—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

sábado, 18 de marzo de 2017

373.-Tesoro Quimbaya (tesoro indígena colombiano) a


Esteban Aguilar Orellana ; Giovani Barbatos Epple.; Ismael Barrenechea Samaniego ; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; -Rafael Díaz del Río Martí ; Alfredo Francisco Eloy Barra ; Rodrigo Farias Picon; -Franco González Fortunatti ; Patricio Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda; Jaime Jamet Rojas ; Gustavo Morales Guajardo ; Francisco Moreno Gallardo ; Boris Ormeño Rojas ; José Oyarzún Villa ; Rodrigo Palacios Marambio; Demetrio Protopsaltis Palma ; Cristian Quezada Moreno ; Edison Reyes Aramburu ; Rodrigo Rivera Hernández; Jorge Rojas Bustos ; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba ; Nicolás Wasiliew Sala;


Tesoro Quimbaya.



Se denomina Tesoro de los Quimbayas a un conjunto de objetos de oro y tumbaga encontrado formando parte del ajuar de dos tumbas de esta cultura precolombina, que fue regalado por el Gobierno colombiano a la Corona española a finales del siglo XIX. Hoy forma parte de las colecciones del Museo de América de Madrid (España), en el que se exhibe de forma permanente. Su importancia radica no solamente en el número de piezas que integran el conjunto, sino en su excepcional calidad artística y técnica, lo que las convierte en auténticas obras maestras del arte precolombino

Cuenco de oro de forma semiesférica. de unos 11 cm de diámetro. Procede de La Soledad, Filandia, Colombia. Forma parte del llamado "Tesoro de los Quimbayas", un conjunto de objetos de oro y aleación de oro y cobre expoliado en dos tumbas precolombinas en el Departamento del Quindío (Colombia) hacia 1890. 

El Museo de América se crea el 19 de abril de 1941, incluyendo todos los bienes americanos y procedentes de expediciones científicas que integraban el Museo Arqueológico Nacional. Como el nuevo Museo aún no contaba con sede propia, el Tesoro siguió exponiéndose en el Museo Arqueológico junto con el resto de las colecciones americanas, dentro del área específicamente reconocida como Museo de América. El nuevo edificio se empezó a construir unos años después en su actual emplazamiento en la Ciudad Universitaria. Y en esta nueva sede se expone el Tesoro desde 1965 hasta julio de 1978 en que, por motivos de seguridad, se retiran las piezas originales para llevarlas primero al Banco de España y, posteriormente, a la cámara acorazada del Museo Arqueológico. En su lugar, el Museo expuso durante este tiempo una réplica del tesoro.

Corona de oro realizada en una lámina rectangular, con decoración geométrica relevada en su borde y cuatro motivos solares estampados en el cuerpo central. En sus extremos presenta siete orificios para su ajuste. Cultura Quimbaya Arqueológica. 250-430 d. C. Procedencia: La Soledad, Filandia (Colombia). Diámetro máximo: 19 cm; grosor: 0,10 cm; peso: 240 g. Nº inv. 17446. Museo de América.


Con la reapertura del Museo de América tras su renovación, en 1994, el “Tesoro de los Quimbayas” regresa a esta sede y desde entonces, esta excepcional colección, original y única, está expuesta en la sala dedicada al mundo funerario, dentro del recorrido de la exposición permanente y con las medidas de conservación y seguridad apropiadas.

El conjunto original

El Museo de América custodia las piezas (y conjuntos de piezas, pues algunas, están integradas por diversos objetos, como los collares compuestos por distinto número de cuentas) que se entregaron como regalo a la reina María Cristina en el siglo XIX. No obstante, el hallazgo original, como evidencian todos los documentos de la época, fue muy superior e incluía no sólo otros objetos de oro y tumbaga, sino también cerámica, objetos de piedra e incluso textiles.
El Museo de América hoy expone y conserva el mismo número de piezas que fue entregado en donación en 1893 que se corresponden con 136 números de inventario.
Las referencias históricas, el contrato y otros documentos refieren números diferentes de piezas, así como un peso total distinto. La diferencia suele estar en la contabilización del número de cuentas que integran los collares, en unos casos, individualizándolas y en otras ocasiones contándolas todas como un único objeto. La investigación de Ana Verde (2016) a partir de la documentación fotográfica e inventarios originales, demuestra que el conjunto estaba formado por 474 piezas de orfebrería. Algo diferente a los datos que figuran en el contrato de compra.

En todo caso, la parte del actual “Tesoro de los Quimbayas” conservada en el Museo de América y adquirida en su momento por el Gobierno colombiano, corresponde sólo a una quinta parte de la ofrenda original localizada siguiendo lo que publica Pablo Gamboa (2002:224). Esto significa que otras cuatro quintas partes de oro y objetos de estas tumbas se dispersaron en manos particulares, quizá terminaron fundidas en lingotes y, desde luego, olvidadas para la historia de la Colombia precolombina. Una parte de este conjunto de orfebrería fue adquirida por Vicente Restrepo, junto a un lote de cerámica procedente del mismo hallazgo y otra parte fue también adquirida por el Gobierno colombiano. Estas colecciones formaron parte de la Exposición Colombina de Chicago en 1893 y todo ello vendido posteriormente en Estados Unidos por sus propietarios colombianos, encontrándose actualmente una parte importante en el Field Museum de Chicago. Otra colección de cerámica y piedra fue donada por el gobierno Colombiano para que figurara en la Exposición Italo-Americana de Génova de 1892, pero del resto de lotes se desconoce su paradero.

Asignación cultural y datación.

Tesoro.

Aunque se denomina “Tesoro de los Quimbayas” en realidad estas piezas no pertenece al grupo étnico quimbaya con el que los españoles contactaron en el siglo XVI. Se trata de un grupo que pobló esa misma región pero en una época anterior y se le denomina “Quimbaya Clásico” frente al “Quimbaya Tardío”, que se corresponde con el grupo que ocupaba esta región a la llegada de los españoles. El período de desarrollo de esta cultura abarca desde el 500 a.C. hasta el siglo VI d.C. Restos de cenizas y núcleos de arcilla del Tesoro han permitido datarlo en el siglo V-VI d.C. tanto por radiocarbono como por termoluminiscencia, por lo que este tesoro corresponde al último período del denominado Quimbaya Clásico.

Piezas destacadas.

El Tesoro está formado por una tipología de objetos relacionados con el consumo de alucinógenos y el adorno del cuerpo de los caciques. Además de narigueras sencillas, orejeras de carrete, algunas conservando la función de cascabel, agujas para la cal, colgantes, cascabeles, varios cascos, una diadema, collares y un instrumento musical, destacan varios poporos o recipientes para cal en forma de vegetales (calabazas) y otros figurativos. De estos, 6 representan caciques, 4 hombres y 2 mujeres, una de ellas embarazada. Todos ellos, hombres y mujeres, se representan desnudos, con los mismos símbolos de poder en las manos y adornados con collares, orejeras de arete y nariguera. Sin duda, estas figuras antropomorfas son las que han proporcionado la merecida fama al excepcional conjunto del Tesoro.

Sala con objetos de la cultura Quimbaya, Museo de América, Madrid.


El descubrimiento del tesoro

El hallazgo de los objetos que formaban parte de estos enterramientos tuvo lugar en el año 1890 en el sitio de la Soledad, cerca de Filandia (corregimiento de Cartago en ese entonces), por un grupo de huaqueros (expoliadores de tumbas). Aunque las tumbas indígenas de este sitio de “la Soledad” ya eran conocidas por sus riquezas, el hallazgo de este conjunto en particular –calificado posteriormente como “Tesoro de los Quimbayas”- sin duda desbordó las expectativas de huaqueros, comerciantes y coleccionistas de aquel tiempo (Ana Verde, 2016). 
Las noticias que se suceden en la prensa desde el momento de la excavación del tesoro ponen de manifiesto el asombro y la admiración que había provocado. La calidad de este conjunto es tan espectacular, que se puede considerar como el principal tesoro americano hasta el descubrimiento de la tumba del señor de Sipán en Perú.

La huaquería en Colombia.

Además de la mina de oro y de aluvión, en Colombia, el oro se extraía de las tumbas prehispánicas y era denominado “oro de huaca”. Durante el siglo XIX se desarrolla esta importante industria extractiva, reconocida en el Código de Minas colombiano hasta el año 1941 (Gamboa Hinestrosa 2002; Valencia Llano 1989; E. Sánchez Cabra 2003). 
Durante décadas la huaquería fue una profesión de la que vivían un número considerable de familias (Arango Cano 1924), y estaba social y legalmente aceptada. La Ley de 13 de junio de 1833 sobre “hallazgos de tesoros” decretaba que “el oro y la plata y piedras preciosas que se encuentren en las sepulturas, templos, adoratorios y huacas de los indios corresponden íntegramente al inventor o inventores” es decir, a los descubridores (Botero 2006: 51), por lo que la propia ley favorecía el expolio y le confería un marco legal. Al no existir una ley proteccionista sobre estos bienes arqueológicos, dependía del propio huaquero, del intermediario o del comprador final, el que estos objetos terminaran o no fundidos en lingotes, que lamentablemente solía ser el destino más habitual.
 Miles de kilos de oro labrado o trabajado por los artífices precolombinos terminaron de esta forma fundidos y perdidos para siempre por causa de esta “fiebre del oro” que no sólo se dio durante la época colonial, sino de forma especialmente intensa en el último cuarto del siglo XIX. No obstante, algunos otros conjuntos de objetos de oro quimbayas, menos numerosos que el Tesoro, pero también formados por tipologías similares como poporos antropomorfos, cascos y otros objetos, fueron adquiridos desde el último cuarto del XIX por diferentes museos europeos y coleccionistas particulares.


Así, es en este contexto de expansión minera, de colonización y de “empresas” dedicadas al expolio del patrimonio arqueológico con el reconocimiento de la legalidad de estas tareas, en el que se produce el descubrimiento del “Tesoro de los Quimbayas”.
Figura antropomorfa, tesoro de los Quimbayas.


Será la Ley 48 de 1918, casi 30 años después del hallazgo, la que declare los objetos precolombinos como pertenecientes a la historia patria y prohíba su destrucción y libre destino sin permiso del Ministerio de Instrucción Pública. Pero habrá que esperar dos años más, a 1920, para que se apruebe una nueva ley que prohíba su salida del país sin autorización (E. Sánchez Cabra, 2003)

La llegada a España.

En el año 1892 tuvo lugar la conmemoración del IV Centenario del Descubrimiento de América en Madrid. Uno de los principales actos que se organizaron fue la Exposición Histórico Americana en la que Colombia consideró que era el momento oportuno para exhibir, junto con otros materiales, el recién hallado tesoro quimbaya. El Tesoro había sido adquirido por el Gobierno Colombiano a los intermediarios que a su vez lo habían comprado a los huaqueros que lo encontraron (Gamboa 2002:148) y Ana Verde (2016). La compra se realizó el 20 de agosto de 1891 mediante un “Contrato de compra de una colección de objetos de oro” entre el Gobierno y Fabio Lozano Torrijos de Ibagué por la suma de 70.000 pesos, en el que se específica el número total de objetos (433) que compra el Gobierno, y el peso de 21.224 gr.

Sahumador de oro de unos 11 cm de altura y 500 g de peso. Procede de La Soledad, Filandia, Colombia. Forma parte del llamado "Tesoro de los Quimbayas", un conjunto de objetos de oro y aleación de oro y cobre expoliado en dos tumbas precolombinas en el Departamento del Quindío (Colombia) hacia 1890.


La intención del entonces presidente de la República, Carlos Holguín, contando con el respaldo político, fue la de donar este fabuloso tesoro a la reina Gobernadora de España, María Cristina, en agradecimiento a la presidencia que ésta había ejercido en el Laudo Arbitral de un conflicto de fronteras entre Colombia y Venezuela, que se resuelve a favor del primero. Un ejemplo de generosidad y reconocimiento que, sin duda, debió causar admiración a nivel internacional, dándole al país la notoriedad que el acto requería.

Poporo o recipiente para contener la cal utilizada como combinación para masticar hojas de coca. Es de oro y mide unos 18 cm de altura con 260 g de peso. Procede de La Soledad, Filandia, Colombia. Forma parte del llamado "Tesoro de los Quimbayas", un conjunto de objetos de oro y aleación de oro y cobre expoliado en dos tumbas precolombinas en el Departamento del Quindío (Colombia) hacia 1890.


La reina, a su vez, entregó el Tesoro a las colecciones del patrimonio histórico del estado español, formando parte desde el primer momento del Museo Arqueológico Nacional, donde se expone para su disfrute público, hasta la Guerra Civil española, momento en que el Tesoro, junto con otros bienes excepcionales integrantes del Patrimonio Histórico Español, viajan a Suiza para su protección. El Tesoro acompañó a muchos de los cuadros del Museo del Prado que forman parte del Patrimonio Español, lo que es un reconocimiento de la excepcionalidad que se le atribuyó desde el primer momento.



Los quimbaya fueron un pueblo originario americano colombiano conocido por su producción de piezas de cobre y oro de alta calidad y belleza que habitaron las regiones del alto y bajo cauca colombiano, hoy departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío y Valle del Cauca. Esta etnia interpuso una férrea resistencia a la dominación española, así como otros grupos indígenas en el recién fundado Nuevo Reino de Granada en 1539.1​Esta cultura precolombina es muy conocida a nivel mundial por el Tesoro de los Quimbayas, cuyas piezas se encuentran en España, el Field Museum de Chicago y el Museo del Oro de Bogotá.

Organización administrativa

Cuando llegaron los españoles, usaron el nombre de 'quimbaya', para designar de manera genérica a culturas indígenas de características diversas pero que ocupaban áreas de lo que hoy se conoce en Colombia como el Eje Cafetero, en los departamentos de Caldas (sur: Chinchiná, Palestina, Villamaría, Manizales), Risaralda (sur: Pereira, Marsella, Santa Rosa) y Quindío (norte: Armenia, Quimbaya, Montenegro, La Tebaida, Salento, Circasia) en los municipios de Cartago y Obando, al norte del Valle del Cauca. El término quimbaya ha sido usado por los arqueólogos, para designar culturas que incluso a la llegada de los españoles estaban extintas y que posiblemente fueron desplazadas por pueblos que llegaron después.

Desarrollo histórico.

Periodo Temprano (c. 500 a. C.- 700 d. C.)
El periodo Clásico se caracterizó por la adaptación de un mundo de vida predominantemente agrícola, así como la adaptación de tecnologías como la producción de cerámica y la fundición de metales.
Durante el periodo clásico, la orfebrería Quimbaya alcanza su madurez con la producción de figurillas, tanto realistas como estilizadas, de diversos animales, de los cuales los más representados fueron caracoles e insectos en metamorfosis, como pupas de mariposa, que pudieron tener significados relacionados con los ciclos de la naturaleza y la sociedad.

Periodo Tardío (c. 700 d. C.- 1600 d. C.)
Tras una aparente pausa en el desarrollo artístico quimbaya en el siglo VII,[cita requerida] los habitantes de la región vuelven a retomar la producción de orfebrería y otros objetos artesanales, aunque ahora con un estilo caracterizado por formas geométricas simples y decoraciones esquemáticas. Asimismo este periodo ve un importante auge en las técnicas de hilado de algodón y en el desarrollo de nuevos estilos cerámicos en la región del Cauca.

Invasión hispánica
La conquista española del territorio quimbaya comenzó en 1539 y sometió a los indígenas al servicio de los encomenderos. En 1542 se produjo la primera rebelión quimbaya3​ y en 1557 la segunda,4​ que llegó a adquirir mayores dimensiones. Derrotadas estas se produjo una continuada disminución de la población quimbaya, de manera que para 1559 ya habían desaparecido, por lo menos, el 55 % de los cacicazgos.5​ La desnutrición, las enfermedades y finalmente la guerra de los pijaos contra los españoles, de la que fueron víctimas, terminaron de diezmarlos, de manera que el último censo de los quimbayas, en 1628, registró apenas 69 tributarios, en una zona donde en 1539 se registraron 20.000.

Economía

Ellos eran personas muy trabajadoras. Viviendo en el clima tropical templado de eje cafetero pudieron cultivar una gran variedad de productos: maíz y yuca, como base alimentaria, aguacates, guayaba. Se nutrían también de la pesca y caza, y eran excelentes agricultores, con lo que la tierra les daba. Eran también intensos cazadores. La caza les proporcionaba carne de conejo y de venado en abundancia, pero también, que se sepa, cazaron zarigüeyas, dantas, armadillos, zorros y pecaríes, entre otros animales cuyos vestigios han sido hallados.
La minería era fundamentalmente cuprífera. Desarrollaron técnicas de metalurgia avanzadas para procesar el oro de un modo colmado de estética y finos acabados. Las abundantes piezas quimbayas que se han encontrado son motivo de admiración para los visitantes de incontables museos colombianos y extranjeros; el nombre «quimbaya» se ha convertido en un término tradicional genérico para referirse a muchas de las producciones y objetos encontrados en esta zona geográfica, así no provengan rigurosamente de la etnia misma y provengan de diferentes épocas en el tiempo.
Como industriales se destacaron además de la producción de piezas de orfebrería, en la fabricación de aceite para alumbrado, y en su industria textil, de la que no han sobrevivido piezas dadas las condiciones geológicas inadecuadas necesarias para su preservación. La confección de mantas de algodón era, en realidad, su principal industria. Como comerciantes, intercambiaban sus piezas de orfebrería, mantas, textiles y oro, con pueblos del vecindario y aun lejanos. A destacar, está también la explotación y el comercio que hacían con la sal, extraída de los ríos mediante técnicas de ebullición de agua bajo el fuego y la bala

Cultura y costumbres.
Prácticas funerarias

Prestaban mucha atención a sus prácticas funerarias, y las construcciones de tumbas quimbayas testimonian esta afirmación pues, en verdad, elaboraron una enorme variedad de tumbas diferentes de acuerdo con lo específico de cada entierro, en el que siempre se incluían las ofrendas que habrían de acompañar al difunto en su paso a la otra vida, incluidos víveres y armas para hacérselo más fácil. En las tumbas también enterraron la mayoría de los objetos de oro precolombinos, elementos personales del muerto y algunos otros elementos sagrados. Creían que todos los cuerpos resucitarían.
Se discute si los quimbayas practicaban la antropofagia ritual con sus enemigos de guerra, en festividades o celebraciones muy especiales. Este canibalismo tendría significados simbólicos relacionados con la derrota y venganza de sus enemigos o con la apropiación del espíritu. Sin embargo, en el caso de los quimbayas, las crónicas que se refieren el canibalismo se basan en un solo testimonio sobre dos supuestos casos.​

Orfebrería.





Alfileres de oro para sujetar los vestidos. Cultura Quimbaya Arqueológica. 250-430 d. C. Procedencia: La Soledad, Filandia (Colombia). 

Urna cineraria de de oro unos 27 cm de altura y 620 g de peso. Procede de La Soledad, Filandia, Colombia. Forma parte del llamado "Tesoro de los Quimbayas", un conjunto de objetos de oro y aleación de oro y cobre expoliado en dos tumbas precolombinas en el Departamento del Quindío (Colombia) hacia 1890.








Una de las actividades que más famosos ha hecho a los quimbayas es su lujosa orfebrería,ya que esta goza de una increíble belleza y a la vez de una técnica perfecta. Desarrollaron sistemas de metalurgia para combinar cobre con el oro que no abundaba en su región (a diferencia de otras zonas del país). Esta combinación de oro y cobre, llamada «tumbaga», no restaría para nada atractivo, brillo y durabilidad de sus magníficas piezas, de una vivacidad espectacular. Los quimbayas también hicieron que una de ellas se popularizara mucho, los famosos «pop oros». Su orfebrería es de la más importantes de América dada la exquisita belleza de las piezas expresada mediante unos muy bien desarrollados métodos metalúrgicos.
Su forma de fundir para obtener el grado exacto de oro y cobre para mantener una pureza alta, aun se desconoce cómo se logró tal calidad ya que necesitarían hornos que alcanzarían los mil grados centígrados para fundir estas piezas.
Una colección de 122 piezas de orfebrería quimbaya de excepcional calidad se puede visitar en el Museo de América de Madrid. El conocido como "tesoro de los quimbayas" se encuentra en España desde el año 1893. El 9 de mayo de 2024, los ministros colombianos de cultura y exteriores requirieron formalmente a España el retorno de esta colección a Colombia. 



Carlos Holguín Mallarino.



Carlos Holguín fue un militar y periodista, famoso por su oratoria y su fecundidad como escritor, polemista, crítico, con una prosa irónica y sarcástica. Desempeñó la Presidencia de la República entre los años 1888 y 1892, en ausencia del presidente Rafael Núñez. Durante su gobierno, logró mantener una paz inalterada, y consiguió tanto un aumento creciente de exportaciones, como un desarrollo de las industrias.

Biografía

Estadista, militar y periodista nacido en Nóvita, Chocó, el 11 de julio de 1832, muerto en Bogotá, el 19 de octubre de 1894. Carlos Holguín Mallarino estuvo encargado de la Presidencia de la República entre 1888 y 1892. Hijo de Vicente Holguín Sánchez y María Josefa Mallarino Ibargüen, este matrimonio tuvo catorce hijos, dos de los cuales ocuparon la Presidencia de la República de Colombia: Carlos y Jorge. Sobrino del ex presidente Manuel María Mallarino, contrajo matrimonio con Margarita Caro Tobar, hija de José Eusebio Caro y hermana de Miguel Antonio Caro. Carlos Holguín Mallarino inició sus estudios en Cali, y los continuó en Bogotá en 1847, en el Colegio de la Compañía de Jesús. Allí empezó una vida de austeridad y de intenso trabajo, con una excelente formación humanística. En este colegio se formó hasta cuando los jesuitas fueron expulsados del país, el 18 de mayo de 1850.

Reina maria cristina de Austria.


Entre sus compañeros destacamos a José Telésforo Paul, arzobispo de Bogotá en la época de Rafael Núñez y Holguín; Diego Fallón, José María Vergara y Vergara, Aníbal Galindo, José María Cordovez Moure, Próspero Pereira Gamba y Sergio Camargo. Holguín culminó sus estudios profesionales en la Universidad Colegio de San Bartolomé, en la carrera de Derecho y Ciencias Políticas. Sus maestros de jurisprudencia fueron José Ignacio de Márquez, Francisco Javier Zaldúa y Cerbeleón Pinzón, en las cátedras de Derecho romano, Derecho civil, y Derecho público, respectivamente; para el examen de grado fueron escogidos los doctores Florentino González y Francisco Eustaquio Álvarez. Holguín recibió el título de doctor en Derecho y Ciencias Políticas, refrendado en Popayán en el Tribunal Superior, que le confirió el título de abogado. Inició su carrera jurídica como fiscal del Tribunal del Cauca. Participó en la revolución contra el dictador José María Melo; sirvió en la Compañía del Sur, en favor de la causa constitucional.

Carrera militar

En la Campaña del Sur sirvió como secretario del coronel Manuel Tejada. Intervino en los Congresos de 1856 y 1858. El Congreso de 1859 lo eligió magistrado de la Suprema Corte Federal de Justicia. En la guerra civil de 1860-1861, Carlos Holguín Mallarino participó en el ejército conservador en defensa del gobierno de la Confederación Granadina de Mariano Ospina Rodríguez. En 1860, participó en la campaña del Magdalena y de la Sabana; combatió hasta el 18 de julio de 1861, cuando sucumbió el gobierno de Ospina Rodríguez. Carlos Holguín tuvo fama por su oratoria y su labor periodística. Ocupó su curul en el Congreso desde 1868 hasta 1877, como representante y senador por los Estados de Cundinamarca, Tolima y Antioquia. Sus contemporáneos recuerdan que Holguín se batía casi solo contra toda una Cámara de ideas contrarias a las suyas; al respecto, Marco Fidel Suárez comentó:

 “Su oratoria no fue la de lugares comunes o de la declamación hueca ni ampulosa, ni brilló por las imágenes con que se exornan los discursos académicos o las arengas populares”.
Era la oratoria parlamentaria acerada y fulgurante, en que campeaban las armas de la convicción y jamás las de la persuasión o el sentimentalismo. Sus discursos se distinguieron por la inagotable facundia, la dialéctica clara y espontánea, la sátira más incisiva, la réplica más pronta y oportuna, y las alusiones históricas mejor traídas. Carlos Holguín se dedicó también al periodismo. En Cali, fundó el periódico El Caucano, en 1857; en Bogotá redactó La Prensa, que circuló entre los años 1866 a 1868. Fue asiduo colaborador de los periódicos conservadores que se editaron en la capital, entre ellos, El Conservador, El Filotémico, El Porvenir y El Tradicionista. Escribió varias obras, entre las cuales destacamos: Cartas políticas, Estudios históricos sobre la Independencia, Revista de Europa, Desbarreaux, su época y su soneto y numerosos escritos en periódicos y revistas. Fue un fecundo escritor, polemista, crítico, con una prosa irónica y sarcástica.

Carrera política

El presidente Rafael Núñez dio un gran impulso a la carrera política de Holguín. En su primera administración, Núñez lo nombró ministro plenipotenciario de Colombia ante el gobierno de Inglaterra; en 1881, fue nombrado en la misma dignidad ante el gobierno de España, el primer plenipotenciario de Colombia en la Madre Patria. En 1883, regresó a la Gran Bretaña como ministro plenipotenciario. El prestigio de Carlos Holguín en la Gran Bretaña y España fue muy importante, pues dio una gran imagen de Colombia en Europa. Cuando regresó a Colombia, fue nombrado por el presidente Rafael Núñez, ministro de Relaciones Exteriores, en diciembre de 1887 hasta febrero de 1888, cuando fue nombrado ministro de Gobierno. El Congreso Nacional lo eligió designado a la Presidencia por unanimidad de votos. En tal carácter, desempeñó la Presidencia de la República entre los años 1888 y 1892, en ausencia del presidente Núñez.
En su gobierno, Holguín se preocupó por las obras públicas: la navegación a vapor por el Bajo Cauca y el río Nechí, la construcción de una parte de la carretera entre Cundinamarca y Boyacá, la limpieza del Canal del Dique, los trabajos de canalización del río Magdalena, la construcción del hospital militar en la capital, y de un asilo de mujeres, puesto bajo el cuidado de las hermanas del Buen Pastor. Durante su gobierno, logró mantener una paz inalterada. Hubo un aumento creciente de exportaciones y, tanto el desarrollo de las industrias, como la agilización de las relaciones comerciales con el exterior, aumentaron considerablemente.
 En el año 1891, en el gobierno del presidente Carlos Holguín, la reina María Cristina de España dictó el laudo arbitral sobre la demarcación de las fronteras terrestres entre Colombia y Venezuela. Por este motivo, el presidente Carlos Holguín obsequió a España una bella colección de objetos de oro nacionales, conocida como el "Tesoro Quimbaya" [Ver tomo 2, Historia, pp. 423-424].



Colombia.
Este es el valioso tesoro Quimbaya que España podría
devolver a Colombia: “Es un asunto importante para ambos lados”


El ministro de Economía español confirmó que el gobierno recibió la solicitud de Colombia sobre el tesoro Quimbaya.
Mariana  Mejía
21 May, 2024 

El ministro de Economía, Comercio y Empresa de España, Carlos Cuerpo, confirmó que el gobierno español ha recibido una solicitud formal de Colombia para la devolución del tesoro Quimbaya. Este tesoro fue entregado a España sin la autorización del Congreso de la República de Colombia.
Este es un tema que compete al ministerio de Cultura y al de Asuntos Exteriores. El Gobierno recibió la carta y la analizaremos porque es un asunto importante para ambos lados”, declaró el ministro en una entrevista concedida a La W.

La solicitud de Colombia se da dentro de las iniciativas que buscan la restitución de importantes patrimonios culturales a sus países de origen. El tesoro Quimbaya incluye piezas de gran valor histórico y cultural, y su devolución ha sido una demanda constante por parte del gobierno colombiano.
Carlos Cuerpo también abordó las relaciones económicas entre España y Colombia, resaltando la importancia de estos lazos para ambos países. Según el ministro, Colombia es un aliado estratégico para España, destacando que hay alrededor de mil empresas españolas operando en territorio colombiano. “Queremos seguir reforzando los lazos, que España sea el puente entre la Unión Europea y Colombia”, indicó.
En relación con las reformas adelantadas por el Gobierno de Gustavo Petro y la posible inestabilidad que estas puedan generar en los mercados, Cuerpo fue enfático en que las empresas españolas mantienen una visión de mediano y largo plazo que trasciende los elementos coyunturales. “Las empresas tienen una visión de medio o largo plazo que van más allá de elementos coyunturales”, recalcó.
Además, el ministro destacó que hay sectores en Colombia que presentan un gran potencial de desarrollo, mencionando específicamente los sectores agroindustrial, turístico y vehicular.

Qué pidió Colombia.

La solicitud que Colombia le hizo a España por el tesoro Quimbaya es un tema de relevancia cultural y patrimonial para el país. El 9 de mayo de 2024, el Gobierno de Colombia realizó una solicitud formal al Gobierno de España para la devolución de la ‘Colección Quimbaya’, que actualmente se encuentra en el Museo de América en Madrid.
Esta colección, compuesta por bienes arqueológicos asociados al periodo Quimbaya Clásico, fue entregada al Reino de España en 1893 como un presente diplomático por el presidente Carlos Holguín, sin reconocer su valor cultural para la nación.
La solicitud fue realizada mediante una carta firmada por el ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, Juan David Correa, y el canciller Luis Gilberto Murillo, a sus homólogos españoles.
En ella, se reconoce el esfuerzo de las autoridades españolas por la conservación y protección del tesoro, pero también se enfatiza la importancia de reivindicar la soberanía cultural y los derechos culturales de los pueblos.
Es de resaltar que el tesoro Quimbaya es una colección de 122 piezas arqueológicas precolombinas de oro y tumbaga, que forman parte de un conjunto más amplio de 433 objetos. Estas piezas son consideradas obras maestras del arte precolombino y reflejan la sofisticación y habilidad orfebre de los pueblos nativos americanos.
Su importancia radica no solo en su valor artístico y técnico, sino también en su significado cultural e histórico para Colombia.
El tesoro representa un patrimonio cultural invaluable y es un símbolo de identidad nacional. La devolución del tesoro Quimbaya podría ser considerado como un acto de justicia histórica y un paso importante en la descolonización de los museos y la reivindicación de la historia y cultura colombianas.

En palabras simples, la solicitud de Colombia busca recuperar un bien de interés cultural fundamental para el país, que además de su valor material, tiene un profundo significado simbólico y es parte de la herencia cultural de la nación.



Árbitro Reina Maria Cristina.

El Laudo Arbitral Español, oficialmente Laudo en la Cuestión de Límites entre la República de Colombia y los Estados Unidos de Venezuela,​ fue un fallo dictado por la reina regente de España María Cristina de Habsburgo (en nombre de su hijo, el rey Alfonso XIII) el 16 de marzo de 1891 en la ciudad de Madrid con el objetivo de resolver las diferencias limítrofes entre Colombia y Venezuela.

Consideraciones.

Según el Tratado Arosemena-Guzmán, firmado en 1881, el laudo sería inapelable y definitivo.​ Por tal motivo las comisiones de ambas naciones enviaron amplia documentación respecto al caso a la entonces reina regente de España María Cristina de Habsburgo con el fin de apoyar sus respectivos alegatos. La reina también se suplió de la documentación depositada en el Archivo Nacional de España.

Sentencia y trazado de límites.

Tras examinar las reales cédulas presentadas por las partes y los documentos en poder del gobierno español, María Cristina de Habsburgo, de acuerdo con su Consejo de Ministros, dictó un laudo arbitral el 16 de marzo de 1891 que para los efectos de la demarcación se encuentra dividido en 6 secciones: 1° La Guajira, 2° Sierras de Perijá y de Motillones, 3° San Faustino, 4° Serranía del Tama, 5° Ríos Sarare, Arauca, y Meta, 6° Ríos Orinoco y Negro,​ definiendo el límite común de la siguiente forma:

Sección 1ª: Desde los Mogotes llamados los Frayles, tomando por punto de partida el más inmediato á Juyachí, en derechura á la línea que divide el valle de Upar de la provincia de Maracaibo y río de la Hacha, por el lado de arriba de los Montes de Oca, debiendo servir de precisos linderos los términos de los referidos Montes, por el lado del Valle de Upar, y el Mogote de Juyachí por el lado de la Serranía y orillas de la mar.
Sección 2ª: Desde la línea que separa el valle de Upar de la provincia de Maracaibo y río de la Hacha, por las cumbres de las Sierras de Perijáa y de Motilones, hasta el nacimiento del río Oro, y desde este punto á la boca del Grita en el Zulia; por el trazado del statu-quo que atraviesa los ríos Catatumbo, Sardinata y Tarra.
Sección 3ª: Desde la embocadura del río de la Grita en el Zulia, por la curva reconocida actualmente como fronteriza hasta la quebrada de Don Pedro, y por ésta, bajando hasta el río Táchira.
Sección 4ª: Desde la quebrada de Don Pedro en el Táchira, aguas arriba de este río hasta su origen y de aquí por la Serranía y Páramo de Tamá hasta el curso del río Oirá.
Sección 5ª: Por el curso del río Oirá hasta su confluencia con el Sarare, por las aguas de éste atravesando por mitad la laguna del Desparramadero, hasta el lugar en que entran en el río Arauca, aguas abajo de éste hasta el punto equidistante de la Villa de Arauca y de aquél en que el meridiano de la confluencia del Masparro y del Apure se interseca también con el río Arauca; desde este punto en línea recta al Apostadero del Meta, y por las aguas de este río hasta su desembocadura en el Orinoco.
Sección 6ª:
Trozo 1°: Desde la desembocadura del río Meta en el Orinoco, por la vaguada de este río hasta el raudal de Maipures. Pero teniendo en cuenta que desde los tiempos de su fundación el pueblo de Atures, se sirve de un camino situado en la orilla izquierda del Orinoco para salvar los raudales desde frente del citado pueblo de Atures hasta el embarcadero sito al mediodía de Maipures, frente al cerro de Macuriana y en dirección al Norte de la boca del Vichada; queda expresamente consignada en favor de los Estados Unidos de Venezuela la “servidumbre de paso” por el mencionado camino, entendiéndose que dicha servidumbre cesará á los veinticinco años de publicado el presente Laudo ó cuando se construya un camino por territorio venezolano que haga innecesario el paso por el de Colombia, reservando entretanto a las Partes la facultad de reglamentar de común acuerdo el ejercicio de esta servidumbre.
Trozo 2°: Desde el raudal de Maipures por la vaguada del Orinoco hasta su confluencia con el Guaviare; por el curso de éste hasta la confluencia del Atabapo; por el Atabapo aguas arriba hasta treinta y seis kilómetros al Norte del pueblo de Yávita, trazando desde allí una recta que vaya a parar sobre el río Guainía, treinta y seis kilómetros al occidente del pueblo de Pimichín y por el cauce del Guainía que más adelante toma el nombre de río Negro, hasta la Piedra del Cocuy.
Consecuencias.

El límite actual entre Colombia y Venezuela sigue de manera fidedigna la línea demarcada por el laudo arbitral, si bien este no estuvo exento de discusiones por parte del público de ambas repúblicas, y de problemáticas a la hora de ejecutarse puesto que el fallo especificaba algunos tramos con nombres inexistentes.
Debido a estas imprecisiones, el gobierno de Colombia le pidió a su homónimo de Venezuela concertar una comisión para resolver de manera definitiva los límites no naturales en las zonas afectadas. Sin embargo no hubo convenio alguno. Tras esto, ambos gobiernos decidieron ejecutar el laudo español tal cual venía estipulado en el texto del mismo. Dicha tarea comenzó en 1900, empezando a demarcar el límite desde La Guajira hacia el sur. Como la comisión no pudo encontrar el hito N° 1, que en el laudo nombraba como Mogote de los Frailes, esta interpretó que Castilletes reunía las condiciones de ser el lugar señalado por el fallo arbitral.
La modificación del límite, hecha de forma inconsulta a los gobiernos respectivos, dio nacimiento a inconvenientes fronterizos posteriores (algunos aún presentes en la actualidad en cuanto a la delimitación de áreas marinas y submarinas en el golfo), lo que llevó a que en 1901 se suspendiera la demarcación. Tras varios años de negociaciones, finalmente en 1916 ambos Estados firmaron un acuerdo en el cual dejaron en manos del Consejo Federal Suizo la resolución de la disputa sobre la demarcación y ejecución del Laudo Español. Dicho consejo dictó sentencia en 1922, que confirmó la frontera establecida por el arbitraje español; dicho laudo y arbitraje queda ratificado con el Tratado López de Mesa-Gil Borges de 1941.

Mapa que muestra la línea fronteriza de límites entre Colombia y Venezuela conforme al fallo arbitral pronunciado por S.M. la reina regente de España



El Tratado Arosemena-Guzmán, de nombre oficial Tratado sobre Arbitramento "Juris" entre los Estados Unidos de Colombia y los Estados Unidos de Venezuela,​ fue un acuerdo suscrito en la ciudad de Caracas el 14 de septiembre de 1881 entre los gobiernos de los Estados Unidos de Colombia y los Estados Unidos de Venezuela, representados respectivamente por los ministros plenipotenciarios Justo Arosemena y Antonio Guzmán. El tratado fue aprobado en Colombia por medio de la ley 3 del 29 de marzo de 1882 y en Venezuela por ley del 7 de abril del mismo año; el canje de notas se dio en Caracas el 9 de junio de 1882.

Objetivo.

El objetivo de este convenio era esclarecer el método por el cual se resolverían las disputas limítrofes entre ambos países. Se acordó que los gobiernos se someterían al arbitraje del monarca español, cuyo laudo sería definitivo e inapelable. También se designó un tiempo para que las partes presentaran sus respectivos alegatos y documentación que apoyaba sus correspondientes pretensiones.​ Resultado directo de este tratado fue el Laudo Arbitral Español de 1891.



The Long Song







La Canción de July
The Long Song

2018

July es una joven esclava que, cuando era niña, fue arrebatada de su madre para trabajar en una plantación, propiedad de la cruel Caroline Mortimer. Cuando Robert Goodwin llega la isla como capataz, July y Caroline se sorprenden de su determinación de mejorar la plantación de esclavos.
















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