—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

sábado, 14 de enero de 2012

54.-Antepasados del rey de España: Alfredo el Grande rey de Anglosajones.-a

Aldo  Ahumada Chu Han 




Alfredo el Grande rey de Anglosajones  también llamado Ælfred, del anglosajón: Ælfrēd (849 – 26 de octubre de 899) o san Alfredo el Grande, fue rey de Wessex desde 871 hasta su muerte. Se hizo célebre por defender su reino contra los vikingos, convirtiéndose como resultado de esto en el único rey de su dinastía en ser llamado «El Grande» o Magno por su pueblo. Fue también el primer rey de Wessex que se autoproclamó rey de los anglosajones. Su vida se conoce gracias a Asser, cronista galés. Hombre culto y letrado, ayudó mucho a la educación y a mejorar el sistema de leyes de su reino. 
Es venerado como santo en las iglesias católica, ortodoxa y anglicana, su fiesta litúrgica se celebra el 26 de octubre.

Inicios

Nació en la localidad de Wantage, en el condado de Berkshire, en el año 849 y fue el quinto y menor de los hijos varones —seis en total— de Ethelwulfo, rey de Wessex, y de su primera esposa, Osburga.
En 855, al morir su madre, acompañó a su padre a un peregrinaje a Roma, y a su regreso pasó una temporada en la corte del rey Carlos el Calvo de Francia; se realizó entonces la segunda boda de Ethelwulfo con la hija del rey francés, Judith.
Ethelwulfo muere el 13 de enero de 858, y es sucedido por su segundo hijo, Ethelbaldo, quien se casa con su madrastra Judith.
Nada se sabe de los siguientes años de Alfredo durante los reinados de sus dos hermanos mayores, Ethelbaldo y Ethelberto que se sucedieron rápidamente. Fue en el reinado del tercer hermano —cuarto en orden de nacimiento—, Etelredo I, cuando el joven Alfredo comenzó su vida pública y brillante carrera militar contra los vikingos. Según el cronista Asser, gracias a sus éxitos militares le fue concedido el título de secundarius o correy, siendo posiblemente aprobado este cargo por el Consejo Real para evitar problemas en la sucesión en caso de que el rey muriera en batalla, aunque con ello se desheredaba a los dos hijos de Etelredo.

Matrimonio y descendencia.

Se casó en la localidad de Winchester, en el año 868, con Ethelswhita, hija de Etelredo, señor de Gainsborough y descendiente de los reyes de Mercia por línea materna. De este matrimonio nacieron seis hijos:
  • Ethelfleda ( 869 – Tamworth, Staffordshire, 12 de junio de 918), reina de Mercia al suceder a su marido (911); casada con Etelredo, rey de Mercia (m. 911).
  • Eduardo (872 – Farndon-on-Dee, 17 de julio de 924), apodado «el Viejo», sucede a su padre como rey de Wessex.
  • Ethelgiva (875 – 896), monja, abadesa en Shaftesbury (Dorset).
  • Elfrida (877 – 7 de junio de 929), casada con Balduino II, conde de Flandes (864 - 918) e hijo del tercer matrimonio de la madrastra de su padre, Judith.
  • Æthelweard ( 880 – 26 de octubre de 920), padre de tres hijos. Los dos mayores, Elfwine y Ethelwine, murieron en la batalla de Brunanburgh en 937, y el menor, Thurcytel, fue abad de Croyland (Lincolnshire).

Primeras acciones.

En 869, luchando al lado de su hermano Etelredo, hizo una tentativa fracasada de aliviar a Mercia de la presión de los daneses. Durante casi dos años Wessex disfrutó de una tregua. Pero a finales de 870 se reanudan las hostilidades, y el año siguiente sería conocido como el «año de las batallas de Alfredo». Nueve batallas se libraron con variada fortuna, aunque el lugar y la fecha de dos de ellas no se han registrado. Una escaramuza acertada en la batalla de Englefield (en Berkshire, 31 de diciembre de 870) fue seguida por una derrota severa en la batalla de Reading (4 de enero de 871), para, cuatro días más tarde, lograr una brillante victoria en la batalla de Ashdown, cerca de Compton Beauchamp, en Shrivenham Hundred.
El 22 de enero de 871, los daneses derrotaron de nuevo a los anglosajones en Basing, y el 23 de abril del mismo año en Marton (Wiltshire), donde muere el rey Etelredo I; las dos batallas no identificadas quizás ocurrieron en el intervalo entre ambas.

Ascenso al trono y nuevas dificultades.

Habiendo muerto Etelredo I en batalla, Alfredo sube al fin al trono de Wessex y es coronado en Kingston upon Thames el mismo día.

Mientras estaba ocupado con el entierro y las ceremonias fúnebres de su hermano, los daneses derrotaron al ejército anglosajón en su ausencia en un lugar desconocido, y una vez más en su presencia, en Wilton en el mes de mayo. Después de que fuera firmada la paz, y que por los siguientes cinco años ocuparan los daneses otras partes de Inglaterra, Alfredo se vio obligado a no realizar nuevas acciones que no fueran más allá de la observación y protección de la frontera. Las cosas cambiarán en 876, cuando los daneses, bajo un nuevo líder, Guthrum, regresen al reino y ataquen Wareham. 
De allí, a comienzos de 877 y bajo el pretexto de negociaciones, incursionaron hacia el oeste y tomaron Exeter. Aquí Alfredo los bloqueó, y gracias a que la flota danesa no llegó tras ser dispersada por una tormenta, los vikingos tuvieron que someterse y retirarse a Mercia. En enero de 878 los daneses volvieron a la lucha e hicieron un ataque repentino en Chippenham, una plaza fuerte que Alfredo había estado manteniendo desde Navidad, «y la mayoría de la gente fue capturada, excepto el rey Alfred, que con una pequeña tropa reunida por sí mismo logró huir... por el bosque y el pantano, y después de Pascua... construyó una fortaleza en Athelney, y desde esa fortaleza comenzó a luchar contra el enemigo» (crónica).


Una leyenda dice cómo, disfrazado como un fugitivo en los pantanos de Athelney, en Petherton, al norte de Somerset, después de la primera invasión danesa, fue visto por una campesina y ella le dio abrigo, ignorante de su identidad, y le permitió que la ayudara a hacer algunas tortas que había dejado cocinar en el fuego mientras iba a hacer otros quehaceres. Preocupado con los problemas del reino, Alfredo dejó que las tortas se quemaran y fue golpeado por la mujer cuando volvió. 
Una vez expuesta la identidad del rey, la mujer se disculpó profusamente, pero Alfredo insistió que él era el que debería disculparse. Toda esta historia de que Alfredo, durante su retiro en Athelney, saliera a la vista como un fugitivo y ayudara a una mujer a cocinar unas tortas, es falsa. En realidad él estaba organizando la resistencia. Al mismo tiempo, otras leyendas lo suponen disfrazado como arpista para entrar al campo de Guthrum y descubrir sus planes.

Victoria decisiva.

A mediados de mayo de 878, los preparativos estaban listos y Alfredo se marchó de Athelney. En el camino se reunió con las fuerzas militares de Somerset, Wiltshire y Hampshire. Los daneses, por su lado, salieron de Chippenham y los dos ejércitos se enfrentaron en la batalla de Edington, en Wiltshire. El resultado fue una victoria decisiva para Alfredo. Los daneses fueron sometidos. Guthrum, el rey danés, y 29 de sus principales hombres se dejaron bautizar.
 Como resultado de esto, Inglaterra se dividió en dos tierras, la mitad al sudoeste en manos de los sajones y la mitad nororiental que se conocería ahora como el Danelaw. Al año siguiente (879) no solamente Wessex, sino también Mercia, al oeste de Watling Street, estaba libre del invasor. Éste es el arreglo conocido por los historiadores como la paz de Wedmore (878), aunque no hay documento alguno que pruebe su existencia.

Nuevos problemas.

Por aquel tiempo, aunque la mitad nororiental de Inglaterra, incluyendo Londres, estaba en manos de los daneses, la verdad es que la marea había cambiado en su contra. Por aquellos años reinaba la paz en la isla, pero los daneses se mantenían ocupados en Europa. Un ataque a Kent en 884 o 885, aunque rechazado con éxito, animó a los daneses de Anglia del Este a rebelarse.
 Las medidas tomadas por Alfredo para reprimir esta sublevación culminan con la toma de Londres en 885 o 886, y con el tratado conocido como paz de Alfredo y de Guthrum, por el que los límites del tratado de Wedmore (con cual se confunde a menudo) fueron modificados materialmente para beneficio de Alfredo.

Acción de Eduardo contra los daneses.

Una vez más y durante una época hubo calma; pero en la primavera de 892 o 893 la última tormenta se desató. Los daneses, encontrando su posición en Europa cada vez más y más precaria, cruzaron a Inglaterra en dos grupos, con unos 330 hombres en barcos, y se atrincheraron en una vasta extensión en Appledore, Kent, y otro grupo menor hizo lo mismo en Haesten, Milton, también en Kent. 
El hecho de que los nuevos invasores trajeran a sus esposas y niños con ellos son demostraciones de que ésta no era una simple incursión, sino que era una tentativa significativa, de acuerdo con el pueblo de Northumbria y los daneses de Anglia Oriental, de conquistar Inglaterra. Alfredo, en 893 u 894, tomó una posición desde donde podría observar ambas fuerzas. Mientras él estaba en negociaciones con Haesten, los daneses de Appledore explotaron e invadieron el norte, dirigiéndose hacia el oeste, pero fueron alcanzados por el hijo mayor de Alfredo, Eduardo, y fueron derrotados en Farnham y conducidos a un refugio en la al isla de Thorney, Hertfordshire Colne, donde fueron forzados a someterse. Entonces cae también Essex, y después de sufrir otra derrota en Benfleet, la fuerza danesa de Haesten, en Shoebury se somete a su mando.

Acciones de Alfredo.

Alfredo estaba en camino para socorrer a su hijo en Thorney cuando oyó que Northumbria y los daneses de Anglia del Este sitiaban Exeter y una plaza fuerte no nombrada en la orilla norte de Devon. Alfredo inmediatamente se apresura a marchar hacia el oeste y libra del sitio a Exeter; el nombre del otro lugar no se registra. Mientras tanto la fuerza de Haesten se pone en marcha hacia el valle del Támesis, posiblemente con la idea de asistir a sus aliados en el oeste. Pero una fuerza combinada al mando de los tres grandes ealdormen ('condes') de Mercia, de Wiltshire y de Somerset, les hicieron retroceder hacia el noroeste, para finalmente ser alcanzados y bloqueados en Buttington, que algunos identifican con Buttington Tump en la desembocadura del río Wye, y otros localizan en Buttington cerca de Welshpool. 
Una tentativa de romper las líneas anglosajonas acabó en fracaso con grandes pérdidas en el campo danés; los que escaparon se refugiaron en Shoebury. Allí, luego de reforzarse, realizaron un ataque repentino a través de Inglaterra y ocuparon las ruinas romanas de Chester. El ejército anglosajón no intentó un bloqueo de invierno, pero destruyó todas las fuentes de provisiones en los alrededores. A principios de 894 o 895 la falta de alimento obligó a los daneses a retirarse una vez más a Essex. A fines de ese año y comienzos de 895 o 896 los daneses tomaron sus naves y navegaron por el Támesis y el Lea y se fortificaron a veinte millas de Londres. Un ataque directo contra las líneas danesas falló, pero más adelante en ese año Alfredo obtuvo los medios para obstruir el río con el fin de prevenir la salida de las naves danesas. 
Los daneses vieron que estaban atrapados y decidieron atacar la parte norte en Bridgenorth, sin éxito. Al año siguiente (896 o 897), se rindieron. Algunos se retiraron a Northumbria, otros a la Anglia Oriental; los que no tenían ninguna conexión en Inglaterra se retiraron al continente. La larga campaña había terminado.

Gobierno posterior.
Moneda de Alfredo, rey de Wessex, acuñada en Londres, en 880
 (inspirada en un modelo romano). Al anverso se puede
ver el perfil del rey con la leyenda Ælfred Rex.

Una vez terminada la lucha con los daneses, Alfredo se concentró en reforzar la marina real con diversas embarcaciones construidas de acuerdo al gusto del rey.
También decidió reconstruir la organización civil, gravemente dañada durante la invasión danesa, favoreciendo a los desamparados y ganándose el título de «Protector del Pobre» (Asser).
Asser también habla de manera grandiosa acerca de las relaciones de Alfredo con potencias extranjeras, aunque no hay mucha información disponible a este respecto. Él ciertamente sostuvo correspondencia con Elías III, patriarca de Jerusalén, y envió probablemente una misión a la India. Las embajadas a Roma que aseguraban la salvación de las almas anglosajonas al papa eran bastante frecuentes; mientras que el interés de Alfredo en países extranjeros se demuestra por las inserciones que él hizo en su traducción de Orosio.
Alrededor del año 890, Wulfstan de Haithabu emprendió un viaje de Haithabu en Jutlandia a lo largo del Mar Báltico a la ciudad prusiana de Truso. Wulfstan dio detalles de su viaje a Alfredo.

Sus relaciones con los príncipes célticos en la mitad meridional de la isla están más claras. Comparativamente temprano en su reinado los príncipes de Gales, debido a la presión en ellas de Gales del norte y de Mercia, se acogieron a la protección de Alfredo. Más adelante Gales del norte siguió su ejemplo, y cooperó con el rey anglosajón en la campaña de 893 o 894. Que Alfredo enviara irlandeses a monasterios europeos se puede aceptar por la autoridad de Asser; la visita de tres peregrinos «escotos» (es decir, irlandeses) a Alfredo en 891 es indudablemente auténtica; la historia de que él mismo en su niñez fue enviado a Irlanda a que se curara por St. Modwenna, aunque mítica, puede demostrar el interés del rey en esa isla.

Fallecimiento.

Murió en Winchester, el 26 de octubre de 899, a los 50 años de edad, y fue sepultado en la abadía de Newminster, pero luego lo trasladaron a la abadía de Hyde, en Winchester.



La Casa de Wessex.



También llamada Cerdic o sajona, está conformada por los monarcas ingleses de la línea sajona, comenzando por Alfredo el Grande, rey de Wessex desde el año 871, cuya derrota de los daneses en 878 llevó a la creación del Reino de Inglaterra. Alfredo se autoproclamó Rey de los anglosajones luego de liberar Londres de los daneses en 886.

Armorial de la Casa de Wessex. Este escudo de armas
 fue atribuido por los heraldos medievales a los reyes de Wessex.



Blasonamiento: Campo en Azur con una Cruz Molina en Oro en medio de cinco Merletas en Oro.



Anglosajones.





A principios del siglo V d.C., Gran Bretaña comenzó a ser invadida por unas feroces tribus procedentes de Noruega, Dinamarca y el noroeste de Alemania. Eran los anglos y los sajones, que terminaron creando una cultura en Gran Bretaña que perduraría más de 400 años.
Los invasores comenzaron a llegar a Gran Bretaña después de que las legiones romanas abandonaran la provincia. Arribaban en unos botes largos y estrechos manejado por 28 remeros. Los barcos no tenían velas y no eran adecuados para cruzar océanos, por lo que los invasores recorrían la costa de Holanda antes de realizar la corta travesía hasta Gran Bretaña.
Estos guerreros eran unos luchadores altos y feroces con ojos azules y pelo rubio. Al principio, los anglosajones fueron contratados como mercenarios para defender a los británicos de los enemigos del norte, los pictos, que vivían en lo que hoy es Escocia. Pero en el año 600 d.C. los anglosajones se habían asentado en el este y el sur de Inglaterra, conquistando a los británicos que los habían contratado.
La Inglaterra anglosajona estaba dividida en siete reinos: Northumbria, al norte; Mercia y Wessex, al oeste; East Anglia, al este; y Essex, Kent y Sussex al suroeste. Aunque algunos británicos fueron empujados hacia el oeste, a Gales y Cornualles, muchos de ellos se quedaron y probablemente terminaron casándose con los anglosajones. No obstante, los británicos eran tratados como ciudadanos de segunda y obligados a convertirse en trabajadores de la tierra o esclavos.
Los anglosajones poseían una sociedad jerarquizada, con el rey y los nobles en lo más alto, los campesinos en el medio y, por debajo de ellos, se encontraban los trabajadores agrícolas -quienes no podían abandonar el lugar donde trabajaban- y los esclavos. Los nobles poseían grandes cantidades de tierras entregada por el rey, mientras que a los campesinos libres o ceorls (pronunciado «chiurls») se les daban menos tierras y tenían que servir en el ejército del rey. El grupo social más bajo era el de los esclavos, personas que habían sido capturadas durante la guerra, habían quebrantados las leyes o, simplemente, eran pobres y se habían vendido a sí mismos a cambio de comida.
La mayor parte de las personas que vivían en la Inglaterra anglosajona eran granjeros. Vivían en granjas individuales o caseríos de entre dos y diez granjas. Cada granja tenía una casa principal de madera con techo de paja en donde la familia vivía y dormía. El resto de edificios que rodeaban la casa eran utilizados como talleres o almacenes. En ocasiones había un patio vallado junto a la granja y el resto de edificios se encontraba en su interior. Hacia el final del periodo anglosajón, entre los siglos IX y XI d.C., la aparición de un nuevo tipo de campo cultivable, grande y abierto, significó que los granjeros tuvieron que trabajar juntos, en equipo. De modo que los campesinos comenzaron a vivir en grandes pueblos.

La nobleza anglosajona

Los nobles vivían en salones construidos de roble con techos de paja. A menudo, las paredes y puertas de madera estaban talladas y bajo los suelos de madera había espacio para almacenar bienes. En esos salones de fiesta, como se llamaban, no había dormitorios, de modo que los nobles tenían que comer y dormir con sus criados. En ocasiones esos grandes salones hacían las veces de centros reales, como los descubiertos en Yeavering, en el reino de Northumberland, y en Cheddar, en Sommerset. Se sabe que Yeavering fue visitado por el rey Edwin en la década de 620 y Cheddar por Alfredo el Grande en los siglos IX y X d.C.
Los nobles anglosajones eran enterrados con sus armas junto a ellos para dejar clara su categoría, mientras que sus esposas eran enterradas con vestidos ajustados mediante prendedores decorados. En los siglos VI y VII d.C., las tumbas de los reyes, los nobles y sus familiares se cubrían con túmulos de tierra.
En la sociedad anglosajona, si alguien hería, mataba o causaba algún daño a otro tenía que pagar una cantidad de dinero, conocida como wergeld o dinero de sangre, a su víctima o a la familia de ésta. La cantidad a pagar dependía de quién había resultado herido y de con cuánta gravedad. De modo que una herida pequeña a una persona sin importancia requería un pago pequeño, mientras que una herida a un noble necesitaba de una gran suma.
Las mujeres podían ser ricas y poderosas en la sociedad anglosajona. Ethelfled, la hija del rey Alfredo, era conocida como «la señora de los Mercians» y era una las personas más poderosas.
A través de pago de dotes el marido entregaba a su mujer dinero y tierras. Las mujeres más pobres recibían joyas en su boda. No obstante, la mayor parte de las mujeres de los granjeros pasaban su tiempo tejiendo, cosiendo ropa y trabajando en los campos.

Las ciudades se transformaron lentamente en centros comerciales. Aquí los nobles vendían esclavos, animales, pieles, cuero y tela de lana a cambio de bienes y joyas procedentes de otros países: ruedas de molino alemanas, cerámica de Egipto, vino del norte de Francia y piedras preciosas del Oriente Medio. Los puertos de Ludenwic, Ipswich y Hamwic se convirtieron en importantes centros comerciales entre los siglos VII y IX. No obstante, no estaban fortificados y fueron atacados por asaltantes vikingos procedentes de Escandinavia. Como respuesta, los anglosajones comenzaron a construir ciudades fortificadas para reemplazar a los puertos comerciales; muchas de ellas todavía existen en la actualidad.
Las incursiones vikingas del siglo IX destruyeron todos los reinos anglosajones, excepto el de Wessex. En el siglo X sus reyes contraatacaron y conquistaron a los vikingos daneses, creando un único reino en Inglaterra. Este reino unificado sobrevivió incluso a la invasión del rey danés Canuto.
No obstante, después de que el rey inglés Eduardo el Confesor muriera sin heredero, Guillermo, duque de Normandía (conocido como el Conquistador), invadió Inglaterra desde allí y derrotó a los anglosajones en la batalla de Hastings en 1066. A partir de ese momento gobernó sobre Inglaterra como Guillermo I.
En 1939 se excavaron varios extraordinarios túmulos anglosajones en Sutton Hoo, cerca de la costa de Suffolk, en East Anglia. En uno de los túmulos aparecieron los restos de un barco de madera de 30 metros de eslora que había sido arrastrado desde el cercano río Deben. En una cabina en el centro del barco se había dispuesto un emplazamiento funerario. No había cuerpo, pero el enterramiento contenía alguna de las más bellas armas, armaduras y joyas anglosajonas encontradas hasta entonces. Entre los hallazgos había un casco y un escudo de ceremonia, joyas de oro y granate, cuernos para beber con adornos de plata, una lira, un cetro y numerosos objetos de oro y plata, incluidas monedas de oro. Evidentemente, Sutton Hoo era la tumba de un gran señor de la guerra. Algunos historiadores creen que se trata de la tumba de Raedwald, un rey de East Anglia que murió en torno al año 625 d.C.



Heptarquía anglosajona.



Mapa de la isla de Gran Bretaña donde se muestran los reinos
 anglosajones y celtas a comienzos del siglo VII

Heptarquía anglosajona (del griego ἑπτά hepta «siete», y αρχία arkhía «poder, autoridad»; del anglosajón) es el nombre conjunto dado durante la Antigüedad tardía y la Alta Edad Media a los siete reinos anglosajones del centro, sur y este de la isla de Gran Bretaña que habitualmente se identifican con Essex, Estanglia, Kent, Mercia, Northumbria, Sussex y Wessex, que existieron entre los siglos V y X, y que finalmente se unificaron en el Reino de Inglaterra en el año 927.
La idea original de que hubo siete reinos anglosajones se atribuye al historiador inglés Enrique de Huntingdon (c. 1080-1160), que la empleó por primera vez en su Historia Anglorum (Historia de los ingleses), pero cuyo uso no se extendió hasta el siglo xvi.

Definición e historicidad de la heptarquía

El concepto heptarquía anglosajona se usa por convención para cubrir el periodo de la historia de Inglaterra que va del año 500, tras la invasión de la isla por bandas de jutos, anglos y sajones, al 850 aproximadamente, cuando Egberto de Wessex quedó como único señor. A menudo se llama a este periodo edad oscura.
Aunque el término heptarquía sugiere la existencia de siete reinos, la cantidad varió con el tiempo a la vez que cambiaba el número de reyes que competían por la supremacía en el mismo periodo. A finales del siglo vi, el rey de Kent era una figura prominente en el sur; en el siglo vii, los reyes de Northumbria y Wessex eran poderosos; en el siglo viii, el reino de Mercia alcanza la hegemonía sobre el resto de reinos, en particular durante el reinado de Offa. Sin embargo, todavía en los reinados de Edwin y Edgar el Pacífico, en la segunda mitad del siglo viii, se pueden encontrar estados independientes dentro del territorio juto-anglosajón.
El final de la heptarquía fue un proceso gradual. Los saqueos vikingos del siglo ix que llevaron al establecimiento de un enclave danés en York, y en última instancia a la aparición de Danelaw, cobraron ventaja gracias a la rivalidad existente entre los reinos anglosajones. Alfredo el Grande, primer rey de Wessex que se autoproclamó rey de los anglosajones, resistió a la invasión danesa con quienes firmó un tratado que fijaba los límites de sus respectivas posesiones. Los sucesivos reyes de Wessex, en especial Athelstan, reforzaron la unidad anglosajona hasta que, tras la disolución de Mercia y la sumisión de Northumbria durante el gobierno de Edgar el Pacífico, los antiguos reinos quedaron finalmente unificados en uno.
Recientes estudios han revelado que algunos reinos de la heptarquía (en particular Essex y Sussex) no alcanzaron la misma categoría que el resto. A la vez, también existieron otras divisiones políticas junto a estos siete reinos que representaron un papel más destacado de lo que se pensaba. Algunos de estos estados y tribus fueron: Bernicia y Deira en Northumbria; Lindsey en la actual Lincolnshire; Hwicce en el suroeste de las Midlands; Magonsaete en lo que hoy es Herefordshire; Wihtwara, un reino juto, en la isla de Wight; los anglos del centro, un grupo de tribus en torno a la moderna Leicestershire; los haestingas, alrededor de la ciudad de Hastings en Sussex; y los gewisse, una tribu sajona en lo que hoy es el sur de Hampshire.
Desde comienzos del siglo xx, muchos historiadores han considerado el término heptarquía insatisfactorio porque no describe con precisión el periodo al que se refiere y han optado por no usarlo. Sin embargo, todavía se usa como una etiqueta conveniente para esta fase del desarrollo de Inglaterra.



Wessex. 



Wessex fue uno de los siete reinos principales que precedieron al reino de Inglaterra. El nombre deriva de West Saxons y estaba situado en el suroeste de Inglaterra. Existió como reino desde el siglo VI hasta el surgimiento del estado inglés en el siglo IX, y como condado desde 1016 hasta 1066. Wessex fue, precisamente, el reino que consiguió unificar Inglaterra al someter a los demás reinos anglosajones bajo su soberanía. Wessex no ha vuelto a tener una existencia oficial desde entonces pero permanece como un término familiar. Se suele asociar con las novelas y poesías de Thomas Hardy y hay quien propugna que sea restaurado como una región de Inglaterra.

Fundación del Reino

Según la Crónica Anglosajona, Wessex fue fundado por Cerdic y Cynric, aunque los hechos relatados por la crónica son considerados como dudosos. Evidencias arqueológicas apuntan a que el reino se pudo originar en la región del alto Támesis y en el área de Cotswolds y que el mito de creación del reino pudo ser propaganda política creada con posterioridad para justificar la invasión de las provincias jutas del sur de Hampshire y la Isla de Wight.
El primer hecho referente a la historia de Wessex que puede ser considerado como histórico es el bautismo del rey Cynegils hacia el año 640.
Wessex expandió sus fronteras y chocó con sus vecinos, especialmente con el reino celta de Dumnonia (situado en los actuales condados de Devon y Cornualles), al que acabó subyugando. Otro enemigo de Wessex fue el reino anglosajón de Mercia. Cuando el rey Egberto derrotó a Mercia en 825 y Northumbria admitió la supremacía de Wessex en 829, Egberto se proclamó primer rey de Inglaterra.
Wessex creó un sistema integrado de pueblos fortificados o burgos (llamados burhs) que fueron establecidos durante el reinado de Alfredo el Grande. Estas fortificaciones impidieron que los invasores daneses conquistaran en 870 el sur de Inglaterra. Las fortificaciones estaban distribuidas de tal forma que ningún habitante del reino estaba a más de un día de caballo de un lugar seguro.
Las principales poblaciones de Wessex era antiguos asentamientos de origen romano como Dorchester o Winchester, que Alfredo convirtió en su capital en 871 y nuevos burgos fundados como Wallingford.
Fue el único reino anglosajón que pudo sobrevivir la embestida de los daneses. Desde allí se emprendió la reconquista anglosajona de los territorios perdidos una vez que Alfredo el Grande acabó definitivamente con el intento de conquista danés de Wessex en la batalla de Edington (878). Esa tarea, que empezó Alfred desde entonces, continuó durante el reinado de Eduardo el Viejo. Finalmente Wessex terminó la tarea de unificar toda Inglaterra bajo su mando en el 927 durante el reinado de Aethelstan, que, desde entonces, se convirtió en el rey de todos los anglosajones. Eso fue el fin de Wessex como reino y también el comienzo del reinado de Athelstan como rey de Inglaterra.
Hay alguna evidencia de que la monarquía de Wessex no era estrictamente hereditaria.



Wessex. 



Crónica anglosajona.

La Crónica anglosajona es una colección de anales en inglés antiguo que narra la historia de los anglosajones. El manuscrito original que fue creado a fines del siglo IX, probablemente en el Reino de Wessex, durante el reinado de Alfredo el Grande (r. 871-899). Se hicieron múltiples copias de ese manuscrito y luego se distribuyeron a los monasterios de Inglaterra, donde se actualizaron de forma independiente. En un caso, la Crónica aún estuvo en edición activa hasta 1154.
Sobreviven nueve manuscritos en total o parcialmente, aunque no todos tienen el mismo valor histórico y ninguno de ellos es la versión original. El más antiguo parece haber comenzado hacia el final del reinado de Alfredo, mientras que el más reciente se escribió en la abadía de Peterborough, después de un incendio en ese monasterio en 1116. Casi todo el material de la Crónica está en forma de anales (por año); los primeros datan del 60 a. C. —fecha que en los anales corresponde a las invasiones a Gran Bretaña por Julio César— y el material histórico sigue hasta el año en que se escribió la crónica, momento en el que comienzan los registros contemporáneos. Estos manuscritos colectivamente se conocen como la Crónica anglosajona.
La Crónica no es imparcial: hay ocasiones en que la comparación con otras fuentes medievales deja en claro que los escribas omitieron eventos o contaron versiones unilaterales de eventos históricos; también hay lugares donde las diferentes versiones se contradicen entre sí. Sin embargo, en su conjunto, la Crónica es la fuente histórica más importante para el período en Inglaterra entre la partida de los romanos y las décadas posteriores a la conquista normanda. Gran parte de la información dada en la Crónica no se registró en ningún otro lado. Además, los manuscritos constituyen una fuente importante de la historia del idioma inglés; en particular, el texto tardío de Peterborough es uno de los primeros ejemplos de inglés medio en existencia.
Siete de los nueve manuscritos y fragmentos sobrevivientes residen en la Biblioteca Británica. Los otros dos están en la Biblioteca Bodleiana de Oxford y en la Biblioteca Parker del Corpus Christi College de Cambridge.

Composición

Los manuscritos sobrevivientes son copias, por lo que no se sabe con certeza dónde o cuándo se compuso la primera versión de la Crónica. En general, se acepta que la versión original, a veces conocida como Anales ingleses tempranos (Early English Annals),​ fue escrita a fines del siglo IX por un escriba en el Reino de Wessex.​ El historiador Frank Stenton argumentó, a partir de evidencia interna, que primero fue compilado para un secular, pero no real, y que «su origen está en uno de los condados del sudoeste ... en algún punto no muy lejos del límite entre Somerset y Dorset». ​ Después de que se compiló la Crónica original, se elaboraron copias y se distribuyeron a varios monasterios. Se hicieron copias adicionales, para su posterior distribución o para reemplazar manuscritos perdidos; algunas copias se actualizaron independientemente una de la otra y parte de estas copias posteriores son las que han sobrevivido.

El primer manuscrito existente, la Crónica de Parker, fue redactado por un solo escriba hasta el 891. El escriba escribió el número del año, DCCCXCII, en el margen de la siguiente línea; otros escribas añadieron material posterior.​ Esto parece colocar la composición de la crónica a más tardar en el 892; el obispo Asser proporcionó una evidencia adicional de una versión de la Crónica en su obra La vida del rey Alfredo, conocida por haber sido compuesta en el 893.​ Se sabe que el manuscrito de Winchester es al menos dos transcripciones de la Crónica original; como resultado, no hay pruebas de que el Crónica haya sido compilada en Winchester.​ También es difícil fijar la fecha de composición, pero en general se cree que las crónicas fueron compuestas durante el reinado de Alfredo el Grande (r. 871-899), ya que deliberadamente trató de revivir la enseñanza y la cultura durante su período y alentó el uso del inglés como lenguaje escrito. La Crónica, así como la distribución de copias a otros centros de enseñanza, pudieron ser consecuencias de los cambios que introdujo Alfredo.

Fuentes

La Crónica incorpora material de múltiples fuentes. La entrada para 755, que describe cómo Cynewulf arrebató el reinado de Wessex a Sigeberto, es mucho más larga que las entradas circundantes e incluye citas de discurso directo de los participantes en esos eventos. Aparentemente el escriba lo tomó del material de la saga existente.​ Las primeras entradas, hasta el año 110, probablemente provenían de uno de los pequeños volúmenes enciclopédicos de la historia universal en circulación en el momento en que se escribió la Crónica por primera vez. El resumen cronológico de la Historia eclesiástica de Beda se utilizó como fuente. La Crónica da fechas y genealogías de los reyes de Northumbria y Mercia y proporciona una lista de los obispos de Wessex; es probable que estos hayan tenido fuentes separadas. La entrada para 661 registra una batalla librada por Cenwalh, que se libró «en Pascuas»; esta precisión implica un registro contemporáneo, que sobrevivió y fue reutilizado por el escriba de la Crónica.
Los anales contemporáneos comenzaron a conservarse en Wessex durante el siglo VII.​ El material compilado en el reinado de Alfredo incluía anales relacionados con la historia de Kent, Sussex, Mercia y, particularmente, Wessex, pero, con la excepción de la entrada de Cynewulf, no cobra impulso hasta que se trata de las invasiones nórdicas de finales del siglo VIII en adelante.​ La Crónica surgió de la tradición de las tablas de Pascua, elaboradas para ayudar al clero a determinar las fechas de las fiestas en los años futuros: una página consistía en una secuencia de líneas horizontales seguidas de datos astronómicos, con un espacio para notas breves de eventos a fin de distinguir un año de otro. A medida que se desarrolló el Crónica, perdió su apariencia de lista y tales notas ocuparon más espacio, volviéndose más como registros históricos.​ Muchas entradas posteriores, especialmente las escritas por contemporáneos, contenían una mucha narrativa histórica bajo los títulos del año.

Importancia

La Crónica anglosajona es la fuente más importante para la historia de Inglaterra en la época anglosajona. Sin ella y la Historia eclesiástica (Historia ecclesiastica gentis Anglorum) de Beda, sería difícil relatar la historia de los ingleses desde los romanos hasta la conquista normanda;​ Nicholas Howe las llamó «las dos grandes obras anglosajonas de la historia». Estos registros y anales de cualquier tipo comenzaron a conservarse en Inglaterra en el momento de la primera difusión del cristianismo, pero ninguno de sobrevive en su forma original. En cambio, se incorporaron en trabajos posteriores y se cree que la Crónica contiene muchos de estos. La historia que cuenta no es solo la presenciada por sus compiladores, sino también la registrada por escribas anteriores, cuyo trabajo en muchos casos no se conserva en ningún otro lugar.
Sin embargo, su importancia no se limita a la información histórica que proporciona. Es una fuente importante para el desarrollo temprano del idioma inglés.​ La Crónica de Peterborough cambia el lenguaje literario del inglés antiguo estándar al inglés medio temprano después de 1131, proporcionando algunos de los primeros textos de inglés medio conocidos​ Howe señaló que muchas de las entradas indican que Roma era considerada un hogar espiritual para los anglosajones, por lo que esa ciudad y su historia eran de suma importancia en muchas de las entradas; el historiador citó el año 1 d. C., por ejemplo, que enlista el reinado de Augusto antes de que mencione el nacimiento del Cristo.
La Crónica no carece de interés literario. Insertados en varios lugares desde el siglo X, hay poemas en inglés antiguo en celebración de las figuras reales y sus logros: «La batalla de Brunanburh» (The Battle of Brunanburh, 937), sobre la victoria del rey Æthelstan sobre las fuerzas combinadas de vikingos, escoceses y britanos de Strathclyde; cinco poemas cortos, «La captura de los cinco burgos» (Capture of the Five Boroughs, 942), «La coronación del rey Edgar» (The Coronation of King Edgar, 973), «La muerte del rey Edgar» (The Death of King Edgar, 975), «La muerte del príncipe Alfredo» (The Death of Prince Alfred, 1036) y «La muerte del rey Eduardo el Confesor» (The Death of King Edward the Confessor, 1065).



Historia ecclesiastica gentis Anglorum.



Historia ecclesiastica gentis Anglorum (en español Historia eclesiástica de la nación inglesa) es una obra en latín de Beda el Venerable sobre la historia de la iglesia católica en Gran Bretaña, y de Gran Bretaña en general.
Esta obra es considerada una de las referencias originales más importantes sobre la historia anglosajona. Se considera que fue completada en el año 731, cuando Beda tenía aproximadamente 60 años.
Las características de la Iglesia que Beda quiso poner de manifiesto son: a) la catolicidad como fidelidad a la tradición y al mismo tiempo apertura a los cambios históricos, y como búsqueda de la unidad en la multiplicidad, en la diversidad de la historia y de las culturas, según las directivas que el Papa Gregorio Magno había dado al apóstol de Inglaterra, Agustín de Canterbury; b) la apostolicidad y la romanidad: en este sentido considera de primordial importancia convencer a todas las iglesias irlandesas celtas y de los pictos (una de las cuatro etnias que poblaban Escocia, de origen celta) a celebrar unitariamente la Pascua según el calendario romano. El Computo que él elaboró científicamente para establecer la fecha exacta de la celebración pascual, y por tanto de todo el ciclo del año litúrgico, se ha convertido en el texto de referencia para toda la Iglesia católica
Se encuentra dividido en cinco libros con un total de unas 400 páginas. La Historia cubre la historia de Inglaterra, eclesiástica y política, de la época de Julio César a la fecha de su conclusión (731). Los primeros veintiún capítulos, tratan el período antes de la misión de Augustine, son compilados de escritores anteriores tales como Orosio, Gildas, Próspero de Aquitania, las cartas del Papa Gregorio I, y otros, con la inserción de leyendas y tradiciones.

El primer libro inicia con una descripción geográfica de Gran Bretaña, y con un resumen de la historia antigua de la isla y la iglesia, desde el desembarco de Julio César en la misma, hasta la muerte de Gregorio Magno, quien había mandado misionarios romanos a la isla (55 a.c - 603).
El segundo libro inicia con un homenaje a la memoria de Gregorio Magno, y realiza una narración de los primeros sucesos políticos eclesiásticos de Gran Bretaña, como el fracaso en unir a las iglesias cristianas irlandesas, y concluye con la muerte de Edwin, rey de Reino de Northumbria, durante cuyo reinado se introdujo el cristianismo en Northumbria (603-633).
El tercer libro habla sobre la historia de la misión religiosa en Escocia y termina con el nombramiento de Wighard como arzobispo de Canterbury. (633-665)
El libro cuarto habla sobre los esfuerzos de Teodoro de Tarso para organizar la iglesia, y termina con la muerte de Cuthbert de Lindisfarne.
El quinto libro habla sobre la historia de las misiones religiosas de los frisones en Gran Bretaña, y termina con una descripción general de la situación política de la iglesia de Gran Bretaña en 731.

Después de 596, se utilizan fuentes documentales, que Beda se esforzó en obtener a través de toda Inglaterra y en Roma, así como testimonios orales, los cuales empleó con su característica consideración crítica.
La Historia posee cierta subjetividad, debido a que Beda era de Northumbria le era difícil tener acceso a fuentes que relatasen sucesos en regiones más distantes de Gran Bretaña; a pesar de los esfuerzos de Beda por utilizar fuentes bibliográficas, en sus numerosas notas al pie de página, indica el origen de sus fuentes e incluso señala la fuente de su fuente, pues como el mismo indica: «Yo no permitiría que mis hijos pudiesen leer una mentira».


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