—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

lunes, 1 de mayo de 2017

382.-El Consejo Áulico y la Cámara de la Corte Imperial del Sacro Imperio Romano Germánico.-a

Luis  Bustamante Robin; José Guillermo González Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdés;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Álvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Verónica Barrientos Meléndez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andrés Oyarce Reyes; Franco González Fortunatti; Patricio  Hernández Jara;  Demetrio Protopsaltis Palma; Nelson González Urra ; Ricardo Matías Heredia Sánchez; Katherine Alejandra Del Carmen  Lafoy Guzmán; Alamiro Fernández Acevedo;  Soledad García Nannig; Paula Flores Vargas; María Verónica Rossi Valenzuela; Aldo Ahumada Chu Han; 


TRIBUNALES DE SACRO IMPERIO ROMANO.

 



El Sacro Imperio Romano Germánico. 

(en alemán: Heiliges Römisches Reich; en latín: Sacrum Romanum Imperium o Sacrum Imperium Romanum) fue una agrupación política ubicada en la Europa occidental y central, cuyo ámbito de poder recayó en el emperador romano germánico desde la Edad Media hasta inicios de la Edad Contemporánea.

Su nombre deriva de la pretensión de los gobernantes medievales de continuar la tradición del Imperio carolingio (desaparecido en el siglo X), el cual había revivido el título de Emperador romano en Occidente, como una forma de conservar el prestigio del antiguo Imperio romano. El adjetivo «sacro» no fue empleado sino hasta el reinado de Federico Barbarroja (sancionado en 1157) para legitimar su existencia como la santa voluntad divina en el sentido cristiano.
 Así, la designación Sacrum Imperium fue documentada por primera vez en 1157, mientras que el título Sacrum Romanum Imperium apareció hacia 1184 y fue usado de manera definitiva desde 1254. El complemento Deutscher Nation (en latín: Nationis Germanicæ) fue añadido en el siglo XV.



El Imperio se formó en 962 bajo la dinastía sajona a partir de la antigua Francia Oriental (una de las tres partes en que se dividió el Imperio carolingio). Desde su creación, el Sacro Imperio se convirtió en la entidad predominante en la Europa central durante casi un milenio hasta su disolución en 1806. En el curso de los siglos, sus fronteras fueron considerablemente modificadas. En el momento de su mayor expansión, el Imperio comprendía casi todo el territorio de la actual Europa central, así como partes de Europa del sur. 
Así, a inicios del siglo XVI, en tiempos del emperador Carlos V, además del territorio de Holstein, el Sacro Imperio comprendía Bohemia, Moravia y Silesia. Por el sur se extendía hasta Carniola en las costas del Adriático; por el oeste, abarcaba el condado libre de Borgoña (Franco-Condado) y Saboya, fuera de Génova, Lombardía y Toscana en tierras italianas. También estaba integrada en el Imperio la mayor parte de los Países Bajos, con la excepción del Artois y Flandes, al oeste del Escalda.

En campo de oro un águila bicéfala color sable con halo, y armada, picada y lampasada de gules.


Debido a su carácter supranacional, el Sacro Imperio nunca se convirtió en un Estado nación o en un Estado moderno; más bien, mantuvo un gobierno monárquico y una tradición imperial estamental. En 1648, los Estados vecinos fueron constitucionalmente integrados como Estados imperiales. El Imperio debía asegurar la estabilidad política y la resolución pacífica de los conflictos mediante la restricción de la dinámica del poder: ofrecía protección a los súbditos contra la arbitrariedad de los señores, así como a los estamentos más bajos contra toda infracción a los derechos cometida por los estamentos más altos o por el propio Imperio.
Entonces, el Imperio cumplió igualmente una función pacificadora en el sistema de potencias europeas; sin embargo, desde la Edad Moderna, fue estructuralmente incapaz de emprender guerras ofensivas, extender su poder o su territorio. 
Así, a partir de mediados del siglo XVIII, el Imperio ya no fue capaz de seguir protegiendo a sus miembros de las políticas expansionistas de las potencias internas y externas. Esta fue su mayor carencia y una de las causas de su declive. La defensa del derecho y la conservación de la paz se convirtieron en sus objetivos fundamentales. Las guerras napoleónicas y el consiguiente establecimiento de la Confederación del Rin demostraron la debilidad del Sacro Imperio, el cual se convirtió en un conjunto incapaz de actuar. 
El Sacro Imperio Romano Germánico desapareció el 6 de agosto de 1806 cuando Francisco II renunció a la corona imperial para mantenerse únicamente como emperador austríaco, debido a las derrotas sufridas a manos de Napoleón I de  Francia.

Historia 

Durante la mayor parte de su historia, Alemania fue un conjunto de principados y ciudades-estado semiindependientes. De hecho, no fue un Estado-nación hasta 1871. No obstante, los movimientos y acontecimientos asociados con su territorio (desde la Liga Hanseática hasta la Reforma y el Holocausto) han fraguado la historia de Europa desde la Alta Edad Media. Carlomagno, Martín Lutero, Otto von Bismarck y Adolf Hitler son solo algunas de las personalidades clave cuyo legado ha pervivido hasta la actualidad, en que Alemania está atada a la unidad de Europa que tanto defiende.

Raíces y romanos


Los primeros habitantes del territorio que hoy ocupa Alemania fueron tribus celtas y germánicas nómadas. Bajo el dominio del emperador Augusto, los romanos iniciaron la conquista de las tierras alemanas en torno al 12 a.C. y alcanzaron el Rin y el Danubio. Sus intentos por expandir su territorio más al este se vieron frustrados el año 9, cuando el general romano Publio Quintilio Varo perdió tres legiones (unos 20 000 hombres) en la sangrienta batalla del Bosque de Teutoburgo. Las fuerzas germánicas estuvieron encabezadas por Arminio, hijo de un jefe local que había sido capturado y llevado a Roma como rehén. Allí adoptó la ciudadanía romana y recibió la educación militar que le permitiría vencer estratégicamente a Varo.
Durante muchos años se creyó que esta épica batalla tuvo lugar en el monte Grotenburg, en el bosque homónimo, cerca de Detmold (Renania del Norte-Westfalia), pero nadie sabe con certeza dónde ocurrió. Lo más probable es que fuera en la colina de Kalkriese, en la Baja Sajonia, al norte de Osnabrück. En los años noventa un grupo de arqueólogos encontró allí yelmos, corazas, huesos y otros restos. Hoy en día es un museo y parque.
Tras la victoria de Arminio, los romanos no volvieron a intentar conquistar tierras germánicas más allá del Rin y aceptaron este río y el Danubio como fronteras naturales, tras lo cual consolidaron su poder fundando colonias como Tréveris, Colonia, Maguncia y Ratisbona. Mantuvieron la hegemonía en la región hasta el 476.

Carlomagno y el reino de los francos.


En la orilla occidental del Rin, el reino (o imperio) de los francos existió entre los ss. V y IX y fue el Estado sucesor del Imperio romano de Occidente, caído en el 476. Bajo el reinado de las dinastías merovingia y carolingia, se convirtió en la mayor potencia política de Europa en la Alta Edad Media. En su apogeo, este reino abarcó los actuales países de Francia, Alemania, Holanda, Bélgica y Luxemburgo, así como media Península Itálica.
Su soberano más poderoso fue el carolingio Carlomagno [768-814]. Desde su esplendorosa residencia de Aquisgrán conquistó Lombardía, obtuvo territorios en Baviera, libró una guerra con los sajones del norte durante treinta años y fue coronado emperador por el papa en el 800, acto que se consideró el resurgir del Imperio romano. Tras el entierro de Carlomagno en la catedral de Aquisgrán, la capilla real se convirtió en un importante lugar de peregrinación.
Después de su muerte, la lucha entre su hijo y tres de sus nietos terminó por causar la disolución del reino de los francos en el 843. El Tratado de Verdún dividió el territorio en tres reinos: Westfrankenreich (Francia Occidental), que evolucionó hasta formar la Francia actual; Ostfrankenreich (Francia Oriental), origen de la Alemania actual; y Mittlere Frankenreich (Ostfrankenreich Media), que abarcaba el actual Benelux y otras zonas situadas hoy en Francia y el norte de Italia.

La Edad Media

El fuerte regionalismo de Alemania tiene su origen en la Alta Edad Media, marcada por disputas e intrigas por los territorios. El corazón simbólico del poder durante esta época fue el lugar de sepultura de Carlomagno, la catedral de Aquisgrán, que acogió la coronación de 31 reyes germanos desde el 931 hasta 1531, empezando por Otón I (Otón el Grande). Otón demostró su valía en el campo de batalla al derrotar a las tropas húngaras y, más adelante, al conquistar el reino de Italia. En el 962 renovó la promesa de Carlomagno de proteger el Papado, y el papa, en agradecimiento, lo coronó emperador; así nació el Sacro Imperio Romano Germánico. Durante los 800 años siguientes, el káiser y el papa formarían una pareja extraña y, a menudo, incómoda.
Las disputas de poder entre el papa y el emperador, que también debía lidiar con los príncipes y príncipes-obispo locales, fueron la causa de muchas rebeliones en la Alta Edad Media. Un hito de la época fue la Querella de las Investiduras entre Enrique IV [1056-1106] y el papa Gregorio VI, en la que se discutió sobre si era el papa o el monarca quien tenía derecho a designar los obispos, abades y otros altos cargos eclesiásticos. La reacción del papa fue excomulgar a Enrique en el 1076, tras lo cual el rey emprendió un camino de penitencia hasta el castillo de Canossa (Italia), residencia del papa. Arrepentido, Enrique permaneció descalzo en la nieve durante tres días rogando que se retirara su excomunión. Finalmente fue absuelto, pero la cuestión de la investidura mantuvo al imperio al borde de la guerra civil hasta que en 1122 se firmó un tratado que concedía derechos limitados al emperador en la elección de obispos.
Enrique IV era miembro de la poderosa dinastía salia, una de las que dominaron Alemania en la Alta Edad Media. Las otras fueron las familias reales Hohenstaufen y Welf, la antigua Casa de Baviera. Uno de los miembros más poderosos de esta última fue Enrique el León, que reinó sobre los ducados de Sajonia y Baviera, y extendió su influencia hacia el este en sus campañas para germanizar y convertir a los eslavos.
Enrique, que tenía unas conexiones excelentes (su segunda esposa, la inglesa Matilde, era hermana de Ricardo Corazón de León), fundó Brunswick (donde yace enterrado), Múnich, Lubeca y Luneburgo. En el apogeo de su reinado, su dominio se extendía desde las costas del mar del Norte y del mar Báltico hasta los Alpes y desde Westfalia hasta Pomerania (en la actual Polonia). Sin embargo, los Hohenstaufen, bajo el reinado de Federico I Barbarroja [1152-1190], acabaron recuperando el poder y le arrebataron Sajonia y Baviera.

En 1254, tras la muerte del último emperador Hohenstaufen, Federico II, el imperio se sumergió en una era conocida como el Gran Interregno, en que ninguno de los sucesores lograba apoyos suficientes y que duró hasta la elección de Rodolfo I en 1273. Rodolfo fue el primero de los 19 emperadores de la dinastía Habsburgo que dominaron a la perfección el arte de los matrimonios políticos y lograron mantener el cetro imperial hasta principios del s. XIX, cuando Napoleón finiquitó el imperio.

En el s. XIV se consolidó la estructura básica del Sacro Imperio Romano Germánico. Un documento clave fue la Bula de Oro de 1356 (así llamada por su sello dorado), decreto emitido por el emperador Carlos IV que, en esencia, equivalía a una Constitución imperial. Lo más importante es que estableció reglas precisas para la elección de los emperadores al especificar los siete Kurfürsten (príncipes-electores) encargados de decidir quiénes serían los coronados por el papa. El privilegio recayó en los gobernantes de Bohemia, Brandeburgo, Sajonia y el Palatinado, así como en los príncipes-obispos de Tréveris, Maguncia y Colonia. Para elegir al nuevo emperador bastaba la mayoría simple.
La importancia de la pequeña nobleza fue decreciendo al tiempo que aumentaba el poder económico de las ciudades, sobre todo después de que muchas forjaran una estratégica alianza comercial, la Liga Hanseática. A las urbes más poderosas, como Colonia, Hamburgo, Núremberg y Fráncfort, se les concedió el estatus de ciudad imperial libre, por lo que respondían directamente ante el emperador (en oposición a las ciudades no libres, subordinadas a un gobernante local).
Fueron tiempos difíciles para los alemanes de a pie, ya que tuvieron que hacer frente al hambre, los pogromos contra los judíos y la escasez de mano de obra, todo ello causado por la peste que entre 1348 y 1350 exterminó al 25% de la población europea. Sin embargo, en la misma época en que tantos alemanes sucumbieron a la muerte, se fundaron universidades por todo el país, la primera de ellas en Heidelberg en 1386.

La Reforma y la Guerra de los Treinta Años.

En el s. XVI, las ideas humanistas y del Renacimiento suscitaron críticas a los abusos generalizados de la Iglesia, en especial la práctica de vender indulgencias para exonerar pecados. En 1517, en la ciudad universitaria de Wittenberg, el monje y profesor de teología Martín Lutero (1483-1546) hizo públicas Las 95 tesis, que no solo criticaban las indulgencias, sino que cuestionaban la infalibilidad papal, el celibato del clero y otros elementos de la doctrina católica. Esta fue la chispa que encendió la Reforma.
Aunque le amenazaron con ser excomulgado, Lutero se negó a retractarse, rompió con la Iglesia católica y fue desterrado del reino, por lo que tuvo que esconderse en el castillo de Wartburg, a las afueras de Eisenach (Turingia). Allí se dedicó a traducir al alemán el Nuevo Testamento.
Hubo que esperar hasta 1555 para que las ramas católica y luterana de la Iglesia fueran tratadas como iguales, gracias a la firma del emperador Carlos V [1520-1558] de la Paz de Augsburgo, que permitía a los príncipes decidir la religión de su principado. Los principados del norte, más seglares, adoptaron la doctrina de Lutero, mientras que los clérigos del sur, el suroeste y Austria se mantuvieron fieles al catolicismo.
A pesar de todo, el conflicto religioso no había terminado. En 1618 degeneró en la sangrienta Guerra de los Treinta Años, a la que se acabaron uniendo Suecia y Francia en 1635. La calma regresó con la Paz de Westfalia (1648), firmada en Münster y en Osnabrück, pero convirtió al imperio (formado por entonces por unos 300 estados y unos 1000 territorios más pequeños) en un mero símbolo casi sin poder. Suiza y los Países Bajos obtuvieron su independencia formal, Francia se hizo con Alsacia y Lorena, y Suecia se extendió hasta la desembocadura de los ríos Elba, Óder y Weser.

El auge de Prusia

A medida que el poder del Sacro Imperio Romano Germánico se desvanecía, una nueva potencia empezaba a divisarse en el horizonte: Brandeburgo-Prusia. Desde 1411, el ducado oriental de Brandeburgo había estado en manos de la dinastía Hohenzollern, pero ocupaba una posición marginal en el imperio. La situación cambió en el s. XVII con Federico Guillermo [1640-1688]; conocido como el Gran Elector, tomó varias medidas que llevaron al ascenso de Brandeburgo a la categoría de potencia europea. Convirtió Berlín en una plaza fuerte, impuso un nuevo impuesto sobre las ventas, transformó la ciudad en un núcleo comercial mediante la construcción de un canal que unía los ríos Óder y Spree y promovió la acogida de refugiados hugonotes franceses. Entre 1680 y 1710, la población de Berlín casi se triplicó y se convirtió en una de las mayores urbes del Sacro Imperio. En cuanto tuvo oportunidad, su hijo, Federico III de Brandeburgo, se autoproclamó Federico I de Prusia (elector de 1688 a 1701 y rey de 1701 a 1713) y estableció en Berlín la residencia real y la capital de Brandeburgo-Prusia.

El hijo de Federico, Federico Guillermo I [1713-1740], sentó las bases del poderío militar prusiano. Los soldados eran la obsesión del rey, que dedicó la mayor parte de su vida a reunir un ejército de 80 000 efectivos, en parte mediante la instauración del servicio militar (muy impopular ya entonces y finalmente revocado) y también persuadiendo a otros gobernantes de que le vendieran hombres. La historia lo recuerda con bastante acierto como el Rey Sargento.
Irónicamente, dichos soldados no entraron en acción hasta el ascenso al trono de su hijo y sucesor Federico II el Grande [1740-1786]. Federico luchó a brazo partido durante dos décadas para arrebatar Silesia (en la actual Polonia) a Austria y Sajonia. También abrazó las ideas de la Ilustración y abolió la tortura, garantizó la libertad religiosa e introdujo reformas legales. Varios grandes pensadores (Moses Mendelssohn, Voltaire y Gotthold Ephraim Lessing, entre otros) acudieron a Berlín, que floreció como capital cultural y pasó a ser llamada “la Atenas del Spree”.

Napoleón y la época de las revoluciones

Tras los estragos de la Revolución Francesa de 1789, Napoleón Bonaparte se hizo con el control de Europa y alteró notablemente su destino en las precisamente llamadas Guerras Napoleónicas. La derrota de las tropas austríacas y rusas en la batalla de Austerlitz (1806) condujo a la desaparición del Sacro Imperio Romano Germánico, a la abdicación del káiser Francisco II y a un conjunto de reformas administrativas y judiciales.
La mayoría de los reinos, ducados y principados germanos se unieron en la Confederación del Rin, auspiciada por el general corso. Su reestructuración del mapa de Europa le fue muy bien a Baviera, que casi dobló su tamaño y adquirió el estatus de reino en 1806. Aun así, la confederación fue efímera, ya que muchos de sus miembros volvieron a cambiar sus lealtades después de que las tropas prusianas, rusas, austríacas y suecas aplastaran a Napoleón en la sangrienta batalla de Leipzig (1813).
En el Congreso de Viena de 1815, Alemania quedó reorganizada en la Confederación Germánica, formada por 39 estados y con una asamblea central legislativa, el Reichstag, establecida en Fráncfort. 

Reyes y emperadores de Alemania.

Francisco II, último Sacro Emperador Romano, con las Insignias del Sacro Imperio.


El Sacro Imperio Romano Germánico hacia el año 1630 (sobre fronteras actuales).


Los tratados de Verdún (843), Mersen (870) y Ribemont (880) van a definir las esferas territoriales entre la zona occidental (Francia) y la zona oriental (Alemania) del Imperio franco. No obstante, los soberanos de la parte oriental continuaron titulándose como rex Francorum, considerándose sucesores del emperador Carlomagno. De hecho, el «Estado» de la Francia Oriental como tal no desapareció hasta la disolución del Sacro Imperio en 1806. Algunos historiadores utilizan el término "Reino de Germania" para referirse al reino a partir de la elección de Enrique el Pajarero, el primer rey nativo, en el año 919.

La construcción de un territorio imperial centrado en Alemania comienza a gestarse en 952, cuando el rey de Germania (Francia oriental) Otón I sometió al rey de Italia Berenguer II, de modo que vinculó entre sí estos dos ámbitos territoriales, que se plasmaría definitivamente con su coronación imperial en 962. No obstante, hay que diferenciar el título más efectivo de rey de Alemania, coronado en Aquisgrán (al que se añadía el de rey de Italia, que se coronaba en Pavía), del título más honorífico de Emperador, que se coronaba en Roma. En 1034, la nobleza del Reino de Borgoña prestó homenaje al emperador Conrado II, y de este modo se integró esta zona al ámbito territorial del Imperio.

Durante la época de la Querella de las Investiduras, el papa se refería al rey Enrique IV como rex teutonicorum como una forma de degradarle al considerarlo como un rey entre tantos.​ Sin embargo, para contrarrestar esto, Enrique se intitulaba rex Romanorum y así enfatizar la continuidad de su territorio y del título imperial con el imperio romano.​ De este modo surgió la costumbre de que el rey de Alemania y sus territorios anejos (Italia y Borgoña) fuera coronado Rey de Romanos, y así vincular y garantizarse el derecho exclusivo de ser coronado como Emperador de Romanos.



Historia Un puzle territorial.
Los secretos de los mil años de vida del Sacro Imperio Romano: de Carlomagno a Napoleón.

30 noviembre, 2020
 
El Sacro Imperio Romano Germánico tuvo un final poco glorioso, como la mayoría de organizaciones homólogas. El último emperador, Francisco II, se vio forzado a abdicar el 6 de agosto de 1806 para impedir que Napoleón Bonaparte, tras la victoria decisiva en Austerlitz, lo usurpase. Para consolidar su autoridad y dar pistas sobre sus aspiraciones territoriales, el corso había comenzado a utilizar el legado de Carlomagno, a quien admiraba como un guerrero heroico, un conquistador.

El rey de los francos había sido coronado como primer emperador del Sacro Imperio el día de Navidad del año 800. Fue su éxito militar sometiendo a los lombardos lo que persuadió al papa León III a colaborar con él en el establecimiento de una entidad política y religiosa que actuase como una continuación de la Antigua Roma. Se trató de una "creación conjunta" con la que el papado se aseguraba mayores garantías de protección que con el heredero directo de la gran potencia de la Antigüedad, el emperador bizantino de Constantinopla.

Entre esas dos fechas que tienen a Carlomagno y Napoleón como protagonistas discurre un milenio completo en el cual el Sacro Imperio encarnó el ideal de Europa como un único orden pacífico cristiano. Una entidad vasta y heterogénea recordada por la famosa chanza de Voltaire de "Ni Sacro, ni Imperio, ni Romano", pero que fue capital para la experiencia y la entidad europeas. Su historia explica cómo se desarrolló gran parte del continente desde la Alta Edad Media hasta el siglo XIX.

El historiador Peter H. Wilson analiza en una colosal obra la historia de una entidad que conformó el corazón de Europa durante un milenio y rebate algunas de las creencias más extendidas.


La editorial Desperta Ferro acaba de publicar El Sacro Imperio Romano Germánico, una obra impresionante del premiado Peter H. Wilson, catedrático de Historia Moderna en la Universidad de Oxford, la primera en cubrir su milenio de vida. Una investigación que ofrece una completa reinterpretación del encaje del Imperio en la historia de Europa. 
"Siempre nos ha parecido algo insondable, como un intrincado puzle. Ninguno de los relatos convencionales tiene sentido. Me ha llevado más de treinta años solucionarlo", explica el autor.
Su libro es tremendamente erudito y complejo, como el propio tema que aborda. Y lo hace de una forma sorprendente, analizando cuatro grandes conceptos —ideal, pertenencia, gobierno y sociedad—, y rompiendo con cualquier línea cronológica. Eso sí, al final hay una magnífica serie temporal que resume los principales acontecimientos históricos y sus personajes para facilitar la lectura.

Uno de los principales esfuerzos de la investigación de Wilson, historiador de referencia gracias a obras como La Guerra de los Treinta Años. Una tragedia europea (Desperta Ferro), es demostrar que la historia del Sacro Imperio no puede reducirse a la Alemania imperial ni que fue una "monstruosidad", como aseguró el filósofo del siglo XVII Samuel Pufendorf.
 "La historia de Europa comenzó a escribirse como una serie de historias nacionales separadas, cada una construida en torno a patrias, culturas y héroes y heroínas nacionales fundacionales en la forja de los Estados modernos", señala Wilson. Y en esa coyuntura, el legado de la colosal entidad comenzó a ser despreciada.

Pero demás de la actual Alemania, el Sacro Imperio incluyó, en parte o en su totalidad, otros diez países contemporáneos: Austria, Bélgica, República Checa, Dinamarca, Francia, Italia, Luxemburgo, Polonia, Países Bajos y Suiza. Otros como España, Suecia, Hungría o Inglaterra, que dio un rey en el siglo XIII, Ricardo de Cornualles, también estuvieron involucrados en su milenaria historia. Wilson destaca, además, la ausencia de cualquier centro político estable y de las formas de gobierno descentralizadas que dependían mucho más de promover el consenso que de erigir instituciones para imponer el dominio por la fuerza.

Nombres propios

A pesar del monumental esfuerzo académico, la obra de Wilson no es impermeable a las anécdotas que arrancan una carcajada. Por ejemplo, señala que el emperador más controvertido fue Federico II, coronado en 1220, a quien un cronista inglés bautizó como el "asombro del mundo". "Inteligente, encantador, despiadado e impredecible, a menudo parecía actuar de forma caprichosa", escribe el historiador. Arrebató Jerusalén al islam en 1229, pero sus adversarios papales le denominaban Bestia del Apocalipsis y le comparaban con Nerón destruyendo el imperio. Tuvo 19 hijos de 12 mujeres diferentes y una guardia personal formada por sarracenos.

"Cuando se cubre un milenio de historia, inevitablemente las trayectorias individuales quedan un tanto desdibujadas, aunque he intentado dar voz a tantas como me fuera posible", cavila el experto preguntado por personajes a resaltar y que hayan sido ignorados. "Un ejemplo podría ser Teofania, una princesa bizantina del siglo X que gobernó el Imperio durante casi una década tras la muerte de su marido, el emperador Otón II, y que nos recuerda que la historia del Imperio no es exclusivamente masculina".

El historiador examina el mosaico de territorios y gentes que conformaban el Imperio en la segunda de las cuatro partes de su obra. 
"El Imperio nunca buscó el tipo de homogeneidad tan deseada por los posteriores Estados europeos que generalmente obligaban a sus habitantes a hablar una misma lengua y a observar una fe común. Aunque atado por su misión para con la cristiandad, a la postre el Imperio evitó verse ligado a cualquier manifestación de dicha religión (...). Sus habitantes identificaban al Imperio como un distante pero universal garante de sus costumbres y autonomía locales", destaca.

En el apartado dedicado a la gobernanza, Wilson evidencia que el Imperio evolucionó a un sistema de múltiples capas que en buena medida se encontraban más allá del control directo del emperador, pero no obstante sujeto a su autoridad. Es decir, un sistema que fomentó el consenso frente a la indiscutible imposición. 
"La sección final examina cómo estos usos estaban enraizados en el orden social del Imperio, que pasó a definirse a través de derechos corporativos basados en el estatus y el lugar", añade.

Como conclusión llamativa, Wilson señala que ningún país europeo tiene una historia singular, y que la creencia contraria se debe a generaciones de políticos nacionalistas y populistas. 
"Las complejidades de la historia del Imperio importan no solo para entender el pasado de varios de los actuales Estados soberanos europeos, sino también para comprender cómo interactúan en la actualidad y, de hecho, pueden hacerlo en el futuro tanto en la Unión Europea como en aquello que pueda reemplazarla. La del Imperio es principalmente una historia de cultura política, de ideales de comunidad y de intentos de realización de los mismos".



JUSTICIA.

El rey Segismundo y los electores celebran la corte, hacia 1415. Dibujo a pluma coloreada en la crónica de Benedikt Tschachtlan , 1470 ( Biblioteca Central de Zúrich, Departamento de Manuscritos, Sra. A 120, p. 477 ).

Hasta las reformas de la corte a finales del siglo XV, la jurisdicción recaía en el rey. Aquí el rey Segismundo explica el veredicto que emitió ante el consejo de electores. La demanda fue presentada por un carretero (derecha) que había sido destruido por Hans von Lupfen, alguacil austríaco de Aargau, cerca de Colmar. Como el pobre también debía recibir justicia, el imperio se hizo cargo del daño.

Las cortes imperiales incluyen las diversas cortes  imperiales del Sacro Imperio Romano al norte de los Alpes hasta 1495, y luego las dos cortes imperiales más altas que estuvieron activas hasta 1806. Los enfoques hacia la jurisdicción central en el imperio se hicieron evidentes en 1235, cuando el emperador Federico II nombró a un juez para presidir la corte real en su lugar. Este tribunal, que estuvo activo hasta 1451, fue sustituido por el Tribunal de Cámara Real, Reichskammergericht, que fue mencionado por primera vez en 1415 y que también se reunía en el tribunal. 
Estaba presidido por el rey o el juez de cámara. Los tribunales actuaron principalmente como autoridad de apelación. Durante la reforma imperial de 1495 se crearon dos tribunales superiores con responsabilidades similares: la Cámara Imperial, influenciada por los estados imperiales, y el Reichshofrat, influenciado por el emperador. 
El Tribunal de la Cámara Imperial (su primer decreto data de 1495), dirigido por el juez de la cámara noble designado por el emperador, tenía su sede en Speyer desde 1527 y desde 1690 en Wetzlar y servía principalmente para mantener la paz. Sus 16 asesores iniciales (después de 1648 50) fueron elegidos por los estados imperiales. 
El Reichshofrat, encabezado por el emperador o el noble presidente del Reichshofrat, recibió su primera orden en 1559, tenía su sede en la corte imperial de Viena y contaba con hasta 30 miembros designados por el emperador.

A finales de la Edad Media, además del tribunal, existían otras cortes reales, más arraigadas regionalmente y con poderes similares. El tribunal de Rottweil era responsable del antiguo ducado de Suabia y, por tanto, de gran parte de la Suiza alemana. En 1362, el emperador Carlos IV instaló una corte en Zurich, cuya actividad se remonta al año 1400 y que se llamaba, entre otros lugares, el Valais. Ya en 1356, el emperador había concedido al conde de Saboya los derechos de una corte imperial para su territorio y los dominios eclesiásticos vecinos, pero estos sólo podían ejercerse en Lausana, donde un juez (juge de Billens) ejerció su cargo hasta 1527.
Según estudios anteriores, las cortes imperiales tuvieron poca influencia en la mayor parte de Suiza. A partir del siglo XIV, las localidades federales gozaban generalmente de privilegios de exención de la corte real, que se renovaban periódicamente con restricciones. Esto significó que ciudades federales como Berna y Zurich se sintieran liberadas de la jurisdicción de las cortes imperiales después de 1495, a pesar de que eran formalmente responsables. Aunque la Paz de Basilea de 1499 estipuló que la Confederación y sus ciudades circundantes no podían ser procesadas por el Tribunal de Cámara Imperial en casos pendientes, no hubo una exención formal de todos los tribunales imperiales. 
En la práctica, las zonas que se convirtieron en federales antes de 1499, así como las zonas de Saboya e inicialmente también las zonas austríacas, escaparon a las cortes imperiales. Por otro lado, se presentaron demandas ante los tribunales imperiales contra lugares como Appenzell, Basilea, Schaffhausen y St. Gallen, por lo que la ciudad de Basilea quiso aclarar la situación. 
El Tribunal de Cámara del Reich parece haber sido recurrido principalmente en litigios entre ciudadanos federales y no federales que se habían tramitado en primera instancia ante un tribunal no federal. Desde 1450, el arbitraje basado en alianzas ( Tribunal de Arbitraje ) prevalecía a nivel federal en su conjunto, lo que significaba que se excluía una apelación ante los tribunales imperiales. 
En la Paz de Westfalia de 1648, todas las localidades federales recibieron total exención de las cortes imperiales a instancias de Basilea y Schaffhausen, mientras que esto no se aplicó formalmente a sus aliados (por ejemplo, Biel, Graubünden, Valais), aunque sí se implementó de facto. en estas áreas. En las partes norte del obispado de Basilea y en Fricktal, así como en el gobierno de Tarasp, las cortes imperiales permanecieron vigentes hasta la ocupación del obispado en 1792 y el cierre principal de la diputación del Reich en 1803.
 


La Cámara de la Corte Imperial. 

RKG
Reichskammergericht

Audienz am Reichskammergericht Wetzlar (Conspectus Audientiae Camerae imperialis), Kupferstich, Frankfurt/Main 1750, Städtische Sammlung Wetzlar



La Cámara de la Corte Imperial (en alemán Reichskammergericht) era el máximo tribunal del Sacro Imperio Romano. Fue establecida en el año 1495 bajo el reinado del Emperador Maximiliano I de Habsburgo, y actuó como suprema autoridad judicial del Sacro Imperio hasta su disolución en 1806. En su concepción, el tribunal fue ideado por la Dieta del Sacro Imperio como un contrapeso al poder del emperador. Así, nominalmente al menos, era el tribunal de mayor rango dentro del Sacro Imperio Romano Germánico.

Edificio de la Cámara de la Corte Imperial en Wetzlar, Alemania.


En teoría, todos los asuntos legales del Sacro Imperio podían ser presentados ante este órgano. En la práctica, sus competencias estaban limitadas. Por un lado, la reorganización sufrida por el Consejo Áulico, acometida por el emperador Maximiliano I en respuesta a la creación de la Cámara de la Corte Imperial restó numerosas competencias al tribunal, sobre todo en asuntos de gobernanza política y "gestión territorial" del Sacro Imperio: el Consejo Aúlico asumió éstas últimas en exclusiva, y contaba con muchas otras competencias de índole penal que se solapaban con las de la Cámara. Por otro lado, existían ciertas limitaciones inherentes a su jurisdicción: si el gobernante del territorio del que surgía el caso ostentaba y ejercía el llamado privilegio de non appellando, el caso no podía ser atendido por la Cámara; por otro, la Cámara no podía intervenir en casos de delitos criminales penales a no ser que el caso involucrara defectos en el procedimiento legal seguido.

Assessor Johann Ulrich von Cramer in Amtstracht.


Además, en la práctica la Cámara era un tribunal poco apetecible al que acudir: era famoso por la extrema lentitud con que resolvía los casos y emitía veredictos. En algunos casos que involucraban disputas entre distintos principados del Imperio, la Cámara tardó literalmente siglos en emitir veredicto. Cuando fue abolida en 1806, se extinguieron con ella algunos casos que llevaban siendo atendidos desde hacía 400 años; el escaso interés por parte de las partes pleiteantes en resolver sus pleitos -- o su interés en no alterar el statu quo-- suele mencionarse como la causa de tamañas dilaciones.


Después de su creación el 31 de octubre de 1495, el tribunal tuvo su sede junto a la Dieta, en Frankfurt am Main. Luego tuvo sede en Worms, Augsburgo, Núremberg, Ratisbona, Espira y Esslingen. A partir de 1527 se situó en Speyer. A raíz de la Guerra de los Nueve Años, se trasladó a Wetzlar, donde se mantuvo desde 1689 hasta que fue disuelta en 1806.

Jurisdicción y derecho procesal.

La tarea original de la nueva autoridad imperial era mantener la paz. Si se rompiera la paz perpetua, el impuesto imperial, como representante de los derechos imperiales, podría iniciar un proceso penal contra quien rompiera la paz. La persona atacada también tenía derecho a esa competencia. Además, el RKG actuó como autoridad de apelación en la impugnación de sentencias de los tribunales territoriales e imperiales en casos civiles. Esto pronto se convirtió en una práctica de fallos para controlar la jurisdicción soberana. Además, como autoridad supervisora, la RKG tenía competencia sobre los procesos por denegación o demora de justicia interpuestos por tribunales inferiores, así como sobre demandas de nulidad contra autoridades territoriales o municipales. 

Los privilegios de no apelación otorgados por el emperador a gran escala desde mediados del siglo XVI limitaron la jurisdicción del RKG como autoridad de apelación, pero no impidieron las denuncias de nulidad y denegación de justicia. Esto dejó a la corte con la oportunidad de someter los estados imperiales privilegiados al control del poder judicial imperial. La importancia del RKG en la estructura política del Reich Antiguo reside precisamente en esta posición sobre territorios y denominaciones. 
En este contexto, los llamados juicios sujetos tienen una gran importancia constitucional. Estos procedimientos, que generalmente eran largos y a menudo terminaban en acuerdos, pusieron límites al dominio territorial bajo la ley imperial y limitaron el desarrollo del poder de las autoridades en el espíritu del Estado judicial. Especialmente como órgano imperial central, el RKG, junto con el Reichshofrat, tuvo un impacto significativo en el orden constitucional del Antiguo Imperio.


Las reglas del proceso cameral tenían sus raíces en el derecho procesal del derecho común de los tribunales eclesiásticos. Se fueron formando gradualmente según las necesidades prácticas. Los respectivos reglamentos del RKG de 1500, 1521 y finalmente 1548/‌1555 representan los puntos focales de este desarrollo. Sin embargo, aspectos esenciales del derecho procesal siguieron sin estar regulados por la ley y abandonados a la práctica judicial o a las “decisiones comunes” del tribunal. 
El procedimiento fue exclusivamente escrito. Estaba dominado por la máxima de disposición, el principio de contribución y las reglas del procedimiento del artículo escrito. El trámite de prueba también fue por escrito. La base para la recopilación de pruebas fueron los informes escritos de los testigos que se incluyeron en los expedientes. El juicio ante cámaras tuvo una influencia significativa en las normas de los tribunales territoriales alemanes, que adoptaron sus principios procesales, en algunos casos literalmente. También en este sentido el RKG desempeñó un papel importante en la aplicación del Derecho procesal común escrito en Alemania.

Impacto en la recepción.

Desde el principio, el RKG desempeñó un papel central en la recepción del derecho romano en los territorios alemanes, precisamente por su composición jurídica y profesional. De acuerdo con la teoría del estatuto adoptada de la jurisprudencia italiana de finales de la Edad Media, el jus commune sólo se aplicó aquí de manera subsidiaria. Tenía prioridad el llamado derecho particular, es decir, el conjunto de normas del derecho estatal y territorial. 
Según los estatutos de Worms de 1495, los asesores del RKG debían juzgar “según el derecho común del imperio, también según las órdenes, estatutos y costumbres honestos, hereditarios y dignos... que se establecen para el sistema.

 ..” En consecuencia, las normas y costumbres particulares presentadas y que también han sido probadas prevalecen sobre el derecho común canónico romano, que a este respecto sólo se aplica subsidiariamente. Sin embargo, desde el punto de vista procesal, la carga de la presentación y la prueba iba en detrimento de los derechos de los nativos, que el tribunal también aplicó restrictivamente según la norma “statuta estricto interpretanda sunt”.

 Sólo las notorias leyes y estatutos consuetudinarios no requerían prueba.
 Quien invocaba las normas del Corpus Juris Civilis , en cambio, tenía una “fundatam intentem”. Estas normas de aplicación procesal influyeron profundamente en la práctica judicial del RKG y contribuyeron a una recepción cada vez más práctica de las normas del derecho consuetudinario romano en los territorios alemanes durante el siglo XVI. Sin embargo, estudios más recientes también han demostrado que el RKG también conocía muy bien determinados sistemas jurídicos importantes y, en caso necesario, los utilizaba.

El carácter escrito y el carácter indirecto del procedimiento en el proceso común, así como la estructura colegiada del tribunal de Speyer, han influido en la tecnología y el estilo de toma de decisiones. El objetivo de la tarea judicial de un asesor del RKG era redactar una relación a partir de un expediente judicial. Los empleados de la oficina de Speyer no recopilaron los productos individuales de los litigantes en un expediente judicial hasta que el litigio se consideró listo para ser resuelto ante el colegio. La necesidad de informar al tribunal colegiado sobre un juicio obligaba a un evaluador, en calidad de relator, a preparar un informe, la llamada relatio , sobre el contenido del expediente escrito del juicio y presentarlo a sus colegas. 

Ya en el Reglamento de Sala de 1500 dice, "... que en todas las materias la inspección de los actos y actuaciones judiciales, que sean necesarias para la formación de las sentencias, son siempre ordenadas por lo menos por dos asesores o jueces.. ., de manera que cada uno de los dos mismos actos, se lea uno tras otro, se inspeccione si es necesario, se mida, y luego se haga la relación entre ellos…”. En el reglamento del tribunal de cámara de 1555 era aún más específico que "... el juez de cámara debía entregar los expedientes... a dos asesores para que pudieran consultarlos en cualquier momento, incluso en los casos contrarios"

Regulaciones detalladas del tribunal de cámara de 1555, no existen otras regulaciones metódicas sobre la preparación de las relaciones de expedientes. Sólo en la última despedida imperial de 1654 se encontraron disposiciones más amplias en los artículos 143-150 que se refieren a las relaciones mantenidas en el RKG. Sin embargo, estas normas también afectan el curso externo de la relación. El diseño material en la creación de relaciones y votos se dejó a las reglas de la práctica y la tradición.

Ya en el siglo XVI se desarrollaron reglas estructurales estrictas para esta técnica de creación de una relación de archivos. Tal conjunto de reglas probablemente estaba relacionado con la tradición metodológica de los conciliadores del mos italicus y con la tradición de enseñanza del derecho consuetudinario de esa época. Esto pronto se reflejó en numerosas instrucciones para crear una relación de archivo. Aquí el objetivo del entrenamiento estaba claramente en primer plano. Las numerosas colecciones impresas de relaciones aparentemente cumplían una función educativa similar.
 La función didáctica de tales colecciones se vuelve especialmente clara si se tiene en cuenta que en ellas se imprimieron ocasionalmente las llamadas relaciones de prueba . Se trata de expedientes que los candidatos al puesto de asesor del RKG debían preparar y conservar como prueba de sus cualificaciones para el trabajo judicial.

 Para ello se solían utilizar expedientes judiciales reales. Ya se pueden encontrar pruebas de esta tradición literario-didáctica en la literatura de derecho procesal alemán de la segunda mitad del siglo XVI. Posteriormente, la cantidad de estos manuales de instrucciones se vuelve inconfundible. La técnica de trabajo aquí descrita también tuvo una influencia duradera en la historia de la formación jurídica alemana en las décadas posteriores. A mediados del siglo XVIII se enseñaban ejercicios y la técnica de relación de archivos en la Universidad de Göttingen. 
Todavía observamos esa tradición bajo la rúbrica de “jurisprudencia práctica” en las universidades alemanas del siglo XIX: las técnicas relacionales y de opinión de expertos que se habían desarrollado en la práctica cameral continuaron vivas en el aprendizaje prusiano de los siglos XVIII y XIX. A pesar de la importante simplificación y cambios en las respectivas normas de trabajo, todavía se pueden ver restos de esta tradición pedagógica en la formación de los abogados y estudiantes de derecho alemanes.



Consejo Áulico.

Reichshofrat.

Der Reichshofrat (RHR) (auch Kaiserlicher Hofrat)

l ala de la Cancillería Imperial del Hofburg de Viena, donde se reunió el Reichshofrat hasta 1806


(del latín aula y éste del griego antiguo αυλή, corte en lenguaje feudal, en la antigüedad una gran residencia de tipo helenístico, por lo general privada) era originalmente un consejo ejecutivo-judicial del Sacro Imperio Romano Germánico. 
Conocido en alemán como Reichshofrat (que significa literalmente Tribunal del Consejo del Imperio) fue uno de los dos tribunales supremos del imperio; el otro era la Cámara de la Corte Imperial (en alemán: Reichskammergericht), que no sólo tenía jurisdicción concurrente con el de este último, sino, en muchos casos, competencia exclusiva en todos los procesos feudales y en los asuntos penales, sobre los feudatarios inmediatos al emperador y en los asuntos que se referían al gobierno imperial.
Se originó durante la baja Edad Media como un consejo financiado por el emperador, que fue organizado en su forma posterior por Maximiliano I en 1497 como rival del Reichsregiment o Cámara de la Corte Imperial, que le había sido impuesta por la Dieta. 

El Consejo Áulico estaba compuesto por un canciller, un vicecanciller, un vice-ministro y 18 consejeros, que eran elegidos y pagados por el emperador, con la excepción del vice-ministro, que era nombrado por el elector de Maguncia. 

De los 18 consejeros, seis eran protestantes, cuyos votos, cuando eran unánimes, lograban un veto efectivo, de tal modo que en cierta medida se preservaba la paridad religiosa. La sede del Consejo Áulico se encontraba en la residencia imperial en Viena. A la muerte del emperador, el consejo se disolvía y tenía que ser reconstruido por su sucesor.
El triunfo de Napoleón I después de la Batalla de Austerlitz culminó con el fin del Sacro Imperio Romano Germánico y el Consejo Áulico dejó de existir en 1806 como una institución imperial. 

Responsabilidad.

El trabajo del Reichshofrat no se limitó a la resolución de disputas legales. El Reichshofrat era también una autoridad política que asesoraba y apoyaba al emperador en las tareas de gobierno y administrativas.

Sin embargo, el foco de la investigación actual es la actividad jurisprudencial del Reichshofrat. Dado que el Reichshofrat era una autoridad imperial, sus actividades inicialmente se extendieron a todos los asuntos y áreas que el emperador tenía que ver, incluidos los asuntos que provenían de las áreas de los Habsburgo que no pertenecían al imperio. 
Al final, con una sola excepción, los Habsburgo proporcionaron a todos los emperadores hasta el final del Antiguo Imperio en 1806. Desde mediados del siglo XVI, las zonas italianas del imperio, a excepción de Saboya, cayeron bajo su jurisdicción.  
Sin embargo, con el tiempo, el Reichshofrat limitó sus actividades a las áreas del imperio. Esto fue el resultado de la presión política ejercida por los estados imperiales que protestaban . Bajo el emperador Fernando II se puede ver que el Reichshofrat sólo se ocupaba de asuntos del imperio. Hasta el establecimiento de la Cancillería de la Corte Austriaca (1620), el Reichshofrat también se ocupaba de los asuntos austriacos (excluyendo las tierras hereditarias de Hungría y Bohemia). 

En primer lugar, se ocupó de demandas contra los llamados gobernantes y personas directas imperiales, que sólo estaban sujetos al emperador y al imperio, así como en determinados asuntos, p. B. Asuntos de alteración del orden público o denuncias sobre denegación de justicia y retardo en la justicia.

 Como última instancia, el Reichshofrat resolvió los recursos contra sentencias de tribunales superiores territoriales, siempre que el recurso no entrara en conflicto con privilegios. El Reichshofrat también era el único responsable de los derechos de reserva imperial en el imperio, así como de todos los asuntos de feudos, gracia y privilegios. Además, hubo disputas familiares entre las autoridades imperiales y disputas criminales entre las feudos. 

El Reichshofrat era también el Reichsfiefenshof (y por tanto un tribunal feudal). Como feudo imperial, el Reichshofrat no sólo se ocupaba de las disputas sobre los feudos imperiales, sino que también era responsable de la preparación de los feudos, la concesión del consentimiento imperial para el intercambio, la venta o la pignoración de feudos imperiales y, en algunos casos, la retirada de feudos imperiales debido a Felonie (ver sistema feudal ). 

Además del Reichshofrat, el Tribunal de Cámara del Reich también era responsable de las siguientes áreas y usted podía elegir ante qué tribunal apelar en un asunto: alteración del orden público, asuntos de protección de la propiedad, casos civiles, recursos contra sentencias de tribunales soberanos, casos debido a la denegación de justicia y la demora en la administración de justicia por parte de tribunales soberanos.
Desde la Paz de Westfalia , era posible apelar ante el Reichstag contra las sentencias del Reichshofrat , recursus ad comitia , lo que fue cada vez más frecuente durante el período del dualismo Habsburgo-Prusiano y condujo a una mayor politización del poder judicial imperial.

Procedimientos.

El Reichshofrat se reunía en el llamado Reichshofratsstube [ del Palacio Hofburg de Viena y, por tanto, estaba físicamente cerca del emperador. Las reuniones del Reichshofrat se desarrollaron a puerta cerrada y no se permitió la entrada a representantes de los partidos. El procedimiento fue puramente escrito.

Desde su fundación, el Tribunal de Cámara del Reich funcionó como un verdadero tribunal : juzgaba los litigios según las normas procesales existentes. Se presentaron demandas, se citó al demandado y tuvo que participar en un proceso si el Tribunal de Cámara del Reich era responsable. El juicio ante el Tribunal de Cámara del Reich tenía como objetivo emitir una sentencia definitiva. Se decidió según las normas del derecho común .

El Reichshofrat, por el contrario, parece haber llevado a cabo más actividades de mediación, especialmente en sus inicios (con Maximiliano I, Carlos V y Fernando I). Desde el principio no le preocupó especialmente un proceso en el que las partes se enfrentan para llevar a cabo una disputa legal. Más bien, trató de mediar y encontrar compromisos entre los diferentes intereses de las partes.
El proceso de formación de opinión dentro del Reichshofrat se llevó a cabo sobre la base de una relación del portavoz responsable a través de una decisión mayoritaria en la reunión del consejo. En caso de votación indecisa y en casos políticos imperiales difíciles y particularmente importantes, la decisión quedaba en manos del emperador ( votum ad imperatorem ).
Debido a que el Reichshofrat inicialmente estaba más preocupado por la resolución de disputas, no aplicó tan estrictamente el derecho procesal aplicable al Reichskammergericht ni las reglas procesales de la época. A veces algunos contemporáneos influyentes se quejaban de esto. No se sabía exactamente cómo actuaría y decidiría el Reichshofrat en un litigio concreto y, por tanto, no podía prepararse ni calcular el riesgo procesal. Pero el emperador se mostró bastante reacio a cumplir con las demandas.
Sin embargo, desde el principio existieron reglas según las cuales funcionaba el Reichshofrat. La primera orden fue el reglamento judicial del 13 de enero de 1498, seguido por la Libell, la reforma de la corte imperial, el estado y las autoridades del 24 de mayo de 1518.
El rey Fernando I emitió reglamentos del consejo de la corte en los años 1527 y 1537, 1541 y 1559, que se basaron en el proceso del Tribunal de la Cámara Imperial, pero dejaron más libertad. Por otra parte, los asesores del Reichshofrat que dictaban sentencias solían estar muy bien formados en el derecho aplicable de la época.

El Reichshofrat también llevaba a cabo los procesos fiscales, es decir, aquellos procesos en los que el propio emperador aparecía como demandante o se hacían valer los derechos imperiales. El emperador pronto renunció al derecho de evocación, es decir, al derecho de emprender acciones legales incluso sin recurso. 
Dado que el Reichshofrat estaba vinculado a la persona del emperador, sus funciones oficiales siempre terminaban con el final del mandato del emperador (en caso de abdicación o muerte). Cuando un nuevo emperador era elegido y asumido el cargo, el emperador siempre creaba un nuevo Reichshofrat. Mientras tanto, es decir, en el período posterior al final del mandato de un emperador y al comienzo del mandato de su sucesor, las actividades del Reichshofrat continuaron de forma provisional bajo la responsabilidad de los vicarios imperiales , es decir, el Duque de Sajonia y Conde Palatino del Rin
La RHR fue reemplazada por las Cortes del Vicariato Imperial del Palatinado y Sajonia hasta que el sucesor nombró un nuevo Consejo de la Corte Imperial. 

Cuando terminaba el mandato del emperador, la Cámara Imperial lo tenía más fácil: a diferencia del Reichshofrat, podía continuar su trabajo sin ser molestado.

Los Reichshofrat no necesitaban ninguna formación jurídica, por lo que una publicación como el Tratado de Uffenbach con decisiones del Reichshofrat ofrecía una buena guía para emitir juicios. La ventaja fue que el Reichshofrat pudo actuar con mayor libertad y trabajar más rápidamente debido a la falta de un código procesal regulado con precisión. Aunque se decía que era muy corrupto, su aumento de poder fue particularmente grande desde 1654. Incluso las clases protestantes reclamaron allí sus derechos para lograr un procedimiento acelerado. A largo plazo, el Reichshofrat se convirtió en la más importante de las dos cortes imperiales más altas.

El Reichshofrat llevó a cabo gran parte de sus procesos mediante el nombramiento, en repetidas ocasiones, criticado de investigaciones in situ, alivio de la carga de trabajo y, en casos políticamente explosivos, comisiones inofensivas de investigación y resolución, cuyos costes de mantenimiento corrían a cargo de las partes.  
Los derechos del partes eran ejercidos por entre 24 y 30 agentes del Reichshofrat, que a menudo también desempeñaban funciones diplomáticas como representantes de estados imperiales individuales en la corte imperial. El procedimiento en el Reichshofrat siguió los el  derechos Romano y canónico

El Reichshofrat también estuvo activo por última vez con la renuncia definitiva a la corona imperial por parte de Francisco II y la disolución del Sacro Imperio Romano Germánico en 1806. Con este acto imperial quedó extinguido para siempre.




Gran Consejo de Malinas.

 


Sesión del Gran Consejo bajo Carlos el Temerario


Desde el siglo XV,  De Grote Raad der Nederlanden en Malinas fue el tribunal más alto en las áreas reunidas como Países Bajos , una zona con habitantes de habla holandesa, francesa y alemana. En francés hablaban de   le grand conseil des Pays-Bas à Malines, en alemán  der Grosse Rat der Niederlände zu Mecheln.

Origen y desarrollo.

En la Edad Media, los monarcas contaban con la ayuda de consejeros, que a menudo formaban un consejo de corte ( también llamado consilium o curia en latín ) junto con el monarca. Desde mediados del siglo XV , dentro del consejo judicial de los duques de Borgoña, surgió un grupo separado especializado en derecho y justicia.
El Consejo de la Corte viajó inicialmente con el duque. En 1473, Carlos el Temerario dio a su consejo judicial una sede permanente en Malinas; así lo decidió en el Edicto de Thionville . El consejo judicial con residencia permanente recibió el nombre de Parlamento de Malinas.

Tenía competencia como tribunal supremo y como tribunal de cuentas. Después de su muerte en 1477, su sucesora María de Borgoña abolió el parlamento central en favor de los Estados Generales de los Países Bajos, formados por representantes de las clases altas de la burguesía, sellados en el Gran Privilegio. El consejo de la corte volvió a convertirse en una institución itinerante que asesoraba a la duquesa.
El péndulo siguió oscilando entre el impulso centralizador de los príncipes y el particularismo de los Estados . Al rey francés tampoco le gustaba un parlamento en Malinas, como contraparte del Parlamento de París . Sin embargo, Felipe el Hermoso permitió que el Gran Consejo volviera a residir permanentemente en Malinas a partir de 1504, pero sin darle el nombre de parlamento. El Gran Consejo era sólo un tribunal, ya no una institución política.

En el siglo XVI creció la autoridad territorial del Gran Consejo de Malinas. Debido al establecimiento de la autoridad del emperador Carlos V sobre Tournai y Tournai, Utrecht, Frisia, Overijssel y Guelders, el área ahora incluía la totalidad de las diecisiete provincias .
Después de eso, el Consejo sólo perdió terreno. Después de la Guerra de los Ochenta Años, las Provincias Unidas se independizaron. En los Países Bajos del Norte, el poder judicial volvió a ser asumido por los consejos provinciales y por el Tribunal Supremo de Holanda, Zelanda y Frisia Occidental ( 1582 ). El Gran Consejo de Malinas sólo conservó un papel en los restantes Países Bajos del Sur, de los cuales Francia anexó a su vez la provincia más meridional de Artois y partes de Flandes , Hainaut y Luxemburgo .

Varios estados provinciales se declararon soberanos: los estados  de Brabante y Hainaut ya lo hicieron a principios del siglo XVI; al final (1782) también los consejos judiciales de Luxemburgo y Tournai. Esto dejó sólo Flandes , Malinas , Namur y el Alto Gelre .
El Gran Consejo colapsó en la Revolución Francesa. Durante la primera invasión francesa en 1792, el consejo se trasladó a Roermond , donde todavía podía vigilar la última parte desocupada del territorio, los doce municipios restantes de los Güeldres austríacos. Durante la segunda invasión francesa en 1794, algunos de los concejales partieron hacia Ratisbona y Augsburgo , en territorio imperial; otra parte optó por el nuevo régimen y tomó asiento en las nuevas instituciones judiciales.

Compuesto.

La composición del Gran Consejo se mantuvo notablemente estable durante todo este tiempo. Hay un presidente o presidente, quince o dieciséis consejeros , un fiscal general , un fiscal general adjunto, un defensor fiscal , una decena de secretarios remunerados, dos o tres secretarios, abogados y finalmente alguaciles .

Todos los miembros del consejo eran nombrados por el monarca a partir de una lista de candidatos elaborada por el propio Consejo. Debían tener una licenciatura o un doctorado en derecho de alguna de las universidades de los países reales. Los concejales vestidos de rojo incluían tradicionalmente cuatro clérigos, que luego se redujeron a dos.

Poder.

La competencia del Gran Consejo podría variar mucho de un período a otro y de una provincia a otra. En la pequeña jurisdicción  de Malinas ejerció casi todo el poder legislativo y judicial .

También fue tribunal de primera y última instancia para personas e instituciones bajo la protección real. Los miembros de la corte, los caballeros del Toisón de Oro y cualquiera que tuviera el privilegium fori por su título o cargo, sólo podían ser llevados ante el Gran Consejo.
Por lo demás, el Consejo funcionó como tribunal de apelación o tribunal supremo con respecto a todas las sentencias de los consejos judiciales provinciales y otros tribunales inferiores en las XVII Provincias (o lo que quedó de ellos posteriormente). Se pronunció sobre asuntos como privilegios, mandamientos, cartas de nombramiento, cartas de corso , donaciones de cargos y bienes, oraciones y otros impuestos, reclamaciones de propiedad , conflictos de jurisdicción entre diferentes autoridades y, a menudo, también conflictos fronterizos. Las cuestiones de derecho de familia y de herencia , por otro lado, a menudo caían dentro de la competencia de los tribunales eclesiásticos .

Los archivos sobre el Gran Consejo de Malinas se encuentran principalmente en los Archivos Generales del Estado en Bruselas y en los Archivos Départementales del Norte en Lille . Debido a su jurisdicción sobre muchas regiones y sobre asuntos de todo tipo durante tres siglos, el Gran Consejo ocupa un lugar importante en la historia jurídica de los Países Bajos y Bélgica.

Malinas (en neerlandés Mechelen) es una ciudad belga de la provincia de Amberes, en la región de Flandes. Pertenece al distrito del mismo nombre. Está situada a mitad de camino entre Bruselas y Amberes, ciudades de las que dista unos 25 km. El idioma oficial es el neerlandés, aunque se habla también un dialecto propio. 
El término municipal de Malinas comprende además de la propia ciudad homónima, las localidades de Walem, Heffen, Leest, Hombeek, y Muizen. 
El 1 de enero de 2018, contaba con unos 86.304 habitantes.



Hoge Raad van Holland, Zeeland en West-Friesland.

 


El Consejo Supremo de Holanda, Zelanda y Frisia Occidental, también simplemente el Consejo Supremo de Holanda y Zelanda , fue desde 1581 el tribunal supremo de estas provincias.

El Consejo Supremo de Holanda, Zelanda y Frisia Occidental en el funeral de Frederik Hendrik (1647)


La búsqueda de la unidad de la justicia bajo un tribunal supremo para los Países Bajos ya había llevado al establecimiento del Gran Consejo de Malinas en el siglo XV. La unidad legal bajo este tribunal supremo en los Países Bajos de Borgoña cesó cuando varias provincias ya no reconocieron al rey español como señor  en 1581. Las provincias (del norte) también renovaron su independencia en términos judiciales. En principio, cada provincia tenía un tribunal supremo, el consejo. 
La intención era establecer su propio tribunal supraprovincial, el consejo Supremo, como sucesor del Gran Consejo de Malinas. En realidad esto ocurrió en 1582 , pero las únicas provincias que reconocieron este Consejo fueron Holanda y Zelanda en 1587 ; los demás prefirieron seguir siendo autónomos a este respecto y organizaron una reforma de otra manera. El consejo Supremo continuó existiendo hasta 1795 , cuando se proclamó la República de Bátava .

Los miembros del Tribunal Supremo fueron designados en parte por los Estados de Holanda y Frisia Occidental y en parte por los Estados de Zelanda. Su miembro más famoso es Cornelis van Bijnkershoek ( 1673-1743 ) , concejal desde 1704 y presidente desde 1723 hasta su muerte.
 Algunos concejales tomaron notas de los casos ocurridos ante el Tribunal Supremo (como Pieter Ockers , concejal de 1669 a 1678 ), pero los de Van Bijnkershoek son los más conocidos. Proporcionan una buena imagen de cómo se tomaban las decisiones dentro de la Corte Suprema y cómo se aplicaban el derecho nativo y el romano en paralelo. Después de su muerte, Willem Pauw los continuó hasta 1787.


Cornelis van Bijnkershoek (alias Cornelius van Bynkershoek) (n. Middelburg, 29 de mayo de 1673 – f. La Haya, 16 de abril de 1743) fue un jurista y teórico político neerlandés que ha contribuido al desarrollo del derecho internacional en obras como la de Dominio Maris (1702); Observationes Juris Romani (1710), de las que una continuación en cuatro libros apareció en 1733, el tratado De legatorum foro (1721), y la Juris Publici Quaestiones (1737).1​ Tras su muerte se publicaron dos ediciones completas de sus obras: una en folio en Ginebra en 1761, y otra en dos tomos en folio en Leiden en 1766.

Van Bynkershoek fue especialmente importante en el desarrollo de la Ley del Mar. En particular, sostuvo que los Estados ribereños tienen derecho a las aguas adyacentes. La anchura del mar territorial, que podría ser reclamado por un Estado ribereño era de unas tres millas náuticas, o la distancia que un cañón puede disparar desde la orilla. Esta idea se convirtió en práctica común y era conocida como la "regla del cañonazo".



Derecho del Sacro Imperio Romano.

 


El Sacro Imperio Romano Germánico, que sobrevivió hasta 1806, puede describirse como un sistema jurídico y constitucional europeo supranacional que abarcaba los territorios de trece de los actuales Estados miembros de la UE.

Produjo un vasto corpus de fuentes jurídicas que abarcaban desde las “Reichsgesetze” o leyes imperiales hasta los tratados europeos. Nunca se ha logrado recopilar con éxito una colección completa contemporánea o incluso moderna de las leyes o leyes promulgadas del Sacro Imperio Romano Germánico. Por lo tanto, sus fuentes jurídicas se encuentran dispersas en una gran cantidad de publicaciones que a su vez se pueden encontrar en diversas bibliotecas y archivos europeos. El "Virtueller Raum Reichsrecht" presenta algunas colecciones y textos jurídicos importantes y raros.

Derecho germánico.-

Se denomina derecho germánico al conjunto de normas por las que se regían los pueblos germánicos que invadieron el imperio romano de occidente.
No poseían un código legislativo, por lo que se regían bajo el derecho consuetudinario. Sin embargo, tras el contacto con la forma de vida romana, surgieron algunos códigos de leyes promulgados por los reyes, como es el caso del Código de Eurico.
Era un Derecho mucho más primitivo que el Derecho romano, típico de poblaciones seminómadas, con una idea de la propiedad mucho más restringida, motivo por el cual fue cediendo terreno a este último a medida que los germanos invasores se fueron estableciendo en los territorios europeos y adoptando el sistema de vida romano.
El derecho germánico se considera el tercer ordenamiento jurídico, en orden de importancia y después del Derecho romano y el Derecho canónico, para la formación del Derecho occidental actual.
Se considera que figuras como las relaciones jurídicas mancomunadas o la comunidad de bienes proceden directamente del Derecho germánico, dado que el Derecho Romano se basaba en la idea de propiedad individual y parcialidad.

Los derechos de las principales tribus germánicas occidentales y orientales, los godos y los borgoñones , se pueden representar a través de fuentes, en la medida en que sobrevivieron a la migración. Los historiadores, geógrafos, retóricos o poetas dejan una imagen muy inadecuada. Sólo proporcionan información ocasional, a menudo únicamente junto con inscripciones y hallazgos arqueológicos. En cuanto al estatuto jurídico persisten grandes lagunas que no pueden colmarse con declaraciones de los monumentos creados por los pueblos germánicos. La investigación se basa en otras fuentes históricas, principalmente literatura nacional y eclesiástica.
Dado que los pueblos germánicos no habían escrito nada sobre su sociedad y sus leyes consuetudinarias , la fuente más completa sobre sus hábitos es el controvertido texto Germania del historiador Tácito en el siglo I. Tácito no sólo escribe sobre las costumbres de los pueblos germánicos, también escribe sobre sus reyes, sino que al hacerlo revela las estructuras segmentarias básicas que allí existían . 
La fuente da lugar a interpretaciones cuando se compara con otras formas tempranas de derecho social tribal que han sido probadas en términos de fuentes. Es particularmente importante que Tácito no conociera los territorios de los alemanes occidentales y orientales por experiencia propia. 

Eso cambió aproximadamente a mediados del siglo V. En el suelo del colapsado imperio occidental de la Antigüedad tardía, surgieron imperios sucesores germánico-romanos que darían forma a la cultura jurídica de la Europa medieval. 
Por primera vez se redactaron leyes escritas. Se creó un registro de derecho recopilado. Aunque no era una ley original e independiente, las influencias del destacado derecho romano eran demasiado fuertes . Pero al mismo tiempo, las ideas cristianas siguieron ganando terreno. El derecho romano pagano encontró un nuevo canon de valores en las obras jurídicas. Las leyes estaban escritas en el lenguaje literario de retóricos, clérigos y laicos educados: en latín,  lo que podía causar problemas conceptuales en la medida en que era necesario incorporar términos jurídicos germánicos (latinizaciones, glosas).  El uso de la palabra germánico simplemente indica que los textos fueron creados bajo el dominio germánico.
Desde la conquista romana de suelo germánico, los círculos culturales se vieron obligados a intercambiar ideas entre sí. Las tribus germánicas tuvieron que lidiar con la ley de los invasores romanos. El derecho romano penetró gradualmente en sus derechos tribales, que inicialmente se transmitían oralmente. Las tribus del período de la migración , por ejemplo los godos , los vándalos o los francos, no formaban originalmente unidades étnicas. Eran comunidades funcionales de asociaciones de clanes que podían disolverse o volver a reunirse en tiempos de agitación. 

Terminología.

Los términos colectivos posteriores para los registros jurídicos germánicos forman parte de la historia científica y política: después de que comenzara la recepción del derecho romano erudito en Europa en el siglo XII, los juristas humanistas hablaron de leges Barbarorum (leyes bárbaras), por un lado debido a su latín corrompido, en comparación con los textos jurídicos romanos clásicos , para, por otro lado, dejar clara la inferioridad de esta cultura jurídica en comparación con la del Corpus iuris civilis de Justiniano , que fue redescubierto y adquirió autoridad en la Alta Edad Media . La elección de la palabra bárbaro fue deliberadamente despectiva porque las tribus germánicas eran vistas como destructoras del Imperio Romano y de la cultura antigua.

Los germanistas de la escuela jurídica histórica del siglo XIX (como Karl Friedrich Eichhorn , Jacob Grimm , Georg Beseler y Otto von Gierke ), que se inspiraron en el romanticismo y las ideas democráticas nacionales de Vormärz , los consideraron positivamente como derechos del pueblo germánico  dándoles “el pueblo” como portador de una cultura jurídica predominantemente consuetudinaria.  La designación simultánea o ligeramente más reciente como derechos tribales germanos fue más matizada, mientras que en el Reich nacionalsocialista alemán la gente hablaba simplemente de derechos germánicos .

Fränkisches Recht.

La ley de Francos se refiere a las leyes consuetudinarias codificadas en el  Reino de los francos, de los reyes merovingios y carolingios  en el período comprendido entre los siglos V y IX, así como a las capitulares expedidas a partir del siglo VII.

Significado

Junto con el derecho romano, el derecho de Francos es la fuente jurídica histórica más importante para el desarrollo del derecho alemán , derecho común y, en última instancia, derecho europeo.
Las leyes tribales ( leges Barbarorum ) de los Francos salios, los Francos ripuarios y los francos de Chamavia, así como las leyes reales de los merovingios, están registrados y transmitidos desde 482. Por último, están las capitulaciones –decretos reales– de los carolingios. En el ámbito penal, los castigos públicos aún son en gran medida desconocidos; los trastornos del orden público generalmente se castigan de forma privada, a menos que se denuncien las violaciones más graves de las obligaciones comunitarias. En el ámbito doméstico, el dueño de la casa ejerce el poder de castigo sobre los familiares y los sirvientes. Los esfuerzos de las autoridades sirven para limitar la disputa , y los valores e influencias cristianos están cada vez más presentes.

También hay registros legales de las tribus sometidas por los francos , que a su vez contienen, en diversos grados, el derecho de Francos. Por supuesto, todavía se pueden encontrar rastros del pensamiento jurídico de Francos en libros jurídicos de la Alta y Baja Edad Media , como el Libro de Derecho Imperial de Mühlhausen , el Sachsenspiegel o el Schwabenspiegel e incluso en la Bula de Oro de Carlos IV de 1356. El derecho de Francos también sigue teniendo efecto con la llamada sucesión sálica es decir, con la exclusión de la sucesión al trono de las mujeres miembros de las dinastías gobernantes. 

En el marco del debate que se desarrolló a finales del siglo XIX sobre la influencia del Código Civil francés (CC) en el Código Civil (BGB), se destacó repetidamente el “vínculo” del derecho renano. Hans Planitz no interpretó ambos derechos como iguales y concluyó que la congruencia frecuentemente encontrada entre las ideas jurídicas francesas y renanas se debía en última instancia al hecho de que originalmente surgieron del derecho de Francos y se desarrollaron en paralelo como costumbres jurídicas nacionales. Friedrich Brockhaus señaló que el CC se incorporó a Renania porque el derecho de Francos contenía “mucho material jurídico germánico”, que por lo tanto no parecía extranjero. 

Fuentes

Los derechos del pueblo de los francos.
  • Lex Salica (507–511)
  • Lex Ribuaria (um 613)
  • Lex Francorum Chamavorum (802/803)

Las leyes reales merovingios.
Merowingische Königssatzungen
  • Pactus pro tenore pacis (primera mitad del siglo VI)
  • Edictum Chilperici (567–574)
  • Decretio Childeberti (596)
  • Edictum Chlotharii (614)
Capitulaciones  carolingio.
  • Capitulare Haristallense (779)
  • Capitulatio de partibus Saxoniae (782)
  • Admonitio generalis (789)
  • Capitulare de villis vel curtis imperii (792/793)
  • Capitulare Saxonicum (797)

Derechos consuetudinario de las tribus.
Volksrechte unterworfener Stämme
  • Pactus Alamannorum (siehe Lex Alamannorum)  (primer tercio del siglo VII)
  • Lex Alamannorum (um 730)
  • Lex Baiuvariorum (742)
  • Lex Frisionum (802/803)
  • Lex Saxonum (802/803)
  • Lex Thuringorum (802/803)

Los Espejos.

Los derechos tribales germanos todavía existían en la Alta Edad Media en forma de Sachsenspiegel , Schwabenspiegel y otros libros de derecho.

En los Países germánicos, los "Espejo". Del latín, speculum. // 2. fig. aquello en que se ve una cosa como retratada.
1221-1224. Espejo de Sajonia (Sachsenspiegel).
1274-1275. Espejo alemán (Deutschenspiegel).
1275-1276. Espejo de Suabia (Schwabenspiegel).
1328-1338. Espejo de los Francos (Frankenspiegel).
Son obras que trataron de abarcar en su integridad el Derecho que regia un territorio determinado.





Código civil. 

El Código Civil de Alemania (en alemán Bürgerliches Gesetzbuch o BGB) es el código civil de Alemania. Su redacción comenzó en 1881 y entró en vigor el 1 de enero de 1900, considerándose un proyecto de vanguardia para su época.

El BGB ha servido de fuente para la legislación civil de varios países de tradición jurídica romano canónica germánica,  e incluso para otros ajenos a dicho ámbito, como la República Popular China, Japón, Corea del Sur, Taiwán y Grecia.

Hasta la entrada en vigor del BGB, el derecho civil dentro del Imperio Alemán (proclamada en 1871) estaba muy fragmentado. 

Existían desde hacía mucho tiempo normas jurídicas como: el derecho consuetudinario germánico (incluido el Espejo sajón ), incluido  a partir de los siglos XV y XVI , por  el derecho romano del Corpus juris civilis;  el ius commune sólo desempeñó un papel subsidiario de las demás fuentes del derecho y de ninguna manera fue capaz de absorber particularidades centenarias de derechos de  los países y comarcas alemanas.

Algunos estados alemanes tenían su propio régimen jurídico, como Prusia con el Allgemeines Landrecht (ALR) de 1794; en los territorios de la margen izquierda del Rin , el Código Civil francés estaba en vigor desde 1804; en el Gran Ducado de Baden, el Badisches Landrecht de 1810; en Baviera , el Codex Maximilianeus bavaricus civilis de 1756; en el Reino de Sajonia , el Sächsisches Bürgerliches Gesetzbuch de 1865; en Jutlandia, el Danske Lov de 1683. 
En otras regiones, el derecho consuetudinario era principalmente el que tenía prioridad. Todo esto hizo que la unificación jurídica fuera aún más difícil, ya que la autoridad geográfica de los códigos civiles de los países, y las costumbres estaba delimitada con mucha precisión.



Áreas del derecho en el Imperio alemán a finales del siglo XIX.
1).-Área de derecho común.
2).-Área de Recopilación de leyes de Prusia.
3).-Área de derecho sajón, y Código Civil  de Sajonia.
4).-Área del Código Civil de Baden.
5).-Área del Código Civil francés.
6).-Área del derecho danes (Derecho de Frisia y Jutlandia.)
7).-Área de Código Civil Austriaco. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario