their arms.Done in duplicate at London, the 7th of May, in the Year of Our Lord 1906. (L.S.) EDWARD GREY (L.S.) LUIS POLO DE BERNABÉ | En testimonio de lo cual los Plenipotenciarios respectivo lo han firmado y puesto en él el sello de sus armas. Hecho por duplicado en Londres a 7 de Mayo del año de Nuestro Señor 1906. Firmado.- L.S.- LUIS POLO DE BERNABÉ. Firmado.- L. S.- EDWARD GREY. |
Nombre: Victoria Eugenia Julia Ena de Battenberg y Wettin.
Victoria Eugenia de Battenberg. Castillo de Balmoral (Reino Unido), 24.X.1887 – Lausana (Suiza), 15.IV.1969. Esposa de Alfonso XIII, Reina de España.
Era hija de la princesa Beatriz del Reino Unido —la hija menor de la reina Victoria— y de Enrique de Battenberg —cuyo padre era el príncipe Alejandro de Hesse—. Tuvo tres hermanos, Alejandro, el primogénito, y Leopoldo y Mauricio, que nacieron después que ella. Sus dos primeros nombres le fueron impuestos en honor a su abuela materna, que el año del nacimiento de la futura reina de España, cumplía el cincuenta aniversario de su acceso al trono británico, y a su madrina de bautismo, Eugenia de Montijo, viuda ya del emperador de Francia Napoleón III, a quien unía una estrecha amistad con la reina Victoria desde que comenzara su exilio en Inglaterra, en 1870. Entre los nombres que recibió Victoria Eugenia también estaban los de Julia, como homenaje a su abuela materna —la condesa polaca Julia von Hauke—, y el de Ena, de origen gaélico, para celebrar que fuera el primer miembro de la familia real, desde Carlos I, en 1600, que nacía en Escocia; este último fue el nombre utilizado familiarmente y por el que siempre se la conoció en Gran Bretaña, al contrario que en España. A través de su ascendencia materna —fueron treinta y nueve los nietos de la reina Victoria— estuvo emparentada próximamente con numerosos monarcas europeos, además del británico; por ejemplo, era prima hermana del kaiser Guillermo II de Alemania y de la zarina Alejandra, esposa de Nicolás II de Rusia.
Fue educada en la Corte británica —una corte itinerante por los palacios de Buckingham, Windsor, Sandringham, Balmoral y Osborne, en la isla de Wight— ya que su madre acompañó siempre a la reina Victoria.
Si ésta dio el consentimiento de la boda de su hija menor y preferida, en 1885, fue precisamente con la condición de que el matrimonio viviera con ella y no tuviera una residencia propia. La austeridad y el carácter estricto de la Reina y de la Corte influyeron en la futura reina de España. Ella misma destacó la disciplina y la puntualidad adquiridas entonces. Y, paradójicamente, también se inició entonces una de las grandes aficiones de su vida, el gusto por las joyas, al contemplar las alhajas de su abuela y asistir a los últimos preparativos de la presentación de ésta en público. En su educación intervino personalmente su padre, que apenas tenía otras obligaciones que las domésticas; por indicación de éste, durante la infancia y hasta la llegada de tutores varones para sus hermanos, recibió las mismas enseñanzas que éstos, adquiriendo el gusto por diversos deportes, especialmente la equitación. Desde los siete años, acompañó a su abuela en las estancias que en primavera hacía en el sur de Francia. En 1896, su padre murió a consecuencia de unas fiebres contraídas en el curso de una expedición militar al África Occidental.
Las cosas cambiaron completamente para Victoria Eugenia tras la muerte de la reina Victoria, en 1901, y el traslado de la familia al palacio de Kensington, en Londres. En la capital británica pudo llevar una vida mucho más libre. En los años siguientes, visitó a su madrina en Biarritz y realizó un largo viaje por Egipto.
Aunque con motivo de las fiestas de coronación de su tío, Eduardo VII, se le había permitido aparecer en público, su presentación en sociedad no tuvo lugar hasta 1905 mediante un espléndido baile que el Rey dio en el palacio de Buckhingham. Aquel mismo año había de producirse el acontecimiento fundamental de su vida: el encuentro con el rey Alfonso XIII de España.
Alfonso XIII era un joven de diecinueve años, que desde hacía tres reinaba efectivamente en España. El 27 de mayo de 1905 había emprendido su primer viaje al extranjero, a París y Londres, con objeto de refrendar la adhesión de España a la Entente suscrita por Francia y el Reino Unido en 1904. Esta adhesión venía a sacar a España del peligroso aislamiento internacional en que había quedado después de 1898, y suponía un cambio fundamental en la orientación de su política exterior: de la alianza con Alemania, mantenida en los últimos decenios del siglo XIX, a la amistad con Francia e Inglaterra. Pero el viaje a Inglaterra de un rey joven, soltero, de quien se esperaba que pronto contrajera matrimonio y diera herederos a la Corona, tenía también otra finalidad: que pudiera conocer a jóvenes de la familia real británica.
Concretamente, entre los gobiernos inglés y español, se había hablado de la posibilidad de un enlace con la princesa Patricia de Connaught, nieta de la reina Victoria. La reina madre, María Cristina de Austria —que seguía ejerciendo una gran influencia sobre su hijo— hubiera preferido que la elegida fuera católica y centroeuropea, con el fin de reforzar los lazos tradicionales de España con Alemania y Austria. El Rey, por su parte, había manifestado que sólo se casaría con una mujer de la que estuviera enamorado. Personalmente, Alfonso XIII sentía una gran atracción por Inglaterra, aunque no conociera bien su idioma.
Como ha escrito José María Jover, “en la persona de Alfonso XIII había muchos factores que convergían en favor de una britanización de España: desde el clima intelectual del momento [...], las lecciones del profesor Santamaría de Paredes, y la admiración del joven Rey por la Corte británica y por el rey Eduardo VII; desde su afición a formas de vida muy siglo XX —deporte, automovilismo— y esa preferencia como ‘hombre de negocios’ por el capital mobiliario que choca con la tradicional preferencia estamental por la propiedad territorial, hasta la racional convicción de que sólo contando con la marina británica sería posible dotar de seguridad a las costas y las islas españolas de la región del Estrecho”.
Tras su estancia en París, el Rey llegó a Londres el 5 de junio de 1905. La visita a la capital británica duró cinco días. La relación con Patricia de Connaught se mostró inviable por decisión de ésta, que ya estaba sentimentalmente comprometida, pero en el curso de las celebraciones y fiestas oficiales, Alfonso XIII conoció y se enamoró de otra de las nietas de la reina Victoria, la joven de diecisiete años Victoria Eugenia, de quien Azorín, corresponsal de ABC en la capital británica, escribió que era imposible “imaginar una muchacha más linda, más delicada y espiritual, que esta princesa rubia”.
Los jóvenes mantuvieron en los siguientes meses una relación epistolar, en la que se declararon su amor.
En noviembre de 1905, Alfonso XIII realizó un viaje a Berlín y a Viena, donde tuvo ocasión de conocer a otras jóvenes princesas, pero su elección ya estaba hecha.
Victoria Eugenia, después de obtener la aprobación de Eduardo VII y de su madre, se mostró encantada con la posibilidad de convertirse en reina de España. Después de un encuentro de los jóvenes, junto con sus respectivas madres, en la villa Mouriscot de Biarritz y en el palacio de Miramar de San Sebastián, en enero de 1906, se anunció oficialmente el compromiso. Antes del enlace, la novia tuvo que pasar por un duro trance: abjurar del protestantismo y recibir el bautismo católico, ceremonia celebrada en la intimidad del palacio de Miramar.
La boda real se celebró en el madrileño templo de San Jerónimo, el 31 de mayo de 1906. Alfonso XIII tenía veinte años y Victoria Eugenia, dieciocho. Al volver a palacio, en carroza descubierta, los Reyes fueron objeto de un atentado del que asombrosamente salieron ilesos pero en el que murieron unas veinticinco personas y otras cien resultaron heridas. El autor fue un anarquista, Mateo Morral, que arrojó sobre la comitiva una bomba envuelta en un ramo de flores desde un balcón de la casa número 88 de la calle Mayor, casi enfrente del palacio de Capitanía. La carroza real quedó destrozada; los reyes, manchados de sangre, tuvieron que seguir el trayecto en uno de los coches de respeto. El baile que había de celebrarse quedó cancelado, pero no así la cena con los invitados, aquella misma noche. También tuvo lugar la recepción oficial al día siguiente.
La llegada de Victoria Eugenia al Palacio Real de Madrid fue, de acuerdo con el testimonio de la tía del Rey, la infanta Eulalia de Borbón, “como un florecer de juventud, gracia y sonrisa en la adusta corte madrileña”.
La Reina suavizó las costumbres y el protocolo que durante la regencia de María Cristina de Habsburgo se habían hecho cada vez más severos y rígidos. La reina madre siguió viviendo en palacio pero supo colocarse en un discreto segundo plano, retirada en dependencias particulares. La tía mayor del Rey, la infanta Isabel, la Chata, sí se mudó a un palacete próximo, en la calle Quintana. Victoria Eugenia hizo instalar calefacción central en palacio y mandó montar un cinematógrafo en la llamada sala de columnas, donde por las noches se proyectaban películas para toda la familia. Instituyó la costumbre de tomar el té a las cinco, lo que hacía a solas con el Rey. A diferencia de la época anterior, la Corte madrileña se hizo “risueña y ligera, bailarina y frívola, moderna y lujosa”. La influencia de la Reina trascendió los límites de palacio. “Desde que Victoria llegó a España —continúa diciendo la infanta Eulalia— ella fue la guía de la moda madrileña [...]. Victoria Eugenia hizo en la moda y en la vida de la mujer española, lo que Ganivet pedía para nuestra política: la europeizó”.
Respecto a la política exterior, la boda del Rey vino a reforzar la orientación franco-británica adoptada en 1904, como pudo comprobarse en la Conferencia de Algeciras, en 1906, y en la firma de los Acuerdos de Cartagena de 1907. Sin embargo, España mantuvo su neutralidad en la Primera Guerra Mundial.
Alfonso XIII y Victoria Eugenia tuvieron seis hijos: Alfonso, príncipe de Asturias (1907), Jaime (1908), Beatriz (1910), Cristina (1911), Juan (1913) y Gonzalo (1914). El primogénito, Alfonso, y el último de los varones, Gonzalo, nacieron enfermos de hemofilia, una enfermedad transmitida por las mujeres y padecida por los hombres. El infante don Jaime, libre de la enfermedad, padeció, sin embargo, una sordomudez consecuencia de una mastoiditis mal operada que, a pesar de una esmerada educación, limitaba considerablemente sus actuaciones. Los infantes Alfonso y Jaime terminaron renunciando a sus derechos dinásticos en favor de don Juan de Borbón y Battenberg, que aseguró la continuidad sucesoria.
Aunque se ha escrito que Alfonso XIII fue claramente advertido, antes de la boda, de la existencia de la enfermedad hemofílica y de su posible transmisión, no parece que fuera así. Las relaciones entre los regios esposos se deterioraron gravemente al comprobarse que Victoria Eugenia era portadora de la hemofilia. El distanciamiento entre ellos se convirtió en una separación en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, que se materializaría años más tarde, en 1931, ya en el exilio, aunque sin llegar a formalizarla. El Rey mantuvo diversas relaciones extramatrimoniales, ampliamente conocidas.
La Reina, por su parte, actuó siempre con gran dignidad y prudencia.
Victoria Eugenia dedicó gran parte de su actividad en España a labores asistenciales. Entre ellas destaca la reorganización de la Cruz Roja Española, con la fundación del Hospital de San José y Santa Adela en la avenida madrileña que lleva el nombre de la Reina, y de otros semejantes en Sevilla y Barcelona; la creación de una Escuela de Enfermeras, donde también se formaron las damas auxiliares de Sanidad Militar que llevaron a cabo una destacada labor en la atención de los heridos en la guerra de Marruecos. También son de citar la Liga Antituberculosa, reorganizada bajo su presidencia en Patronato Antituberculoso y la creación de la Liga contra el Cáncer. Colaboró asimismo ampliamente en la oficina de información y ayuda a las poblaciones afectadas por la Primera Guerra Mundial, que el Rey organizó en el mismo palacio, y que llevó a cabo una importantísima labor humanitaria, reconocida internacionalmente.
A partir de 1912, los Reyes residieron durante el verano en el palacio de la Magdalena, en Santander. A la Reina le gustaba mucho aquel lugar que le recordaba el paisaje y el clima de su país de origen, y también el edificio de estilo inglés. Allí pudieron practicar los deportes a los que tanto el Rey como ella eran aficionados: el golf —en el club de Pedreña, al otro lado de la bahía—, la vela, el tenis y la equitación.
La reina Victoria Eugenia se mantuvo siempre al margen de toda actividad política. Como ella misma le dijo a Pedro Sainz Rodríguez, en Fontainebleau, en 1931:
“yo tengo la conciencia tranquila de haber permanecido siempre ajena a las divisiones políticas, de haber tratado a todo el mundo con la misma cortesía y haber dedicado todos los esfuerzos que he podido a la organización de la beneficencia y de la caridad en España”.
A pesar de ello, en esta misma ocasión —sin duda, bajo la impresión de la caída de la Monarquía tras las elecciones municipales de abril de 1931— la Reina afirmaba tener la sensación de no haber “sido nunca verdaderamente querida, de no haber llegado a ser popular”. Victoria Eugenia abandonó España un día después que su esposo, el 15 de abril de 1931. En la mañana de aquel día, junto con los infantes, salió en coche del Palacio Real para tomar el tren en la estación de El Escorial, con destino a Irún y, más tarde, a París, donde se reunió con Alfonso XIII.
Tras la separación material —que no formal— de su esposo, que ya se ha mencionado, Victoria Eugenia volvió a vivir principalmente en Londres. En 1935, se celebraron en Roma las bodas de sus hijos, los infantes Jaime, Beatriz y Juan, a las que no asistió. Pero sí al bautizo, en enero de 1938, también en la capital italiana, del hijo varón del infante don Juan, el futuro rey Juan Carlos I, del que fue madrina. En aquel año, trató de acompañar a su hijo primogénito, Alfonso, en los últimos momentos de su desgraciada vida, tras el accidente que sufrió en Miami. La Reina viajó inmediatamente desde la isla de Wight, donde se encontraba, pero cuando llegó, Alfonso ya había muerto. Con Alfonso XIII llegó a reunirse alguna vez. La última en los días anteriores a la muerte de éste, en febrero de 1941.
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Victoria Eugenia se trasladó a vivir a Lausana (Suiza), donde adquirió la villa “Vieille Fontaine”, en la que transcurrió el resto de su vida. En 1962 asistió, en Atenas, a la boda de su nieto don Juan Carlos con la princesa Sofía de Grecia. En 1968 volvió brevemente a España con motivo del bautizo del hijo varón de éstos, el príncipe Felipe de Borbón, del que también fue madrina. En esta ocasión, se entrevistó con el general Franco y su esposa, de quienes Alfonso XIII y ella habían sido padrinos de boda, en 1923. Murió en 1969, en su casa de Lausana, acompañada de su numerosa familia. Los restos mortales de la reina Victoria Eugenia fueron trasladados a San Lorenzo de El Escorial en 1985.
Obras de ~: Correspondencia epistolar de la princesa Victoria Eugenia de Battenberg al rey Alfonso XIII, [ed. facs. de M. Gómez Santos de una selección de 67 postales conservadas en el Archivo del Palacio Real de Madrid], Madrid, Correos y Telégrafos/ Patrimonio Nacional, 1993.
Bibl.: E. Graham, The Queen of Spain: an authorised life-history from material supplied personally by Her Majesty to the author in audience at the Royal Palace at Madrid, Londres, Hutchinson, c. 1930; E. de Borbón, Memorias, Barcelona, Juventud, 1935; M. Almagro San Martín, Crónica de Alfonso XIII y su linaje, Madrid, Atlas, 1946; Ocaso y fin de un reinado (Alfonso XIII): los reyes en el destierro, Madrid, Afrodisio Aguado, 1947; G. Noel, Ena, Spain’s English Queen, Londres, Constable, 1984 (reimpr. 1999, trad. esp., Victoria Eugenia, reina de España, Buenos Aires, Javier Vergara, 1984); L. Rodríguez Alcalde, Crónica del veraneo regio, Santander, Estudio, 1991; M. Gómez Santos, La reina Victoria Eugenia, Madrid, Espasa, 1993; C. Seco Serrano, La España de Alfonso XIII. El Estado y la política (1902-1931). Vol. I: De los comienzos del reinado a los problemas de la posguerra (1902-1922), intr. de J. M.ª Jover Zamora, en J. M.ª Jover Zamora (dir.), Historia de España de Menéndez Pidal, t. XXXVIII/I, Madrid, Espasa Calpe, 1996; M. T. Puga y E. Ferrer, Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII, Barcelona, Juventud, 1999; Á. Hijano Pérez, Victoria Eugenia. Una reina exiliada, Madrid, Aldebarán, 2000; C. Seco Serrano, Alfonso XIII, Madrid, Arlanza, 2000; R. de la Cierva, Alfonso y Victoria. Las tramas íntimas secretas y europeas de un reinado desconocido, Madrid, Fénix, 2001.
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