Rey Francisco I de Francia |
(Cognac, 12 de septiembre de 1494-Rambouillet, 31 de marzo de 1547), conocido como el Padre y Restaurador de las Letras, el Rey Caballero y el Rey Guerrero, fue consagrado como rey de Francia el 25 de enero de 1515 en la catedral de Reims, y reinó hasta su muerte en 1547. Su reinado permitió a la nación francesa ejercer un papel importante en los asuntos europeos y colocarse como una potencia económica de primer orden. Hijo de Carlos de Angulema y de Luisa de Saboya, pertenecía a la rama Valois-Angulema de la dinastía de los Capeto. Francisco I está considerado como el monarca emblemático del período del Renacimiento francés. Su reinado permitió un desarrollo importante de las artes y las letras en Francia. La atracción que sentía por Italia se manifestó en el mecenazgo que ejerció sobre algunos artistas italianos como Leonardo Da Vinci. En el plano militar y político, el reinado de Francisco I estuvo plagado de guerras y de importantes acontecimientos diplomáticos. Tuvo un rival poderoso en la figura del emperador y rey de España Carlos I y debió contar con los intereses diplomáticos del rey Enrique VIII de Inglaterra, siempre deseoso de posicionarse como aliado de uno u otro bando. Francisco I registró éxitos y fracasos, pero no le permitió a su enemigo imperial concretar sus planes, cuya realización comprometería la integridad del reino. Sus esfuerzos guerreros acarrearon pesadas consecuencias para el Occidente cristiano al permitir que el imperio otomano se apoderase de la casi totalidad del reino de Hungría y llegase hasta las puertas de Viena. Biografía Hijo del duque de Angulema, heredó el Trono en 1515 de su primo Luis XII, con cuya hija estaba casado. Fue un príncipe típico del Renacimiento: gran deportista, aficionado a la caza y a los torneos, pero también protector de intelectuales y artistas: fundó el Colegio de Francia (1530) e introdujo en aquel país la cultura renacentista italiana (atrayendo a hombres como Leonardo da Vinci). Con él adquirió importancia la corte como espacio de poder: un lugar marcado por el lujo y la generosidad del rey (que gravaron pesadamente las finanzas de la Monarquía), en donde se concentraba una nobleza ávida de influencia política, pero alejada de toda tentación de autonomía. Allí actuaban los favoritos en los que Francisco delegó sucesivamente el ejercicio cotidiano del poder (Bonnivet, Chabot y Ana de Montmorency), los miembros de la familia real (fundamentalmente la hermana de Francisco, Margarita de Angulema, y su madre, Luisa de Saboya) y las amantes reales (la condesa de Châteaubriand, la duquesa de Étampes, Diana de Poitiers.) que ejercieron igualmente una gran influencia sobre los asuntos de gobierno. En torno a este foco de poder, Francisco reforzó la centralización administrativa y la unificación de la Monarquía. La Ordenanza de Villers-Cotterêts (1539) implantó el francés como lengua oficial en lugar del latín. En asuntos religiosos, en cambio, Francisco demostró cierta indiferencia, aunque reprimió los primeros brotes protestantes mientras necesitó la ayuda financiera de la Iglesia. La política exterior de Francisco I estuvo marcada por el enfrentamiento con los Habsburgo, cuyos territorios rodeaban a los de la monarquía francesa. Continuó la lucha por la hegemonía en Italia, que heredó de sus predecesores en el Trono, iniciándola con buen pie por su victoria sobre los suizos en Marignan (1515), que le hizo dueño del Milanesado. Posteriormente sostuvo cuatro guerras contra el emperador Carlos V: la primera (1521-26), motivada por disputas territoriales en Italia y Navarra, se saldó con la derrota de Pavía, que llevó a Francisco, prisionero en Madrid, a concluir una paz desventajosa, cuyas condiciones rompería una vez puesto en libertad. En la segunda guerra (1526-29), Francisco reunió la Liga de Cognac o Liga Clementina (con Venecia, Florencia, Milán, Inglaterra y el papa Clemente VII); tras el saqueo de Roma por Carlos V, Francisco hubo de renunciar a intervenir en Italia por la Paz de Cambray o «de las damas», si bien su adversario renunció a sus pretensiones sobre Borgoña. La tercera guerra (1536-38) estalló a raíz de la anexión de Milán por Carlos V, a la que respondió Francisco -aliado con los protestantes alemanes- invadiendo Saboya, hasta que ambos firmaron la Tregua de Niza. En la cuarta guerra (1542-44), Francisco consiguió la alianza del Imperio Turco, Suecia y Dinamarca, mientras que Carlos obtenía la de Enrique VIII de Inglaterra; el avance de las tropas imperiales llegó a amenazar París, pero fue detenido en la batalla de Cerisoles y permitió firmar la Paz de Crépy. Su hijo y sucesor Enrique II de Francia hubo de continuar el enfrentamiento, tanto contra Carlos V como contra Felipe II de España. Un programa de reformas. En la sesión del Parlamento de París celebrada un mes después de su coronación, Francisco dejó claras sus intenciones. No eran otras que gobernar en solitario sin la participación de los órganos colegiados del reino. Al año siguiente firmaba con el papa León X un concordato que le permitía nombrar directamente obispos, abades de monasterios y priores de los conventos. La instancia de gobierno más importante, el Consejo Real, conservó intactas sus funciones. Al menos en teoría, ya que el rey acostumbró a trabajar cada vez más con una sección reducida de sus miembros más fieles, conocida como Conseil étroit (Consejo estricto), o Conseil secret. En la línea de lo que estaban haciendo otros monarcas europeos del momento, sus decisiones se encaminaron hacia una progresiva profesionalización de las tareas de gobierno. Así, al Conseil privé le fue encomendada la gestión de la justicia y al Conseil des finances, las cuestiones económicas. Francisco intensificó la presión fiscal mediante la creación de un impuesto directo, la taille, que debía pagar toda la población no privilegiada. A este se añadieron una serie de impuestos indirectos, como la gabelle de la sal o las aides por el tráfico de mercancías. El resultado fue que en pocos años las arcas reales se llenaron como nunca lo habían estado anteriormente. Estas reformas tuvieron su parangón en otros ámbitos. Al frente del Ejército, el soberano situó al condestable, un cargo que, a partir de 1515, cuando lo ocupó el duque Carlos de Borbón, recayó siempre en un miembro de la más alta jerarquía nobiliaria. Por su parte, el control del territorio, que distaba mucho de constituir una unidad, quedó en manos de los gobernadores, normalmente príncipes de la sangre o miembros de la alta nobleza. Los gobernadores encarnaron la autoridad real con la colaboración de los comisarios, poco después conocidos como intendentes. En 1539, la Ordenanza de Villers-Cotterêts implantó el francés como lengua oficial en lugar del latín. Con sus reformas, Francisco I buscaba era articular una clase dirigente dócil a sus requerimientos. Por supuesto, estas medidas no fueron recibidas sin resistencias, que finalmente cedieron ante el monarca. En un célebre discurso pronunciado en 1527, el presidente del propio Parlamento de París hubo de reconocer que el poder del rey era absoluto, es decir, que no estaba vinculado a las leyes, aunque esperaba, manifestó, que estuviera vinculado a la razón. Es posible, sin embargo, que el término “centralización”, frecuentemente empleado por los historiadores, no sea el más adecuado para designar estos cambios. En realidad, lo que el rey buscaba era articular una clase dirigente dócil a sus requerimientos. Los juristas al servicio de Francisco I debieron trabajar intensamente para encontrar buenos argumentos que justificaran las reformas. El resultado fue una serie de publicaciones –a cargo de autores como Jean Ferrault, Barthélemy de Chasseneux y Charles de Grassaille– destinadas a recopilar los derechos del rey, o regalías, término que cada vez más empezó a ser sustituido por el de soberanías. Sin duda alguna, estos catálogos, a los que podría añadirse otros muchos, supusieron una importante contribución a la construcción de la monarquía autoritaria en Francia. Príncipe humanista. Parte fundamental en el programa de reforzamiento de la autoridad monárquica fue la paulatina transformación de la imagen pública de Francisco. Ya en su momento, los habitantes de París quedaron impresionados con la primera entrada solemne que hizo en la ciudad. Ataviado con un vistoso jubón de seda blanca con incrustaciones de plata y a lomos de un corcel encabritado, el Monarca repartió monedas a manos llenas entre la multitud que lo aclamaba. El tradicional desfile de las órdenes religiosas y las cofradías fue suprimido. Solo Francisco podía ser el centro de atención. En los años siguientes, los asesores crearon una imagen del rey que combinaba una doble faceta, cristiana y profana. Por lo que a la primera se refería, Francisco fue presentado como el buen pastor que daba la vida por sus ovejas. Esta asimilación con la figura de Cristo permitió insistir en el mensaje de los sufrimientos que padecía por su pueblo y presentar sus campañas exteriores como una cruzada en defensa de la fe. Por su parte, la imagen profana debió mucho a la adopción del lenguaje visual italiano, debidamente adaptado al paladar francés. Así, fue presentado como el continuador de la herencia de los francos encarnada por Carlomagno, aunque ataviado con ropajes clásicos tomados de la iconografía imperial romana. Aunque, seguramente, la parte más visible de su programa cultural, destinado a unir las formas del Renacimiento italiano con la tradición francesa, residió en la arquitectura. Ya en 1519, el rey mandó construir el castillo de Chambord, con un planteamiento enteramente en línea con el Renacimiento italiano. Con él comenzó la renovación arquitectónica, que afectó sobre todo a las fortalezas medievales del Loira, transformadas ahora en residencias de recreo del monarca. Este proceso alcanzó su principal expresión en el palacio de Fontainebleau, erigido en el centro de su importante colección artística. Los creadores que trabajaron en él desarrollaron un estilo refinado y artificioso, con un gusto especial por lo mitológico y alegórico y con un toque de erotismo exquisito. Se puede apreciar en las obras preciosistas de Jean Cousin, autor de perfectos desnudos, o en las de François Clouet, responsable de lienzos mitológicos cuyos personajes tienen los rasgos de miembros de la corte. Sin duda, un factor determinante en la imagen de Francisco como príncipe humanista fue su habilidad para rodearse de algunos de los principales artistas italianos del momento, como Andrea del Sarto y Leonardo da Vinci. Durante su estancia en Francia, este pintará algunas de sus obras más célebres, como La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana, o como San Juan Bautista, además de retocar una y otra vez su Gioconda, que finalmente iría a parar a manos del rey- Las convulsiones religiosas. El reinado de Francisco coincidió con un período de fuerte agitación religiosa en Francia. Sus raíces se remontaban al siglo anterior, cuando se produjo una impulsiva tendencia a la depuración de determinadas prácticas a fin de recuperar la ortodoxia original del cristianismo. Sus efectos se hicieron sentir en el país a través del movimiento conocido como la devotio moderna, procedente de los Países Bajos. Su ideal era la superación de las tentaciones del mundo mediante la humilde imitación de la vida de Cristo, el examen de conciencia y la oración personal para superar viejas prácticas ritualizadas. Su principal difusor en Francia fue Jacques Lefèvre d’Étaples, que añadió a este programa de vida cristiana la lectura de las Sagradas Escrituras, en la línea de lo que por esos mismos años estaba haciendo Erasmo de Rotterdam. El centro de operaciones del nuevo movimiento se estableció en Meaux, donde su obispo, Guillermo Briçonnet, emprendió un ambicioso plan de reformas que pronto chocó con algunas órdenes religiosas y el clero regular. En el verano de 1521, la Facultad de Teología de París denunció la reforma de Briçonnet por su semejanza con las ideas que llegaban de Alemania promovidas por el monje Martín Lutero. Los debates llegaron pronto a la esfera de la familia real: Margarita, la hermana de Francisco, casada con Enrique Albret de Navarra, se convirtió en la principal protectora de Briçonnet. Esta protección salvó a sus seguidores de la hoguera, pero no impidió que el grupo fuera disuelto. Lejos de acabar con él, la decisión favoreció la difusión del movimiento evangélico por toda Francia. Los adversarios de Francisco, especialmente los españoles, difundieron el mensaje de que su excesiva tibieza en la defensa de la fe. El golpe decisivo fue el discurso pronunciado por un estudiante de Derecho el día de Todos los Santos de 1533, con motivo de la apertura del curso académico en la Universidad de la Sorbona. Se llamaba Juan Calvino. Sus palabras, trufadas de referencias a Erasmo y Lutero, provocaron una fuerte conmoción. Su autor tuvo que huir de París para evitar la persecución de la justicia. En algunas de las principales ciudades del reino aparecieron carteles (placards) denunciando la misa católica y defendiendo abiertamente ideas reformadas. Todavía faltaba tiempo para que sus seguidores se organizaran en lo que llegó a ser un verdadero partido político, los hugonotes. Pero la semilla estaba plantada. También en la casa real. Aunque Francisco se movió con habilidad y pragmatismo, sus adversarios, especialmente los españoles, difundieron el mensaje de que su excesiva tibieza en la defensa de la fe daría origen a las guerras civiles que el país viviría en la siguiente generación. Personalidad Quizá las cosas no eran tan sencillas como sus rivales querían ver. La de Francisco fue una personalidad compleja que admite múltiples interpretaciones. Hubo de reinar en una Francia profundamente dividida, en la que la imagen de la institución monárquica estaba muy debilitada por las desdichas acumuladas en reinados anteriores. Sin duda alguna, reforzó los cimientos de la autoridad real. Sin embargo, a tenor de lo que ocurrió en los años posteriores a su muerte, es dudoso que estos fundamentos fuesen tan sólidos como hubiera deseado. Su hijo Enrique II demostró haber aprendido la lección. Pero el tiempo no le permitió transmitirla. Murió en un infortunado accidente en 1559. Una lanza le perforó el ojo en un torneo durante los festejos del matrimonio de su hija Isabel con Felipe II de España. Dejó tres hijos menores de edad. Ninguno estuvo a la altura de las circunstancias. No era fácil. En las décadas siguientes el país se desangró en una cruenta guerra civil que a punto estuvo de hacerlo saltar por los aires. En 1598, el menor de los nietos de Francisco I moría sin descendencia. Con él se extinguía la familia de los Valois. |
Antepasados. Felipe III de Francia, llamado el Atrevido, (Poissy, Isla de Francia, 30 de abril de 1245 – Perpiñán, Rosellón, 5 de octubre de 1285), fue el décimo rey de Francia (1270–1285) perteneciente a la dinastía de los Capetos.
Carlos de Valois (Vincennes, 12 de marzo de 1270 – Nogent-le-Roi, 16 de diciembre de 1325) fue el tercer hijo de Felipe III de Francia y de Isabel de Aragón. Fundó la Casa de Valois rama segundona de la Dinastía de los Capetos, la que ocuparía el trono de San Luis con la muerte de su sobrino Carlos IV y el ascenso de su hijo mayor, como Felipe VI de Francia.
Felipe VI de Valois, llamado el "rey encontrado" (Fontainebleau 1293 - Nogent-le-Roi, Eure-et-Loir, 22 de agosto de 1350), rey de Francia (1328-1350), nieto de Felipe III el Atrevido, sobrino de Felipe IV el Hermoso e hijo del conde Carlos de Valois y de Margarita de Anjou y Maine. Primer rey de Francia de la rama Valois de la Dinastía de los Capetos. Juan II de Francia, llamado el Bueno, en francés original Jean II le Bon (Le Mans, 26 de abril de 1319 – Londres, 8 de abril de 1364), fue el segundo rey de Francia de la Casa de Valois. Era hijo de Felipe VI de Francia y Juana de Borgoña. Carlos V (Vincennes, 21 de enero de 1338 – Nogent-sur-Marne, 16 de septiembre de 1380), llamado el Sabio (en francés, le Sage), fue un monarca de la dinastía Valois, que gobernó como rey de Francia desde 1364 hasta su muerte. Era el hijo primogénito del rey Juan el Bueno y de Bona de Luxemburgo.
Luis de Valois o Luis de Orleans (¿?, 13 de marzo de 1372 - París, 23 de noviembre de 1407) fue Duque de Orleans desde el año 1392 a su muerte. También fue Conde de Valois, Duque de Turena (1386-1392), Conde de Blois (1397-1407), de Angulema (1404-1407), de Périgord, de Dreux y de Soissons.
Juan de Orleans (26 de junio de 1400 - 30 de abril de 1467) fue Condé de Angulema y de Périgord, hijo de Luis (duque de Orleans y conde de Angulema, de Valois y de Blois) y de Valentina Visconti (1368-1408). Carlos de Orleans (¿?, 1459 - ¿?, 1496). Conde de Angulema y de Perigord (1467 - 1496). Segundo hijo de Juan de Orleans, conde de Angulema, y de Margarita de Rohan. Carlos pertenecía a la rama de Orleans de la dinastía de Valois. Su bisabuelo era el rey Carlos V el Sabio. Descendiente 1.-Enrique II de Francia (Saint-Germain-en-Laye, 31 de marzo de 1519 – París, 10 de julio de 1559), cuarto hijo de Francisco I y de Claudia de Francia, fue reconocido duque de Bretaña en 1536 (sin coronación), coronado rey de Francia en 1547 en Reims. 2-Claudia de Francia (Fontainebleau, 12 de noviembre de 1547 - Nancy, 21 de febrero de 1575) fue duquesa de Lorena gracias a su matrimonio con Carlos III de Lorena. 3.-Francisco II de Lorena (27 de febrero de 1572 – 14 de octubre de 1632), fue el hijo de Carlos III de Lorena y Claudia de Valois. Fue duque de Lorena brevemente en 1624, abdicando rápidamentee en favor de su hijo. 4.-Nicolás II de Lorena ( 6 de diciembre de 1609 – 25 de enero de 1670) fue brevemente Duque de Lorena y Duque de Bar, durante el tiempo transcurrido entre la abdicación de su hermano mayor Carlos y de su propia renuncia. Como resultado, fue duque durante la invasión de Lorena por parte de los franceses en la Guerra de los Treinta Años. 5.-Carlos Leopoldo Nicolás Sixto de Vaudemónt (Viena, 3 de abril de 1643 - Wels, 18 de abril de 1690) fue el titular del Ducado de Lorena de 1675 a 1690, al tiempo que Lorena fue ocupada por Francia. Sin embargo, logró refugiarse con la dinastía de los Habsburgo, a cuyo servicio hizo una notable carrera militar siendo considerado junto con Albrecht von Wallenstein, Raimondo Montecuccoli y Eugenio de Saboya uno de los mejores generales que sirvió a la dinastía en el siglo XVII. 6.-Leopoldo José Carlos de Lorena (11 de septiembre de 1679–27 de marzo de 1729), conocido como el Bueno, fue duque de Lorena desde 1690 hasta su muerte. Hijo de Carlos V de Lorena y Leonor María Josefa de Habsburgo, hija de Fernando III de Habsburgo. 7.-Francisco Esteban de Lorena y Borbón-Orleans ( Nancy, Francia, 8 de diciembre de 1708 - Innsbruck, Austria, 18 de agosto de 1765), también conocido como Francisco III de Lorena y luego como Francisco I, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Duque de Lorena y Gran Duque de Toscana. 8.-Leopoldo de Habsburgo-Lorena ( Viena, 5 de mayo de 1747 - id. 1 de marzo de 1792) fue un archiduque austriaco y luego emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Leopoldo II del Sacro Imperio Romano Germánico 9.-El Archiduque Carlos de Habsburgo-Lorena (Florencia, 5 de septiembre de 1771 - Viena, 30 de abril de 1847), hijo de Leopoldo II y de María Luisa de Borbón, fue el hermano más joven del emperador Francisco II del Sacro Imperio Romano. 10.-Archiduque Carlos Fernando (Viena, 29 de julio de 1818 - Groß-Seelowitz, Moravia, 20 de noviembre de 1874), fue el segundo hijo del archiduque Carlos de Austria-Teschen y de Enriqueta de Nassau-Weilburg, y abuelo materno de Alfonso XIII de España. 11.-María Cristina de Habsburgo-Lorena o María Cristina de Austria (Groß Seelowitz, 21 de julio de 1858-Madrid, 6 de febrero de 1929), fue la segunda esposa del rey Alfonso XII y madre de Alfonso XIII. 12.-Alfonso XIII de España (1886-1941). 13.-Juan de Borbón, conde de Barcelona (1913-1993). 14.-Juan Carlos I de España (1938-). |
Francia: Nobleza y Heráldica (Noblesse et Héraldique Française) |
Éste ennoblecimiento real podía conseguirse mediante ocho procedimientos:
a) Anoblissement par Lettres Patentes de Noblesse: La costumbre se inició a finales del siglo XIII como premio a los servicios a la monarquía a los que el monarca, fuente de toda nobleza, concedía por ellas la calidad de Écuyer (escudero) y el poder acceder así a todos los grados de la caballería, dignidades, títulos y privilegios de la nobleza, transmisible a sus herederos legítimos, si bien éstos debían obtener su Confirmation, mediante al pago de la tasa correspondiente. Las concesiones fueron bastante limitadas, hasta que Luis XIV las multiplicó, agobiado por los gastos de sus continuas guerras, distribuyó a sus intendentes más de un millar de cartas de nobleza para que las vendieran a 6.600 libras a quien quisiera comprarlas. b) Annoblissement par Ordres: Existieron tres Ordenes reales como hemos expuesto anteriormente. La más prestigiosa fue la Orden del Espíritu Santo creada en 1578 y reservada ala más encumbrada nobleza; Orden de San Miguel , creada en 1459 que se concedía tanto a nobles (gentilhommes) como a plebeyos (roturiers) a los que el rey quería ennoblecer; La Orden de San Luis, creada en 1693 para premiar los militares por méritos de guerra, con la particularidad que aquellas familias de origen burgués cuyos miembros obtuvieran esta orden durante tres generaciones quedaban ennoblecidas. c).-Anoblissement par Charges: Los titulares de todos aquellos cargos destinados alservicio directo del rey en la Corte ( noblesse commensale), o en el Gouvernement Royal ,sirviéndole en la Cancillería, en los Tribunales Reales o en las Finanzas Reales (lacayos,secretarios, auditores, presidentes, consejeros, jueces, abogados, procuradores...), cargos que eran asumidos normalmente por la nobleza, si los que accedían a ellos eran de origen plebeyo, aunque de familia distinguida, en premio a sus servicios la conseguían con carácter personal ( noblesse de office) cuando cumplían 20 años en el cargo ( le temps décrasser leroturier ) o fallecían en el mismo. Según la importancia del cargo se obtenía en primer o en segundo grado, pudiéndose completar por los hijos si ejercían también. Se formó así una noblesse de robe (de toga), popularmente conocida como los robins, en la que los reyes se apoyaron como valiosos auxiliares en el gobierno del reino. Aunque se dio la circunstancia que todos estos cargos podían venderse al mejor postor, por lo que muchos que ya eran nobles la conseguían para lucrarse vendiendo el cargo a burgueses con fortuna que de esta forma podían acceder a la nobleza. d) Anoblissement par Échevinage: Los Maires (alcaldes), Prévôts des Marchans (síndicos) y Conseillers (concejales), así como sus auxiliares directos, que ejercían en las catorce " Bonnes Villes " por diversos privilegios reales, vigentes durante un cierto periodo, podían acceder a la nobleza: Angers (1475/1675), Angoulême (1507/1667), Arras(1481/1484), Bourges (1474/1667), Cognac (1651/1667), La Rochelle (1373/1628), Le Mans(1482/1484), Lyon (1595/1789), Nantes (1559/1667), Niort (1461/1667), Paris (1464/1789),Poitiers (1372/1667), Saint-Jean- d’Angél y (1481/1621) y Toulouse (1420/1667) . Constituían la denominada noblesse de cloche (campana) en referencia a las que hacían sonar cuando iniciaban sus reuniones. Aunque en 1667 se redujo este privilegio a solo los Maires,exigiéndose a los Conseillers pagar una tasa de 6.000 libras para su ennoblecimiento. e).- Anoblissement par matricule: Las familias Burguesas de Perpiñán inscritas desde 1449 en los libros de matrícula de burgueses de la ciudad, por los cónsules de la misma, trasser ocupada la ciudad por Francia en 1659, conservaron el antiguo privilegio de nobleza quegozaban por concesión de los Reyes de Aragón y que fue reconocido por Luis XIV en 1702. F) Anoblissement par services militaires: La oficialidad francesa fue tradicionalmente de origen noble, pero las múltiples guerras de Luis XIV hicieron que muchos perecieran siendo substituidos por personas de origen plebeyo. Luis XV en 1750 ordenó que todos éstos que ascendieran a Oficiales Generales obtuvieran con ello la nobleza transmisible.) G).-Annoblissement par Agrégation: Se lograba mediante la compra de un franc-fief (feudo noble o señorío), si el nuevo poseedor era un recién ennoblecido debía prestar homenaje al rey, al igual debían hacer sus herederos y cuando tres generaciones sucesivas habían prestado homenaje, se alcanzaba el tierce-foi , obteniéndose así la noblessed’ extraction o inmemorial. Pero si se trataba de un roturier o un burgués que gracias a su fortuna pudiera comprar el feudo o casara con una noble heredera, no podía prestar tal homenaje aunque debía pagar al rey un elevado impuesto por su tenencia (infèodation) y vivir noblemente, aunque sin alcanzar por ello los privilegios reconocidos a la nobleza. Tampoco su hijo, pues solamente su nieto si seguía cumpliendo las condiciones podía acceder a la nobleza y prestar homenaje.Aunque ésta práctica sería prohibida por el Edicto de Blois de 1579.) h) Annoblissement par usucapión: Sin embargo, un siglo más tarde un Edicto de Luis XIV de 1699 admitió como prueba de nobleza el demostrar una posesión centenaria sin contestación o proceso. Lo que benefició a aquellos burgueses que gracias a su fortuna hubieran podido vivir noblemente, pasando así por nobles ( noblesse d’apparence ) y gozar de alguno de los privilegios reservados a la nobleza, durante cien años o tres generaciones,sin que a pesar de su carácter dudoso hubieran sido importunados por los recaudadores reales de la Taille. Se trata de un sistema de usurpación de los privilegios reservados a la nobleza consolidado por el tiempo que la Corona habilitó ante la elevada extinción de linajes nobles causada por las múltiples guerras. Una vez obtenida la nobleza por grados, alcanzándose el tercero, se entraba en el estamento noble gozándose de todos los privilegios a ella reservados. Pero previamente la nobleza debía probarse para gozar de ellos, ingresar en el ejército, ser presentado en la Corte, o para ejercer los cargos palatinos reservados a los nobles. Era exigido probar al menos tres Actes Officiels de Noblesse (Grados de Nobleza), presentando los certificados oficiales de haber sido inscritos como nobles o que su familia había estado en posesión dela nobleza durante al menos cien años consecutivos. Una vez obtenida la nobleza por grados, alcanzándose el tercero, se entraba en el estamento noble gozándose de todos los privilegios a ella reservados. Pero previamente la nobleza debía probarse para gozar de ellos, ingresar en el ejército, ser presentado en la Corte, o para ejercer los cargos palatinos reservados a los nobles. Era exigido probar al menos tres Actes Officiels de Noblesse (Grados de Nobleza), presentando los certificados oficiales de haber sido inscritos como nobles o que su familia había estado en posesión dela nobleza durante al menos cien años consecutivos.Los nobles estaban exentos de muchos tributos que pagaban los routuriers (Taille,Cens, Dime..), pero su avecindamiento en una localidad no gravaba a sus vecinos plebeyos como en España, por lo que no existieron las denuncias por parte de los municipios. Si los recaudadores reales tenían alguna duda sobre el posible noble se limitaban a colocar le entre los contribuyentes, debiendo recurrir éste a la Chambre des Comptes en defensa de su nobleza. Pues a diferencia de España nunca existieron unos tribunales especiales como las Reales Chancillerías, ni las Ejecutorias de Nobleza, ni los Expedientes de Probanza, ni de Limpieza de Sangre. Bastaba con demostrar que vivía noblemente y que su padre y abuelo también, mediante declaración firmada por cuatro gentilhombres, probando así que tenía el Tercer Grado, siendo inscrito en el Catálogo Oficial de Nobles que se llevaba en cada Bailía. Luis XIV, tras la amarga experiencia que en su juventud tuvo con la rebelión nobiliaria de la Fronda, hizo todos los esfuerzos de someter a la antigua nobleza forzándola a desplazarse a la Corte de Versalles y convirtiéndoles en frívolos cortesanos, a los que el rey mantenía y entretenía en constantes festejos. Reunió permanentemente 942 familias, en su mayoría de origen feudal, mezclados con sus favoritos recién encumbrados. El lujo y escándalos de la Corte, unido al abandono de sus tierras y funciones, causó el desprestigio de la nobleza lo que conduciría a que la burguesía trocara su interés de ascender por méritos a la condición nobiliaria por el de suprimirla, por costosa e innecesaria. El encono de los burgueses, según los historiadores franceses, sería causa importante del origen de la Revolución Francesa. En el año 1789 al producirse la Revolución se estima que había en Francia unas 25.000 familias nobles, de las que dos tercios habían accedido a la nobleza en los últimos dos siglos, con unos 4.000 títulos. Todo ello arroja según los historiadores una población noble de 340.000 personas, apenas un 1,3% para una población de 26 millones. |
HERÁLDICA Francia fue de los primeros países en que apareció la heráldica a mediados del siglo XII, extendiéndose su uso entre las grandes familias feudales que, mediante un complejo sistema de brisuras, se sirvieron de ella para distinguir las diversas ramas de su linaje. Siendo organizada por los Rois d’Armes que confeccionaron Armoires o catálogos de blasones. Un siglo más tarde su uso trascendería a todos los grupos sociales: caballeros, damas, religiosos, burgueses y menestrales, gremios y ciudades. En el año 1696 un edicto de Luis XIV obligaba a efectos fiscales registrar todos los escudos en un Gran Armorial bajo fuertes sanciones, a fin de pagar los gastos de guerra. No solo los nobles sino todos los burgueses que ejercieran alguna función o profesión, todos los gremios de artesanos y comunidades religiosas, villas y ciudades, si no lo tenían debían proveer sede un blasón y hacerlo registrar pagando las tasas exigidas. Se nombró para ello un Juge d’Armes, Charles D’Hozier, en substitución de los antiguos Rois d’Armes, que registró unos 120.000 escudos en un Grand Armoire de los que solo la sexta parte pertenecían a la nobleza. En total cerca de seis millones de libras entraron en la Tesorería Real por dicho concepto. Se dio el caso que mientras muchas familias de la antigua nobleza se mostraron reacias a pagar por los blasones que desde tiempo inmemorial poseían, los ennoblecidos recientemente y muchos burgueses acudieron espontáneamente a pagar la tasa de 20 libras y hacerse registrar su escudo de nueva creación. Se tuvieron que realizar por los reyes de armas multitud de escudos nuevos, muchos de ellos como armas parlantes de apellidos y profesiones. Las figuras heráldicas tradicionales fueron insuficientes por lo que hubo que incorporar todo tipo de figuras, especialmente nuevos animales y plantas, o utensilios de trabajo. El contenido de este armorial permitiría estudiar las pautas generales seguidas en la composición de los blasones y deducir las normas para obtener un diseño más equilibrado,surgiendo numerosos tratados de heráldica: Bara, Chiflet, Palliot, Menestrier, Marc Vulsón,Galland … etc, que sistematizaron y dieron a conocer el modelo francés a toda Europa, en donde se adaptó su heráldica a la terminología y normas francesas, mucho más sencilla frente el abigarramiento de las heráldicas germana y británica. La Enciclopedie de Diderot d’Alembert de 1751 incluyó la Heráldica entre las disciplinas científicas, dedicándola un tomo específico para estudiar sus normas. La heráldica Francesa está basada en los seis esmaltes clásicos, dos metales Or y Argent , y cuatro colores: Azur, Gueules, Sable, Sinople. Además del Pourpre, reservada a las armerías reales. A los que añadir varias tinturas como Carnation, para el cuerpo humano, y Tanné, para los troncos de los árboles. Dos forros principales: Hermines (Armiños) y Vairs (Veros), con sus diferentes variantes. Así como Damasse (arabescos) y Papelonné (escamas)asimilados a un forro. Las particiones del escudo son las mismas que en España, tomadas de ellos, aunque muchas en lugar de trazos rectos siguen un complicado sistema de líneas en forma de dientecillos (dantelés), vivradas ( vivrés) angreladas ( engrelés), estriadas (cannelés), ondulaciones ( nuagées)…, lo que permite infinidad de variantes. Las figuras utilizadas son un tercio geométricas (piezas y particiones), un tercio de pequeñas figuras(bezantes, anilletes, jaqueles, fusos...) y un tercio de figuras tomadas de la naturaleza o dela vida humana, aunque todas ellas sumamente estilizadas. En los armoriales franceses no suelen aparecer cimeras, ni pendones. Hay muy pocostenantes o soportes y la nobleza titulada se blasona con las correspondientes coronas de rango, aunque muchos burgueses indebidamente copiaron su uso. En los armoriales franceses no suelen aparecer cimeras, ni pendones. Hay muy pocos tenantes o soportes y la nobleza titulada se blasona con las correspondientes coronas de rango, aunque muchos burgueses indebidamente copiaron su uso. Años más tarde al producirse la Revolución Francesa, pese a que la heráldica nunca fue privativa de la nobleza, fue considerada símbolo feudal y perseguida por los revolucionarios, quienes en 1790 decretaron su supresión y la destrucción de todos los armoriales, con la amenaza de fuertes multas a todos los que no quitaran o borraran sus blasones, aunque fuera de un cuadro o vajilla. En 1808 Napoleón restauró el derecho a exhibir las armerías, aunque reservado a los nuevos títulos por él creados y con unas armerías muy reglamentadas en cuanto a su diseño y ostentación, las cuales trataremos más adelante. Tras el Imperio se volvió a la heráldica clásica.En la actualidad la heráldica sigue viva en Francia y es ampliamente utilizada portodas las clases sociales e instituciones. Según Acuerdo de la Court d’Appel de Paris: Las armerías son marcas de reconocimiento accesorias del apellido, al cual van unidas indisolublemente. Obedecen a las mismas leyes de transmisibilidad y concesión de éste y están conjuntamente protegidas contra toda usurpaciónes . En el año 1937 se fundó la Société Française d’Héraldique et Sigillographie, que publica la Revue Française d’Héraldique et sigillographie y en 1984 el Conseil Français d’Héraldique, para un estudio sistemático de la misma. Destacándose la labor investigadorarealizada por Michel Pastoureau, Hervé de Pinoteau y Gerard Audoin entre otros. |
Historia de la nobleza.
La naturaleza de la nobleza El concepto francés de nobleza era muy diferente a la nobleza británica. Mientras que, en reino unido, solo una nobleza otorga nobleza a su titular, en Francia, la nobleza era un estado, una característica legal del individuo, que se poseía o adquiría de maneras específicas, y que confería derechos y privilegios específicos. Siendo específicas las formas de adquirir nobleza, la nobleza francesa tampoco es lo mismo que la nobleza británica, que no tiene definición legal ni estatus. La nobleza solía ser una característica hereditaria, pero algunas formas de nobleza no podían transmitirse. Cuando era hereditaria, la nobleza solía provenir del padre, pero en ocasiones podía exigirse un mayor porcentaje de sangre noble (contados en número de "cuarteles") o que la familia fuera noble durante un cierto número de generaciones. Un noble que se casaba con un plebeyo no perdía su nobleza, pero una mujer noble que se casaba con un plebeyo la perdía, siempre que estuviera casada con el plebeyo. La nobleza era un concepto legal importante, en particular debido a los privilegios que se le atribuyen. Los impuestos se recaudaron originalmente para ayudar al soberano en tiempos de guerra; y dado que se esperaba que los nobles brindaran ayuda en especie, luchando por su soberano, generalmente estaban exentos de impuestos. Este privilegio perdió su razón de ser después del fin del feudalismo y la nobleza no tenía nada que ver con la actividad militar, pero sobrevivió para las formas más antiguas de impuestos hasta 1789 (los impuestos más recientes, recaudados en los siglos XVII y XVIII, permitían una exención más débil o nula). para nobles). Varios cargos y empleos en las administraciones civiles y militares estaban reservados para los nobles, en particular todas las comisiones como oficiales del ejército. Este privilegio creó un obstáculo significativo para la movilidad social y para el surgimiento de nuevos talentos en el estado francés. Permaneció muy real hasta 1789. Adquisición de Nobleza. Pero también se podía adquirir nobleza, y esa era una modalidad numéricamente significativa desde el siglo XVI. Había tres formas principales en que uno podía ser noble: Por nacimiento : por lo general, pero no siempre, del padre, y la madre puede ser plebeya. Algunas regiones del este de Francia permitieron la transmisión de la nobleza por parte de la madre, Champaña notable al menos hasta el siglo XVI y Bar hasta 1789 (sujeto a la aprobación del príncipe), pero por lo demás un edicto de 1370 restringió la transmisión al padre. Los bastardos de nobles se convertían en nobles cuando eran legitimados por cartas del soberano, hasta 1600 cuando se requería un acto de ennoblecimiento por separado (los bastardos reales siempre eran nobles, incluso sin legitimación). Por Oficio: según el cargo, el titular del cargo se convertía en noble inmediatamente o después de varios años, la nobleza era personal o hereditaria, hereditaria durante 2, 3 o más generaciones, etc. Había alrededor de 4000 cargos que conferían nobleza de algunos amable en el siglo XVIII. La nobleza así alcanzada se llamaba "noblesse de robe" (para cargos judiciales; "noblesse de cloche" para cargos municipales). Las oficinas generalmente se compraban y, a menudo, se vendían una vez que se había producido el ennoblecimiento. Los tipos de oficinas eran variados:
por "cartas" : es decir, por concesión real. El rey siempre podía ennoblecer a quien quisiera. Los primeros ejemplos datan del último tercio del siglo XIII. En tiempos de dificultades financieras, el rey vendía tales cartas de nobleza y las enviaba en blanco a sus administradores provinciales. Tenga en cuenta que uno podría perder nobleza, al no cumplir con los deberes feudales ("déchéance") o practicar ocupaciones prohibidas ("dérogeance"): el comercio, la artesanía manual fueron causa de pérdida de nobleza. Se exceptúan la medicina, el soplado de vidrio, la explotación de minas, el comercio marítimo y el comercio al por mayor. Labrar la tierra de uno era aceptable, pero cultivar la de otra persona (excepto la del Rey) no lo era. Un hijo noble y nieto de nobles se llamaba noble de race or gentilhomme (aunque el término gentilhomme se usa a menudo para cualquier noble de nacimiento). Si sus 4 abuelos eran nobles, era un gentilhomme des 4 lignes (la nobleza de todas las líneas, y no solo la línea paterna, generalmente tenía poca importancia en Francia, aunque un linaje prestigioso en la línea femenina podría ser una fuente de orgullo; el énfasis en la nobleza en todas las líneas puede deberse a los requisitos particulares para la admisión en la Orden de Malta desde el siglo XVI). Si su pedigrí iba más allá y no se podían encontrar plebeyos en el linea masculino, se lo consideraba un gentilhomme de nom et d'armes. Estas definiciones varían de autor a autor, y no son muy importantes. En general, el estatus depende principalmente de la longitud del pedigrí, y todos están de acuerdo en que un gentilhomme es un noble nato: ni siquiera el rey puede convertir a un hombre en gentilhomme. La adopción no transmitía nobleza. Número de nobles franceses. En 1789, había entre 17 000 y 25 000 familias nobles, y las estimaciones del número de individuos oscilan entre 80 000 (muchas estimaciones contemporáneas) y 350 000. Chaussinand-Nogaret encuentra de 110.000 a 120.000 nobles, de los cuales 1/4 de la nobleza había sido adquirida durante el siglo XVIII (25.000 familias, de las cuales 6.500 ennoblecidas, unas 1.000 por cartas y el resto por oficio). Tiendo a creerle a él, en lugar de a la cifra de 300.000. La población de Francia era de 28 millones, por lo que es el 0,4% de la población. Hoy en día, hay alrededor de 3500 familias de origen noble, de las cuales alrededor de 3000 son anteriores a 1789. No es que la Revolución en sí sea la culpable de las pérdidas: solo 1200 nobles fueron juzgados y ejecutados durante el Terror, y tal vez 30,000 a 40,000 emigraron, casi todos los cuales regresaron eventualmente. Número de familias nobles en Francia: 1789 25,000 Chaussinand-Nogaret (17,000 d'Expilly) 1900 5,033 Séréville and Saint-Simon 1927 5,151 Woëlmont de Brumagne 1947 4,528 Jougla de Morenas 1975 4,057 Séréville and Saint-Simon 1977 3,508 Valette Las discrepancias se deben en parte a la dificultad de determinar la nobleza en varios casos. La descomposición de las familias nobles actuales en términos de origen es la siguiente (Séréville y Saint-Simon): 1) pre-1789 nobility of knightly origin (14th c.) 365 nobility of ancient origin (15th c.) 434 nobility of origin (16th c.) 801 ennobled by Letters Patent 640 ennobled by office 1010 annexed territories, foreign nobility 244 Total nobility of pre-1789 origin 3494 2) 19th century First Empire (1808-15) 239 Restoration (1815-30) 267 July Monarchy (1830-48) 21 Second Empire (1852-70) 36 Total 19th century 563 Las tres primeras categorías se denominan colectivamente "noblesse d'extraction", familias para las que no hay rastro de ennoblecimiento (equivalente al Uradel alemán ). Las tres categorías se definen dependiendo de qué tan atrás se pueda rastrear una línea comprobada de descenso. La primera categoría también requiere que el primer antepasado rastreable sea un caballero. Por supuesto, se pueden hacer más refinamientos: la nobleza feudal está formada por familias cuya existencia se conoce en la época feudal (siglo XII o antes) y cuya línea de descendencia se remonta a 1250 por lo menos (hay alrededor de 50). Unas 160 familias existentes pueden probar que una de ellas fue cruzada (siglos XI-XIII). Anexo (El Condado de Bar, desde 1354 el Ducado de Bar, fue uno de los estados pertenecientes al Sacro Imperio Romano Germánico. Comprendía el pays de Barrois en torno a la ciudad de Bar-le-Duc. Existió entre 959 y 1634. Parte del territorio llamado entonces Barrois mouvant se convirtió en un feudo del reino de Francia en 1301, mientras que el Barrois non-mouvant permaneció como parte del Imperio. Desde 1480 fue unido al ducado de Lorena imperial.
En 1634 pasó a dominio real francés. Tanto el Bar imperial como la Lorena fueron cedidos a Francia en 1738. Con la muerte del último duque, Estanislao Leszczynski, en 1766 el ducado se incorporó definitivamente al Reino de Francia.) Bajo la monarquía francesa, los Tribunales de Cuentas (en francés Chambres des comptes ) eran tribunales soberanos especializados en asuntos financieros. El Tribunal de Cuentas de París fue el más antiguo y el precursor del actual Tribunal de Cuentas francés. Supervisaron el gasto público, manejaron las finanzas, protegieron los bienes de la corona , auditaron las cuentas de los funcionarios de la corona y adjudicaron cualquier asunto legal relacionado. |
Títulos de Nobleza.
El estatus de nobleza era así una cualidad personal, heredada o adquirida. Los títulos de nobleza eran un rango asociado a ciertos terrenos. Por lo tanto, los dos (nobleza y títulos de nobleza) están separados, aunque la nobleza era una condición previa para tener un título de nobleza. Esto explica, en particular, por qué tantas familias nobles no tenían título. Históricamente, los títulos pasaron por tres fases. 1.-Eran originalmente (Siglos VI-XII) cargos o empleos que se convirtieron (a) en hereditarios y (b) adjuntos a la propiedad de territorios específicos; 2.-Más tarde (siglos XIII-XVIII), eran un estatus especial otorgado por el rey a determinadas parcelas de tierra, heredable junto con la tierra sujeta a ciertas reglas; 3.-Finalmente (siglos XIX-XX), los títulos se convirtieron simplemente en apéndices hereditarios del apellido. Ahora miramos estas tres fases a su vez. |
1. Títulos como oficios (siglos VI-XII) El origen de los títulos modernos como duque, marqués, conde se encuentran en los cargos públicos ocupados por los reyes merovingios (siglos VI-VIII).
Estos cargos o empleo se convirtieron en hereditarios y adjuntos a la tierra a lo largo del tiempo. La conexión con la tierra procedía tanto del hecho de que estos cargos correspondían a unidades regionales de administración, como también porque los reyes, en lugar de pagar en efectivo el salario de sus oficiales, les pagaban dándoles terrenos, cuyos ingresos debían representar la renta de los oficiales. salarios. Aunque inicialmente los nombramientos eran vitalicios como máximo, tanto la dotación de tierras (el "beneficio") como el cargo en sí se convirtieron en hereditarios. En la última parte de este período (siglos IX-XII), surgió el sistema feudal , que trajo un sistema coherente al establecer relaciones contractuales entre todos los miembros de la sociedad, desde el rey hasta el campesino. Los titulares de cargos se integraban naturalmente en estas cadenas de relaciones, siendo vasallos del rey o de otro gran señor (que les debía protección ya quien debían lealtad y apoyo). Ellos, a su vez, pudieron crear sus propios vasallos, "infeoffing" de la tierra en su jurisdicción a otros que se convirtieron en sus vasallos. De ahí el origen de las baronías y señoríos. Los reyes franceses lograron reunificar el país y afirmar su autoridad central en detrimento de los grandes duques y condes. Como resultado, los poderes gubernamentales que habían perdido con el tiempo volvieron a estar en manos del rey. Se aceptó que los poderes que tenían los nobles titulados provenían en última instancia del propio rey. Con el tiempo, mediante una combinación de matrimonios, compras y confiscaciones, el rey de Francia logró unir a la corona prácticamente todos los títulos antiguos de duque, marqués y conde. Este proceso se completó prácticamente en el siglo XVI, por lo que, con un puñado de excepciones, los títulos de duque, marqués, conde o vizconde existentes después de 1600 se crean por rey en lugar de tener un origen feudal. |
2. Títulos creados (siglos XIII-XVIII) Desde el siglo XIV. en adelante, los reyes franceses comenzaron a crear títulos, inicialmente duques y condes (al principio principalmente para miembros de la familia real) y, a partir de 1505, también marqués. Mientras que los antiguos títulos habían surgido por costumbre siglos antes y correspondían originalmente a una función administrativa, los nuevos títulos eran un estatuto adscrito a determinados feudos, que (excepto en el caso de los apanages ) conferían sólo una pequeña fracción de los poderes y privilegios que iban con las antiguas oficinas. Los nuevos títulos fueron creados por un acto escrito del rey, cartas de patente , que especificaba los derechos y deberes de la nueva persona titulada, y el modo de transmisión del título a sus herederos. Las cartas de patente de creación pueden imponer restricciones particulares a la herencia o crear restos específicos (ver los ejemplos de títulos nobiliarios ). Las cartas de patente tenían que ser registradas por el tribunal ( parlamento ) de la región donde se ubicaba el feudo, así como por la Chambre des Comptes , un organismo de auditoría fiscal, antes de que pudieran ser válidas. Es importante entender que un título creado no es más que un feudo (es decir, un tipo particular de bienes raíces en el sistema feudal), al que el rey le ha dado un estatus especial. Las reglas de transmisión siguen siendo las de un feudo, excepto en la medida en que el estatuto especial las modifique. (En principio, los feudos que se habían elevado a feudos de dignidad debían volver a la corona al extinguirse los herederos del cesionario; pero esto no se cumplió en la práctica). Los feudos a los que el rey había agregado un rango se llamaban feudos reales (porque el rey se convertía en el señor supremo de dicho feudo, sin importar quién fuera el señor supremo anterior) o feudos de dignidad , porque el apego a una dignidad era su característica distintiva. (La palabra dignidad en general designaba otros rangos o cargos que tenían alguna definición oficial, como rangos clericales o judiciales). Una diferencia importante con los feudos simples es que los "feudos de dignidad" eran indivisibles , porque originalmente solo una persona podía ocupar el cargo (los feudos ordinarios, por otro lado, podían ser compartidos). Por lo tanto, los títulos franceses nacen de una persona a la vez , porque solo una persona puede poseer la propiedad. No existe el equivalente de los títulos alemanes y del norte de Europa nacidos por todos los miembros de una familia o independientes de una tierra (con raras excepciones en las provincias anexadas en el Este). Sin embargo, una familia puede poseer varios títulos, y el cabeza de familia puede distribuirlos entre sus herederos, como compartiría su herencia entre sus hijos. De hecho, los títulos eran una forma de propiedad y podían comprarse y venderse libremente antes de la abolición del régimen feudal en 1789. Todos los títulos, ya fueran feudales o creados, se adjuntaron a un inmueble específico, regido por las reglas del sistema feudal. La máxima legal era "pas de seigneur sans terre, pas de terre sans seigneur": ni señor sin tierra, ni tierra sin señor. Y un titular no era más que un tipo particular de señor. El propietario de la tierra a la que se adjuntó el título, si era noble, tenía el derecho exclusivo de portar el título. Si perdía o vendía la tierra, perdía el título. La tierra, y con ella el título, seguía reglas especiales de herencia de feudos nobles (generalmente por primogenitura masculina con sucesión de mujeres en defecto de hombres), pero los restos podían ser modificados, a veces de manera muy complicada, por voluntad del propietario. . El heredero o comprador de una tierra podía utilizar el título previo pago de un impuesto y la (generalmente) autorización automática del soberano, si era noble. También existía la costumbre de que, para los comuneros, la 4ª generación de poseedores de una tierra titulada podía usar el título. Pero la ordenanza de Blois de 1578 hizo imposible que un plebeyo que comprara un feudo titulado (feudo de dignidad ) para adquirir el título; sin embargo, implícitamente permitía que un noble comprador pudiera adquirir el título, aunque algunos juristas pensaban que el comprador requería el asentimiento del rey. Un plebeyo que poseía un condado podía llamarse a sí mismo "señor del condado de X" y cobrar cuotas feudales y derechos de dominio, pero no era "conde de X". Como siempre, hay excepciones. Luis XIV fue el primero en crear "titres de pur honneur", es decir, títulos sin feudos: marqués de Auray en 1700, marqués de Le Camus, marqués de Pillot les Chantrons en 1780 . También están los "ducs à brevet", que eran concesiones de por vida de la precedencia de los duques a individuos particulares, a menudo los hijos mayores de los duques. Un edicto de 1770 hizo posible obtener un brevet de duque, marqués, conde o barón previo pago de un impuesto. Todavía podría valer la pena para un plebeyo comprar un feudo titulado, como inversión. El retorno provino no solo de las actividades agrícolas en la tierra, sino también del cobro de diversas rentas y derechos, así como tasas y multas. En los periódicos del siglo XVIII, era común ver feudos anunciados para la venta, como en el ejemplo a continuación.
Los títulos creados no podían transferirse con la venta de la tierra, a menos que lo permitiera el soberano, por lo que los títulos creados generalmente se extinguen con el último descendiente del concesionario. Las cartas de patente de creación, para ser válidas, tenían que ser registradas por los tribunales correspondientes y pagar los impuestos correspondientes. A menudo, una tierra en la que existía un título preexistente (digamos, conde) se elevaba a un título superior, como duque; tras la extinción del título ducal, la tierra volvió a ser un condado. Existía una jerarquía nocional de títulos. Un edicto de 1575, rara vez aplicado, estableció un tamaño y unos ingresos mínimos para la tierra a la que se adjuntaba el título creado, estableciendo así una jerarquía que era puramente teórica:
Otro título raro, generalmente considerado por debajo de barón, fue vidame . No hubo creaciones del título de vidame. Debe enfatizarse que esta jerarquía es teórica e implicaba poco en términos de privilegios, precedencia, etc. Las únicas diferencias reales eran entre
A los ojos de todos, los factores más importantes para determinar el prestigio de una familia eran:
Ejemplo de esta clase de ennoblecimiento. Claude Louis Hector de Villars, príncipe de Martigues, duque de Villars y vizconde de Melún (Moulins, 8 de mayo de 1653 - Turín, 17 de junio de 1734) fue el último gran general de Luis XIV de Francia y uno de los comandantes más brillantes de la historia militar francesa: fue uno de los seis Mariscales de Francia que se han promovido para Mariscal General de Francia. El duque de Villars nació en Moulins (Borbonés, Francia) en el seno de una familia aristócrata pero empobrecida. En 1671 ingresó en el ejército francés. Se distinguió a los veinte años en el asedio de Maastricht en 1673, en el marco de la Guerra Franco-Holandesa, y tras la sangrienta batalla de Seneffe (1674) se le ascendió al grado de metre de camp (coronel) de un regimiento de caballería. Su siguiente ascenso costaría más tiempo, a pesar de su nacimiento aristocrático y su excelente expediente militar bajo el mando del Vizconde de Turenne, El Gran Condé y el duque de Luxemburgo. La causa de esta dilación radica en la enemistad que se había creado entre él y François Michel Le Tellier de Louvois. Pero finalmente fue nombrado mariscal de campo en 1687. En el intervalo entre la Guerra Franco-Holandesa y la formación de la Liga de Augsburgo el Duque de Villars combinó sus dotes como militar con sus habilidades como diplomático, de forma que fue escogido para una misión no oficial en la corte de Baviera, donde se convirtió en compañero constante de Maximiliano II Manuel de Baviera, príncipe elector de Baviera. Volvió a Francia en 1690 y se le nombró comandante en jefe de la caballería francesa del ejército en Flandes, pero hacia el final de la Guerra de los Nueve Años partió hacia Viena como embajador. En la Guerra de Sucesión Española comandó las tropas francesas en el frente continental, consiguiendo las más importantes victorias borbónicas en este frente: la batalla de Friedlingen (1702), la batalla de Höchstädt y la decisiva batalla de Denain (1712), que lo ha hecho inmortal. Liberó Menorca en 1706, derrotando a los austracistas en la batalla de Biniatap. Las victorias conseguidas en Friedlingen y en Höchstädt son consideradas estériles, ya que las tropas francesas no pudieron explotar los éxitos conseguidos. A pesar de ello, por la victoria en Friedlingen recibió el mariscalado, y por la pacificación de la revuelta hugonote en Cevenas fue nombrado duque y caballero de la Orden del Espíritu Santo. La gloria le llegó en 1709, cuando Francia se encontraba cerca del colapso militar y económico, y Luis XIV se vio obligado a negociar la paz con las potencias de la Gran alianza. Las exigencias de los aliados habían llevado al fracaso de las negociaciones y estos se propusieron derrotar definitivamente a la Francia de Luis XIV.
El duque de Villars fue nombrado comandante en jefe del principal ejército francés, con tal de enfrentarse al príncipe Eugenio de Saboya y al duque de Marlborough en el frente continental. Cuando comenzó la campaña el viejo mariscal Louis François de Boufflers (duque de Boufflers) se ofreció para servir bajo sus órdenes. Tras la terrible Batalla de Malplaquet, en la cual fue herido (bala de mosquete en la rodilla), dijo al rey de Francia que: «Si esto complace a Dios por tal de dar otra victoria a los enemigos de Su Majestad, se arruinarán». Dos campañas más se sucedieron sin que llegase la batalla decisiva, pero finalmente, en 1711, el duque de Marlborough pudo flanquear a Villars en el asedio de Bouchain, dejando detrás las famosas líneas «ne Plus Ultra», razón por la cual parecía que la capacidad de defensa francesa se había derrumbado. Pero el duque de Villars hizo un último esfuerzo y consiguió flanquear a las tropas de Eugenio de Saboya y derrotarlo definitivamente en la Batalla de Denain. Francia se había salvado de la derrota total y a pesar de que pequeñas acciones bélicas continuaron durante otro año en el Rin, las posiciones de fuerza para negociar la paz ya habían sido determinadas y en 1713 se firmaba el Tratado de Utrech.
Honoré-Armand, duque de Villars, duque y par de Francia, príncipe de Martigues, Grande de España, caballero de la Orden del Toisón de Oro, Vizconde de Melun, Marqués de la Melle, conde de Rochemiley, nació en París el 4 de octubre de 1702 y murió en Aix en mayo de 1770. Fue el hijo de Claude Louis Hector de Villars y de Jeanne-Angélique Rocque de Varengeville, y nieto de Pierre de Villars. Se casó en 1721 con Amable-Gabrielle de Noailles, hija de Adrien Maurice de Noailles. Tuvo una hija el 18 de marzo de 1723, Aimable-Angélique de Villars. Dueño de un Campo de Regimiento de Caballería, Brigadier de los ejércitos del Rey, sirvió en Italia en 1733 bajo las órdenes de su padre. Llevó la noticia de la toma del Castillo de Milán para el Rey. Fue miembro de la Academia francesa, donde sucedió a su padre en la silla 18 el 16 de agosto de 1734. Fue Gobernador general de las regiones y condado de Provenza y de la Tour du Bouc, asimismo, siguiendo a su padre desde 1734 hasta su muerte. Residió en Provenza, fue protector de la Academia de Marsella e iba raramente a la Academia francesa; fue amigo de Voltaire, d'Alembert y Duclos. En 1750, el entonces gobernador de Provenza, se compró una mansión particular en el actual paseo Mirabeau, construida en 1710 por Louis d'Esmivy de Moissac, asesor en el Tribunal de Cuentas. Esta mansión estaba construida sobre una parcela de prestigio, destinada desde 1664 a ser una "casa del gobierno". Pero el duque de Vendôme, gobernante a quien había dado el terreno, prefirió finalmente el aislamiento del lugar de los Franciscanos donde edificó su famoso pabellón. La fachada terminada en 1757, por el duque de Villars, de Georges Vallon: las cuatro columnas, que rodean la entrada son monumentales, con las de la Mansión de Ville y de la Universidad, los únicos que están justamente en el espacio municipal - signo y privilegio del gobernador. La escalera a una bella rampa que adornaba las armas de Villars (robadas en 1980). Después se llamó Mansión de Villars. Pero Honoré Armand vivió poco en Aix. No fue bien recibido por la población ni por los dirigentes, incluyendo al Parlamento de Provenza. Este estigma se debió a que representaba al rey. Esta actitud regia eriza a una provincia en la última parte de Francia, un poco rebelde, donde el conde de Mirabeau fue elegido representante del Tercer Estado. Honoré-Armand va más a menudo a Marsella. Por su testamento del 27 de junio de 1765, Honoré Armand, duque de Villars, gobernador de Provenza lega a la villa de Aix-en-Provence una suma importante, destinada a la creación de varias instituciones: una biblioteca pública, un jardín botánico, un gabinete de antigüedades y medallas, y una escuela de dibujo. Esta escuela fue inmediatamente instalada en la Capilla de los Dames, dependencia del Colegio borbónico. Él legó igualmente la estatua de su padre, Louis Hector, mariscal de Francia y triunfante de Denain, realizada por el escultor Nicolas Coustou, para que decorara la sala de la primera biblioteca pública. Guardada en el convento benedictino después de la Revolución, la escultura cae en el olvido hasta 1812, cuando se coloca encima de la escalera principal del Ayuntamiento. Su única hija, rápidamente viuda, terminó sus días en el convento. Recibió el apodo de "amigo del hombre" ya que su homosexualidad era de conocimiento público. Notas. La casa de los Villars es una extinta familia noble francesa, originaria de una antigua provincia de Francia,, de Lyonnais , y de antigua provincia de Francia, Forez , una de cuyas dos ramas dio cinco arzobispos de Vienne así como varios militares entre ellos un mariscal de Francia (1702). El título de Duque de Villars fue otorgado en 1705 a Claude Louis Hector de Villars. La sede de este ducado estaba en Vaux-le-Vicomte (Viscondado de Melun ; ducado - nobleza en 1709), y la cuna familiar en La Chapelle-Villars (Loira ). Proveniente de una familia de nobleza reciente, ennoblecida en 1586, ( Notables y comerciantes lyon, señores de La Chapelle-Villars.). El mariscal de Villars hizo construir el castillo de Larochemillay. Adquiere también parte del vizcondado de Melun y el castillo de Vaux-le-Vicomte (sede de su ducado de Villars , 1705). En 1710, también se convirtió en propietario del Hôtel de Navailles, en el Faubourg Saint-Germain , que amplió. Separada en dos en el siglo xix , la parte este, conocida como el "grand hôtel de Villars", se convirtió en el ayuntamiento del distrito 7 de París, mientras que la parte occidental, denominada " petit hôtel de Villars ", acoge hoy a una escuela secundaria. La Chapelle-Villars es una población y comuna francesa, situada en la región de Auvernia-Ródano-Alpes, departamento de Loira, en el distrito de Saint-Étienne y cantón de Pélussin. |
Chevalier and écuyer. Entre los nobles, también se distinguía entre chevalier y écuyer. Estos no eran títulos, sino rangos dentro de la nobleza. Cualquier noble, por reciente que fuera, era un écuyer, y sólo los nobles podían tener este tratamiento. Los Chevaliers (caballeros) eran un subconjunto de la nobleza, que incluía a toda la nobleza con título, miembros de las órdenes de caballería del rey, pero también miembros de familias de la antigua nobleza, incluso sin título. La definición legal de un chevalier no estaba muy clara, si se trataba de una cuestión de ascendencia o de eminencia. En los documentos legales, aquellos cuya nobleza se remonta a 1410 o antes se llamaban haut et puissant seigneur., mientras que aquellos cuyas familias estaban unidas por matrimonio a la casa real eran très haut et très puissant seigneur. Los príncipes extranjeros y los príncipes de sangre tenían derecho a variaciones similares en el rango de príncipe . Cabe señalar que "chevalier" también se usaba para referirse a un miembro de una orden como los Caballeros de San Juan (también conocida como Orden de Malta), así como a miembros de órdenes reales: el uso del término lo hace similar a un título ( chevalier d'Ancenis) pero no lo era; simplemente indicaba membresía en tal orden, una ocupación muy común para los hijos menores de la nobleza. |
Lord (seigneur ) no era un título. El dueño de un señorío, incluso plebeyo, era su señor. El término "señor" solo significaba "el poseedor de cierto tipo de propiedad" en el sistema feudal, una mezcla de bienes raíces reales y derechos sobre las personas (se les podían cobrar rentas y derechos, se les podían imponer ciertas obligaciones, etc.). Alguien que era solo un señor no tenía título. Todos los señoríos desaparecieron cuando se abolió el feudalismo en 1789. |
3. Títulos como parte del apellido. (Siglos XIX- XX) La Revolución abolió el sistema feudal el 4 de agosto de 1789. Esto eliminó por completo el fundamento legal de los títulos. Los títulos de nobleza fueron abolidos explícitamente del 19 al 23 de junio de 1790. Cuando Napoleón recuperó los títulos, comenzando con los grandes oficiales de Estado en 1804 y los grandes feudos del Imperio en 1806, y luego toda la jerarquía de duques, condes y barones en 1808, no restauró el feudalismo. Sí trató de dar a los títulos una base territorial, al establecer como regla que un título, para convertirse en hereditario, tenía que estar unido formalmente a una dotación de tierras llamada "majorat", cuyo contenido tenía que ser proporcionado por el titular, y cuya herencia seguía reglas especiales (para evitar la división en cada generación). El régimen de la Restauración amplió el sistema a la nobleza que creó en 1817 y a todos los demás títulos en 1824. Sin embargo, el requisito de un mayorat se abolió en 1835, por lo que los títulos estaban completamente divorciados de cualquier conexión territorial. Es más, de 1814 a 1824 se crearon una gran cantidad de títulos hereditarios que no estaban vinculados a ninguna tierra. De alguna manera, esto completaba una evolución que había comenzado con la multiplicación de los "títres de pur honneur" en el siglo XVIII. |
Nobleza con título y sin título. Hay que ser noble para tener título de nobleza, pero se puede ser noble sin tener título. La nobleza sin título siempre fue más numerosa que la nobleza titulada. La diferencia entre titulados y sin títulos puede deberse no tanto a la antigüedad del linaje como a la buena fortuna de algunas familias a las que el soberano otorgó títulos. Sin embargo, desde mediados del siglo XIX, el uso se ha vuelto muy laxo y se presta poca atención a la autenticidad de los títulos que usa la gente; aunque nadie usurpa títulos ducales que son demasiado raros, hay muchas más personas llamadas marqués y conde de las que debería haber. De las aproximadamente 4000 familias nobles que existen en la actualidad, solo unas 1000 tienen títulos auténticos (1/3 de origen anterior a 1789 y 2/3 del siglo XIX), el resto consiste en nobleza sin título. Todavía existen 38 títulos ducales, de los cuales 22 son anteriores a 1789. Solo existe un título de príncipe creado bajo Napoleón I (consulte la página sobre títulos nobiliarios para obtener más información sobre títulos ducales). La usurpación de títulos ya se había vuelto bastante común en el siglo XVIII. Incluso los plebeyos adoptaron coronas de condes y marqueses en sus brazos. En muchos casos, la usurpación fue cortésmente tolerada y, en el transcurso de algunas generaciones, llegó a ser aceptada en documentos legales, o incluso en la Corte, aunque tal reconocimiento nunca fue equivalente a una concesión formal de título. Dichos títulos se conocen como "títres de courtoisie ". En los siglos XIX y XX, tal usurpación se convirtió en un lugar común, y muchas familias sin título se hacen llamar condes y marqueses en la actualidad. Durante el período de la Restauración (1814-48), se creó una Casa de los Pares según el modelo británico. Para los pares, se introdujo una " declinación de títulos (declension of titles) " como una forma de título de cortesía: mientras que un par británico se crea con una variedad de títulos de menor rango para uso de sus herederos, en Francia, el hijo mayor del duque de X se llamaba marqués de X, su hijo mayor se llamaba conde de X, etc. Posteriormente, esta práctica se extendió informalmente a todos los títulos, de manera que los hijos de un marqués se llaman a sí mismos condes. En el uso moderno, es común distinguir entre el titular real de un título: Pierre, comte de Sassafras y otros miembros de la familia que se llamarán comte Jean de Sassafras . Este uso era desconocido antes de finales del siglo XIX. |
Armorial général de France.
Armorial général de France, también conocido como " Armourial d'Hozier ", es una colección de escudos de armas cuya creación fue ordenada por el rey Luis XIV en 1696. Incluye los escudos de armas (descritos y figurados) de más de 120.000 personas. y comunidades, ubicadas en las 28 generalidades de Francia a fines del siglo xvii ( incluidas las ciudades de París y Versalles). Desafortunadamente, casi la mitad de ellos fueron impuestos automáticamente, es decir, inventados para la ocasión por la administración, y este escudo de armas solo debe usarse con precaución. Como excepción, este escudo de armas no estaba reservado a la nobleza. Historia Según Yvan Loskoutoff, fue la precaria situación del tesoro, debilitado por la Guerra de la Liga de Augsburgo (1689-1697) y convaleciente de la crisis monetaria inglesa lo que impulsó a Louis Phélypeaux de Pontchartrain , ministro de Hacienda de Luis XIV, a presentar un nueva idea para el rey. Después de haber establecido el año anterior el poll tax , un impuesto per cápita que pagaba una parte muy importante de Francia en el siglo xvii , fuera o no privilegiada, Pontchartrain desarrolló la idea de un censo general de escudos de armas .. traídos al reino, y un dominio para controlarlos. el edicto de noviembre de 1696 vio así la luz del día. El alcance de esta medida es doble: regular el uso de escudos de armas, cuyo uso había permanecido relativamente libre, y generar ingresos fiscales. Propósito del Impuesto. Con anterioridad a esta ordenanza existía legislación y litigios relativos a la usurpación de escudos y colores de libreas. Luis XIII había creado una oficina de Juez General de Armas de Francia en 1615 para resolver estas cuestiones. Perteneció a la familia d'Hozier. Esta encuesta general sobre el uso de escudos responde a la voluntad de elaborar y mantener un registro público de todos los escudos con el fin de determinar la propiedad y hacerla exclusiva. Según el arancel establecido en 17 artículos que se adjuntaba al edicto, las provincias debían pagar 300 libras, las ciudades con obispado o tribunal superior 100 libras, las demás ciudades 50 libras, las abadías otro tanto, los prioratos 25, etc. . El registro de feudos, incluso los titulados, era opcional ("si se solicitaba") y, de hecho, casi todos fracasaron. Quedaron registradas las armas de los nobles, eclesiásticos y del estado llano, Además de las personas físicas, se invita a inscribir a las personas jurídicas: Provincias, Ciudades, Arzobispados, Capítulos y Abadías, Prioratos, etc. "
Procedimiento. El edicto real de Luis XIV de noviembre de 1696 creó un "maestro general de escudos de armas" , compuesto por 37 oficiales (incluidos 16 cargos ennoblecedores) para el "gran señorío", con jurisdicción en todo el reino, y varios maestres "particulares", instaladas en cada una de las generalidades del país (es decir, 28), y compuestas por 10 oficinas, para asegurar el registro de escudos ya existentes o futuros, en forma perpetua. Faculta a los oficiales del gran maestre a “concederlo a quienes lo soliciten en atención a su condición, calidades y profesiones” . Sin embargo, este dominio fue suprimido por un nuevo edicto de agosto de 1700 , porque nadie, o casi, quería comprar estas oficinas. Mientras tanto, Charles René d'Hozier , ex juez de armas de Francia cuyo cargo había sido abolido por el edicto, fue nombrado guardián del Armorial por decreto del Consejo del Rey de18 de diciembre de 1696, y emitió patentes a razón de 1 libra 10 sous cada una. Estas patentes equivalían a letras de escudos de armas “sin que, sin embargo, las patentes o letras pudieran en modo alguno sacar consecuencia alguna de la prueba de nobleza. (artículo 17) . Eran hereditarios siempre que los herederos los recibieran en el año de la muerte del cabeza de familia. Philippe du Puy de Clinchamps, en su obra titulada La noblesse , escribe sobre este tema:
El edicto especifica (artículo 12) que está prohibido usurpar el escudo de armas de otros; lo que supone que con esta reserva, cada uno es libre de tomar las armas que quiera. Sin embargo, el Rey no tardó en someter a autorización "la flor de lis dorada en un campo de azur" (sentencia del 22 de julio de 1698). D'Hozier fue especialmente encargado de controlarlos. Quien no pudiera justificar su posesión se exponía a una desafortunada reforma, quitándose los símbolos reales o sustituyéndolos por otros objetos, bezantes, rocas, estrellas, etc. Por eso es importante distinguir claramente estos registros especiales. llamados "escudos de armas suspendidos". Como los señoríos provinciales nunca entraron en funcionamiento, y como los contratistas pretendían interferir lo menos posible, eran los intendentes de las generalidades los encargados de velar por la correcta ejecución del edicto. Se abrieron oficinas en las principales localidades del reino para recoger las declaraciones. Después del pago de los derechos, los escribanos transmitían las solicitudes a la oficina del gran maestre (es decir, concretamente, a d'Hozier) que las examinaba y registraba. Luego devolvía a los escribanos, para enviarles a los beneficiarios, un recibo en forma de hoja impresa en pergamino con el nombre del titular (persona física o institución), con el escudo pintado, a falta de su descripción. o escudo de armas ., que solo figuraba en el Armorial General conservado en París. Para imponer el registro a todos aquellos que usaran escudos, se decidió (artículo 11) que dos meses después de finalizada la investigación, se les prohibiría usar escudos no registrados, a un costo de apenas 300 libras . multa, incluido un tercio para el denunciante. También se dispuso el decomiso de los objetos ilegalmente blasonados (muebles, platería, carruajes, etc.), lo que fue confirmado por decisión del Concilio de 24 de marzo de 1697. Oposiciones El uso de escudos de armas siempre ha sido libre y gratuito en Francia, los agentes del Armorial General tuvieron que luchar contra la inercia, incluso la oposición real, por parte de varias categorías. Hubo un gran número de decretos del Consejo para asegurar su ejecución, bien constriñendo a los recalcitrantes, bien por el contrario, moderando el excesivo celo de los agentes. Muchas comunidades no vieron la necesidad de ello. Aparte de las comunidades de oficios y los capítulos, a veces no tenían un escudo de armas particular, y los agentes reales a menudo tenían que asignarles escudos de armas conocidos como de oficio. Entre los particulares, una gran parte de los nobles, especialmente de la corte, sentían que sus escudos ya eran conocidos y registrados, y que estaban por encima de estas formalidades. Sin embargo, se pidió a la familia real ya los príncipes de sangre que dieran ejemplo (artículo 7 del edicto). Los miembros del clero no se consideraron afectados, en particular los religiosos que se consideran muertos civilmente. Las comunidades urbanas, como los jesuitas, u otros, aceptaron más fácilmente el edicto, mientras que los benedictinos y cistercienses, retraídos en sus soledades, hicieron oídos sordos más a menudo. Los obispos jansenistas de Auxerre o de Orleans aprovecharon la ocasión para expresar su descontento, negándose ostensiblemente a cualquier declaración . En cuanto a los burgueses notables de los pueblos, muchos se negaron por avaricia o por espíritu de rebelión. La oposición más fuerte se manifestó en países montañosos o relativamente pobres, como Auvergne y Béarn (80% de las armas asignadas). Comprende 35 volúmenes para 25 provincias de Francia: Volumen 1 ( Alsacia ); Volumen 2 ( Auvernia ); Volumen 3 ( Bearn ) Volumen 4 ( Borbonés ); Volumen 5 ( Bourges ); Volumen 6 ( Borgoña , Ducado); Volumen 7 ( Borgoña , condado); Volumen 8 ( Bretaña , Parte 1 ); Volumen 9 (Bretaña, parte 2 ) ; Volumen 10 ( Champán ); Volumen 11 ( Delfinado ); Volumen 12 ( Flandes ); Volumen 13 ( Guyena ); Volumen 14 ( Languedoc , 1ª parte ); Volumen 15 (Languedoc, 2ª parte ) ; Volumen 16 ( Limoges ); Volumen 17 ( Lyon ); Volumen 18 ( Lorena ); Volumen 19 ( Normandía (Alençon)); Volumen 20 (Normandía (Caen)); Volumen 21 (Normandía (Rouen)); Volumen 22 ( Orleáns ); Volumen 23 (París, 1ª parte ); Volumen 24 (París, 2ª parte ) ; Volumen 25 (París, 3ª parte ) ; Volumen 26 ( Picardía ); Volumen 27 ( Poitiers , 1ª parte ); Volumen 28 (Poitiers, 2ª parte ) ; Volumen 29 ( Provenza , 1ª parte ; Volumen 30 (Provenza, 2ª parte ) ; Volumen 31 ( La Rochelle ); Volumen 32 ( Soissons ); Volumen 33 ( Viajes , Parte 1 ); Volumen 34 (Torres, Parte 2 ) ; Tomo 35 ( Versalles ). Ejemplo del registro. Este registro de armas se hizo el 8 de agosto de 1698 a Nicolás Scourions, escudero, señor de Begaudelle el escudo de Armas no están blasonadas en este certificado ( they azure three wheat-sheaves or ). El certificado está firmado por d'Hozier, "Keeper of the General Armory of France". El formulario está preimpreso en pergamino, Una traducción del texto sigue: Generalité de Amiens [ pintura a mano del escudo de armas ] Volumen: 1 Número: 59 POR SENTENCIA DICTADA el 8 de agosto de 1698 por los Comisarios Generales del Consejo asignados a la materia de escudos de armas, los de Nicolas Scourions, Esq, Lord de Begaudelle , tal como aquí están pintados y representados, después de haber sido recibidos, han sido registrados en el Ejército General, en el volumen denominado "Amiens", como consecuencia del pago de las tasas establecidas por la tarifa y arrèt du Conseil de 20 de noviembre de 1696, en testimonio de lo cual la presente certificación ha sido emitida en París por nosotros, CHARLES D'HOZIER, conseiller du roi, y guardián de la Armería General de Francia, etc. [firmado] d'Hozier Frances Generalite of Amiens [hand-painting of coat of arms]
Volume: 1
Number: 59
BY RULING MADE
on August 8, 1698 by
the General Commissioners of the Council
assigned to the matter of coats of arms,
those of Nicolas Scourions, Esq, Lord of Begaudelle,
such as they are here painted and represented, after having been
received, have been registered in the General Armry, in the volume
labeled "Amiens", in consequence of the payment of fees set forth
by the tariff and arrèt du Conseil of November 20, 1696,
in testimony whereof the present certification has been issued
in Paris by us, CHARLES D'HOZIER, conseiller du roi, and keeper
of the General Armory of France, etc.
[signed] d'Hozier |
Charles René d'Hozier, nacido el 24 de febrero de 1640 y muerto el 13 de febrero de 1732 en París, fue consejero del rey , genealogista, juez general de armas y escudos de armas de Francia. Biografía Charles d'Hozier era el hijo menor de Pierre d'Hozier (1592-1660), juez de armas de Francia en 1641, es decir, escribano real encargado de certificar la nobleza. Ayudó a su padre en su investigación. Pierre d'Hozier transmitió esta responsabilidad a su hijo mayor Louis Roger d'Hozier (1634-1708) ya su hermano menor. Era el tío de Louis Pierre d'Hozier . La familia d'Hozier es una familia de la nobleza francesa , que formó una línea de genealogistas y heraldistas en París . Obtuvieron en 1641 el cargo de juez de armas de Francia que mantuvieron hasta 1789. Esta familia se extinguió hacia 1880.
El origen de la familia d'Hozier es controvertido. Según su genealogía establecida por ellos mismos , serían de Salon-de-Provence ( Bouches-du-Rhône ), donde Étienne d'Hozier (1547-1611) habría sido capitán y viguier de la ciudad de Salon. Su hijo Pierre d'Hozier (1592-1660), Sieur de la Garde, establecido en París en 1631, se convirtió en el primer juez de armas de la familia en 1641. Según Gratien-Théodore Tarbé , la familia Hozier descendería de Pierre Houzier, jardinero de Sens . Esta se habría llamado La Garde , porque poseía una pequeña propiedad de ese nombre. Su hijo Nicolás, probablemente nacido en el suburbio de Saint-Pregts en Sens (un suburbio en ese momento ocupado principalmente por des courtils ou jardins ), se habría llamado a sí mismo d'Hozier; habría sido el primero de esta familia en preocuparse por la heráldica. Un hermano de Nicolás se habría marchado para instalarse en Salon-de-Provence , donde esta familia dijo más tarde que era originaria. Pierre d'Hozier(1592-1660) habría sido sieur de la Garde por la pequeña propiedad procedente de su antepasado Senonnais. Tres hijas de Hozier fueron admitidas en Saint-Cyr (1688, 1721, 1743) 3 , lo que mereció un reconocimiento de nobleza. La familia habría producido entonces títulos falsos según Gratien-Théodore Tarbé . |