—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

lunes, 16 de junio de 2014

261.-Corona de San Wenceslao.-a


Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; 


Corona de San Wenceslao.
 


Aldo Ahumada Chu Han
La Corona de San Venceslao (Checo: Svatováclavská koruna) es la pieza más destacada de las joyas de la desaparecida Corona de Bohemia (también conocidas como Tesoro Checo) y fue realizada en 1347. El undécimo rey de Bohemia, Carlos IV que fue miembro de la Casa de Luxemburgo y Sacro Emperador Romano, ordenó la elaboración de esta corona para la ceremonia de su coronación y se la dedicó al santo-patrón checo, San Venceslao. Este monarca legó esta joya como una corona de Estado para que fuesen coronados con ella sus sucesores en el trono de Bohemia.
Carlos IV ordenó que la Corona Real de Bohemia permaneciera de forma permanente en la Catedral de San Vito, en Praga. La última ceremonia de coronación de un monarca de Bohemia fue la de Fernando V (Fernando I como emperador de Austria) que tuvo lugar en 1836. Con esta corona fueron coronados veintidós monarcas checos desde el siglo XIV.

Aldo Ahumada Chu Han

Diseño

El diseño de la Corona de San Venceslao es semejante a la anterior, que utilizaron los monarcas de la Dinastía de los Přemyslidas. Consiste en un círculo decorado en su parte superior con cuatro florones de gran tamaño con forma de lirios (un elemento de la heráldica de los reyes de Francia). La corona está cerrada con cuatro diademas decoradas con gemas y rematadas con una cruz de oro adornada con un camafeo de zafiro y otras piedras preciosas. Conforme a la tradición, el interior de la cruz contiene una supuesta espina de la corona de Cristo.
Esta corona está realizada con oro de extrema pureza, de veintidós a veintitrés quilates (del 88 al 92 %), y decorada con piedras preciosas y perlas. Cuenta con un total de diecinueve zafiros, 44 espinelas, un rubí, treinta esmeraldas y veinte perlas.1 Algunas de estas gemas son las de mayor tamaño en el mundo.

Aldo Ahumada Chu Han
Las joyas de la Corona de Bohemia están custodiadas en la Capilla de San Venceslao de la Catedral de San Vito. En la esquina Suroeste de la capilla mencionada existe una puerta metálica de pequeño tamaño que da acceso a la cámara de la corona. Esta puerta metálica cuenta con siete cerraduras, conforme a la tradición para abrirlas deben estar presentes los siete poseedores de sus llaves, miembros de la Iglesia y el Estado checo. 


Aldo Ahumada Chu Han

Actualmente los poseedores de las siete llaves son: el presidente de la República, el primer ministro, el arzobispo de Praga, los presidentes del Senado y de la Cámara de los Diputados, el alcalde mayor de la ciudad de Praga y el preboste del Capítulo Metropolitano de San Vito. Esta tradición se inició en 1791, después de que el rey Leopoldo II devolviese las joyas a Praga ya que previamente habían sido trasladadas a Viena por la Casa de Austria, la última dinastía reinante en Bohemia.

Aldo Ahumada Chu Han

Las Tierras de la Corona de Bohemia (en checo Země koruny české, en latín Corona regni Bohemiae) (Bohemia, Moravia, Silesia y Lusacia), estuvieron gobernadas por un duque (c.870–1085, 1092–1158 y 1172–1198); y por un rey (1085–1092, 1158–1172 y 1198–1918).

Aldo Ahumada Chu Han

corona, cetro y globo

Aldo Ahumada Chu Han




Tierra de la corona. 

Escudo de Armas de las Tierras de la Corona de Bohemia (hasta 1635), en sentido de las agujas del reloj: Águila de Moravia (ajedreada), Águila de Silesia de los Piastas, buey de Baja Lusacia, Águila de Alta Silesia, Muro de Alta Lusacia, en surtout León de Bohemia, bajo la Corona de Wenceslao, engalanado con hojas de tilo, Hugo Gerhard Ströhl (1851-1919).


Las Tierras de la Corona Bohemia (en checo země Koruny české; en alemán Böhmische Kronländer; en latín: Corona regni Bohemiae), también llamadas Tierras de la Corona de San Wenceslao (země Koruny svatováclavské) o simplemente Corona Bohemia (Koruna česká) o Tierras de la Corona Checa (České korunní země), se refiere a la región conectada por relaciones feudales bajo el gobierno conjunto de los reyes de Bohemia. Por lo tanto el término no se refiere a la corona física de los reyes bohemios (la Corona de San Wenceslao) sino a los Estados bohemios propiamente.
La Corona Bohemia tampoco era una unión personal ni una federación de miembros iguales. Más bien, el Reino de Bohemia tenía un estatus más alto que los otros Estados constituyentes incorporados dentro del Sacro Imperio Romano Germánico. Al lado de la corte de Bohemia no existían instituciones comunes de estado.

Historia.

Přemyslidas

El los siglos X y XI Bohemia, la Marca de Moravia y Kladsko fueron consolidados bajo el gobierno de la dinastía Premyslida, cuyo vástago Ottokar I alcanzó el título real hereditario en 1198 del anti-rey germano Felipe de Suabia y el Ducado de Bohemia fue elevado al rango de Reino de Bohemia. La realeza fue últimamente confirmada por el rey Federico II en la Bula de Oro de Sicilia de 1212.
El rey Ottokar II de Bohemia adquirió el Ducado de Austria en 1251, el Ducado de Estiria en 1261, el Egerland en 1266, el Ducado de Carintia con la Marca de Carniola y la Marca Víndica en 1269 así como la Marca de Friuli en 1272. Sus planes de convertir Bohemia en el principal Estado Imperial fueron abortados por el rey Habsburgo rival Rodolfo I de Alemania en la Batalla de Marchfeld de 1278.

Luxemburgos

La Casa de Luxemburgo, reyes de Bohemia desde la extinción de los Premyslidas en 1306, de nuevo agrandaron significativamente las tierras bohemias: el rey Juan el Ciego convirtió en vasallo la mayor parte de los duques Piastas polacos de Silesia, su suzeranía fue reconocida fue reconocida por el rey polaco Casimiro III el Grande en el Tratado de Trentschin de 1335. También consiguió la enfeudación de las tierras de Bautzen (1319) y Görlitz (1329) en Alta Lusacia del rey Luis IV.
El hijo mayor de Juan, Carlos IV fue elegido Rey de Romanos en 1346 y sucedió a su padre como Rey de Bohemia en el mismo año. Carlos IV creó Tierras de la Corona de Bohemia (Země Koruny české), juntamente con las provincias incorporadas en 1348. La dinastía Luxemburgo alcanzó el punto más alto, cuando Carlos fue coronado Emperador del Sacro Imperio en 1355. Por su autoridad imperial decretó que la unidad de las tierras bohemias debía perdurar independientemente de los acontecimientos dinásticos, incluso si la línea de los Luxemburgos se extinguiera.
En 1367 compró Baja Lusacia de su hijastro el Margrave Otón V de Brandeburgo. Junto al original Condado de Luxemburgo propiamente, la dinastía sostenía feudos imperiales no contiguos en los Países Bajos, como los ducados de Brabante y Limburgo, adquiridos a través de matrimonio del hermanastro de Carlos más joven, Wenceslao de Luxemburgo, en 1355 así como la adquisición del Margraviato de Brandeburgo en 1373. Como tanto el Rey de Bohemia como el Margrave de Brandeburgo habían sido designados Príncipes-Electores en la Bula de Oro de 1356, los Luxemburgos tenían dos votos en el colegio electoral, asegurando la sucesión del hijo de Carlos, Wenceslao, en 1376.
Con el rey Wenceslao, empezó el decline de la dinastía Luxemburgo. Él mismo fue depuesto como Rey de Romanos en 1400; Brabante, Limburgo (en 1406) e incluso Luxemburgo misma (en 1411) fueron cedidas a la francesa Casa de Valois-Borgoña, mientras que Brandeburgo pasó a la Casa de Hohenzollern en 141. Sin embargo, el gobierno conjunto de las Tierras de Bohemia sobrevivió las guerras husitas y la extinción de la línea masculina de los Luxemburgo tras la muerte del emperador Segismundo en 1437.
Vladislao II de la dinastía Jogalia, hijo del rey polaco Casimiro IV, fue designado Rey de Bonemia en 1471, mientras que las tierras de la corona de Moravia, Silesia y las Lusacias fueron ocupadas por el rey rival Matías Corvino de Hungría. En 1479 ambos reyes firmaron el Tratado de Olomouc, donde la unidad de las tierras de la corona bohemia permaneció oficialmente sin cambios y los monarcas eligieron el uno al otro como únicos herederos. Tras la muerte del rey Matías en 1490, Vladislao gobernó las Tierras de la Corona Bohemia y el Reino de Hungría en unión personal.

Habsburgos

Cuando Luis, el único hijo de Vladislao, fue muerto en la batalla de Mohács en 1526, una convención de nobles bohemios eligió a su hermano político, el archiduque de la Casa de Habsburgo Fernando I de Austria, nuevo rey de las tierras de la corona Bohemia. Conjuntamente con las "tierras hereditarias" austríacas y el reino húngaro formaron la Monarquía Habsburgo, que en los siguientes siglos surgió del Sacro Imperio Romano Germánico como una potencia europea separada. Los intentos de los estados bohemios protestantes de construir una confederación autónoma fue interrumpida en la batalla de la Montaña Blanca de 1620, desde cuando la administración fue centralizada en Viena. Además los gobernantes Habsburgo perdieron las Lusacias en favor del Electorado de Sajonia en la Paz de Praga de 1635 y la mayor parte de Silesia con Kladsko en favor del rey Federico II de Prusia en el Tratado de Breslau de 1742.
En la era moderna, las restantes tierras de la corona de Bohemia, Moravia y Silesia austríaca se convirtieron en partes constituyentes del Imperio austríaco en 1804 y de la mitad de Cisleithania de Austria-Hungría en 1867. Después de la I Guerra Mundial y de la disolución de la monarquía austrohúngara, estas se convirtieron en las regiones históricas usualmente referidas como tierras checas formando la República Checa.

Territorios.

Junto Bohemia propiamente, los territorios incorporados incluían:

El Margraviato Moravo (Markrabství moravské), adquirido por los gobernantes Premyslidas y Slavník después de la Batalla de Lechfeld de 955, perdidos en 999 en favor del Reino de Polonia y reconquistados por el Duque Bretislao I en 1035;
El Egerland (Chebsko) fue nuevamente obtenido por Wenceslao II entre 1291-1306; definitivamente dado en prenda a Bohemia por el emperador Luis IV en 1322 y subsecuentemente gobernado en unión personal con Bohemia propiamente;
Alta Lusacia (Horní Lužice), incorporada por el rey Juan I de Bohemia (Jan Lucemburskýi) en 1319 (Bautzen) y 1329 (Görlitz), y Baja Lusacia (Dolní Lužice), anterirmente Margraviato de Lusacia), adquiridos por el hijo de Juan, Carlos IV de Otón V, Margrave de Brandeburgo en 1367. Fernando II de Habsburgo perdió las Lusacias en favor del Electorado de Sajonia en la Paz de Praga de 1635;
Los Ducados de Silesia (Slezsko), adquiridos por el Tratado de Trentschin de 1335 entre el rey Juan I de Bohemia y el rey Casimiro III de Polonia.
 La reina María Teresa perdió Silesia en 1742 en favor del rey Federico II de Prusia por el Tratado de Breslau, con la excepción de su parte suroriental que se convirtió en la llamada Silesia austríaca y después en la Silesia Checa.



Aldo Ahumada Chu Han





Venceslao I de Bohemia o San Wenceslao I de Bohemia —Václav en checo— (ca. 907, Stochov, cerca de Libušín, Bohemia - 28 de septiembre del 929 o 935,​ Stará Boleslav —“Vieja Boleslavia”—), fue un soberano bohemio y un nieto de la reina Ludmila la Santa de Bohemia. Es el santo patrón de la República Checa y su festividad se celebra el 28 de septiembre.

Hijo del príncipe Bratislao I de Bohemia y de su esposa Drahomira, fue bautizado por un fraile eslavo discípulo del apóstol Metodio. Educado, desde su infancia, en la fe cristiana, especialmente influenciado por su abuela Ludmila, fue enviado al liceo de la iglesia de San Pedro en Budeč donde aprendió latín.
Tras la muerte accidental de su padre en el año 921, Drahomira asumió el poder y no se mostró acorde con la fe del joven Václav, que buscó refugio en casa de su abuela Ludmila, que fue estrangulada por orden de su nuera el 15 de septiembre de 921. Ludmila estaba en el castillo de Tetín próximo a Beroun. Se dice que fue estrangulada por ellos con su velo. Al principio fue enterrada en la iglesia de San Miguel en Tetín, pero sus restos fueron posteriormente traslados, probablemente por Wenceslao,3​ a la Basílica de San Jorge de Praga, que había sido edificada por su padre.
El caos se apoderó del ducado de Bohemia y el duque Arnulfo de Baviera se aprovechó de esas circunstancias para invadir el país durante la primavera de 922. Venceslao accedió al trono dos años más tarde. Enrique I el Pajarero quiso entonces invadir Bohemia pero Venceslao le propuso firmar un pacto de no agresión, cuya paz costó 129 vacas y 500 talentos de plata por año, algo habitual en esa época: Venceslao prefería la paz a la guerra. Muchos compañeros del soberano, incluido su hermano Boleslao, aceptaron a la fuerza este proceder.
Venceslao transformó la sociedad checa no sólo en lo concerniente a la religión, sino también modificando el sistema judicial, y reduciendo las condenas relativas a la pena capital o a la tortura. Fue el promotor de la construcción de la catedral de San Vito.
Boleslao, ávido de poder y ayudado por muchos cortesanos, conspiró contra su propio hermano atrayéndole a la fiesta de los patrones de la iglesia, que se celebraba en la ciudad de Stará Boleslav, no lejos de Praga.5​ Desarmado, Venceslao fue atacado por su hermano y otros conspiradores que le mataron el 28 de septiembre delante de la puerta de la iglesia.
Tres años más tarde Boleslao I de Bohemia arrepentido, hizo llevar los restos de su hermano al interior de la catedral de San Vito, en Praga.

Veneración

La fiesta de Wenceslao se celebra el 28 de septiembre.​ La traslación de sus reliquias, que tuvo lugar en el año 938, se conmemora el 4 de marzo.​
En 1119, Cosmas de Praga escribió que había leído la Pasión de Wenceslao y que se había hecho famoso por sus generosas obras de caridad a favor de viudas, huérfanos, presos y personas necesitadas.​ Papa Pio II confirmó este relato histórico de los hechos.
En pocas décadas, se publicaron cuatro biografías de Wenceslao, que tuvo una poderosa influencia en el concepto de la Alta Edad Media del rex justus (rey justo), un monarca cuya autoridad surge principalmente de un gran sentido de piedad, así como de su vigor principesco. Trazable hasta el siglo xii, Svatý Václave es una de los himnos checos más antiguos.




Venceslao (Wenceslao) de Bohemia, Santo

Patrono de la República Checa, 28 de septiembre

Mártir

Martirologio Romano: San Wenceslao, mártir, duque de Bohemia, que, educado por su abuela santa Ludmila en sabiduría divina y humana, fue severo consigo, pacífico en la administración del reino y misericordioso para con los pobres, redimiendo para ser bautizados a esclavos paganos que estaban en Praga para ser vendidos. Después de sufrir muchas dificultades en gobernar a sus súbditos y formarles en la fe, traicionado por su hermano Boleslao fue asesinado por sicarios en la iglesia de Stara Boleslav, en Bohemia (929/935).
Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.

Breve Biografía

Hijo del rey de Bohemia, Ratislav, el joven príncipe nació en el 907 cerca de Praga. Su abuela, Santa Ludimila, se encargó de la educación de su nieto, inculcándole siempre el amor y servicio al Padre Celestial. Cuando era todavía muy joven, el santo perdió a su padre en una de las batallas contra los magiares; su madre asumió el poder e instauró -bajo la influencia de la nobleza pagana- una política anticristiana y secularista, que convirtió al pueblo en un caos total. Ante esta terrible situación, su abuela trató de persuadir al príncipe para que asumiese el trono para salvarguardia del cristianismo, lo que provocó que los nobles la asesinaran al considerarla una latente amenaza para sus intereses.
Sin embargo, por desconocidas circunstancias, la reina fue expulsada del trono, y Wenceslao fue proclamado rey por la voluntad del pueblo, y como primera medida, anunció que apoyaría decididamente a la Ley de la Iglesia de Dios. Instauró el orden social al imponer severos castigos a los culpables de asesinato o de ejercer esclavitud y además gobernó siempre con justicia y misericordia.
Por oscuros intereses políticos, Boleslao -que ambicionaba el trono de su hermano-, invitó a Wenceslao a su reino para que participara de los festejos del santo patrono y al terminar las festividades, Boleslao asesinó de una puñalada al santo rey. El pueblo lo proclamó como mártir de la fe, y pronto la Iglesia de San Vito -donde se encuentran sus restos- se convirtió en centro de peregrinaciones. Ha sido proclamado como patrón del pueblo de Bohemia y hoy su devoción es tan grande que se le profesa también como Patrono de Checoslovaquia.

El joven príncipe, que nació en Bohemia hacia el año 907, personifica el ideaI del héroe nacional, valientemente comprometido en la promoción cultural y religiosa del pueblo eslavo.

Cuando se derrumbó el reino moravio, en el 895 los príncipes bohemios, entrando en el juego diplomático de las potencies de ese entonces, se aliaron con el fuerte reino franco, y adoptando los principios de las antiguas civilizaciones comenzaron el proceso de europeización de los Estados de Europa central.
Lider de esta política de visión hacia el futuro fue el joven duque de Bohemia, Wenceslao. El había sido educado cristianamente por la abuela Ludmila, venerada como santa. Tan pronto tuvo la edad requerida, sucedió al padre después de la breve regencia de la madre Draomira. Mujer intrigante, Draomira prefería al segundo hijo, Boleslao, y fomentó con todos los medios a su alcance la rivalidad entre los dos, hasta el punto de llevar al segundo a mancharse con el grave delito del fratricidio.
En la mañana del 28 de septiembre del 935, mientras Wenceslao salía de case para ir a Misa, Boleslao, que lo esperaba en un lugar solitario con un grupo de cómplices, le saltó encima para herirlo por la espalda. El joven rey, que todavía no tenía treinta años, detuvo el golpe y echó mano a su espada, pero cuando se dio cuenta que el asesino era su hermano bajó el arma, murmurando: 
“Podría matarte, pero la mano de un siervo de Dios no debe mancharse con el fratricidio”
Fue asesinado por los sicarios de Boleslao.

Este ejemplarísimo príncipe cristiano anteponía sus deberes religiosos a los de soberano, hasta el punto de llegar tarde a una importante asamblea de Worms, convocada por el emperador Otón, porque estaba en Misa. No era raro ver al joven rey mezclado con los otros fieles, con los pies descalzos, durante las procesiones penitenciales. Impuso a su cuerpo la dura disciplina del cilicio y las diarias mortificaciones.
Fue considerado como un rey renunciatario por haber buscado la alianza con los poderosos francos limítrofes, pero el mismo hermano Boleslao, que le sucedió, después de haberlo mandado asesinar, comprendió esa política realistica y la siguió. Boleslao comprendió el error de valoración respecto de su hermano, hacia quien la devoción popular creció de día en día, por los prodigios que se obraban sobre la tumba del mártir, venerado inmediatamente como santo, el primero de los pueblos eslavos.


 




Si usted ha estado en prisión, ¿quién le informó sobre “las reglas entre presos” cuando entró por primera vez?

Mi primera compañera de litera era una mujer pelirroja de unos 40 años. Se llama Lea. Me dio algunas "reglas de oro" que nunca olvidaré... Nunca preguntes a un preso:
 "¿Estás cumpliendo condena por qué delito?" 
Nunca te sientes en la litera de alguien a menos que te lo pida, y luego nunca te sientes en su almohada. Si tienes la litera de arriba, siempre hazle saber a la chica de la litera de abajo que vas a subir a la tuya antes de hacerlo y nunca uses su litera como taburete. Sé respetuoso y cortés. Nunca entres descalzo al baño o a la ducha. No hables de lo que tienes en el mundo exterior, como dinero, autos y casas. Por último, cumple tu condena, sal y nunca regreses.


 
Susan Smith

sirvió casi 3 años en instalaciones del condado y del estado 

¿Cómo es entrar a una prisión por primera vez?
Pasé 8 meses en la cárcel del condado antes de ir a prisión y pensé que sabía qué esperar, pero el primer día en prisión fue uno de los peores días de mi vida. El viaje fue insoportable. Estuve completamente encadenada durante más de 9 horas y encadenada a otra mujer. Nos metieron en una caja negra, lo que hace que las esposas se nos claven dolorosamente en las muñecas. No hay descansos para ir al baño y después de unas horas sientes que tu vejiga va a explotar y no puedes hacer nada más que esperar no orinarte encima, lo que haría que la situación sea aún más miserable. Después de 9 horas sentada en asientos duros, todo te duele, la espalda y los músculos del cuello, los grilletes te queman las muñecas y los tobillos. Un par de chicas se marearon en el coche y vomitaron encima, otra se orinó encima. Fue un infierno puro.

Una vez que finalmente llegamos, nos procesaron y nos trataron como si fuéramos ganado. Fue intimidante, aterrador y abrumador.


 
Susan Smith

sirvió casi 3 años en instalaciones del condado y del estado 

¿A los reclusos les gusta ir a los tribunales?
Odiaba los días de juicio por varias razones: eran estresantes y agotadores.

Todo empezó con una llamada de atención alrededor de las 5 a. m. para luego ser encerrados en una celda de detención incómoda (nunca entendí por qué nos necesitaban allí tan temprano, ya que nunca salimos hasta las 8 a. m.)

Nos metieron en una furgoneta con asientos duros y sin cinturones de seguridad, con un calor sofocante y un olor a sudor, orina y vómito. Es claustrofóbico y te mareas. Te sacudes constantemente en cada curva o frenas y te resbalas y corres el riesgo de caerte porque no eres capaz de mantener el equilibrio (tienes las manos y los pies encadenados).

Estás encadenado todo el día. Es incómodo y la mayoría de las veces doloroso.

No comí porque nos dieron el desayuno, pero no lo acepté porque tenía miedo de marearme en la parte trasera de la camioneta. Y la mayoría de las veces, cuando nos llevaban de vuelta a la cárcel, ya había terminado la hora de la cena, así que nos daban un sándwich de mortadela.

Pasas el día encerrado en una celda sucia esperando tu audiencia.

Te registran desnudo dos veces, lo que nunca es una experiencia agradable.

Si estás en tu período no puedes cambiar tu toalla sanitaria porque no puedes llevar nada contigo cuando vayas al juzgado excepto documentos legales.

La celda del tribunal tenía un inodoro asqueroso en el que no quería sentarme, así que no bebí nada durante el día para evitar tener que ir al baño.

Estar sometido a ese proceso que comienza a las 7:00 am y termina a las 7:00 pm, o más tarde, es una experiencia agotadora y emocionalmente desgastante. Pasar por ello una vez es bastante malo, pero te ves obligado a repetirlo durante varios días consecutivos, o incluso semanas, mientras estás en juicio.


 
Susan Smith

sirvió casi 3 años en instalaciones del condado y del estado Actualizado hace 6 años

¿Cómo es exactamente todo el proceso de admisión en la cárcel/prisión (desde el momento en que el preso entra en la instalación por primera vez)?
Mi experiencia en la cárcel del condado:

Me "recibió" una joven oficial. Caminamos por un pasillo corto y luego cruzamos una puerta de vidrio doble. Cuando la puerta se abrió, pude ver a mi izquierda un gran escritorio que tenía forma circular alrededor de toda la habitación. Sobre el escritorio, una gran etiqueta decía "Admisión". Me hizo colocar todos mis artículos personales en una bandeja sobre el mostrador.

“Quítate los zapatos y ponlos sobre el mostrador”. Me quité los zapatos, los recogí y los puse sobre el mostrador.

Señaló dos huellas amarillas pintadas en el suelo y yo di un paso atrás y abrí las piernas hasta que mis pies quedaron por encima de ellas. Luego me ordenó que me inclinara hacia adelante y pusiera mis manos sobre el mostrador. Era una posición muy vergonzosa e incómoda porque estaba lejos del borde del mostrador, así que tuve que inclinarme hacia adelante, parándome de puntillas con todo mi peso corporal sobre mis brazos para alcanzar el mostrador mientras mantenía mis pies sobre las huellas.

"Te voy a cachear. ¿Tienes algo que sea afilado o que pueda pincharme?"

"No"

“¿Tienes alguna droga o arma contigo?”

"No"

Luego empezó a cachearme. Nada que ver con un cacheo en el aeropuerto. Esto fue más intrusivo.

Metió las manos por debajo de mi sujetador, a través de la camiseta de tirantes, por delante y por detrás, y luego metió los dedos en mis pantalones para palpar la parte superior de mi ropa interior. Incluso revisó mi pelo y la planta de mis pies. Luego me ordenó que me diera la vuelta, abriera bien la boca, levantara la lengua, sacara las orejas hacia delante y, finalmente, me devolvió los zapatos. Intenté hacer lo mejor que pude para recomponerme. Me indicó que pasara por un detector de metales. Al otro lado, otro oficial me pidió que le diera la espalda mientras me envolvía y cerraba una cadena alrededor de la cintura. Las esposas cayeron a cada lado de la cadena y me esposaron las muñecas a cada lado. Inventariaron mis objetos personales y los guardaron en un armario. Me dieron un par de recibos para firmar. Fue una tarea difícil de hacer con las manos encadenadas a la cintura.

Me dijeron que me sentara en una fila de asientos de plástico y esperara a que me llamaran.

Después de un par de horas me llevaron detrás de un cubículo hasta la asistente médica. Ella me tomó la presión arterial y me pidió que me quitara los zapatos y me subiera a una báscula para pesarme y medirme y luego me hizo muchas preguntas sobre mi historial médico. "¿Es usted alérgico a algo?" "¿Sufre de alguna enfermedad?" "¿Tiene algún problema médico?" "¿Está embarazada en este momento?" "¿Está tomando píldoras anticonceptivas?" y así sucesivamente. Tomó una muestra de sangre y la etiquetó con mi nombre para una prueba de drogas / alcohol (nunca he bebido ni tocado drogas en mi vida) y me tomó la temperatura. La siguiente parada fue la de las fotos policiales. Me paré en una línea amarilla mirando hacia adelante y de lado mientras se disparaba el flash. Me hicieron una serie de preguntas: nombre, dirección, número de teléfono, empleador, etc. "¿Está involucrado en alguna pandilla?"

“¿Eres homosexual?” “¿Tienes ganas de suicidarte?”… Entonces… Me tomaron las huellas dactilares… El oficial me frotó los dedos con una serie de toallitas húmedas para bebés y luego las extendió sobre la placa de vidrio de un escáner. Las imágenes de las yemas de mis dedos flotaban en el monitor de la computadora. Una serie de pitidos electrónicos indicaban que las imágenes eran para mí… Me llevaron a una celda de detención. El oficial abrió la puerta y me dijo que entrara. Ya había 7 mujeres dentro. Esta pequeña celda tenía aproximadamente 15 pies de ancho y 10 pies de largo; tres paredes eran de hormigón y la cuarta era toda de vidrio. Había un banco de hormigón empotrado a lo largo de dos paredes y un lavabo de acero combinado en la esquina detrás de una pequeña barrera. Todo me parecía muy sucio, así que no toqué nada. Olía a orina, sudor, vómito y cuerpos sin lavar. Después de una vida, comenzaron a llevarnos de uno en uno… nos desnudaron, nos ducharon y nos dieron ropa.

Me tomó 10 horas


 
La extraña historia de amor del guardia del campo de concentración que se enamoró de una prisionera.

6 de enero de 2019
Daniel Huber
Anneliese Kohlmann, guardia del campo de concentración.

“Pero un día, el día que los alemanes desaparecieron, apareció una nueva prisionera en nuestro cuartel. Bubi. Se sentó en el suelo, como el resto de nosotros, cerca de L.* y sonrió sin explicaciones. Vestía ropa de prisionera y si no fuera por su rostro sano y bien nutrido, la habrían confundido con uno de nosotros con su cabello muy corto".
Así describió Edith Kraus , superviviente del campo de concentración de Bergen-Belsen, un extraño incidente de la fase final del reinado de terror nacionalsocialista. Bubi, esa era Anneliese Kohlmann . Había regresado al campo donde había sido guardia por última vez, disfrazada con ropa de prisionera. Había regresado a un infierno de extinción masiva.
Kohlmann el 23 de abril de 1945. Antes de convertirse en guardia de un campo de concentración, trabajó como conductora de tranvía.
Bergen-Belsen no era un campo de exterminio como Sobibor o Treblinka. Pero este campo de concentración era también un infierno creado por el hombre. En abril de 1945, poco antes del final de la guerra, Bergen-Belsen estaba a punto de reventar: decenas de miles de prisioneros de otros campos habían sido trasladados aquí. No había suficiente refugio ni saneamiento, ni suficiente agua ni comida. Pero hubo epidemias y terror.
Cuando las tropas británicas liberaron el campo el 15 de abril , había gente moribunda y cadáveres por todas partes. Y las muertes continuaron incluso después de la liberación: de los aproximadamente 60.000 prisioneros que aún vivían, 14.000 murieron en los días siguientes. En total, más de 50.000 personas murieron en Bergen-Belsen.

¿Por qué la supervisora ​​Anneliese Kohlmann regresó a este infierno de peste, hambre y muerte? Bubi, como llamaban a Kohlmann las esposas de los prisioneros por su aspecto juvenil, se había enamorado. En LW* desde Praga.

«Sí, podríamos habernos preguntado por qué eligió sufrir con nosotros, soportando piojos, infecciones y condiciones de vida insoportables cuando no era necesario. Pero luego pensé: probablemente ama tanto a L. que no quiere separarse de ella, ni siquiera a este precio".
Kohlmann, que había sido miembro del NSDAP desde 1940 y había servido como guardia de las SS desde principios de noviembre de 1944, se había reunido con el judío checo en el subcampo de Tiefstack del campo de concentración de Neuengamme en Hamburgo. Había sido supervisora ​​allí desde febrero de 1945.

“Pronto se hizo muy amiga de una de nuestras chicas y se hizo evidente que el rumor que circulaba entre nosotros era cierto. Ella era lesbiana. [...] En Hamburgo estaba en la misma habitación que L., la chica más bonita de todas. [...] Gracias a su belleza, también fue tratada mejor durante su estancia en los campos. [...] Bubi, la lesbiana, siempre conseguía que la asignaran como guardia del grupo en el que L. trabajaba ese día. Durante el camino hacia el trabajo y de regreso, caminó junto a L., golpeó sus botas de montar negras con su bastón y mantuvo breves conversaciones con ella. Con el tiempo se volvió más atrevida, permaneció más tiempo y más cerca de L., hasta que incluso empezó a visitarla en su habitación".


Antiguo subcampo de Tiefstack. Foto: Memorial del campo de concentración de Neuengamme, 1982. (ANg 1982-1826)

Cuando el 7 de abril se cerró el subcampo y los prisioneros fueron llevados a Bergen-Belsen, Kohlmann formaba parte del equipo de acompañamiento. Al parecer, quería quedarse en Bergen-Belsen para estar cerca de LW, pero el comandante del campo, Josef Kramer, no se lo permitió.
Kohlmann regresó primero a Hamburgo, pero el 8 de abril regresó sin permiso al campo de Bergen-Belsen, como testificó más tarde ante el tribunal militar británico :

«Vine a Bergen-Belsen de manera extraoficial y sin permiso porque quería ayudar a una de las esposas de los prisioneros, LW, que había estado en mi destacamento de trabajo en Hamburgo. [...] Quería ayudar a esta chica porque era amiga de ella y ella y las otras chicas checas habían prometido llevarme a Praga cuando estuvieran libres nuevamente. [...] Cuando llegué a Belsen, [...] viví como esposa de prisionero con LW durante unos días hasta que me descubrieron".
En su regreso no autorizado a Bergen-Belsen, Kohlmann estuvo acompañada por el prometido de LW, el prisionero Willi Brachmann, que había escapado del campo de concentración de Auschwitz. Ella tenía su confianza porque anteriormente había contrabandeado comida y cartas suyas al campamento de Tiefstack y se las había entregado a LW.
Pero Kohlmann, que, a pesar de su atracción por las mujeres, se había comprometido con un hombre en 1943, se hacía ilusiones: su amor por LW no era mutuo. Y las prisioneras de Bergen-Belsen no estaban en modo alguno dispuestas a defenderlas como personas inocentes. Uno de los reclusos recordó más tarde esto:

«[...] De repente se abre la puerta del cuartel de Belsen y entra Bubi [...] vestido de civil [...] y dice: 'No soy nazi, quiero que me salven. ' Y entonces le dijimos a L.: '¡Te mataremos [...] si la ayudas! [...] A los pocos días llegaron los aviones [...]. Y la denunciamos inmediatamente y fue la primera en ser encerrada”.
anita lobel


Los guardias Marta Löbelt, Getrud Rheinhold, Irene Haschke y Anneliese Kohlmann (desde la izquierda) el 2 de mayo de 1945 tras su detención en Bergen-Belsen. Kohlmann viste uniforme de hombre porque vestía ropa de prisionera cuando fue arrestada.


El 17 de abril, Kohlmann fue detenido en Bergen-Belsen. Tuvo que entregar su ropa de prisionera; La pusieron con uniforme de hombre. En los días siguientes, ella, junto con los guardias arrestados y los guardias de las SS, tuvo que recoger miles de cadáveres del campo de concentración y enterrarlos en fosas comunes. George Rodger de la revista estadounidense “Life” la fotografió realizando este espantoso trabajo.
Luego, Kohlmann permaneció bajo custodia hasta que tuvo que responder a mediados de mayo como acusada ante un tribunal militar británico por maltrato a prisioneros. En el llamado Segundo juicio Bergen-Belsen, ella se declaró “inocente”. Admitió que había golpeado a prisioneros, pero sólo “cuando no había otra alternativa”. Además se justificó de la siguiente manera:

«Creo que a todas las chicas de mi trabajo en Hamburgo les agradaba, aunque admito que de vez en cuando las golpeaba cuando hacían algo mal, pero preferían que las golpeara yo que el comandante, y por eso, a pesar de las palizas, No me querían menos. [...]»

Pero algunas esposas de ex prisioneros pesaron mucho sobre Kohlmann:

“Mostró cierta preferencia por las niñas más jóvenes, pero abusó brutalmente de las mujeres mayores. Cuando iba con un grupo de trabajo, llevaba un bastón y no dejaba descansar a nadie. A veces golpeaba brutalmente a los prisioneros y yo personalmente la vi golpear a una anciana checa hasta hacerla perder el conocimiento. Si le gustaba una joven en particular, la favorecía en todos los sentidos y le daba todo lo que había tomado de las otras reclusas".

A una niña le robaron pan de su bolso y se lo contó a Kohlmann. En presencia de Kohlmann, la muchacha registró los bolsos de las otras prisioneras y registró el mío dos veces. Esto me enojó e insulté a la chica. Al parecer, Kohlmann pensó que la estaba insultando y me golpeó unas 30 veces con un trozo de madera en la cara, la cabeza, las manos, los brazos y el cuerpo. Tenía la cabeza y los brazos azules e hinchados y sangraba por la boca y los dedos.
Mientras que otros guardias de campos de concentración como Irma Grese -la "Hiena de Auschwitz"- o Elisabeth Volkenrath fueron condenadas a muerte, el tribunal fue indulgente con Kohlmann: recibió una pena de dos años de prisión, deduciendo la prisión preventiva, que cumplió su condena en la prisión Fuhlsbüttel de Hamburgo.
Después de salir de prisión, vivió en Hamburgo hasta 1965 y luego se mudó a Berlín Occidental. Allí murió el 19 de septiembre de 1977 a la edad de 56 años. Aparte de las fechas de su mudanza y muerte, no se sabe nada sobre su vida después de su salida de prisión.

Juega "Bajo la piel"

El dramaturgo israelí Jonathan Calderón procesó la extraña historia de amor entre Kohlmann y LW en su obra “Under The Skin” (2013).


 
Lesbianas en la era nazi: Violación del “sano sentimiento popular”

Del interrogatorio al encarcelamiento en un campo de concentración: no sólo los hombres homosexuales, sino también las mujeres lesbianas sufrieron en el “Tercer Reich”. En Berlín, los nazis destruyeron el gran movimiento homosexual.

27 de noviembre de 2014


En el libro “Vivimos el fin de la República de Weimar”, editado por Rolf Italiaander, una ilustradora de moda lesbiana describe cómo cambió su vida durante la era nazi. Ya en los años 20 trabajó para una gran editorial berlinesa. Los modelos que ella y sus colegas tuvieron que dibujar llevaban boquillas largas, “porque se consideraban sofisticadas en ese momento”, que sostenían frente a ellos con los dedos abiertos, con aspecto elegíaco. Estaba de moda el pelo corto, la “cabeza Bubi”.

Después de que Adolf Hitler fuera nombrado canciller el 30 de enero de 1933 y de la transferencia del poder al NSDAP y su aliado conservador nacional DNVP, de repente sopló un viento diferente. Como modelo sirvieron fotografías de mujeres “típicamente alemanas”, “en su mayoría campesinas rubias, con vestimentas poco imaginativas que recordaban a los trajes típicos”. Ahora ya no se necesitaba el tipo "juvenil", pero - como nos quejamos - las modelos debían tener "pelvis que estuvieran felices de dar a luz", "para poder darle muchos hijos al amado líder". "

Dueño interrogado sobre la vida íntima

Si bien estas directrices del Ministerio de Propaganda afectaron a todos sus colegas, la ilustradora de moda describe ahora el impacto en su persona: “Por supuesto, el enmascaramiento también comenzó en la vida privada. Llevaba años viviendo con mi novia. A veces la gente susurraba: '¿Tienen algo juntos?' Cuando "estalló" el Tercer Reich, la gente decía con saña: "¡Tienen algo juntos!". Estaban los conserjes y los encargados de cuadra que se suponía que debían "investigar" nuestra vida privada y hacer informes. Le preguntaron a la dueña de nuestra habitación si sabía algo sobre nuestra "vida íntima". Un día, nuestro editor jefe vino a mi estudio y me dijo con impaciencia que tenía que casarme o no podría mantenerme ocupada." La ilustradora de moda y su amiga finalmente deciden casarse con sus dos amigos homosexuales.
Para las mujeres lesbianas había una variedad de comportamientos; Van desde retirarse a la esfera privada, cambiar la apariencia, cambiar el lugar de residencia hasta huir a la clandestinidad.
Una de las medidas más urgentes en términos de política sexual después de la toma del poder fue la destrucción del movimiento homosexual público y organizado, ya que con sus demandas emancipadoras y su infraestructura representaba una contradicción visible con la moral sexual nazi. Se disolvieron las grandes organizaciones conocidas mucho más allá de Berlín, como el Instituto de Ciencias Sexuales y la Asociación de Derechos Humanos, así como asociaciones más pequeñas, se cerraron o vigilaron los pubs y se prohibieron las publicaciones periódicas.

“Erradicar” la homosexualidad.

Basado en ideas de higiene racial, el régimen nazi quería “erradicar” la homosexualidad; Se debe prevenir la actividad homosexual . Sin embargo, en un “Estado de hombres” (Heinrich Himmler) como el nacionalsocialismo, esto tuvo efectos diferentes en los hombres homosexuales, por un lado, y en las mujeres, por el otro. No se debe ignorar que las vidas de las mujeres lesbianas, como las de todas las personas en el “Tercer Reich”, estaban determinadas por diferentes factores: afiliación de clase, actitudes ideológicas y, especialmente, clasificación racista.

Por razones obvias, no es posible determinar cuántos matrimonios falsos se celebraron en el "Tercer Reich". Uno de los más destacados fue sin duda el matrimonio celebrado en 1936 entre Gustaf Gründgens, director del Staatliches Schauspielhaus de Berlín, y la actriz Marianne Hoppe. Heinrich Himmler, Reichsführer de las SS y jefe de la policía alemana desde 1936, estimó el número de matrimonios ficticios en un millón. En un discurso pronunciado en junio de 1937 ante un importante comité de política demográfica del Ministerio del Interior del Reich, vio un gran peligro en el hecho de que los hombres homosexuales se casaran como fachada y de esta manera "bloquearan" el "potencial reproductivo" de sus esposas. .
En el mejor de los casos, como el descrito al principio, una mujer lesbiana podría casarse con un hombre gay. Sin embargo, si el marido no estaba informado de la orientación lésbica de su esposa o no estaba dispuesto a tenerla en cuenta, ella tenía que cumplir con sus "deberes conyugales", que, según el Código Civil (artículos 1353 y 1568), también incluyen pertenecía la "obligación de tener relaciones sexuales" conyugal.

Arriesgados “matrimonios de camaradería”

Sin embargo, si ambos miembros de la pareja eran homosexuales y continuaban sus relaciones entre personas del mismo sexo, esto significaba un nuevo peligro, como muestra un ejemplo de Hamburgo. Allí, en 1935, Adolf Großkopf (1906-1975) e Irma Fischer (1908-2001) contrajeron el llamado “matrimonio de camaradería”, que unos meses más tarde quedó al descubierto debido a las investigaciones policiales contra Adolf Großkopf. Ambos acusados ​​fueron condenados a tres meses de prisión por fraude por el Tribunal Regional de Hamburgo. Adolf Großkopf, que también había participado en actos homosexuales con hombres (§175 RStGB), recibió una pena total de dos años y medio. A Irma Großkopf se le concedió la suspensión de su pena.

Los actos sexuales entre mujeres adultas no son punibles en sí mismos, a diferencia de los actos sexuales entre hombres, que están tipificados como delito en el artículo 175 del RStGB. Se estima que alrededor de 50.000 de ellos fueron condenados en virtud de este párrafo en el “Tercer Reich”.
La situación jurídica en Austria era diferente. Allí, el artículo 129Ib del Código Penal austriaco sancionaba la “fornicación con una persona del mismo sexo” con penas de prisión de uno a cinco años. Esta ley afectaba a ambos sexos. Continuó utilizándose contra las mujeres después de la anexión de Austria en marzo de 1938. Esto llevó a la paradójica situación de que en Austria, a diferencia del llamado Viejo Reich, se perseguía la homosexualidad femenina. También en el "Ostmark" aumentó considerablemente el número de personas condenadas: sólo en Viena, entre 1938 y 1943, más de 1.100 hombres y 66 mujeres fueron condenados en virtud del artículo 129Ib, lo que corresponde a una proporción de mujeres de alrededor del cinco por ciento. Las mujeres alemanas también podían ser procesadas porque el “principio de la escena del crimen” era crucial.

Del interrogatorio al encarcelamiento en un campo de concentración.

Debido a los diversos mecanismos de control contra las mujeres en los ámbitos familiar, jurídico, político y económico, aparentemente se podría prescindir del uso sistemático del derecho penal como medio de disuasión e intimidación. Sin embargo, no se debe subestimar la amenaza de denuncias; después de todo, la homosexualidad femenina también estaba socialmente prohibida y no correspondía a un "sentimiento popular saludable" . La mera sospecha contra las mujeres o su mención en otros procedimientos era suficiente para realizar investigaciones policiales, registros domiciliarios, interrogatorios y otras medidas. Si el régimen atacaba a mujeres individuales, ellas también tenían que esperar represión, desde interrogatorios hasta encarcelamiento en un campo de concentración.

Por ejemplo, dos mujeres que fueron reclutadas en el tranvía de Berlín-Treptow. Su empleador, el periódico Berliner Verkehrsbetriebe, denunció a Elli Smula, de 26 años, y a su colega Margarete Rosenberg, cuatro años mayor que ella. Fueron arrestados en septiembre de 1940 e interrogados por la Gestapo. Fueron acusados ​​de tener relaciones sexuales con sus compañeros en fiestas nocturnas y no estar de servicio al día siguiente. El 30 de noviembre de 1940, Elli Smula y Margarete Rosenberg fueron deportadas al campo de concentración de mujeres de Ravensbrück. Los documentos del campo enumeraban el motivo de la detención como "político" con la adición de "lesbiana". Mientras Margarete Rosenberg sobrevivió y murió en 1985, Elli Smula murió el 8 de julio de 1943 en Ravensbrück, "muy repentinamente", como afirmó su madre Martha Smula después del final de la guerra.
La vida lésbica prácticamente sólo se desarrolla en una relación”, afirma Hilde Radusch (1903-1994), que trabajó como consejera de empresa en la oficina de correos de la República de Weimar y como concejal del KPD de Berlín de 1929 a 1932. Hilde Radusch vivió medio muerta de hambre la liberación por parte del Ejército Rojo. Desde 2012, el distrito berlinés de Tempelhof-Schöneberg conmemora la vida y obra de esta extraordinaria política, activista por los derechos de las mujeres y activista lesbiana con tres placas en la esquina de Eisenacher Strasse y Winterfeldtstrasse, el último lugar de residencia de Radusch.

Obligado a emigrar

Otras mujeres que, como Radusch, rechazaban el régimen nazi se vieron obligadas a emigrar, como Erika Mann, que junto con su amiga Therese Giehse hizo campaña contra Hitler en el extranjero con su cabaret antifascista “Die Pfeffermühle”.
Hasta el día de hoy se desconoce cuántas mujeres fueron agraviadas en el “Tercer Reich” porque amaban a su propio género. O porque se les dijo que lo hicieran. Puede que sea un número relativamente pequeño. Pero incluso si no fueron perseguidas en la misma medida y de la misma manera que los hombres homosexuales, estas mujeres existieron y sufrieron: en residencias e instituciones psiquiátricas, en prisiones y campos de concentración. El término “persecución” ya no puede limitarse a la represión policial y judicial.


Claudia Schoppman


 
Lesbianas bajo el nacionalsocialismo: “No quería morir antes de besar a una mujer”.


Las mujeres lesbianas fueron amenazadas a menudo durante la era nazi; muchas fueron perseguidas y enviadas a campos de concentración. Pero los sitios de investigación y conmemorativos impiden una conmemoración digna.

22 de noviembre de 2017


Amediados de los años 80, el grupo de Berlín Oriental “Lesbianas en la Iglesia” intentó conmemorar a las víctimas lesbianas con diversas acciones en el “Memorial y Memorial Nacional de Ravensbrück”. Esto fue impedido por el poder estatal de la época. Más de 35 años después, la Fundación Memorial de Brandeburgo finalmente aboga por que se recuerde a las prisioneras lesbianas de Ravensbrück. La decisión es un éxito importante para todos los grupos y personas que se han comprometido con firmeza y valentía durante muchos años.

Pero este éxito todavía se ve empañado por una actitud condescendiente hacia las víctimas lesbianas del nacionalsocialismo . En Ravensbrück no son las lesbianas perseguidas por los nazis las que deben recordarse, sino sólo las prisioneras que fueron encarceladas por cualquier motivo y que también eran lesbianas. Quien es digno de conmemoración siempre está vinculado a las luchas políticas actuales por el poder de interpretación, como nos recordó recientemente la historiadora cultural Corinna Tomberger.

¿Qué sabe la investigación sobre las mujeres lesbianas bajo el nacionalsocialismo? El trabajo pionero de Claudia Schoppmann , Ulrike Janz, Ilse Kokula, Kirsten Plötz, Jens Dobler, Jane Caplan, Insa Eschebach, Laurie Marhoefer, Ingeborg Boxhammer y Samuel Huneke, por citar sólo algunos nombres, sólo es conocido por un pequeño círculo de expertos. . Los estudios históricos alemanes, así como los sitios conmemorativos, todavía tienen dificultades con las perspectivas de investigación queer y feminista: no reciben financiación, no se reciben, no se traducen y, sobre todo, no se consideran relevantes.

A las mujeres no se les permitía el deseo sexual.

El argumento más importante de quienes se oponen a la conmemoración de las lesbianas perseguidas bajo el nazismo es que las lesbianas no fueron perseguidas. De hecho, los párrafos 175 y 175a sólo tipificaban como delito la homosexualidad masculina. Hubo debates sobre la criminalización de la homosexualidad femenina. Sin embargo, la homosexualidad femenina quedó impune, especialmente porque a las mujeres no se les concedía un deseo sexual independiente.

Sin embargo, este argumento se queda corto. La decana de la investigación histórica sobre la historia de las mujeres lesbianas durante la época nazi, la historiadora Claudia Schoppmann, señala que los “diversos mecanismos de control contra las mujeres en el ámbito familiar, jurídico, político y económico” hicieron superflua la aplicación del derecho penal. Las mujeres lesbianas también eran particularmente llamativas y, por tanto, especialmente expuestas a riesgos en la sociedad nazi, que sancionaba cualquier comportamiento socialmente inconformista.
La historiadora Laurie Marhoefer documentó el caso de Ilse Totzke de Würzburg. Totzke, nacida en 1913, prefería la ropa masculina y llevaba un "Eton", un moderno corte de pelo corto con connotaciones lésbicas. Totzke fue denunciada repetidamente como lesbiana porque su estilo de vida contradecía las normas de la sociedad. La Gestapo, a su vez, se interesó por el hecho de que ella tuviera amigos judíos, dio seguimiento a las denuncias y citó como testigos a personas que no los habían denunciado. Ahora tenían el papel clave de juzgar a Totzke y testificar que ella era una “camarada del pueblo” impecable. En 1942, Totzke fue arrestado mientras intentaba huir a Suiza con un amigo judío. Fue deportada a Ravensbrück y allí estuvo encarcelada hasta abril de 1945.

Las denuncias de parejas femeninas están ampliamente documentadas.

Las denuncias de parejas de mujeres, una de las cuales era judía, han sido ampliamente documentadas en las investigaciones. La historiadora Ingeborg Boxhammer, por ejemplo, habla de una pareja de amigas en la que ambas eran bailarinas. Margot Holzmann, que era judía, y Martha Halusa, que no era judía, fueron denunciadas varias veces entre 1938 y 1945. Otro ejemplo son las dos mujeres de Hamburgo, Erna Kisch y Martha Zacher, sobre las cuales Beate Meyer escribió un revelador estudio.




La pareja Martha Halusa y Margot Liu fueron denunciadas y perseguidas. La historiadora Ingeborg Boxhammer documentó su destino.© Archivo privado

Durante la era nazi, las mujeres lesbianas no estaban amenazadas por una ley específica, sino por una combinación de muchos factores. Dependían enormemente de la tolerancia de quienes los rodeaban y del funcionamiento de redes. Sobre todo, se les obligó a comportarse de la manera más discreta posible, es decir, a comportarse con normalidad sexual y de género.

Lo que definimos como persecución no puede reducirse a un delito específico y legalmente registrable. Esto se aplica no sólo a la situación de las mujeres lesbianas, sino también a la de los hombres homosexuales y otras minorías perseguidas por motivos sociales. Sólo una fracción de los hombres homosexuales definidos por los nazis como “alemanes” fueron arrestados y no todos fueron deportados a campos de concentración. Aunque las vidas de los hombres homosexuales durante la era nazi se caracterizaron en gran medida por el miedo y el terror debido a la persecución estatal basada en el párrafo, la reducción del concepto de persecución a un delito legalmente definido oscurece las peculiaridades más importantes de la lógica de persecución del estado nazi. desde una perspectiva social y personas sexualmente inconformes.

En los campos de concentración, las lesbianas eran consideradas socialmente degeneradas y peligrosas.

Un tema difícil es la situación de las mujeres lesbianas en los campos de concentración. Las sociedades de campos se caracterizaban en gran medida por jerarquías sociales brutales, racismo y homofobia. Los amantes del mismo sexo o las mujeres sexualmente activas eran percibidos como peligrosos, socialmente degenerados y monstruosos. La superviviente polaca Wanda Poltawska escribe: 
Dios, ¿todavía son personas? Estas escenas improbables entre las mujeres hacían creer en la posibilidad de cualquier gesto puro. Dejé de creer en la ternura y la pureza. Había ojos por todas partes, ojos repugnantes, observando nuestra desnudez. Poco a poco no quedó nada de la humanidad. Amor lésbico… amor… amor”.

La figura de la prisionera lesbiana pervertida juega un papel destacado en las narrativas de los supervivientes tras la guerra. No es sorprendente que no haya sobrevivido ni un solo testimonio de ninguna de las lesbianas supervivientes. Estaban condenados al silencio: ¿cómo podrían haberse articulado? Tanto la falta de testimonios personales de mujeres lesbianas como la homofobia masiva que caracteriza a la mayoría de los testimonios supervivientes todavía determinan la política de la conmemoración y la investigación en la actualidad . Sarah Helm, por ejemplo, afirma al comienzo de su aclamado libro "Sin pelo y sin nombre" que muchas guardias eran lesbianas y que esto la motivó a servir en Ravensbrück. Ella basa esta afirmación drásticamente homofóbica en declaraciones de ex presos.

Las supervivientes lesbianas fueron condenadas al silencio.

Este breve esbozo del estado actual de la investigación puede aclarar hasta qué punto el examen científico de la historia de las mujeres lesbianas en la era nazi se caracteriza por la exclusión y la devaluación. Como las mujeres no eran percibidas como sujetos sexuales, la homosexualidad femenina no fue perseguida. Sus historias de persecución apenas generaron informes, y la homofobia manifiesta de la sociedad del campo y de las comunidades de memoria de la posguerra hizo imposible que los supervivientes dieran testimonio.
Sin embargo, los testimonios personales son importantes y a menudo las únicas fuentes para la historia de los grupos marginados, porque no son objeto de la tradición oficial, su existencia y su historia no tienen relevancia para la historiografía. Por eso, Alexander Zinn, el experto propuesto por la asociación regional Berlín-Brandeburgo de la Asociación de Gays y Lesbianas de Alemania (LSVD) en el consejo científico asesor de la Fundación Memorial de Brandeburgo, habla de que la conmemoración de las mujeres lesbianas representa un " distorsión de la historia", definitivamente actúa en el espíritu de una historiografía que no deja lugar a los marginados en la historia.
La cuestión de la legitimidad de conmemorar a las mujeres lesbianas durante la era nazi no es un asunto trivial. Quienes niegan la memoria y el recuerdo de las lesbianas víctimas de persecución niegan esta “ciudadanía histórica”: los derechos civiles en nuestra memoria colectiva. La política de la memoria es política. Se trata siempre de reconocimiento y pertenencia a nuestra propia sociedad. Las luchas sobre quién es digno de recuerdo y quién tiene el poder y el derecho de definirlo caracterizan los debates sobre políticas de memoria del período de posguerra de Alemania Oriental y Occidental.

Un testimonio conmovedor de la historia lésbica.

Uno de los testimonios más conmovedores de la historia lésbica en el Holocausto se lo debemos a Joan Nestle, fundadora de New York Herstory Lesbian Archives. Durante su investigación en la década de 1970, conoció a un sobreviviente del Holocausto. Esta mujer lesbiana de Polonia le habló de la famosa novela de Radclyffe Hall The Source of Loneliness, publicada en 1928, que celebraba el amor lésbico como legítimo y natural: “Pude leer The Source of Loneliness antes de que me llevaran al campo. Había sido traducido al polaco. Entonces yo era una niña de 12 o 13 años. Pensar en el libro me ayudó a sobrevivir en el campamento. No quería morir antes de besar a una mujer”.
Muchos miles de mujeres vivieron la era nazi con miedo, dependiendo de la tolerancia de quienes las rodeaban y obligadas a ocultar su identidad porque amaban a otras mujeres. Es posible que haya cientos de personas arrestadas y deportadas, pero muchas no sobrevivieron. Todos merecen ser recordados con dignidad.


Anna Hájková es profesora de historia europea moderna en la Universidad de Warwick (Gran Bretaña).


 
Alemania nazi: la terrible historia de las mujeres que se convirtieron en torturadoras de las SS

Damien McGuinness
6 febrero 2021
Pie de foto,Mujeres guardias del campo de concentración nazi Ravensbrück.

"Se buscan trabajadoras sanas de entre 20 y 40 años para un emplazamiento militar", se leía en un anuncio de empleo de un periódico alemán en 1944.
En él se prometía a las seleccionadas buenos salarios y comida, alojamiento y ropa gratuitos.
Lo que no se menciona es que la ropa es un uniforme de las SS. Y que el "sitio militar" era el campo de concentración de mujeres de Ravensbrück.
Los precarios barracones de madera para las prisioneras desaparecieron hace mucho tiempo. Todo lo que queda es un campo rocoso inquietantemente vacío a unos 80 kilómetros al norte de Berlín.
Lo que sí sigue en pie son ocho atractivas villas de construcción sólida con persianas de madera y balcones. Son una versión nazi de la década de 1940 de las cabañas medievales alemanas.Allí es donde vivían las guardias, algunas con sus hijos.
Desde los balcones podían divisar un bosque y un hermoso lago. "Fue el momento más hermoso de mi vida", dijo una exguardia, décadas después.
Pero desde sus dormitorios también habrían visto la fila de prisioneras encadenadas y las chimeneas de la cámara de gas.
"Muchos visitantes que vienen al monumento preguntan sobre estas mujeres y sin embargo no hay tantas preguntas sobre los hombres que trabajaron en este campo", dice Andrea Genest, directora del museo conmemorativo en Ravensbrück, mientras me muestra dónde vivían las mujeres.

Pie de foto,La guardia Johanna Langefeld con su hijo y la hija de otro guardia


"A la gente no le gusta pensar que las mujeres pueden ser tan crueles". Muchas de las jóvenes provenían de familiaspobres, abandonaron la escuela temprano y tenían pocas oportunidades profesionales.
Un trabajo en un campo de concentración significaba salarios más altos, alojamiento confortable e independencia financiera.
"Era más atractivo que trabajar en una fábrica", dice Genest.
Muchas habían sido adoctrinadas temprano en los grupos juveniles nazis y creían en la ideología de Hitler.
"Sentían que estaban apoyando a la sociedad y haciendo algo contra el enemigo", dijo.
.
Infierno y comodidades hogareñas.

Dentro de una de las casas, una nueva exposición muestra fotos de lo que hacían las mujeres guardias en su tiempo libre. La mayoría tenía veintitantos años, eran guapas y llevaban peinados de moda. Las imágenes las muestran sonriendo mientras toman café y pastel en casa.
O riendo, con los brazos entrelazados, mientras pasean por el bosque cercano con sus perros.
Las escenas parecen inocentes, hasta que notas la insignia de las SS en la ropa de las mujeres y recuerdas que esos mismos perros alsacianos fueron utilizados para atormentar a la gente en los campos de concentración.
Pie de foto,Una postal de Navidad para la guardia de las SS Anna Enserer

Unas 3.500 mujeres trabajaban como guardias de los campos de concentración nazis, y todas comenzaron en Ravensbrück. Muchas acabaron trabajando más tarde en campos de exterminio como Auschwitz-Birkenau o Bergen-Belsen.
"Eran gente horrible", me dice Selma van de Perre, de 98 años, por teléfono desde su casa en Londres.
Van de Perre era una luchadora de la resistencia judía holandesa que fue encarcelada en Ravensbrück como presa política.
"Probablemente les gustaba trabajar allí porque les dio poder. Les dio mucho poder sobre las prisioneras. Algunas prisioneras eran maltratadas. Golpeadas".


Pie de foto,El día de la liberación de Ravensbrück el 30 de marzo de 1945.

Selma trabajó clandestinamente en los Países Bajos cuando fueron ocupados por los nazis y ayudó a escapar a familias judías.
En septiembre publicó un libro en el Reino Unido sobre sus experiencias, My Name Is Selma( Mi nombre es Selma).
Este año se lanzará en otros países, incluida Alemania.
Los padres y la hermana adolescente de Selma fueron asesinados en los campos, y casi todos los años regresa a Ravensbrück para participar en eventos que recuerdan los crímenes cometidos allí.
Ravensbrück era el campo de concentración solo para mujeres más grande de la Alemania nazi. Más de 120.000 mujeres de toda Europa fueron encarceladas aquí.
Muchas eran combatientes de la resistencia u opositoras políticas. Otras fueron consideradas "no aptas" para la sociedad nazi: judías, lesbianas, trabajadoras sexuales o mujeres sin hogar.
Los mitos que rodean a Liudmila Pavlichenko, la francotiradora "más mortífera de la historia que aterrorizó a la Alemania nazi"
Al menos 30.000 mujeres murieron aquí.
Algunas fueron gaseadas o ahorcadas. Otras murieron de hambre, por enfermedades o trabajaron hasta morir. Fueron tratadas brutalmente por muchas de las guardias: golpeadas, torturadas o asesinadas.

Las prisioneras les pusieron apodos, como "Brygyda la sangrienta" o "Anna revólver".
Chris van Houts
Eran mujeres corrientes que hacían cosas diabólicas".
Selma van de Perre
Sobreviviente de Ravensbrück

Después de la guerra, durante los juicios por crímenes de guerra nazis en 1945, Irma Grese fue apodada por la prensa como la "bella bestia".Joven, atractiva y rubia, fue declarada culpable de asesinato y condenada a muerte en la horca.
El cliché de la mujer rubia y sádica con uniforme de las SS se convirtió más tarde en una figura de culto sexualizada en películas y cómics.

Pocas condenas

Pero de las miles de mujeres que trabajaban como guardias de las SS, solo 77 fueron procesadas.Y muy pocas fueron realmente condenadas.
Se retrataron a sí mismas como ayudantes ignorantes, fáciles de manipular en la patriarcal sociedad de la Alemania Occidental de la posguerra. La mayoría nunca habló del pasado.
Se casaron, cambiaron sus nombres y se desvanecieron en la sociedad.
Una mujer, Herta Bothe, que fue encarcelada por horrendos actos de violencia, habló más tarde en público.Fue indultada por los británicos, después de pasar solo unos años en prisión.
En una rara entrevista, grabada en 1999 justo antes de morir, no mostró ningún arrepentimiento.
"¿Cometí un error? No. El error fue que era un campo de concentración, pero tenía que ir a él, de lo contrario me habrían metido en él. Ese fue el error".

La excusa

Esa era una excusa que solían dar los exguardias.
Pero no era cierta. Los registros muestran que algunas de las nuevas guardias dejaron Ravensbrück tan pronto como se dieron cuenta de lo que implicaba el trabajo.
Se les permitió irse y no sufrieron represalias.
Le pregunto a Selma si cree que las guardias eran monstruos diabólicos.
"Creo que eran mujeres comunes que hacían cosas diabólicas. Creo que eso puede suceder en cualquier lugar y a cualquier persona, incluso en Inglaterra. Puede suceder aquí si estuviera permitido".

Es una lección escalofriante, cree.


Pie de foto,A pesar de los horribles crímenes, muy pocas guardias fueron condenadas después de la guerra.

Desde la guerra, las guardias de las SS se han retratado en muchos libros y películas.
La más famosa ha sido The Reader, una novela alemana que luego se convirtió en una película protagonizada por Kate Winslet.
A veces se retrata a las mujeres como víctimas de explotación.
En otras ocasiones como monstruos sádicos.

La verdad es más espantosa.

No eran monstruos extraordinarios, sino mujeres ordinarias, que terminaron haciendo cosas monstruosas.



Una relación queer en un campo de concentración: Cuando un guardia se enamoró de la judía Helene Sommer.

Para algunos es amor, para otros se trata de supervivencia. La historia de una conexión forzada en un campo de Hamburgo durante la era nazi.

Por Anna Hájková
14 de diciembre de 2019



En el otoño de 1944, los prisioneros judíos del subcampo de Neugraben en Hamburgo observaron con fascinación y disgusto cómo un guardia se enamoraba de uno de ellos. Anneliese Kohlmann, la supervisora, era una mujer joven y guapa. Llevaba pantalones y tenía el pelo corto. Los presos la llamaban “Bubi”. En el campo se enamoró de la bella Helene Sommer. Los dos se convirtieron en pareja.
La historia de esta relación forzada, reconstruida a partir de expedientes judiciales, recuerdos de los supervivientes y actos de reparación, abre nuevas perspectivas sobre la sexualidad en el Holocausto , la homofobia de la sociedad de los campos, la dependencia, pero también la agencia de las víctimas del Holocausto.
Anneliese Kohlmann tenía entonces 23 años y había crecido en una familia cercana a la ideología del nacionalsocialismo . Nacida en Hamburgo como hija ilegítima de una mujer pobre, fue adoptada a la edad de cuatro años por el matrimonio Kohlmann, de clase media y sin hijos. Georg Kohlmann fue profesor en la venerable escuela Wahnschaff de Hamburgo; escribió un artículo para el libro de texto nazi "El pueblo eterno".
Anneliese asistió a una escuela secundaria para niñas, pero no se graduó y se formó como cocinera en la Cruz Roja durante su “año obligatorio”. Más tarde trabajó como conductora de tranvía.
A los 19 años se unió al NSDAP. Tuvo relaciones con mujeres a una edad temprana y estaba bien informada sobre cuándo el estado nazi perseguía las relaciones entre mujeres del mismo sexo y cuándo no.

En noviembre de 1944, la oficina de empleo la envió a las Waffen-SS como guardia de un campo de concentración. Neugraben, un subcampo del campo de concentración de Neuengamme, estaba en las afueras de Hamburgo. Las 500 mujeres, todas ellas procedentes del campo familiar de Theresienstadt en Auschwitz, tuvieron que limpiar las ruinas de Hamburgo y ayudar a reconstruirlas. En febrero de 1945, los prisioneros fueron trasladados a otro subcampo, Tiefstack.
No fue fácil escapar a la obligación de la oficina de empleo, especialmente en los últimos meses de la guerra. La red de campos de trabajos forzados creció, el “Tercer Reich” necesitó todas sus fuerzas y recurrió a los prisioneros de los campos de concentración.
En ciudades como Hamburgo, Berlín y Múnich existían innumerables campos cuyos internos debían trabajar en la industria o limpiando escombros, y para ello necesitaban guardias. Historiadores como Elissa Mailänder y Johannes Schwartz han demostrado cómo estas personas aprendieron la brutalidad en cuestión de meses y trataron a los prisioneros como infrahumanos.

Los supervivientes del campo de concentración describieron en su mayoría al guardia como inofensivo.

Kohlmann se diferenciaba de sus colegas: los supervivientes la describían en su mayoría como decente e inofensiva. Cuando visitó a sus padres, se decía que estaba deprimida y se quejaba de las terribles condiciones en el campo. Y trajo comida, cigarrillos y ropa para los prisioneros, incluida Helene Sommer. Se dice que Kohlmann la golpeó de todos modos: si había “disturbios” en el reparto de alimentos o si los reclusos se burlaban de ella en checo.
¿Qué sabemos de Helene Sommer, que entabló una relación con Kohlmann? Nació en 1922 y creció en una familia judía muy rica en Praga. En diciembre de 1941, ella y su familia fueron deportados al gueto de Theresienstadt y dos años más tarde al campo familiar de Auschwitz, donde se convirtió en anciana del bloque.
El verano fue sorprendentemente hermoso, incluso en las condiciones inhumanas del campo de Auschwitz. En Hamburgo era considerada la mujer más bonita. Un superviviente de Praga recordó: “Lenka [diminutivo checo de Helene] era una muchacha hermosa. Como decían entonces, guapa y estúpida, como Lenka. Pero ella no fue tan estúpida, le salvó la vida y se convirtió en la amante del anciano del campo”.
Este anciano del campo era un delincuente de poca monta de Hamburgo, Willy Brachmann. Fue procesado como “criminal de carrera” según la ley nazi y deportado a Sachsenhausen y luego a Auschwitz. Aquí las SS lo nombraron Kapo y más tarde anciano del campo. Brachmann era responsable de los prisioneros en el campo familiar, distribuía alimentos, asignaba personas a trabajos forzados y mantenía el toque de queda nocturno.

Experiencias con trueque sexual

A diferencia de muchos otros presos del “ángulo negro” que trabajaron como funcionarios penitenciarios, Brachmann nunca perdió su humanidad. Llevó comida y ropa a sus amantes y los protegió de la violencia sexual de las SS. Cubrió al pequeño grupo de resistencia comunista en el campamento familiar y salvó a dos personas cuando las pasó clandestinamente por la selección.

Cuando Helene Sommer inició una relación con Anneliese Kohlmann en Neugraben, no fue su primera experiencia de trueque sexual. Por supuesto, es difícil hablar de “relación” cuando existe una dependencia tan absoluta. Helene también estaba acompañada de su madre, que a sus 48 años era considerada una anciana en el campo. Sommer sabía muy bien que las personas mayores que ya no “podían trabajar” corrían el riesgo de ser asesinadas. Así que salvar a su madre fue una motivación adicional.
Los supervivientes observaron cómo Sommer y Kohlmann pasaban mucho tiempo juntos, tocándose y besándose tiernamente. Se dice que Kohlmann pasó las noches en la cama de Sommer en el cuartel de prisioneros. El guardia creía que la relación era real; se dice que Sommer le sugirió que viniera con ella a Praga después de la guerra.
Muchas prisioneras intercambiaban sexo por comida, con guardias o prisioneros de guerra del campo de al lado, pero ¿una relación con una mujer y luego con un guardia? Esto iba en contra de todo lo que las mujeres creían que era correcto; La sociedad del campo era rica en prejuicios homofóbicos. Ella Deutsch, de Ostrava, vio a los dos abrazados y “le dio asco”, escribió en sus memorias.

La sociedad del campo rechazaba estrictamente las relaciones entre personas del mismo sexo.

La sociedad del campo también rechazaba estrictamente a las prisioneras que mantuvieran relaciones románticas entre ellas. Esto fue lo que vivieron dos adolescentes, Margot de Bielefeld y su amiga Edith de Viena. Estaban solos en el campamento; Su amor, como recuerda Margot, los mantuvo vivos. Las otras mujeres criticaron a las niñas.
A finales de marzo de 1945, Willy Brachmann reapareció de repente. Escapó de una marcha de la muerte y regresó a Hamburgo. El hecho de que haya podido localizar a Helene Sommer indica que siguieron en contacto.
Anneliese Kohlmann hizo posible que ambos se encontraran. A principios de abril se disolvió el campo de Neugraben. Todos los prisioneros, incluida Helene Sommer, fueron enviados a Bergen-Belsen. Kohlmann fue uno de los que acompañaron el transporte. En el camino permitió que cuatro mujeres escaparan. En Belsen, sin embargo, el comandante la envió de regreso a casa, contra su voluntad.
Sin embargo, Kohlmann no se rindió. Conoció a Brachmann en Hamburgo y juntos recorrieron en bicicleta el Brezal de Lüneburg hasta llegar a Belsen. Las fuentes no aclaran por qué los dos, que en realidad eran rivales en lo que respecta a Helene Sommer, volvieron a estar juntos.
De todos modos, Kohlmann se vistió con ropa de prisión y Brachmann la ayudó a entrar al campo. Kohlmann buscó a “su” Helene entre los miles de cadáveres y moribundos y la encontró. Pasó los últimos días con ella antes de que los británicos liberaran el campo el 15 de abril.

Anneliese Kohlmann fue entregada a los británicos por los prisioneros.

Los prisioneros discutieron qué hacer con su antiguo guardia. Sí, ella era decente. Pero ella era una capataz. Entonces entregaron a Anneliese Kohlmann a los británicos, quienes la arrestaron. Tuvo que limpiar los montones de cadáveres con otros guardias.


Acusado de "perversión sexual"

El 16 de mayo de 1946, Kohlmann compareció ante un tribunal militar británico en el “Segundo Juicio Belsen”, siendo una de las acusaciones “perversión sexual”. Brachmann testificó a su favor. La persona que no declaró fue Helene Sommer, aunque permaneció en el lugar e interpretó durante algunos meses, es decir, durante los primeros interrogatorios de Kohlmann.
Kohlmann fue condenado a dos años; un año de prisión no se contó. En Fuhlsbüttel estuvo recluida en una celda de aislamiento por ser lesbiana. Después de su liberación, el nuevo comienzo fue difícil para la criminal de guerra condenada; padecía anemia y sus padres ancianos ya no podían mantenerla.
El campo de concentración de Bergen-Belsen a finales de abril de 1945. Helene Sommer fue deportada aquí al final de la guerra. Anneliese Kohlmann la siguió y finalmente fue arrestada por los británicos en Belsen.© imageno/Leemage
Al parecer trabajó como prostituta durante algunos años y luego condujo camiones. A mediados de los años 60 se mudó a Berlín Occidental con su pareja Editha T., quien también había sido perseguida por ser “mitad judía”. Aquí vivió en la Goethestrasse de Charlottenburg y trabajó como cocinera en un hospital de Zehlendorf. Falleció en su lugar de trabajo el 17 de septiembre de 1977.
Helene Sommer abandonó Hamburgo poco después del final de la guerra. Primero regresó a Praga con su madre. Probó con el cine. Más tarde se casó con un sobreviviente del Holocausto y se mudó a Australia con él. La familia vivía cómodamente; Helene era ama de casa, madre y artista aficionada. Ella nunca habló de cómo sobrevivió.

Una recluta que abusó de su posición de poder.

Esta es una historia fascinante: la de una joven recluta alemana que abusó de su posición de poder, aunque lo entendiera como amor. Su devoción por Helene Sommer, a quien siguió hasta Bergen-Belsen, tuvo un alto precio. Como “simple” supervisora ​​de Neuengamm, probablemente nunca habría sido arrestada o al menos absuelta. Sin embargo, como fue arrestada por los británicos en Belsen y acusada de “perversión sexual”, la sentencia fue más dura.
La historia también muestra a la esposa de un prisionero judío que repetidamente aprovechó la oportunidad para salvar su vida y la de su madre mediante el trueque sexual. Incluso si las relaciones no fueron elegidas libremente, Sommer pudo ganar margen de maniobra.

Las relaciones heterosexuales forzadas encontraron menos resistencia

Finalmente, la homofobia de los sobrevivientes nos recuerda cuán violenta y excluyente fue recordada y escrita la historia del Holocausto. Hubo muchas relaciones heterosexuales forzadas, pero encontraron menos resistencia. Los supervivientes lo describieron con más comprensión: como violencia sexual “natural”, a veces como un acontecimiento romántico en el que se suponía que el amor de la mujer judía convertiría al hombre malvado en bondad.


Kohlmann y Sommer muestran la realidad ambivalente de la queer historia del Holocausto. La homofobia de la sociedad del campo mostró que el amor de Kohlmann era monstruoso, pero humano y trágico.
 

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