Transmisión de la obra y problemas textuales de Aristóteles. |
temas / Grecia Antigua El gran "polímata" de la Antigüedad Aristóteles, el pensador polifacético Filósofo, politólogo, preceptor, científico e incluso médico, Aristóteles fue una de las mentes más brillantes del mundo helenístico precisamente por su insaciable curiosidad y pasión por el estudio: un auténtico polímata, según el término griego, "el que ha aprendido mucho". “Todos los hombres desean por naturaleza saber”. Según este principio, recogido en la obra Metafísica, vivió Aristóteles durante toda su vida. No solo se interesó por todas las disciplinas que llamaron su curiosidad -aunque sea recordado principalmente como filósofo-, sino que buscó la verdad incluso aunque significase llevar la contraria a aquellos que le habían protegido, ya fueran maestros o reyes. De su gran mentor, cuyo pensamiento a menudo no compartió, dijo una vez: “Soy amigo de Platón, pero más aún soy amigo de la verdad”. Una curiosidad insaciable Aristóteles, nacido en el año 384 aC en la ciudad de Estagira -en el noreste de Grecia-, vino al mundo bajo una buena estrella: formaba parte de una estirpe de médicos que llevaba varias generaciones sirviendo a la familia real de Macedonia y su destino, en principio, era proseguir este legado. Su padre Nicómaco era el médico personal del rey macedonio Amintas III, padre de Filipo II y abuelo de Alejandro Magno, dos personajes que influirían decisivamente en la vida del polímata. Pero a la muerte de Nicómaco, cuando Aristóteles solo tenía 17 años, el joven fue confiado a la tutela de su pariente Proxeno, quien se dio cuenta de su extraordinario intelecto y su curiosidad insaciable. Así pues, Aristóteles fue enviado a Atenas para estudiar en el mejor lugar posible para una mente polifacética como la suya: la Academia de Platón. Aunque la gran polis griega había perdido el poder político que tuvo en los tiempos de Pericles, seguía siendo la capital helenística del pensamiento y las artes, y su ambiente dinámico y abierto ofrecían al joven estudiante un ambiente rico de estímulos de todo tipo. La Academia era principalmente conocida por sus enseñanzas en filosofía, pero al igual que Aristóteles se interesaba por un amplio abanico de materias que incluían tanto ciencias naturales como sociales. Platón le puso el apodo de “el lector” por la avidez con la que devoraba las obras de la biblioteca de la Academia. Su propio nombre parecía un signo del destino, pues significa "destinado a lo mejor". De alumno a maestro. El carácter y el pensamiento de Aristóteles se entienden a menudo en contraposición con los de su maestro Platón: mientras que el segundo estaba más interesado en el mundo de las ideas, su discípulo prefería estudiar el mundo tangible. Esta dicotomía fue reflejada magistralmente por el artista del Renacimiento Rafael Sanzio, que la plasmó en su famoso fresco La escuela de Atenas, en el Palacio Apostólico del Vaticano: en el centro de la obra aparecen Platón y Aristóteles, señalando respectivamente hacia el cielo y la tierra. Platón era un pensador idealista para quien el mundo de los hombres era solo un pálido y corrupto reflejo de un mundo superior y perfecto. Aristóteles se caracterizaba por su pragmatismo: prefería estudiar el mundo que podía ver, tocar y entender. Aunque se le recuerde como filósofo, dedicó gran parte de su estudio a la biología, la botánica y la medicina; e incluso en el ámbito de las ciencias sociales era muy práctico: su estudio de la política y la historia se guían por los principios de Tucídides, quien concibe el mundo en base a una lógica de causa-efecto que nada tiene que ver con la voluntad divina o con una justicia superior. Esa visión influiría de forma determinante en su pensamiento y en sus elecciones vitales, como la de convertirse en maestro de Alejandro Magno. A pesar de la marcada oposición entre sus visiones del mundo y de las críticas de Aristóteles al pensamiento platónico en casi todas sus facetas, el viejo maestro lo consideraba su mejor discípulo y, en sus propias palabras, “la mente de la escuela”. De ese modo, tras veinte años en la Academia -primero como estudiante y luego como maestro-, habría sido el sucesor natural de Platón cuando este murió en el año 347 aC. Sin embargo, Aristóteles era un meteco -un extranjero, no un ciudadano de la polis- y según la ley ateniense eso le prohibía dirigir las instituciones. La sucesión recayó en Espeusipo, sobrino de Platón, y Aristóteles aceptó la invitación de Hermias, amigo y antiguo compañero de la Academia, ahora convertido en tirano de la ciudad de Atarneo en Asia Menor -en la costa oeste de la actual Turquía. El preceptor de Alejandro Magno. Aristóteles permaneció en Asia durante tres años y llegó a abrir su propia Academia en la ciudad de Asos, donde se casó con su primera esposa, Pitias, la sobrina de Hermias, con quien tuvo una hija. Pero su estancia terminó bruscamente cuando su protector fue asesinado y tuvo que huir a Mitilene, en la isla de Lesbos, donde continuó con su escuela. Sin embargo, al poco recibió el mayor encargo de su vida: el rey Filipo II de Macedonia, recordando al hijo del médico que había asistido a su padre y conocedor de su fama, le ofreció formar parte del círculo de preceptores de su hijo Alejandro, al que estaba educando para convertirse en su sucesor. Para el príncipe macedonio, el maestro griego fue posiblemente la persona más influyente de su vida. De él aprendió las gestas de los héroes homéricos -con una especial devoción por Aquiles, con quien se identificaba- y el interés por el ancho mundo que se extendía más allá de los confines de Grecia, a cuyos límites se propuso llegar. Estimuló en él curiosidad y le enseñó las cualidades de un gobernante que quisiera ser recordado para siempre. Aristóteles le mostró el camino para llegar ser más que Alejandro III de Macedonia y convertirse en una leyenda inmortal llamada Mégas Aléxandros, Alejandro Magno, el conquistador que en menos de diez años lograría lo inimaginable: conquistar el inmenso imperio persa. Sus caminos se separaron dos años después, cuando Alejandro terminó su formación académica y comenzó su instrucción militar, pero el príncipe nunca olvidó a su maestro y durante su conquista de Asia recogió para él muestras de flora y fauna de los lugares por los que pasó. Un sobrino y discípulo de Aristóteles, Calístenes, lo acompañó en su expedición como historiador personal. Sin embargo, sus críticas al rey macedonio y las sospechas de su implicación en una conjura contra Alejandro lo hicieron caer en desgracia. Al ser griego no podía ser juzgado por la ley macedonia, por lo que fue encarcelado y murió al poco tiempo, bien por inanición, a consecuencia de las torturas o intencionadamente envenenado. La muerte de su sobrino terminó de distanciar a Aristóteles de su discípulo más célebre, lamentando que se hubiera convertido en un tirano. El retorno a Atenas Tras haber terminado su encargo en Macedonia, Aristóteles volvió durante unos años a su ciudad natal, Estagira. Su esposa Pitias había muerto y empezó una nueva relación con una mujer llamada Herpilis, posiblemente su sirvienta: no está documentado si llegaron a casarse, pero le dio un segundo hijo, Nicómaco. En el año 335 aC, después de que Macedonia hubiera afirmado su poder militar sobre Grecia y con la protección que le garantizaba haber sido el preceptor del príncipe y luego rey Alejandro, decidió volver a la ciudad donde se había formado: Atenas. Aristóteles tenía ya casi 50 años y una enorme fama a sus espaldas, lo que le permitió fundar su propia escuela, el Liceo, al margen de las limitaciones que le habían impedido años atrás hacerse cargo de la Academia de Platón. Muy pronto acudieron a él un gran número de discípulos, a los que llamó “peripatéticos” (del griego peripatêín, “pasear”, pues tenía la costumbre de enseñar mientras caminaban). La escuela peripatética, tras la muerte de su fundador, tomó un rumbo más enfocado a las ciencias naturales, en contaste con muchas otras que daban más peso a las sociales. Fue en ese periodo cuando Aristóteles escribió buena parte de las obras que nos han llegado. Muchas de ellas eran originalmente material para sus clases y fueron recopiladas más tarde por discípulos u otros seguidores del pensamiento aristotélico. Su estancia final en Atenas duró poco más de una década: en el año 323 aC, la muerte de Alejandro Magno hizo resurgir los ánimos antimacedonios en la ciudad, liderados por el orador Demóstenes. Aunque Artistóteles se había distanciado completamente de su antiguo discípulo, consideró más prudente alejarse de la ciudad: justo a tiempo pues sus enemigos lo acusaron de impiedad, el mismo crimen por el que la "democracia radical" ateniense -término acuñado por el propio Aristóteles- había condenado a muerte a Sócrates. Se refugió en Calcis, en la isla de Eubea, donde murió el 7 de marzo del año siguiente en circunstancias extrañas que, según algunas teorías no demostradas, podían sugerir un envenenamiento. El pensador de las cien caras. Aristóteles es, junto con su maestro Platón y otros eruditos -como Tucídides- de cuyos conocimientos bebió, uno de los pensadores más importantes de la Antigüedad y especialmente en la historia del Viejo Mundo, cuya influencia traspasa los límites de Grecia. A través de su discípulo Alejandro la cultura helenística llegó hasta el corazón de Asia y a Egipto, donde el rey macedonio fundó la ciudad destinada a convertirse en el nuevo faro del pensamiento: Alejandría. Su insaciable curiosidad, lo polifacético de sus intereses y su apego a la realidad y al estudio práctico de las cosas hicieron de Aristóteles un pensador de cien caras y que marcó un punto de inflexión no solo en la filosofía, sino en el conocimiento en general. Su legado fue recogido por los romanos, los árabes y los persas hasta llegar a la Italia del Renacimiento y a las estancias vaticanas decoradas por Rafael. Desde el maravilloso fresco, en compañía de su maestro, nos lanzan un doble mensaje a distancia de más de dos mil años: apuntar hacia los cielos, pero con los pies en la tierra. Una oposición en vida transformada en complementaria por el pincel del genio de Urbino. |
Influencia. La influencia que Aristóteles ha tenido en el mundo es extraordinaria. Toda la antigüedad se hace cargo o dueña de su ingente enciclopedia. Su Metafísica será el basamento filosófico de la posteridad. Fueron los árabes los que redescubrieron a Aristóteles y a través de ellos pasó a la filosofía escolástica. En el Renacimiento su filosofía se ve opacada por un eclipse histórico momentáneo. Los nuevos conceptos científicos lo llevan a un segundo plano. Pero su influjo, aunque ya no en la física, seguirá vigente en el pensamiento filosófico en sentido estricto en todos los grandes pensadores, en Leibniz, en Hegel, etc. Obras. Cabe resaltar que Aristóteles escribió dos tipos de textos: los destinados a la «publicación» fuera del Liceo o exotéricos (gr. exo 'fuera') y los utilizados como apuntes de clase o notas de conferencias, denominados esotéricos (gr. eso 'dentro'). Lamentablemente, solo conservamos los esotéricos, los cuales al ser una recopilación de sus apuntes, vuelven un poco complicada su lectura, pues faltan las explicaciones, las transiciones son abruptas, los argumentos quedan en ocasiones inacabados... leer a Aristóteles es duro, lo que explica en parte que sus textos hayan sido interpretados y comentados a lo largo de dos mil años. Las actuales ediciones en griego siguen la establecida por August Immanuel Bekker en 1831. Hay que decir que apenas conservamos un tercio de lo que Aristóteles escribió (a menudo es difícil por tanto afirmar si es o no, por ej., un pensador sistemático o aporético). Aristóteles, por ej., escribió o dirigió la redacción de 158 «Constituciones» (gr. politeiai), de las que no nos ha llegado ninguna, con excepción de la Constitución de los atenienses, cuyo papiro fue encontrado en una excavación en Egipto en un depósito de basura. Tras su muerte, sus textos (apenas tuvo una influencia inmediata) desaparecieron durante dos siglos. Luego aparecen en Atenas y después en Roma, donde el peripatético Andrónico de Rodas (siglo I d. C.) preparó una edición. Lo que nos queda de esos textos, por tanto, está determinado por la mano que preparó esa edición. Más problemática aún es la transmisión de llamado Corpus Aristotelicum (contiene las obras de Aristóteles más las de otros autores que dicen ser Aristóteles) a lo largo de la edad media: su influencia fue mínima a lo largo de la alta edad media, dominando el platonismo hasta alrededor del siglo XII, cuando las traducciones al latín de las traducciones al árabe (y a veces al siríaco) de uno o varios originales en griego, entran en los debates escolásticos de los centros de producción cultural medievales. Solo poco a poco se van depurando los textos con traducciones de originales más fiables. ¿Cómo establecer por tanto, en los restos que nos quedan, qué textos son y cuáles no son «originales» Esto es imposible. En los últimos decenios se ha desarrollado una técnica muy sofisticada, llamada «estilometría» (aplicada a otros autores, como Platón), que determina, mediante el cómputo y estudio estadístico de determinados elementos gramaticales, qué textos son escritos por qué mano. Pero esto no asegura que se trate de Aristóteles. Además, la edición de Andrónico de la Metafísica, por ej., puede ser más una colección de textos que una obra concebida como tal por el mismo Aristóteles (esto lo ha dicho el especialista Jonathan Barnes). Las luchas ideológicas en el seno de la Iglesia durante la edad media en torno a la interpretación de Corpus Aristotelicum (el "cuerpo" de las obras de Aristóteles con temas como el problema de la inmortalidad del alma, eternidad del mundo y demás) hacen que nos planteemos la posibilidad de modificaciones en los manuscritos. Lo que tenemos, por tanto, es algo que puede ser cercano a las notas de un filósofo, con algunas interpolaciones y manipulaciones del texto. Buscar el autor «original» o la «obra primigenia» es una tarea utópica. |
Corpus Aristotelicum. |
Las obras de Aristóteles que nos han llegado y que forman lo que se conoció como el Corpus aristotelicum se editan según la edición prusiana de Immanuel Bekker de 1831-1836, indicando la página, la columna (a ó b) y eventualmente la línea del texto en esa edición. Tras el trabajo de Bekker se han encontrado sólo unas pocas obras más. Los títulos en latín todavía son utilizados por los estudiosos. Los trabajos cuya legitimidad está en disputa se marcan con *, y los trabajos que generalmente se consideran espurios se marcan con **. Lógica
Metafísica (980a) Metafísica (Metaphysica) Ética y política
Retórica y poética
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EL CORPUS ARISTOTELICUM. JOSEP PRADAS FILOSOFÍA PARA LA BUENA VIDA 6 enero 2016 Son éstas las obras no publicadas en tiempo de Aristóteles y, paradójicamente, conservadas totalmente. Bajo este título latino se esconden las obras esotéricas o acroamánticas, concebidas para ser oídas en el interior del Liceo; tienen un formato mucho menos literario, porque no están dirigidas al público, sino a los alumnos; no son diálogos, sino apuntes, escritos concisamente, casi taquigráficamente. Se componen de lecciones a su vez formadas por monografías que, reunidas, constituían un todo más amplio. No hay duda de este carácter al advertir en el interior de algunos textos expresiones tales como esta (Aristóteles, Política I 11, 7; 1259a): puesto que algunos han escrito sobre estos temas, como Cares de Paros y Apolodoro de Lemnos [contemporáneos suyos] sobre la labranza y las plantaciones, e igualmente otros autores sobre temas diferentes, cualquiera que esté interesado en ellos puede examinarlos en estas obras. Es lo que recomienda cualquier profesor universitario rutinariamente, acudir a la literatura especializada sobre un tema concreto. Aristóteles escribió unas notas para sus clases de metafísica, de política, etc; esas notas eran enriquecidas por los debates suscitados durante su labor docente, y en sucesivos cursos recomponía la información con nuevos puntos de vista, nuevas informaciones, etc. Son estas las obras de Aristóteles que hemos heredado. Es muy posible que sea anotaciones del propio Aristóteles, en vista a preparar sus lecciones, lo que explica la presencia en los textos de repeticiones, disconrdancias e incluso contradicciones debidas a los continuos añadidos y a revisiones sucesivas. Pero hay dudas sobre su completa autoría, pues algunos de estos textos bien podrían ser apuntes tomados por sus alumnos. El Corpus no es, desde luego, un cuerpo, no es una obra unitaria, sino fragmentaria. Pero la visión que se ha tenido de ella hasta el siglo pasada es precisamente ésta, la de tratarse de una obra definitiva y completa, sistemática, global, armónica, fiel reflejo del pensamiento del autor. Esta imagen fue transmitida por el Escolasticismo. Pero desde la mitad del siglo XIX aparece la conciencia de que el Corpus no refleja al verdadero Aristóteles, debido a las abundantes contradicciones interna que contiene. Al aplicar los sistemas de análisis filológico al texto se rompe la visión sistemática idealizada por los escolásticos, pues se comprueba que hay textos mezclados escritos en épocas diferentes, y fruto de planteamientos filosóficos variables. Se descubre que en Aristóteles hay, como en todos los pensadores, un proceso evolutivo. EL ORGANON Son tratados de lógica. Se le llama órganon por considerarse la lógica un instrumento útil para pensar y hacer ciencia. Las Categorías Obra de dudosa autenticidad, pero de gran importancia. De la interpretación Sobre las partes y formas de la oración. Primeros analíticos Dedicados al silogismo y al razonamiento formal. Segundos analíticos Dedicados a la definición y la demostración. Los Tópicos Dedicados a la dialéctica. Las refutaciones del los sofismas Sobre los principales argumentos capciosos (engañosos). ESCRITOS DE FILOSOFÍA NATURAL Física Es el principal texto del grupo, dedicado a introducir el estudio de la naturaleza, analizando conceptos clave: movimiento, materia, forma, lugar, tiempo, finalidad, etc. Del cielo La meteorología ESCRITOS DE BIOLOGÍA Y PSICOLOGÍA De la generación y la corrupción Parva naturalia Estudios de psicología animal y humana. Historia de los animales Fue completada por la obra de Teofrasto sobre las plantas. Partes de los animales Sobre la reproducción de los animales Del alma Dedicada al funcionamiento de la mente humana TRATADOS DE METAFÍSICA La Metafísica La Metafísica es una ingente obras que consta de 14 tratados unidos por Andrónico en una unidad, debido a que todos ellos se refieren a temas posteriores a la física. No es una obra unitaria, sino que cada libro ha sido escrito con independencia del resto, y el orden establecido por Andrónico no es el cronológicamente correcto. Hay incluso dudas sobre la autoría de una parte del libro k. ESCRITOS DE FILOSOFÍA DEL LENGUAJE Y DE ESTÉTICA. Poética Retórica Las Didascalias Descripción cronológica de las tragedias representadas en Atenas, que sirvió de base al estudio de la tragedia en la Poética. Problemas homéricos OBRAS POLÍTICAS E HISTORIOGRÁFICAS En conjunto de libros dedicados a cuestiones sociales y políticas se compone de: la Política, los Económicos, atribuidos a un pseudo-Aristóteles, Usos y costumbres de los bárbaros, las Constituciones de 150 ciudades griegas (de las que sólo se conserva, aunque no completa, la Constitución de Atenas, encontrada en 1891); también incluiríamos aquí las listas de los vencedores olímpicos y de los juegos píticos elaboradas por el estagirita, las Didascalias y las Victorias en las dionisias y en las leneas. La Política El término griego politiká se refiere a un conjunto de libros de tema político, y no supone una concepción unitaria, aunque sean fruto de un pensamiento único. Es, pues, una colección de ensayos sobre política y sociología, en ocho libros, agrupados y ordenados por el mismo Aristóteles o los editores posteriores, por lo que el orden y la cronología de sus partes está sometida a continuas discusiones. La estructura y el contenido de esta obra hace pensar que se trata de una síntesis de las reflexiones de toda una vida, resultado de una lenta elaboración que incluye elementos de etapas diferentes. El texto inicial pudo haberse iniciado muy tempranamente, aunque sometido con el paso del tiempo a cambios y añadidos que Aristóteles iba introduciendo a medida que su pensamiento se hacía más maduro. El texto de la Política está lleno de contradicciones, interpolaciones, repeticiones, lagunas, rupturas y pasos abruptos de un tema a otro. No es un tratado homogéneo, ni Aristóteles pretendía que lo fuese; es un conjunto de notas que se ha hecho grueso con el paso del tiempo y que otros editaron. Precisamente tales irregularidades han permitido descubrir en el texto diferentes capas pretenecientes a épocas diferentes, que explican el aparente desorden interno del texto. En cuanto a la ordenación de las partes del texto, se supone que responde a un esquema previo, aunque la discusión sobre este tema se remite ya a los más antiguos comentaristas. Hay un orden tradicional, bastante aceptable, pero presenta problemas, y la resolución de los mismos plantea cuestiones relativas a la evolución del pensamiento del estagirita. Este orden tradicional podemos encontrarlo en los Catálogos de Diógenes Laercio (nº 75) y en el Anónimo (nº 70), que se remontan ambos a una primera lista redactada por Aristón de Ceos, discípulo de Zenón Citeo y director de la Escuela Peripatética a finales del siglo III a. C. Esto hace pensar que desde esta fecha tan temprana, el texto de la Política estaba unido en un tratado único. El orden tradicional, heredado de los primeros manuscritos, cuenta con el apoyo del propio Aristóteles, quién en un pasaje de la Ética a Nicómaco hace un planteamiento de qué debe tratar y cómo toda investigación referente a lo político: primero, un análisis de las teorías precedentes; después, un análisis de las constituciones políticas existentes o conocidas por la historia, y desde aquí se podrá teorizar sobre la estabilidad de los regímenes y sobre la tipología de las formas de gobierno, las buenas y las corruptas; finalmente, se estudiará sobre la base de estos conocimientos previos, cuál puede ser la mejor forma de gobierno (Aristóteles, Ética a Nicómaco X.10, 1181b 12-23). La transmisión del texto de la Política tiene su origen en la edición de Andrónico de Rodas, en el siglo I a. C. Antes, el discípulo de Aristóteles, Teofrasto, ya había hecho una edición privada de los cuadernos de notas de la Política, heredados de su maestro. El texto apenas se reproduce después, y sólo se poseen manuscritos de los siglos XIV y XV, más la traducción latina de Moerbeke, del siglo XIII. La idea generalmente aceptada es que el texto original de la Política depende de dos familias de manuscritos. Hay que admitir, además, el hecho de que el texto fue seguramente manipulado por exegetas platónicos y peripatéticos anteriores al siglo X. El texto antiguo podía presentar numerosas glosas al margen, y esto podía confundir a los copistas. La conclusión es que el texto original de Aristóteles podría no coincidir con el texto que nos ha transmitido la tradición. ESCRITOS ÉTICOS La Ética a Nicómaco Esta obra es una doctrina moral que codifica la vida griega, "rica de goces sociales y de pura especulación, consciente de las necesidades de la vida afectiva y animosa, solamente moderada por un íntimo consejo de medida y de orden" (citado por Puente Ojea, G., Ateísmo y religiosidad, Madrid, Siglo XXI, 1997, pág. 205). Ética a Eudemo Gran ética Se sospecha que pueda ser apócrifa. OBRAS APÓCRIFAS Son obras que Andrónico publicó como escritas por Aristóteles, procedentes del ambiente peripatético de la época de Teofrasto o posteriores a ella, y de carácter ecléctico. Retórica. Escrita por Anaxímenes de Lampsaco, preceptor de Alejandro Magno, y escrita con anterioridad a la de Aristóteles. Mecánica Los Problemata De mundo Jenófanes Meliso Gorgias |
EL POEMA A HERMIAS DE ATARNÉUS. Aristóteles escribió este poema al conocer la muerte de su amigo Hermias, tirano de Atarnéus, asesinado por los persas a causa de sus buenas relaciones con la expansiva monarquía macedonia. Los acontecimientos y el texto datan del año 341 a. C. El himno se dirige a la diosa Areté, la virtud, la excelencia:
FUENTE: W. D. Ross, Aristotelis Fragmenta Selecta, Oxford, Oxford University Press, 1955, frag. 147; este texto ha sido transcrito casi literalmente de la versión aparecida en el libro de Mosterín sobre Aristóteles, Madrid, Alianza Editorial, 1984, págs. 22-23. |
Ethic Pensamiento. «Aristóteles ve al ser humano como parte de la naturaleza y como integrante de un orden que él mismo crea» El reconocido profesor y doctor en Filosofía Alejandro G. Vigo (Buenos Aires, 1958), especialista en Filosofía Antigua, acaba de publicar como editor la ‘Guía Comares de Aristóteles’ (Editorial Comares, 2024), donde ha reunido a trece especialistas para una presentar visión global del pensamiento del filósofo estagirita al público general. Conversamos sobre Aristóteles y su palpitante legado en la ciencia, filosofía, política y ética de nuestro tiempo. ¿Qué aporta de novedoso la Guía Comares de Aristóteles al estudio y comprensión del pensamiento de Aristóteles respecto de manuales académicos canónicos? De Aristóteles se sabe que conservaba copias de las diferentes constituciones de las polis griegas. También, que escribió alrededor de 200 obras. Sin embargo, el Corpus Aristotelicum apenas contiene 31, que son más apuntes de preparación de clases en el Liceo que obras definitivas. Pero ¿cuál fue el proceso histórico por el que se perdieron sus grandes obras y por el que, a su vez, han llegado hasta nuestros días? Resulta impresionante constatar cómo un corpus de escritos que han sido fundamentales en la historia científica e intelectual de Occidente, y de parte de Oriente, se ha salvado de la desaparición por circunstancias completamente azarosas y hasta ridículas, casi de providencia. Las historias que tenemos sobre el destino de los escritos de Aristóteles, tras la disolución de la escuela peripatética, son casi alucinantes. La etapa final del Liceo, que así se llamó la escuela fundada por Aristóteles, fue bastante decadente y el cierre de la escuela llegó relativamente rápido. Al parecer, en los tiempos finales no había ya nadie que estuviera dedicado a la investigación científica ni que entendiera los escritos del venerable fundador. Parece que se dedicaban sobre todo a los banquetes y las celebraciones conmemorativas. El último escolarca de línea sucesoria, por así decirlo, llamado Licón, que encabezó la escuela por 44 años, no era alguien dedicado a la ciencia, ni mucho menos. En su testamento no pudo nombrar un sucesor, sino que designó a un grupo de personas para que eligieran a alguien entre ellos. El último escolarca designado fue un tal Aristón, pero es un hecho que hacia el año 200 a. C. la escuela era un lugar abandonado. «Resulta impresionante constatar que un ‘corpus’ de escritos que han sido fundamentales en la historia se ha salvado de la desaparición por circunstancias completamente azarosas y hasta ridículas» ¿Y qué azar, o providencia, rescató algunas obras aristotélicas del olvido? Al parecer, los escritos de Aristóteles quedaron arrumbados en un sótano, y se salvaron porque, tras la ocupación de Atenas por los romanos en el 84 a. C., Sila los hizo trasladar a Roma, donde quedaron a cargo de Andrónico de Rodas, que habría sido el primero en compilarlos y editarlos en el orden en el que aparecen en el corpus. Sin embargo, se preservaron solo los textos que corresponden a materiales de trabajo con los cuales Aristóteles daba clases. En cambio, los textos que publicó en vida, que eran mayormente diálogos, como los de su maestro Platón, se han perdido, y sólo tenemos citas indirectas. Pero no todos los textos rescatados se conservaron en Europa tras la caída del Imperio Romano de Occidente… Unos cuantos de los escritos aristotélicos desaparecieron de la circulación, o casi, en Occidente, y solo reingresaron y fueron redescubiertos en el siglo XIII, en buena medida, gracias a que los eruditos árabes los habían conservado. Es decir, hubo dos «salvaciones» de la parte fundamental del corpus, pero no es poco lo que se ha perdido. Retornando al periodo histórico de Aristóteles, ¿cómo fue su proceso de producción filosófica hasta donde lo conocemos? ¿Cómo fue su relación con otros pensadores de la época como, por ejemplo, con su maestro Platón? Aristóteles era un macedonio que llegó a Atenas para estudiar en la Academia de Platón a los 17 años, aproximadamente. Un muchacho de provincias que «prometía», entre otras cosas, porque venía de una familia de médicos de la corte macedónica, pero que, además, muy pronto mostró su notable talento. Permaneció en la Academia nada menos que 20 años, hasta sus 37, y solo se fue de ella a la muerte de Platón, y no por desavenencias con su maestro, más allá de algunas discrepancias. Recalco esto, porque es importante entender que Aristóteles fue siempre un pensador platónico, un «platónico renovador» o «transformador», si se quiere, pero, al fin, un platónico, en un sentido amplio del término, o, si se prefiere, un «académico». En un sentido amplio, ser un académico significaba oponerse a visiones que, como las del atomismo, concebían el orden cósmico como un resultado del azar o de la necesidad ciega, y que contaban exclusivamente con causas materiales o mecánicas. La convicción básica de los pensadores académicos es que no es posible dar cuenta del orden que muestra la naturaleza sin hacer referencia a formas, es decir, a estructuras inteligibles, y a causas finales. Sobre cómo pensar la relación entre esas formas inteligibles y la realidad material, es decir, las cosas sensibles, había discrepancia en el interior de la Academia. Y, al parecer, Aristóteles tendió desde muy temprano a dar preferencia a un modelo de carácter hilemórfico, es decir, basado en la idea de una composición de forma y materia como estructura ontológica fundamental de las entidades sensibles, sujetas a cambio. Es el modelo explicativo que Aristóteles mantuvo a lo largo de toda su carrera como filósofo independiente. Otros importantes puntos de contacto conciernen a la teoría ética y la teoría política. En el caso de la ética, en particular, si uno compara los diálogos tardíos de Platón con las éticas de Aristóteles, hay importantes puntos de convergencia. En suma: para ver adecuadamente la relación de Aristóteles con su maestro, hay que despojarse de ciertas visiones esquemáticas y ciertos eslóganes muy difundidos. ¿Cuánto le debe la ciencia moderna –la física, la biología, la óptica– al estudio de Aristóteles? ¿Y el arte? Me parece que no puede establecerse un hilo de continuidad entre la ciencia moderna, si nos referimos a la ciencia actual, y Aristóteles. Lo que hay es, más bien, un redescubrimiento de ciertos motivos y puntos de contacto sobre la base del desarrollo que han tenido algunas ciencias, desde la Modernidad tardía hasta el presente. Esto es particularmente visible en el caso de la biología. ¿Y por qué es tan importante el legado de Aristóteles a la biología moderna? Aristóteles tuvo una biología muy sofisticada, en lo que concierne al modelo explicativo que emplea, basado en la concepción hilemórfica; en cambio, su mecánica era muy tosca y tenía una orientación general equivocada. La caída de la física aristotélica en el Renacimiento, precedida de una larga historia previa, tiene que ver, sobre todo, con el modelo astronómico y con la mecánica. A su vez, la Modernidad temprana, hasta Newton, fue la edad de oro de la mecánica clásica, pero en el campo de la biología ese mismo impacto de la mecánica fue perjudicial. Hubo que esperar a Kant para reconocer que no puede haber un Newton de la biología. Nuestra biología se vale de un modelo explicativo que tiene un claro parentesco con el aristotélico en la medida en que da cuenta de la generación de los seres vivos en términos de transmisión de forma o, si se prefiere, de información, montada en un cierto soporte material, y no en términos de transmisión de impulso, como ocurre en el modelo mecánico clásico. Esta es, pienso, la razón fundamental por la cual la biología metafísica de Aristóteles puede ser vista, en alguna medida, como un lejano ancestro de nuestra biología. Hay que recordar, además, que en contra lo que se suele suponer Darwin fue un admirador de Aristóteles.
¿Cómo era la visión del cosmos, del ser humano y de su naturaleza social, también del sistema político ideal, para Aristóteles? Diría que Aristóteles ve al ser humano, a la vez, como parte de la naturaleza y como integrante de un orden que él mismo crea, como es la sociedad humana que, aunque está fundada en la sociabilidad natural del ser humano como un ser viviente que no vive solo, encuentra modos muy diversos de realización. La pregunta fundamental que Aristóteles se hace es cuál es el modo de organización social que favorece en mayor medida la posibilidad de que el ser humano pueda alcanzar el pleno desarrollo de sus capacidades, como ser viviente y, además, dotado de lenguaje y, con ello, racional. Ese es el trasfondo último de la pregunta por el mejor régimen de gobierno. ¿Cómo es el gobierno ideal, el adecuado, para Aristóteles? Aunque él mismo procedía de un imperio que, en los tiempos en los que escribía, ya se había impuesto sobre las ciudades griegas, Aristóteles defiende la polis como el mejor modo posible de organización social y política, y el régimen de res publica, los asuntos públicos, en alguna forma mixta. En este sentido, no piensa como un macedonio, sino como un ateniense. La paradoja es, sin embargo, que el tipo de régimen que defiende ya no es el que rige realmente en ese momento y, lo que es peor aún, en Atenas misma Aristóteles fue visto siempre como alguien ligado a la casa real macedonia, de modo que, a la muerte de Alejandro Magno, tuvo que abandonar Atenas, porque se le quiso hacer un juicio de impiedad. Según algunas fuentes, al abandonar la ciudad, Aristóteles declaró que no iba a permitir que Atenas cometiera un segundo crimen contra la filosofía, como ya había hecho con Sócrates. Mirando ahora hacia las corrientes contemporáneas de la filosofía, ¿por qué razón, y en qué campos concretos, las ideas del estagirita siguen teniendo vigor? Hay campos específicos en los cuales Aristóteles sigue siendo un interlocutor privilegiado de la filosofía actual. Aquí mencionaría, muy especialmente, los campos de la teoría de la acción, la teoría de la racionalidad práctica, la ética y la filosofía política. La metafísica aristotélica ha tenido una renovada presencia, sobre todo, en ciertas corrientes de la filosofía analítica. Y hay también una presencia importante de Aristóteles en el pensamiento hermenéutico, sobre todo, a través de Gadamer y Ricoeur. «Podemos todavía encontrar en pensadores como Aristóteles puntos de partida de gran ayuda para aclararnos sobre algunos aspectos esenciales de nuestra propia situación» Por último, ¿es posible que surjan genios como Aristóteles en nuestra época histórica, era de la información y con un sistema académico y de producción científico complejo? Me parece que es muy difícil, por no decir imposible, que en la situación actual haya nadie capaz de lograr, de modo individual, una síntesis razonada y articulada que dé cuenta del estado en que nos encontramos. Ha habido una explosión del conocimiento científico en los últimos siglos. Tal vez, el último pensador que en la Modernidad logró dar una visión filosófica de conjunto, haciéndose cargo del estado del conocimiento científico en las diversas áreas, fue Hegel. Pero, como se sabe, la síntesis hegeliana, aunque imponente, no logró pervivir por mucho tiempo, y desde entonces el avance del conocimiento ha sido impresionante, a la par que la colonización del mundo de la vida por la técnica parece ya no reconocer límites. En este sentido, la nuestra es una situación nunca antes vista. Pero incluso así podemos todavía encontrar en pensadores como Aristóteles puntos de partida de gran ayuda para aclararnos sobre algunos aspectos esenciales de nuestra propia situación. Pienso que, sobre todo, en el campo de la teoría de la acción, la teoría de la racionalidad práctica y la ética, Aristóteles sigue siendo un interlocutor imprescindible. |
La naturaleza de los tratados del Corpus Aristotelicum «W. Jaeger en discusión con E. Zeller y continuando su investigación, obtuvo en un trabajo de 1912, centrado en los tratados Metafísicos: Studien zur Entstehingsgeschichte der Metaphysik des Aristoteles, una explicación diferente, que hoy viene a ser considerada definitiva por la mayoría de los estudiosos. Aquí mostraba Jaeger de manera bastante convincente que los escritos del Corpus no forman una unidad literaria, sino que son composiciones a partir de un conjunto de cursos (méthodoi-lógoi), agrupados pedagógicamente por tratar las mismas materias o asuntos (pragmateíai). Estas lecciones es escribían con miras a una forma de «publicación» o comunicación muy especial: la de ser leídas (y escuchadas) a un grupo de estudiantes o amigos en la escuela, en las clases. Leídas, por lo tanto, a una audiencia restringida: a un público cualificado de especialistas. Ello significa que estos tratados, siendo diferentes de los Diálogos publicados (ekdedoménoi), destinados al público general, desconocido en principio o indeterminado, no eran, sin embargo, escritos del todo inéditos (anékdota) –como pensaba Zeller– ni eran tampoco simples anotaciones pro-memoria, o meros cuadernos de apuntes para las clases (Kolleghefte), sino verdaderas exposiciones o discursos-escritos para ser participados oralmente a un público limitado, en las «sesiones de trabajo». Tales formas de publicación que eran frecuentes en la antigüedad, recibían el nombre de «lógoi ekroaménoi –literalmente: discursos escuchados–, o también: akroáseis –audiciones–. Un ejemplo de este tipo especial de escrito es el lógos que Zenón lee a Sócrates y a otros filósofos en el Parménides de Platón. »Se debe retener, entonces:
Teresa Oñate, Para leer la Metafísica de Aristóteles en el siglo XXI, Madrid: Dykinson, 2001, pp. 21-22. |
August Immanuel Bekker. |
Comentarios sobre Aristóteles. |
Comentarios sobre Aristóteles es un término comúnmente utilizado para referirse a los comentarios en griego de la obra de Aristóteles, los cuales suman las cerca de quince mil páginas de los Commentaria in Aristotelem Graeca de Berlín (1882-1909), que aún constituye la edición básica de los mismos. Continúa siendo el mayor cuerpo de filosofía griega que aún permanece sin traducir a ningún idioma moderno. Los 23 volúmenes de la serie fueron lanzados entre los años 1882 y 1909 por el editor Reimer. La mayoría de estas obras, especialmente las últimas, de orientación neoplatónica, son en realidad mucho más que simples comentarios sobre Aristóteles. Constituyen también un modo de hacer filosofía, aquel que era el preferido en ese momento histórico. Son por ello importantes no sólo para la comprensión de Aristóteles, sino también para el estudio de los filósofos presocráticos y helenísticos, particularmente los estoicos, de los cuales contiene muchos fragmentos. Finalmente, es también de interés para el estudio del neoplatonismo y, en el caso de Juan Filopón, para investigar las innovaciones que este introdujo en el proceso que intenta reconciliar el platonismo con la cristiandad. Los comentarios sobre Comentarios sobre Aristóteles. Escritores peripatéticos. El primero se forma con los escritores peripatéticos de los siglos II y IV d. C. De manera destacada, Alejandro de Afrodisias (activo en torno al 200) y también Temisto (activo en el 360). No se puede omitir la referencia al antecesor de Alejandro, Aspasio, autor del primer comentario que se conserva, uno acerca de la Ética a Nicómaco –una obra que no vuelve a ser comentada hasta los últimos años del periodo bizantino–. Los comentarios de Alejandro que han sobrevivido son los de los Primeros analíticos, Tópicos, Metafísica I-V, De los sentidos, Meteorológicos; se han perdido los de las Categorías, Acerca del alma y la Física. Todos ellos tuvieron una gran influencia posterior, sobre todo en Simplicio. Escritores neoplatónicos. El mayor grupo de textos pertenecen a los pensadores neoplatónicos hasta el siglo VI d. C. El más importante entre los primeros de ellos es Porfirio (232-ca. 309), del cual sólo se conserva un breve comentario de las Categorías junto con una introducción (Isagoge) a los tratados aristotélicos de lógica, obra que en sí misma generó numerosos comentarios y fue muy influyente tanto en el Oriente latino (a través de Boecio), como en Occidente. El intento de reconciliar a Platón y Aristóteles constituye buena parte de su obra. Su gran comentario de las Categorías resultó de gran importancia en épocas posteriores, preservándose muchos fragmentos suyos en el que hiciera Simplicio. Uno de sus seguidores, Yámblico, fue también influyente, pero sus comentarios se han perdido. La escuela ateniense de Siriano (ca. 375-437) y Proclo (410-485) también realizó comentarios de Aristóteles, pero solo ha sobrevivido uno, atribuido al primero de ellos, de los Libros III, IV, XIII y XIV de la Metafísica. Es en el siglo VI, no obstante, cuando se produce el grueso de los comentarios que han sobrevivido. Estos proceden de la Escuela alejandrina de Amonio, hijo de Hermias (ca. 435-520), localizada tanto en Alejandría, en torno al filósofo cristiano Juan Filopón (ca. 490-575), como en Atenas, alrededor de Simplicio (activo después del 532). Los principales comentarios de Filopón son de las Categorías, Primeros analíticos, Segundos analíticos, De la generación y la corrupción, Acerca del alma I-II y de la Física; los de Simplicio lo son de las Categorías, Física, Acerca del cielo y, tal vez, de Acerca del alma. La tradición se conserva en Alejandría a través de Olimpiodoro (ca. 495-565) y de los filósofos cristianos Elías (activo en torno al 540) y David (un armenio apodado el Invencible, activo en torno al 575), y, finalmente, a través de Estéfano, que fue elegido por el emperador para ocuparse de la enseñanza de la filosofía en Constantinopla alrededor del 610. Estos escritores centran sus comentarios en las Categorías y en otros materiales de tipo introductorio; sin embargo, Olimpiodoro también confeccionó un comentario sobre Meteorológicos. La característica principal de los neoplatónicos era el deseo de reconciliar a Aristóteles con Platón (argumentando, por ejemplo, que Aristóteles no rechazaba la teoría platónica de las formas) y de sistematizar su pensamiento reconciliándolo consigo mismo. Todos ellos responden a una larga tradición crítica que va haciendo surgir las dificultades generadas por las incoherencias del pensamiento de Aristóteles e intenta resolverlas, arrojando de este modo una visión omnicomprensiva de su obra. Sólo Filopón, como pensador cristiano, se ve en la obligación de criticarle, especialmente por lo que se refiere a la eternidad del mundo y también, por su concepción del infinito (acerca del cual ofrece un ingenioso argumento retomado en el siglo XIII por san Buenaventura a través de los árabes). Las Categorías han demostrado ser un campo de batalla particularmente fructífero, de modo que buena parte del debate posterior entre realismo y nominalismo surge a partir de la discusión sobre el objeto de estudio al que está dedicada esta obra. El formato de estos comentarios es, básicamente, el que desde entonces han adoptado todos los estudiosos, esto es, el de tomar un pasaje, o lema, tras otro de la obra de referencia discutiéndolos desde toda posible perspectiva. No obstante, existe alguna variación. En ocasiones el tema general se discute al principio para examinar a continuación los detalles del texto. En otras ocasiones, el lema se analiza mediante subdivisiones sin hacer la distinción anterior. El comentario puede proceder explícitamente a responder ciertos problemas o aporiai, que han sido identificados por autoridades previas. Algunos de estos comentarios, tales como el breve escrito que Porfirio dedica a las Categorías o el que Dexipo, discípulo de Yámblico, dedica a esa misma obra, adoptan una forma «quaestio», procediendo mediante preguntas y respuestas. En otros casos (como sucede con Wittgenstein en nuestra época), los comentarios son simples transcripciones hechas por discípulos sobre las clases de sus maestros. Esto es lo que sucede, por ejemplo, con los comentarios que han sobrevivido de Ammonio. Uno también se puede abandonarse a la mera paráfrasis, como hace Temisto con los Segundos analíticos, la Física, Acerca del alma y Acerca del cielo, pero, incluso aquí, se halla presente una gran cantidad de interpretación, haciendo que estas obras no pierdan su interés. Una ramificación importante de toda esta actividad en el occidente latino es la que ofrece la figura de Boecio (ca. 480-524). Fue este el primero en transmitir el conocimiento de la lógica aristotélica a Occidente, conocimiento que llegaría a ser una parte fundamental de la escolástica medieval. Tradujo la Isagoge de Porfirio, y la totalidad de la obra lógica de Aristóteles. Escribió un doble comentario de la Isagoge, así como otros dos acerca de las Categorías y De la interpretación. Parece depender en última instancia de Porfirio, pero, de modo más inmediato, parece tomar como fuente a Proclo. Escritores bizantinos. El tercer grupo data del final del periodo bizantino y parece proceder principalmente de un círculo de estudiosos agrupados en torno a la princesa Ana Comneno en el siglo XII. Sus figuras principales son Eustratio (ca. 1050-1120) y Miguel de Éfeso (datado originalmente en torno al 1040 y fijado ahora alrededor del 1130). Este último parece dedicado a tratar obras de Aristóteles que habían escapado hasta entonces al comentario. Por ejemplo, comenta por extenso las obras de biología, aunque también se ocupa de las Refutaciones sofísticas. Él y Eustrato, y tal vez algunos otros, parecen haber cooperado en un comentario conjunto de la Ética a Nicómaco, olvidada desde la época de Aspasio. Existe también evidencia acerca de unos comentarios perdidos de la Política y la Retórica. El comentario conjunto de la Ética fue traducido al latín en Inglaterra durante el siguiente siglo por Robert Grosseteste. Antes, sin embargo, de esto, ya existían traducciones de diversos comentarios de lógica, traducciones debidas a Jaime de Venecia (activo en torno al 1130), el cual pudo llegar a tener relación con Miguel de Éfeso en Constantinopla. Más tarde, en ese mismo siglo, Gerardo de Cremona (muerto en 1187) traduce otros comentarios a partir de versiones árabes. La influencia de la tradición comentarista griega en Occidente se retoma de este modo tras la interrupción habida después de Boecio, aunque sólo ahora, se podría decir, se ha empezado a apreciar el pleno significado de este enorme cuerpo de conocimiento. Escritores árabes. En el siglo IX, la escuela platónica de Thābit ibn Qurra en Bagdad tradujo a Aristóteles y sus comentaristas al árabe. Los eruditos islámicos hicieron hincapié en el estudio de los escritos de Aristóteles, especialmente sus escritos metafísicos y lógicos, y también de su Física. Escribieron comentarios sobre Aristóteles y desarrollaron aún más el elemento lógico abstracto. Muchos de estos comentarios aún existen. Al-Kindi, quien escribió un comentario sobre la lógica aristotélica, vivió en el siglo IX, bajo Al-Ma'mun. Al-Farabi (siglo X) escribió comentarios sobre el Organon de Aristóteles, que los escolásticos hicieron un uso diligente de ellos. Se cuenta de él que leyó cuarenta veces el tratado de Aristóteles Sobre el oído y doscientas veces su Retórica, sin cansarse en absoluto de ellas. Los médicos hicieron un estudio de filosofía y formularon teorías; entre ellos estaba Avicena (c. 980-1037), que vino de Bujará, al este del Mar Caspio; escribió un comentario sobre Aristóteles. Al-Ghazali (1058-1111) escribió compendios de lógica y metafísica. Ibn Bayya (c. 1080-1139) escribió un comentarios a la Física, el tratado Sobre el alma, Generación y corrupción e Historia de los animales. Averroes (1126-1198) se distinguió especialmente como comentarista de Aristóteles. A menudo escribió dos o tres comentarios diferentes sobre la misma obra, y se han identificado unos 38 comentarios de Averroes sobre las obras de Aristóteles.[4] Aunque sus escritos tuvieron solo un impacto marginal en los países islámicos, sus obras tuvieron un gran impacto en el Occidente latino a raíz de las traducciones latinas de los siglos XII y XIII. Escritores escolásticos. La filosofía escolástica en el occidente latino se formó decisivamente cuando las obras de Aristóteles se hicieron ampliamente disponibles, primero a través de traducciones de comentaristas y sus textos básicos del árabe, y luego a través de traducciones del griego del texto original de Aristóteles y de comentaristas griegos. Alberto Magno, Tomás de Aquino, Duns Scotus entre otros, escribieron obras filosóficas en forma de comentarios aristotélicos. Se denomina Conimbricenses a unos comentaristas y a un conjunto de sus comentarios de diversas obras de Aristóteles. Fueron publicados en Coímbra y en Lisboa desde 1592 hasta 1606, con el título Commentii collegii conimbricencis societatis Iesu. Se destinaron al curso de Filosofía del Colegio de Artes de Coímbra, dirigido por los jesuitas desde 1555. Los principales comentaristas de Aristóteles. Los principales comentaristas de Aristóteles incluyen a pensadores neoplatónicos como Alejandro de Afrodisias, Siriano, Amonio de Hermia, Simplicio y Porfirio, así como filósofos medievales como Averroes y Tomás de Aquino. Estos comentadores han sido fundamentales para interpretar y preservar el pensamiento aristotélico a través de los siglos, a menudo conectando su obra con otras tradiciones filosóficas y religiosas. Comentaristas neoplatónicos. Alejandro de Afrodisias: Un comentarista importante en la escuela peripatética que intentó reconciliar el platonismo con la filosofía aristotélica. Siriano de Alejandría: Un filósofo neoplatónico que, junto con otros de su escuela, interpretó la obra de Aristóteles desde una perspectiva neoplatónica. Amonio de Hermia: Otro neoplatónico que es famoso por sus comentarios sobre Aristóteles. Simplicio de Cilicia: Conocido por sus comentarios sobre las obras de Aristóteles, que también contienen valiosos fragmentos de filósofos anteriores, como los estoicos. Porfirio: Un influyente comentarista neoplatónico que también comentó a Aristóteles. Comentaristas medievales. Averroes: Famoso por sus comentarios exhaustivos sobre casi todas las obras de Aristóteles, a menudo considerados comentarios de referencia para la filosofía islámica y medieval. Avicena: Otro filósofo islámico clave que comentó a Aristóteles y ayudó a transmitir su obra. Tomás de Aquino: Un importante teólogo y filósofo que escribió extensos comentarios sobre Aristóteles, integrando su filosofía con la teología cristiana. Sus comentarios son muy valorados, aunque también se deben tener en cuenta sus propias interpretaciones. Otros comentaristas y figuras importantes. Al-Farabi: Filósofo de la tradición islámica que también escribió comentarios sobre la obra de Aristóteles. Avempace: Filósofo andalusí que comentó a Aristóteles. Boecio: Filósofo romano que tradujo partes de la obra de Aristóteles y escribió comentarios sobre su trabajo. Juan Filopón: Aunque a menudo se le considera un comentarista de Aristóteles, también fue un innovador en áreas como la física, que intentó conciliar con la filosofía y la teología cristianas. El idioma principal de los Commentaria in Aristotelem Graeca (CAG) es el griego antiguo (o griego koiné/bizantino), ya que son los textos originales de los comentaristas antiguos sobre las obras de Aristóteles. La edición académica que compila estos textos, publicada en Berlín entre 1882 y 1909, fue titulada en latín (Commentaria in Aristotelem Graeca), que era el idioma académico estándar para la filología clásica en esa época. Sin embargo, los estudiosos modernos han traducido estos textos a otros idiomas para facilitar la investigación: Existe una extensa serie de traducciones al inglés, conocida como Ancient Commentators on Aristotle (ACA), editada por Richard Sorabji. También hay traducciones parciales o estudios críticos en alemán, francés, italiano y otros idiomas europeos modernos. |
25 años de las reformas procesales orales en Chile. |
El país conmemora un cuarto de siglo, del inicio las reformas procesales, que cambió los procedimientos judiciales existente, predominantemente escrito, en la justicia penal, laboral y familia; por un nuevo sistema oral, público y adversarial, donde los abogados tienen una participación principal, y los jueces quedaron en lugar segundario. Tuve la suerte de ser miembro de la primera generación de Abogados que tramitó en estos nuevos sistemas procesales. De todas las reformas, la principal fue la Procesal Penal, que reemplazó el sistema inquisitivo concentrado en el Juez del Crimen, que tiene las potestades de investigar, acusar y fallar, por uno acusatorio, concentrado en los abogados del Ministerio Público y los abogados defensores penales. La reforma procesal penal transformó por completo la justicia chilena poniendo el fin al antiguo sistema —escrito, y secreto, en la etapa del sumario— que rigió durante el siglo pasado en Republica. A más de 25 años de su implementación, los avances en celeridad y transparencia son innegables, existen desafíos actuales como la sobrecarga causas y la necesidad de adaptar el sistema a los nuevos desafíos emergen frente a la criminalidad compleja, el crimen organizado y la necesidad de fortalecer el orden publico y el sistema penitenciario. |



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