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martes, 3 de octubre de 2017

402.-Las escaleras Gemonías.-a



Las escaleras Gemonías.



Georges Rochegrosse (1859–1938), Vitellius traîné dans les rues de Rome par la populace (Vitelio arrastrado por las calles de Roma por el pueblo) (1882-3), óleo sobre lienzo, dimensiones desconocidas, Musée de Sens, Francia. 

Las escaleras Gemonías (en latín: Scalae Gemoniae, en italiano, Scale Gemonie) fueron un tramo de peldaños ubicado en la antigua ciudad de Roma. Apodadas Escaleras del luto, son tristemente famosas en la historia romana como lugar de ejecución.

Ubicación

Esta escalera fue citada por numerosos autores latinos a partir de Tiberio, entre otros Valerio Máximo (VI, 3, 3 y VI, 9, 13), Suetonio (Vida de Tiberio, 53, 61, 75) y Tácito (Anales, Libro III, 14 y VI, 4, 31). No está localizada con precisión.
Las escaleras estaban localizadas en la parte central de la antigua Roma, que llevaban desde el Arx del monte Palatino bajando hasta el Foro romano. Tal como se ve desde el Foro, pasaban por el Tabulario y el templo de la Concordia en el lado izquierdo, y pasando ante la cárcel Mamertina al lado derecho. Se cree que la ubicación de las escaleras coincide más o menos con la actual Via di San Pietro in Carcere, pasando las ruinas de la cárcel Mamertina.​

Historia



Se cree que las escaleras se construyeron algún tiempo antes del reinado de Tiberio (14–37), pues no se las menciona por este nombre en ningún otro texto antiguo que predataba a este período. Una de las primeras referencias procede de Tácito, Anales​ Su primer uso como lugar de ejecución se asocia principalmente con los excesos paranoicos de finales del reinado de Tiberio. En Suetonio​ las Gemonías son parte importante de los tiempos de terror protagonizados por Sejano.
Los condenados eran habitualmente estrangulados antes de que sus cuerpos se atasen y se arrojasen a las escaleras. Ocasionalmente, los cadáveres de los reos se llevaban aquí para exhibirlos desde otros lugares de ejecución en Roma. Los cadáveres habitualmente eran abandonados para que se pudriesen en la escalera durante largos períodos de tiempo a vista de todos desde el Foro, comidos por los perros y otros animales de carroña, hasta que al final se les arrojaba al río Tíber.
La muerte en las Gemonías se consideraba extremadamente deshonrosa, aunque varios senadores o incluso un emperador encontró aquí su fin. Entre los más famosos ejecutados en este lugar están el prefecto de la guardia pretoriana Sejano y el emperador Aulo Vitelio. Sejano era un antiguo confidente del emperador Tiberio que se implicó en una conspiración en el año 31. Según Dión Casio, Sejano fue estrangulado y arrojado por las Gemonías, donde la masa se ensañó con su cadáver durante tres días.4​ Poco después, sus tres hijos fueron ejecutados de manera similar en este lugar.
Vitelio fue un general romano que se convirtió en el tercer emperador del llamado Año de los cuatro emperadores en el 69. Sucedió a Otón tras su suicidio el 16 de abril, pero vivió para ser emperador sólo durante ocho meses. Cuando sus ejércitos fueron derrotados por los de Vespasiano, aceptó rendirse, pero la guardia pretoriana rechazó dejarle abandonar la ciudad. Cuando las tropas de Vespasiano iban a entrar en la ciudad, el 20 de diciembre del año 69, fue arrastrado fuera del lugar donde se ocultaba, lo condujeron al Foro Romano, atravesando toda la vía Sacra, con las manos atadas, un lazo al cuello y las ropas rasgadas. A lo largo de todo el recorrido lo ofendían con gestos y palabras, mientras le colocaban una espada en el mentón y le agarraban la cabeza por los pelos, como se hacía con los criminales. Lo llevaron a las escaleras Gemonías y lo arrojaron. Sus últimas palabras fueron «Y aún así yo fui una vez vuestro emperador»

Arrojábanle éstos fango y excrementos; aquéllos le llamaban borracho e incendiario; parte del pueblo hacía burla hasta de sus defectos corporales, porque era, en efecto, extremadamente alto y tenía el rostro encendido y manchado por el abuso del vino, el vientre abultado y una pierna más delgada que la otra, a consecuencia de una herida que se infirió en otro tiempo en una carrera de carros, sirviendo de auriga a Calígula. Cerca ya de las Gemonias le desgarraron, en fin, a pinchazos con las espadas y por medio de un gancho lo arrastraron hasta el Tíber.
Suetonio (1985). «A. Vitelio». Los doce Césares. 


El Palacio de los Conservadores.


Los Conservadores de Roma o de la Camera Capitolina (en italiano: Conservatori di Roma), también llamados Conservatores Camerae Alme Urbis, eran los tres magistrados que junto con el Priore dei Caporioni constituían el Magistrato Romano en la época comprendida entre el siglo xiii y el 1870. A veces también eran llamados «conservadores del pueblo romano» (conservatori del popolo romano).

Historia

La existencia de los conservadores es conocida desde el 1223 en el papel de sustitución de los Senadores de Roma, con el nombre de Conservatores Camere Alme Urbis loco Senatoris,​ hasta el 1866. Fueron instituidos posteriormente al uso de nombrar senadores, velaban por el cumplimiento y el mantenimiento de los Statuta​ principalmente por parte de los senadores, las condiciones y el mantenimiento de los puentes y las calles de la ciudad y la conservación de los monumentos públicos junto con numerosas otras prerrogativas, representando el vértice de la administración de la ciudad; por estas funciones eran considerados los herederos de los antiguos ediles romanos y representaban a la Camera Capitolina.
Su autonomía, que había aumentado progresivamente durante el Papado de Aviñón, fue redimensionada sensiblemente a la vuelta a Roma del papa en la persona del romano Martín V Colonna que, en su obra de recuperación de las instituciones eclesiásticas y civiles, aumentó su dependencia de la Curia Romana; no eran raros los nombramientos pontificios a conservador. Su residencia era el palacio homónimo situado en la Piazza del Campidoglio, que contenía también las oficinas y los archivos del Senado romano. Recibían en sus manos el juramento de los nuevos senadores de Roma.

Eran escogidos a partir de listas elaboradas para cada uno de los catorce rioni por los correspondientes caporioni, conocidos como banderesi desde el 1262, que junto con los imbussolatori formaban la lista de los elegibles que se introducían en el bussolo o urna y eran extraídos aleatoriamente ante la presencia de los principales representantes del municipio y de la Curia en la Basílica de Santa María en Aracoeli de la Colina Capitolina, cada tres meses (después del 1731 cada seis meses, pero hubo casos en los que se llegó a superar los dos años) inicialmente entre las principales familias romanas y posteriormente entre las 180 familias nobles descritas en la bula Urbem Romam de 1746.

La elección al cargo era muy codiciada tanto por la cuantiosa compensación como porque la elección atribuía a la familia del electo el rango de la nobleza municipal o cívica romana. Esta seguía un procedimiento muy complejo, y una vez producida no podía repetirse hasta después de una suspensión de dos mandatos; sin embargo las familias que disfrutaron más frecuentemente de esta dignidad fueron sobre todo las de más antiguo arraigo en el patriciado romano, entre las cuales destacaban entre todas los Mattei en sus varias ramas, que solo entre 1500 y 1564 ostentaron el cargo de conservador más de 23 veces, seguidos por los Altieri, los Caffarelli, los Capranica, los Cenci, los Crescenzi, los Del Bufalo, los Mancini y los Santacroce, seguidas a su vez por varias otras (Alberini, Albertoni, Arcioni, Astalli, Boccabella, Boccamazza, Boccapaduli, Capizucchi, Capocci, Capodiferro-Maddaleni, Castellani, Cesarini, Fabi, Leni, Maccarani, Margani, Massimo, Mellini, Muti, Naro, Paluzzi, Paoli, Papazzurri, Planca Coronati, Ponziani, Porcari, Sanguigni, Tedallini ...).


Conservador de origen español, Paolo M. Martinez. Sepulcro en la Basílica de Santa María del Popolo.
A pesar de que la clase nobiliaria romana era necesariamente «abierta» debido a la continua afluencia en la ciudad de nuevas familias en la órbita de los papas, el patriciado romano, aunque permitía la inserción de nuevas familias en los cargos de la ciudad, intentó mantener los cargos más importantes dentro de su núcleo más antiguo.

Estas familias originalmente eran las que Paolo Giovio definió como nobleza del «segundo equipo», cuyos ingresos procedían casi exclusivamente del ejercicio del bovattiere, o sea, de la ganadería, o del mercante di campagna, del alquiler de las gabelas, de la mercadería y del préstamo de dinero o del lucrativo comercio de tejidos, diferenciándose así de la decena o poco más de familias que constituían el núcleo de la aristocracia feudal, cuyos ingresos estaban constituidos en gran parte por las rentas feudales, por el ejercicio de los derechos baronales y por las condotte militares, a las cuales las familias de la nobleza cívica proporcionaban sistemáticamente, alineadas en las tradicionales alianzas familiares, apoyo financiero y militar en las luchas por el predominio en la ciudad.

Estaban destinados por el papa, frente al cual se presentaban apenas elegidos, a representar al pueblo romano con un tribunal, suprimido en 1847, y funciones distintas de las de los senadores de Roma (cuyas funciones ejercían en su ausencia), sobre los recursos presentados por los cónsules de las artes y otras materias y por el Consulado de la Agricultura, y con plena jurisdicción sobre los feudos del pueblo romano: Magliano Sabina, Cori, Barbarano Romano y Vitorchiano, con derecho de visita sobre ellos.

Disfrutaban, entre otros privilegios, del de sostener las barras del baldaquino del papa durante la ceremonia de su coronación. En las ceremonias vestían de túnica, llamada rubbone, un senatorio de brocado de oro largo hasta los pies con mangas anchísimas y boina negra.

En la firma de sus documentos en representación del Senado Romano, se servían de la siguiente fórmula: Senatus Populique Romanus auctoritate qua fungimur + S.P.Q.R.



El Palazzo Senatorio es un edificio histórico situado en la Piazza del Campidoglio de Roma, entre el Palazzo dei Conservatori y el Palazzo Nuovo. Actualmente es sede de representación del ayuntamiento de Roma, con estancias que dan hacia el Foro Romano.


Roma constituye una comuna especial , denominada "Roma Capitale". Está gobernado por un alcalde y un ayuntamiento. La sede de la comuna es el Palazzo Senatorio en la Colina Capitolina, la sede histórica del gobierno de la ciudad. La administración local en Roma se conoce comúnmente como "Campidoglio" , el nombre italiano de la colina.
El consejo municipal de Roma , la Assemblea Capitolina tiene 48 miembros.



Municipios de Roma




Los distritos de Roma (del italiano: municipi di Roma) representan la administración local de la ciudad de Roma, tomando el lugar de las anteriores circunscripciones del (del italiano: comune ‘municipio’) de Roma que, con el fin de disminuir la centralización, desde el 31 de marzo de 2001 se instituyeron como (del italiano: municipi ‘sub-municipios’), luego del acuerdo logrado en el (del italiano: Consiglio comunale ‘Consejo municipal’) el 19 de enero de 2001.  En 2013, los municipios fueron reducidos a 15.

Autoridades

Cada municipio tiene su propio presidente, electo por vía directa, y una junta, formada por cuatro asesores de los cuales uno cumple el rol de vicepresidente.
Cada municipio está gobernado por  un consejo de veinticinco miembros elegidos por sus residentes cada cinco años.

Atribuciones

Los municipi gozan de autonomía administrativa, financiera y contable; además de las atribuciones correspondientes a las circunscripciones, se le otorgaron mayores competencias, entre las cuales hay vinculadas al desarrollo económico y la edificación privada de interés local.

Denominación

Se les denomina por un número romano, del I al XX, manteniendo la numeración original de las circunscripciones de la ciudad. Pero el Municipio XIV (el decimocuarto de la ciudad) no existe ya que en 1992 la Circunscripción XIV (14) se constituyó en el comune de Fiumicino.



Los palacios de Roma.





25/12/2013

Poca gente sabe que la palabra "palacio" proviene de Palatium, topónimo de una de las siete colinas de Roma (el Monte Palatino). Ahí se construyó el primer palacio de la historia, la residencia del emperador romano César Augusto. 
En su origen era una vivienda modesta (la Domus Augustea , construida sobre la cabaña de Rómulo y junto a la cueva donde la loba amamantó a Rómulo y Remo), sólo se distinguía de las de sus vecinos por dos árboles de laurel que flanqueaban la entrada principal, como un símbolo de triunfo otorgado por el Senado. Fueron los sucesores de César Augusto, especialmente Nerón, los que ampliaron la residencia y los jardines hasta que abarcaron toda la cima de la colina.
A partir de ahí, Roma se llenó de palacios que sirvieron de residencia imperial y centro administrativo. Además del Domus Augustea, se construyó la Domus Aurea (el suntuoso palacio de Nerón, el Palacio de Domiciano (sede del gobierno desde Domiciano y la dinastía Flavia) y la Domus Severiana (ampliación de los edificios palatinos en época de Septimio Severo) y el Palazzo Spalatum (residencia de Diocleciano).

En la actualidad, Roma cuenta con palacios que albergan el notable aporte a su cultura, entre los que destacan artistas del Renacimiento como Bramante, Rafael, y Miguel Ángel; y obras de los arquitectos Borromini y Bernini, considerados los maestros del arte Barroco. Algunos de los más importantes, y que son punto turístico de interés para los turistas de la capital italiana, son:

- Palacio Venezia: Residencia de Pietro Barbo (construido en 1455 y 1464). Años después el Papa Paolo II lo amplió con la construcción de otro palacio más pequeño, conocido como palazzetto Venezia.

- Palazzo della Cancelleria: Construido entre 1489 y 1513, siendo el primer palacio de Roma levantado desde el principio en el nuevo estilo Renacentista.

- Palacio Carpegna: Su origen data del s.VXI pero su esplendor llegó con la renovación que hizo Borromini un siglo después, con la construcción de la magnífica escalera interior y la del porche de la primera planta. Al interior, vale la pena visitar la Galería de la Academia de Saint Luc, que ofrece una interesante panorámica de la producción artística romana entre el 500 y 800 d.C.

- Palacio Altieri: Se construyó por orden del Cardenal Altieri a mitad del siglo XVII. En el interior del palacio se pueden admirar entre otras obras, el Trionfo della Clemenza, pintado por Carlo Maratta para el Papa Clemente X.

-Palacio Farnesio. Actual embajada de Francia construida en el s.XVI. Se encuentra en una plaza repleta de magníficas fuentes.

- Palacio Barberini: Uno de los más imponentes y significativos del período barroco. Su construcción de inició en 1625 por Carlo Maderno ayudado por Borromini, para ser terminado en 1633 por Gian Lorenzo Bernini.

- Palacio Braschi: Construido por los fondos entregados de Pío VI a su sobrino Luis Branchi Onesti, el Palacio de Braschi. En la actualidad es conocido como el Museo de Roma tras su venta al Estado.

- Palacio de los Conservadores: Se encuentra en la plaza del Campidoglio y es junto al Palacio Nuevo la sede expositiva de los Museos Capitolinos.

Para los que deseen visitar Roma y sentirse como un auténtico emperador, existen algunos palacios que en la actualidad se han rehabilitado para ofrecer alojamiento a los turistas.

Este es el caso del Palazzo Manfredi, un pequeño hotel situado justo en frente del histórico Coliseo y a los pies de la mayor escuela de formación para gladiadores del imperio romano, el Ludus Magnus, descubierta en 1937.

El espléndido edificio del Palazzo Manfredi data del s.XVII, pertenecía a la familia Evangelisti y fue construido por Giovanni Battista Mola. Después pasó a manos de la Venerable Cofradía de la Santísima Trinidad de peregrinos y convalecientes (conmemorado por las dos piedras de la fachada). 
Se reconstruyó en el s.XVIII, convirtiéndose en el pabellón de caza de la familia Guidi. Y no fue hasta 2002, que el conde Goffredo Manfredi, uno de los empresarios más famosos de Italia y los magnates de la construcción, convirtió el Palazzo Manfredi en un pequeño hotel de lujo.

Todavía se puede leer hoy dos inscripciones latinas en la torreta, "Fortuna Duce" (la fortuna como guía) y "Virtute Comite" (la virtud como compañera), citando la famosa frase célebre de Cicerón.

Otro de los palacios reconvertidos en hotel es el Hassler Roma, propiedad de Roberto E. Wirth, quinta generación de una famosa dinastía de hoteleros suizos. La dinastía comenzó con Franz -Josef Bucher, ahora considerado uno de los pioneros de la industria hotelera en Europa. Su hijo Heinrich Wirth compró y reconstruyó el palacio en 1939. Pero la Fuerza Aérea de EE.UU. lo requisó para utilizarlo como sede en Roma durante la Segunda Guerra Mundial y el nuevo Hassler no pudo abrir sus puertas hasta 1947.

El hotel está situado junto a la Plaza de España, el corazón del centro de Roma y punto de interés turístico para miles de turistas cada año. El Hassler se ha convertido en uno de los principales hoteles de lujo de Europa y en destino preferido para los viajeros de élite y del mundo de la alta sociedad.





El Barroco Romano.

Roma no es rica en arte Renacimiento. El Renacimiento vino a Roma de la Toscana y de la Umbría ya en pleno apogeo. Y en Roma, justamente, comenzó su decadencia. 
Pero Roma es, en cambio, la ciudad del arte barroco. El arte barroco ha dado a Roma la Basílica de San Pedro y la Basílica de San Juan de Letrán, la fontana de Trevi, la escultura de Bernini, la pintura del Caravaggio y del Dominicchino. Y bien. Nada más latino, nada más italiano que el arte barroco.

 El arte barroco es latino y es italiano hasta en sus exageraciones y sus fealdades. Más aún. Nunca es más latino que en sus exageraciones y sus fealdades. El temperamento retórico, ampuloso y exuberante del meridional se refleja absolutamente en el retoricismo, la ampulosidad y la exuberancia del arte barroco. Bernini habría sido más barroco que Miguel Angel, aunque lo hubiese precedido. Los que en Italia reniegan a Bernini, reniegan a un artista italianísimo, reniegan a un artista típicamente meridional y específicamente napolitano. 
Italia renegando el arte barroco me hace el mismo efecto que me haría Alemania renegando a Wagner, Francia renegando a Verlaine y España renegando la corrida de toros. No me explico, no podré explicarme nunca que el arte barroco tenga en Italia más detractores que en Alemania, Inglaterra o Francia. Ni que Roma quiera reivindicar como suyo, como legítimamente suyo, exclusivamente suyo y únicamente suyo, ese arte gótico- romano que no le ha dejado nada de grandioso ni de imperecedero.

Taine dice que San Pedro no es un templo cristiano sino un gran salón de espectáculos. El juicio, en su primera parte, es rigurosamente exacto. San Pedro no es un templo cristiano. El templo cristiano es el templo gótico. Pero no hay que buscarlo en Roma. Roma no ha sido cristiana, por consiguiente tampoco son cristianos sus templos. Son, a lo sumo, católicos. San Pedro no es una obra del espíritu cristiano. Es una obra del espíritu romano del siglo dieciséis. Está muy lejos del sentimiento gótico; pero es porque también Roma lo ha estado en ése y en casi todos los tiempos.

Las estancias de Rafael, igualmente, no son cristianas. No lo es siquiera el Vaticano. El Vaticano, como los demás palacios de los Papas, los cardenales y los príncipes de la Iglesia, está decorado pompeyanamente con cuadros del Olimpo. Está habitado por Venus, Cupido, Adonis, Baco, Pan, Faunos, Sátiros y Sirenas. Los cuadros de la historia sagrada tienen más valor decorativo que contenido místico. El tema es bíblico, pero el verso es pagano. En esos palacios, el cristianismo respira una atmósfera demasiado pecadora para conservarse puro y ascético.

Yo soy también un enamorado del arte gótico. Me emociona más la catedral de Colonia que la Basílica de San Juan de Letrán. Pero en Roma me contento con encontrar arte italiano y sentimiento italiano. Y los admiro sin reservas. Este eclecticismo no podría existir en Ruskin, en "ese hombre del Norte espiritualista y protestante" como dice Taine. Yo soy un meridional, un sudamericano, un criollo —en la acepción étnica de la palabra—. Soy una mezcla de raza española y de raza india. Tengo, pues, algo de occidental y de latino; pero tengo más, mucho más, de oriental, de asiático. A medias soy sensual y a medias soy místico. Mi misticismo me aproxima espiritualmente al arte gótico. Un indio está aparentemente tan lejos del arte gótico como del arte griego, del Partenón como de Notre Dame. Pero ésta no es sino una apariencia. El indio, como el egipcio, tuvo el gusto de las estatuas pétreas, de las figuras hieráticas. Yo, a pesar de ser indio y acaso porque soy in- dio, amo el arte gótico. Mas no me duelo de que en Roma no exista. En Roma toda mi sensualidad meridional y española se despierta y exulta. Y me embriago de paganismo como si me embriagase de vino Frascati.

Roma no es una Meca cristiana. Los templos romanos descristianizan. Un castillo gótico de Alemania está morado por la sombra de los cruzados. Algo de la edad media germana, algo de la leyenda de los caballeros del Grial que guardan la copa de la sangre divina de Jesús, alienta en su atmósfera grave y pensativa como un drama lírico de Wagner. En los palacios romanos reina la mitología pagana con toda su voluptuosidad, con toda su lujuria y con toda su malicia. Júpiter áureo y cachondo, penetra en sus salones para poseer a Dánae. Y si un cisne aparece en sus lagunas, no es portando a Lohengrin que viene a amar castamente a Elsa, sino escondiendo a Júpiter, que viene a gozar frenéticamente a Lada. Un castillo gótico espiritualiza; un palacio romano sensualiza. Una larga familiaridad con los templos y los palacios romanos causa el horror de la Edad Media y de los recintos lúgubres. Y cultiva el gusto de lo griego, de lo pagano.

Roma espiritual, tradicional y ambientalmente es refractaria al arte gótico. Roma está geográficamente en las antípodas del arte gótico. ¿Cómo habría podido arraigarse y florecer aquí un arte, un estilo, un ideal tan lejanos del alma, de la naturaleza y del sentimiento romanos?


UN ARTISTA ATREVIDO

bramante, el arquitecto del renacimiento romano



Corría el año 1478 cuando un pintor llamado Donato d'Angelo llegó a Milán. Tenía poco más de treinta años pero ya le precedía su fama: formado desde pequeño en los talleres de los maestros de Urbino, una de las grandes capitales artísticas del Quattrocento, tuvo la oportunidad de codearse con maestros de la talla de Perugino, Piero della Francesca y Pinturicchio.
Pero el duque Sforza, señor de Milán, no buscaba tanto un pintor como un arquitecto; y sería como tal que el artista pasaría a la historia con el sobrenombre de Bramante. Este apodo, que podría significar "ambicioso" -parece que el mote era de herencia familiar, aunque nunca se ha aclarado del todo su origen-, refleja la personalidad de un hombre que supo captar el esplendor de una nueva era y engrandecerlo aún más.
Bramante mostrando al papa los planos para la Basílica de San Pedro.


APRENDIZ DE MAESTROS

Antes de establecerse en Milán, Bramante había recorrido diversas ciudades del norte de Italia incluyendo Florencia, donde tuvo oportunidad de admirar la magnífica cúpula de Brunelleschi, seguramente la construcción más atrevida que se había realizado desde los tiempos del Imperio Romano. Es probable que fuera la visión de aquella espectacular obra de ingeniería lo que le hiciera decidirse por la arquitectura, a pesar de que ya tenía fama como pintor.
Aunque siguió aceptando encargos de frescos para edificios públicos y religiosos, su principal cliente en Milán fue Ludovico Sforza “el Moro”, que gobernó la ciudad durante veinte años primero como regente y luego como duque. Estaba especialmente interesado en la arquitectura y en la ingeniería, por lo que Bramante tuvo oportunidad de desarrollar plenamente su carrera durante dos décadas bajo su patronazgo.
Bramante trabajó durante veinte años para los duques Sforza de Milán, ciudad donde conoció a Leonardo da Vinci.
En 1482 llegó de Florencia un ambicioso artista llamado Leonardo da Vinci: sintiendo que Lorenzo de Medici no apreciaba su talento como se merecía, había ofrecido sus servicios a Sforza (maquillando un poco su currículum, ya que se presentaba como “ingeniero militar” cuando tan solo aspiraba a serlo). Tenía más o menos la misma edad que Bramante y ambos artistas entablaron una buena relación y aprendieron el uno del otro.
Pero en el año 1499, las tropas francesas capturaron Milán e hicieron prisionero al duque Sforza. Habiendo perdido a su principal promotor, Bramante se trasladó a la ciudad que había inspirado su fascinación por la arquitectura sobria y solemne de la Antigüedad: la ciudad eterna, Roma.

EL ARTISTA Y EL PAPA

En honor a la verdad, Roma había sido hasta hacía poco una triste sombra de lo que Bramante creía. Durante gran parte del siglo XIV el Papado se había trasladado a Aviñón, privando a la ciudad de su única “industria”, la Iglesia, y precipitando aún más la decadencia en la que había caído durante la Edad Media. Los edificios caían a pedazos, los antiguos monumentos servían de cantera y las infraestructuras más básicas estaban en un estado de absoluto abandono. En comparación con las vibrantes urbes del norte a las que estaba acostumbrado, la “ciudad eterna” parecía un pueblo de provincia y en un principio no debió ofrecer a Bramante grandes perspectivas de futuro.

Tempietto de Bramante en Roma

Una de las primeras obras de Bramante en Roma fue el templete de San Pietro in Montorio, encargado por el rey Fernando el Católico. En él pudo experimentar algunas de las ideas que aprovecharía para el diseño de la nueva basílica vaticana.


Sin embargo, la suerte le sonrió. En 1502 ciñó la tiara papal el cardenal Giuliano della Rovere, que tomó el nombre de Julio II. Este hombre de carácter fuerte, que pasó a la historia como “el Papa guerrero”, emprendió un ambicioso programa urbanístico con el objetivo de devolver a Roma su antigua gloria.
Bramante, que había ya realizado algunos trabajos desde su llegada a la ciudad, le llamó la atención por sus diseños sobrios y solemnes pero a la vez elegantes, por lo que lo nombró superintendente general de obras. El cargo le daba la responsabilidad sobre todo tipo de obras públicas, desde proyectos de nuevos edificios hasta el mantenimiento de calles o demolición de edificios en mal estado, que eran muchos.
El papa Julio II encargó a Bramante el proyecto de renovación y ampliación de la sede papal, incluyendo la construcción de una nueva basílica.

Pero era en el Vaticano donde el talento de Bramante podía brillar verdaderamente. Julio II le encargó el proyecto de renovación y ampliación de la sede papal, cuyos edificios eran viejos y en muchos casos decrépitos. El caso más evidente era la antigua basílica, que se remontaba a los tiempos de Constantino el Grande: estaba llena de grietas y el techo parecía a punto de derrumbarse, por lo que el papa le dio la orden de demolerla y construir una nueva. Paralelamente le encargó la reforma del vecino Palacio del Belvedere, al que añadió un patio y la famosa “escalera de Bramante” (un nombre que le dio Giorgio Vasari y que él como arquitecto no habría aprobado, ya que carece de escalones y por lo tanto no es una escalera).

EL RENACIMIENTO DE LA CIUDAD ETERNA

A pesar de su edad Bramante se volcó con pasión en el proyecto de la que hoy se conoce como Basílica de San Pedro, el templo principal de la Cristiandad católica; pero no llegó a verla terminada, puesto que murió en 1514. Su diseño inicial, inspirado en el Panteón y en la catedral de Florencia que le había fascinado tantos años atrás, fue modificado por los sucesivos artistas que se ocuparon de ella, entre ellos Rafael -al que él mismo recomendó- y Miguel Ángel.
La decisión de demoler la vieja basílica no estuvo exenta de polémica, puesto que se trataba de un lugar sagrado. Al veterano artista se le apodó “Bramante, maestro arruinante” y circularon todo tipo de mofas sobre él. En un diálogo satírico, el arquitecto se presentaba ante San Pedro quien le reprendía por la destrucción de la basílica, a lo que él respondía presentándole un proyecto para demoler y reconstruir todo el Paraíso.

El nuevo complejo vaticano fue obra de varios artistas que trabajaron en él durante dos siglos. En la foto, la plaza diseñada por Gian Lorenzo Bernini y la basílica de Bramante con la cúpula diseñada por Miguel Ángel. A la derecha se ve la capilla Sixtina, en la que trabajaron Rafael y Miguel Ángel entre otros.

No obstante, el resultado final completó el sueño de Julio II de hacer renacer Roma y convertirla en una capital del arte que pudiera competir con las grandes ciudades de Italia. Bramante fue considerado por los artistas del Cinquecento como el artífice del renacimiento de la ciudad eterna: Andrea Palladio igualaba su trabajo a las construcciones de la Roma clásica y Miguel Ángel dijo de él que “si algo no se puede negar, es que fue atrevido”; algo muy halagador, teniendo en cuenta el mal carácter del Buonarroti.




Roma es la capital del mundo! En este lugar se renueva toda la historia del mundo, y siento haber nacido por segunda vez, y haber verdaderamente resurgido, el día que puse pie en Roma. Sus bellezas me han alzado poco a poco a lo alto
Johann Wolfgang von Goethe, Italienische Reise, 1813-1817

Roma se presenta como el resultado del continuo sobreponerse de testimonios arquitectónicos y urbanísticos de diversos siglos, en una compenetración única y sugestiva que muestra la compleja relación que la ciudad ha sostenido con su pasado, en un alternarse de desarrollos caóticos, periodos de decadencia, renacimientos y tentativas, en la Edad Contemporánea, de modernización del tejido urbano. Una gran cantidad de los bienes culturales del mundo se encuentra en Roma.

Arquitectura religiosa

Panteón de Agripa, actual iglesia de Santa María de los Mártires


Los edificios religiosos de Roma constituyen una parte fundamental del patrimonio monumental de la ciudad capitolina: estos son el símbolo de la importancia cultural, social y artística del componente religioso durante todos los periodos de la historia romana.
Los más importantes edificios sagrados de la Antigüedad fueron los templos: no eran lugares de congregación de los fieles, sino que albergaban únicamente la imagen de la divinidad a la que estaban dedicados. Se estima que en la tardía edad republicana de Roma habría cerca de un centenar de templos.

En Roma hay varios centenares de iglesias cristianas y su historia se entrelaza con la historia religiosa, social y artística de la ciudad. La catedral es la basílica de San Giovanni in Laterano, una de las cuatro basílicas patriarcales o papales junto con la basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, la Basílica de San Pablo Extramuros y la Basílica de Santa María la Mayor. Las cuatro basílicas formaban parte del así llamado "paseo de las siete iglesias" que los peregrinos debían recorrer a pie y en un único día. Las otras tres iglesias que formaban parte de ese itinerario son la Basílica de San Lorenzo Extramuros, la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén y la Basílica de San Sebastián de las Catacumbas. Es de destacar igualmente la Basílica de San Andrés della Valle, sede central de la orden de los Teatinos. Roma es la ciudad con el mayor número de iglesias en el mundo,105​106​ considerando también el importante número de lugares de culto protestantes, ortodoxos y de otras confesiones cristianas.
En el barrio judío se encuentra la Gran Sinagoga de Roma, edificio completado a principios del siglo xx.
También son muy numerosas las construcciones religiosas funerarias: en Roma están presentes alrededor de sesenta catacumbas, los cementerios subterráneos cristianos del primer siglo después de Cristo; los mausoleos, tumbas de excepcional monumentalidad, adornaban las vías consulares (especialmente la famosa Vía Appia). No faltaban los sepulcros, hipogeos, necrópolis y tumbas en forma de pirámides, basadas en el modelo egipcio.
Los principales cementerios romanos son el cementerio del verano, el cementerio comunal y monumental de la ciudad; el cementerio Flaminio, el más grande de Italia; y el cementerio acatólico de Roma (o de los protestantes), establecido en la primera mitad del siglo xviii para la sepultura de los extranjeros practicantes de otras religiones.

Arquitectura civil

Los edificios civiles de Roma consisten en varios centenares de edificios y otros monumentos que acompañan a la historia de la ciudad durante sus 28 siglos: de la 'arx Capitolina y las domus (casas) de la antigua Roma a los edificios señoriales de la Edad Media, desde las lujosas villas de la Roma pontificia a las edificaciones modernas que caracterizan la zona EUR y los barrios más recientes. La plaza del Campidoglio alberga el edificio Senatorial, sede de representación de la municipalidad de Roma, y el edificio de los Conservadores así como el edificio Nuevo, sede de los Museos Capitolinos. Múltiples son los edificios históricos de la ciudad, sede de las familias nobles, cardenalicias y papales que ejercitaron su poder en Roma: entre estos, el palazzo Venezia, el palacio Farnesio, el palacio Colonna y el palacio Barberini.
Después de la anexión de Roma al Reino de Italia, muchos edificios fueron utilizados como sedes de varios órganos del gobierno provincial, regional y nacional, como el palacio del Quirinal, sede de la Presidencia de la República; el palazzo Madama, sede del Senado de la República; el palazzo Montecitorio, sede de la Cámara de los Diputados; el palazzo Chigi es sede del Gobierno Italiano; el palazzo Valentini, sede de la provincia de Roma; el palazzo Koch, sede del Banco de Italia; el palazzo della Consulta, sede de la Corte Constitucional; el Palacio Spada, sede del Consejo de Estado; el Palacio de Justicia (conocido como el Palazzaccio), sede de la Corte Suprema de Casación, y los varios palacios ministeriales.
También son numerosas las villas y jardines que formaban parte en el pasado de las moradas de los nobles, construidos o arreglados a partir de los jardines urbanos que pertenecían a los personajes sobresalientes de la Roma antigua (las huertas). Las villas urbanas más grandes son la Villa Doria Pamphili, y la Villa Borghese, la Villa Ada, la Villa Giulia y la Villa Torlonia.
En el transcurrir de su historia plurisecular, Roma fue sede de centenares de teatros y otros edificios dedicados al entretenimiento, como los circos (el circo más célebre fue el Circo Massimo, capaz de albergar alrededor de 250 000 espectadores, récord aún hoy no superado) y los anfiteatros (el mayor de los cuales, el Coliseo, se ha convertido en símbolo de la ciudad y emblema cultural mundial).
Roma, además, es abundante en fuentes y acueductos: entre las fuentes monumentales, la mayor parte de las cuales fueron construidas por orden de los papas al comienzo de la Edad Moderna, están la fontana de Trevi, la Fontana dell'Acqua Felice (o del Moisés), las Quattro Fontane, la Fontana della Barcaccia, la fuente de los Cuatro Ríos, la fuente de Neptuno y la fuente de las Náyades.
Los acueductos se construyeron en la Antigüedad: su longitud llegó a medir alrededor de 350 km; en la modernidad los papas se ocuparon de su restauración y construyeron algunos otros; los últimos fueron construidos en el transcurso del siglo xx.
El centro de la ciudad también está caracterizado por algunos arcos triunfales antiguos (el arco de Tito, el arco de Septimio Severo, el arco de Constantino) y los restos de varias termas, uno de los principales lugares de reunión durante la Antigüedad (entre estas, las principales son las termas de Caracalla, las termas de Diocleciano y las termas de Tito).
El Tíber y el Aniene, los ríos que atraviesan la ciudad, están atravesados por más de treinta puentes: en el área urbana, veintiocho atraviesan el Tíber (entre ellos el puente Milvio, el puente Sant'Angelo y el puente Sisto), mientras que cinco se han construido para atravesar el Aniene, entre los cuales está el puente Nomentano.

Otras edificaciones

Las principales plazas de Roma, nacidas durante el Renacimiento o el periodo barroco, tienden a dar testimonio de la capacidad creativa de un ideal de vida armonioso entre la exaltación humanística y las concesiones sobrenaturales.​ Entre las más célebres plazas romanas, se encuentran la plaza de España, la plaza Navona, la Piazza del Popolo, la plaza de la República, la plaza Venezia, la plaza Colonna, la plaza Farnese, el largo di Torre Argentina, el Campo de' Fiori y la Plaza de San Pedro.
Entre las principales vías del centro de la ciudad, están via del Corso, via del Babuino y via di Ripetta, que forman el llamado Tridente de Roma; la via dei Fori Imperiali, también llamada via del Imperio; la via Veneto, muy célebre en los años sesenta; la via Condotti, la principal calle de compras; la via Margutta, la calle de los artistas; la via Nazionale, inaugurada luego de la unificación; la via della Conciliazione, que conecta al Estado italiano con la Ciudad del Vaticano.
Roma es la ciudad que conserva el mayor número de obeliscos: muchos se remontan a la Edad Imperial, cuando los obeliscos eran transportados directamente de Egipto; otras fueron realizados por los romanos, que usaban el mismo granito de los obeliscos egipcios. La mayor parte de estos fue restaurada por orden del papa Sixto V.
Desde la Antigüedad, las calles, las plazas y los edificios de Roma se adornan con estatuas de distintos tipos (ecuestres, estatuas en pie, estatuas sentadas o bustos, por ejemplo). Antiguamente se les atribuía un poder casi místico, para proteger al pueblo romano y representar la concesión de los dioses. Particulares y características son las «estatuas que hablan» (entre ellas Pasquino y la estatua del Babuino), a través de las cuales el pueblo, con sátiras y escritos cínicos que colocaba anónimamente en sus pedestales, expresaba su malestar ante aquel que tenía el poder en la ciudad.
En Roma, en el transcurso de sus siglos, se han erigido numerosas columnas con intención conmemorativa; entre las catorce que todavía existen se encuentran la columna de Marco Aurelio y la columna de Trajano. Entre las principales columnatas de la ciudad, la más conocida es probablemente la que realizó Bernini en el siglo xvii.

Sitios arqueológicos

Por su abundancia de sitios y restos arqueológicos, Roma es un verdadero «museo al aire libre». La cuna de la historia de Roma es el Palatino, debajo del cual se encuentran el Foro Romano, los Foros imperiales y el Mercado de Trajano, los centros de la vida política, económica, religiosa y social del mundo antiguo.​ A poca distancia se encuentra el Coliseo, el monumento que sirve de símbolo a la Antigua Roma; sobre la cercana colina Oppio se encuentran los restos de la Domus Aurea, la «casa de oro» de Nerón.
 Caminando de la Piazza Venezia hacia el río Tíber se encuentran la Cripta Balbi (parte del antiguo teatro de Balbo), el Teatro de Marcelo con los templos del área de Sant'Omobono y el área sagrada de Largo di Torre Argentina (donde asesinaron a César).
Otros sitios arqueológicos presentes en la ciudad son la basílica subterránea de Porta Maggiore, las termas de Caracalla,​ los restos de San Clemente, el auditorio de Mecenas y las casas romanas del Celio, debajo de la basílica de San Juan y San Pablo.
Fuera del centro urbano se encuentran las excavaciones de Ostia; el mausoleo de Cecilia Metela, el Castrum Caetani, la Tumba de los Escipiones y la villa de los Quintili sobre la vía Appia Antica;119​ la villa de Livia en Prima Porta; el área arqueológica de Veyes, con el santuario etrusco del Apolo​ y el Parque de las Tumbas de la Via Latina.

Áreas naturales

Con alrededor de 52 000 hectáreas de área agrícola, Roma es la ciudad más verde de Europa. Más allá de las villas históricas hay otras muchas áreas verdes, sin contar los terrenos dedicados a la agricultura en las zonas más periféricas.
Las áreas protegidas cubren un total de 40 000 hectáreas y son una realidad reciente, comenzada con la institución del parque regional urbano del Pineto en 1987 y del parque natural regional Appia Antica el año siguiente; en 1997 nace el ente regional Romanatura, que aumentó notablemente el número de zonas protegidas.
La inmensa área rural, en parte llana y en parte plena de colinas, que se extiende alrededor de la ciudad de Roma se llama agro romano, que se diferencia del campo italiano por cuanto está contenido en el territorio municipal.
Se hallan en el interior del territorio municipal de Roma algunos parques regionales y reservas naturales, entre las cuales están el parque natural regional Appia Antica, la reserva natural de la Marcigliana, la reserva natural de Décima-Malafede, la reserva natural del litoral romano y el área marítima protegida de las Secche di Tor Paterno.
Con el nuevo plan regulador, Roma tiende a aumentar el territorio total destinado a las áreas verdes hasta llevarlo a dos tercios de la ciudad.​ Áreas verdes específicas están destinadas al Jardín Botánico de Roma y a la Rosaleda Municipal de Roma.



El Foro Romano (en latín, Forum Romanum, aunque los romanos se referían a él comúnmente como Forum Magnum o simplemente Forum) era el foro de la ciudad de Roma, es decir, la zona central —semejante a las plazas centrales en las ciudades actuales— donde se encuentran las instituciones de gobierno, de mercado y religiosas. Al igual que hoy en día, era donde tenían lugar el comercio, los negocios,  la religión y la administración de justicia.

Otros foros

Existieron foros en otras zonas de la ciudad, conservándose restos en ocasiones considerables de la mayoría de ellos. Los foros en la antigua ciudad de Roma eran los siguientes:

Los más importantes son los grandes foros imperiales (o Fori Imperiali), que formaban un complejo con el Foro Romano. Estos eran el Foro de César (o Forum Iulium), el Foro de Augusto (o Forum Augustum), el Foro de Nerva (o Forum Transitorium) y el Foro de Trajano. Los planificadores del régimen de Mussolini retiraron la mayor parte de los estratos medievales y barrocos y construyeron una carretera entre los foros imperiales y el Foro.

El Foro Boario (o Forum Boarium), entre el monte Palatino y el río Tíber, que estaba dedicado al comercio de ganado.

El Foro Holitorio (o Forum Holitorium), entre el monte Capitolino y las murallas servianas, que estaba dedicado al comercio de hierbas y verduras.

El Forum Piscarium, entre el monte Capitolino y el Tíber, en la zona del actual gueto de Roma, que estaba dedicado al comercio de pescado.

El Forum Suarium, cerca de los barracones de las cohortes urbanae, en la parte norte del campo de Marte, que estaba dedicado al comercio del cerdo.

El Forum Vinarium, en la zona del actual rione Testaccio, entre el monte Aventino y el Tíber, que estaba dedicado al comercio del vino.

Existían otros mercados, pero no son correctamente identificables debido a la falta de información precisa o la pluralidad de ubicaciones. Entre estos está el Forum cuppedinis, dedicado al comercio genérico de varias clases de bienes.


El Foro Italico (inaugurado en 1932 como Foro Mussolini) es un complejo deportivo ubicado en la base del Monte Mario en Roma, Italia.​ Se comenzó a construir en 1928 bajo el diseño de Enrico Del Debbio y más tarde, en 1937, Luigi Moretti.​ Inspirado por el Foro Romano de la edad imperial, su diseño es considerado como una preeminente obra maestra de la arquitectura fascista italiana creada por Benito Mussolini.
Contiene numerosas instalaciones deportivas, tales como el Estadio Olímpico de Roma, el Stadio dei Marmi y el Stadio Olimpico del Nuoto, y ha acogido importantes acontecimientos, entre los que destacan los Juegos Olímpicos de Roma 1960. El centro de tenis ha sido sede de los campeonatos Internazionali d'Italia, un ATP Masters 1000 y un WTA 1000. El estadio de tenis cuenta con una capacidad para 12 500 espectadores.
Además, en estas instalaciones se encuentra la Università degli Studi di Roma Foro Italico, la primera y única universidad italiana dedicada a las ciencias motoras y deportivas.

Historia.


Situado en las laderas del Monte Mario, el complejo fue diseñado a finales de los años 1920 por Renato Ricci, entonces presidente de la ONB – Opera Nazionale Balilla, a partir de un proyecto del arquitecto Enrico Del Debbio, con el objetivo de educar a los jóvenes. asociando la disciplina deportiva a ideales fascistas.
La instalación fue inaugurada en 1932 y inicialmente se llamó "Foro Mussolini". El acceso monumental se sitúa en la Piazza Lauro De Bosis, donde se levanta el imponente Obelisco de mármol dedicado a Mussolini, diseñado por Costantino Costantini. El monolito es el bloque de mármol más grande jamás extraído de los Alpes Apuanos. A la derecha se encuentra la antigua Academia de Educación Física, hoy sede del CONI, construida entre 1928 y 1932 por Enrico Del Debbio. A la izquierda del obelisco, se encuentra el Palazzo delle Terme, proyecto de 1937 de Costantino Costantini, que alberga la antigua Academia de Música, hoy sede del ISEF y del auditorio de la RAI, la espléndida piscina cubierta con mosaicos en el suelo de Giulio Roso y los parietales de Angelo Canevari, y el antiguo gimnasio del Duce.

El majestuoso Stadio dei Marmi, utilizado para deportes, formó parte de las estructuras iniciales del complejo. De inspiración helénica, está rodeada por 60 imponentes estatuas de mármol blanco, símbolo de las diversas actividades deportivas, donadas por otras tantas ciudades italianas. Dos grupos de luchadores de bronce y dos grandes figuras, también de bronce, de Aroldo Bellini adornan la tribuna central y la entrada a la pista respectivamente. En la entrada hay un mosaico con la representación de ocho figuras del atletismo, obra de Angelo Canevari. Desde 2013, el estadio lleva el nombre del velocista Pietro Mennea.
Con el paso de los años, el proyecto se fue ampliando con la construcción de otros edificios y la intervención de otros arquitectos. Entre ellos, el joven Luigi Moretti, nombrado en sustitución de Del Debbio para dirigir la oficina técnica de la ONB y autor de la Casa della Scherma, obra maestra de la arquitectura racionalista del siglo XX, inaugurada por el propio Mussolini con el nombre de "Fascista". Academia de Esgrima”.

Moretti fue responsable de la creación del Piazzale dell'Impero, hoy Viale del Foro Italico, creando un vasto espacio que celebra la fuerza y ​​las conquistas del régimen. El área está cubierta de mosaicos en blanco y negro, diseñados por Gino Severini, que representan símbolos y disciplinas deportivas. A los lados hay una serie de bloques de mármol blanco, en los que están grabadas las fechas fundamentales del régimen.
Al final de la avenida se encuentra la fuente de la Esfera, un estanque circular de 3 metros de diámetro, con una esfera realizada a partir de un solo bloque de mármol de las canteras de Carrara, creada por los arquitectos Giulio Pediconi y Mario Paniconi. El lavabo alrededor de la fuente está decorado con mosaicos de mármol blanco y negro que representan temas marinos, creados a partir de dibujos animados de Giulio Rosso.
Detrás de la fuente se encuentra el Estadio Olímpico, construido sobre el proyecto original del Estadio dei Cipressi iniciado en 1932. En 1951, con la designación de Roma para los Juegos Olímpicos de 1960, se trabajó en la estructura, añadiendo una serie de anillos de mármol. El estadio fue inaugurado con el nombre de "Stadio dei Centomila" u Olímpico en 1953. En 1990, con motivo del Mundial de fútbol, ​​la estructura fue reconstruida en gran parte y enriquecida con un sistema de techado.

El Centro de Natación del Foro Italico es parte del grandioso Complejo Foro Italico, que incluye el Estadio Olímpico de Natación, construido para los Juegos Olímpicos de 1960 y diseñado por Enrico Del Debbio y Annibale Vitellozzi. Entre la Avenida de los Juegos Olímpicos y la Avenida de los Gladiadores se encuentran el Estadio de Tenis de Roma -también conocido como Pista Central, inaugurado en 2010; la Next Gen Arena; el Estadio Nicola Pietrangeli, antiguo Estadio Pallacorda, construido entre 1931 y 1933, que lleva el nombre del campeón de tenis desde 2006, y once court secundarios.



El área metropolitana de Roma consiste en la ciudad de Roma y en una serie de localidades menores ubicadas en la región de Lacio (Italia).

Composición.

El área metropolitana de Roma incluye la ciudad de Roma y 59 municipios. Es el tercero más poblado de Italia con una población de 4.353.738 en 2017. Todos están dentro de la Ciudad Metropolitana de Roma Capital excepto Aprilia en la Provincia de Latina. 
Las más importantes por población son: Guidonia Montecelio, Aprilia, Fiumicino, Tivoli , Ciampino y Velletri , como se muestra en la siguiente tabla.




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Andrei Sokolov | Enciclopedia de Santiago.



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Locking clothing.











An off-center back zipper found on an adaptive jumpsuit



Locking clothing are garments which prevent the person wearing the clothing from removing the clothing. One example would be clothing designed to prevent a person with dementia from inappropriate undressing. 



Designs

Commonly, adaptive clothes that are made with this accommodation are one-piece jumpsuits that feature back zippers. In many cases, they are made with zippers that have one or more unusual features in order to make them unlike regular clothes, and therefore harder to remove. Often, they are designed to appear in front with classic designs, such as faux buttons and plackets, collars, or T-shirt-like prints, while the backs have closures that must be open to remove the garment. Some alternative closures on these jumpsuits include zippers that zip from top to bottom (they are separating zippers similar to those found on coats) and tuck into a small pocket found below waist level. Other zippers may be off-center in order to be in a location in which the patient is not used to finding it.

Devices
Sometimes, as an alternative to special clothes, which can be costly, devices at a lower price can be attached to regular clothes in order to prevent a person from removing the clothes. Though many names are used for these objects, they are sometimes referred to as "mousetraps." Many versions exist, some of which are also designed to have fashionability.

Button cover

A button cover is a cap applied over a button to make it too large to pass back through the buttonhole. Patients may be able to pull the button off, however. Some button covers, especially those that attach to neck-level buttons, are designed to look somewhat fashionable.

Buttonhole blocks

A buttonhole blocker holds the fabric at the two sides of the buttonhole together, thereby making the buttonhole too small for the button to pass through. While more secure than a button cover, it is much harder to apply, and does not have such a fashionable appearance.

Zipper blocker

A zipper blocker prevents the zipper from sliding down its shaft. One version is a locking safety pin in which a piece of the metal bar simply rests across the shaft, thereby blocking movement of the zipper's channel in that direction. Other versions, which are sewn onto the garment, involve two pieces of metal that hook together, and likewise block the zipper's movement. Other versions have been created that hold the pull tab on the zipper in place. In some healthcare facilities, common safety pins are used rather than special purchases of these devices.

Thigh rings

A less common device is a pair of thigh rings, which secure around the legs below the genital area. This allows the pants to be pulled down far enough for toileting, but prevents them from being removed, and does not reduce comfort.

Waist belt

Special waist belts have been developed that hold the shirt and pants together. This prevents patients from pulling up shirt or pulling down pants








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