Descendencia. Giovanna da Montefeltro ( Urbino , 1463 - Roma , 25 de noviembre de 1513 ) fue duquesa consorte de Sora y Arce, dama consorte de Senigallia. Ella fue la tercera hijo en nacer de Federico da Montefeltro , duque de Urbino , y de su segunda esposa Battista Sforza , hija de Alessandro Sforza. Giovanni della Rovere: Señor de Senigallia, luego duque de Sora (1457-1501). Hijo de Raffaele Della Rovere, recibió de su tío, el Papa Sixto IV, el señorío de Senigallia y el vicariato de Mondavio para casarse como igual con Giovanna da Montefeltro, hija de Federico, duque de Urbino . Luego fue nombrado prefecto de Roma (1475) y capitán general de la Iglesia (1484). Como señor de Senigallia, supo ganarse la estima y el afecto de sus súbditos, que permanecieron fielmente a su lado, incluso durante las maniobras del duque Valentino contra Romaña. A la muerte de su primo Leonardo recibió el ducado de Sora. Francisco María I della Rovere (Senigallia, 25 de marzo de 1490 – Pésaro, 20 de octubre de 1538) fue un condottiero del Renacimiento italiano, duque de Urbino y Sora. Giulia della Rovere (1531, Casteldurante - 4 de abril de 1563, Ferrara) fue una noble italiana. Un retrato de ella de Tiziano sobrevive en el Palazzo Pitti de Florencia. Cesare d'Este (8 de octubre de 1562 - 11 de diciembre de 1628) fue duque de Módena y Reggio desde 1597 hasta su muerte. Alfonso III d'Este (22 de octubre de 1591 - 26 de mayo de 1644) fue duque de Módena y Reggio de 1628 a 1629. Era el esposo de la princesa Isabel de Saboya , hija de Charles Emmanuel I, duque de Saboya y su esposa Infanta Catherine Michelle de españa . Francisco I de Este (Módena, 6 de septiembre de 1610 - Santhià, 14 de octubre de 1658) fue el hijo mayor de Alfonso III de Este, duque de Módena y Reggio, e Isabel de Saboya. Sucedió a su padre en los derechos al ducado el 25 de julio de 1629 y fue duque de Módena y Reggio desde 1629 hasta su muerte. Isabel de Este (Módena, 3 de octubre de 1635 – Colorno, 21 de agosto de 1666) fue duquesa de Parma, como la segunda esposa del duque Ranuccio II Farnesio. Fue la abuela paterna de Isabel Farnesio. Eduardo II Farnesio (en italiano:Odoardo Farnese) (Colorno, 12 de agosto de 1666 – 6 de septiembre de 1693), heredero del ducado de Parma y Plasencia. Era hijo del duque Ranuccio II Farnesio y de Isabel de Este, su segunda esposa, quien murió a los 9 días de dar a luz al príncipe Eduardo. Isabel Farnesio (Parma, 25 de octubre de 1692-Aranjuez, 10 de julio de 1766) fue una aristócrata italiana, reina consorte de España como segunda esposa del rey Felipe V y madre de Carlos III. Carlos III de España (Madrid, 20 de enero de 1716-ibid., 14 de diciembre de 1788), llamado «el Político»a o «el Mejor Alcalde de Madrid», fue rey de España desde 1759 hasta su muerte en 1788, duque de Parma y Plasencia —como Carlos I— entre 1731 y 1735, rey de Nápoles —como Carlos VII— y rey de Sicilia —como Carlos V— entre 1734 y 1759. Carlos IV de España, llamado «el Cazador» (Portici, 11 de noviembre de 1748-Nápoles, 19 de enero de 1819), hijo y sucesor de Carlos III y de María Amalia de Sajonia fue rey de España desde el 14 de diciembre de 1788 hasta el 19 de marzo de 1808. Fernando VII de España, llamado «el Deseado» y «el rey Felón» (San Lorenzo de El Escorial, 14 de octubre de 1784-Madrid, 29 de septiembre de 1833), ocupó personalmente el trono español entre marzo y mayo de 1808 y, tras la salida de España del «rey intruso» José I Bonaparte y su vuelta al país, nuevamente desde mayo de 1814 hasta su muerte, exceptuando un brevísimo intervalo de unos pocos días de 1823 en que sus funciones fueron asumida por un Consejo de Regencia de acuerdo con lo establecido en la Constitución de 1812. Isabel II de España, llamada «la de los Tristes Destinos» o «la Reina Castiza»a (Madrid, 10 de octubre de 1830-París, 9 de abril de 1904), fue reina de España entre 1833 y 1868,3 gracias a la derogación del Reglamento de sucesión de 1713 (comúnmente denominado «Ley Sálica» aunque, técnicamente, no lo fuera) por medio de la Pragmática Sanción de 1830. Alfonso XII de España, apodado «el Pacificador» (Madrid, 28 de noviembre de 1857-El Pardo, 25 de noviembre de 1885), fue rey de España entre 1874 y 1885. Hijo oficialmente de la reina Isabel II y el rey consorte Francisco de Asís de Borbón, con el inicio de su reinado terminó la Primera República y comenzó el período conocido como Restauración. Alfonso XIII de España, llamado «el Africano» (Madrid, 17 de mayo de 1886-Roma, 28 de febrero de 1941) fue rey de España desde su nacimiento hasta la proclamación de la Segunda República Española el 14 de abril de 1931. Juan de Borbón y Battenberg (Real Sitio de San Ildefonso, 20 de junio de 1913-Pamplona, 1 de abril de 1993) fue jefe de la casa real española entre 1941 y 1977 y, como tal, pretendiente legítimo a la Corona de España. Juan Carlos I de España (Roma, 5 de enero de 1938) ha sido rey de España desde el 22 de noviembre de 1975 hasta el 18 de junio de 2014, cuando abdicó la Corona en su hijo Felipe VI. Felipe VI de España. |
Línea dinástica de los condes y duques de Urbino. El nombramiento papal convirtió al Condado de Urbino, constituido en 1213, en ducado, gobernado por la familia Montefeltro. El estado pasó posteriormente a los Della Rovere y finalmente en el año 1631 anexionado a los Estados Pontificios por el papa Urbano VIII (1623-1644), que instauró la Legación de Urbino. Montefeltro, Condes de Urbino. 1234-1242: Bonconte I de Montefeltro 1242-1255: Montefeltrano II de Montefeltro 1255-1285: Guido de Montefeltro († 1298) protagonista en el canto XXII de la Divina Comedia; 1285-1304: control Papal 1296-1322: Federico I da Montefeltro 1322-1360: Guido II, Galasso y Nolfo de Montefeltro 1322-1324: control Papal 1360-1363: Federico II de Montefeltro († 1370 ca.) 1363-1404: Antonio II de Montefeltro 1369-1375: control Papal 1404-1443: Guidantonio de Montefeltro Montefeltro, Duques de Urbino 1443-1444: Oddantonio II de Montefeltro, primer duque de Urbino 1444-1482: Federico III de Montefeltro conocido como Federico de Montefeltro; 1482-1508: Guidobaldo de Montefeltro 1502-1504: Dominio de César Borgia Della Rovere, Duques de Urbino 1508-1516: Francisco María I della Rovere 1516-1519: Lorenzo II de Médici (durante parte de 1517 con Francisco María I della Rovere) 1508-1538: Francisco María I della Rovere 1539-1574: Guidobaldo II della Rovere 1574-1621: Francisco María II della Rovere († 1631) 1621-1623: Federico Ubaldo della Rovere 1623-1631: Francisco María II della Rovere (después de la muerte de su hijo volvió al poder) desde 1625: devolución a los Estados Pontificios, oficialmente en 1631, después de la muerte del último Della Rovere. Las colecciones artísticas de los Della Rovere pasaron a la última descendiente, Victoria della Rovere, esposa de Fernando II de Médici, traspasados por ésta a Florencia. |
Montefeltro es el apellido de una histórica familia italiana que gobernó en Urbino y Rimini. El gobierno de la familia empezó en 1226 cuando Buonconte I da Montefeltro y su hermano Taddeo fueron nombrados condes de Urbino por el emperador Federico II. Ellos y su descendencia fueron líderes gibelinos de las Marcas y la Romaña. A Bonconte lo sucedió Montefeltrano (1214-1255), y Guido I (1255-1286 y 1293-1296), quien fue capitán de Forlì durante las guerras con los ejércitos francés y papales. El papa Bonifacio VIII lo libró de toda censura por sus acciones en aquellas guerras, y lo utilizó en contra de Palestrina y los Colonna. El sucesor de Guido, Federico I (1296-1322), incrementó sus dominios arrebatando Fano, Osimo, Recanati, Gubbio, Spoleto y Asís a la Santa Sede. Fue asesinado después de imponer altos impuestos y Urbino cayó bajo el control del Papa. En 1323, sin embargo, el hijo de Federico, Nolfo (1323-1359) fue proclamado señor de Urbino. En 1355, como legado papal, el cardenal Albornoz viajó por toda Italia restaurando la autoridad papal y Urbino volvió otra vez a estar bajo el dominio de la Santa Sede. El hijo de Nolfo, Federico, quedó sin autoridad, pero su hijo, Antonio (1377-1403), se aprovechó de la rebeldía de las Marcas y Umbría contra la Santa Sede (1375) para restaurar el poder de su familia en Urbino. Guidantonio (1403-1443) fue nombrado gobernante del ducado de Spoleto por el papa Martín V (1419) y llevó adelante una guerra contra Braccio da Montone con diversa fortuna. Su hijo, Oddo Antonio, fue asesinado después de sólo unos meses en el poder. Los urbineses entonces ofrecieron el señorío a Federico III (1444-1482), el hijo ilegítimo de Guidantonio, alumno de la escuela de Vittorino da Feltre y amante del arte. Bajo su dominio, Urbino se convirtió en centro cultural del Renacimiento. Se vio implicado en guerras contra Sigismondo Pandolfo Malatesta, Renato de Anjou, y Florencia. El papa Sixto IV le otorgó el título de duque de Urbino (1474). Guidobaldo I (1492-1508) tuvo que huir de Urbino para escapar de los ejércitos de César Borgia. Adoptó a Francesco Maria della Rovere (1508-38), su sobrino (hijo de una hermana), uniendo así los señoríos de Sinigaglia y Urbino. Ayudó a Julio II a reconquistar la Romaña. El papa León X lo privó de sus territorios, que fueron entregados a Lorenzo II de Médici, y posteriormente a Francesco Maria della Rovere. Carpegna es un municipio italiano situado en la provincia de Pesaro y Urbino, en la región de Marcas. Tiene una población estimada, a fines de 2022, de 1642 habitantes.Está situado a los pies del monte homónimo. Fue la capital de un pequeño condado imperial desde 1463 hasta su inclusión en 1807 por Napoleón en el Reino de Italia. Devuelto a sus antiguos propietarios en 1817, pasó a los Estados Pontificios en 1819. Según la leyenda, Odoacro entregó Carpegna a su seguidor Armileone en 466. Un supuesto descendiente de este último, Ulderic de Carpegna, recibió el feudo de Carpegna y otras propiedades en las regiones de Montefeltro y Romaña de Otón I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico . Los señores y condes (como tales mencionados por primera vez en 1238) de Carpegna adquirieron más de 30 castillos y villas en la región. Se dividieron en las ramas Carpegna-Gattara y Carpegna-Pietracuta , que en las luchas entre seguidores papales e imperiales ( güelfos y gibelinos) tomó lados opuestos. Otras dos ramas laterales de la Casa de Carpegna jugaron papeles más importantes en la historia italiana: la Casa de Malatesta (señores de Rimini ) y la Casa de Montefeltro (señores y duques de Urbino ). La rama Carpegna-Gattara se extinguió en 1409, y en 1463 la familia se dividió nuevamente en los Condes de Carpegna (que gobernaban Carpegna, Castellaccia, Palazzo Corignano y Torre dei Fossati) y los Condes de Gattara-Scavolino (que gobernaban Gattara, Bascio, Miratoio y Scavolino). ). Ambos territorios tenían inmediatez imperial en el Reino de Italia. El condado de Gattara fue elevado al rango de principado en 1685. En 1749 la rama de Carpegna se extinguió en la línea masculina y fue heredada por los marqueses Gabrielli -Carpegna que vivían principalmente en Roma y, tras una interrupción de su condición de gobernantes en el Reino napoleónico de Italia, también heredó el principado de Gattara-Scavolino en 1817. Sin embargo, dos años más tarde, ambos territorios pasaron a formar parte de los Estados Pontificios. Los príncipes di Carpegna-Falconieri-Gabrielli todavía hoy poseen el palacio principesco de Carpegna. |
Della Rovere fue una familia noble italiana, originaria de la ciudad de Savona, que se preciaba de descender de los condes de Vinovo. Su blasón es un campo azul con un roble heráldico desarraigado en oro, con cuatro ramas entrelazándose dos a dos en mandorla, colgando el par interior y elevándose el par exterior; cada rama trae tres hojas y tres bellotas. Esta es un arma parlante del apellido familiar, pues Rovere es el vocablo italiano para roble. Fueron acérrimos enemigos de la familia Colonna, contra los que lucharon durante la Guerra de Ferrara. Los della Rovere provienen de una familia distinguida pero pobre de Savona, Liguria. El primer miembro de la familia conocido por su nombre es Leonardo (o Beltramo) della Rovere († alrededor de 1430 en Savona), casado con Luchina Monteleoni. De origen humilde, vivió mucho tiempo en Albisola, más tarde en Savona, donde perteneció al consejo de ancianos del municipio. La condición social y económica de la familia no está clara. Fue probablemente de extracción modesta, aunque algunos de sus panegiristas la definieron como "ilustre, egregia y antiquísima",mientras sus detractores la señalaron como "bajísima y vil". Su hijo Francesco della Rovere (más tarde Papa Sixto IV) reclamó una relación con la familia de Turín della Rovere, Condes de Vinovo, que ya había proporcionado un gobernador de Turín con Ermondo alrededor de 700 y cuyo escudo de armas adoptó. Su pariente, el cardenal Domenico della Rovere , más tarde hizo construir un palacio en Vinovo, que todavía existe.) La palabra Rovere es italiano para roble albar. Sixto IV, al igual que su sobrino Julio II (y todos los miembros posteriores de la familia) usó el escudo de armas con el roble con 12 bellotas doradas sobre un fondo azul. |
Los condotieros (en italiano, condottieri; singular condottiero) eran mercenarios al servicio de las ciudades-estado italianas desde finales de la Edad Media hasta mediados del siglo XVI. La palabra condottiero deriva de condotta (conducta), término que designaba al contrato entre el capitán de mercenarios y el gobierno que alquilaba sus servicios. Los condotieros consideraban la guerra como un verdadero arte. Sin embargo, sus intereses no eran siempre los mismos que los de los Estados a cuyo servicio estaban. Buscaban riqueza, fama y tierras para sí, y no estaban ligados por lazos patrióticos a la causa por la que luchaban. Eran célebres por su falta de escrúpulos: podían cambiar de bando si encontraban un mejor postor antes o incluso durante la batalla. Conscientes de su poder, en ocasiones eran ellos los que imponían condiciones a sus supuestos patronos. La organización base de los condotieros era la compañía (compagnia di ventura), comandada por un capitán. El número de sus efectivos siempre fue muy variable en función del momento y la importancia de la compañía, pudiendo ser desde poco más del centenar a algunos millares. Cubrían todas las especialidades militares de la época, desde la infantería a la caballería pesada. Podía ocurrir que para cumplir con una condotta, el capitán que la firmaba, y que lógicamente tenía su propia compañía, tuviera que subcontratar a otras compañías menores. En este caso el primer capitán o gran condotiero firmaba otra condotta con estas compañías. A su vez estos capitanes también la firmaban con sus hombres, de tal manera que la condotta era un contrato, verbal o escrito, que se extendía a todo el ejército condotiero. Por lo general, se especificaba que el mando directo de cada compañía dependía del propio capitán de esta. Los primeros condotieros fueron mercenarios extranjeros (sobre todo alemanes), pero ya en el siglo XV casi todos los profesionales de las armas eran italianos. Este siglo supuso la verdadera edad de oro de los condotieros, con grandes figuras, como Gattamelata o Bartolomeo Colleoni. A principios del siglo XVI, sin embargo, fueron incapaces de hacer frente con sus tácticas anticuadas y sus armaduras medievales a los ejércitos modernos de las potencias europeas que invadieron Italia, y terminaron por desaparecer hacia 1550. Historia. Mercenarios extranjeros Durante los siglos XIII y XIV se hizo común en las prósperas ciudades-estado del norte de Italia recurrir para su defensa a la contratación de tropas de mercenarios. En un principio, estos mercenarios no eran italianos. A finales del siglo XIII y comienzos del XIV, las tropas mercenarias (entonces denominadas "masnade") provenían principalmente de Alemania, Brabante (brabanzoni) y Aragón. Se considera que uno de los primeros condotieros fue Roger de Flor, quien, tras combatir en Italia, alquiló sus servicios al emperador bizantino Andrónico II. Otro destacado condotiero fue Juan de Bohemia, que sirvió a Perugia contra Arezzo al mando de su tropa de mercenarios denominada Compagnia della Colomba ("Compañía de la Paloma"). Si bien al comienzo estas tropas de mercenarios apenas se distinguían de hordas de bandidos, con el tiempo se convirtieron en ejércitos disciplinados y bien organizados. El primer ejército mercenario bien organizado fue la Gran Compañía, dirigida primeramente por el caballero suabo Werner de Urslingen y luego por Montreal de Albarno y Konrad von Landau. Llegó a contar con un ejército bien organizado de 9000 hombres armados. Urslingen impuso a sus tropas una severa disciplina, pero también estableció un reparto equitativo de las ganancias. La Gran Compañía recorrió Italia, dedicándose al pillaje y a exigir dinero, con la excusa de la protección, a todos los gobiernos locales. Sus capitanes obtuvieron enormes sumas a cambio de los servicios de sus tropas: durante el mismo año de 1353 Montreal de Albarno cobró 16,000 florines de Pisa, otros 16,000 de Siena, 25,000 de Florencia y 50,000 de Rímini. La Gran Compañía fue derrotada en 1362 por un nuevo ejército mercenario, compuesto de hombres de varias nacionalidades, la Compagnia Bianca ("Compañía Blanca") del inglés John Hawkwood, que empleaba tácticas militares más avanzadas. El éxito del ejército de Hawkwood hizo que surgiesen rápidamente tropas similares bajo el mando de capitanes italianos, como la Compagnia della Stella ("Compañía de la Estrella") de Astorre I Manfredi; la Compañía de San Jorge de Ambrogio Visconti, la Compagnia del Cappelletto ("Compañía del Sombrerito") de Niccolò da Montefeltro; y la Compagnia della Rosa de Giovanni da Buscareto y Bartolomeo Gonzaga. Pronto cobraron conciencia de su verdadero poder y empezaron a imponer los términos de su contrato a sus supuestos patronos. Muchos condotieros, como Braccio da Montone y Muzio Attendolo Sforza, se convirtieron en figuras destacadas de la política del siglo XIV. La edad de oro de los condotieros Desde el siglo XV, los principales condotieros eran todos italianos, muchos de ellos eran hijos segundones de casas aristocráticas que, debido a los privilegios de la primogenitura no se esperaban que heredasen derechos nobiliarios de sus padres; otros tenían orígenes mucho más modestos, pero todos poseían una gran familiaridad con las actividades guerreras desde su temprana adolescencia. Procedían de todas las regiones de Italia, pero predominaban los originarios de Romaña, Lombardía, Piamonte y Umbría. El condotiero más famoso del siglo XV fue Giovanni dalle Bande Nere, de Forlì, hijo de Caterina Sforza, llamado "el último condotiero" (queriendo decir "el último condotiero famoso"). Su hijo fue Cosme I de Médicis, gran duque de Toscana. A veces los propios soberanos de un determinado territorio se convertían en condotieros durante un tiempo para aumentar sus ingresos: así fueron los casos de Sigismondo Malatesta, señor de Rímini, o de Federico da Montefeltro, duque de Urbino. Las ganancias para estos gobernantes, sea en dinero o territorios, eran desde luego muy altas. Los piratas de estas nuevas compañías mercenarias no eran elegidos por sus hombres, sino al revés. La condotta se convirtió en un tipo de contrato consolidado y detallado en cuanto al reparto del pillaje, los rescates a recibir por capturar un prisionero importante, o los términos por los cuales un guerrero podía abandonar el servicio de la condotta. Cuando el período de contrato (ferma) concluía, la compañía debía esperar durante un nuevo período, denominado aspetto ("espera"), en el cual el Estado conservaba la posibilidad de renovarlo. Aun cuando el contrato hubiese concluido de modo definitivo, el condotiero debía aguardar dos años antes de hacer la guerra a sus antiguos contratantes. La condotta se aplicaba también a los marinos mercenarios. En esos casos se denominaba contratto d'assento, y assentisti a los capitanes que alquilaban sus servicios de esta forma. Los assentisti fueron utilizados sobre todo por la República de Génova y los Estados Pontificios desde el siglo XIV. La República de Venecia, en cambio, juzgaba humillante contratar a este tipo de "mercenarios del mar" debido a su propia condición de gran potencia naval, y nunca acudió a ellos, ni siquiera en los momentos más peligrosos de su historia. Los condotieros fueron los árbitros de las batallas que se libraron en Italia durante el siglo XV, especialmente de la guerra entre Venecia y Milán por la supremacía en el norte de Italia, en la que participaron condotieros tan conocidos como Francesco Sforza, Gattamelata, Bartolomeo Colleoni, y Gian Giacomo Trivulzio, de las luchas entre Florencia y Pisa, o de las pugnas de los Estados Pontificios por aumentar su poder en Italia central; de hecho fueron los condotieros los individuos más influyentes en la política de los estados italianos de entonces que, carentes de tropas propias y con súbditos reacios a combatir, dependían exclusivamente del contrato con una condotta como sustento de su seguridad y poderío. Decadencia y final El declive de los condotieros llegó en 1494, cuando el rey francés Carlos VIII emprendió la primera invasión extranjera de Italia en más de un siglo. Sus tropas utilizaban masivamente la artillería, contra la que los condotieros no estaban preparados para combatir, además de estar basadas en un esquema militar donde jefes y oficiales dependían -para su paga y ascensos- directamente del monarca francés y no de señores feudales, lo cual hacía mucho más difícil que desertasen o cambiasen de bando. Aunque las tropas francesas utilizaban también mercenarios suizos, estos aspiraban a una buena paga antes que a influencia política sobre un señorío en un país desconocido, siendo así más confiables que los condotieros. Para estas fechas, a fines del siglo XV, los condotieros italianos solían privilegiar sus intrigas políticas y el lucro antes que el "arte guerrero" donde lucían sus conocimientos en táctica militar: de hecho las campañas bélicas podían resultar incruentas si un bando lograba sobornar a la condotta enemiga, las batallas se tornaban en simples exhibiciones de fuerza donde los mercenarios evitaban riesgos mortales, y donde atrapar prisioneros (de preferencia, adinerados) resultaba más lucrativo para cobrar rescate, antes que matar soldados enemigos. Los triunfos franceses de 1494 causaron pronto la intervención de España, reino que casi nunca utilizaba mercenarios, pero las tropas españolas aun así demostraron una valía militar que hacía innecesario recurrir a la costosa -y muy poco fiable- condotta. Muchos de los condotieros más famosos decidieron entonces ponerse al servicio de potencias extranjeras: Gian Giacomo Trivulzio por ejemplo, abandonó a Milán por Francia, Francisco II Gonzaga y Ludovico II de Saluzzo también se unieron a los franceses, y Andrea Doria se convirtió en almirante del emperador español Carlos V. Las Guerras Italianas, en las cuales la península fue invadida por los modernos ejércitos de los Habsburgo y de Francia, marcaron el final de la edad dorada de los condotieros, incapaces de hacer frente a los piqueros suizos, los lansquenetes alemanes, la caballería francesa o los tercios españoles. Sobre todo, los condotieros carecían de experiencia en el uso de la artillería y los arcabuces o mosquetes que eran ya imprescindibles en los modernos ejércitos europeos, además que sus tácticas de riesgo mínimo eran poco útiles ante rivales cuya meta era inutilizar al enemigo. Así, la práctica de la condotta ya había desaparecido hacia 1550, pero la palabra condottiero, sin embargo, continuó utilizándose para denominar en Europa a los generales distinguidos de origen italiano, sobre todo cuando combatían al servicio de potencias extranjeras, tales como Marco Antonio Colonna, Ottavio Piccolomini y Raimondo Montecuccoli. |
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