Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes; Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez; Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo Price Toro; Julio César Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Patricio Hernandez Jara; Demetrio Protopsaltis Palma; Carla Vargas Berrios; Alamiro Fernandez Acevedo; Katherine Alejandra Del Carmen Lafoy Guzmán; |
Tratado fue el compromiso suscrito en la localidad de Tordesillas —situada en la actual provincia de Valladolid, en España—, el 7 de junio de 1494, entre los representantes de Isabel y Fernando, reyes de Castilla y de Aragón, por una parte, y los del rey Juan II de Portugal, por la otra, en virtud del cual se estableció un reparto de las zonas de navegación y conquista del océano Atlántico y del Nuevo Mundo mediante una línea situada 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, a fin de evitar conflictos de intereses entre la Monarquía Hispánica y el Reino de Portugal. En la práctica este tratado garantizaba al reino portugués que los españoles no interferirían en su ruta del cabo de Buena Esperanza, y viceversa los primeros no lo harían en las recientemente descubiertas Antillas.
Aunque por Tratado de Tordesillas se conoce al convenio de límites en el océano Atlántico, ese día se firmó también en Tordesillas otro tratado por el cual se delimitaron las pesquerías del mar entre el cabo Bojador y el Río de Oro, y los límites del Reino de Fez en el norte de África.
El Tratado de Tordesillas, 7 de junio de 1494, se inscribe en una larga serie de acuerdos entre los reyes de Castilla y de Portugal que se remontan al siglo XII y si nos referimos a la limitación fronteriza tenemos como ejemplos más antiguos el tratado de Badajoz de1267 y el de Alcañices en 1297. En Tordesillas los dos reinos dividieron el océano Atlántico por medio de una raya trazada de polo a polo, 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, quedando el hemisferio oriental para la Corona de Portugal y el hemisferio occidental para la Corona de Castilla. Así los Reyes Católicos y el rey Juan II de Portugal acuerdan las conquistas que podrán realizar ambos estados en relación con el mundo recién descubierto. Por primera vez se establece una frontera que divide tanto el mar como la tierra, y la nueva concepción de división territorial va a determinar la actual configuración de América del Sur.
Scherezada Jacqueline Alvear Godoy |
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“Hay efectivamente una historia diplomática muy antigua entre los reinos aunque nos restringimos al momento en el que la Corona de León y de Castilla se unen, en 1230. El Tratado de Tordesillas es uno de los momentos de esa tradición y no será el último”, explica a ABC Hermenegildo Fernandes, profesor del Centro de Historia de la Facultad de Letras de la Universidad de Lisboa.
“Este tratado es global, su característica más destacada, e individualizador, puede alcanzar potencialmente el mundo. Pero a pesar de ser global se realiza con una arquitectura mental que son del mundo anterior, que no era global”, afirma en su interpretación de este acuerdo. Los dos reinos querían repartir el espacio que todavía no se había conquistado.
“Hay un concepto central que es el de repartir el espacio a conquistar. El espacio exterior es de conquista y hay noción de que dos reinos pueden cogerlo y dividirlo entre sí”, recuerda el historiador luso.“Es un concepto del mundo de la vieja Hispania, de los reinos de la reconquista que se construyeron militarmente contra Al – Al-Ándalus y que crecieron a costa de su conquista”.
En la época medieval hubo un sistema de alianzas con el deseo de unir ambas coronas.
“ Estamos en una época primitiva de diseño de identidades nacionales y estos reinos son hispánicos, hay concepto de Hispania y tienen una matriz de identidad: la lucha contra el Islam y la lucha de demarcación territorial “, subraya Hermenegildo Fernandes. Importante es recordad la cuestión del parentesco entre las familias de ambas coronas.
“En el interior de la monarquía castellana, aragonesa y portuguesa hubo durante toda la época medieval un sistema de alianzas que permite que las casas reales estén interconectadas por lazos muy próximos, estrategia que seguirán en el siglo XVI”, apunta el historiador luso para quien “no podeos hablar de dos casas reales separadas, son de hecho la misma familia”.
Considera que entre finales del siglo XV y el siglo XVI hay una única familia real y “lo que ocurre en 1580 con la ascensión legítima de Felipe II al trono, porque era sobrino del Rey, podía haber ocurrido varias veces antes”.
Es decir, la unión de los dos reinos estuvo cerca de ocurrir en anteriores ocasiones, una de ellas, poco después de Tordesillas, con el nacimiento del infante don Miguel de la Paz, primer heredero del rey Don Manuel y la infanta Isabel de Aragón, entonces Princesa de Asturias y presumible heredera de las coronas de Castilla y Aragón. Llegó a ser jurado primer heredero de la corona de Portugal, Castilla y Aragón pero murió sin cumplir los dos años en 1500.
“Es evidente que el problema diplomático es también fuertemente condicionado por el juego de alianzas dinásticas que tienen como objetivo unir las corona”, comenta el historiador.
La década de los 90 del siglo XV
El Tratado de Tordesillas ocurre en una década que concentra grandes acontecimientos.
“La década de los 90 del siglo XV es extraordinaria, con la conquista de Granda en 1492, que es más importante que la llegada a América ese mismo año, desde el punto de vista de la época. Luego se producirá el tratado y en el 98 se descubre la India y en 1500 Brasil. En ocho años pasó de todo y parece muy claramente conectado con este cambio de estrategia en la política de alianzas”
"Un reparto equilibrado porque contempla los intereses de ambas partes"
Pero los lazos familiares y el espíritu de conquista de los dos reinos no facilitaron las negociaciones del acuerdo.
“Juan II negoció el tratado con extrema dureza y con un comportamiento muy florentino”, afirma Hermenegildo Fernandes.
“Es un reparto equilibrado porque contempla los intereses de ambas partes y permite entender cuál será la configuración del reparto entre los reinos que se comportaron de forma astuta”.
Y Tordesillas tiene consecuencias “sobre las cuales las personas no meditan” que se extienden hasta el periodo contemporáneo y sobre todo ocurre en una década que tiene una “concentración fenomenal de acontecimientos, es tal vez una de las décadas en la que más acontecimientos ocurren para la historia humana”.
En este contexto, el profesor universitario cree que no se tiene en cuenta que la Península Ibérica crece más que el resto de zonas.
En este contexto, el profesor universitario cree que no se tiene en cuenta que la Península Ibérica crece más que el resto de zonas.
“Empieza a crecer en el siglo IX-X, en la época islámica siendo la zona más rica en el siglo X y ese crecimiento no se interrumpe nunca. Las ganancias cristianas se tienen que entender por ese crecimiento”.
A ello hay que añadir una serie de “felices circunstancias”, entre ellas que se trataban de dos monarquías estables con el reino de Castilla y Aragón “muy organizado compuesto por sociedad belicosa con guerreros que fueron creados en la lucha fronteriza”.
Portugal, por su parte, busca por encima de todo “el control del Atlántico, en donde había invertido mucho, y le permite ganar una posición en lo que después se llamará Brasil”.
En el reparto de las nuevas tierras se excluyeron otros reinos de Europa Hermenegildo Fernandes cree que se puede pensar en este Tratado “como una emanación necesaria de este juego del cual están excluidos otros reinos de Europa occidental por razones diversas”.
En el reparto de las nuevas tierras se excluyeron otros reinos de Europa Hermenegildo Fernandes cree que se puede pensar en este Tratado “como una emanación necesaria de este juego del cual están excluidos otros reinos de Europa occidental por razones diversas”.
Hay razones posicionales y de organización interna para que los países de la península tengan una hegemonía incontestable, “por más que los filmes sobre Isabel de Inglaterra quieran hacer creer que Inglaterra parezca la gran potencia, pero no es verdad, lo eran Portugal y España”.
La cuestión del Papado
La cuestión del Papado
“El juego con el papado fue extremamente complejo porque las monarquías medievales tenían una relación en sí complicada con el poder eclesiástico”, comienza por decir el historiador. Desde el siglo XII no hay reino que no entre en conflicto con el Papado que pretendía un modelo de teocracia en Europa.“En el siglo XV el Papado está en Roma y es una institución simultáneamente transnacional y local, porque Roma es controlada por una de las familias rivales que pertenece a la jurisdicción del Papa”, afirma, e “intentan mantener una función arbitral y legitimadora y en la política italiana el Papa será un actor de primer nivel”.
En este caso Alejandro VI es un Papa hispano, Rodrigo de Borja (Borgia, como decían en Roma), el segundo Papa español. Los Reyes Católicos buscaban un arbitraje y la legitimación de sus conquistas porque el tratado de límites con que contaban para resolver el conflicto, Alcaçobas-Toledo, no resolvía la cuestión.
“Recurren a Alejandro VI para la legitimación”, subraya Hermenegildo. Hubo cuatro bulas en 1493, a favor de Isabel y Fernando, pero el monarca portugués no aceptó la línea papal de demarcación que demuestra que no existía la teoría del dominus orbi. Portugal contesta de esta forma las pretensiones de la Corona española resultantes del viaje de Cristóbal Colón que un año y medio antes había llegado al Nuevo Mundo, el cual reclamaba oficialmente Isabel la Católica.
Las Bulas Alejandrinas sentaron las bases del Tratado de Tordesillas
Las Bulas Alejandrinas sentaron las bases del Tratado de Tordesillas
El papa Alejandro VI con las Bulas Alejandrinas, así llamadas porque él las dictó, sentó las bases para que posteriormente España y Portugal firmaran el Tratado de Tordesillas. El acuerdo supuso la independencia, por parte de los dos reinos ibéricos, de la autoridad pontificia, al reservarse ambas coronas la negociación y ratificación del contenido de sus cláusulas.
“El hecho de ser un papa español no favoreció a los Reyes Católicos porque los papas no juegan siempre de acuerdo con los intereses nacionales. Los intereses familiares se interponen siempre a los nacionales”, recuerda el historiador.
“Por otro lado porque la sociedad eclesiástica del periodo es verdaderamente internacional”.
Demarcación de la línea limítrofe
El Tratado de Tordesillas solo especificaba la línea de demarcación como una raya derecha de polo a polo a 370 leguas derechas al poniente de las islas de Cabo Verde. No especificaba la línea en grados de meridiano, ni cuantas leguas entraban en un grado, ni identificaba la isla desde la que debían contarse las 370 leguas. El tratado declaraba que esas materias serían establecidas por una expedición conjunta que nunca se llevó a cabo.
... para que la dicha línea ó raya de la dicha partición se aya de dar, é dé derecha, é la mas cierta que ser podiere por las dichas trecientas é setenta leguas de las dichas islas del Cabo Verde hacia la parte del Poniente, como dicho es, concordado, é asentado por los dichos procuradores de amas las dichas partes, que dentro de diez meses primeros siguientes, contados desde el dia de la fecha desta capitulación, los dichos señores sus constituyentes hayan de embiar dos ó quatro caravelas, convien á saber, una ó dos de cada parte, ó menos, segund se acordaren por las dichas partes que son necesarias, las quales para el dicho tiempo sean juntas en la isla de la gran Canaria ... los quales dichos navios, todos juntamente continúen su camino á las dichas islas del Cabo Verde, é desde allí tomarán su rota derecha al Poniente hasta las dichas trecientas é setenta leguas, medidas como las dichas personas, que asy fueren, acordaren que se deven medir, sin perjuicio de las dichas partes, y allí donde se acabaren se haga el punto, é señal que convenga, por grados de Sol ó de Norte, ó por singradura de leguas, ó como mejor se pudieren concordar.
Expirado el plazo acordado de diez meses sin que se reunieran los expertos de ambas partes, el 15 de abril de 1495 se acordó que la reunión se efectuara en julio de 1495 en algún punto fronterizo, pero tampoco se llevó a efecto. La demarcación del límite nunca se realizó y cada parte interpretó el tratado a su conveniencia.
Dificultades para establecer la posición de la línea
Los navegantes de la época no se ponían de acuerdo respecto de cuántas leguas había en un grado de meridiano, entre los españoles se encontraban opiniones entre: 14 y 1/6, 15, 16 y 2/3, 17 y 1/2 y 21 y 3/8 leguas por grado. Lo mismo ocurría entre los portugueses, entre los cuales había opiniones de 18, 20 o 25 leguas por grado. No era entonces conocido exactamente el tamaño de la esfera terrestre y por lo tanto la distancia entre cada meridiano variaba de acuerdo a la longitud que se le atribuía a la esfera, esto hacía que aunque se estuviera de acuerdo en cuantas leguas había en un grado de longitud, su distancia en kilómetros variaría de acuerdo al tamaño atribuido a la Tierra, y a la latitud a la que se midieran. En esa época era posible para determinar la latitud mediante la observación de la estrella polar con un cuadrante o un astrolabio, pero para la determinación de la longitud la única manera de poder fijar distancias en el mar y la única forma muy imprecisa de determinarla era por medio del tiempo empleado en recorrer una distancia determinada. Esto requería velocidades constantes y además no había relojes precisos.
Aunque los portugueses sabían navegar determinando la latitud, Colón y los demás navegantes españoles navegaban utilizando la brújula. Entonces se creía que, si se navegaba sobre la superficie terrestre manteniendo una dirección fija con la brújula, la trayectoria recorrida era un círculo máximo, y un navío que siguiese un rumbo fijo llegaría a dar la vuelta al mundo volviendo al punto de partida. Este concepto se refleja en la utilización de la palabra derecha en el tratado. Pedro Nunes fue el primero en señalar la falsedad de esa creencia y descubrir las líneas loxodrómicas, que presentó al publicar en 1537 en los volúmenes: Tratado sobre navegación marítima y Tratado sobre algunas dudas de la época sobre navegación marítima. Al seguir un rumbo fijo no se puede regresar al punto de partida y la trayectoria se acerca a uno de los polos asintóticamente.
Los mapas de la época muestras las distorsiones provocadas por este error trazando una raya que solo pasaba por los polos en el meridiano de origen, por ejemplo el Planisferio de Cantino de 1502, que es la más antigua representación portuguesa conocida en la que aparece la línea de Tordesillas. La línea de demarcación estaba situada a mitad de camino entre el cabo San Roque, punto extremo nordeste de América del Sur, y el estuario del río Amazonas, aproximadamente a los 42°30'O y se distorsiona dejando en el hemisferio portugués toda Groenlandia, Terranova y parte de Labrador. Por el sur se interna más al occidente en Sudamérica dejando el cabo de Santa Marta al oriente.
El error de dibujar los mapas con base en los rumbos magnéticos, que es el conocimiento existente al firmar el tratado, era favorable a los portugueses, que ampliaban así sus territorios en Brasil, por lo que fue sostenido en sus mapas y reclamaciones.
La primera opinión española sobre la posición de la línea del tratado fue la del catalán Jaume Ferrer de Blanes en 1495, realizada a solicitud de los reyes de Castilla y Aragón. Ferrer consideró que la línea de demarcación debía establecerse desde 18° (de 20 y 5/8 leguas por grado) al occidente de la más central de las islas de Cabo Verde, la isla de Fogo (que según él estaba a 15°O), estableciendo que la línea del tratado estaba a los 42°25'O, pero creía que el tamaño de la esfera terrestre era un 21,1 % más grande que el que en realidad es. Ferrer también estableció que la legua debía ser de 32 estadios olímpicos (6,15264 km), de esta manera la línea de Ferrer coincidía con el meridiano 45°37'O.14 Para resolver el problema proponía un viaje en forma triangular, pero que no conocía que calculaba por línea loxodrómica y no por un arco de círculo máximo.
En 1518 el español Martín Fernández de Enciso localizó la línea a los 47°24'O, pero creía que la esfera terrestre era un 7,7 % más pequeña de lo que es, por lo que su línea pasaba a los 45°38'O.
Junta de Badajoz y Elvas de 1524
En razón de la disputa por las islas Molucas, entre el 1 de marzo y el 31 de mayo de 1524 se reunieron peritos de ambas coronas, entre ellos por España los navegantes Tomás Durán, Sebastián Gaboto y Juan Vespucio, quienes dieron su opinión a la Junta de Badajoz-Elvas que fue establecida para fallar en la disputa. Ellos especificaron que la línea debía estar a los 22° desde 9 millas al occidente del centro de la isla de San Antonio, la más al occidente de las del Cabo Verde (sostenían que en un grado entraban 17,5 leguas). La esfera terrestre considerada entonces era 3,1 % más pequeña que la actual, por lo que la línea fijada a los 47°17'O corresponde en realidad a los 46°36'O. El mapa utilizado por la parte española fue el Totius Orbis Descriptio Tam Veterum Quam Recentium Geographorum Traditionibus Observata Novum de Juan Vespucio, impreso en Italia en 1524. Los portugueses presentaron a la Junta de Badajoz-Elvas un mapa en el que la línea fue marcada a los 21°30' al occidente de San Antonio. Las reuniones terminaron sin alcanzar un acuerdo.
Tratado de Zaragoza
El Tratado de Tordesillas no señalaba una línea como círculo máximo meridiano, solo una recta desde el polo norte al polo sur. No se conocía entonces el concepto de antípoda ni de hemisferio contrario, pero años después ambas partes intentaron usar el tratado para delimitar sus zonas de influencia en Asia. El Tratado de Zaragoza fue firmado el 22 de abril de 1529 entre España y Portugal, donde reinaban Carlos I y Juan III respectivamente, y fijaba las esferas de influencia de Portugal y España a 297,5 leguas al este de las islas Molucas. Esta línea de demarcación se encontraba por lo tanto cerca del meridiano 135°E.
Junta de Badajoz y Elvas de 1681
Cuando los portugueses fundaron la Colonia del Sacramento en la margen izquierda del río de la Plata en 1680, el gobernador de Buenos Aires reaccionó arrasando la colonia, por lo que Portugal reclamó ante la Corona española. El 17 de mayo de 1681 se firmó un tratado provisional en Lisboa que reprodujo las juntas de Badajoz y Elvas de 1524, ya que debían nombrarse comisionados de ambas partes que se reunirían alternativamente en Badajoz y Elvas para que en el plazo de dos meses emitir un dictamen sobre la posición de la línea de Tordesillas, sometiéndose a un laudo del papa Inocencio XI en caso de no hallarse una solución.
La junta deliberó entre el 4 de noviembre de 1681 y el 22 de enero de 1682. Los comisarios portugueses pretendieron que las 370 leguas debían contarse desde el extremo occidental de la isla de San Antonio y los españoles desde el centro de la de San Nicolás. Se acordó que debían verificarse los puntos por donde pasarían cada una de las dos líneas propuestas y una vez determinadas, se procedería a establecer la isla de origen.
La segunda dificultad se presentó al no ponerse de acuerdo sobre qué cartas servirían de referencia, los españoles pretendían que fuesen las realizadas por cartógrafos holandeses, mientras que los portugueses pretendían valerse de sus propias cartas, las hechas por Pedro Nunes, Juan Texeira y Juan Texeira de Albornoz. De acuerdo a las cartas holandesas, Colonia del Sacramento quedaba en territorio español, pero según las portuguesas, la línea podía pasar: 13 leguas al occidente (si se tomaba la isla San Antonio) o 19 al oriente (si se tomaba San Nicolás).
No habiendo acuerdo, se dispuso trasladar al papa la decisión. España envió a Roma al duque de Jovenazo, pero Portugal no envió a nadie y el papa dejó transcurrir el plazo de un año fijado para laudar.
Transgresión del tratado
Portugal transgredió en su colonización del continente americano la demarcación del Tratado de Tordesillas al avanzar paulatinamente desde el Brasil hacia el oeste y sur de América del Sur antes del Tratado de Madrid de 1750 que anuló la línea de Tordesillas.
En 1532 el rey portugués Juan III creó el sistema de capitanías hereditarias para colonizar Brasil, donó a Pero Lopes de Sousa la capitanía de Santana que se extendía desde la isla de Mel en el grupo de Cananéia hasta Laguna, que mucho después fue considerada en Portugal como el punto extremo de su territorio en América del Sur, es decir por donde creían que pasaba la línea de Tordesillas.
Aunque gran parte esto fue debido a la dificultad existente en el siglo XV para la determinación de la longitud, los portugueses transgredieron con creces las fronteras que les señalaba la línea de Tordesillas justificando su actitud en la dificultad para fijar las longitudes (ubicación de los meridianos) debido a la imprecisión de los instrumentos de la época (entonces para señalar las longitudes o meridianos se hacían cálculos aproximativos en los cuales el recurso más apropiado solía ser la corredera; hasta mediados del siglo XVIII Inglaterra no desarrolló cronógrafos precisos (cronómetro de Harrison inventado en 1765) que, unidos a los sextantes, dieron la posibilidad de ubicar con bastante precisión la posición de los meridianos).
Estas dificultades hicieron que en diversos mapas portugueses la boca del Río de la Plata e incluso del estrecho de Magallanes aparecían como situadas al este de la línea de Tordesillas, es decir, como territorios del Brasil. En otros casos, los mapas se falsificaban corriendo la tierra hacia el este para incluirla en la zona portuguesa, como pudo haber ocurrido en el Planisferio de Caverio dibujado entre 1504-1505.
Además, durante sesenta años el tratado dejó de tener sentido legal, puesto que entre 1580 y 1640 España y Portugal tuvieron un mismo monarca español en una unión dinástica aeque principaliter bajo la Casa de Austria, y los reyes otorgaron a exploradores portugueses capitanías y concesiones en la cuenca amazónica. Así, a partir de 1580 los comerciantes y colonos portugueses podían establecerse sin preocupaciones más allá del citado meridiano, penetrando profundamente en la selva brasileña. De este modo, cuando en 1640 se produjo la independencia de Portugal, retuvo consigo las posesiones adquiridas hasta entonces mucho más al oeste de la demarcación del Tratado de Tordesillas en virtud del precepto uti possidetis ite possideatis.
Consecuencias para los países americanos.
Para Margarita Prieto Yegros, escritora paraguaya de reconocida trayectoria, y autora del libro “El Tratado de Tordesillas”, este acuerdo “es un modelo de la mejor forma de solucionar difíciles problemas políticos y diplomáticos, en los cuales cada parte creía tener toda la razón y pretendía quedarse con lo mejor. La civilización europea en el siglo XV estaba detenida ante la barrera que significaba el océano Atlántico. La tarea de vencer al mar ignoto y extenso les correspondió singularmente a España y Portugal”. Considera también, “indudablemente”, que la lucha mantenida entre España y Portugal en el descubrimiento, conquista y colonización del Nuevo Mundo “influyó por demás en la formación de las naciones americanas”.
Como paraguaya afirma que “en el Tratado de Tordesillas podemos conocer las razones de nuestro origen, como provincia y como país”.
Por su parte, el historiador colombiano Gustavo Vargas Martínez, en la revista Credencial, escribe que este tratado “puede ser considerado como el inicio de una compleja legislación para afinar el despojo de tierras en América y dar comienzo a la era de los grandes imperios lusitano y español. Fue, también, la inauguración de las hegemonías europeas sobre Asia, África y América”. Y cita al historiador Samuel E. Morison quien no dudó en afirmar que “nunca en la historia moderna se ha realizado una expansión colonial en tan vasta escala con tan pocas fricciones entre países rivales".
Líneas divisorias de influencia entre España y Portugal, la de color púrpura la línea resultante del Tratado de Tordesillas y la verde la resultante del tratado de Zaragoza. |
Abolición del tratado. El Tratado de Madrid de 1750, suscrito entre el Reino de España y el Reino de Portugal anuló el Tratado de Tordesillas y cualquier otro complementario: Artículo I: El presente tratado será el único fundamento y regla que en adelante se deberá seguir para la división y límites de los dominios en toda la América y en Asia; y en su virtud quedará abolido cualquier derecho y acción que puedan alegar las dos Coronas, con motivo de la bula del Papa Alejandro VI, de feliz memoria, y de los tratados de Tordesillas, de Lisboa y Utrecht, de la escritura de venta otorgada en Zaragoza, y de otros cualesquiera tratados, convenciones y promesas; que todo ello, en cuanto trata de la línea de demarcación, será de ningún valor y efecto, como si no hubiera sido determinado en todo lo demás en su fuerza y vigor. Y en lo futuro no se tratará más de la citada línea, ni se podrá usar de este medio para la decisión de cualquiera dificultad que ocurra sobre los límites, sino únicamente de la frontera que se prescribe en los presentes artículos, como regla invariable y mucho menos sujeta a controversias. Sin embargo, el Tratado de Madrid fue anulado por el Tratado de El Pardo de 1761, que restableció la línea de Tordesillas hasta que fue abandonada definitivamente por el Tratado de San Ildefonso del 1 de octubre de 1777. Actualidad La mayoría de los mapas históricos actuales brasileños muestran la línea de demarcación a 48° 42'O pasando cerca de las ciudades de Belén de Pará y de Laguna. En esta fue construido en 1975 un monumento conmemorativo o marco del tratado. La línea corresponde a donde finalizaba la capitanía de Santana de acuerdo a la carta de donación del 21 de enero de 1535. Los mapas hispanoamericanos muestran en general la línea pasando por Cananéia, coincidente con la capitulación firmada el 21 de agosto de 1536 entre la reina Juana y Gregorio de Pesquera Rosa, por la cual se le otorgaron beneficios sobre 50 leguas de costa: la tierra adentro que comienza desde donde dicen la Cananea hazia el rio de Santa Catalina. En 2007 España y Portugal inscribieron al tratado en la Unesco como patrimonio documental recomendado para su inclusión en el Registro de la Memoria del Mundo del Programa Memoria del Mundo. Junto con el Archivo General de Simancas, que obtuvo este reconocimiento en 2017, son los dos únicos patrimonios históricos documentales vallisoletanos que forman parte de dicho registro.. |
TRATADOS DE TORDESILLAS I-II Transcripción de los documentos originales
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