—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

domingo, 11 de marzo de 2012

86.-Antepasados del rey de España:Rey Ramiro I de Aragón.-a


  Esteban Aguilar Orellana ; Giovani Barbatos Epple.; Ismael Barrenechea Samaniego ; Jorge Catalán Nuñez; Boris Díaz Carrasco; -Rafael Díaz del Río Martí ; Alfredo Francisco Eloy Barra ; Rodrigo Farias Picon; -Franco González Fortunatti ; Patricio Hernández Jara; Walter Imilan Ojeda ; Jaime Jamet Rojas ; Gustavo Morales Guajardo ; Francisco Moreno Gallardo ; Boris Ormeño Rojas ; José Oyarzún Villa ; Rodrigo Palacios Marambio; Demetrio Protopsaltis Palma ; Cristian Quezada Moreno ; Edison Reyes Aramburu ; Rodrigo Rivera Hernández; Jorge Rojas Bustos ; Alejandro Suau Figueroa; Cristian Vergara Torrealba ; Rodrigo Villela Díaz; Nicolas Wasiliew Sala ; Marcelo Yañez Garin; Francia Marisol Candia Troncoso; Maria Francisca Palacio Hermosilla; 

Aldo  Ahumada Chu Han 

(h. 1006/7 - 8 de mayo de 1063) es considerado como el primer rey de Aragón (1035-1063) al que añadió los territorios de Sobrarbe y Ribagorza desde la muerte de su hermanastro Gonzalo en 1045, intitulándose así pues rey de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza.

Conquistó, aliado con Arnal Mir de Tost y el Condado de Urgel de Armengol III, los castillos de Laguarres, Lascuarre, Falces, Viacamp y Benabarre, e intentó tomar la poderosa fortaleza de Graus al rey de la taifa de Saraqusta Al-Muqtadir —quien contó con la ayuda de la mesnada del aún infante Sancho II de Castilla en cuyo ejército figuraba un joven Cid de alrededor de catorce años: Rodrigo Díaz—, pero Ramiro I murió en el transcurso de esta operación bélica, seguramente a manos de un experto soldado de Al-Muqtadir.
Hijo de Sancho el Mayor de Pamplona y de Sancha de Aibar, contrajo matrimonio con Ermesinda de Aragón, una hija de Bernardo Roger de Foix, con lo que inició una tradición de alianza entre el reino aragonés y el condado ultrapirenaico, que se prolongaría por varios siglos. Estableció también alianzas con el Condado de Urgel, casando a su primogénito Sancho Ramírez con una hija de Armengol III de Urgel (a quien además dio en matrimonio a su hija Sancha) para así oponerse a las ansias expansionistas del conde de Barcelona Ramón Berenguer I en la zona del Cinca medio.
En 1045, a la muerte de su hermano Gonzalo, se anexionó los condados de Sobrarbe y Ribagorza que correspondía regir a su hermano García, unificando así los tres condados, junto con el de Aragón, que iban a formar el nuevo reino.
Instituyó un «obispo de Aragón» con sede en San Adrián de Sásabe; su hijo Sancho Ramírez convertirá posteriormente Jaca (que en tiempos de Ramiro era solo una aldea) en una ciudad que se convertirá en capital del reino y albergará la sede episcopal.

Biografía.

Hijo natural de Sancho el Mayor, rey de Pamplona, y una joven llamada Sancha de Aibar o Aybar, de la nobleza de las tierras de Aibar.a​
Después de la muerte de Sancho el Mayor, heredó el trono su hijo primogénito legítimo García Sánchez III el de Nájera, que gobernaba en todo el territorio paterno. A su hermano Ramiro se le había adjudicado el honor del espacio aragonés, y se proclamó baile en las tierras del Aragón que había recibido de su padre con trono en Jaca. Muy pronto se enfrentaron en la batalla de Tafalla y Ramiro inició una dinastía nueva en el reciente reino de Aragón tras usurpar los derechos de Gonzalo, que regía las rentas reales en Sobrarbe y Ribagorza.
Ramiro había sido el primer varón nacido de Sancho el Mayor pero era un hijo natural, fuera del matrimonio legítimo, con lo que quedó apartado de la primogenitura. Sin embargo nunca se consideró hijo bastardo, pues toda la documentación de la época se refiere a él como regulus, el mismo tratamiento que recibieron sus hermanos menores, y creció en la corte con su madre Sancha, tutora de Sancho III durante su minoría de edad entre 1004 y 1011, periodo en el que fue concebido Ramiro.
En su documentación auténtica el monarca aragonés se tituló como Ramiro, hijo del rey Sancho, sin usar el título de rey, pero no se consideró carente de legitimidad regia y actuó en todo momento ejerciendo a todos los efectos la potestas regia. En cualquier caso, recibió la fidelidad de los condes, barones y señores aragoneses en los que apoyó su autoridad. Aunque él mismo no se tituló rey, sí lo hicieron sus coetáneos, en documentos tanto aragoneses como navarros y castellanos. Aparece en ellos citado como rex Ranimirus, Ranimiri regis o meo regi entre otras expresiones. Así fue considerado por sus vasallos, reyes contemporáneos a Ramiro I y notarios. Los reyes de Pamplona García Sánchez III y Sancho Garcés IV el de Peñalén también le otorgarán el título de rey. Del mismo modo lo considerará su hijo y heredero Sancho Ramírez, al roborar como ego Sancius Raminiro regis filio 'yo Sancho hijo del rey Ramiro'.
Sentó las bases del que sería el Reino de Aragón garantizando la sucesión de su linaje al casar con Ermesinda, hija de Bernardo Roger, conde de Foix-Bigorra, en 1036, con la que tuvo a Sancho Ramírez, a García Ramírez (que posteriormente sería obispo de Jaca) y tres hijas más, Sancha, Urraca y Teresa. Con ello la continuidad dinástica estaba garantizada.
Con el tiempo fue rodeándose de nobles de su confianza, a los que asignó tenencias en castillos estratégicos. Reafirmó, además, la figura del obispo de Aragón —aragonensis episcopus—, al que otorgó un monasterio, San Adrián de Sásabe y un cuantioso patrimonio, para ganarse el favor de la prelatura en su tarea de consolidación del poder.

El signum regis era la firma que identificaba al rey en los documentos y remitía a la Cruz de los ejércitos empleada por las tropas cristianas en la batalla hasta el siglo XI. Posteriormente, Pedro IV el Ceremonioso lo identificó en el siglo XIV como la Cruz de Íñigo Arista y le atribuyó el carácter heráldico de antiguas armas de Aragón.
Representación heráldica de la Cruz de Íñigo Arista, una cruz patada apuntada en su brazo inferior cuando es de plata y figura sobre un franco-cuartel, sobre campo de azur. Aparece por primera vez en el siglo XIV, cuando la adopta Pedro IV el Ceremonioso como «armas antiguas de Aragón».
Tras hacerse con el control a partir de 1043 de los condados de Sobrarbe y Ribagorza a la muerte de su hermano Gonzalo, que nunca habitó en aquellos territorios, tuvo que entrar en pugna por los ricos territorios musulmanes a los que se accedía a través de la vía natural de la cuenca del Cinca. Las sustanciosas parias que pagaba el rey taifa de Saraqusta para evitar el ataque cristiano se las disputaban además de Aragón, el conde de Urgel, el de Pallars y el conde de Barcelona Ramón Berenguer I.
Para frenar el empuje de Ramón Berenguer de Barcelona, Ramiro I acordó un doble matrimonio de su hija Sancha con Armengol III de Urgel, y de Isabel, hija del conde urgelino, con su propio hijo primogénito Sancho Ramírez, el heredero al trono de Aragón. De este modo el Condado de Urgel y el Reino de Aragón establecen una sólida alianza, y la unión de sus fuerzas permitió a Ramiro conquistar los castillos de Laguarres, Lascuarre, Capella, Caserras, Falces, Luzás, Viacamp y Benabarre, con lo que impedía a Ramón Berenguer I —que había comprado castillos en la zona, en tierras que los condes catalanes reconocieron pertenecer al condado de Ribagorza como parte del reino de Aragón—​ el acceso al Cinca. La tenencia de Benabarre fue entregada al vizconde de Tost Arnal Mir, quien también se había convertido en aliado del rey aragonés.
Estos avances le hicieron concebir la idea de dar el asalto a la poderosa fortaleza de Graus, que el rey de Zaragoza Al-Muqtadir fue a defender en persona al frente de un ejército que incluía un contingente de tropas castellanas al mando de Sancho, el futuro Sancho II de Castilla, que pudo contar en su mesnada con el joven caballero Rodrigo Díaz, conocido posteriormente como «El Cid». Al-Muqtadir primeramente perdió las plazas de Torreciudad y Fantova, al norte de Barbastro, y la balanza parecía inclinarse del bando cristiano, pero finalmente consiguió rechazar a los aragoneses que perdieron en esta batalla a su rey, al parecer asesinado por un soldado árabe, llamado Sadaro o Sadada, que hablaba romance y que, acercándose al real de Ramiro I disfrazado de cristiano, le clavó una lanza en la frente. Murió ante las puertas de Graus el 8 de mayo de 1063.
Pese a la muerte de Ramiro I, su sucesor Sancho Ramírez y Armengol III de Urgel continuaron con un proyecto emprendido por el difunto rey y que contó con el apoyo del papa, que convocó a tropas francesas para emprender la cruzada de Barbastro que acabó con éxito en 1064. La importante ciudad musulmana pasó a formar parte del Reino de Aragón y su gobierno fue confiado como tenencia a Armengol III. Pero la permanencia en poder cristiano fue efímera, pues un año después sería reconquistada por la taifa de Zaragoza. En 1065 murió el conde de Urgel en tierras de al-Ándalus, probablemente en Monzón.


  
Ramiro I de Aragón. ?, c. 1006-1007 – Graus (Huesca), 8.V.1063. Primer rey de Aragón.

Ramiro I fue el primer rey de Aragón, reino formado tras la división de los territorios gobernados por Sancho Garcés III de Navarra. Nacido hacia 1006-1007, su primera actuación pública confirmando un documento de su padre tuvo lugar en 1011, momento a partir del cual se observa su presencia de manera regular en la Corte real. Era hijo del citado Sancho Garcés III y de una mujer llamada Sancha, procedente de una familia aristocrática de la comarca de Aibar, que vivía todavía en 1070. No pertenecía, por tanto, a la prole del Rey habida con Munia, la esposa oficial del Monarca. Esta circunstancia le apartaba de la sucesión directa, atribuida al primogénito de este matrimonio, García Sánchez, pero no lo marginó del conjunto de decisiones tomadas por Sancho el Mayor para ordenar su sucesión. 
Tradicionalmente, se ha interpretado esta posición de Ramiro como la de un hijo ilegítimo, pero esta categoría parece poco adecuada para la mentalidad de las familias aristocráticas del siglo XI y, en concreto, no sirve para explicar el hecho de que recibió el poder sobre una parte importante del Reino. Cabe pensar, más bien, en que este concubinado del que nació Ramiro era el fruto de una alianza con una facción nobiliaria, un acuerdo secundario frente a la prestigiosa vinculación con el linaje condal castellano, pero no desdeñable, que fue contraído en la fase más temprana del reinado de Sancho III. El signo ramirense colocado reiteradamente en los documentos reales, junto con la fórmula regulus, “régulo”, como testimonio formal de su aprobación del acto contenido en el pergamino, corrobora que recibía un trato paritario con sus hermanos.
En 1035, Sancho el Mayor completó el programa de reparto de sus posesiones entre sus hijos: Ramiro obtuvo las tierras comprendidas entre Vadoluengo (en Sangüesa, sobre el río Aragón) y Matidero (en Sobrarbe), es decir, un territorio que comprendía la actual Jacetania, los valles de Ansó, Echo, Canfranc y Tena, la cuenca media del río Gállego, las depresiones interiores de las sierras del Prepirineo y el norte de las Cinco Villas. Le fueron asignadas, igualmente, diversas localidades en Aibar, los alrededores de Pamplona, Estella y La Rioja, mientras que sus hermanos García y Gonzalo consiguieron algunas fortificaciones situadas dentro del Reino aragonés, en particular Petilla, Ruesta y Loarre. Ramiro I, como pone de manifiesto el propio documento original de la concesión de Sancho III, juró fidelidad y ayuda militar a García Sánchez, el futuro rey navarro, lo que sugiere que el diseño general de la división contemplaba la sumisión feudal de los tres dirigentes implicados (Ramiro, Fernando y Gonzalo) a la rama central de la dinastía.
Y, efectivamente, Ramiro se mantuvo acorde con esta previsión, si se exceptúa una crisis hacia 1037, cuando se enfrentó brevemente con García en un oscuro episodio militar apenas conocido. Al margen de este incidente, las relaciones con él, con Fernando I de León y con su sobrino Sancho Garcés IV parecen haber sido buenas. Existe una discusión historiográfica relativamente menor a propósito de si Ramiro se consideraba rey, puesto que, aparentemente, no utilizaba este título para referirse a sí mismo en los documentos de su cancillería. Es posible, ciertamente, que rehuyese emplear este signo de soberanía como muestra de respeto por sus parientes mayores navarros, pero es preciso tener en cuenta que se tienen muy pocas piezas originales para asegurarlo y, en todo caso, tanto en los documentos de sus hermanos como en los textos privados aragoneses es tratado como “rey” de manera habitual.
Pocos meses después de su acceso al poder, acaecido en septiembre de 1035, Ramiro contrajo matrimonio con Gisberga-Ermesinda, hija del conde de Foix (agosto de 1036), con el cual sellaba una alianza con un principado pirenaico cercano. Con ella tuvo, a partir de 1043, a Sancho Ramírez, su heredero, a García, obispo de Jaca (1076-1086), y a Sancha, Teresa y Urraca. Desaparecida a principios de los años cincuenta Ermesinda, el Monarca se casó hacia 1054 con una mujer llamada Inés, que probablemente procedía de la familia ducal de Aquitania. Cabe señalar que durante el lapso de tiempo en el que careció de sucesor (1036-1043), Ramiro I procreó un hijo, llamado igualmente Sancho Ramírez, que sufrió un exilio temporal hacia 1059, según indica el Rey en su primer testamento. Reconciliado con su padre y hermano, el conde Sancho Ramírez se convirtió en uno de los magnates más importantes del Reino hasta su muerte en 1105.

Los años iniciales del reinado permanecen en un discreto anonimato, tal vez porque en su transcurso se produjo el afianzamiento del nuevo espacio político y se consolidó la autoridad de Ramiro, procesos que han dejado poco rastro en las fuentes. Hacia 1043 se sentía lo bastante seguro de su posición como para anexionar Sobrarbe y Ribagorza, atribuidos por su padre a su hermano Gonzalo, un joven colocado al parecer bajo la tutela de García Sánchez y que murió no mucho tiempo después. A principios de 1044, los textos provenientes de esta región oriental indican que los nobles, los monasterios y el obispado rotense reconocían a Ramiro como rey, algo que, en principio, excluye una conquista violenta y apunta más bien a que los dirigentes sociales de estos territorios prefirieron un liderazgo firme y próximo a la posibilidad lejana de un soberano propio. Esta incorporación no solamente incrementó de manera apreciable las dimensiones del Reino aragonés, sino que implicó al Monarca en las disputas territoriales en la Baja Ribagorza.

La guerra contra el Islam en las fronteras ribagorzanas tuvo su origen remoto en la conquista del ilerdense valle de Ager por el vizconde Arnau Mir de Tost, hacia 1034. En los años siguientes, este éxito y otros semejantes dispararon el interés de los condes de Urgell y Barcelona, que intervinieron en la zona reclamando parias y estableciendo algunas fortificaciones en Caserras, Purroy, Pilzán y Estopiñán, entre otros lugares, en los años que median entre 1046 y 1058. Estos castillos se hallaban cercanos al río Cinca y, por tanto, a una vía natural de comunicación entre la montaña y el llano, que permitía a los nobles catalanes interesarse tanto por la ocupación de Lérida y Fraga como por la de Monzón y Barbastro. Todo ello afectaba obviamente a la esfera de influencia aragonesa, en las áreas que prolongaban hacia el sur los territorios de Sobrarbe y Ribagorza. Hacia 1055, Ramiro I se implicó decididamente en la lucha por el control de esta región, con la construcción de una fortaleza en Abizanda. A partir de entonces se inició una fase de negociaciones, en la que el rey aragonés cortejó al vizconde Arnau Mir y al conde de Urgell, Ermengol III, a los que se atrajo hacia 1062. En esta fecha tuvo lugar la toma de Benabarre, que por su situación central constituía una especie de capital comarcal en la Baja Ribagorza, y otros castillos de su entorno, alguno de los cuales fue atribuido como feudo a Arnau Mir.
Esta atracción revistió la forma de juramentos de fidelidad feudal, ya que así lo asegura el mismo Arnau Mir en su testamento, pero también adoptó el ropaje de una alianza matrimonial doble, llevada a cabo con el conde de Urgell. De este modo, Ermengol III tomó por esposa a Sancha, hija de Ramiro (fallecida en 1097), mientras Sancho Ramírez, el futuro heredero del trono, se casaba con Isabel, hija de Ermengol.
Un doble vínculo que tenía como fundamento la mutua colaboración contra los musulmanes.
Este acuerdo debe ponerse en relación con el vasallaje establecido a comienzos de 1063 con Sancho Garcés IV, por el que éste cedía al rey aragonés las poblaciones de Sangüesa, Lerda y Undués, a cambio de su consejo y ayuda. Con él se neutralizaba también la posibilidad de que los nobles navarros combatiesen en favor del Reino taifa de Zaragoza.
Reforzado con estas alianzas, Ramiro estaba en condiciones de plantear una decidida ofensiva en el valle del Cinca. Iniciado este ataque en la primavera de 1063, con el objetivo de tomar Graus, los aragoneses se enfrentaron con el ejército de la taifa de Zaragoza con un resultado desastroso, hasta el punto de que el propio Rey murió en la batalla, que tuvo lugar el 8 de mayo de 1063.
Es difícil describir las consecuencias de esta derrota, pero la pasividad que evidencia Sancho Ramírez en los años siguientes es todo un síntoma de la magnitud del desastre. Una pasividad que es tanto más significativa cuanto que en el transcurso de 1064 una gran expedición de nobles de diversas regiones francesas e italianas se reunieron y, con el aliento explícito del Papa, atacaron Barbastro y ocuparon la ciudad musulmana durante ocho meses, antes de la reconquista de al-Muqtadir. A medio plazo, el fracaso de Graus paralizó durante casi un cuarto de siglo los avances territoriales en este sector de la frontera con el Islam, pero este acontecimiento no puede ocultar el balance positivo del reinado de Ramiro I, que dejó a su muerte plenamente consolidado el Reino de Aragón, bien articulada la relación entre su heredero y la nobleza y, finalmente, un tejido de alianzas con otros principados feudales hispánicos y pirenaicos que culminaron en los decenios siguientes.

Bibl.: E. Ibarra, Documentos correspondientes al reinado de Ramiro I, desde 1034 hasta 1063, Zaragoza, A. Uriarte, 1904; A. Ubieto Arteta, Cartulario de San Juan de la Peña, Valencia, Gráficas Bautista, 1962-1963; A. Canellas López, Colección Diplomática de San Andrés de Fanlo (958-1270), Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1964; A. Durán Gudiol (ed.), Colección Diplomática de la Catedral de Huesca, vol. I, Zaragoza, Instituto de Estudios Pirenaicos, 1965; Ch. J. Bishko, “Fernando I y los orígenes de la alianza castellano-leonesa con Cluny”, en Cuadernos de Historia de España (CHE), XLVII- XLVIII (1968), págs. 31-135 y XLIX-L (1969), págs. 50-116; J. M. Lacarra de Miguel, Historia política del reino de Navarra desde sus orígenes hasta su incorporación a Castilla, Pamplona, Aranzadi, 1972-1973; A. Ubieto Arteta, Historia de Aragón. I. La formación territorial, Zaragoza, Anubar, 1981; J. A. Sesma Muñoz, “Instituciones feudales en Navarra y Aragón”, en En torno al feudalismo hispánico, Ávila, Fundación Sánchez Albornoz, 1989, págs. 343-371; A. Ubieto Arteta, Los orígenes de los reinos de Castilla y Aragón, Zaragoza, Universidad, 1991 (2.ª ed.) [revisa sus estudios anteriores: “Ramiro I de Aragón y su concepto de la realeza”, en CHE, 20 (1953), págs. 45-62 y “Estudios en torno a la división del reino por Sancho el Mayor de Navarra”, en Príncipe de Viana, 21 (1960), págs. 5-56 y 163-236, además de otros artículos secundarios]; C. Laliena y Ph. Sénac, Musulmans et Chrétiens: aux origines de la reconquête aragonaise, Paris, Minerve, 1991; A. Durán Gudiol, Ramiro I, Zaragoza, IberCaja, 1993; C. Laliena Corbera, La formación del Estado feudal. Aragón y Navarra en la época de Pedro I, Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses, 1996; “Expansión territorial, ruptura social y desarrollo de la sociedad feudal en el Valle del Ebro, 1080-1120”, en C. Laliena Corbera y J. F. Utrilla Utrilla (eds.), De Toledo a Huesca. Sociedades medievales en transición a finales del siglo XI (1080-1100), Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1998, págs. 199-227; A. J. Martín Duque, “Navarra y Aragón”, en M. Á. Ladero Quesada (coord.), La reconquista y el proceso de diferenciación política (1035-1217), en J. M.ª Jover Zamora (dir.), Historia de España Menénedez Pidal, vol. IX, Madrid, Espasa Calpe, 1998, págs. 239-326; Ph. Sénac, La frontière et les hommes. Le peuplement musulman au nord de l’Ebre et les débuts de la reconquête aragonaise, Paris, Maisonneuve et Larose, 2000.



El condado de Sobrarbe era uno de los antiguos condados pirenaicos que formaron juntos la Marca Hispánica, dependiente del Imperio carolingio. Surgido en la Edad Media con la Reconquista, el condado de Sobrarbe se formó en torno a la parte alta del valle del Cinca y se extendió hasta el siglo xi, cuando se unió definitivamente al reino de Aragón. Sus límites se corresponden con la actual comarca del Sobrarbe.
El estudio de este condado es difícil dado el escaso número de noticias que se han transmitido sobre su historia.

El condado de la Ribagorza fue uno de los existentes en el territorio que, durante la primera mitad del siglo ix, algunos cronistas de la corte carolingia denominaron Marca Hispánica. Comprendía las cuencas de los ríos Ésera e Isábena, además de una buena parte de la cuenca del Noguera Ribagorzana. Aproximadamente se corresponde con la actual comarca aragonesa llamada Ribagorza.

El condado de Aragón fue un estado que se originó a principios del siglo ix d. C. en una franja montañosa en el Pirineo central que comprendía los valles de Ansó, Hecho y Aragón. Se crea el Condado de Aragón y los otros condados de la Marca Hispánica por el interés manifiesto de la dinastía carolingia de proteger su frontera meridional de los posibles ataques musulmanes.
Aunque en un principio estuvo bajo la tutela de los reyes francos, conforme iba extendiéndose por la cuenca alta del río Gállego se desprendía del amparo carolingio y se acercaba al núcleo de gobernantes de Pamplona.
Al interrumpirse la línea sucesoria masculina de los condes de Aragón y haber casado a la heredera del condado, Andregoto Galíndez, con el rey de Pamplona García Sánchez I, hace que el hijo de ambos, Sancho Garcés II lleve los títulos de rey de Pamplona y conde de Aragón desde el 925.
Estos títulos irán unidos hasta el año 1035 en que el testamento de Sancho el Mayor, divide estas tierras entre sus hijos. Ramiro I de Aragón heredó Aragón, con título de conde y supeditado a su hermanastro el rey García Sánchez III de Pamplona. Ramiro añadió a sus dominios los condados de Ribagorza y Sobrarbe a la muerte de su hermanastro Gonzalo y, posteriormente, actuó con independencia del vasallaje de iure que debía al rey pamplonés, actuando desde ese momento como rey en Aragón. Su hijo Sancho Ramírez firmó como «hijo de rey» y la historiografía posterior consideró a Ramiro como primer rey de Aragón con el nombre de Ramiro I de Aragón e iniciador de su dinastía, llamada Ramírez o Aragón.


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