—¿Por qué lees tanto? —(…) Mi mejor arma está en el cerebro. Mi hermano tiene su espada; el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente… Pero una mente necesita de los libros, igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo. —(…)—. Por eso leo tanto, Jon Snow.

TYRION LANNISTER.

La Insigne Orden del Toisón de Oro


Orden del Toisón de Oro.

 Cada collar está completamente recubierto de oro y se estima en un valor de alrededor
 de $ 60,000 USD , lo que lo convierte en el orden caballeresco más caro.

La Insigne Orden del Toisón de Oro es una orden de caballería fundada el 10 de enero de 1429 por el duque de Borgoña, don Felipe III el bueno. Es una de las órdenes de caballería más prestigiosas y antiguas de Europa, el rey de España es el Gran maestre de la Orden. Llevan anexo el tratamiento de Excelencia.


El duque de Borgoña Felipe III creó la Orden del Toisón de Oro para conmemorar su matrimonio con Isabel de Portugal. En su ánimo estuvo el deseo de fundar una orden equiparable a las que encabezaban los principales monarcas de Europa, de su época, como la orden de la Jarretera.
Sus Constituciones, aprobadas y sancionadas por el papa un año más tarde, establecían que sólo se podrían nombrar 31 caballeros de religión católica y de origen aristocrático, requisitos que han ido desapareciendo con el tiempo. 
Por herencia el gran maestrazgo de la Orden pasó a la Casa de Austria con el rey Carlos I de España, y al morir el último rey español de dicha dinastía, Carlos II, paso por herencia al  rey Felipe V de España.
La bula de confirmación de la Orden y de aprobación de sus constituciones y ordenanzas la dio el Papa Eugenio IV el 7 de septiembre de 1433
La orden esta formado por Soberanos, los caballeros, y las dignidades que son cuatro: el canciller, el tesorero, el rey de armas y el secretario.
Lema de la orden:  Pretium laborum non vile («No es mala recompensa por el trabajo») ; Ante ferit quam flamma micet («Hiere antes de que se vea la llama»)
Toisón de Luis XV.
Este toison tenia el diamante Tavernier Blue, que inicialmente se encontraba en la mina Kollur, ubicada en Golconda, India. El diamante se caracterizaba por tener una forma triangular y un peso de 115 quilates (equivalente a 22.44 gramos). Su nombre se debe al comerciante francés Jean-Baptiste Tavernier, quien adquirió la gema entre los años 1660 y 1661.  En el año 1668, Tavernier lo vendió al rey Luis XIV de Francia. El joyero de la corte real, llamado Sieur Pitau, lo cortó para originar una nueva piedra de 67 1/8 quilates (13.4 gramos). Dicho trozo mineral comenzó a ser conocido como el "Diamante Azul de la Corona" (aunque también se conocía como French Blue; "azul francés", en su traducción). Durante algunas ceremonias, el rey solía portarlo en un lazo para el cuello, donde se encontraba incrustado en oro. En 1749, el rey Luis XV de Francia lo portó en su colgante, que simbolizaba a la Orden del Toisón de Oro. Tras su muerte, esta joya dejó de usarse como insignia.

El motivo aparente por el que el duque Felipe III instituyó la Orden del Toisón de Oro fue la conmemoración de su tercer matrimonio con la infanta Isabel de Portugal y Láncaster, hija del rey Juan I de Portugal. Sin embargo, como explica Luis Fernando Fernández Sánchez en su tesis doctoral “El Toisión de Oro: desde Felipe III el Bueno hasta el rey Felipe VI”, la intención del duque perseguía unir sus diferentes estados, dentro del ducado de Borgoña, que es la actual Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, para crear una monarquía más poderosa en los territorios franceses. Por eso, los primeros caballeros de la orden fueron nobles y magnates que el duque Felipe III quería atraerse y que funcionaron como un consejo de asesores en cuestiones políticas y militares.
La jefatura de la Orden del Toisón de Oro recae en la casa imperial de los Habsburgo tras la muerte de Carlos el Temerario, hijo del duque Felipe III. Carlos tuvo una hija, María, que fue la heredera en la jefatura de la orden y del ducado de Borgoña. Sin embargo, el rey Luis XI de Francia no dejó escapar esta oportunidad para ocupar el ducado, así que María de Borgoña tuvo que casarse precipitadamente con el archiduque Maximiliano de Habsburgo (de Austria). De esta manera, el archiduque pasó a ostentar la jefatura de la Orden del Toisón de Oro por mandato de los estatutos de la propia orden.
El heredero de Maximiliano fue Felipe, apodado pronto El Hermoso. Y es en 1496 cuando la orden pasa a la casa real española. En ese año, Felipe el Hermoso, heredero de los Países Bajos, se casa con Juana, infanta de Castilla y Aragón, hija de los Reyes Católicos, que pasó a la Historia como Juana La Loca. Este matrimonio, junto con el de Juan, príncipe de Asturias, y la archiduquesa Margarita de Austria fueron un bombazo a finales del siglo XV. La corona española era muy pujante, había acabado con el poder musulmán en la Península ibérica y había descubierto nuevas tierras más allá del océano. La unión de la monarquía española con la austriaca creaba una monarquía poderosa y paneuropea, que ponía límites a las ansias expansionistas de Francia y de Inglaterra.

Felipe y Juana concibieron un hijo, Carlos, que pronto sería reconocido como caballero de la Orden y que fue el futuro rey Carlos I de España. La muerte de Felipe el Hermoso (que ya era rey de Castilla) y los problemas mentales de Juana hicieron que Maximiliano recuperase la jefatura de la orden, puesto que Carlos sólo contaba con 6 años de edad. En Castilla, Fernando de Aragón quedó como rey regente hasta la coronación de Carlos, puesto que Fernando no podía ser rey titular de Castilla.
De esta manera, con Carlos I como primer rey de la casa Austriaca en España, y unificador en su persona de la monarquía castellana y aragonesa, la Orden del Toisón recae en la Corona española hasta nuestros días. Así se llega hasta el rey Carlos II, conocido como El Hechizado, que en 1700 muere sin descendencia y en su testamento instituye a Felipe de Anjou, de la casa Borbón, como heredero al trono de España. La posterior Guerra de Sucesión con la casa Habsburgo confirma este deseo del monarca fallecido, que también significa el paso de la jefatura de la Orden del Toisón de Oro a la rama borbónica, que es la que actualmente reina en España de la mano de Felipe VI.
Hoy, la concesión del Toisón sirve para reconocer a determinadas personas que han prestado un servicio especial a la Corona.


Qué significan los símbolos del Toisón de Oro
collar y emblema de la orden

El collar de la Orden se compone de eslabones entrelazados de piedras centelleantes inflamadas de fuego con esmalte azul y rayos de rojo rematando con un cordero. Los eslabones están formados por la letra B de Borgoña entrelazada, formando aspa, rememorando  a  San  Andrés.  Según  los  estatutos  fundacionales,  el  collar  tendría  26 eslabones. Los collares son propiedad de la orden, están numerados y los caballeros (hoy también se han admitido damas) pueden usarlos en vida, pero sus herederos deben devolverlos a su fallecimiento.
Por su lado, el vellocino de oro, el carnero que cuelga, tiene su origen en los mitos griegos. Se refiere al vellocino de oro, la piel de carnero, que Jasón y los argonautas buscaban en sus viajes. A esta piel también se la denomina toisón. La significación proviene del hecho de que quien poseía el vellocino de oro era quien ostentaba el poder. Por lo tanto, es un símbolo de la realeza.
El fusil, los eslabones, simulan las llamas que lanzaba el dragón que conservaba el vellocino en la mitología. Viene a representar la presencia del fuego en la orden. San Andrés es el patrón de la orden y su famosa crucifixión en una cruz en forma de aspa (como una equis) es la que dio origen a la cruz de San Andrés y que la casa de Borgoña asumió como Cruz de Borgoña. Es la famosa aspa roja que los tercios castellanos enarbolaban en sus banderas.


como se usa la orden.
Caballeros de la Casa de Borgoña

Caballeros de la Casa de Borgoña

Caballeros de la Casa de Hasburgo

Caballeros de la Casa de Hasburgo

Caballeros de la Casa de Hasburgo

Caballeros de la Casa de Borbon

Caballeros de la Casa de Borbon

Caballeros de la Casa de Borbon

Caballeros de la Casa de Borbon

índice general por apellidos
rey consorte don Fernando de Asís de Borbón  
Mitos

La orden de Toisón de Oro, esta relacionada con dos mitos:


La historia de Jasón está ligada a la de los Argonautas, pues él era su líder y con ellos fue hasta Colehis, en el mar Negro, a bordo del Argo, superando grandes dificultades hasta conseguir el Vellocino de Oro.
Jasón era hijo de Esón y Filira. Su padre era el rey de Jaleo, en Magnesia, pero tras la muerte de su padre, Creteo, su hermano Pelias se hizo con el poder aunque el heredero era Esón. La madre de Jasón no confiaba en Pelias y organizó un falso funeral por su hijo. En realidad se llevó al pequeño de la cuidad y se lo confió al centauro Quirón, que ya había educado a varios héroes. Pelias había sido advertido por el Oráculo de Delfos para que tuviese cuidado con un descendiente de Esón que llevase una sola sandalia.
Tiempo después, cuando Jasón regresó a jaleo tuvo que superar un río. Cuando se disponía a hacerlo, una anciana le pidió que la ayudase a cruzar y así lo hizo, aunque perdió una de sus sandalias mientras iba por el agua. La anciana era la propia diosa Hera, protectora de Jasón, que quería vengarse de Pelias. Con un pie desnudo se presentó ante el rey, motivo por el que supo de inmediato quién era. Pelias pensó que si lo mataba, violaría las reglas sagradas de hospitalidad y tendría al pueblo en contra, dada la popularidad de Jasón. Así, le prometió el trono si le traía el Vellocino de Oro, la piel del carnero sobre el que habían volado Frijo y Hele hasta Colehis. Se trataba de una tarea imposible, así que Pelias pensaba que el joven no sobreviviría a la aventura.
No obstante, el Oráculo de Delfos sí creyó que Jasón lo conseguiría y le mandó construir un barco, llamado Argo, y reunir a 50 héroes para que le acompañasen. El Argo partió y tras numerosas aventuras alcanzó Colehis. Jasón pudo tomar el Vellocino de Oro gracias a la ayuda de la princesa local y hechicera Medea, que se había enamorado de él. Tras muchas otras aventuras, Jasón regresó a casa con la misión cumplida.
El mito ha sobrevivido hasta nosotros gracias a dos relatos: la Medea de Eurípides, del siglo V a. C. y el poema Argonáutica, del III, a. C.
Ese carnero de oro es el que aparece en el collar de la orden del Toisón de Oro que concede la monarquía española.

Historia de Gedeón


Gedeón en hebreo (גִּדְעוֹן) significa "Destructor", "Guerrero poderoso"; fue un juez y guerrero del Antiguo Israel. Fue el quinto de los Jueces del pueblo judío y es considerado como uno de los más sobresalientes por la magnitud de su "obra guerrera" contra uno de los pueblos enemigos de Israel: los madianitas. Fue hijo de Joás, de la tribu de Manasés. Los datos que se conocen acerca de su historia se encuentran relatados en el Libro de los Jueces en los capítulos 6 al 8.

La vida de Gedeón se sitúa tras el asentamiento de los judíos en el llano de Ofrá donde habían asimilado los cultos idolátricos de las poblaciones aledañas. Tras esa infidelidad, Yahveh les habría castigado enviando tribus nómadas y grupos de amalecitas y madianitas a hacerles la guerra. En esos combates, dos hermanos de Gedeón habrían sido asesinados. Los israelitas se arrepintieron y pidieron perdón. Yahveh envió a su ángel a hablar con Gedeón para anunciarle que sería el libertador de su pueblo. Éste pidió una prueba tras un diálogo algo sarcástico con el ángel. Este último le dio la prueba que pedía abrasando un sacrificio con fuego milagroso. 
Al día siguiente Gedeón destruyó el altar de Baal y ante la indignación del pueblo11:21). Los grupos nómadas se reunieron para hacer la guerra a Gedeón. Éste reunió un ejército que, con diversas condiciones y pruebas, Yahveh redujo a trescientos hombres (sin contar las tropas auxiliares). Los israelitas atacaron durante la noche y produjeron tal confusión que los madianitas se asesinaban entre ellos y tuvieron que huir despavoridos mientras eran perseguidos por las tropas de Gedeón.​ Los mismos jefes de Madián, Oreb y Zeeb murieron en la refriega y sus cabezas fueron dadas como trofeo a Gedeón.
Luego de otros combates victoriosos con los madianitas y de castigar a los pueblos que no quisieron colaborar en la persecución, la gente del pueblo quiso que Gedeón fuera su rey. A lo que este no aceptó, alegando que sólo Dios podía reinar en Israel.
Con las joyas tomadas a los vencidos, Gedeón se hizo elaborar un efod.  Gedeón gobernó en Israel otros 40 años que fueron de paz y crecimiento. Tuvo setenta hijos (era polígamo) entre los que destaca Abimelec.

Es mencionado en el Libro de Judith 8, versículo 1,2​ en la carta a los Hebreos, capítulo 11, versículo 323​ por su fe e, indirectamente, en el Salmo 83, versículo 124​ por sus victorias militares.

En el cristianismo, la figura de Gedeón aparece mencionada sobre todo en el marco del episodio del Vellocino de Gedeón.​ Este episodio bíblico pasa a convertirse  en una alegoría de la futura Asunción de María, dejando de ser un simple símbolo de la protección divina del pueblo judío. Esta reinterpreción  del episodio es la que explica la amplia representación del episodio en las artes plásticas desde la Edad Media, pero también su cita y tratamiento a nivel literario. En la interpretación cristocéntrica del antiguo Testamento, por tanto, el episodio del Vellocino de Gedeón se reinterpretó como una alusión a la fecundación de María por el Espíritu Santo, es decir, como un símbolo o alegoría de la maternidad virginal de María; en el siglo XV (siglo 15), el vellocino de Gedeón se convierte en el símbolo de la Orden del Toisón (=Vellocino en francés) de Oro, substituyendo la figura originaria de Jasón.​
 Escribe el predicador Alejandro de San Antonio:

“26. Que el vellocino de Gedeón fue retrato de aquella divina Señora, es cosa clara. Pero en qué se pareció María al vellocino, lo dixo la dulzura de Bernardo: Caelesti rore arcam rigaturus, totum vellus prius infudit, redempturus genus humanum, pretium universum contulit in Mariam; ut nihil esset bonum, quod per manus Mariae non transiret. Assí como para llenar Dios la tierra de su rocío, le depositó primero en el vellocino cándido, assí para haver de socorrer, y remediar à los hombres depositó nuestro socorro y remedio en su Santíssima Madre, para que no huviesse favor vertido en las criaturas, que no passasse primero por los órganos de aquellas manos generosas. Y es certíssimo, que los consuelos, gracias y mercedes que franqueó este vellocino hermoso a los mortales, se estrenaron en la visita de hoy, desatando en la casa de Isabel todo el rocío de gracias que traía María en su vientre virginal: Ahora veamos en el Texto todo el sucesso del vellocino”.
Scherezada Jacqueline Alvear Godoy
escudo de Duque de Sevilla
Los patrones de la Orden son la Virgen y San Andrés, patrón de la Casa de Borgoña y cuyo símbolo es la cruz en aspa. La pertenencia a la orden es vitalicia y sólo se puede expulsar a sus miembros por tres motivos:
Por herejía
Por traición
Por huir ante el enemigo

Los cargos de la orden son:
–Soberano
–Canciller (que suele ser el capellán del rey o sacerdote del Real Palacio)
-Tesorero (que es un miembro de la orden)
–Grefier (que es el Subsecretario de Asuntos Exteriores, incluso en la actualidad), cargo simbólico cuya misión era la de anotar los hechos heroicos de los caballeros en un libro especial para ello
–Rey de Armas (también lo es el Subsecretario de AAEE), encargado de la heráldica de sus miembros.

Tiene una sola categoría: el Gran Collar de oro compuesto por veintiséis eslabones dobles de forma rectangular con dos B –-de Borgoña- y entre uno y otro eslabón, una figura de pedernal con llamas. En el centro del collar pende el  carnero, el Toisón o Vellocino, en oro esmaltado y lisado por el centro. Eslabón y pedernal formaban parte de las armas del Fundador de la Orden, con el lema “ante ferit quam flamma micet” (Hiere antes de que se vea la llama).

Scherezada Jacqueline Alvear Godoy
rey de arabia Saudita
Motivo de creación: "El amor mas grande y perfecto que tenemos para el estado noble y el orden de la caballería, de los cuales un afecto muy ardiente y singular desea el honor y el crecimiento, por el cual la verdadera fe católica, del estado  madre santa Iglesia  y la La tranquilidad y prosperidad  público, sean, como puede ser, defensas,custodiada, y mantenida." 
(En francés: « La très grande et parfaicte amour que avons au noble estat et ordre de chevalerie, dont de très ardente et singulière affection désirons l'honneur et accroissement, par quoy la vraye foy catholique, l'estat de nostre mère Saincte-Église, et la tranquillité et prospérité de la chose publicque, soient, comme estre peuvent, deffendues, garndées et mainctenues. »)
Requisitos. En los estatutos originales, se requería para ser investido caballero la categoría de "Gentilhomme de Nom et d'Armes" (Gentilhombre de nombre y armas;  la opinión más natural y más seguida juristas, es un noble de extracción antigua, lo que pruebe que sus antepasados llevaran desde tiempos inmemoriales el mismo nombre y el mismo escudo de armas. 


Mantos de los caballeros
Otro elemento característico son los tres mantos capitulares de ceremonia que, aunque están descritos en los estatutos, ya no se visten. Existe un manto rojo para los capítulos, uno blanco para la función de la Santísima Virgen, y uno negro para las honras fúnebres. Los capítulos de la Orden son las reuniones oficiales de sus miembros.

Don Carlos, con el toisón de oro

Orden de la anunciación


Caballeros del Toisón notables.


Claude Louis Hector de Villars. Obra de Hyacinthe Rigaud.


Claude Louis Hector de Villars, príncipe de Martigues, duque de Villars y vizconde de Melún (Moulins, 8 de mayo de 1653 - Turín, 17 de junio de 1734) fue el último gran general de Luis XIV de Francia y uno de los comandantes más brillantes de la historia militar francesa: fue uno de los seis Mariscales de Francia que se han promovido para Mariscal General de Francia.

El duque de Villars nació en Moulins (Borbonés, Francia) en el seno de una familia aristócrata pero empobrecida. En 1671 ingresó en el ejército francés.
Se distinguió a los veinte años en el asedio de Maastricht en 1673, en el marco de la Guerra Franco-Holandesa, y tras la sangrienta batalla de Seneffe (1674) se le ascendió al grado de metre de camp (coronel) de un regimiento de caballería.
Su siguiente ascenso costaría más tiempo, a pesar de su nacimiento aristocrático y su excelente expediente militar bajo el mando del Vizconde de Turenne, El Gran Condé y el duque de Luxemburgo. La causa de esta dilación radica en la enemistad que se había creado entre él y François Michel Le Tellier de Louvois. Pero finalmente fue nombrado mariscal de campo en 1687.

En el intervalo entre la Guerra Franco-Holandesa y la formación de la Liga de Augsburgo el Duque de Villars combinó sus dotes como militar con sus habilidades como diplomático, de forma que fue escogido para una misión no oficial en la corte de Baviera, donde se convirtió en compañero constante de Maximiliano II Manuel de Baviera, príncipe elector de Baviera.
Volvió a Francia en 1690 y se le nombró comandante en jefe de la caballería francesa del ejército en Flandes, pero hacia el final de la Guerra de los Nueve Años partió hacia Viena como embajador.

Guerra de Sucesión Española
Villars victorioso en la batalla de Denain, por Jean Alaux.

En la Guerra de Sucesión Española comandó las tropas francesas en el frente continental, consiguiendo las más importantes victorias borbónicas en este frente: la batalla de Friedlingen (1702), la batalla de Höchstädt y la decisiva batalla de Denain (1712), que lo ha hecho inmortal. Liberó Menorca en 1706, derrotando a los austracistas en la batalla de Biniatap.
Las victorias conseguidas en Friedlingen y en Höchstädt son consideradas estériles, ya que las tropas francesas no pudieron explotar los éxitos conseguidos. A pesar de ello, por la victoria en Friedlingen recibió el mariscalado, y por la pacificación de la revuelta hugonote en Cevenas fue nombrado duque y caballero de la Orden del Espíritu Santo.
La gloria le llegó en 1709, cuando Francia se encontraba cerca del colapso militar y económico, y Luis XIV se vio obligado a negociar la paz con las potencias de la Gran alianza. Las exigencias de los aliados habían llevado al fracaso de las negociaciones y estos se propusieron derrotar definitivamente a la Francia de Luis XIV.
El duque de Villars fue nombrado comandante en jefe del principal ejército francés, con tal de enfrentarse al príncipe Eugenio de Saboya y al duque de Marlborough en el frente continental. Cuando comenzó la campaña el viejo mariscal Louis François de Boufflers (duque de Boufflers) se ofreció para servir bajo sus órdenes. Tras la terrible Batalla de Malplaquet, en la cual fue herido (bala de mosquete en la rodilla), dijo al rey de Francia que: 
 
«Si esto complace a Dios por tal de dar otra victoria a los enemigos de Su Majestad, se arruinarán».

Dos campañas más se sucedieron sin que llegase la batalla decisiva, pero finalmente, en 1711, el duque de Marlborough pudo flanquear a Villars en el asedio de Bouchain, dejando detrás las famosas líneas «ne Plus Ultra», razón por la cual parecía que la capacidad de defensa francesa se había derrumbado.
Pero el duque de Villars hizo un último esfuerzo y consiguió flanquear a las tropas de Eugenio de Saboya y derrotarlo definitivamente en la Batalla de Denain. Francia se había salvado de la derrota total y a pesar de que pequeñas acciones bélicas continuaron durante otro año en el Rin, las posiciones de fuerza para negociar la paz ya habían sido determinadas y en 1713 se firmaba el Tratado de Utrech.

Medalla acuñada en 1714 por la Paz de Utrecht .


D’azur, à trois molettes d’or, au chef d'argent, chargé d’un lion léopardé de gueules.

Claude Louis Hector de Villars
(Moulins, 8 mai 1653 - Turin, 17 juin 1734)

Marques, después Duque de Villars y  Par de Francia (1705), Príncipe de Martigues, Vizconte de Melun.
Caballero de toisón ((1713)


Ambassadeur à Vienne (1683 et 1697), Membre de l’Académie Française (1714)
Gouverneur du Messin et Verdunois (1710), de Provence (1712)
Président du Conseil de la Guerre, Membre du Conseil de Régence, Ministre d’Etat (1723)
Commissaire Général de la Cavalerie (1688)
Maréchal de Camp (1690), puis Lieutenant-Général (1693)
Maréchal de France (1702), Maréchal-Général des Camps et Armées du Roi (1733)


Luis José de Borbón 





(París, 1 de julio de 1654 - Vinaroz, 11 de junio de 1712), fue hijo de Luis de Borbón, Duque de Vendôme y de Laura Mancini, descendiente del rey Enrique IV de Francia, y miembro de la Casa de Borbón (Vendôme). Se formó desde muy joven en el arte de la guerra, donde fue conocido como un general con grandes aptitudes, alcanzando el grado de Mariscal de Francia durante el reinado de Luis XIV. Participó en la Guerra de la Gran Alianza y en la Guerra de Sucesión Española.


Biografía

Era hijo de Luis de Borbón, duque de Vendôme, Étampes, Mercœur y Penthièvre, y de Laura Mancini, sobrina del famoso Cardenal Mazarino. Huérfano a la edad de quince años, recibió una gran fortuna de su padre que había sido heredada de su abuela, la duquesa de Mercœur y Penthièvre, por derecho propio. Antes de suceder a su padre en 1669, era conocido como el duque de Penthièvre. Fue criado por su tía, María Ana Mancini, duquesa de Bouillon.
Al entrar en el ejército a la edad de dieciocho años, pronto se distinguió por su vigor y coraje personal en las guerras neerlandesas, y por 1688 se había elevado al rango de teniente general. En la Guerra de los Nueve Años prestó un notable servicio bajo el mando del Mariscal de Luxemburgo en la Batalla de Steenkerke y bajo el mando de Nicolas Catinat en la Batalla de Marsaglia. En 1695, fue puesto al mando del ejército que operaba en Cataluña, donde tomó Barcelona en 1697.

Poco después, le hicieron Mariscal de Francia. En 1702, después de la primera campaña sin éxito de Catinat y Villeroy, fue puesto al mando del ejército franco-español en Italia. Durante tres campañas en ese país, demostró ser un digno antagonista del príncipe Eugenio de Saboya, a quien por fin derrotó en 1705 en la Batalla de Cassano, en una magnífica muestra de coraje y control sobre sus tropas, convirtiendo la inminente derrota que había sufrido su hermano, El Gran Prior, en un glorioso éxito.

Al año siguiente, después de la celebración y la obtención de una nueva victoria en la Batalla de Calcinato, fue enviado a Flandes para reparar el desastre que supuso la Batalla de Ramillies. Tras la marcha de Vendôme para apuntalar el ejército destrozado en Flandes, el príncipe Eugenio y el duque de Saboya infligieron una gran derrota a los franceses bajo el mando del duque de Orléans y Fernando de Marsin en el Asedio de Turín, conduciendo a los franceses fuera de Italia a finales del año.
En Flandes, mientras tanto, Vendôme batalló con el nieto del rey, el duque de Borgoña, y no pudo evitar la derrota francesa en la Batalla de Oudenarde. En disgusto, Vendôme se retiró a sus tierras. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que fuera llamado de nuevo a comandar el ejército de su primo, Felipe, en España. Allí ganó sus últimas victorias, coronando su obra triunfalmente en las Batallas de Brihuega y Villaviciosa, donde derrotó a Stanhope y Starhemberg.

Consiguió por la princesa de los Ursinos, que el rey le concediera el tratamiento de Su Alteza, rango que solo poseían algunos miembros de la familia real española. Vendôme fue uno de los soldados más notables en la historia del ejército francés. Tenía, además de la habilidad y la imaginación fértil del verdadero líder del ejército, el brillante valor de un soldado. Sin embargo, el verdadero secreto de su éxito continuo, fue su extraordinaria influencia sobre sus hombres.
Contrajo matrimonio con María Ana de Borbón, hija de Enrique de Borbón, Príncipe de Condé y nieta de El Gran Condé, con la que no tuvo descendencia. Según se dice era muy fea, y su padre murió dejándola soltera. Su hermano, que se convirtió en el príncipe de Condé en 1709, murió al año siguiente sin haber ayudado a que su hermana se case. Podía haberse casado con el duque de Maine en 1692, pero Maine prefirió a la hermana de María Ana, Luisa Benedicta, y se casó con ella en su lugar.

La ceremonia matrimonial se produjo en la capilla del Palacio de Sceaux el 21 de mayo de 1710. Sceaux fue la residencia de Luisa Benedicta. Luis José fue designado como el heredero de su primo, el rey Felipe V de España. En caso de que Felipe muriera sin hijos, la Casa de Borbón había decidido que Luis José se convertiría en el próximo rey de España. El matrimonio no tuvo hijos, esto puede haber sido debido a las tendencias homosexuales de Luis José. Él había sido amante del cuñado de su propia esposa, Francisco Luis de Borbón-Conti, marido de la hermana mayor de esta, María Teresa. Como resultado, María Ana murió en 1718 sin descendencia.
A pesar de que Luis XIV había dado permiso para el matrimonio, los manipuladores duques de Maine arreglaron apresuradamente los detalles de la boda, probablemente por razones mercenarias. Aunque la princesa viuda de Condé no fue informada de la unión, estuvo presente en la ceremonia matrimonial en Sceaux, junto a Louis Henri de Borbón, Príncipe de Condé, su esposa María Ana de Borbón, la princesa viuda de Conti y sus hijos el príncipe de Conti y mademoiselle de La Roche-sur-Yon.
Antes del final de la guerra, la muerte lo sorprendió en Vinaroz el 11 de junio de 1712 y fue enterrado en España. Según se dice en esta localidad, murió de un empacho de langostinos, típicos de dicho pueblo, tras haber sido nombrado virrey de Cataluña y comandante en jefe del ejército español. Sus restos reposan en El Escorial.

Ottavio Francesco Eugenio Carlo Ferdinando Pio Pieri Piccolomini d’Aragona.





(Florencia, 11 de noviembre de 1599 - 11 de agosto de 1656), primer duque de Amalfi, fue un militar italiano al servicio de España y del Imperio.

Biografía

Piccolomini y Aragón, Ottavio. Duque de Amalfi (I). Florencia (Italia), 11.XI.1599 ‒ Viena (Austria), 11.VIII.1656. Gobernador de las Armas del Ejército de Flandes, teniente general del Ejército Imperial, príncipe del Sacro Imperio Romano.

Procedía de una de las más ilustres familias de Siena, antiguamente conectada con los intereses del Sacro Imperio Romano en Toscania, y que ya había dado grandes personajes históricos, entre ellos el famoso papa humanista Pío II (Eneas Silvio Piccolomini, 1458-1464). Ottavio descendía directamente de una rama ilegítima de la dinastía de Aragón en Nápoles, que siempre había estado asociada con los asuntos españoles en Italia. Su padre, Silvio Piccolomini (1543-1610), conocido por haber empleado y protegido a Galileo Galilei, peleó durante años contra los holandeses en Flandes bajo el mando de otro italiano de similar procedencia e intereses, Alejandro Farnesio, duque de Parma, y sirvió a la rama vienesa de los Habsburgo en sus guerras turcas en Hungría y Transilvania. Estas campañas, así como sus buenas relaciones con los Médicis, radicados en Florencia como duques de Toscana, habían acrecentado en mucho su riqueza y estatus. La madre de Ottavio, Violante Gerini, era de nobleza florentina y de ahí la conexión con Galileo, quien, casi seguramente, ejerció como tutor del joven.

A los dieciséis años se fue a servir con una pica en el Ejército español en Milán. Al estallar la Guerra de los Treinta Años en 1618, pasó a los Países Bajos, donde, junto con su hermano Enea, reclutó un Regimiento de coraceros y arcabuceros valones y participó en mayo del siguiente año en la defensa de Viena bajo las órdenes del conde de Bucquoy. Visitó por primera vez España ese mismo año para solicitar fondos y peleó en la famosa batalla de Montaña Blanca el 8 de noviembre de 1620 que acabó con la rebelión protestante checa. Prosiguió su carrera militar al servicio de los Habsburgo vieneses de 1621 a 1623 llegando a obtener los rangos de capitán de Caballería austríaca, caballero de la Corte Imperial y de enviado especial al príncipe de Transilvania, con el que negoció un armisticio.

En 1624 fue promovido a teniente coronel al llevar un Regimiento italiano a tomar parte en el sitio de Breda en Flandes. Al año siguiente volvió con sus tropas a Italia, donde tomó parte en encuentros armados con las tropas del duque de Saboya.

Tras permanecer en Italia por dos años y ascender a coronel, regresó de nuevo al Imperio, donde reclutó refuerzos para la guardia personal de Albrecht von Wallenstein, duque de Friedlandia, general en jefe de las fuerzas imperiales. De 1629 a 1631 Piccolomini osciló constantemente entre sus dos carreras, la militar y la diplomática. Como militar se perfilaba como un efectivo agente de reclutamiento para los Habsburgo y como diplomático se hacía ya evidente su amplia red de contactos familiares y personales en Italia y su talento negociador. También es cierto que podía ser poco escrupuloso en su trato con la población civil, al igual que otros militares de la Guerra de los Treinta Años, y llegó a ser acusado de extorsión.

Durante ese período se ocupó de afianzar los contactos políticos de Viena con los Estados del Norte de Italia, reclutó tropas adicionales en Alsacia y en 1630 se distinguió en el fallido sitio de Casale en la Guerra de la Valtelina. Su papel más importante fue el de representante del emperador Fernando II en los protocolos de la Paz de Cherasco, después de la cual sirvió de rehén en Ferrara y de garantizador del cumplimiento de los términos del acuerdo.

En 1632 se reintegró a las huestes de Wallenstein e inmediatamente se destacó en noviembre en la batalla de Lutzen contra los suecos del rey Gustavo Adolfo.

Allí capturó numerosas banderas y estandartes enemigos.

Herido cinco veces de bala, fue, sin embargo, uno de los últimos en retirarse del campo de batalla.

Su heroica actuación le valió el reconocimiento público de Wallenstein, además de jugosas mercedes monetarias. Después de otras victorias en 1633 el duque de Friedlandia lo elevó al rango de general de Caballería y lo hizo uno de sus más allegados consejeros.

Piccolomini se hallaba en una situación muy delicada, ya que secretamente se encontraba en profundo desacuerdo con las aspiraciones políticas de su patrón y superior. Personalmente Ottavio se identificaba con un “partido militar” dirigido por españoles tales como Baltasar de Marradas e italianos como Matteo Galasso y Rodolfo Colloredo en la Corte de Viena que estaba a favor de proseguir vigorosamente la guerra.

Tal “partido” se oponía a otro, liderado por Wallenstein, que buscaba, contra la voluntad del Emperador y de sus aliados en Madrid, una paz negociada con los protestantes en Centro-Europa. Wallenstein, mientras tanto, fiándose de su subordinado, le revelaba sus más íntimos planes, entre los que probablemente figuraba el de convertirse en un potentado independiente en Alemania.

El papel de Piccolomini en la muerte de Wallenstein sigue siendo algo misterioso. No cabe duda de que conspiró contra su jefe y reveló sus conversaciones privadas y contactos con los suecos a sus detractores en Viena y puede que incluso hubiera exagerado la evidencia contra el duque, a pesar de que éste le consiguiese el rango de mariscal de campo en febrero de 1634. Ya para esas fechas el decreto imperial de prisión o muerte contra Wallenstein había sido emitido y Ottavio, junto con otros en el séquito del duque, había sido encargado de llevarlo a cabo. Aunque no actuó directamente en el desenlace de esta intriga, el asesinato de Wallenstein el 25 de febrero desató, contra Piccolomini, las iras de los oficiales y cortesanos nativos que habían visto con gran celo su rápido ascenso. Sin embargo, el apoyo del Emperador, la llegada de un ejército español a cargo del cardenal-infante don Fernando y el papel clave que Ottavio tuvo en la gran victoria de Nordlinghen en septiembre reforzaron su posición. Piccolomini tomó el mando de las tropas imperiales enviadas a los Países Bajos en 1635 y permaneció allí combatiendo contra los franceses durante los próximos cuatro años. Al mando de tropas auxiliares tuvo gran protagonismo en la famosa ofensiva del cardenal-infante en Francia en el verano de 1636 y en el rescate de Saint-Omer en julio de 1638, pero el punto culminante de su carrera militar fue su aplastante victoria contra los franceses en Thionville el 7 de junio de 1639. Como recompensa Felipe IV le concedió el título de duque de Amalfi. Su reputación de general invicto creció enormemente. Al regresar al Imperio por orden de Fernando II en 1639, Amalfi prosiguió sus éxitos militares. En enero de 1641 protegió a la Corte imperial de Ratisbona de un ataque sorpresa sueco. A pesar de sus logros, o tal vez a causa de ellos, Ottavio seguía atrayendo los celos y hostilidad de cortesanos y oficiales alemanes. Como consecuencia entró en tratos con Madrid para integrarse formalmente al alto mando de los Tercios de Flandes. Su primer revés importante le vino tarde en la campaña de 1643 en la segunda batalla de Breitenfeld a manos de los suecos, un evento que sus enemigos en Viena aprovecharon para socavar aún más su posición.

Para escapar a estas circunstancias, Piccolomini aceptó el rango de gobernador de las Armas del Ejército de Flandes, segundo en la jerarquía al de capitán general. El Consejo de Estado en Madrid esperaba así restablecer la fortuna de los Tercios tras la terrible derrota de Rocroi en mayo de 1643. Antes de asumir su cargo pasó por Italia (donde Venecia y el Papa le ofrecieron el mando de sus tropas) y llegó a España en octubre. En conversaciones con la Corte en Zaragoza trató de obtener el título de gobernador general y completa autoridad militar y civil, pero sus gestiones fueron en vano ya que los consejeros de Felipe IV no se fiaban completamente de un italiano.

Se estableció en Bruselas a partir de mayo de 1644 y allí comenzó el período más frustrante e infructuoso de su carrera. La presión conjunta de franceses y holandeses y la creciente debilidad del Ejército real después de Rocroi produjeron en cuatro años una larga lista de plazas perdidas: Gravelinas, Mardyck, Courtrai, Dunquerque, Béthune, Lens, Hulst, etc. La situación en el alto mando era caótica y las provincias católicas llegaron al borde del colapso absoluto. El marqués de Castelrodrigo, capitán y gobernador general, desconfiaba de su capacidad y los medios materiales escaseaban. Los oficiales españoles y nativos hacían causa común contra Ottavio al que consideraban un intruso, se resistían a sus órdenes y la Corte de Madrid se negaba a afianzar su autoridad o a reemplazarle; el duque de Lorena, al mando de numerosas tropas auxiliares independientes y el marqués de Caracena, general de la Caballería, lo denigraban en cartas a Madrid y ante sus subordinados. Un cuadro de oficiales frecuentemente negligente e incompetente, encontró en Piccolomini el perfecto chivo expiatorio.
Sus habilidades estratégicas y administrativas se veían desbordadas por la crítica complejidad de estas circunstancias. Sus únicos logros en el gobierno fueron personales: en 1645 Felipe IV le otorgó su más elevado galardón nobiliario, la Orden del Toisón de Oro y en 1646 recibió la dedicatoria de una novela picaresca crucial en su género, La Vida y Hechos de Estebanillo González.
En 1647 Piccolomini abandonó su puesto y al año siguiente regresó a Alemania como teniente general del Ejército Imperial, a tiempo para combatir en la última campaña de la Guerra de los Treinta Años y participar en los acuerdos de paz y desmovilización de Westfalia y Nuremberg. Sus logros en estas gestiones le granjearon la dignidad de Príncipe Imperial en 1650.

En sus últimos años se dedicó a embellecer su castillo de Nachod en Bohemia (merced recibida en 1634 por su actuación en el asesinato de Wallenstein) y a coleccionar libros y magníficas obras de arte para sus palacios urbanos en Viena y Praga. Sus dispendios fueron tales que llegaron casi a arruinarle. Murió en Viena el 11 de agosto de 1656 y está enterrado en el espléndido Convento barroco de las Siervas de María que había ayudado a fundar. No dejó descendientes directos, pues su único hijo, Josef Silvio, había muerto a manos de los suecos en 1645. Sus posesiones pasaron a su mujer y después a su sobrino. Las tierras de Nachod estuvieron en manos de su familia hasta 1757 cuando se extinguió la rama de los Piccolomini austríacos.
El renombre de Ottavio Piccolomini no es solamente histórico sino también literario. Como correspondía a un vástago de familia humanista, fue siempre mecenas de las bellas artes y de la literatura, por medio de las cuales promovió una imagen muy positiva de su vida y carrera que historiadores de hoy en día han intentado revisar. El Estebanillo, una obra en la que Piccolomini aparece muy favorecido como personaje secundario, ha sido recientemente interpretada como una novela en clave financiada por el duque en defensa de su mandato en Flandes. Sin embargo, su mayor fama literaria deriva de su papel prominente en la trilogía trágica que el célebre dramaturgo romántico alemán Friedrich Schiller escribió sobre Wallenstein, particularmente en su obra central, Los Piccolomini (1799), donde Ottavio figura como epítome de la lealtad dinástica frente a la amoralidad y ambición del general alemán.

 

Bibl.: G. Priorato, Historie delle Guerre di Ferdinando III Imperatori e del Fe Felipo IV di Spagna, Venezia, 1640-1651; Estebanillo González (seud.), La vida y hechos de Estebanillo González, hombre de buen humor, compuesta por él mismo, Amberes, Viuda de Juan Cnobbart, 1646 (ed. de A. Carreira y J. A. Cid, Madrid, Cátedra, 1990); J. Vincart, Relations des Campagnes de 1644 et 1646, Bruxelles, Société de l’histoire de Belgique, 1869; A. von Weyhe-Eimke, Octavio Piccolomini als Herzog von Amalfi, Ritter des Goldenes Vliesses, Deutsches Reichsf_rst und Gemahl der Prinzessin Maria Benigna von Sachsen- Lauenburg, Pilsen, Steinhauser & Korb, 1871; J. Vincart, Relación de la Campaña de Flandes en 1637, Madrid, ed. del marqués de la Fuensanta y J. Sancho Rayón, 1891; O. Elster, Piccolomini-Studien, Leipzig, G. Muller-Mann, 1911; T. Barker, “Ottavio Piccolomini (1599-1659): A Fair Historical Judgement?”, en Army, Aristocracy, Monarchy: Essays on War, Society and Government in Austria, 1618-1780, New York, Columbia University Press, 1982, págs. 61-111.
Casa de  Piccolomini d'Aragona


Familia: Piccolomini es el nombre de una familia noble italiana con influencia en Siena desde el siglo XIII (perteneciente a la facción güelfa). Sus orígenes son muy antiguos: un tal Martino di Piccolomo declaraba vivir bajo la ley longobarda en un acto de 1098; un Piccolomo di Montone fue cónsul en 1165. En 1220, Engelberto d'Ugo Piccolomini recibió el feudo de Montertari en Val d'Orcia por parte del emperador Federico II de Hohenstaufen como premio a los servicios prestados. La familia adquirió palacios y torres en Siena y varios castillos en el territorio de la República, como Montone y Castiglione, después vendidos a la ciudad en 1321.
Los Piccolomini amasaron una gran fortuna gracias al comercio y establecieron oficinas contables en Génova, Venecia, Aquileia, Trieste y en varias ciudades francesas y alemanas.
Sustentadores de la causa güelfa, fueron expulsados de la ciudad y sus casas demolidas. Después de la victoria angevina regresaron triunfalmente, pero fueron nuevamente expulsados durante el breve reinado de Conradino de Hohenstaufen, aunque volvieron de nuevo con el apoyo de Carlos de Anjou.
Casa de  Piccolomini d'Aragona:  Patricio de Siena y Florencia;  Señor de Sticciano and Camporsevoli; Duque de Amalfi; Condes y Principes Piccolomini d'Aragona del Sacro Imperio Romano; Señor y Principe de Náchod; 

2 comentarios:

  1. Ante todo felicitaciones por la publicación. He ejercido como abogada y profesora de historia y geografía en Argentina, ya retirada,dedicándome a la recreación histórica. Confecciono las banderas y escudos heráldicos que los distintos grupos me solicitan, actividad que me lleva a la investigación por placer del significado de los mismos. Estando en Barcelona he fotografiado el coro de la catedral, especialmente el escudo de Diego Lopez Pacheco antepasado del General Angel Pacheco, héroe de nuestra independencia y antepasado de mi madre (94 años ha cumplido en enero 2020), quien es su tataranieta. Hemos formado con mi hijo Julio Cesar Pometti el grupo recreacionista "Regimiento 1 Historico de Infanteria de Linea General Pacheco", en cuyo escudo de armas tiene los campos originarios al de Diego Lopez Pacheco, situado en el coro de la catedral de Barcelona, formando en el capitulo de 1518. Las investigaciones que voy realizando son publicadas en la web de facebook como "El Viajero creaciones artísticas" y el muro correspondiente al mencionado grupo recreacionista, estando en este momento investigando la relación de la bandera de Borgoña y el collar de oro de la orden, apasionante tema que me ha llevado a conocer vuestra publicación. Mis respetos y felicitaciones nuevamente. Dra. Ana Risso.

    ResponderEliminar