Patricio de Azcárate Argumento de Timeo de Locres. |
Timeo, nacido entre los locrios epicefirianos de la Gran Grecia, y cuyo nombre lleva esta composición apócrifa, es un filósofo pitagórico, probablemente contemporáneo de Sócrates. Sobre este filósofo puede leerse en el Diccionario de Ciencias Filosóficas{1} un artículo de Mr. Franck del cual tomamos el extracto siguiente que servirá de argumento a este diálogo. «Le encontramos por primera vez en el siglo quinto de la era cristiana, en Proclo, quien, no dudando de su autenticidad y considerándole útil como introducción al Timeo de Platón, le ha colocado al frente de este diálogo; pero basta comparar las dos obras para ver que el primero no es más que un compendio del segundo. Se encuentran en él, a pesar del dialecto dórico, de que el falsario se ha valido, frases enteras, que han pasado de uno a otro. Y en este caso no será Platón a quien haya de acusarse de plagiario. Por otra parte, ¿cómo puede admitirse esta identidad perfecta entre el sistema de Pitágoras y el de Platón? Por oscuras que sean para nosotros las doctrinas de la escuela pitagórica, por lo menos sabemos por los fragmentos de Filolao y por testimonios [120] Â indirectos, que era completamente extraña a la teoría de las ideas y a la concepción de un alma del mundo distinta de Dios. Si tales hubieran sido las convicciones particulares de Timeo, no habrían pasado ciertamente desapercibidas hasta los tiempos de los últimos alejandrinos.» El autor del tratado del Alma del mundo y de la naturaleza, nos es, pues, hasta ahora completamente desconocido. |
Timeo (en griego antiguo: Τίμαιος Λοκρός, en latín: Timaeus Locrus) (Locros, Magna Grecia (Italia); siglo V a. C.) es el protagonista del diálogo Timeo, escrito por Platón. Se discute si Timeo fue un personaje histórico real o un personaje de ficción inventado por Platón. El diálogo de Platón lo presenta como un personaje de edad avanzada que había ocupado importantes cargos políticos. No obstante, la razón de su presencia en el diálogo eran sus conocimientos en astronomía y en la naturaleza del universo. Se le atribuyó un libro titulado Sobre la naturaleza del mundo y del alma, que la historiografía actual asigna a un Pseudo-Timeo. |
La Escuela de Traductores de Toledo, el eslabón perdido de la historia de la cultura europea 20 Mayo 2021 |
Solemos explicar el desarrollo de la cultura, la ciencia y la civilización europeas con líneas históricas que enlazan el legado greco–romano, con sus avances y hallazgos en los campos de la cultura y la ciencia, con el Renacimiento, a través de las universidades del norte y centro de Europa (Londres, París, Bolonia). En realidad, la línea de continuidad imprescindible no la constituyeron esas universidades. O, al menos, no solo ellas. En la Baja Edad Media, España jugó, durante cerca de 300 años, el papel esencial de transmisora de la ciencia y la cultura, hasta entonces custodiada y atesorada por la civilización islámica. Y ese papel lo simboliza la legendaria Escuela de Traductores de Toledo. La llamada España de las Tres Culturas que tanto estudió Américo Castro (La realidad histórica de España), en la que convivieron durante siglos judíos, árabes y cristianos, fue el terreno idóneo para la recuperación de las tradiciones culturales griega y latina, enriquecidas enormemente por los árabes del Califato Omeya. La Escuela de Traductores de Toledo es una continuación, en un territorio idóneo formado por una comunidad multicultural, de la gran Escuela de Alejandría, el último momento de esplendor de la cultura clásica y bizantina, donde se fundieron Oriente y Occidente en un esfuerzo de confluencia de conocimientos en tierras africanas. Este esfuerzo compilador, traductor y difusor fue asimilado por la cultura árabe como propio, y llegó con ella a la península. El esplendor cultural en Alejandría, que irradió hacia Persia o Irán, también sirvió de confluencia para el conocimiento científico y literario hindú y hasta para traer sabidurías o técnicas de la lejana Asia hasta el Mediterráneo, como el papel chino. Cuando los omeyas llegaron a España, trajeron consigo el papel venido de China y la encuadernación en piel árabe, y fue así cómo en los siglos X, XI, XII y XIII comenzaron a componerse, primero en Valencia, y luego en toda Europa, los grandes libros con su increíble contenido. Y en esa historia mediterránea de comunicación de ciencia y cultura, la Escuela de Traductores de Toledo es la ventana a la que podemos asomarnos para contemplar lo que fueron cuatro siglos de hegemonía cultural peninsular, el eslabón perdido de la historia de la cultura europea que unió la cultura grecolatina con el Renacimiento. El milagro de las cuatro culturas. En realidad, el milagro cultural y científico que dio nacimiento a la Europa moderna se gestó en una comunidad peninsular en la que convivían cuatro culturas: la latina clásica, la mozárabe castellana, la hebrea, y la árabe. Los textos griegos, traducidos al árabe, se tradujeron al latín, y a menudo antes al castellano, por un conjunto de increíbles intelectuales de la época. Gonzalo Menéndez Pidal afirma: “Solamente en Toledo se llevó a cabo una tarea que alcanzó una gran trascendencia en la cultura de la cristiandad ya que su actividad traductora sirvió de puente entre Oriente y Occidente para la transmisión de la Ciencia”. Pocos autores de la historia del pensamiento europeo conocen la influencia que la Escuela de Traductores tuvo en las universidades. Pocos conocen, por ejemplo, que los libros que los árabes traían, del Pachatantra hindú a las obras de Aristóteles, volvieron a Europa mediante España. Muchas de estas obras fueron primero traducidas al castellano por hablantes mozárabes, en fechas tan tempranas como el año 1080, y de ahí, siglos después, ya desde el latín, al alemán o al inglés. Se trató de un universo de versiones de muy diversas lenguas. Los pensadores europeos del siglo XI, XII y XIII bebieron de las fuentes españolas porque en ellas se conservaba la tradición oculta que inspiró, por supuesto, La divina comedia a Dante y la Suma Theologica al mismo Santo Tomás, influidos ambos, profundamente, por Ibn Arabi de Murcia o por Averroes de Córdoba. El arabista y experto en la España musulmana Miguel Asín Palacios explicó muy bien el proceso en La escatología musulmana en la Divina Comedia, El islam cristianizado (Madrid, Hiperión, 1981) y Sadilíes y Alumbrados (Madrid, Hiperión, 1990). Este autor descubre la influencia absoluta de la obra de Ibn Arabi en La Divina Comedia. La influencia de la cultura árabe llegó a Dante por su maestro, Bruno Latini, quien visitó España en pleno apogeo cultural de Toledo, como hacían muchísimos maestros europeos. Igualmente, descubre cómo Santo Tomás de Aquino, influido por su maestro Maimónides, también se inspiró e imitó flagrantemente las obras y comentarios de Averroes en su obra teológica esencial, y cómo se basó en las fundamentaciones lógicas y místicas complementarias de los sabios árabes sufíes para escribir su Suma. Estas obras eran la clave del desarrollo intelectual en el mundo del siglo XIII. El mecenazgo católico. Asín Palacios recoge cómo, en 1143, el abad de Cluny visitó los monasterios españoles y conoció al obispo español de Toledo, Ramón de Sauvetat. Bajo su dirección se traducían en España, del árabe, no solo cientos de textos griegos, sino los comentarios a las grandes obras de los filósofos clásicos desconocidos en Europa, y los tratados matemáticos, astronómicos, alquímicos, realizados por los pensadores persas e hindo-iranios. La capacidad de difusión hispana permitió que este legado llegara a las entonces muy pobres universidades europeas. La iglesia católica llevó a cabo una importante labor de apoyo y mecenazgo. Primero, a través del prelado benedictino Sauvetât, quien fomentó la llegada a Toledo de estudiosos extranjeros como Gerardo de Cremona, que coincidió en el tiempo con algunos traductores peninsulares como Ibn Daud, Domingo Gundisalvo, Juan Hispalense o Marcos de Toledo, autores y sabios de origen judío, mozárabe, árabe o castellano. El centro de ingentes cantidades de textos árabes y hebreos originales es todavía el archivo de la Bilioteca de la Catedral de Toledo. Mozárabes, judíos, profesores de madrasa y monjes. Fue Sauvetât quien creó, en torno a 1050, la Escuela de Traductores, un grupo de trabajo que incluía a los mozárabes toledanos, los judíos de la ciudad, los profesores de la madrasa de la ciudad y nuevos pensadores, fundamentalmente monjes cluniacienses. Mandó reconstruir el palacio episcopal frente a la antigua mezquita mayor convertida en Catedral de Santa María –y a la que dio su primer estatuto–, y dejó una parte del edificio para la Escuela. La riqueza de las bibliotecas toledanas en árabe y el conocimiento de esta lengua por parte de los cristianos mozárabes le impulsaron a recuperar textos perdidos de la Antigüedad clásica y a fomentar la transmisión de los importantes avances de la Escuela Toledana en Medicina, Álgebra y Astronomía. Este empeño cristalizó en la traducción de numerosas obras en un proceso en fases: del árabe al castellano, y del castellano al latín (o directamente del árabe o griego al latín), y, poco a poco, este centro europeo esencial dio a conocer la hasta entonces desconocida filosofía árabe y hebrea de corte aristotélico, lo que supuso una auténtica revolución de pensamiento que hizo nacer la Escolástica europea. La Escuela toledana, ya en tiempos de Raimundo, toma fama en toda la Cristiandad. Gerardo de Cremona. Uno de los eruditos esenciales colaborador de Sauvetât fue Gerardo de Cremona. Nacido en Lombardía, este erudito, para leer el Almagesto de Ptolomeo, al no encontrarlo en su tierra, se trasladó en torno al año 1100 a Toledo, famosa en toda Europa por sus colecciones de libros árabes. Cremona, que aprende el árabe para poder estudiar a fondo las obras conservadas en las madrasas y bibliotecas de la ciudad, creó una red de discípulos y colaboradores. Esta red tradujo obras de manera colaborativa (como el Almagesto de Ptolomeo junto al mozárabe Galib) y buscó y reunió cientos de textos para comparar versiones, hasta crear un corpus coherente no limitado a las fuentes disponibles. Este corpus representa el canon científico y filosófico de la época. No estamos hablando de la mejor Escuela: estamos hablando de la única Escuela que hace revivir el mundo clásico griego que había desaparecido del universo latino con el derrumbe del mundo antiguo. No hay una continuidad griega, latina y europea. Hay una resurrección de la cultura griega primero en lengua árabe, luego castellana, y finalmente latina. Este es el verdadero orden de las cosas. Los traductores de la Escuela. Pero veamos el prodigio de esa influencia en algunos casos. Juan Hispalensis o Juan Hispano era un obispo mozárabe de origen sevillano del mismo grupo, razón por la cual dominaría tanto el árabe como el latín. La mayoría de las obras firmadas con este nombre (traducidas y de creación propia) versan sobre astronomía y astrología. Por ejemplo, el Libro de Algoritmos en Aritmética Práctica, donde proporciona la descripción más temprana del sistema de notación posicional, cuya introducción en Europa se asocia con el Liber Abaci de Fibonacci. Fibonacci alude a la sutil e ingeniosa invención india, la cual sin duda conoció gracias al texto original traducido en Toledo. Gundisalvo escolástico. Dominicus Gundissalinus o Domingo Gundisalvo (ca. 1115- post 1190) fue un importante filósofo y traductor toledano del siglo XII. Tradujo obras de Al-Kindī, Avicena, Al-Gazzālī o Avicebrón. Como traductor transmitió a la Europa medieval algunas de las obras más importantes de la filosofía árabe, introduciendo en el debate filosófico la metafísica aviceniana, la división de las ciencias farabiana, y el hilemorfismo universal de Avicebrón. Como filósofo se nutrió de los autores que traducía y del Aristóteles árabe, que estaba traduciendo en esa misma época Gerardo de Cremona. Algunos autores lo consideran imprescindible para el desarrollo de la escolástica en el siglo XIII, al haber iniciado una nueva forma de razonamiento filosófico y teológico, intentando dotar de una base racional a la teología. Entre sus obras destaca De divisione philosophiae, en la que establece una clasificación de las ciencias novedosa al introducir la metafísica y la filosofía práctica. Avendauth, filósofo judío aristotélico. La vida de Ibn Daud, o Avendauth, nos ilustra sobre la naturaleza de las relaciones culturales de este grupo de intelectuales. Su nombre parece corresponder, según la mayoría de las últimas investigaciones, al filósofo judío Abraham ibn Daud. En la dedicatoria al arzobispo Juan de su versión del prólogo al Kitāb al-šifāʼ de Avicena, el traductor se autodenomina como filósofo y hebreo (“Avendauth israelita philosophus”). Considerado el primer filósofo judío aristotélico, nació en la Córdoba almorávide alrededor de 1110 en el seno de una familia ilustre. Fue criado en casa de su tío materno Baruch ben Isaac Albalia, rabino, juez y jefe de la escuela talmúdica de Córdoba, que lo instruyó tanto en los estudios rabínicos y bíblicos como en la filosofía griega y hebrea. Al principio de la conquista almohade (Córdoba fue tomada en 1148) huyó a Castilla y se asentó en Toledo, ciudad en la que permaneció hasta su muerte y a la que se asociará su nombre. Otros traductores de origen semítico fueron Ibn Waqar, Abraham, (1236-1277), Abraham ben David Halevi, (1110-1180), Yehuda ben Moses ha-Kohén, Floreció en el siglo XIII o Rabbi Ishaq ben Sid, ya en el siglo XIII. (Estos autores han sido recopilados en la la espléndida Biblioteca Virtual de Polígrafos de la Fundación Larramendi, en su apartado dedicado a todos y cada uno de los grandes traductores de Toledo). La sistemática e ingente labor de estos traductores, comentaristas y compiladores atrajo a múltiples estudiosos de toda Europa entre los siglos XI y XIV. Muchos de los eruditos de Toledo difundieron en las universidades europeas las obras clásicas a las que habían tenido acceso, como Miguel Escoto (que se trasladó luego a la corte de Federico II, en Sicilia) y Hermann el Alemán (luego trasladado a la Corte de Manfredo). Otros traductores, con el florecimiento cultural del país, se ubicaron en ciudades importantes españolas, como Plato Tiburtinos, que tradujo en Barcelona, en colaboración con Abraham bar Hiyya. Hugo Sanctallensis dedicó traducciones al Obispo Michael en Tarazona, o Pedro Alfonso de Huesca (probablemente relacionado con Adelardo De Bath). Finalmente, en el valle del Ebro se encontraban, dedicados a la misma actividad, Hermann el Dálmata, su discípulo Rodolfo de Brujas y Roberto de Retines. Marcos de Toledo, traductor del Corán. Marcos de Toledo, descendiente de familia mozárabe que se instaló en Toledo tras la invasión musulmana, nació en esa ciudad y en ella realizó estudios de medicina y se ordenó sacerdote, llegando a ocupar en 1198 el título de canónigo de la Catedral. Tradujo al latín diversos tratados de teología musulmana y de medicina griega, entre los que se encontraban varias obras de Galeno, como el De pulsu, De pulsus utilitare y De motibus membrorum liquidis según el texto de Hunayn ben Ishaq. Además, se encargó de traducir al latín, a petición del arzobispo don Rodrigo y del archidiácono Mauricio, el Corán (1210-11), al que añadió una larga introducción. ¿Podemos imaginar la tolerancia intelectual y cultural que suponía una traducción al latín del Corán en el siglo XIII, por clérigos católicos mozárabes? Miguel Scoto, irradiador. Los eruditos con mayor ambición de conocimiento forzosamente tenían que venir a España. Miguel Scoto, nacido en Escocia en 1175, fue el primero en dar a conocer la filosofía averroísta al mundo latino, según el orientalista francés Ernest Renan (1823-1892). Llegó a Toledo desde Escocia, país al que debe el apellido, tras estudiar en Oxford y en París. En Toledo se quedó. Llevó a cabo sus primeras traducciones de Averroes y las de las obras de Al-Bitruji, conocido también en latín como Alpetragius, quien todavía vivía y quien inspiraría a Kepler. También en Toledo traduce el De animalibus, de Aristóteles, trabajo del que no se conserva la fecha, aunque se deduce que es anterior a 1220, pues ese año abandona la ciudad con dirección a Bolonia para ponerse al servicio del Pontífice romano. Allá por 1228 vuelve a trasladarse, esta vez a Sicilia, donde fue astrólogo de la corte de Federico II de Sicilia. Por el itinerario de Miguel Scoto podemos ver la irradiación de la influencia cultural hispanoárabe hacia los lugares donde se estaban conformando las primeras universidades europeas. Alfredo de Sharesel y Aristóteles. De origen también anglosajón fue Alfredo de Sharesel, filósofo y médico naturalista. Existen escritos en los que se refieren a él como Alfredus Anglicus. Tradujo el De anima de Aristóteles, aproximadamente en 1215, además de sus De somnio y De respiratione, también el Liber de plantis o Liber de vegatalibus, que, aunque en un principio fue atribuido a Aristóteles, es de Nicolás Damasceno. Escribió De motu cordis, obra en la que describe las diferentes etapas de la emanación de los seres. Alfonso X, filósofo y sabio. Yehuda ben Moshe ha-Kohen (Yehuda Mosca o Mosca el Coheneso en las fuentes cristianas) vivió en el siglo XIII y fue médico real, astrónomo y un destacado escritor de la Escuela en época de Alfonso X el Sabio, para quien tradujo importantes obras científicas del árabe y hebreo al castellano. Fue rabino de la sinagoga de Toledo, llegó a ejercer de médico personal del rey sabio, y destacó como una de las más influyentes personalidades de la comunidad hebrea de la ciudad de las tres culturas de su época. Los cronistas indican que la Escuela de Toledo entró en decadencia desde el segundo cuarto del siglo XIII, pero el rey Alfonso el Sabio consiguió impulsarla con los nuevos traductores, como Roberto Grosseteste o Guillermo de Moerbeke, que estaban ya en el siglo XIV vinculados a las Universidades de París y de Oxford. Es obligado, en este momento, mencionar el tratado astronómico que componen las Tablas alfonsíes (1256-77), que el rey elaboró junto a Rabí Ishâq ben Sid, más conocido como Rabiçag, las cuales fueron, hasta bien entrada la época renacentista, una referencia común en Occidente, como nos recuerda Serafín Vegas en su libro La Escuela de Traductores de Toledo en la Historia del Pensamiento. En la última época de la Escuela, Alfonso X fue como Marco Aurelio, un rey filósofo y sabio. Creó, para continuar este universo cultural, ya en el siglo XIII, instituciones a las que se puede considerar Academias o Escuelas de traductores, que por su consagración podemos considerar las primeras universidades de la Europa medieval. Para dar idea del volumen del trabajo de estos eruditos, mencionaremos tan sólo que Gerardo de Cremona fue creador y compilador de no menos de 70 obras, muchas de ellas de gran volumen. Hubo un sistema organizado de traducción, que seguía un orden específico, como estudia Burnett, que abordó sistemáticamente las obras de todos los grandes filósofos, científicos y académicos del mundo antiguo. El Académico de la Historia González Palencia afirmaba en su obra El islam y occidente (citando Origen, progresos y estado actual de toda la Literatura, obra del jesuita don Juan Andrés publicada en 1782) que el restablecimiento de la literatura científica europea (Medicina, Matemáticas, Ciencias Naturales) era debido a los árabes. Retomando conocimientos muy raros y preciados, este estudioso recogía que Roger Bacon basó su trabajo acerca de los anteojos en el libro séptimo de la Optica de Alhacén, traducido al latín por los traductores de Toledo; que Vitellión abrevia y aclara la doctrina árabe de este mismo libro; que Leonardo de Pisa introduce el Álgebra y las cifras numerales arábigas (Gerberto había llevado de España a las escuelas europeas la aritmética arábiga desarrollada por los primeros matemáticos de la era moderna, como Aljaurismí el persa, de quien proviene no solamente la trigonometría, álgebra y lenguaje de cálculo fundamentales, sino el nombre de nuestra noción del algoritmo y la palabra “guarismo” que usamos todavía). González Palencia establece que Arnaldo de Vilanova “se formó enteramente en España bajo la enseñanza de los árabes, y todos los conocimientos útiles de Medicina y de Química que esparció por Europa eran sacados de los libros y escuelas de aquellas gentes”; que Raimundo Lulio debía mucho a la literatura musulmana, al sufismo y a la metafísica de Ibn Arabí el murciano, que conocía por traducciones y hasta directamente, porque sabía árabe; que en Medicina, hombres como Gilberto, Juan de Goddesden y Fabricio Acquapendente habían bebido en libros árabes, en especial en nuestro Abulcasis, sus conocimientos. Este experto nos advierte que ya Huet opinaba que Descartes había tomado de los dialécticos árabes el principio “quidquiid cogitare, potest esse”; o que Pascal también se inspiró, como el genial Asín Palacios descubre también en esa época, en Al Gazel; que fue en el árabe traducido en España, Alpetragio, en quien pudo inspirarse Kepler para el descubrimiento de las órbitas elípticas de los planetas; o que algunos problemas teológicos de Santo Tomás estaban resueltos con arreglo a doctrinas de Averroes y Avicena, que conoció de su maestro aristotélico, que había estudiado en España. Pero este autor es uno entre muchísimos arabistas y expertos en la cultura hispánica de la época de convivencia en nuestro territorio. Cultura de las llamadas por Alfonso el Sabio “Gentes del Libro”, las tres civilizaciones monoteístas y centradas en un texto sagrado, por cuyo esplendoroso periodo de al menos cuatro siglos –desde la toma de Toledo, a comienzos del siglo XI, hasta el siglo XIV en que el fenómeno se extiende a muchos lugares en España y en Europa– no solemos asomarnos, como digo, para asombrarnos de lo que fue y lo que significa la irradiación cultural que España llevó a cabo, imbuida del espíritu propagador y cosmopolita que el mundo árabe y judío supo tomar de griegos y persas y convertir también en un fenómeno propio de nuestra península. Crisol del renacimiento de Europa. Cuando durante cerca de trescientos años, y bajo la égida de gobernantes lo suficientemente inteligentes y tolerantes como para potenciar el proceso, se asimilan, unifican y organizan todos los tesoros de conocimiento heredados de los árabes y los judíos, provenientes de sus culturas y de las culturas que éstos heredan, Europa empieza a renacer. Y el lugar donde se produce ese rebrote de los conocimientos, artes y técnicas, de todo el mundo antiguo, es en España: en Toledo, en Tarazona, en Salamanca, en Sevilla. Es en el confluir de comunidades de sabios de las tres procedencias (judíos, árabes, cristianos), donde se genera un crisol capaz de desarrollar y difundir todos los conocimientos en ciencias y letras, en artes y en técnicas, perdidos en la desmemoria. La cultura es un fenómeno arborescente, en el que se trasportan los conocimientos, la riqueza de experiencias, saberes y técnicas, en los territorios humanos. El espíritu cultural se basa en la asimilación, en la traducción, en la incorporación. Ese espíritu cosmopolita, cultivador y bibliotecario solo queda preservado, en la Edad Oscura, en monasterios y estudios catedralicios. Pero al sur, en el Mediterráneo, tiene lugar el auténtico milagro por el que la civilización árabe hace regresar, mediante la total irrigación de la cultura hispánica, el mundo de la cultura auténtica. Ese gran fenómeno tiene un nombre reconocible en la Escuela de Traductores de Toledo. |
Maimónides Biografía Maimónides. Mošeh ben Maimon, Rambam, Mūsā b. Maymūn. Córdoba, 28.III.1138 – El Cairo (Egipto), f. 1204. Filósofo, rabino, teólogo, legislador y juez, físico, astrónomo y médico. Aunque hasta hace poco se creía que Maimónides —conocido así en el mundo occidental y como Rambam entre los judíos— había nacido el sábado 14 de nisán del año 4895 de la era judía (30 de marzo de 1135), sin embargo, recientes investigaciones basadas en documentos descubiertos en la Geniza de El Cairo apuntan al hecho de que nació unos años más tarde, el 28 de marzo de 1138. Descendía de una familia de jueces (dayyanim), que remontaba a Rabí Yěhuda ha-Nasi, redactor de la Mišná, sabio que había alcanzado la perfección moral e intelectual del que se dice que era descendiente directo del rey David. De sí mismo decía Maimónides: “Yo, Mošeh, hijo de R. Maimon, el juez, hijo de R. Yosef, el sabio, hijo de R. Yisḥaq, el juez, hijo de R. Obadyah, el juez, hijo de R. Šĕlomoh, el maestro, hijo de R, Obadyah, el juez”, según se refiere en la crónica compuesta por Abraham Zacuto en 1505. Conocido en árabe como Abū Imrān Mūsā b. Maymūn, nació en Córdoba, ciudad dominada desde el año 1091 por los almorávides, que ejercieron una profunda presión económica sobre los judíos para mantener un Ejército en lucha contra los cristianos. Incluso, a juzgar por los testimonios de Yěhuda ha-Levi, parece que el pueblo judío vivía oprimido, sojuzgado y sometido, aunque se sabe también del aprovechamiento que los gobernantes musulmanes hicieron de los judíos, de quienes se sirvieron como visires, altos dignatarios y médicos en diferentes Cortes. En este sentido, cabe recordar que Córdoba constituía un centro de estudios muy importante en la vida de los judíos hispanos, donde cultivaban las artes, las letras y las ciencias desde la época en que Hašday b. Šaprut, médico, literato, traductor, diplomático, jefe de las comunidades judías de al-Andalus y gran mecenas de la cultura, había sido hombre de confianza en la Corte de ‘Abd al-Rahmān III (muerto 961). Muy pocas son las noticias que se conservan de su juventud. Se sabe que se formó en la Torá y en el Talmud. Su padre, juez rabínico que obtuvo renombre también por algunos de sus escritos, había estudiado con el célebre talmudista Rabí Yosef ha-Leví b. Migaš, de quien Maimónides se consideró discípulo, aunque es improbable que fuera su maestro por haber muerto a poco de nacer Maimónides. Se cuenta, incluso, que tenía tal celo religioso desde niño, que se entregaba a meditaciones profundas y que se refugiaba en la sinagoga, en la parte reservada a las mujeres para que nadie lo interrumpiera. Aunque se dice que durante su infancia en Córdoba estudió las diversas ciencias racionales, sin embargo, es muy difícil que antes de los diez años hubiera adquirido una formación profunda en ellas, según algunas referencias biográficas. Porque no hay que olvidar que cuando tenía diez años, según la cronología de su vida hoy aceptada, tuvo lugar un hecho de trascendental importancia para la comunidad judía de al-Andalus y, más en concreto, de Córdoba. Fue en 1148 cuando los almohades, al mando de ‘Abd al-Mu’min, entraron en la ciudad de Córdoba. Se trataba de una tribu berebere que, tras sangrientas luchas, conquistó el poder en Marruecos y en al-Andalus. Impulsados por una revelación teológica debida a su fundador, Ibn Tūmart, se consideraban los verdaderos depositarios de la religión islámica, los firmes defensores de la unicidad divina (al-muwaḥḥidūn), lo que les convirtió en inflexibles, sectarios y fanáticos, que sin embargo no impidió que algunos de sus sultanes aceptaran en su Corte la presencia de notables filósofos, como Ibn Ṭufayl y Averroes. Los almohades desencadenaron una feroz persecución contra las comunidades judía y cristiana de Córdoba, imponiendo la conversión al Islam o el exilio. Así se deduce de varios testimonios, entre ellos la carta de un tal Šĕlomo ha-Kohen de Fustat, donde habla de los exterminios de judíos por los almohades en el Norte de África: “El invasor se dirigió hacia Tremecén, donde masacró a gran parte de sus habitantes, sin contar a aquellos judíos a los que forzó a convertirse. Cuando a los habitantes de Silŷimasa les llegó esta noticia, se sublevaron contra los gobernantes almorávides, a los que expulsaron de la ciudad. La ofrecieron a ‘Abd al-Mu’min. Cuando éste se apoderó de esos lugares, reunió a todos los judíos locales y les ordenó convertirse al Islam. Tras siete meses de ayunos y oraciones, los judíos rechazaron la conversión y el tirano ejecutó a doscientos cincuenta de ellos; los otros se sometieron”. Ante el cariz que tomaban los acontecimientos, la familia de Maimónides decidió abandonar Córdoba, iniciando a una serie de exilios y peregrinaciones que le llevaría finalmente a Egipto. En primer lugar, decidió establecerse fuera de Córdoba, probablemente en Almería, hasta que los almohades la conquistaron en 1157. La infancia y juventud de Maimónides se vieron, así, marcadas muy pronto por la adversidad. Es muy posible que su formación filosófica, científica y médica se realizara durante estos años en estrecho contacto con maestros musulmanes, pues la gran cultura árabe y musulmana que tuvo así como el amplio conocimiento de la ciencia de su época son prueba de una sólida y excelente formación. A la par, Maimónides pudo comenzar su profunda reflexión, de la que dejaría huella en sus escritos, sobre el destino del pueblo judío: ¿Por qué razón los judíos están condenados a una vida errante? ¿Por qué el pueblo judío se distingue de los demás pueblos? Tras Almería, la familia anduvo errante por diversos lugares, sin que esté confirmado que residieran en la Provenza, en el sur de Francia. A estas fechas pertenece una carta del padre de Maimónides, la Epístola de la consolación, escrita a petición de las comunidades judías perseguidas, en la que les recuerda la infalibilidad divina y la existencia de una alianza permanente entre Dios e Israel; señala que los judíos están expuestos a las persecuciones, pero que deben afrontarlas con valor; son pruebas que Dios les envía para purificar a los judíos, no para exterminarlos, porque Israel siempre será el pueblo de Dios. Se ha puesto en duda también el exilio en Almería de la familia Maimon, por la inexistencia de datos que lo confirmen. Se sabe que en el año 1160 la familia abandonó la península y se estableció en Fez, en Marruecos. Y existe un documento que señala que marchó directamente de Córdoba a esta ciudad norteafricana. Es la crónica del granadino Sĕ‘adyah b. Danan, quien escribe lo siguiente: “En aquel entonces el juez Rabí Maimon tuvo conocimiento de la sabiduría del maestro, el gaón R. Yěhuda ha-Kohen. Estaba en Fez, en el Magreb, a donde habían llegado sus antepasados desde Babel. Era un gran sabio y un hombre piadoso... Cuando R. Maimon se enteró de la sabiduría del santo gaón fue hacia él desde la ciudad de Córdoba a Fez, junto con sus dos hijos, R. Mošeh y R. David, su hermano”. Iba, además, una hermana de Maimónides, que el padre tuvo en segundas nupcias y de la que se desconoce el nombre. Ella se casó en Egipto y su hijo se convirtió en secretario privado de su tío. La tesis de la permanencia de la familia Maimon en Córdoba hasta aproximadamente el año 1160, explicaría con claridad algunas referencias que se hallan en la obra de Maimónides en las que habla de su contacto y de su aprendizaje con algunos sabios musulmanes, entre ellos un discípulo de Avempace, según refiere en la Guía de perplejos: “Surgieron en al-Andalus varones muy versados en las matemáticas... Ŷābir b. Aflah de Sevilla, con cuyo hijo me relacioné, compuso un libro famoso sobre el tema [de Venus y Mercurio por encima del Sol]; y posteriormente, el eximio filósofo Abū Bakr b. al-Ṣā’ig, de uno de cuyos discípulos recibí lecciones, examinó la cuestión y formuló algunos argumentos” (II, 9). De ser cierta esta noticia, se confirmaría la formación cordobesa de Maimónides en las disciplinas racionales. Aunque se ha dicho que no se sabe por qué acudieron a la ciudad de Fez, ciudad dominada por los almohades y, por consiguiente, sujeta a los mismos peligros que las ciudades andalusíes en lo que se refiere a la tolerancia hacia los judíos, la razón parece estar en el dato referido por el cronista granadino antes mencionado, esto es, en la existencia en esta ciudad de una notable escuela talmúdica, donde enseñaba el citado YÆhudah ha-Kohen ibn Šošan, con quien Maimónides completó su formación. Los años de Fez fueron años de estudio y de provecho y también de composición de obras, tarea que ya había comenzado con anterioridad. El mismo cronista granadino añade que esta relación entre el maestro y el discípulo no duró mucho tiempo, porque el gaón sufrió martirio, tras la muerte de ‘Abd al-Mu’min en 1163, porque sus sucesores recrudecieron las persecuciones contra los judíos. Su martirio hundió a los judíos de Fez en la confusión y en la consternación. Pronto se impuso la cruda realidad: o se convertían al Islam o tenían que abandonar la ciudad. Parece que la decisión fue tomada rápidamente. La familia Maimon decidió partir a los pocos días de la muerte de YÆhudah ha-Kohen, pero de una manera discreta. Se ha escrito y se ha repetido muchas veces que fue entonces cuando se produjo la conversión de Maimónides al Islam. La narración se debe a dos historiadores árabes de la medicina y de los sabios, Ibn al-Qifṭī (muerto en 1248) e Ibn Abī Uṣaybi’a (muerto en 1270). El relato del primero es el siguiente:
El relato de Ibn Abī Uṣaybi’a confirma esta versión diciendo que cuando vivía en el Magreb se convirtió al Islam, sabiéndose de memoria el Corán y ocupándose del Fiqh, aunque cuando llegó a El Cairo renegó de la religión islámica: “Se dice que Mūsā b. Maymūn se había convertido al Islam cuando residía en el Magreb, que se había aprendido de memoria el Corán y que había estudiado el derecho musulmán, pero que cuando llegó a Egipto abjuró del Islam”. Ibn al-Qifṭī añade otro dato más: “Al final de su vida, Ibn Maymūn fue denunciado por un alfaquí que había llegado a Egipto. Se encontró con Ibn Maymūn, discutió con él por el hecho de que se había convertido al Islam durante su estancia en al-Andalus. Lo difamó mucho, pero ‘Abd al-Raḥmān b. ‘Alī al-Fāḍil le protegió diciéndole: ‘Cuando un hombre es obligado, su religión islámica no es válida jurídicamente’”. No hay ningún otro elemento que permita suponer esta conversión al Islam, que ha sido apoyada, sin embargo, por notables estudiosos desde el siglo XIX. De lo que sí hay pruebas es de que siempre actuó conforme a su fe judaica, y que pudo actuar de acuerdo con lo que sostiene en su Carta de la conversión forzosa o Epístola de la apostasía, escrita quizá en Fez en 1160 o 1161, poco después de la carta que sobre la misma cuestión había compuesto su padre. En ella afirma sin la menor sombra de duda que en caso de que en un determinado país tengan lugar duras persecuciones religiosas y se corra el riesgo de una conversión forzosa, es necesario abandonar ese lugar apresuradamente y encontrar otra comarca donde se garantice la libertad de culto. No parece, pues, que hubiera conversión forzosa en el caso de Maimónides y sí un nuevo exilio. En 1165, tras la ejecución de su maestro ibn Šošan, la familia Maimon abandonó Fez y embarcó en Ceuta para dirigirse a Palestina, con el fin de establecer su residencia aquí. Desembarcaron en la ciudad de San Juan de Acre, donde fueron recibidos por el Rabí Yafet b. Eliahu y donde permanecieron durante cinco meses con la escasa comunidad judía allí existente y donde Maimónides se entregó a interesantes observaciones referentes a prácticas judías distintas de las habituales entre los sefardíes, a la diferente pronunciación del hebreo y a las preparaciones medicinales propias de este región mediterránea. Palestina se hallaba bajo dominio cruzado en aquel entonces. Los judíos encontraban dificultades numerosas para dirigirse a Jerusalén. A pesar de ello, Rabí Maimon b. Yosef quiso ir con sus hijo a rezar ante el muro del Templo de Jerusalén, “pequeña ciudad fortificada bajo tres murallas y con muchos habitantes”, según Benjamín de Tudela, que la visitó unos años después que Maimónides. Después pasaron por Hebrón, para visitar la tumba de los Patriarcas. De vuelta a Acre, intentaron aclimatarse a Palestina. El padre confió el negocio de piedras preciosas a su hijo David, mientras que Maimónides proseguía sus estudios con su padre. Pero la vida en Tierra Santa era muy dura, tanto por las difíciles condiciones económicas en que debían vivir los judíos como por la inseguridad y los disturbios provocados por los cruzados. En Egipto, en cambio, las circunstancias eran distintas. El país estaba regido por la dinastía fatimí, tolerante desde el punto de vista religioso. Aunque el país había sufrido diversos desórdenes, acababa de ser pacificado por la presencia del Ejército turco-kurdo enviado por el Soberano de Alepo, Nūr al-Dīn, en 1164. El Ejército estaba mandado por Sirkuh, cuyo sobrino, Salaḥ al-Dīn, Saladino, llegaría a ser nombrado visir a la muerte de su tío, en 1169. La familia Maimon decidió entonces trasladarse a Egipto. Se dirigieron a Alejandría, a donde arribaron en 1166, ciudad grande, “centro de comercio de todos los pueblos”, como la describía Benjamín de Tudela. A poco de llegar, murió Rabi Maimon. Desde allí Maimónides se trasladó en ese mismo año a Fustāt, vieja población en las afueras de El Cairo, donde fijó definitivamente su residencia hasta su muerte. En un naufragio en el Índico, ocurrido quizá en 1171 o 1173, murió su hermano David, quien se encargaba del sustento de la familia. Esta muerte le produjo una gran depresión y se sintió enfermo, según su propia narración, en carta escrita al rabí Yafet b. Eliahu de Acre: “En Egipto fui víctima de serios reveses. Caí enfermo y perdí muchos bienes. Además, delatores se confabularon contra mí. Pero el golpe más duro que sufrí y que me infligió el dolor más profundo de mi vida fue la desaparición en el océano Índico del hombre más perfecto y virtuoso. Supe la triste nueva un año después de los hechos y hube de luchar contra la fiebre y la desesperación. Hace más de ocho años que han pasado de estos hechos y aún me lamento, porque ¿dónde podré encontrar consuelo? ¿Quién podría consolarme? Mi hermano creció en mi regazo. Era mi hijo y mi discípulo. Era él quien trabajaba y ganaba el dinero que me permitía quedarme en casa estudiando... Mi única alegría era verle. Toda mi alegría ha desaparecido. Siempre que veo su letra o alguno de sus libros, me da un vuelco el corazón y el dolor despierta de nuevo en mí”. Maimónides hubo de quedar entonces al frente de la familia, compuesta por sus hermanas, una de las cuales casó con Abū l-Ma‘āli ‘Uzziel, judío que ocupaba un importante puesto en la Corte de Saladino, la viuda y la hija de su hermano. No se sabe si por estas fechas ya se había casado Maimónides, pues su hijo Abraham nació bastante más tarde. Una de las posibles causas por las que abandonó Alejandría pudo ser la fuerte presencia de doctrina caraíta en la comunidad judía de esa ciudad. Se trataba de una doctrina que despreciaba la ley oral, el Talmud y el conjunto de prescripciones rabínicas. Era una doctrina que encontraba apoyo en los dirigentes musulmanes de Egipto, en la creencia de que se encontraban mucho más cerca del Islam que de los judíos que seguían las leyes talmúdicas, porque habían introducido prácticas religiosas musulmanas. Al rechazar la halaja rabínica, la regla normativa judía, los caraítas ponían en peligro el desarrollo armonioso del judaísmo en Egipto. Pero esta comunidad estaba también presente en El Cairo, por lo que, cuando llegó allí, Maimónides se propuso unificar los ritos de la comunidad judía y sintió la necesidad de escribir un comentario a la Mišná y su gran Misné Tora. Se enfrentó a Zuta, nagid o jefe espiritual de la comunidad, individuo poco recomendable, según un testimonio de la época, que se apoyaba en los caraítas. Hacia 1171 y a propuesta de su comunidad, Maimónides fue nombrado “Jefe de los Judíos” (ra’īs al-Yahūd, Roš ha-Yehudim), aunque rechazó ser investido oficialmente de la dignidad de nagid. No ostentó nunca este título, pero asumió plenamente las responsabilidades que el cargo implicaba. Desempeñó el puesto con decisión y actuando como un hombre que no dudaba en preocuparse hasta de los detalles más insignificantes. También se sabe que para hacer frente a los gastos de subsistencia de la familia comenzó a dedicarse a la práctica de la medicina. Como hombre de ciencia, rechazaba la práctica de la medicina frecuente en su época en la que se apelaba a remedios irracionales, mágicos y supersticiosos. Él recomendaba, en cambio, el uso de medicamentos racionales y simples, pensando que no debía torcerse la mano de la naturaleza. Incluso reconocía la importancia que tiene la buena salud mental para el remedio de las enfermedades. En la Mišné Tora expone un tratado de higiene de vida que eleva al rango de norma religiosa. Prescribía evitar los abusos en el comer y el beber, como norma para alcanzar una buena salud física, aconsejando incluso quedarse con hambre al abandonar la mesa. Señalaba la bondad del vino y de las bebidas fermentadas tomadas con moderación para los adultos, pero desaconsejadas para los niños. Recomendaba dormir ocho horas y levantarse al alba, pero rechazaba dormir durante el día. Exhortaba al trabajo y al ejercicio físico como medios para alejar las enfermedades graves. Y pedía mantener una higiene sexual muy estricta antes que una vida disoluta, causa de la muerte de la mayoría de los hombres, según afirmaba. En suma, advertía que la vida corporal, con sus placeres y gozos, debía estar subordinada a la vida del alma, a las reglas que rigen la conducta de ésta, verdaderas reguladoras de la vida corpórea: “Sólo quienes tomen las reglas morales de la religión y de la filosofía llegarán a controlarse y a asegurar para su espíritu una cierta libertad”. Debió de ser tal su fama como médico, que hacia el año 1185 el visir Saladino, el cadí al-Fāḍil al-Baysāmī le nombró médico personal, cargo que luego ejercería para el hijo de Saladino, al-Afḍal Nūr al-Dīn. Compuso escritos de medicina que dedicó a estos dos personajes. Todas sus obras de medicina gozaron de una amplia difusión en medios culturalmente muy diversos. Especialmente dotado para la medicina, para la que era preciso tener unas grandes dotes de observación, así como un correcto conocimiento científico, Maimónides señalaba la dificultad de esta ciencia en carta a su discípulo Yosef ben Yehudá, diciéndole lo siguiente: “Consumo permanentemente el día en El Cairo, en la visita de los enfermos. Cuando regreso a Fustāt, a lo más me contento, en lo que queda del día y de la noche, con leer algo buscado por mí en los libros de medicina. Tú sabes qué amplia es esta disciplina y qué difícil es para un hombre consciente y responsable, porque yo no quiero proferir ningún juicio si no conozco previamente las razones, por qué se dice y cuál es el camino de la analogía en aquel ámbito” (trad. de C. del Valle). Esta alusión a sus tareas cotidianas, nos llevan a la última referencia a su vida: se entregaba diariamente a sus deberes médicos en la Corte hasta el mediodía, a sus pacientes particulares, judíos y no judíos, por la tarde en su casa, tomando sólo un refrigerio para mantenerse, única comida que hacía en todo el día, hasta llegar la noche en que apenas podía hablar de pura extenuación, según su propio relato en carta a Šĕmuel ben Tibbón, en la que se halla el siguiente pasaje autobiográfico: “Resido en Fustāt, mientras que el sultán habita en El Cairo... En resumen, cada día tengo que subir a El Cairo de madrugada y cuando allí ya no hay ningún obstáculo y no hay ninguna novedad, regreso a Fustāt después de mediodía. Bajo ningún concepto llego antes. Lego hambriento y todos los vestíbulos están llenos de gente, de gentiles y de judíos, gente importante y gente sencilla, jueces y guardias, amigos y enemigos, una gran mezcolanza, que esperan el momento de mi retorno. Desciendo de la bestia, me lavo las manos y voy hacia ellos para calmarlos, saludarlos y pedirles que tengan la bondad de esperarme hasta que coma un pequeño bocadillo, salgo luego para atenderlos y les prescribo recetas y fórmulas para la curación de sus enfermedades. La entrada y salida [de los pacientes] dura hasta la noche. A veces, lo aseguro solemnemente, hasta pasadas dos horas de la noche o más, conversando con ellos, dándoles prescripciones, hablando, mientras que yo estoy recostado sobre la espalda a causa del gran cansancio. Cuando entra la noche yo me encuentro en el extremo de mis fuerzas hasta el punto que apenas puedo hablar... Éste es el ritmo de mi día. Pero sólo te he referido un poco de lo que verás si llegas a venir con la ayuda de Dios” (trad. de C. del Valle). Así fue su vida hasta que murió en noviembre, según unas fuentes, o en diciembre, según otras, del año 1204. Fue enterrado en Tiberíades, según deseo que había expresado antes de morir. Maimónides se consideró toda su vida un sefardí, un judío inserto en la tradición cultural del hebraísmo hispano, tan impregnado de cultura árabe. Obras de: ~: Tratado sobre el calendario judío, s. l., c. 1156; Tratado de lógica, s. l., c. 1158; Carta sobre la conversión forzosa, s. l., 1161-1162; Los trece principios, s. l., 1168 ant.; Los ocho capítulos, s. l., c. 1168; Luminar o Comentario a la MiŠná, s. l., 1168; Carta a los judíos del Yemen, s. l., 1172; Libro de los preceptos, s. l., 1180 ant.; MiŠné Torá, s. l., 1180; Sobre la unidad de Dios, Sobre la felicidad y Guía de perplejos, s. l., c. 1190; Epístola sobre la resurrección de los muertos, s. l., 1191; Carta a los rabinos de Montpellier sobre la astrología, s. l., c. 1194; Aforismos médicos de MoŠé, s. l., s. f.; Tratado sobre el asma, s. l., s. f.; Tratado sobre los venenos, s. l., s. f.; Tratado sobre las hemorroides, s. l., s. f.; Comentario a los aforismos de Hipócrates, s. l., s. f.; Comentario de los libros de Galeno y Comentario sobre los nombres de las drogas, s. l., s. f.; Escribió, además, numerosas cartas y epístolas (eds. Sobre el Mesías. Carta a los judíos del Yemen. Sobre astrología. Carta a los judíos de Montpellier, notas biográficas, intr., trad. y notas por J. Targarona Borrás, Barcelona, Riopiedras Ediciones, 1987; Cinco Epístolas, intr., trad. y notas por M. J. Cano y D. Ferre, Barcelona, Riopiedras Ediciones, 1988; Cartas y testamento, ed. preparada por C. del Valle, Córdoba, Publicaciones de Cajasur, 1989; Traité de logique, trad., present. y notas de R. Brague, París, Desclée de Brouwer, 1996). Bibl.: A. Ballesteros Beretta, “Proemio a Maimónides”, D. Baumgardt, “La misión histórico-mundial de Maimonides” y J. Gaos, “La filosofía de Maimónides”, en Boletín de la Real Academia de Córdoba, 46 (1935), págs. 259-262, 169-192 y 291-316, respect.; M. Gaspar y Remiro, Maimónides, Córdoba, Imprenta Ibérica, 1935; A. J. Heschel, Maimonides. Eine Biographie, Berlin, Reiss, 1935 (trad. esp. de J. M. Álvarez Flórez, Barcelona, Muchnik editores, 1984); H. A. Wolfson, “Notes on Maimonides Classification of the Sciences”, en Jewish Quarterly Review, 26 (1935-1936), págs. 369-377; VV. AA., Maimónides (1135-1935), en Homenaje en su centenario, New York, Instituto de las Españas en los EE.UU, Sección de Estudios Sefardíes, 1940; H. A. Wolfson, “Halevi and Maimonides on Design, Chance and Necessity”, en Proceedings of the American Academy for Jewish Research, 11 (1941), págs. 105-163; H. Serouya, Maïmonide, sa vie, son oeuvre avec un exposé de sa philosophie, Paris, Presses Universitaires de France, 1951 (2.ª ed., 1964); N. D. A. Baum, “Perfil intelectual e influencia filosófica de Maimónides”, en Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, 1 (1954), págs. 103-107; S. D. Goitein, “Maimonides, as Chief Justice”, en Jewish Quarterly Review, 3 (1959), págs. 191-204; G. Vajda, “Un abrégé chrétien du ‘Guide des égarés’ de Moise Maimonide”, en Journal Asiatique (1960); “Deux fragments de l'original arabe du ‘Guide des égarés’”, en Revue des Études Juives, 122 (1963); I. Bar-Lewan, “Pedro de Toledo, el primer traductor español del More Nebujim”, en Homenaje a Rodríguez Moñino, vol. I, Madrid, Castalia, 1966; págs. 57-64; A. Hyman, “Some Aspects of Maimonides' Philosophy of Nature”, en La filosofía della natura nel medieoevo. Atti III Congresso internationali de Filosofia medievali, Milán, 1966, págs. 209-218; J. Faur, “La doctrina de la ley natural en el pensamiento judío del Medioevo”, en Sefarad, 27 (1967), págs. 239-268; R. Xirau, “Maimónides, teólogo de lo indecible”, en Palabra y silencio, México, Siglo XXI, editores, 1968, págs. 4-18; W. L. Elefant, The Educational Ideas and Related Philosophical Concepts in the Writings of Maimonides, Denver, 1972; I. Twersky, The Mishneh Torah of Maimonides, Jerusalem, Ahba Press, 1976; W. L. Craig, “The cosmological Argument and the Possibility of infinite temporal regression”, en Archiv für Geschichte der Philosophie, 59 (1977), págs. 261-279; VV. AA., Rambam. Readings in the Philosophy of Moses Maimonides. New York, Schoeken Press, 1977; A. Axelrod-Korenbrot, Maimónides, filósofo, México, Universidad Nacional Autónoma, 1981; R. L. Weiss y Ch. Butterwort (eds.), Ethical Writings of Maimonides, Mineoloa (New York), Dover Publications, 1983; M. Orian, Maimónides. Vida, pensamiento y obra, Barcelona, Riopiedras, 1984; E. Bertola, “Moshes Maimonides ed il problema dell'esistenza di Dio”, en Sefarad, 45 (1985), págs. 185-206; S. Gómez Nogales, “Maimónides en el 850.° aniversario de su nacimiento”, en Revista de Información de la Unesco, 42-43 (1985), págs. 49-58; M. Cruz Hernández, “Maimónides, pensador medieval”, D. Gracia, “Maimónides, médico”, D. Romano, “Biografía de Maimónides” y J. Vernet, “La astronomía en Maimónides”, en Maimónides y su Época, Córdoba, Ministerio de Cultura, Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Córdoba, 1986, págs. 32-49, 66-104, 16-30 y 106-109, respect.; J. Puig, “Maimonides and Averroes on the first Mover”, en S. Pines (ed.), Maimonides and Philosophy, Dordrecht, M. Nijhoff, 1986, págs. 213-223; M.-R. Hayoun, Maïmonide, París, P.U.F., 1987; M. Cruz Hernández, “Los tres ‘exilios’ (de Sefarad, de al-Andalus y de Jerusalén) de Mose ben Maymun (Maimónides)”, A. Heredia (ed.), Actas del V Seminario de Historia de la Filosofía española (Salamanca, 22-26 septiembre 1986), Salamanca, Universidad, 1988, págs. 15-22; E. L. Ormsby (ed.), Moses Maimonides and his Time, Washington, The Catholic University of America Press, 1989; M. Cruz Hernández, “Maimónides como faylasūf”, R. Ramón Guerrero, “Filosofía árabe y filosofía judía: al‑Fârâbî y Maimónides” y A. Sáenz-Badillos, “Maimónides y la poesía”, en I. Peláez del Rosal (ed.), Actas del I Congreso Internacional sobre la vida y la obra de Maimónides, (Córdoba, septiembre de 1985), Córdoba, Editorial El Almendro, 1991, págs. 79-93, 423-430 y 483-495, respectivamente; A. L. Ivry, “Neoplatonic Currents in Maimonides' Thought”, en J. Kraemer (ed.), Perspectives on Maimonides. Philosophical and Historical Studies, Oxford, University Press, 1991, págs. 115-140; R. Ramón Guerrero, “Perplejidad y alegoría. El discurso alegórico como fuente de perplejidad para Maimónides”, en C. del Valle, S. García-Jalón y J. Pedro Monferrer (eds.), Maimónides y su época, ed. Madrid, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2007, págs. 121-134. |
Averroes. Biografía Averroes: Abū l-Walīd Muḥammad b. Aḥmad b. Muḥammad b. Rušd al-Ḥafīd (el nieto). Conocido en Oriente por Ibn Rušd. Córdoba, 1126 – Marrakech, 8 de ṣafar 595 H./10.XII.1198. Filósofo, teólogo, jurista y médico andalusí, y el mejor conocedor y expositor medieval de Aristóteles. Averroes era de familia muladí (descendientes de hispano-visigodos convertidos al Islam). De sus antepasados, ‘Abd Allāh b. Rušd, Muḥammad b. ‘Abd Allāh b. Rušd, Aḥmad b. Muḥammad b. ‘Abd Allāh b. Rušd, apenas si conocemos su existencia; no así de su abuelo el famoso jurisperito Abū-l-Walīd Muḥammad b. Aḥmad b. Muḥammad b. Rušd (1058-1126) llamado al-Ŷidd (el abuelo) que fue cadí mayor (qādī al-ŷamā‘) de Córdoba y autor de famosas obras de jurisprudencia. El padre de Averroes, llamado Abū-l-Qāsim Aḥmad b. Muḥammad b. Aḥmad b. Muḥammad b. Rušd (1094-1168), fue también cadí mayor de Córdoba. Era, pues, una familia bien instalada en la “administración” almorávide y almohade, ya que el cadí o juez mayor tenía título de ministro (visir), función judicial y carácter religioso. Según los biógrafos árabes, Averroes recibió primero la tradicional educación alcoránica, después la jurídica y más tarde la médica. Sus conocimientos de teología especulativa (kalām) y del derecho mālikī proceden de su familia y de dos alfaquíes, Abū Muḥammad b. Rizk Abū Marwān b. Murra. Estudió medicina con Abū Ŷa‘far b. Hārūn de Trujillo y Abū Marwān de Valencia. En cuanto a la filosofía, los biografos dicen que fue discípulo de Avempace (Ibn Bāŷŷa), bien que indirectamente; directamente lo fue de Ibn Ṭufayl, que fue su amigo y protector, aunque Averroes no siguiera su filosofía. La iŷāza (licentia docendi) debió de recibirla antes de 1146, y se casó entre dicha fecha y 1153, siendo padre de más de cuatro hijos, dos de los cuales fueron conocidos, uno como pensador (Abū Muḥammad ‘Abd Allāh) y como cadí mayor el otro (Abū l-Qāsim Muḥammad), otros varios también fueron cadíes. Se le conocen varios nietos, uno de los cuales fue cadí mayor, y un biznieto. Averroes es un gran defensor de la idea aristotélica de una filosofía estricta, oponiéndose duramente al compromiso de Avicena (Ibn Sīna) entre filosofía y pensamiento teológico. El año 1153, cuando tenía veintisiete años, encontramos a Averroes en Marrakech, a donde ya había ido cuando niño con su padre; y en 1159 debió terminar la primera redacción de la Exposición compendiada de la filosofía que es una introducción a la filosofía aristotélica, en ella aparece ya la idea de la unidad de los entendimientos agente y material, que luego desarrollaría en la Exposición parafrástica del “De anima” y en el Comentario literal o mayor a dicha obra. Anterior a la fecha antes citada es el Libro de lo necesario en la lógica, exposición del Organon, Retórica y Poética de Aristóteles y de la Isagoge de Porfirio. Los traductores latinos medievales llamaron a las exposiciones compendiadas comentarios menores, a las paráfrasis comentarios medios y a los comentarios literales comentarios mayores. Entre 1163 y 1169 Averroes compuso el Libro de las generalidades de la medicina, que acaso retocase en 1193 y en el que compendia la medicina galénica medieval siguiendo las pautas de los tratados médicos árabes orientales; pese a ello y en más de una ocasión, aparecen observaciones curiosas sobre al-Andalus, lo que también sucede en los Comentarios a Galeno, tanto al hablar de algunos alimentos (aceite, berenjenas, huevos, etc.) como del pelo de los andalusíes, de la excelente lana de sus corderos y aún de la inteligencia de los naturales del país. En 1168 tuvo lugar un hecho decisivo en la vida de Averroes: Ibn Ṭufayl le presentó al sultán almohade Abū Ya‘qūb Yūsuf en la corte de Marrakech. La entrevista entre el monarca y Averroes fue muy curiosa, pues éste se mostró muy reservado sobre su condición de filósofo, correspondiendo al sultán las muestras de confianza y aliento para sus trabajos. Un año después (1169) el aprecio del sultán se manifestó públicamente al nombrar a Averroes cadí mayor de Sevilla. Por estas fechas escribió la Bidāya o Punto de partida del doctor autorizado y término supremo del doctor moderado sobre el derecho islámico. Poco antes había empezado la Exposición parafrástica del “Organon” de Aristóteles, pues el 29 de abril de 1168 (lunes 19 raŷab 563) fechó el tratado sobre los Tópicos. Dicha obra la terminó el 26 de julio de 1175 (sábado 5 muḥarram 571), día en que fecha el tratado sobre la Retórica. En Sevilla, pese a la importante labor jurídica y social allí realizada, que fue muy apreciada por los sevillanos, y que luego la recordarían en los años de desgracia política del filósofo, escribió la importante Exposición parafrástica de la “Física” de Aristóteles fechada entre el 23 de noviembre y 22 de diciembre de 1169 (rabī‘ al-awwal 565) y el Libro de los animales, compendio de los escritos aristotélicos De partibus animae y De generatione animae, fechado entre el 14 de octubre y el 11 de noviembre de 1170 (ṣafar 566). En 1171 Averroes volvió a Córdoba y este viaje entre las dos ciudades andalusíes debió de repetirse varias veces, pues en Córdoba tenía su biblioteca que echaba de menos cuando tenía que residir fuera de dicha ciudad. Poco después debió regresar a Sevilla, pues en esta fecha uno de sus pequeños escritos de física entre el 13 de julio y el 8 de agosto de 1174 (ḏū-l-ḥiŷŷa 569). Esta época fue de gran labor filosófica; escribe la Exposición parafrástica de la “Metafísica” (1174), de la Retórica, fechada el 26 de julio de 1175 (sábado 5 muḥarram 571), de la Poética y de la Etica nicomaquea, fechada el 4 de mayo de 1177 (miércoles 4 ḏū-l-qa‘da 572). Después se trasladó a Marrakech, escribiendo el tratado Sobre la sustancia del mundo. Poco después, entre 1179 y 1180, escribió los importantes trabajos teológicos Tratado que expone la relación entre la religión y la sabiduría y la Exposición de los caminos que conducen a la demostración de los artículos de la fe, así como la pequeña Carta a un amigo sobre la ciencia de Dios. Estos tratados son absolutamente originales respecto a las tradicionales exposiciones de teología especulativa islámica (kalām), y su relativo concordismo busca más las raíces escriturarias que las argumentaciones teológicas entonces al uso entre los musulmanes. Vuelto a Sevilla, Averroes redacta una de sus obras más importante y transcendental, la Destrucción de la “Destrucción de la filosofía” de al-Gazzālī, donde arriesgadamente desmonta dialéctica y duramente los argumentos teológicos islámicos contra la filosofía del teólogo oriental al-Gazzālī, pese a que éste era muy apreciado por los almohades como supuesto maestro del fundador Ibn Tūmart. En 1182 Averroes fue nombrado médico de cámara del sultán almohade Yūsuf y cadí mayor de Córdoba, como antes lo habían sido su padre y su abuelo. Al morir el sultán Yūsuf y sucederle Ya‘qūb al Manṣūr, Averroes fue confirmado de hecho en sus puestos. Fue en esta época, hacia 1185, cuando tuvo lugar la visita a Averroes del luego famoso místico Ibn ‘Arabī de Murcia, entonces un adolescente, que éste describiría después barriendo para casa. Averroes debía de estar entonces muy en contacto con la política del sultán almohade Ya‘qūb al-Manṣūr, pues el 11 de julio de 1188 (miércoles 9 ŷumādā al-ūlà 584) fechó la parte del Ḥaŷŷ (Tratado de la peregrinación) del Bidāya, tratado que antes había omitido, pues la política de los gobiernos andalusíes nunca fue muy fomentadora de los viajes al Oriente obligados para hacer referida peregrinación; pero las ambiciones políticas del sultán almohade, que deseaba extender su imperio hacia Oriente, recomendaba no desdeñar la peregrinación a los Santos Lugares islámicos de La Meca y Medina. Hacia 1190 los escritos de Averroes llegaron a El Cairo donde los conoció Maimónides, aunque no influyeron en la obra de este último influido por al-Fārābī y Avempace. En este periodo, 1190-1194, Averroes termina los comentarios literales al De coelo et mundo y a la Metafísica y la Exposición parafrástica de la “República” de Platón. Esta última es una obra realmente extraordinaria debido a las duras opiniones sobre la sociedad islámica de su tiempo. Así, en primer lugar, cree que la mayoría de los regímenes políticos islámicos fueron oligárquicos y aún tiránicos, empezando por los omeyas orientales y terminando por los almorávides. A lo más que llegaron estos sistemas fue a la timocracia. Hacia 1145, los gobernantes y dignatarios almorávides tenían “viles ideas” sociales y pocos de ellos, que actuaban de acuerdo con los preceptos sociales islámicos, eran los que se salvaban. Más aún, Averroes realiza una dura y excepcional crítica respecto del resto de los pensadores islámicos, acerca del nulo papel social de la mujer en la sociedad islámica de su tiempo. Merece la pena reproducir el texto: “Sin embargo en ciertas sociedades [nuestras] se desconocen las habilidades de las mujeres, porque en ellas sólo se utilizan para la procreación, estando por tanto destinadas al servicio de sus maridos y relegadas al cuidado de la procreación, educación y crianza. Pero esto inutiliza sus [otras posibles] actividades. Como en dichas comunidades las mujeres no se preparan para ninguna de las virtudes humanas, sucede que muchas veces se asemejan a las plantas en estas sociedades, representando una carga para los hombres, lo cual es una de las razones de la pobreza de dichas comunidades, en las que llegan a duplicar en número a los hombres, mientras que, al mismo tiempo y en tanto carecen de formación, no contribuyen a ninguna [otra] de las actividades necesarias, excepto en muy pocas, como son el hilar y el tejer, las cuales realizan la mayoría de las veces cuando necesitan fondos para subsistir. Todo esto es evidente per se (Exposición de la “República” de Platón, traducción al español de M. Cruz Hernández, edición citada en bibliografía, pág. 59). También reconoce Averroes que los castellano-leoneses tenían una naturaleza naturalmente guerrera.
Aunque los biógrafos nada digan de la enfermedad que causó su fallecimiento, Averroes reconoce en su tratado de medicina que, seguramente siendo joven, “había enfermado con fiebre intensa, por lo cual me quedó una artritis [en las manos] y en los pies, y así sigue.” Obras de ~: Darūrī fī-l-manṭiq (Libro de lo necesario en la lógica, compendio del Organon, Retórica y Poética de Aristóteles y de la Isagoge de Porfirio), ant. 1159; Ŷawāmi‘ al-sujār fī-l-falsafa (Exposición compendiada de la filosofía con Física, De coelo et mundo, De generatione et corruptione, Meteorológicos, De anima y Metafísica), ant. 1159, nueva redacción, pág. 1186; al-Kulliyāt fī-l-ṭibb (Generalidades de la medicina), c. 1163-1169 (posibles retoques en 1193); Bidāyat al-muŷtāhid wa-nihāyat al-muqtāsid fī-l-fiqh (El punto de partida del doctor autorizado y término supremo del doctor moderado sobre el derecho islámico), 1168-1169 (excepto el libro del Ḥaŷŷ fechado 11 de julio de 1188 (miércoles 9 ŷumādà al-ūlà 584); Taljīs kitāb al-maŷdal (Paráfrasis de la Isagoge de Porfirio), c. 1168; Taljīs kitāb al-manṭiq (Paráfrasis del Organon, Retórica y Poética de Aristóteles), 1168-1175 (fechados los Topicos 29 de abril de 1168 = lunes 19 raŷab 563, Retórica, 26 de julio de 1175 = sábado 5 muḥarram 571); Ŷawāmi‘ kitāb al-ḥiṣṣ, etc. (Exposición compendiada de los Parva naturalia aristotélicos), 1169-1170; Taljīs kitāb al-Samā‘ al-ṭabī‘ī (Paráfrasis de la Física de Aristóteles), 23 de noviembre a 22 de diciembre de 1169 (rabī‘ al-awwal 565); Kitāb al-ḥayawān (Libro de los animales, exposición compendiada del De partibus animae y del De generatione animae de Aristóteles), 14 de octubre a 11 de noviembre de 1170 (safar 566); Taljīs Kitāb al-samā’ wa-l-‘ālam (Paráfrasis del De coelo et mundo aristotélicos), 1171; Taljīs kitāb al-kawn wa-l-fasād (Paráfrasis del De generatione et corruptione de Aristóteles), ant. 1172; Taljīs kitāb al-āṯār al-‘ulwīya (Paráfrasis de los Meteorológicos de Aristóteles) ant. 1172; Taljīs kitāb al-nafs (Paráfrasis del De anima de Aristóteles), 1174; Pequeños tratados de lógica y física, 1174-1181 (fechados en 3 de julio a 8 de agosto de 1174 = ḏū-l-ḥiŷŷa 569, 13 de diciembre de 1175 = jueves 5 rabī‘ al-ājir 571 y 10 de marzo de 1181 = martes 21 šawwāl 576): Taljīs kitāb mā ba‘d al-ṭabī‘a (Paráfrasis de la Metafísica de Aristóteles), ant. 1174; Taljīs kitāb al-ajlāq (Paráfrasis de la Etica nicomaquea de Aristóteles), 1177; Maqāla fī ŷawhar al-falak (De substantia orbis), 1178; Faṣl al-maqāl fī mā bayn al-ašarī‘a wa [bayn] al-ḥikma min al-ittisāl (Doctrina que explica la relación entre la revelación y la sabiduría), 1179; Ḍamīma li-mas’alāt al-‘ilm al qadīm (Carta a un amigo sobre la ciencia de Dios), 1179; Kašf ‘an manāhiŷ al-adilla fī aqā‘id al-milla (Exposición de los caminos que conducen a la demostración de los artículos de la fe), 1179-1180; Tafsīr kitāb al-burhān (Comentario literal de los Segundos analíticos de Aristóteles), 1180; Tahāfut al-Tahāfut (Destrucción de la “Destrucción [de los filósofos de al-Gazzāli]), 1180; Masā’il ‘alà kitāb al-qiyās (Cuestiones sobre los Segundos analíticos de Aristóteles), ant. 1186; Tafsīr kitāb al-samā‘ al-ṭabī‘ (Comentario literal a la Física de Aristóteles), 1186; Tafsīr kitāb al-samā’ wa-l-‘ālam (Comentario literal al De coelo et mundo aristotélico), 1188; Tafsīr kitāb al Nafs (Comentario literal al De anima de Aristóteles), 1190; De animae beatitudine, 1190; Tafsīr kitāb mā ba‘d al-ṭabī‘a (Comentario literal a la Metafísica de Aristóteles), 1190; Taljīsāt li-Ŷālinūs (Paráfrasis de varias obras medicas de Galeno), ant. 1193; Taljīs kitāb al-siyāsa (Paráfrasis de la República de Platón), 1194; Masā’il ‘alà kitāb al-burhān (Cuestiones sobre los Primeros analíticos de Aristóteles), 1195; Šarh maqūlat al-Iskandar fī-l-‘aql (Comentario al tratado De intellecto de Alejandro de Afrodisia), s. f.; Taljīs kitāb Tamīstīws (Comentario al libro de Temistio), s. f.; Maqāla fī-l-ŷam‘ bayn al-i‘tiqād al-maššā’iyīn wa-bayn ‘ulamā’ al-Islām kayfīya wuŷūd al-‘ālam fī-l-qudūm wa-l-ḥudūṯ (Tratado de la coincidencia entre los peripatéticos y los ulemas del Islam sobre si el ser del mundo permanece y se crea), s. f.; Šarḥ urŷūzat Ibn Sīnā fī-l-ṭibb (Comentario al poema médico de Avicena), s. f.; Maqāla fī-l-tiryāq (Tratado sobre la triaca), s. f.; Mas’al fī ḥifẓ al-ṣiḥḥa (Cuestión sobre el cuidado de la salud), s. f.; [Mas’al ‘alà al-hummayāt] (Cuestión sin título sobre las fiebres, que trata “del momento de la crisis en las fiebres”), s. f.; Maqālat [al-quwwà al-mawŷūda] fī-l-budūr wa-l-zurū‘ (Tratado sobre la potencia existente en el semen y las semillas), s. f.; Mujtasar almaŷistī (Compendio del Almagesto de Tolomeo), s. f. Ediciones: Averroes latino, Opera omnia Aristotelis [...] Averrois C. in ea [...] Commentarii [...], Venecia, apud Cominum de Tridino, 1560, 11 vols.; Aristotelis omnia quae extant Opera [...] Averrois C. in ea [...] commentarii[...], Venecia, apud Junctas, 1562 (rep. Frankfurt, 1962, 9 vols. y sup.); Aristotelis [...] opera [...] Averrois C.[...] commentarii [...], Venecia, apud Junctas, 1574; M. J. Müller, Philosophie und Theologie von Averroes (texto árabe), Munich, 1859 (trad. al., Munich, 1875, reimpr. Osnabrück, 1974); J. Hercz, Drei Abhandlungen über die Conjunction des separaten Intellects mit dem Menschen von Averroes, etc, Berlin, 1869; F. Lasinio, Il commento medio di Averroè alla Poetica di Aristotele, Pisa, Annali della Università Toscane, 1873; F. Lasinio, Il commento medio di Averroè alla Retorica di Aristotele, Firenze, Le Monnier, 1877; C. Quirós, Averroes, Compendio de Metafísica, ed. y trad. esp., Madrid, 1919 (reimp. Sevilla, 1998); S. Van den Bergh, Die Epitome der Metaphysik des Averroes, int. y trad. al., Leiden, 1924 (repr. 1970); M. Bouyges, Averroes, Taljīs Kitāb al-Maqūlāt, Beirut, 1350/1932; M. Bouyges (ed. e intr.), Averroes Tafsīr Mā ba‘d al-Ṭabī‘a, Beirut, 3 vols., I, 1.ª 1356/1938, 3.ª 1406/1986, II, 1.ª 1360/1942, 3.ª 1403/1983, III, 1.ª 1367/1948, 2.ª 1392/1973; I. M. Levey, The Mid. Com. of Averroes in Aristotle’s Meteorologica, ed. hebrea, trad. K. ben Kalonymos e intr., Harvard, 1947; L. Gauthier (ed., trad. francesa e intr.), Ibn Rochd (Averroès) Traité décisif (Façl al-maqāl) [...] suiv, Ibn Rochd (Averroès) Traité décisif (Façl al-maqāl) [...] i de l’appendice (Dhamīma), Argel, Éditions Carbonel, 1948 (3.ª ed.); A. L. Shields y H. Blumberg, Averrois C. compendia lib. Aristotelis qui Parva naturalia vocantur, ed. latina, Cambridge (Massachusetts), 1949; F. S. Crawford, Averroes C. Commentarium Magnun in Aristotelis De Anima, texto latino, Cambridge (Massachusetts), 1953; A. al-Badawī, Aristotelis: De poetica [...], commentis [...] Averroisque commentariorum (ed. ár.), El Cairo, 1372/1953, págs. 199-250; Aristotelis: De anima [...] Averrois: Paraphrasis Libri de Sensu et sensato [...] (ed. ár.), El Cairo, 1373/1954, págs. 189-239.; S. Van den Bergh, Averroes’ Tahāfut al-Tahāfut (The incoherence of the incoherence), intr. y trad. inglesa, 2 vols., Londres, 1954 (rep. 1969); H. Blumberg, Averrois C. Compendia lib. Aristotelis qui Parva naturalia vocantur (ed. hebr.), Cambridge (Massachusetts), 1954 [(ed. ár.), Cambridge (Massachusetts), Mediaeval Academy of America, 1978]; F. H. Fobes y S. Kurland (eds.), Averrois C. Com. med. in Aristotelis De Generatione et corruptione, Cambridge, Massachusetts, 1956; E. Rosenthal, Averroes’ Commentary on Plato’s Republic, ed., trad. ingl. e intr., Cambridge, 1956 (reimp. 1966 y 1969); ‘U. Amīn, Ibn Rušd, Taljīs mā ba‘d al-ṭabī‘a, El Cairo, 1377/1958; S. Kurland, Averrois on Aristotle’s De Generatione et corruptione middle commentary and epitome, trad. del ár., hebr. y latín, Cambridge, Massachusetts, Mediaeval Academy, 1958; S. Kurland, Averrois Com. med. et epitome in Aristotelis De Generatione et corruptione, texto hebreo, Cambridge (Massachusetts), Mediaeval Academy, 1958; G. F. Hourani, Ibn Rushd (Averroes), Kitāb faṣl al-maqāl with its appendix (Ḍamīma) and an extract from Kitāb al-kašf ‘an manāhiŷ (ed. ár.), Leiden, 1959; A. al-Badawī, Averrois Paraphrases in Libros Rhetoricorum Aristotelis (ed. ár.), El Cairo, 1379/1960; H. Blumberg, Epítome of Parva naturalia (trad. del ár. y ed. latina y hebr.), Cambridge (Massachusetts), Mediaeval Academy of America, 1961; B. H. Zedler, Averroes’ Destructionum philosophiae Algazelis in the latin version of Cal. Calonimus, ed. e intr. Milwaukee, 1961; S. Dunyā, Tahāfut al-tahāfut li-[...] Ibn Rušd, El Cairo, 1383-1384/1964-1965, 2 vols.; M. S. Sālim, [Ibn Rušd,] Taljīs al-Jiṭāba, ta’līf [...] b. Rušd, El Cairo, 1387/1967; L. Minio-Paluello, Aristoteles Latinus, XXXIII. Edito altera. De arte poetica [...] expositio media Averrois sive Poetica H. Alemanno interprete [...], Bruxelles-Paris, Desclée de Brouwer, 1968, págs. 39-74; H. A. Davison, Averrois Com. Med. In Porphyrii Isagogen et Aristotelis Categorias, [I] trad. hebr., [II] trad. ingl. del hebr. y latín (Isagoge) y del ár., hebr. y latín (Categorías), Berkeley-Los Ángeles, 1969; M. Qāsim, Manāhiŷ al-adilla [...] li-b. Rušd, El Cairo, 1388/1969 (3.ª ed.); M. S. Sālim, Taljīs k. Aristūtālīs fī-l-ši‘r, ta’līf [...] b. Rušd, etc., El Cairo, 1391/1971; M. S. Sālim, [Ibn Rušd,] Taljīs al-Safsata, ta’līf [...] b. Rušd, El Cairo, 1393/1973; R. Lerner, Averroes on Plato’s Republic, trad. ingl., Ithaca, Cornell University Press, 1974; M. C. Vázquez de Benito, Commentaria Averrois in Galenum (ed. ár.), Madrid, 1974; C. Butterworth y A. Haridi, Averroes, Three Short Com. on Aristotle’s Topics. Rhetoric and Poetics, ed. y trad. inglesa, Albany, State University of New York Press, 1977; A. ‘U. Šayj y A. al-Badawī, [Ibn Rušd] Kitāb faṣl al-maqāl, Argel, 1397/1977; M. S. Sālim, [Ibn Rušd,] Taljīs k. Aristūtālīs fī-l-’Ibāra, El Cairo, 1398/1978; C. Butterworth y A. Haridi, Averrois C. Com. med. in Aristotelis Topica (ed. ár.), El Cairo, The General Egyptian Book Organization, 1399/1979; M. S. Sālim, [Ibn Rušd,] Taljīs k. Aristūtālīs fī-l-Ŷadal, El Cairo, 1400/1980; M. Qāsim, C. Butterworth y A. Haridi, Averroes C. Commentarium medium in Aristoteles Categorias (en árabe), El Cairo, 1400/1980; Averrois C. [Com. med.] in l. Aristoteles De interpretatione (en árabe), El Cairo, 1401/1981; L. V. Berman, The Hebrew Versions of Book Four of Averroes’ Middle Commentary on the Nicomachean Ethics (ed. hebr.), Jerusalén, 1981; M. Qāsim, C. Butterworth y A. Haridi, Averrois C. [Com. med.] in Aristotelis Post. Analiticorum lib. (en árabe), El Cairo, 1402/1982; K. P. Bland (ed. y trad.), The Epistle on the Possibility of Conjunction with the Active Intellect by Ibn Rušd etc., New York, 1982; M. Qāsim, C. Butterworth y A. Haridi, Averrois C. [Com. med.] in Aristotelis Prior. Analiticorum l. (ed. ár.), El Cairo, 1403/1983; C. Butterworth y A. Haridi, Averroes Midle Com. on Aristotle’s Categories and De Interpretatione, int. y trad. ingl., Princeton, 1983; J. Puig Muntada (trad. esp.), Averroes, Epitome in Physicorum libros (en árabe), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1983 (trad. española, Madrid, 1987, 1992); Ŷ. al-‘Alawī, Taljīs al-samā’ wa-l-‘ālam li-Abī-l-Walīd b. Rušd, Fez, 1404/1984; C. Genequand (int. y trad. al ingl. del libro lambda), Ibn Rushd’s Metaphysics, Leiden, E. J. Brill, 1984; C. Butterworth y A. Haridi, Averroes, Talkhīs kitāb al-shi‘r (Mid. Com. on the Poetics) (ed. ár.), El Cairo, 1405/1985; S. Gómez Nogales, Averroes, Epitome de anima (ed. ár.), Madrid, 1985 [trad. esp., Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), 1987]; H. Gätje, Das Kapitel über das Begehren aus dem mit. Kom. des Averroes zur Schrift über die Seele, ed.y trad. alemana, Amsterdan, Nort-Holland Publ., 1985; C. Butterworth y A. Haridi (int. y trad. ingl.), Averroes’ Midle Com. on Aristotle’s Poetics, Princeton, 1986; A. Hyman, Averroes’ De substantia orbis, ed. hebr. y trad. ingl., Cambridge, Massachusetts, Medieval Academy, 1986; M. Cruz-Hernández (est. prelim., trad. y notas), Averroes. Exposición de la República de Platón, Madrid, Tecnos, 1986 (4.ª ed. 1996); J. Freudenthal, Die durch Averroes erhatenen Fragmente Alexanders zur Metaphysik des Aristoteles, trad. e intr., Berlin, Taylor & Francis, 1987; M. C. Vázquez de Benito, La medicina de Averroes: comentarios a Galeno, trad. española, intr. de M. Cruz Hernández, Salamanca, 1987 (repr. Sevilla, 1998); S. Anawātí y Zayed, Rasā’il b. Rušd al-ṭibbīya, El Cairo, 1407/1987; J. M. Forneas y C. Álvarez, Averroes, Kullīyāt, Madrid-Granada, CISC, Edición Crítica, 1988, 2 vols. (trad. esp. en prensa); J. Puig Muntada (ed. y trad. española), Averroes, Epitome del lib. sobre la generación y la corrupción, Madrid, 1992; M. Cruz-Hernández, Antología de Averroes, Sevilla, Fundación El Monte, 1998. Bibl.: E. Renan, Averroès et l’averroïsme, Paris, 1852 (1.ª ed.) (trad. esp. de C. Aguirre, Buenos Aires, 1946); F. Antūn, Ibn Rušd wa-falsafatu-hu, Alejandria, 1321/1904; L. Gauthier, La théorie d’Ibn Rochd (Averroes) sur les rapports de la religion et de la philosophie, Paris, 1909; M. Horten, Die Metaphysik des Averroes, Halle, 1912 (repr. 1960); ‘A. M. al-‘Aqqād, Ibn Rušd, El Cairo, 1372/1913; M. Horten, Die Hauptlehren des Averroes nach seines Schrift: Die Widerlegung des Gazali, Bonn, 1913; S. Nirenstein, The problem of the existence of God in Averroes, Filadelfia, 1924; M. Y. Musà, Ibn Rušd al-faylasūf, El Cairo, 1358/1945; M. Alonso, Teología de Averroes, Madrid, 1947 (repr. Sevilla, 1998); L. Gauthier, Ibn Rochd (Averroes), Paris, 1948; M. Bisar, Fī-l-falsafat b. Rušd, El Cairo, 1372/1953 (1.ª ed.) (3.ª ed. Beirut, 1392/1973); M. Qāsim, Ibn Rušd: al-faylasūf al-muftarà ‘alayhí, El Cairo, 1374/1954; A. W. Khan, Ibn Rushd, Lahore, 1956; M. Fajrī, Islamic occasionalism and its critique by Averroes etc., London, 1958; M. Y. Musà, Bayn al-Dīn wa-l-falsafa fī ray’ b. Rušd etc., El Cairo, 1379/1959; M. Fajrī, Ibn Rušd faylasūf Qurtūba, Beirut, 1379/1960 (2.ª ed. 1402/1982); M. Qāsim, Nazaryat al-ma’rifat ‘ind b. Rušd etc., El Cairo, 1384/1964; M. Qāsim, Falsafat b. Rušd etc., El Cairo, 1387/1967; ‘A. al-‘Irāq, Al-naz‘a al-‘aqlīya fī-falsafat b. Rušd, El Cairo, 1387/1968; M. Qāsim, Ibn Rušd wa-falsafatu-hu al-dīnīya, El Cairo, 1388/1969 (3.ª ed.); M. Imara’, Al-Māddīya wa-mitalīya fī-falsafat b. Rušd, El Cairo,1391/1971; R. de Mendizábal, Averroes, un andaluz para Europa, Madrid, 1971; S. al-Zayn, Ibn Rušd, ājir falāsifat al-‘arab, Beirut, 1391/1971; A. V. Sagadeev, Ibn Rušd, Averroes (en ruso), Moscú, 1973; E. Torre, Averroes y la ciencia médica. La doctrina anatomo-funcional del Colliget, Madrid, 1974; M. Qāsim, Théorie de la connaissance d’après Averroès, etc. (trad. francesa), Argel, 1978; G. Anawātí, Mu’allafāt b. Rušd, Argel, 1398/1978; R. Jolivet (ed.), Multiple Averroès, 8è Centenaire de la naissance d’Averroès, Paris, 1978; VV. AA., A‘māl nadwāt Ibn Rušd (Coloquio de Rabat, abril 1978), Rabat, s. f. [1400/1979], Beirut 1401/1981; VV. AA., Mu’tamar bi-Ibn Rušd, Argel, 1983; Ŷ. Ŷahāmī, Ibn Rušd, Taljīs mantiq Aristū etc., Beirut,1403/1983, 3 vols.; B. S. Kogan, Averroes and the Metaphysics of causation, Albany, State University of New York Press, 1985; O. Leaman, Averroes and his philosophy, New York, Oxford University Press, 1988; P. W. Rosemann, “Averroes: A Catalogue of Edition and scholary writings from 1821 onwards”, en Bulletin de Philosophie médievale, 30 (1988), págs. 153-221; A. Martínez Lorca (ed.), Al encuentro de Averroes, Madrid, Trotta, 1993; M. Cruz Hernández, Abū-l-Walīd Ibn Rušd, Averroes: vida, obra, pensamiento, influencia, Córdoba, Cajasur, 1997 (2.ª ed.). |
La Casa de la Sabiduría o Casa del Saber (en árabe: بيت الحكمة, romanizado: Bayt al-Ḥikmah), también conocida como la Gran Biblioteca de Bagdad, fue una importante universidad, biblioteca pública como sede de traducciones y centro intelectual, establecido durante la época del Califato abasí en Bagdad, Irak. Fue una institución clave en el Movimiento de traducción, considerada como el mayor centro intelectual durante la Edad de Oro del Islam. La Casa de la Sabiduría se fundó inicialmente como una sociedad por el califa Harún al-Rashid a finales del siglo VIII, así como un espacio para sus recopilaciones personales, que luego culminó en una academia pública durante el reinado de su hijo, Al-Mamún, entre el 813-833 d. C., a quien también se le adjudica haber atraído muchos eruditos conocidos para compartir información, ideas y cultura; varios de los maestros musulmanes más cultos formaron parte de este importante centro educativo. Aunque también la Casa antiguamente almacenaba la antigua colección privada creada por Al-Mansur (reinado del 754-775 d. C.) compuesta de libros raros y compilaciones de poesía arábiga. Esta casa de estudios tenía el doble propósito de traducir todo el saber acumulado basado sobre textos persas, indios y griegos al árabe y de preservar los mismos, provenientes de personalidades como Pitágoras, Platón, Aristóteles, Hipócrates, Euclides, Plotino, Galeno, Súsruta, Cháraka, Aryabhata y Brahmagupta, con lo que los estudiosos reunieron un gran acopio de saber mundial y desarrollaron sobre esas bases sus propios descubrimientos. Durante la regencia de Al-Mamún se crearon observatorios y la Casa fue el centro de estudio indiscutido de las humanidades y las ciencias en el Islam medieval, incluyendo matemáticas, astronomía, medicina, alquimia y química, zoología y geografía y cartografía. Bagdad era conocida como la ciudad más rica del mundo y centro de desarrollo intelectual del momento, y tenía una demografía de más de un millón de habitantes, la más poblada de su época. La Casa de la Sabiduría y su contenido fueron destruidos en el asedio de Bagdad de 1258, por lo que las evidencias arqueológicas de los restos son relativamente escasas, de modo que la mayor parte de lo que se sabe de ella procede de las obras de doctos contemporáneos de la época, como Al-Tabari e Ibn al-Nadim. Historia Antecedentes La Casa de la Sabiduría formó parte del importante Movimiento de traducción que tuvo lugar durante la época abasí, traduciendo obras del griego y el siríaco al árabe, pero es poco probable que la Gran Biblioteca existiera como el único centro de dicha labor, ya que los principales esfuerzos de traducción surgieron en El Cairo y Damasco incluso antes de la propuesta creación de la Casa.8 Este movimiento de traducción dio impulso a una gran cantidad de investigaciones originales que se produjeron en la población islámica en general, que tenía acceso a escritos de fuentes griegas, persas e indias. La presencia temprana de los musulmanes a lo largo del tiempo siempre ha estado relacionada con la institución de las bibliotecas, que llegaron a ser no sólo un mecanismo de búsqueda, sino relativamente un depósito de inteligencia y patrimonio mental para toda la humanidad. El auge de las búsquedas avanzadas en matemáticas, estudios organizados, astronomía, filosofía y medicina inició la búsqueda de la ciencia árabe. Este salto científico estableció una demanda de traducciones más numerosas y actualizadas. La Casa del Saber fue posible gracias al flujo constante de letrados árabes, persas y de otras naciones del mundo islamita hacia Bagdad, debido a la posición de la ciudad como capital del Califato abasí.10 Prueba de ello es el gran número de eruditos de los que se sabe que estudiaron en aquella urbe entre los siglos VIII y XIII, como Al-Jahiz, Al-Kindi y Al-Ghazali, entre otros, todos los cuales habrían contribuido a una vibrante comunidad académica en Bagdad, produciendo un gran número de obras notables, independientemente de la existencia de una academia formal. Los campos a los que contribuyeron los eruditos asociados a la Casa de la Sabiduría incluyen, entre otros, la filosofía, las matemáticas, la medicina, la astronomía y la óptica. El nombre primitivo de la biblioteca, Jizanat al-Hikma (literalmente: «Almacén de la Sabiduría»), deriva de su función como lugar para la conservación de libros excéntricos y poética, función primordial de la Casa de la Sabiduría hasta su destrucción. En su interior se congregaban diariamente escritores, traductores, autores, científicos, escribas y otros para traducir, escribir, conversar, leer y dialogar. En esta casa se tradujeron numerosos libros y documentos sobre diversos conceptos científicos, temas filosóficos y propuestas en diferentes idiomas. Bajo Al-Mamún Bajo el auspicio del califa Al-Mamún (el cual reinó entre 813-833), la Casa de la sabiduría asumió nuevas funciones relacionadas con las matemáticas y la astrología. El foco de interés pasó también de los textos persas hacia los griegos. Sabios notables pertenecientes a esta época son: el poeta y astrólogo Sahl ibn Haroun, Al-Juarismi (780-850), los hermanos Banou Moussa, Sind ibn Ali y Al-Kindi (801-873). El erudito cristiano Hunayn ibn Ishaq (809-873) fue encargado de los trabajos de traducción por el califa. El traductor más renombrado fue el sabeo Thábit ibn Qurra (826-901). Las traducciones realizadas durante este período son superiores a las anteriores. La Casa de la sabiduría floreció bajo los sucesores de al-Ma'mún, Al-Mutasim (que reinó entre el 833 y 842) y Al-Wathiq (califa entre el 842 y 847), pero declinó durante el reinado de Al-Mutawakkil (847-861), que a diferencia de sus predecesores que seguían la secta Mu'tazili, era seguidor del Islam ortodoxo y quería evitar la expansión de la filosofía griega, una de las principales herramientas de la teología Mu'tazili. La Casa de la sabiduría adquirió finalmente reputación como centro de aprendizaje, si bien las universidades —en el sentido moderno— aún no existían, por lo que la transmisión del conocimiento se llevaba a cabo directamente entre maestro y alumno. Las Maktab se desarrollaron en la ciudad alrededor del siglo IX, y en el siglo XI, Nizam al-Mulk fundó la Al-Nizamiyya de Bagdad. Destrucción por los mongoles La Casa de la sabiduría, al igual que las demás bibliotecas de Bagdad, fue destruida por los mongoles durante el sitio de Bagdad en 1258. Cerca de 400.000 manuscritos fueron rescatados por Nasir al-Din al-Tusi antes del sitio y llevados a Maragheh. |
The Trump Organization |
The Trump Organization (en español: La Organización Trump) es una empresa estadounidense, con sede en Manhattan, Nueva York. Se dedica a la gestión de propiedades y hoteles en diferentes países del mundo, así como al desarrollo de diversos proyectos de construcción y bienes inmuebles. Su director ejecutivo era Donald Trump quien dejó su cargo cuando se convirtió en Presidente de los Estados Unidos entre 2017 y 2021. Historia El comienzo de la Organización Trump Se fundó por Fred, el padre de Donald, quien la orientó a la construcción y venta de propiedades para la clase media, obteniendo un éxito considerable. La empresa poseyó varios inmuebles y propiedades en diferentes barrios neoyorquinos que le permitieron mantener un régimen económico próspero. Aunque la empresa estaba en constante crecimiento, no poseía gran valor financiero en términos de capital. Sin embargo, cuando Donald Trump asume la directiva, comienza a crecer y ampliar su actividad, encauzándose hacia lo que es actualmente. El objetivo principal de Donald Trump era hacer que su compañía fuese la más importante dentro de las empresas dedicadas a los bienes inmuebles. El primer gran éxito que cosechó, fue gracias a la adquisición y remodelación de un hotel en las inmediaciones de Grand Central Station. La operación tuvo lugar mediante préstamos y exenciones fiscales, logrando convertirlo en uno de los mejores establecimientos de toda la ciudad. Tras este logro, la organización participó en un proyecto que definiría el nuevo ideal que buscaba: la adquisición del Hotel Gran Hyatt de Nueva York, proyecto con el cual alcanzó la imagen de lujo y prestigio que se buscaba. Posteriormente, la organización centró su atención en construir y comprar nuevas propiedades de alto nivel económico, sin relación alguna con viviendas de clase media. Su proyecto más emblemático, es la construcción de la Torre Trump, este nuevo edificio sería la sede de la empresa y se convertiría en su símbolo. Desde entonces no ha parado de crecer, siendo notable su actividad durante los años 80. El apogeo de los años 80 Tras sus éxitos, la compañía se dedicó al desarrollo de numerosos complejos y proyectos. Entre ellos, se encuentran lujosos hoteles y edificios, una de sus adquisiciones más significativas es el Hotel Plaza de Nueva York. La imagen de prestigio que tanto se había buscado desde el comienzo de la presidencia de Donald Trump, finalmente estaba al alcance; la compañía adquirió numerosas propiedades reconocidas y siguió construyendo gran cantidad de edificios y complejos, cada vez más lujosos. La compañía se expandió a otros sectores y comenzó a facturar cifras que sobrepasaban los miles de millones de dólares. La empresa estaba en pleno auge, controlando diversas propiedades, una aerolínea, revistas e incluso, productos de consumo. Por aquel entonces la Organización Trump se convirtió en aquello que su Director Ejecutivo deseaba. La Crisis del 92 Desde comienzos de la década del 80 la economía estadounidense creció, pero la crisis de 1992 puso fin a esta era de extravagancias y lujos, devastando a la economía del país, especialmente al sector inmobiliario, desestabilizando, y en muchos casos desvaneciendo, a miles de compañías en el proceso. Esta devastadora crisis golpeó severamente a la Organización Trump, paralizando muchos de sus proyectos en desarrollo, devaluando sus propiedades y dejándola desarmada ante las deudas que poseían, por el hecho de que los bancos se negaban a prestar fondos. En esta época el mundo de los bienes raíces se paralizó y todo apuntaba a que iba a desembocar en la bancarrota. Sin embargo Donald Trump mantuvo a la empresa en pie al vender la Trump Shuttle, su propio yate llamado Trump Princess, y parte del Hotel Plaza. Todo ello unido al efectivo que obtenía de su otra compañía, la Trump Entertainment, cuyos casinos le proveían de importantes sumas de dinero, que le permitieron saldar todas sus deudas y restablecer a la compañía. La actualidad. Tras superar la crisis, la compañía comenzó a invertir en la construcción de nuevas propiedades, expandiéndose esta vez a clubes, y dando origen a una serie de nuevos hoteles, entre ellos uno en las islas palmeras de la ciudad de Dubái y la serie de Hoteles International Towers & Hotels, presentes en varias ciudades. Actualmente The Trump Organization maneja propiedades en diferentes ciudades del mundo, incluyendo Nueva York, São Paulo, Panamá, Las Vegas, Los Ángeles, Dubái entre muchas otras. |
Los casos civiles de Donald Trump no van a ninguna parte: analista legal. By Jessica Coch - November 10, 2024 Tras los resultados de las elecciones presidenciales de este año, en las que Donald Trump fue elegido para un segundo mandato, un abogado afirmó el sábado que los procesos civiles contra el presidente electo no llegarán a ninguna parte. Trump, que derrotó a la vicepresidenta Kamala Harris en las elecciones del martes, hará historia al ingresar a la Casa Blanca como un delincuente en enero después de un juicio penal por dinero en Nueva York en medio de varios otros casos penales y civiles en su contra. Trump, que se espera que sea sentenciado en el caso de lavado de dinero el 26 de noviembre, se declaró inocente de todos los cargos en su contra y negó haber actuado mal. En uno de los casos civiles de más alto perfil, la autora E. Jean Carroll ganó dos demandas contra Trump por acusaciones de que la violó en unos grandes almacenes de Nueva York en la década de 1990. Fue declarado responsable de difamación y agresión sexual y se le ordenó pagar a Carroll un total de 88,3 millones de dólares. Trump niega la afirmación de Carroll y desde entonces apeló. Otro caso civil notable contra Trump es la sentencia pública que recibió en febrero. El fallo es el resultado de una demanda presentada por la fiscal general de Nueva York, Letitia James, contra Trump, sus tres hijos mayores y la Organización Trump, que supuestamente proporcionó préstamos y condiciones de seguros favorables y fue acusada de inflar el valor de la propiedad y realizar actividades financieras. fraude. Trump también ha mantenido su inocencia en este caso. En octubre, Trump enfrentó otra demanda por difamación cuando cinco hombres conocidos como los Cinco de Central Park, que fueron acusados injustamente del ataque de Nueva York de 1989, presentaron una demanda por difamación. La demanda, presentada en un tribunal federal de Pensilvania, surge de los comentarios de Trump durante un debate presidencial con Harris el 10 de septiembre, en los que afirmó falsamente que los hombres eran culpables del crimen y que la víctima estaba muerta. “Confesaron, dijeron que se iban a declarar culpables, y yo dije: ‘Si son culpables, lastimaron gravemente a una persona, terminaron matando a una persona… Y se declararon culpables, y luego no lo hicieron”. declararse culpable”, dijo Trump durante el debate. . Trump parece estar confundiendo confesiones con admisiones de culpabilidad. La víctima del caso todavía está viva, pero, según los informes, sigue lidiando con problemas de salud tras el ataque. En el episodio del podcast del sábado #Hermanas Se llama “La búsqueda de respuestas” y es coautor de los analistas legales Kimberly Atkins Stohr, Barbara McQuade, Joyce Vance y Jill Wynne-Banks. McQuade, ex-fiscal federal para el Distrito Este de Michigan durante la administración de Barack Obama, analizó las ramificaciones legales de los casos civiles de Trump tras los resultados de las elecciones de 2024.
Y añadió: “Y luego, por supuesto, está el caso de difamación de las cinco personas que fueron absueltas durante el debate presidencial, y ese caso continuará. Así que no es decepcionante que estos casos penales sigan congelados como están, pero los asuntos civiles pueden ejercer alguna ayuda que pertenece al pueblo.” Después de que un fallo de la Corte Suprema de 1997 determinó que las demandas contra presidentes en ejercicio podían continuar a menos que estuvieran relacionadas con actos que cometieron mientras estaban en el cargo, el regreso a casa del caso civil de Trump en la Casa Blanca puede no importar mucho. Semana de noticias contactó al portavoz de Trump por correo electrónico para hacer comentarios. El presidente electo Donald Trump es visto en Grand Rapids, Michigan, el 5 de noviembre. Según los resultados de las elecciones presidenciales de este año, Trump fue elegido para un segundo mandato, dijo el sábado un abogado, civil… Mientras tanto, se produce después de que se dijera que dos de los cargos criminales de Trump, uno de Georgia y otro federal por manipulación criminal de elecciones, fueron desestimados o al menos desestimados como resultado de su victoria electoral, mientras los presidentes en ejercicio enfrentan cargos criminales bajo la la ley no se puede dibujar. Se espera que las investigaciones federales del abogado especial del Departamento de Justicia (DOJ), Jack Smith, sobre los intentos criminales de Trump de anular las elecciones de 2020 concluyan en algún momento del próximo año. Según la política del Departamento de Justicia, un presidente en ejercicio no sólo no puede ser procesado por un delito, sino que Trump puede despedir a Smith y ordenar al departamento que abandone ambos casos una vez que asuma el cargo. Según la Constitución de Estados Unidos, un presidente en ejercicio puede conceder indultos por delitos federales. Queda por ver si esto puede usarse para perdonarse a sí mismo, si es declarado culpable en un caso electoral federal, algo que nunca ha sucedido en la historia de Estados Unidos. Sin embargo, en el caso de documentos clasificados del presidente electo, la jueza Eileen Cannon, designada por Trump en 2020, desestimó el caso. Smith luego apeló. Donde Trump no pudo exonerarse es en el caso de dinero secreto en Nueva York o en el caso de intromisión electoral en Georgia, los cuales son investigaciones estatales. “Está claro que el procesamiento federal de Jack Smith no continuará a menos que Trump se perdone a sí mismo o destituya a Smith y nombre un reemplazo leal”, dijo Gregory Germain, profesor de derecho en la Universidad de Syracuse. Semana de noticias. Añadió: “Y ha habido algún indicio por parte de Trump de que va a despedir a Smith o aceptará su renuncia o se perdonará a sí mismo. Dudo que una mayoría de la Corte Suprema apruebe un autoperdón. No lo sé. Dudo que los casos federales presentada por Jack Smith será desestimada.” |
Elizabeth Jean Carroll (Detroit, Michigan 12 de diciembre de 1943): Es una periodista, autora y columnista de asesoramiento estadounidense. Su columna "Ask E. Jean" apareció en la revista Elle desde 1993 hasta 2019, convirtiéndose en una de las columnas de consejos más antiguas en las publicaciones estadounidenses. En su libro de 2019, ¿Para qué necesitamos a los hombres?: Una propuesta modesta, Carroll acusó al director ejecutivo de CBS, Les Moonves, y a Donald Trump de agredirla sexualmente a mediados de la década de 1990. Tanto Moonves como Trump negaron las acusaciones. Carroll demandó a Trump en el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York (presentado originalmente en la Corte Suprema de Nueva York) por difamación y agresión. El 9 de mayo de 2023, un jurado declaró a Trump responsable de difamación y abuso sexual contra Carroll y le otorgó 5 millones de dólares en daños y perjuicios. El 26 de enero de 2024, un jurado declaró a Trump responsable de difamación contra Carroll con respecto a sus comentarios después del primer veredicto, y le otorgó 83,3 millones de dólares adicionales en daños y perjuicios. Casos de abuso sexual y difamación por parte de Donald Trump. El 21 de junio de 2019, Carroll publicó un artículo en la revista New York que afirmaba que Donald Trump la había agredido sexualmente a finales de 1995 o principios de 1996 en los grandes almacenes Bergdorf Goodman en la ciudad de Nueva York. Se publicaron más detalles del incidente en su libro ¿Para qué necesitamos hombres?: Una propuesta modesta. Carroll dijo que al salir de la tienda se topó con Trump y este le pidió ayuda para comprar un regalo para una mujer. Después de sugerir un bolso o un sombrero, supuestamente los dos pasaron a la sección de lencería y bromearon acerca de que el otro se probaba algo. Carroll dijo que terminaron juntos en un camerino, cuya puerta estaba cerrada, y Trump la besó con fuerza, le bajó las medias y la violó antes de que pudiera escapar. Manifestó que el incidente duró menos de tres minutos. Lisa Birnbach y Carol Martin dijeron a la revista New York que Carroll les había confiado poco después del asalto. Trump negó las acusaciones y afirmó que nunca había conocido a Carroll. Sin embargo, Carroll proporcionó a Nueva York una fotografía de ella socializando con Trump en 1987. Trump desestimó el significado de la fotografía. Carroll inicialmente decidió no describir la agresión sexual como violación, sino que la describió como una pelea. "Mi palabra es lucha. Mi palabra no es la palabra víctima... luché"." Demanda por difamación. En noviembre de 2019, Carroll presentó una demanda por difamación ante la Corte Suprema de Nueva York. La demanda afirmaba que Trump había dañado su reputación, la había perjudicado sustancialmente a nivel profesional y le había causado dolor emocional. Carroll afirmó: Hace décadas, el ahora presidente de Estados Unidos me violó. Cuando tuve el coraje de hablar sobre el ataque, difamó mi carácter, me acusó de mentir para beneficio personal, incluso insultó mi apariencia". Dijo que estaba "presentando esta (demanda) en nombre de todas las mujeres que alguna vez han sido acosadas, agredidas, silenciadas o denunciadas sólo para ser avergonzadas, despedidas, ridiculizadas y menospreciadas". La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, describió la demanda como "frívola" y afirmó que la historia de Carroll era fraudulenta. En septiembre de 2020, abogados gubernamentales del Departamento de Justicia (DOJ) afirmaron que Trump había actuado en su capacidad oficial mientras respondía a la acusación de Carroll; afirmaron que la Ley Federal de Reclamaciones por Agravios[a] otorga a su departamento el derecho de tomar el caso de los abogados privados de Trump y trasladarlo a un tribunal federal. Esto habría puesto fin a la demanda, ya que el gobierno no puede ser demandado por difamación.La abogada de Carroll, Roberta A. Kaplan, afirmó que "el esfuerzo de Trump por ejercer el poder del gobierno de los Estados Unidos para evadir la responsabilidad por su mala conducta privada no tiene precedentes". En octubre de 2020, el juez del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos Lewis A. Kaplan (no relacionados) rechazó la moción del DOJ, argumentando que el presidente no es un empleado del gobierno y que los comentarios de Trump no estaban relacionados con su trabajo. El mes siguiente, el Departamento de Justicia presentó una apelación ante el Tribunal de Apelaciones del Segundo Circuito. En junio de 2021, el Departamento de Justicia argumentó ante el tribunal de apelaciones del Segundo Circuito que los abogados del Departamento de Justicia deberían defender a Trump como empleado federal. El 27 de septiembre de 2022, el tribunal de apelaciones dictaminó que “no podemos decir qué haría el Distrito” en términos de permitir que Trump sea protegido por su anterior cargo como presidente de Estados Unidos. El 19 de octubre, Trump fue declarado testigo en el caso.77 En enero de 2023, el tribunal de apelaciones del Distrito de Columbia (D.C.) celebró argumentos orales ante un panel completo de jueces. Los abogados de Trump argumentaron que sus comentarios entraban dentro del ámbito de su empleo, mientras que algunos jueces señalaron que la ley de D.C. responsabiliza a los empleadores cuando sus empleados causan daños a personas en el ámbito de su empleo, pero no de otra manera. El 24 de noviembre de 2022, Carroll demandó a Trump por agresión en Nueva York en virtud de la Ley de Sobrevivientes Adultos, una ley aprobada en mayo anterior que permitió brevemente a las víctimas de agresión sexual presentar demandas civiles independientemente de los plazos de prescripción vencidos.79 Carroll volvió a presentar una denuncia de difamación, citando declaraciones que Trump hizo en octubre.En febrero de 2023, el juez Kaplan fijó la fecha del juicio para el 25 de abril. El 13 de abril de 2023, Carroll reveló que parte de sus gastos legales fueron financiados por Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn, capitalista de riesgo y donante del Partido Demócrata. El 9 de mayo de 2023, un jurado compuesto por seis hombres y tres mujeres declaró a Trump responsable de abuso sexual, agresión y difamación. Sobre la cuestión de la violación, el jurado consideró que no estaba probado que Trump la hubiera violado como lo especifica la ley de Nueva York, que especifica la violación como la penetración forzada y no consensuada con el pene. El jurado encontró a Trump responsable de abuso sexual porque la penetró digitalmente sin su consentimiento. Carroll recibió 5 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios. CBS News declaró: Encontraron a Trump responsable de abuso sexual, no de agresión sexual". Presentó un recurso de apelación ante el Tribunal de Apelaciones del Segundo Circuito el 11 de mayo de 2023. El 23 de mayo de 2023, solicitando 10 millones de dólares por daños y perjuicios adicionales, Carroll pidió al tribunal que ampliara la demanda por difamación de 2019 para incluir los comentarios de Trump posteriores al veredicto en CNN y Truth Social. El tribunal aceptó la moción y el segundo juicio por difamación fue programado para el 15 de enero de 2024. En junio de 2023, Trump contrademandó a Carroll por difamación después de que ella le dijera a CNN que "sí, la violó" en respuesta a una pregunta acerca de que el jurado no lo encontró responsable de ese delito. El juez Kaplan desestimó la demanda en agosto y dictaminó que la acusación de violación de Carroll contra Trump era sustancialmente cierta. En septiembre de 2023, el juez Kaplan emitió una sentencia sumaria a favor de Carroll, afirmando que los hechos establecidos por el jurado de primera instancia eran indiscutibles. El 16 de enero de 2024, después de que Joe Tacopina abandonara su representación de Trump justo cuando el caso estaba a punto de reanudarse, el ex abogado de Trump, Tim Parlatore, dijo que pensaba que Tacopina, en procedimientos anteriores, "...apenas había interrogado a Jean Carroll". " El día 26 de enero de 2024, un jurado federal declaró culpable a Donald Trump en el juicio por difamación que inició el año pasado la escritora E. Jean Carroll y lo condeno a pagar 83,3 millones de dólares por daños y perjuicios por difamación. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario