—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

viernes, 2 de junio de 2017

388.-Danelaw, la ley vikinga en Inglaterra; Amy Ralston Pofahl.-a


Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; 


Danelaw, la ley vikinga en Inglaterra.



Aldo Ahumada Chu Han
Definición. 

Se conoce como Danelaw o Danelagh al dominio que ejercieron los vikingos, principalmente daneses, sobre gran parte de Inglaterra y los reinos anglosajones desde finales del siglo IX, que pasaron a estar controlados por los invasores del norte bajo la denominada "Ley Danesa". o  las tierra bajo jurisdicción de la ley danesa.

El término "Danelaw" no se empezó a utilizar realmente hasta el siglo XI, cuando aparece por primera vez documentado en las Crónicas Anglosajonas con el nombre original de "Dena lage" (tierra danesa o bajo ley danesa).
El Danelaw comprendía algunos de los condados más importantes de Inglaterra, y se utilizó para definir tanto las áreas dominadas por los jefes vikingos en la isla, como al conjunto de leyes danesas que imperaban en esos territorios conquistados. 

Historia.

Las incursiones vikingas en las islas británicas comenzaron a finales del siglo VIII, produciéndose varias oleadas de ataques a distintas poblaciones durante décadas. Entre estos ataques, orientados al saqueo en la mayoría de ocasiones, destacan las lideradas por el legendario guerrero Ragnar Lodbrok (Ragnar Lothbrok), quien según las Sagas Nórdicas azotó Inglatera y se convirtió en uno de los grandes "Jarl" o jefe vikingo de la época. 
Tras su muerte, el legado de Ragnar lo continuarían sus hijos Halfdan Ragnarsson, Ivar el Deshuesado y Ubba (Ubbe), liderando el denominado "Gran ejército pagano", un enorme contingente de guerreros nórdicos con el que se lanzaron a la invasión de Inglaterra en el año 865. Entre los anglosajones se hizo popular una oración que decía "De la furia de los hombres del norte, Señor líbranos". 
El gran ejército vikingo desembarcó en Anglia Oriental (East Anglia), donde alcanzaron un acuerdo de paz a cambio de que se les proporcionaran caballos para su conquista del resto de reinos anglosajones de Inglaterra. Posteriormente se movieron hacia el norte, conquistando entre los años 866 y 867 el reino de Northumbria y su capital York (conocida por los vikingos como Jorvik). 
Según recogen las Sagas nórdicas, los hombres del norte capturaron también rey Aelle de Northumbria, a quien ejecutaron mediante el sanguinario método del "águila de sangre", obteniendo así su venganza los hijos de Ragnar Lodbrok por la muerte de su padre. 

Los vikingos avanzaron hacia el reino de Mercia, estableciéndose en la ciudad de Nottingham. Burgred, rey de Mercia, buscó ayuda de Etelredo I (Æthelred), rey de Wessex y de su hermano Alfredo, juntando un ejército en Mercia que asedió el asentamiento vikingo en Nottingham. Sin embargo, los vikingos, superados en número en número, se negaron a luchar y Burgred negoció una paz con Ivar, por la cual los daneses mantendrían Nottingham a cambio de no atacar el resto de Mercia.
En el año 869 el Gran ejército pagano continuó su invasión derrotando al rey Edmundo de Anglia Oriental en Hoxne, conquistando así el reino anglosajón. El 23 de abril de 871, el rey Etelredo I murió, sucediéndole Alfredo "el Grande" como rey de Wessex. Debido a que su ejército era aún débil, se vio obligado a pagar un tributo a los daneses para mantener la paz. 
Durante esta paz, los guerreros escandinavos se volvieron hacia el norte y atacaron Mercia, en una campaña que duró hasta 874. Según las crónicas, en esta campaña murieron tanto el líder danés Ivar "el deshuesado" como el rey Burgred de Mercia. Ivar fue sucedido por Guthrum, quien terminó la campaña conquistando finalmente el reino de Mercia. En diez años, los daneses habían ganado el control sobre tres de los cuatro reinos anglosajones, Anglia Oriental, Northumbria y Mercia, quedando únicamente el reino de Wessex resistiendo la invasión. 

Los intentos de conquistar el reino de Wessex por parte de los hombre del norte continuaron hasta el año 878, cuando se produjo la batalla de Ethendun (Edington), en la que las fuerzas sajonas derrotaron a los vikingos liderados por Guthrum. Se estableció un acuerdo de paz entre anglosajones y daneses que concluyó con los términos del denominado "Tratado de Wedmore". 
Siguiendo los términos del acuerdo de paz, Guthrum se convirtió al cristianismo, adoptando el nombre sajón de Athelstan, con Alfredo como su padrino. Alfredo de Wessex aceptó la colonización danesa de gran parte de Inglaterra, permitiéndoles autogobernarse en el área. Para ello se dibujó una línea fronteriza que demarcaba los territorios bajo ley danesa, conociéndose este área como "Danelaw". 
Guthrum honró el acuerdo con Alfredo en el Tratado de Wedmore y las fronteras de Wessex permanecieron sin ser molestadas. Retiró su ejército de las fronteras del territorio de Alfredo y finalmente se estableció en Anglia Oriental en 879 hasta su muerte en el año 890.



El Danelaw o ley danesa.

El Danelaw fue un factor importante para el establecimiento de una paz civil entre las comunidades anglosajonas y vikingas. Esta "ley Danesa" aparece recogida en el "Leges Henrici Primi", una compilación de leyes escrito en 1115, donde se recogen las leyes y costumbres de la Inglaterra medieval, mencionando el Danelaw junto con las leyes de Wessex y Mercia. 
Mediante el Danelaw se establecieron tanto los territorios que estaban controlados por los daneses como algunos usos y costumbres vikingos para resolver conflictos, como el importe que se debía pagar en concepto de reparación. También se recogía el "Danegeld", literalmente "Impuesto o tributo danés", y que era un impuesto que se recaudaba para pagar a los vikingos y evitar así sus ataques. En la Inglaterra anglosajona, estos pagos tributarios a los daneses se conocían como "Gafol". 
Los territorios bajo dominio vikingo en Inglaterra fueron variando con los años debido a los continuos conflictos que surgían constantemente entre los diferentes reinos. En Northumbria se reconquistó gran parte del territorio en la década de 910 y a algunos Jarls daneses que se sometieron se les permitió conservar sus tierras, sin embargo la ley vikinga del Danelaw terminó cuando Erik Hacha Sangrienta fue expulsado de Northumbria en el año 954.
El área en la que más tiempo operó el Danelaw fue el territorio conocido como "Los cinco condados" (The Five Boroughs of the Danelaw), con las ciudades de Derby, Leicester, Lincoln, Nottingham y Stamford bajo dominio danés. Al sur de este territorio existían otras áreas que no formaban parte de estos condados pero que eran burgos o ciudades importantes de Inglaterra bajo control danés y donde también impusieron los vikingos sus costumbres, aliándose a menudo con los Cinco Condados y con el Rey danés de Anglia Oriental. En este área se encontraban ciudades como Northampton, Bedford, Huntingdon o Cambridge. 
A pesar de esta relativa paz que había traído el Danelaw, los vikingos nunca abandonaron sus aspiraciones de conquistar toda Inglaterra, y en el año 1016, Canuto el Grande (Canuto II de Dinamarca), acabó conquistando gran parte de Inglaterra, gobernando sobre un territorio inglés unificado hasta el año 1035. El reino de Cnut se extendía por Inglaterra, Dinamarca, Noruega y parte de Suecia. 
A Cnut le sucedieron sus Harold Harefoot y posteriormente Harthacnut como reyes de Inglaterra, hasta que en el año 1045 se retomó la línea sucesoria de la casa de Wessex con la subida al trono de Eduardo el Confesor como rey de Inglaterra. 

Aunque es difícil establecer con exactitud el tiempo que imperó esta ley danesa en Inglaterra, el Danelaw se mantuvo en buena parte del territorio anglosajón durante varias décadas, y la influencia de este asentamiento escandinavo aún puede verse hoy en día en el norte de Inglaterra y en las East Midlands (antiguo reino de Mercia). 
Muchos de los topónimos de la región que terminan en "howe" o "thorp" son palabras de origen nórdico cuyo significado es "aldea". El contacto permanente durante años entre los dos idiomas durante el Danelaw provocó que se incorporaran muchas palabras nórdicas en el idioma inglés, incluyendo la propia palabra "ley" (law), o palabras cotidianas como "cielo" (sky) o "ventana" (window). Esta influencia es aún más profunda en los dialectos del norte de Inglaterra, donde sobreviven muchas palabras del idioma nórdico antiguo.
Los estudios genéticos que se han realizado en las Islas Británicas indican que las comunidades vikingas y anglosajonas apenas se mezclaron durante las primeras décadas del asentamiento. El Danelaw acabó desapareciendo a medida que iba cambiando la configuración territorial y política de Inglaterra, sin embargo los genes vikingos acabaron asentándose en la isla, formando finalmente con el tiempo un grupo homogéneo con sus vecinos anglosajones. 



PLANETA DE SIMIOS.



Lanzan en vietnamita la novela 'El planeta de los simios'. 


Domingo, 23 de julio de 2017 

En el siglo XIX, Darwin y su teoría de la evolución sacudieron los cimientos científicos del mundo con la afirmación: los chimpancés son los antepasados ​​directos de los humanos. Esta ideología ha asestado un duro golpe a la antigua noción de que "los seres humanos son una especie superior, creada por Dios".
En el siglo XX, en 1963, el escritor francés Pierre Boulle y su novela El planeta de los simios una vez más crearon una ola en el mundo al disipar las ilusiones sobre la civilización humana.
 ¿Es realmente el hombre el amo del mundo y la única criatura con inteligencia? 
Con un desarrollo y evolución continuos, ¿en el futuro la humanidad podrá volverse inmortal o se extinguirá como otras especies?

Con El planeta de los simios , los lectores seguirán al narrador, el periodista Ulysse Mérou, y a dos destacados científicos humanos en el año 2500, Antelle y Levain, para descubrir un nuevo planeta con una biosfera completamente similar a la de la Tierra. Aquí, quedaron atónitos al presenciar un mundo completamente patas arriba: los humanos ya no ocupaban una posición superior, sino que fueron degradados a animales no sensibles; Mientras tanto, los simios se apoderaron del mundo, con maquinaria, infraestructura y una civilización idéntica a la humana.
A través de su trabajo, Pierre Boulle plantea una hipótesis contraria sobre la evolución de los monos y la degradación de los humanos a la categoría de animales. Encontramos un intercambio de posiciones entre humanos y simios. Al comienzo de la novela, tres astronautas y el chimpancé Héctor llegan al planeta Soror con posturas de exploradores. La primera vez que pusieron un pie en este nuevo mundo, antes de quitarse la ropa protectora, dejaron que Héctor probara primero si el chimpancé podría vivir en este nuevo entorno. Los chimpancés en particular y los monos en general ahora se consideran mascotas y también criaturas experimentales para los humanos. Pero cuanto más me aventuro en Soror, más absurdo y al revés se vuelve todo. En lugar de monos, los humanos se convirtieron en sujetos de experimentación, mascotas e incluso animales para cazar.

La novela se cuenta como un mensaje de advertencia sobre el futuro de la humanidad cuando los humanos todavía estén orgullosos de su dominio sobre todas las especies. Toda la civilización humana algún día desaparecerá reducida a cenizas, convirtiéndose nada más y nada menos que en una historia divertida o un escenario inventado ante la nueva especie.
 ¿Qué pasa si ya no ocupamos la posición superior? 
¿Qué pasará cuando nosotros mismos nos convirtamos en animales y seamos amenazados por las manos de otros animales?

Se puede decir que El planeta de los simios es el libro más importante en la vida literaria del escritor francés Pierre Boulle. No sólo vendió millones de copias, la novela también fue premisa y fuente inagotable de inspiración para el futuro género de ciencia ficción. 
La novela fue adaptada a dos series de televisión en 1974 y 1975 y a innumerables series de cómics. Y aunque se estrenó por primera vez hace más de 50 años , la novela El planeta de los simios sigue inspirando a los cineastas de Hollywood, que hasta el momento han realizado 9 adaptaciones cinematográficas. Actualmente, en 2017, la película La guerra por el planeta de los simios también se estrenará para audiencias globales.

El libro Planet of the Apes es una publicación de Tao Dan en asociación con la editorial de la Asociación de Escritores y tiene un precio de 86.000 VND.

Huu Nam

El planeta de los simios – Pierre Boulle

25 de mayo de 2023

Buena reseña del libro . No sé cuándo ni por qué, siempre pensé que había muchos planetas con vida en el universo. Nosotros, la Tierra, somos sólo uno de ellos. Sin embargo, "chocar" El planeta de los simios de Pierre Boulle todavía me dejó un poco abrumado por lo que sucedió allí. Pierre Boulle ha traído a los lectores un mundo impresionante y sorprendentemente cautivador con su obra de ciencia ficción publicada hace más de medio siglo.

El planeta de los simios es una novela de ciencia ficción de Pierre Boulle sobre el viaje del periodista Ulysse Mérou y otros dos astronautas al planeta Soror, un lugar con una biosfera completamente similar a la Tierra. Aquí todo el orden se invierte cuando los dueños de este planeta son monos, chimpancés, orangutanes, no humanos. En este extraño planeta, los humanos son cazados por simios en cacerías. Los seres humanos también son los sujetos que utilizan en investigaciones y experimentos para lograr nuevos logros científicos. En una tierra donde los humanos son criaturas inanimadas, el viaje de Ulysse Mérou al planeta de los simios despierta en los lectores curiosidad y asombro.

Desde páginas repletas de información sobre el universo hasta escenas de caza humana, experimentos realizados por monos y la evolución psicológica de los personajes de la historia. Junto con las cosas nuevas, una capa de cubierta parece desprenderse repentinamente, haciendo que la Tierra y las personas se vean claras y desnudas a través de cada palabra. Todo lo que hay en El planeta de los simios de Pierre Boulle me dejó atónito.

Pierre Boulle creó un mundo de monos con su propia inteligencia, cultura y lenguaje, y cuestiones sociales, desde la religión hasta la política, las relaciones y las leyes. El planeta de los simios es un mito pero parece increíblemente real. Allí, la historia trata sobre los rincones de la sociedad de los simios como un espejo que muestra claramente la imagen de los humanos. Se menciona muy claramente a las clases conservadoras, a las que gobiernan por la fuerza y ​​a las que buscan el progreso y la creatividad. Allí, los humanos, la especie superior de la Tierra, no son más que animales sin sentido, con gorgoteos constantes y ojos sin alma que nos hacen entrar en pánico. La historia del planeta hermano de la Tierra, Soror, hace que la gente tenga los ojos muy abiertos y planos.

Cuando la gente piensa en El planeta de los simios , piensa en una impresionante novela de ciencia ficción de hace más de medio siglo o en la igualmente querida serie de películas adaptadas. Pero además de lo impresionante, lo que queda es el significado de la historia que hace que la gente reflexione y se contradiga constantemente.

En El planeta de los simios , verás a Pierre Boulle expresando sus puntos de vista sobre las similitudes entre los humanos y otros animales. La inversión de roles entre humanos y monos en Soror en comparación con el planeta Tierra me sorprendió, pero en un momento ya no me sorprendió. La escena de la caza humana es un escenario que me hace temblar por la crueldad y desnudez de las acciones humanas desde el pasado hasta ahora. Cuando leí la descripción que hizo Pierre Boulle de esa escena, pensé en cómo la gente hace eso todo el tiempo. Piénselo, los animales también tienen la misma opinión. Sin embargo, si los humanos no realizaran experimentos con animales, los logros científicos y médicos no existirían.

En el cuento, el escritor Pierre Boulle destacó que los humanos no son los únicos animales con capacidad de pensar y desarrollarse. Los monos inteligentes de la historia también tienen cualidades similares a las de los humanos, como la creatividad, el deseo de libertad y el conocimiento. Y si los humanos dejan que la pereza los envuelva, no se sorprenda si algún día los animales tomarán el control. El planeta de los simios despierta la curiosidad humana y advierte sobre valores que a veces se olvidan.

Mis sentimientos sobre El planeta de los simios son bastante complicados ya que no me gustó la portada del libro cuando se publicó por primera vez, pero recibí muchos elogios de mis amigos. Tengo una "corazonada" sobre una historia extraña que podría provocarme malestar estomacal. Pero al final, de alguna manera sólo el universo lo entiende, leí este libro. Y cuando terminé de leer, confirmé que efectivamente esta historia es muy "rara". Hasta que cerré el libro, todavía no sabía si me gustaba o no El planeta de los simios de Pierre Boulle . La obra tiene demasiadas cosas que reflexionar y plantea conflictos dentro de cada persona. El libro se publicó hace más de medio siglo, pero quizás la historia que contiene no quede desactualizada en los próximos años..

El planeta de los simios es una novela de Pierre Boulle , publicada por primera vez en 1963 en francés como La Planète des Singes.

La historia comienza con una conversación entre una pareja llamada Jinn y Phillys . Estaban viajando en una nave espacial y de repente se encontraron con una botella de vidrio flotando en el espacio, que contenía un manuscrito en su interior. Ese manuscrito fue escrito por un hombre llamado Ulysse Mérou con el propósito de advertir a otros sobre un peligro que amenaza a la humanidad y narró todo el contenido del horroroso incidente ocurrido.

Con " El planeta de los simios" , Pierre Boulle quiere alertar a la gente con una historia profundamente filosófica y educativa. En el planeta Co Em , los humanos no eran conscientes de sí mismos, lo que permitió que se desarrollaran malos atributos como la pereza, el hábito de divertirse, descuidar a los demás humanos y vivir de manera egoísta. Por tanto, se destruye una sociedad civilizada que se ha construido durante miles de años. Siguen siendo humanos, pero sus acciones y pensamientos no son mejores que los de los animales. Anteriormente, los monos estaban bajo la dirección de los humanos, pero ahora son los dueños de una sociedad civilizada que domina la vida humana, porque los monos están ansiosos por imitar e intercambiar ideas.


El planeta de los simios: Cuando los simios ascienden al trono

En el siglo XIX, Darwin y su teoría de la evolución sacudieron los cimientos científicos del mundo con la afirmación: los chimpancés son los antepasados ​​directos de los humanos. Esta ideología ha asestado un duro golpe a la antigua noción de que "los seres humanos son una especie superior, creada por Dios". En el siglo XX, en 1963, el escritor francés Pierre Boulle con su novela El planeta de los simios volvió a crear una ola en el mundo al disipar las ilusiones sobre la civilización humana. 
¿Es realmente el hombre el amo del mundo y la única criatura con inteligencia? 
Con un desarrollo y evolución continuos, ¿en el futuro la humanidad podrá volverse inmortal o se extinguirá como otras especies?

Desde muy pequeño, Pierre Boulle tuvo ansias de aprender y explorar sin saber que sus descubrimientos se convertirían en material y base para futuras novelas. Con el objetivo de mantener a su madre, Pierre Boulle se licenció en ingeniería en Supélec y se mudó a vivir y trabajar en Asia durante mucho tiempo, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando regresó a París después de la guerra, con sus experiencias, Pierre Boulle decidió convertirse en novelista. Su primera obra, William Conrad , publicada en 1950 cuando tenía 38 años, atrajo la atención de la crítica a pesar de que no tenía formación literaria. Posteriormente, junto con El puente sobre el río Kwaii y El planeta de los simios , su nombre pasó a ser conocido por un gran número de lectores.

En El planeta de los simios , los lectores siguen al narrador, el periodista Ulysse Mérou, y a dos destacados científicos humanos en el año 2500, Antelle y Levain, para descubrir un nuevo planeta con una biosfera completamente similar a la de la Tierra. Aquí, quedaron atónitos al presenciar un mundo completamente patas arriba: los humanos ya no ocupaban una posición superior, sino que fueron degradados a animales no sensibles; Mientras tanto, los simios se apoderaron del mundo, con maquinaria, infraestructura y una civilización idéntica a la humana. En ese lugar, los monos también tienen su propio idioma y sistema de división de clases, también tienen ocupaciones y se comportan igual que los humanos. Durante el proceso de descubrimiento de ese nuevo planeta, Ulysse y sus amigos fueron malinterpretados como criaturas humildes y luego se embarcaron en un viaje para liberarse lleno de espinas y peligros.

En realidad, la estrecha relación entre humanos y monos ya no resulta extraña en la investigación científica o psicológica. Desde El origen de las especies de Charles Darwin hasta Tótems y tabúes de Sigmund Freud , todos afirman la evolución de los humanos a partir de los monos (chimpancés). A través de su trabajo, Pierre Boulle plantea una hipótesis contraria sobre la evolución de los monos y la degradación de los humanos a la categoría de animales. Encontramos un intercambio de posiciones entre humanos y simios. Al comienzo de la novela, tres astronautas y el chimpancé Héctor llegan al planeta Soror con posturas de exploradores. 
La primera vez que pusieron un pie en este nuevo mundo, antes de quitarse la ropa protectora, dejaron que Héctor probara primero si el chimpancé podría vivir en este nuevo entorno. Los chimpancés en particular y los monos en general ahora se consideran mascotas y también criaturas experimentales para los humanos. Pero cuanto más me aventuro en Soror, más absurdo y al revés se vuelve todo. En lugar de monos, los humanos se convirtieron en sujetos de experimentación, mascotas e incluso animales para cazar. A través de una nueva perspectiva sobre los monos del planeta Soror, el autor nos muestra los sentimientos de los humanos en el planeta en el que vivimos. La forma en que los monos tratan a los humanos inanimados es también una respuesta a cómo los trataron los humanos en el pasado. 

La división racial de la comunidad de simios en tres especies: orangutanes, chimpancés y gorilas conlleva las metáforas de Pierre Boulle para la civilización humana. Ambientada en el contexto de los años 60 y 70 del siglo XX, antes de la victoria de una serie de movimientos de liberación nacional y colonial, la civilización europea, que antes se había considerado el centro, tuvo que aceptar legalmente la igualdad racial. Incluso en Francia desde la Segunda Guerra Mundial, Francia ha recibido muchos inmigrantes de países africanos, europeos y asiáticos. Pero en realidad, todavía existen distinciones de clases en la sociedad. Es como el hecho de que los orangutanes en el trabajo, aunque se consideran menos inteligentes y creativos que los chimpancés, todavía tienen un lugar en la sociedad, simplemente porque siempre se consideran seres humanos y ocupan la posición más importante en la sociedad de los simios. 

Al igual que otras novelas de ciencia ficción sobre escenarios futuristas como La máquina del tiempo de H.G. Wells o RUR de Karel Čapek, El planeta de los simios evoca en la mente de los lectores el futuro de la humanidad. La victoria de los simios sobre los humanos será inevitable si confiamos demasiado en el desarrollo de la ciencia y la tecnología y dejamos que prevalezcan la pereza, la pasividad y el disfrute.
 La gente en el planeta Soror en este momento es como la especie Eloi en la sociedad futura de H.G. Wells, solo criaturas con forma humana, pero todas las acciones y pensamientos no son diferentes de los animales. Los monos que estén ansiosos por imitar e intercambiar ideas se convertirán gradualmente en los amos de la futura sociedad civilizada.
La novela se cuenta en forma de un mensaje que advierte sobre el futuro de la humanidad, enviado en una botella que viaja por el universo. Irónicamente, a través de la persona que recogió esa botella, vemos la destrucción del futuro de la humanidad. Toda la civilización humana algún día desaparecerá reducida a cenizas, convirtiéndose nada más y nada menos que en una historia divertida o un escenario inventado ante la nueva especie.
 ¿Qué pasa si ya no ocupamos la posición superior? 
¿Qué pasará cuando nosotros mismos nos convirtamos en animales y seamos amenazados por las manos de otros animales?

Se puede decir que El planeta de los simios es el libro más importante en la vida literaria de Pierre Boulle. No sólo vendió millones de copias, la novela también fue una premisa y una fuente inagotable de inspiración para la futura ciencia ficción. La novela fue adaptada a dos series de televisión en 1974 y 1975 y a innumerables series de cómics.
 Además, la novela también fue adaptada y recreada nueve veces por el cine estadounidense. 2017 también es conocido por el regreso del Planeta de los Simios en la nueva película War for Planet of the Apes , que demuestra la vitalidad potencial del Planeta de los Simios , digno de su papel, una novela clásica de ciencia ficción.



Amy Ralston Povah es una defensora de prisioneros estadounidense y fundadora de la Fundación CAN-DO.




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Arresto e indulto. 

Povah (entonces Amy Pofahl) cumplió nueve años de una sentencia de 24 años por conspiración en un caso de tráfico de MDMA . Después de varios artículos mediáticos que cubrían su sentencia, incluido un artículo de la revista Glamour escrito por David France , su sentencia fue conmutada por el presidente Bill Clinton el 7 de julio de 2000. 
Su sentencia fue conmutada junto con las sentencias de Louise House, Shawndra Mills y Serena Nunn; todos los cuales "...recibieron sentencias mucho más severas que sus maridos y novios", según el secretario de prensa de la Casa Blanca de Clinton, Jake Siewert . 
El 20 de enero de 2021 recibió el indulto total de Donald Trump.

Fundación CAN-DO.
 


Tras su liberación de prisión, Povah fundó la fundación CAN-DO para abogar por la liberación de presos que cumplen condenas por delitos de drogas no violentos.  Hasta agosto de 2020, ha ayudado a más de 100 presos a recibir el indulto del gobierno federal.
Es una de las fundadoras del Consejo Nacional de Mujeres y Niñas Encarceladas y Ex Encarceladas.

Medios. 

El libro de 1998 Shattered Lives: Portraits from America's Drug War la presentó.

Su historia apareció en el documental de 2016 Incarcerating US . 

Dirigió y produjo el documental de 2013 420: The Documentary . 




Amy Ralston Pofahl – (ahora Povah) fue acusada, juzgada y condenada por el gobierno federal en Waco, Texas, en 1991. A Amy se le asignó un abogado designado por el tribunal cuyo único interés era solicitarle una declaración de culpabilidad durante el período de un año que ella Fue detenido, sin derecho a fianza, en la cárcel del condado de McLennon en Waco, Texas.
 La mayoría de las pruebas presentadas en su juicio pertenecían a su ex marido, Charles Fredrick “Sandy” Pofahl, pero el jurado se centró en Amy en su ausencia. Sandy Pofahl fue encarcelado en Alemania pero no fue traído de regreso a los Estados Unidos para testificar contra sus presuntos cómplices, a pesar de que había llegado a un acuerdo de culpabilidad con los Estados Unidos y el químico Dr. Key (que también cumplía condena en Alemania). por el mismo caso de conspiración) fue traído de regreso a los Estados Unidos para testificar como parte de su acuerdo de culpabilidad.
 Sólo hay una razón por la que los federales no querían que Sandy Pofahl volviera a testificar contra Amy (esencialmente habría destruido su caso contra ella), ya que la retrataron como alguien que estuvo involucrada en todos los aspectos de la conspiración desde su inicio. El Dr. Key no creía que Amy estuviera involucrada o siquiera consciente de que su esposo y el Dr. Key estaban fabricando MDMA; sin embargo, la fiscalía formuló varias preguntas que construyeron un caso contra Amy basado en una inferencia tras otra, como si Amy alguna vez " visto” en Guatemala. Amy viajó con Sandy a Guatemala en tres ocasiones, incluido un viaje que incluyó a ambos padres.
 Mientras Amy y su familia hacían turismo, Sandy se reunía a menudo con sus asociados para tratar asuntos relacionados con su empresa de MDMA, pero dejaba a Amy fuera de esas conversaciones y reuniones.


Para arrojar luz sobre los verdaderos hechos de este caso, versus la versión del gobierno que se basa en el testimonio de testigos que cooperaron, muchos de los cuales fueron desacreditados durante el juicio y/o se contradijeron durante su propio testimonio, revise las siguientes declaraciones juradas proporcionadas por varios co-conspiradores, incluidos Charles Pofahl, Dr. Key, Tom Blackburn, Daniel Glass Bernard, Jerry Williamson y Cliff Cowles.   Declaración jurada de Charles “Sandy” Pofahl ;  Declaración jurada del Dr. Key ;  Declaración jurada de Tom Blackburn ;  Primera Declaración Jurada de Daniel Bernard ;  Segunda Declaración Jurada de Daniel Bernard ;  Declaración jurada de Jerry Williamson ;  Declaración jurada de Cliff Cowles ;

La revista Glamour fue la primera publicación importante que abordó y explicó cómo se utiliza la ley de conspiración para atrapar a esposas y novias y considerarlas igualmente culpables por lo que hizo su pareja.


Otras personas que proporcionaron declaraciones juradas para la apelación final de Amy incluyen a Paul McCaghren, un oficial de policía retirado de Dallas que conoció y observó el comportamiento de Sandy. Paul era un amigo cercano de los padres de Amy desde la escuela secundaria y conoció a Amy toda su vida. También vivía en Dallas, donde vivían Amy y Sandy, asistió a su boda y quería testificar en nombre de Amy durante su juicio, pero le sorprendió que el abogado de Amy nunca se reuniera con él para discutir ninguno de los detalles de su caso y, como se indica en La declaración jurada de Paul: “En el transcurso de mi carrera, nunca he visto a un abogado con un comportamiento tan extraño como él [el Sr. Hurley] exhibió. Declaración jurada de Paul McCaghren ;

David Ralston es el primo de Amy que trabajó en una de las empresas de Sandy Pofahl, Commonwealth Credit Corp, más tarde conocida como Commonwealth Bancorp, una institución de préstamos hipotecarios para segundas viviendas. Amy se convirtió en vicepresidenta de ventas después de cerrar consistentemente el mayor porcentaje de préstamos solicitados por el personal de ventas durante los primeros tres meses del inicio de la empresa. 
David Ralston aceptó testificar en nombre de Amy pero, una vez más, su abogado ni siquiera se puso en contacto con David y él subió al estrado de los testigos, de golpe y no pudo establecer aspectos clave que habrían retratado una imagen diferente de Amy a la que el gobierno estaba insinuando. al jurado a través del testimonio de personajes nefastos.

 La mayoría eran coacusados ​​que habían llegado a acuerdos de culpabilidad en un esfuerzo por reducir sus propias sentencias y culpabilidad al testificar contra Amy, quien se negó a vender su alma usando un micrófono o testificar contra las mismas personas que testificaban contra ella. Algunas de las personas que el gobierno quería que Amy incriminara, ella nunca las había conocido ni había oído hablar de ellas.  Declaración jurada de David Ralston


Mucha gente proporcionó cartas de carácter y declaraciones juradas para la apelación de hábeas corpus posterior a la condena de Amy, pero el tribunal de distrito, presidido por el mismo juez que condenó a Amy, [el juez Walter Smith] nunca reconoció ni comentó estas declaraciones juradas, y simplemente negó la moción de Amy, sin proporcionar ninguna base legal para la denegación. 
Luego se le negó el derecho a apelar su moción ante el tribunal de apelaciones del quinto circuito, basándose en la Ley Antiterrorista y Pena de Muerte Efectiva de 1996 (también conocida como AEDPA), que exigía un “certificado de apelabilidad” para permitir a los peticionarios el derecho. llevar su caso a un tribunal superior. Básicamente, el mismo juez y tribunal que preside un caso ahora tiene la última palabra sobre si el caso de un acusado será alguna vez visto en otra jurisdicción.
 El juez Smith denegó el “certificado de apelación” de Amy ante el Quinto Circuito. Aunque la AEDPA incluía una disposición según la cual el tribunal de circuito podía anular la denegación de un certificado de apelación, rara vez se hace así, especialmente si el tribunal de distrito no proporciona ningún hecho determinante sobre el cual el tribunal de circuito pudiera deducir que se había producido un error. Este golpe hizo que Amy se diera cuenta de que su única esperanza era “justicia mediante el indulto”.


En aras de la justicia, la libertad de Amy fue concedida el 7 de julio de 2000, cuando el presidente Clinton conmutó su sentencia accediendo a su petición de clemencia. Así nació la Fundación CAN-DO. Amy comenzó a defender a varias mujeres con las que se había unido en prisión, incluida su compañera de cuarto, Lau Ching Chin, una mujer asiática que sólo pasó un mensaje telefónico a su novio y, al hacerlo, sin saberlo, quedó atrapada en el estatuto de conspiración que exigía un 17 sentencia de un año. 
Amy escribió y presentó la petición de indulto de Chin cuando todavía eran compañeros de cuarto, abogó por ella después de su liberación y ayudó a conseguir el indulto de Chin antes de que Clinton dejara el cargo. Así nació la Fundación CAN-DO y se convirtió en 501 (c)(3) en 2004.




Amy Ralston Pofahl

Offense: Conspiracy to distribute a controlled substance, 21 U.S.C. §846; conspiracy to import a controlled substance, 21 U.S.C. § 963; and money laundering, 18U.S.C. § 1956(a))(1)(B)(i).

District/Date: Western Texas; February 27, 1992

Sentence: 292 months' imprisonment; three years' supervised release; $10,000 fine

Terms of Grant: Sentence of imprisonment to expire immediately


FORMA LARGA

Amy Ralston tomó éxtasis por primera vez en la primavera de 1985. Era sábado por la noche y Ralston, una llamativa rubia de 25 años, tenía una cita a ciegas. A instancias de una novia, Ralston dice que tomó una dosis antes de dirigirse al ahora desaparecido club nocturno Papagayo, un mercado de carne iluminado con láser que era popular entre los escenógrafos del norte de Dallas.
Ralston estaba entreteniendo a su cita (después resultó ser un fracaso) cuando un caballero mayor la invitó a bailar. El hombre era Charles "Sandy" Pofahl, un trajeado de Dallas de 43 años que tenía su propio gusto por el éxtasis y que, casualmente, estaba empezando un nuevo negocio que pronto lo convertiría en uno de los mayores traficantes de éxtasis. en la historia de Estados Unidos.

Ralston no le hizo caso.

Ralston había fumado marihuana y esnifado cocaína en su época, pero cuando el éxtasis comenzó a hacer efecto, fue una sensación nueva: el humo del cigarrillo comenzó a arañarle las fosas nasales y el suelo se removió bajo sus pies, mientras la vibrante música de baile del club golpeaba opresivamente en su cráneo. . Sintiéndose abrumado, Ralston salió a tomar un poco de aire.

Amy Ralston tomó éxtasis por primera vez en la primavera de 1985. Era sábado por la noche y Ralston, una llamativa rubia de 25 años, tenía una cita a ciegas. A instancias de una novia, Ralston dice que tomó una dosis antes de dirigirse al ahora desaparecido club nocturno Papagayo, un mercado de carne iluminado con láser que era popular entre los escenógrafos del norte de Dallas.
Ralston estaba entreteniendo a su cita (después resultó ser un fracaso) cuando un caballero mayor la invitó a bailar. El hombre era Charles "Sandy" Pofahl, un trajeado de Dallas de 43 años que tenía su propio gusto por el éxtasis y que, casualmente, estaba empezando un nuevo negocio que pronto lo convertiría en uno de los mayores traficantes de éxtasis. en la historia de Estados Unidos.

Ralston no le hizo caso.

Ralston había fumado marihuana y esnifado cocaína en su época, pero cuando el éxtasis comenzó a hacer efecto, fue una sensación nueva: el humo del cigarrillo comenzó a arañarle las fosas nasales y el suelo se removió bajo sus pies, mientras la vibrante música de baile del club golpeaba opresivamente en su cráneo. . Sintiéndose abrumado, Ralston salió a tomar un poco de aire.

"Recuerdo que miré a la luna", dice Ralston, "y estaba llena, y pensé, está bien, estoy mirando la luna más hermosa que jamás haya visto".

Bañada por la luna y zumbando, Ralston decidió que quería continuar su viaje sola. Regresó al interior del club y estaba tratando de conseguir un aventón cuando alguien le tocó el hombro.

Era Pofahl.

"Él dijo: 'Hay algo en ti. Tengo que verte otra vez. Te he estado observando toda la noche'", recuerda Ralston. "Le dije: 'Si recuerdas mi número de teléfono, puedes llamarme'".

Pofahl tomó nota mental del número y salió corriendo en busca de una servilleta. Antes de que Ralston se fuera, echó un último vistazo a la habitación y vio a Pofahl al otro lado de la barra. Y fue entonces cuando sucedió.

"Tan pronto como me di vuelta, esa cosa, esa chispa, se encendió. Fue como una sensación", dice Ralston. "Luego cogió la servilleta y empezó a agitarla en el aire. Varios años después, me la dio como regalo de Navidad".

Cuando llegó a casa, Ralston se dirigió directamente al baño.

"No sé por qué, pero sé que tuve que mirarme en el espejo y vi mis pupilas dilatadas", recuerda Ralston. "Emprendí todo este viaje espiritual por mi cuenta. Seguí diciendo: 'Estoy mirando dentro de mi universo', y seguí mirando estos dos enormes agujeros negros, y pasé por toda esta metamorfosis. O lo que sea. "

Ralston comenzó un viaje salvaje esa noche. El problema era que no terminaría hasta dentro de 15 años.

En cambio, Ralston viajó a través de la escena del éxtasis de Dallas de la década de 1980 y al centro de una compleja operación internacional de contrabando de drogas, controlada por Pofahl y un químico de Dallas llamado Dr. Morris Key. Se llamaba Organización Internacional de Exportación e Importación de Éxtasis (EIEIO, para abreviar). En su apogeo en 1989, EIEIO se extendía desde Dallas hasta Guatemala y Alemania, generando millones de dólares en ventas de éxtasis hasta que un conflicto internacional con Libia lo expuso inadvertidamente a las autoridades estadounidenses. Como la mayoría de los estadounidenses, Ralston había oído hablar de una "guerra contra las drogas", pero mientras miraba esas grandes pupilas negras esa noche, no se dio cuenta de que estaba mirando a alguien que terminaría en el campo de batalla: un futuro objetivo de agentes federales que pasarían dos años siguiéndola desde Dallas hasta Los Ángeles antes de imponerle una sentencia de 24 años de prisión en 1991.

Ralston todavía estaría en la cárcel hoy si no hubiera tenido la fortuna de convertirse en un modelo nacional para los opositores a las leyes obligatorias sobre drogas que entraron en vigor a mediados de los años 1980. El verano pasado, ese estatus le valió un artículo de alto perfil (y drásticamente distorsionado) en Glamour en el que Ralston emergía como una víctima involuntaria de la guerra contra las drogas, una "esposa ciegamente leal" cuyo marido la atrajo a una misión criminal. estilo de vida, luego la traicionó para salvar su propio trasero. La prensa ayudó a Ralston a conseguir el apoyo de varios políticos influyentes y, en última instancia, del presidente Bill Clinton, quien conmutó su sentencia en julio.

Hoy, Ralston vive con sus padres en Charleston, Arkansas, donde sostiene que su saga de 15 años es un testimonio de las injusticias del sistema legal estadounidense. Aunque no hay duda de que Ralston no debería estar en prisión, una mirada más cercana al caso revela que Sandy Pofahl no era tan rompecorazones como lo retrataron, y que Ralston no es tan inocente como ella misma se describe. . De hecho, desenredar la red de verdades a medias encontradas en su historia recuerda el título de un guión "semi-verdadero" que Ralston escribió poco antes de su arresto en 1991.

Lo llamó "Nada es blanco y negro".

Un amor superior

Hoy en día, Amy Ralston y Sandy Pofahl ofrecen relatos muy diferentes de sus primeros años juntos, incluso discutiendo el nombre del restaurante al que fueron en su primera cita. Pero sí coinciden en que se juntaron varios días después de ese encuentro del sábado por la noche y se enamoraron instantáneamente. El 2 de noviembre de 1985 se casaron.

"Parecía tener todo planeado sobre la vida y el karma", dice Ralston, quien en ese momento esperaba convertirse en modelo pero tuvo que conformarse con un trabajo temporal. "Me introdujo a la reencarnación, la metafísica y la Nueva Era".

Desde su primera cita, el éxtasis ocupó un papel central en la relación de pareja, no sólo como entretenimiento, sino también como fuente de ingresos.

Pofahl, que ahora tiene 59 años, todavía tiene el perfil de un hombre de unos 40 años, aunque su cabello castaño se ha vuelto gris y el brillo en sus ojos azules, que una vez encantaron a Ralston, es uno o dos puntos más tenue. Cuando se le pregunta sobre su pasado, un tema del que preferiría no hablar, Pofahl no duda en decir que su decisión de consumir éxtasis fue terriblemente equivocada.

"Lamento haber estado involucrado en esto", dice Pofahl. "Lamento haberme involucrado en la fabricación y venta" de éxtasis.

Pofahl, sin embargo, no se arrepiente de haber consumido el medicamento. A lo largo de su vida, Pofahl fue extremadamente consciente de su salud y se mantuvo alejado de las drogas, evitando incluso la aspirina, pero se convirtió en discípulo del éxtasis en 1981 después de que unos amigos le regalaran una tableta por su 40 cumpleaños. En aquella época, el éxtasis todavía era legal.

"Dije: 'No, gracias, no consumo drogas'. Dijeron: 'Tómalo, te gustará'. Seguí adelante y lo tomé ese día", dice Pofahl. "Fue una experiencia positiva llevárselo con ellos".

Tomar éxtasis pronto se convirtió en un pasatiempo recreativo que Pofahl disfrutaba durante los fines de semana, generalmente en casa de amigos o, a veces, en discotecas. "Durante los siguientes tres, tres años y medio, [nuestro] grupo de unas 25 personas consumía éxtasis en Dallas y Austin", dice Pofahl. "[Era] sólo un momento para estar juntos, tomar éxtasis y hablar".

Después de su boda con Pofahl, Ralston se unió con gusto a la fiesta. Para ella, el éxtasis se convirtió en una parte integral de su relación con Pofahl y de su vida en general.

"Cuando Sandy y yo estábamos juntos, usábamos éxtasis como lo harían muchas parejas. Nos sentábamos junto al fuego. Es una excelente manera de hablar, si estás familiarizado con ella. Es como un suero de la verdad", Ralston dice. "Era la ceremonia del éxtasis".


Mientras que Sandy prefería consumir la droga en la intimidad de su hogar, Ralston dice que le gustaba ir a discotecas.

"Yo soy la que definitivamente lo usaría y saldría", dice. "Me gustaría tomar un cuarto [de pastilla] y, un poco más tarde, otro cuarto. Eso elevó mi estado de ánimo hasta el punto de que el mundo era simplemente el mejor lugar para vivir".

Si bien Pofahl no expuso a Ralston al éxtasis, sí le mostró su potencial para obtener ganancias: cuando los dos se casaron, él estaba en camino de convertirse en un capo del éxtasis. Era una ocupación improbable para un hombre que alguna vez estudió teología en Princeton y obtuvo un título en derecho en la Universidad de Stanford en 1967.

Después de la escuela de derecho, Pofahl se mudó a Dallas con su primera esposa y comenzó a trabajar para Trammell Crow, entonces el desarrollador inmobiliario más grande del mundo. Dos años más tarde, Pofahl dejó la empresa con la esperanza de construir su propio imperio inmobiliario, al que llamó Commonwealth Development. Lamentablemente no alcanzó su objetivo. En 1974, Commonwealth estaba en quiebra y Pofahl, cuyo primer matrimonio estaba fracasando, ni siquiera podía permitirse las cortinas personalizadas que su esposa había encargado para su casa

A pesar del revés, Pofahl continuó su búsqueda de The Big Deal, incorporando más de una docena de empresas a finales de los años 1970 y 1980. Pofahl logró completar algunas empresas exitosas, entre las que destaca la venta de una empresa de perforación de petróleo y gas de su propiedad. La transacción le reportó 600.000 dólares en 1985. El precio de venta no fue malo, pero no fue nada comparado con las ganancias potenciales que ofrecía el éxtasis.

Esa oportunidad surgió en 1984, cuando Pofahl dice que su distribuidor reveló que su fuente se estaba agotando y le preguntó a Pofahl si quería entrar en el negocio. Como parte de la propuesta, el distribuidor le dijo a Pofahl que podría obtener una ganancia de 2,50 dólares por cada tableta que vendiera. Siendo el hombre de negocios que era, Pofahl olía una fortuna.

Para su beneficio, el gobierno estadounidense pronto prohibiría el éxtasis e, irónicamente, le daría a Pofahl la única clave del éxito que nunca pareció encontrar como promotor inmobiliario: el buen momento.

Quiero una nueva droga

En 1985 había una parte de Dallas que tenía ganas de fiesta. Con los negocios petrolero y inmobiliario en su apogeo, la gente ganaba montones de dinero durante el día y acudía a los clubes con él por la noche. La cultura de las drogas estaba muy abierta.

"Cuando me mudé a Dallas, la cocaína estaba por todas partes", dice Ralston. "Si ibas a una tienda de tarjetas en ese momento, había tarjetas de Navidad [que decían], 'Que nieve, que nieve, que nieve', [y mostraban] a Papá Noel con la cuchara de cocaína. Era simplemente tan aceptado."

Para las personas a las que no les gustaban los efectos provocadores de la coca, el éxtasis ofrecía una alternativa más seductora y suave y, para ellos, Dallas era el lugar ideal. En 1985, Dallas se había ganado la reputación de ser la capital del éxtasis del país, porque era una de las pocas ciudades donde la droga se vendía abiertamente en locales nocturnos como el bar Texas Ranch, que atendía a la multitud que bailaba.

Pofahl quería una parte de la acción. A principios de 1985, cogió el teléfono y llamó a su amigo, el doctor Morris Key, un químico de Dallas que dirigía su propio negocio de consultoría. Key, un entusiasta del éxtasis, estaba dispuesto a jugar.

A diferencia de las redes de drogas ilegales, esta era inusual, porque Pofahl y Key realmente hicieron esfuerzos para mantener la operación honesta. Al principio fue bastante fácil hacerlo porque el éxtasis todavía era legal.

"La idea, desde el principio, nunca fue violar la ley. Era hacerlo siempre que no fuera ilegal desde el punto de vista de la DEA y renunciar inmediatamente si se volviera ilegal", dice Key. "Al principio pensé, ya sabes, esto es una anfetamina, no puede no ser ilegal. Pero cuando lo investigué, vi que no era ilegal".

Como parte de su plan de negocios, Pofahl coordinó las ventas y la distribución, mientras que Key supervisó la producción. Específicamente, Key dispuso que el polvo utilizado para producir éxtasis se fabricara en un laboratorio de California a un costo de 10 a 20 centavos por tableta. Luego, el polvo se envió a un laboratorio en Frisco, donde se convirtió en tabletas. En total, la operación produjo unas 600.000 tabletas, que Pofahl vendió a través de una red de distribuidores en Dallas por unos 3 dólares cada una. Por sus esfuerzos, Pofahl le pagó a Key 30.000 dólares al mes.

"Mi primer trato fue de un millón, y luego [mucho después] me dio otro millón", dice Key, quien agrega que su pago total durante toda la operación fue "una gota en el océano" en comparación con sus ganancias totales.

Justo cuando el dinero empezaba a llegar, el éxtasis surgió como una amenaza social. Pasó mucho tiempo para un medicamento que fue patentado por una compañía farmacéutica de Alemania Occidental en 1917 y considerado inútil por el ejército estadounidense en la década de 1950.

En lo que ahora se destaca como un ejemplo clásico de pensamiento reaccionario, el 1 de julio de 1985, la DEA puso en vigor una prohibición de emergencia del éxtasis, clasificándolo temporalmente como una sustancia controlada de "lista I", a la par del LSD y la heroína. Curiosamente, la comunidad psiquiátrica, que aclamó la droga como una forma de ayudar a los pacientes a superar todo, desde el abuso infantil hasta los matrimonios rotos, salió en defensa del éxtasis. La medida tomó a la DEA con la guardia baja, obligándola a celebrar una serie de audiencias públicas durante las cuales los psiquiatras argumentaron que el éxtasis debería clasificarse como una sustancia controlada de "lista III", permitiéndoles seguir prescribiéndolo.

Sus voces, sin embargo, no pudieron elevarse por encima del estrépito de la creciente campaña "Simplemente di no" de la primera dama Nancy Reagan. Al final, el éxtasis se convirtió en una de las primeras víctimas de la guerra contra las drogas de la administración Reagan. El 27 de octubre de 1986, la droga quedó prohibida permanentemente.

Si Pofahl y Key hubieran seguido su plan original, no habrían tenido problemas. Pero cuando se prohibió el éxtasis, ya estaban enganchados a sus beneficios.

"De repente miras a tu alrededor y dices: 'Dios mío, estoy muy lejos', y estás acostumbrado al dinero y a la emoción y simplemente no te detienes". dice Key. "En los años 80, el éxtasis se consideraba una buena droga sexual que realmente no hacía daño a nada, y la DEA simplemente intentaba controlarlo porque podía. Esa era más o menos la actitud y esa era nuestra actitud. Por supuesto, teníamos esa actitud por una razón diferente. Nuestra actitud era que queríamos hacerlo, así que, por supuesto, lo racionalizaremos de cualquier forma que podamos".

En cambio, trasladaron la operación a Guatemala y nació EIEIO. Los hombres contrataron a una empresa llamada Unipharm para producir el medicamento, utilizando productos químicos suministrados por Key, a cambio de pagos de entre 2.500 y 5.000 dólares al mes. En marzo de 1986, Unipharm completó su primer lote de 86.960 pastillas.

Mientras tanto, Key viajó a Alemania en busca de una empresa química que pudiera suministrarle materias primas. Al final se decidió por una empresa llamada Imhausen-Chemie.

En ese momento, los hombres pensaron que podían exportar legalmente el producto crudo desde Alemania a Guatemala, donde la producción y venta de éxtasis eran legales, y venderlo sin violar ninguna ley. Key estaba tan seguro de que el negocio era kosher que no hizo todo lo posible para ocultarlo.

"Lo hice registrar. Teníamos la licencia del departamento de salud de Guatemala. Teníamos licencia para exportación y tuve un buen control de calidad", dice Key. "Quiero decir, fue algo bueno".

Y hubo mucho de eso. Entre marzo de 1986 y febrero de 1989, cuando Key y Pofahl fueron detenidos, Unipharm produjo un total de 3,3 millones de comprimidos. Por lo general, Pofahl llevaba las pastillas de contrabando a Dallas (ya sea por avión, automóvil o correo) y las guardaba dentro de una serie de cajas de seguridad y bóvedas de almacenamiento que alquilaba en el norte de Dallas. Una vez que las drogas estaban en el lugar, sus traficantes ingresaban a las unidades, retiraban las drogas y las reemplazaban con dinero en efectivo.

Desafortunadamente, el error de Key fue suponer que Imhausen, como la mayoría de las empresas respetables, no aceptaría vender un producto si fuera ilegal en Alemania. Key dice que pronto descubrió lo contrario, gracias a funcionarios estadounidenses.

A principios de 1989, Estados Unidos acusó a funcionarios de Imhausen de suministrar productos químicos que creían que Moammar Gadhafi, el dictador libio y archirrival de Estados Unidos, estaba utilizando para fabricar gas mostaza. Ese enero, la tensión sobre la planta resultó en una persecución aérea al estilo Top Gun que terminó cuando pilotos de combate estadounidenses derribaron a dos cazas libios sobre el Mar Mediterráneo.

Los funcionarios alemanes insistieron inicialmente en que su investigación sobre Imhausen no encontró ningún respaldo a las acusaciones estadounidenses contra Gadafi, pero aceptaron realizar otra investigación. "Así es como nos atraparon", dice Key.

El comisario

En algún momento de 1987, Key y Pofahl decidieron penetrar el mercado europeo, en parte porque el rendimiento de su producción en Guatemala se estaba desacelerando, pero también porque Pofahl y Key estaban cada vez más nerviosos por el alcance de sus operaciones ilegales en los Estados Unidos. Con el tiempo, esperaban dejar de vender la droga aquí por completo.

Pofahl pensó que Ámsterdam sería un gran lugar para reubicar todo el negocio, desde la producción hasta las ventas, pero Key dice que lo convenció de no hacerlo. En cambio, Key lo convenció de ampliar sus esfuerzos de producción en Imhausen, que hasta entonces se había limitado a vender materias primas Key.

Mientras tanto, Pofahl empezó a construir una nueva red de distribución en los Países Bajos y Gran Bretaña. El trabajo resultó ser mucho más apasionante que sus antiguos intentos de desarrollar bienes raíces en Dallas. El 31 de octubre de 1988, por ejemplo, Pofahl se coló en los Países Bajos al amparo de la oscuridad y almacenó 1,3 millones de comprimidos en el sótano de una floristería llamada "Nicole". La droga debía ser entregada a los propietarios de tres cafeterías de Ámsterdam.

Tres meses después, la policía nacional alemana se presentó en Imhausen. Además de las transacciones relativas a Libia, los funcionarios de la empresa entregaron todos sus registros de producción relacionados con Key y Pofahl. Durante la reunión, los funcionarios de la empresa dijeron a la policía que se esperaba que Pofahl visitara la empresa en dos semanas. El 16 de febrero de 1989, Pofahl se presentó según lo previsto y la policía lo arrestó acusado de violar la Ley de Estupefacientes del país. De regreso a Estados Unidos, Key fue arrestado en Nueva York y extraditado a Alemania.

En los meses siguientes, funcionarios alemanes confiscaron las cuentas bancarias de Pofahl y coordinaron un esfuerzo internacional que, gracias a los impecables registros de Imhausen, logró recuperar decenas de miles de pastillas no vendidas escondidas en Guatemala, Alemania y los Países Bajos. La policía holandesa describió un hallazgo (en la floristería de Amsterdam donde Pofahl había hecho su depósito nocturno) como la mayor incautación de anfetamina en la historia del país.

Con Pofahl y Key tras las rejas, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley de Estados Unidos se propusieron descubrir el alcance total de la conspiración en Estados Unidos para dictar condenas contra todos sus participantes. Naturalmente, la tarea sería mucho más fácil si Pofahl y Key, los capos de la conspiración, comenzaran a graznar. Los funcionarios, encabezados por el fiscal federal adjunto Charlie Strauss de San Antonio, prometieron ser suaves con Pofahl y Key en los estados si aceptaban dar nombres y renunciar a sus ganancias. Desde sus nuevas perspectivas tras las rejas, Pofahl y Key finalmente determinaron que cooperar era lo mejor para ellos.

"Déjame decirte que la cárcel tiene una manera de hacerte cambiar muchas cosas", dice Key. "Aprendes muy rápido a decidir si ese es el lugar al que quieres volver, y yo no quería volver a él. Y no fue solo eso. Simplemente hice un gran examen de conciencia y decidí que Me gustaría poder vivir una vida diferente cuando salga".

En abril de 1989, Key firmó una declaración jurada de cuatro páginas en la que describía su participación en el caso. Pofahl tuvo una epifanía similar.

"Todos tenían que decidir qué querían hacer", dice Pofahl. "Me equivoqué y necesitaba ser sincero acerca de lo que hice. Charlie Strauss y [el agente del IRS] Gary Gallman vinieron a mediados del 89 y tuvimos una larga conversación. Dije que estaba equivocado en lo que hice. , y fui sincero en lo que dije."

Durante una serie de reuniones celebradas en la cárcel de la ciudad de Offenberg, Alemania, Pofahl expuso los intrincados detalles de la organización. Además de sus propias acciones, Pofahl identificó a todas las personas con las que trató, desde los fabricantes hasta los distribuidores. También les dijo a los investigadores estadounidenses cómo encontrar en Dallas las numerosas cajas de seguridad y bóvedas cerradas que había alquilado, que contenían cientos de miles de dólares en efectivo y pastillas sin vender.

En noviembre de 1990, Pofahl y Key comparecieron ante un tribunal penal alemán para ser juzgados. El proceso duró 10 días, durante los cuales ambos hombres fueron declarados culpables de fabricar drogas en violación de la ley federal alemana. El 18 de diciembre de 1990, Pofahl fue sentenciado a seis años y tres meses de prisión, mientras que Key recibió una sentencia de seis años.

Al dictar sentencia, el tribunal alemán, que consideró el éxtasis "menos peligroso que el alcohol", tuvo en cuenta dos elementos clave con respecto a Pofahl. Una fue su confesión. La segunda fue la información de Strauss de que, aunque podría enfrentar cadena perpetua en Estados Unidos, probablemente sería sentenciado a libertad condicional, siempre y cuando su continua cooperación como informante y testigo les ayudara a conseguir condenas adicionales.

En ese momento, en 1990, una de las personas a las que Strauss quería atrapar era Amy Ralston.

Cuando arrestaron a Pofahl, él y Amy Ralston se habían separado extraoficialmente. Ralston se había mudado a Los Ángeles, donde salía con otros hombres y promocionaba fiestas en un club exclusivo que era popular entre las celebridades.

Tanto Pofahl como Ralston confirman que Pofahl hizo varios intentos para recuperar a Ralston. Ralston no estaba segura de la relación, pero cuando se enteró del arresto de Pofahl, se subió a un avión a Alemania. Desde la cárcel, Pofahl le contó a Ralston sobre sus cajas de seguridad y le pidió que recuperara unos 400.000 dólares para su defensa legal. Ralston dice que se sintió obligada a ayudar a su marido.

"No estoy nada orgulloso de admitirlo, [pero] empezaría a llorar en público", dice Ralston. "Comenzaba a sentir una horrible sensación de preocupación porque él estaba sentado en una celda de la cárcel, siendo sometido a no sé qué, y yo no podía ayudarlo".

Hasta el día de hoy, Ralston afirma que no tenía idea de que Pofahl vendía éxtasis hasta después de su arresto.

"¿Era legal [el éxtasis] cuando empezamos a consumirlo? Sí. ¿Luego se volvió ilegal? Sí. ¿Dejé de consumirlo? No", dice Ralston. "¿Pero sabía que él lo estaba fabricando y que tenía a ciertas personas y toda esta organización en su lugar? No".

Su afirmación, sin embargo, es falsa.

En verdad, Ralston participó activamente en el negocio de su marido hasta mayo de 1986, cuando ella y Pofahl acordaron que ella debería retirarse, según una declaración jurada que ella misma escribió y le pidió a Pofahl que firmara como parte de su apelación legal. Para minimizar su culpabilidad futura en caso de que surgiera un caso penal, Pofahl acordó proteger a Ralston de todos los aspectos del negocio, negándose incluso a discutirlo en su presencia, mientras Ralston se fue a trabajar a uno de los negocios legítimos de Pofahl en Dallas, ganando un sueldo mensual. salario de $4.000.

En otras palabras, lo que Ralston no sabía era cuán extenso se había vuelto el negocio de su marido. Sin embargo, después de visitar a Pofahl en la cárcel, tuvo una idea bastante clara.

Aunque Pofahl dice que nunca recibió nada del dinero que solicitó, Ralston comenzó a ingresar sistemáticamente a las cajas de seguridad y a recolectar cientos de miles de dólares en dinero sucio. Como parte del esfuerzo, contó con la ayuda de un exnovio que trabajaba para Pofahl.

Había una bóveda en particular en la que Ralston y el hombre se esforzaron por entrar. Ubicada dentro de una empresa de almacenamiento en bóveda en Inwood Village, la bóveda contenía 110.000 pastillas. Cuando los empleados de la bóveda se negaron a dejar entrar a Ralston, ella y el hombre "idearon un plan" en el que él alquiló otra bóveda en la misma unidad y, cuando los empleados no estaban mirando, irrumpieron en la bóveda de Pofahl usando una combinación de Ralston. le dio.

"Cuando eres cliente", dice Ralston, "te dejan entrar y te dejan en paz".

En ese momento, Pofahl le había escrito a Ralston una carta advirtiéndole que se mantuviera alejada de esa bóveda, sabiendo que los agentes federales eventualmente la registrarían. Cuando Ralston recibió la carta, ya era demasiado tarde: el exnovio había recuperado las pastillas y las había vendido. Más tarde, le entregó a Ralston las ganancias: más de 300.000 dólares en efectivo. "Lo tomé", admite Ralston.


Ralston tomó ese dinero en efectivo, más una cantidad adicional y hasta el día de hoy indeterminada, y lo arrojó en el maletero de un coche de alquiler, junto con lo que Ralston dice que era una bolsa de pastillas de éxtasis rotas del tamaño de una noche. El 5 de mayo de 1989, Ralston llevó el botín a Los Ángeles.

"Estaba sentado sobre una montaña de dinero. Mucha gente pensaría que eso es algo grandioso, pero cuando se trata de dinero ilícito, estás literalmente sentado sobre una montaña de dinamita y no es divertido", dice Ralston. "No puedes ponerlo en tu banco. No sabes qué hacer con él. Si te atrapan con él, es una excelente evidencia para sellar un caso".

Eso es lo que pensaron los investigadores estadounidenses. Para entonces, ya habían registrado la casa de Ralston y la habían interrogado sobre su marido. A diferencia de los otros miembros de la conspiración, incluida la esposa del Dr. Key, que tenía conocimiento del caso pero nunca fue procesada, Ralston se negó a cooperar. En cambio, siguió con su vida como si nada pasara.

Ralston dice que no sólo siguió consumiendo éxtasis, sino que también lo regaló a sus amigos. Aunque eso equivale a una distribución conforme a la ley, Ralston no vio nada malo en ello. Para ella, drogarse y drogar a otros era una elección de estilo de vida que no era asunto del gobierno.

"No creo que haya sido irresponsable", dice Ralston. "Definitivamente lo disfruté. Lo compartí. Envié a mucha gente al éxtasis".

Como ejemplo, Ralston recuerda un viaje a Venice Beach que fue especialmente memorable. Esa noche, Ralston caminaba por la arena con un amigo que estaba tomando éxtasis por primera vez. Juntos observaron aviones en el aeropuerto de Los Ángeles.

"Él dice: 'Guau, mira ese avión'", recuerda Ralston. "Para mí, fue emocionante ver a alguien aparecer por primera vez. Realmente disfruté viendo cómo esto surgía de alguien. Las cosas cotidianas se vuelven extraordinarias".

Por supuesto, nada de esto parecía normal para el equipo de investigadores del IRS y la DEA que seguían a Ralston.

Corrí tan lejos)

Mientras los agentes reconstruían su caso, quedó claro que Ralston estaba ocultando los bienes obtenidos ilícitamente por su marido. Además, se convencieron de que ella estaba tratando de continuar con su negocio, una teoría que desarrollaron después de que comenzaron a arrodillarse ante los co-conspiradores a quienes Pofahl había abandonado.

Un comerciante, por ejemplo, admitió que vendió 127.000 comprimidos a principios de 1989 en nombre de Pofahl. Como Pofahl estaba en la cárcel, el comerciante dijo que conoció a Ralston y le dio los 218.930 dólares que ganó con la venta. También afirmó que Ralston le dio un recibo por el dinero y lo reprendió por no obtener un mejor precio por las pastillas.

En 1990, los investigadores presionaron a Ralston, registraron su casa dos veces más, congelaron sus bienes y entrevistaron a sus nuevos amigos en Los Ángeles. En cualquier momento de este proceso, Ralston podría haberles dado lo que querían: el dinero, más su cooperación. En cambio, ella corrió.

"La gente desesperada hace cosas desesperadas", dice.

Es decir, Ralston dice que gastó 500 dólares para comprarle una nueva identidad a un hombre que operaba desde una oficina de una sola habitación ubicada detrás de una tienda "Mail Boxes R Us" en Sherman Oaks, California. Usando una licencia de conducir, un certificado de nacimiento y un número de Seguro Social falsos, Ralston se reinventó como Alex Rossell y se mudó a Florida.

"Sentí que, bueno, si salgo de la escena, entonces, después de que todo esté hecho, no habrá nada que diga que no puedo volver a entrar en la escena", dice Ralston.

El plan funcionó, pero la vida en Florida pronto se volvió aburrida. Después de un tiempo, Ralston se dio cuenta de que permanecer bajo tierra significaba nunca poder contactar a sus padres y amigos. Ralston regresó a Los Ángeles. El 26 de marzo de 1991 fue arrestada.

Me sentí un poco aliviado", recuerda Ralston, "porque pensé que tal vez ahora la locura terminaría, sin darme cuenta de que mi pesadilla estaba a punto de comenzar".

En efecto. Ralston fue enviada a Waco, donde se convirtió en una de los 16 coacusados, incluidos Pofahl y Key, en lo que los fiscales llamaron entonces el mayor caso de distribución de éxtasis en la historia del país. En lugar de declararse culpable, como lo hicieron la mayoría de los demás acusados, Ralston ejerció su derecho a un juicio con jurado. Fue una decisión que pagó cara.

"En aquel entonces era muy arrogante", dice Ralston, "porque no sabía nada de conspiración".

Hasta el día de hoy, el abogado Strauss dice que si Ralston hubiera sido sincero acerca de sus acciones y hubiera cooperado con él, nunca la habría procesado. Pero cuando se le presentó el escenario de llevarla a juicio, Strauss decidió tomar distancia: bajo las amplias leyes federales de conspiración, la procesó como un capo, en pie de igualdad con Pofahl y Key.

"Las pruebas demostraron que, después del arresto de su marido, ella hizo varios intentos de mantener la conspiración activa y en curso", dice Strauss. "Además de los esfuerzos de Amy para recolectar las ganancias mal habidas que estaban almacenadas en varios lugares, ella hizo esfuerzos para solicitar a la gente que contrabandeara cantidades adicionales de MDMA desde Guatemala y recuperara cantidades de MDMA que [ya] estaban almacenadas en los EE.UU. para que pudieran podría distribuirse."

Strauss no tuvo problemas para probar su caso. Al concluir el juicio, el jurado declaró a Ralston culpable de lavado de dinero y conspiración para importar y distribuir éxtasis. Según las normas federales de sentencia, Ralston recibió una sentencia mínima obligatoria de 24 años de prisión, la más larga de todos los acusados.

En San Antonio, Strauss dice que no se arrepiente de su decisión de enviar a Ralston a hacer las maletas.

"Nunca creí que Amy fuera tratada injustamente. Amy hizo lo que hizo y fue castigada por ello", dice Strauss. "Ella no es una heroína. No es un modelo a seguir. No quiero que mi hija se parezca en nada a ella".


Bonita en rosa

En 1999, las cosas parecían sombrías para Ralston. Para entonces, había lanzado un amplio esfuerzo para que su condena fuera anulada y posteriormente suavizada, pero los tribunales rechazaron rotundamente sus argumentos. Fue entonces cuando Ralston finalmente descubrió cómo hacer funcionar el sistema: no el sistema legal, sino los medios de comunicación y el sistema de derechos de las víctimas.

Desde su celda de prisión, Ralston logró atraer el apoyo de varias organizaciones activistas, incluida Familias contra los mínimos obligatorios. Para ellos, el caso de Ralston se destacó como un ejemplo clásico de cómo las leyes federales de sentencia encarcelan injustamente a delincuentes de drogas de bajo nivel, mientras que dejan a los capos en libertad. El grupo se enfrentó a Amy como parte de su búsqueda para exponer las injusticias del sistema penal federal.

"Amy fue una de las miles que nos contactaron sobre su caso", dice la portavoz de FAMM, Monica Pratt. "Algunos de los hechos de su caso mostraron claramente que Amy era el tipo de delincuente que merecía algo de tiempo, pero no 24 años. Si bien utilizamos casos como el de Amy para poner un rostro humano a las leyes, no se trata tanto de los casos. como se trata de las leyes mismas."

Hace tiempo que se reconoce que las sentencias mínimas obligatorias, que el Congreso promulgó apresuradamente en medio de la guerra contra las drogas de la administración Reagan, son problemáticas. La mayoría de los jueces federales se oponen a las leyes porque les despojan de su poder de discreción. En casos de drogas como el de Ralston, por ejemplo, los jueces deben imponer castigos utilizando una fórmula matemática estricta que multiplica la culpa por cantidad sin tener en cuenta las circunstancias detrás del comportamiento del delincuente.

También es cierto, como sostiene Pratt, que la aplicación de las leyes ha resultado en que más delincuentes menores relacionados con las drogas sean sentenciados a penas más largas que los capos. Esto sucede porque los fiscales, que están motivados profesionalmente para aumentar sus tasas de condenas, cierran tratos con los capos omniscientes a cambio de información sobre sus subordinados, a quienes se les mantiene en la ignorancia sobre la conspiración general y, por lo tanto, tienen poca información para negociar.

El caso de Pofahl es el ejemplo perfecto de esta tendencia. Pofahl cumplió cuatro años y dos meses en Alemania antes de ser liberado en los Estados Unidos en 1994. Cuando regresó a Texas, Strauss recomendó con éxito que Pofahl fuera sentenciado a una pena de cinco años de libertad condicional porque había sido un informante útil.

Sin embargo, cuando se trata de promover causas políticas, la capacidad de generar simpatía es esencial. Si bien pocas personas sentirían simpatía por Pofahl, podrían sentirla por Ralston, siempre y cuando los detalles grasosos de su "historia" fueran resumidos para el consumo público. Ralston era muy consciente de este hecho, según una carta que le escribió a Pofahl en febrero de 1999. (Aunque Pofahl se había divorciado de Ralston en 1996, aceptó firmar todas las declaraciones juradas que Ralston le envió en su esfuerzo por recuperar su libertad). Una Ralston optimista le dijo a Pofahl que su atractivo político estaba avanzando rápidamente.


"Parece que vamos a obtener la ayuda de las personas que necesitamos y que son los actores clave en la arena política de Arkansas", escribió Ralston. "Sin embargo, tampoco quiero adelantarme y maldecirlo, ya que he tenido muy mala suerte cuando se trata de lograr justicia. Esto va a cambiar pronto".

Todo lo que necesitaba ahora era alguien que le contara su historia. El glamour mordió el anzuelo.

En agosto de 1999, Glamour publicó una larga historia sobre Ralston, retratándola con simpatía como una chica de campo que ingenuamente se enamoró de un hombre de negocios fabulosamente exitoso que le dio éxtasis en su primera cita. En esta versión de los acontecimientos, Pofahl, el "asqueroso", atormentaba a Ralston, la belleza tímida, con coches lujosos y un trabajo bien remunerado mientras él vendía drogas a sus espaldas. Al final, Ralston resultó ser una "esposa ciegamente leal" cuyo marido la había vendido para salvarse. Fue una gran copia. De hecho, la historia fue tan convincente que el ex gobernador de Arkansas, David Pryor, dice que se vio obligado a ejercer presión personalmente en nombre de Ralston después de leerla.

"Me enfurecí. Al principio estaba desconcertado. No podía creer que esto estuviera sucediendo en nuestro país", dice Pryor, quien irónicamente fue uno de los muchos políticos que apoyaron las duras leyes sobre drogas promulgadas por el Congreso en los años 1980. "Me obsesioné con el caso de Amy. Al final llamé al Departamento de Justicia, a la gente de indultos, y les pregunté si estaba permitido venir y presentarles un caso. Dijeron que sí".

En su esfuerzo de cabildeo, Pryor, ex senador estadounidense, se asoció con el ex gobernador de Arkansas y senador estadounidense Dale Bumpers, quien proviene de la ciudad natal de Ralston y es uno de los más fervientes partidarios del presidente Clinton. Juntos, pasaron dos horas argumentando que el caso de Ralston debería ser remitido a Clinton para una revisión del indulto.

Ese esfuerzo fue solo el pastel. Bumpers y Pryor pusieron la guinda en mayo, cuando Clinton regresó a Little Rock e invitó a sus dos viejos amigos a una cena informal. Pryor aprovechó la ocasión para promover discretamente la causa de Ralston.

"Le entregué un expediente sobre Amy. Francamente, no sé si alguna vez lo abrió", dice Pryor. "Nunca volvimos a hablar de eso después de eso".

Dos meses después, el 7 de julio de 2000, la Casa Blanca anunció silenciosamente y sin dar más detalles que Clinton había conmutado las sentencias de Ralston y otras tres reclusas, todas ellas condenadas por delitos de drogas y sentenciadas a penas de prisión más largas que los hombres asociados. con sus casos. Según un asistente de la Casa Blanca, Clinton sentía que la mujer había estado en prisión suficiente tiempo.

Al atardecer, Ralston estaba libre.

Nueva actitud

"Cuando vives una historia como la mía", dice Ralston durante una entrevista en la casa de clase media de sus padres en Charleston, "esperas que tan pronto como comienza la película, sabes quién es el bueno y quién es el malo". ".

Mientras Ralston se sienta en el rincón del comedor, con su reflejo capturado en la superficie pulida de la mesa, todavía es difícil imaginar que el suyo sea el rostro de un enemigo nacional. Con su largo cabello rubio sucio y sus rasgos afilados y larguiruchos, todavía tiene la buena apariencia de una chica de portada, aunque su rostro está comenzando a mostrar signos de desgaste. Brillante y amigable, Ralston se abre fácilmente en una conversación y es tentador creer que ha sido terriblemente agraviada.

Hasta el día de hoy, Ralston sostiene que la historia de por qué terminó en prisión se reduce a una traición.

"Se metió en problemas y recurrió a mí en busca de ayuda. Luego se volvió contra mí para ayudarse a sí mismo", dice Ralston sobre Pofahl. "Cuando llegó mi turno [de buscar ayuda], no había nadie".

Esta es la misma historia que Ralston contó a Glamour, y fue lo suficientemente convincente como para ganarse la simpatía del presidente de los Estados Unidos. Evidentemente, Ralston ha llegado a creerlo ella misma.

Por supuesto, hay muchas verdades entretejidas en el relato de Ralston: nuestras leyes sobre drogas son reaccionarias y los intentos de procesar a quienes las violan son infructuosos y duros, especialmente si el objetivo es prevenir el consumo de drogas. Hoy en día, los adolescentes pueden desembolsar 20 dólares y consumir éxtasis toda la noche si así lo desean, y ningún policía o fiscal puede impedirlo.

Aunque Strauss dice que su oficina no está de acuerdo con la decisión de Clinton, admite que los nueve años que Ralston sirvió fueron sustanciales. Aún así, el caso lo deja preocupado.

"Hubo un tiempo, hace algunos años, en el que tal vez la sociedad no consideraba a las esposas y novias responsables de sus acciones. Tal vez hayamos superado ese punto, no lo sé", dice Strauss, quien añade, "este caso tiene Consumió un número de horas de mi vida que ahora no tienen sentido."

Al final, dice Ralston, nada cambiará hasta que la gente empiece a ser honesta acerca de las drogas.

"Muchas personas cruzan esta puerta y se desvinculan completamente de nuestro pasado", dice. "No quieren admitir que consumieron drogas. Está bien, no es necesario admitirlo, pero en realidad somos un grupo de hipócritas. Todo el mundo ha estado expuesto a ello, de una forma u otra, y todos estamos expuestos a ello. fingiendo."

El problema es que Ralston también lo es.

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